tag:blogger.com,1999:blog-64604540185175574652024-03-18T22:07:56.582-07:00Historias no contadas aun Blog literario en el que encontrarás de lo que son capaces nuestros autores amateurs; la imaginación es el límite.Sé bienvenido y participa sin restricciones.
Recuerda: Todo lo que hacemos aqui es por diversión y sin ánimo de lucro.Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.comBlogger206125truetag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-46630031360718230672016-02-04T09:41:00.001-08:002016-02-04T09:41:33.040-08:00Entrevista a Calista, la autora de " La piel del Lobo".<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjamDdlRqGTMUp2ZSz3gka_4ScSlylzaHgC9l4wNMtlIrtXFccFSix0fPG40zDk1RNBfLhKV1-RVTernCXUIiPb0ukBZQvblmxpXE3paqbHcPS7BJS0uxI8dLWROkKeFKoF3sr4P0Djegtd/s1600/en+la+piel+del+lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjamDdlRqGTMUp2ZSz3gka_4ScSlylzaHgC9l4wNMtlIrtXFccFSix0fPG40zDk1RNBfLhKV1-RVTernCXUIiPb0ukBZQvblmxpXE3paqbHcPS7BJS0uxI8dLWROkKeFKoF3sr4P0Djegtd/s320/en+la+piel+del+lobo.jpg" width="230" /></a></div>
<br /><br /><br />Bienvenidos seguidores.<br />
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Como solemos hacer, os dejamos con un pequeña entrevista que realizamos a la mayoría de nuestros autores, esta vez le ha tocado el turno a Calista, la autora del Fan Fic " La piel del lobo", que hemos publicado durante semanas en nuestro blog,<br />
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Sin demorarnos más, os dejamos las respuestas que tan amablemente nos ha dejado Calista para que conozcamos mejor a una de nuestras autoras favoritas.<br />
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<b><i><br />¿Cómo te vino la idea de realizar este Fic, " En la Piel del Lobo" ?</i></b><br />
El fic surgió por varias razones, mucho antes de que saliera el libro de Fang, ese personaje me encantó desde el libro de su hermano Vane, otro lado de la historia es que tampoco me gustaba Aimee para mi lobo (sí, lo sigo pensando como mío) y para completar estaba en un foro Dark Hunter Love (que ya no existe) y allí para evitar peleas se reclamaban a los protagonistas de los libros entre las usuarias y al reclamar a Fang me dí cuenta que deseaba crear una historia nueva para él.<br />
<i><br /></i>
<b><i> ¿Es la primera vez que escribes algo así? ¿O eres asidua a la escritura de Fan Fics ?</i></b><br />
Este fue el primer fan fic que escribí, es mi bebé y creo que siempre lo será, me gusta escribir fan fics pero me falta tiempo para poder plasmar las ideas que tengo.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
<b><i>¿Cómo te sientes más cómoda, escribiendo Fics o creaciones propias?</i></b><br />
Ambos, así como me enamoro de algún personaje de un libro o serie de tv (si, eso también me gusta) también me gusta el crear una historia original.<br />
<br />
<b><i>¿Cuáles son tus influencias literarias?</i></b><br />
En realidad no tengo influencia, quizás para escribir un fic busco algo similar a lo de la autora de ese personaje pero generalmente me nutro de todo.<br />
<br />
<b><i>¿Qué sueles leer habitualmente? ¿A quién admiras como escritores?</i></b><br />
De todo un poco, aunque no soy súper fan de la novela histórica, pero si encuentro que una trama me interesa no me importa el género. Admirar en realidad a muchos, Martin, Nora Roberts, Woodiwiss, Susan E. Phillips, muchas de las personas que encontré en este mundo de rol.<br />
<br />
<b><i>¿Nos puedes explicar algo sobre tu rutina de trabajo ¿Tienes un horario? ¿O tienes alguna obsesión o hábito antes de empezar a escribir? ¿Alguna manía? Contadnos como eres como escritora</i></b><br />
No tengo una rutina estructurada, quizás por mi trabajo el horario es por la tarde o noche un rato. Para el fic mi manía era sentarme todas las noches a escribir aunque sea unos párrafos y también tenía estructurado qué iba a pasar en cada capítulo, tenía un pequeño esquema para eso. Manía que quizás me gusta hacer esquemas para saber donde quiero ir en la trama del fic. Como escritora? Uff palabra grande esa, soy muy estructurada a la hora de escribir pero tampoco me molesta cambiar sobre la marcha la historia si no está resultando como lo esperaba.<br />
<br />
<b><i>¿Qué te ha parecido el éxito que ha tenido tu Fic?</i></b><br />
Aún no me lo creo, este fic es mi bebé como dije antes y compartirlo y que le guste a quien lo lee me emociona.<br />
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<b><i>¿Alguna cosa especial que quieras decir acerca de ti o de tu Fic ? ¿Algunas palabras para tus fieles seguidores?</i></b><br />
Que me encanta que les haya gustado y que espero poder seguir dándoles más historias para leer. Solo puedo decir millones de GRACIAS<br />
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<br />
<b><i>Muchisimas Gracias a tí Calista por haber compartido con nosotros tu precioso bebé y tu tiempo.</i></b><br />
<br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-20439102910851761732016-02-01T00:08:00.000-08:002016-02-01T00:08:04.082-08:00Las Protectoras de la Noche. Capítulos finales y epílogo. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<b><span style="font-size: large;"><br /><br /><br />CAPÍTULO 31.</span></b><br />
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<br />
Hacía unos segundos Wrath había seguido el rastro de Raysa, que los llevó a un viejo edificio. Lo observó de lejos, analizando todos los posibles peligros.<br />
Sin la necesidad de volverse fue captando la presencia de sus hermanos y las guerreras. Giró brevemente la cabeza, y observó a Leliel acercándose a él.<br />
—Está débil, puedo sentirla —le dijo con un gruñido apretando las manos con fuerza.<br />
<br />
Leliel apretó los labios, y se pasó la mano por el cabello, revolviéndolo más. —si, lo sé. Nessa vayamos a investigar más de cerca-<br />
<br />
La guerrera se acerco a su hermana, pero Zsadist la tomo del brazo —no, Vishous, Phury ustedes se acercan —emitió su orden sin dejar protestar a su hembra.<br />
<br />
—ustedes vean por fuera, yo voy por Raysa —no dejo a nadie opinar sobre el tema… pronto ya había desaparecido y ahora se encontraba en uno de los pasillos de lo que funcionaba como un laboratorio. Sintió el aroma de Raysa hasta poder dar con ella.<br />
Estaba en una fría habitación, atada de pies y manos a la cama metálica.<br />
<br />
Raysa se removió con miedo, sentía la presencia de Wrath… pero poco creía en su instinto durante todo el día la había vuelto loca la idea de sentirlo cerca pero poco a poco las esperanzas se apagaban.<br />
<br />
—Leelan ya estoy aquí —susurró suavemente. Deposito un beso sobre su frente. Apuro a desatarla cuando sintió pasos que se acercaban, a la vez que sentía la presencia de sus hermanos.<br />
<br />
Phury con Vishous se materializaron detrás suyo. —Wrath no hay que perder tiempo… ya están sobre… —fueron las ultimas palabras que escuchó de los labios de Phury antes de sentir una explosión de un arma de fuego.<br />
Los lessers habían llegado, V no se quedo quieto y comenzó a disparar con su Glock mientras gritaba sobre el estruendo que se había desatado —Wrath sácala de aquí, rápido!!!<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
No lo pensó dos veces y se desmaterializo, frente al edificio donde habían tenido secuestrada a Raysa.<br />
Rápidamente las guerreras estuvieron a su lado.<br /><br />
—Wrath ¿Que esperas? Debes alimentarla ya… ¡está muriendo!<br />
No supo de quien era la voz, ya que tenia todos los sentidos puestos sobre su shellan, que todavía no reaccionaba.<br />
Sin perder tiempo rasgó con los dientes su muñeca y la apoyó sobre los azulados labios de su hembra, conteniendo el aliento, mientras se acercaba a su oído y murmuraba en la antigua lengua:<br />
—Vive mi leelan, si te marchas te llevas mi corazón y mi vida contigo, por favor no me dejes, no después de haberme mostrado la felicidad. Te amo — le dijo ronco.<br />
Como si hubiera estado esperando esas palabras, los labios de Raysa se movieron sobre su muñeca, primero con suavidad, luego a medida que la sangre del macho iba entrando en su cuerpo comenzó a beber con hambre.<br />
Raysa sintió algo caliente en sus labios, un delicioso aroma llenó su nariz, entonces lo oyó…Su hellren le estaba hablando, pidiéndole que luchara, que no lo abandonara y como si estuviera despertando de una pesadilla movió la boca buscando el líquido que le devolvería la fuerza, que calmaría su sed, instintivamente comenzó a beber dejando que la espesa sangre corriera por su seca garganta, en unos segundos pudo sentir la fuerza y la pureza de la sangre de Wrath.<br />
Wrath soltó un suspiro de alivio y pasó la mano por los enredados cabellos rubios.<br />
Raysa abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro amado de su hellren, fijó su mirada en la de él mientras seguía bebiendo ya mas tranquila, la habían rescatado, habían ido por ella y estaba a salvo.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Dentro del galpón…<br />
<br />
Phury y Vishous, descargaban con cizaña sus armas de fuegos contra esos parásitos caminantes que no hacían otra cosa más que devolver la agresión.<br />
<br />
Vishous ya cansado de ese juego se tiro contra dos lessers que estaban cambiando sus cargadores. Malditos desgraciados, estaba ciego de furia al recordar las condiciones en que vio a Raysa, no estaba seguro si habían llegado a tiempo o no. Era lamentable ver a tan magnifica guerrera consumida en un ser totalmente maltratado. No tendría piedad.<br />
<br />
Phury tomo su daga siguiendo a su hermano, en una mano tenia la daga y en la otra su arma, sus golpes eran certeros y sus tiros daban fácilmente en el blanco. Su pierna incapacitada no era un impedimento a la hora de hacer movimientos bruscos.<br />
<br />
Ambos apoyándose mutuamente se fueron abriendo camino, no se iban a desmaterializar como Wrath, ellos saldrían de allí luchando, habían salido a cazar y eso era lo que estaban haciendo.<br />
<br />
Uno de los lessers que resulto mal herido dio la voz de alarma –Se la han llevado… - No pudo decir mas ya que su cráneo fue atravesado por una bala de Vishous.<br />
<br />
Hubo más movimiento, pero esta vez por el rabillo del ojo Phury pudo ver que un grupo fuertemente armado salía hacia afuera. Trataron de impedirlo, pero no podían eran veinte contra dos, aunque ellos solos pudieran ya no les quedaban municiones.<br />
Salieron tras ellos, encontrándose con el panorama del resto de la hermandad, en posición, listos para presentar batalla.<br />
<br />
Nessa esta parada en una pose totalmente arrogante con su daga echada hacia atrás, a su lado esta Zsadist esperando con su rostro desprovisto de toda emoción salvo la sed de sangre que se leía en sus ojos.<br />
<br />
Leliel había hecho aparecer su látigo, mientras que la daga permanecía en su otra mano. Su cabello había tomado la tonalidad del rojo, toda ella esta en llamas, sus ojos así lo demostraban.<br />
Rhage no se apartaba de su lado, era un gigante que demostraba que su lugar era al lado de su shellan y que sobre su cadáver llegarían a ella.<br />
<br />
Kytara se encontraba apartada. Sus hermanas formaban una pared de protección de modo que si querían traspasarla primero deberían librar batalla con sus hermanas. Tenía la esperanza de patear unos cuantos traseros, pero con dos o tres se conformaba.<br />
Butch a su lado trataba de contenerla y cuando vio salir a todos esos lessers la había colocado detrás de su espada, ella y su hijo no nato eran lo más preciado en su vida y los protegería cueste lo que cueste.<br />
<br />
Wrath, el rey ciego, esta al lado de Raysa cada poro de su cuerpo drenaba odio y sed de venganza. Pagarían con sus míseras vidas lo que le habían hecho.<br />
Raysa estaba a su lado cruzada de brazos, en su rostro quedaban destellos de lo que había padecido. Aunque sus ojos eran de un azul vivo sentía la debilidad aun en su cuerpo. Muy lentamente descruzo los brazos y tomo su daga que fue alcanzada por Nessa. —Me querían muerta… entonces vengan por mi bastardos!!!<br />
<br />
Se desato el infierno…<br />
<br />
<br />
Los lessers no esperaron más y corrieron a toda marcha hacia ellos.<br />
Aquellos que atacaron primero chocaron contra la pared que formaban Zsadist con Nessa a ellos se le había unido Vishous con Phury.<br />
Nessa arremetió contra una lessers que venia apuntándola con un arma, le dio una patada en pleno tórax arrojándola contra el suelo, cuando le iba a clavar la daga se vio tirada para atrás. Observó un lesser de dos pies de alto que la lanzo contra uno de los árboles, pero no llego a hacerle daño ya que Zsadist le clavo su daga en la espalda atravesándolo de lado a lado. No alcanzo a agradecérselo porque se vieron rodeados de lessers, que salían como hormigas del deposito, esto confirmaban las sospechas de que habían dado con una de las sedes principales.<br />
<br />
Un grupo de diez lessers pasó entre ellos yendo contra Raysa, Wrath, Leliel y Rhage quienes los recibieron con sus dagas en las manos, menos Leliel que blandía su látigo en llamas.<br />
<br />
Raysa sentía todo el odio y la humillación que había soportando sobre esa cama de metal, nada ni nadie le iba a poder sacar el horror que había padecido en esos momentos. Siempre los iba a llevar grabados en su memoria y quizás el tiempo la ayudaría a cicatrizar esa herida, pero ahora el tiempo de la venganza, y la tomaría con creces.<br />
A su lado lo sintió a Wrath, gruñir de satisfacción, era lo que quería.<br />
Él sabía que irían contra él. Era el rey, el líder de todos ellos, de el dependía la vida o muerte de su raza y no iba a permitir que esto siguiera a mas.<br />
<br />
Raysa con todo el odio que sentía, fue al encuentro, golpeo con cizaña, quería sentir sangre en los puños, cada golpe que daba. El sonido de huesos quebrándose, hundiéndose en esos órganos marchitos que tenían interiormente, y cuando se sintiera satisfecha recién ahí hundirle la daga para acabar con ese ser repugnante.<br />
<br />
Wrath tenía el mismo pensamiento, se habían llevado delante de sus narices a su shellan y no pudo hacer nada. Tenía en su interior el deber de vengar a su pareja, y saldar su honor.<br />
Delante de él había un lesser que lo igualaba en tamaño y estatura, un buen contrincante. Se midieron con los ojos y se atacaron mutuamente, en el aire se escuchaba los huesos quebrándose, los chasquidos de la sangre salpicada, pero no tendría piedad. Era una maquina de matar que estaba descarrilada y esta noche haría un baño de sangre.<br />
<br />
A lo lejos se pudo oír el chasquido del látigo de Leliel, zumbaba al lado suyo como una extensión de su brazo, toda ella era una llama, que ansiaba ver consumidos a esos perros malditos.<br />
Cuando se le acercaron dos lesser de mas de dos pies de altura, no dudo ni un segundo en usar su látigo, con un silbido voló por los aires y termino enredado en el cuello de un de ellos, provocándole que se asfixiara, pero lo que muy pocos sabían eran que Leliel controlaba el fuego que lo bañaba, y en una milésima de segundos el látigo fue envuelto por una llama mayor que quemo vivo al lesser y transformándolo en simples cenizas. Todo esto en menos de un minuto.<br />
<br />
El otro lesser al ver el final de su compañero quiso tomar el látigo con un brazo pero este fue seccionado de su hombro cuando Rhage en forma del dragón se lo arranco de cuajo. Y con un rugido tomo entre sus garras el cuerpo del lesser, partiéndolo por la mitad, provocando que se desintegrara en el acto.<br />
<br />
Otros lessers corrieron la misma suerte, ya que eran mutilados por Rhage o quemados vivos por Leliel, y si esto no podía, se encargaba su daga.<br />
<br />
Ella y Rhage eran un equipo y esta noche quedo ampliamente demostrado.<br />
<br />
Butch se quedo a cargo de Kytara que se moría por luchar, pero la mano de su guerrero era la único obstáculo entre ella y la batalla. Pero no todo era imposible, ya que detrás de ellos se acercaron unos lessers que salían del bosque.<br />
<br />
Butch al advertir esto saco su Glock y comenzó a disparar contra ellos, a su lado Kytara lo imitó. Pero continuaban apareciendo lessers, esto hizo que girara sobre si misma y vio que sus hermanas estaban desbordadas no pudiendo ir en su ayuda. Soltando una maldición se preparo para luchar, una cuantas patadas no la iban a poner en riesgo.<br />
<br />
Butch viendo la resolución en la cara de su compañera, se preparo para atacar.<br />
Los primeros tres lessers que estuvieron sobre él, fueron liquidados muy limpiamente pero el cuarto tenia mas experiencia y lo pudo eludir, yendo directamente sobre Kytara.<br />
<br />
Ella lo recibió clavándole la daga en el hombro ya que a ultimo momento este se giro dándose cuenta de sus intenciones, en una limpia zancadilla casi la derriba, pero Kytara para no lastimarse se tiro contra él cayéndose ambos contra el suelo, saco su otra daga de la cintura y en un movimiento certero se la clavo en el pecho, haciendo que este se desintegre.<br />
<br />
Cuando un quinto lesser arremetió contra ella, vio como Vishous lo tomaba en vuelo tirándolo al suelo y emprendiendo una buena pelea que termino con la desintegración del lesser.<br />
<br />
<br />
Cuando creyeron que batalla estaba terminada hizo su aparición el híbrido que las había atacado. No había modo que lo eliminaran ahora mismo, estaban todos exhaustos por la pelea que acababan de tener, Raysa estaba recién liberada y Kytara embarazada.<br />
<br />
— ¡Maldición! —gruñó Nessa cuando lo vio venir. A lo lejos pudo observar a Raysa que estaba siendo alimentada nuevamente por Wrath. Kytara estaba sentada y a su lado estaba Butch.<br />
<br />
—Ness… estoy con vos. Phury y Vishous pueden cuidar de los demás y nosotras enfrentarnos a él mientras Ky y Raysa se recuperan.<br />
<br />
Rhage se acerco a ellas —no me estas incluyendo en tus planes Thally —comento en forma de reproche, mientras observaba al animal acercarse. Era grande… no… era gigante.<br />
<br />
Leliel le acaricio el rostro —claro que te incluyo mi Gràdh. Tú y Zsadist tienen que ayudarnos con ello mientras las chicas se recuperan.<br />
<br />
Zsadist asintió —no hay puntos débiles —dijo para todos —Phury, Vishous… ustedes cubran a los demás. Nosotros nos encargamos de este.<br />
<br />
Vishous refunfuño unas cuantas maldiciones, pero poca atención le prestaron. El híbrido ya estaba listo para comenzar su propia carnicería.<br />
<br />
Rhage y Zsadist sacaron sus Glock, sabían que eran inútiles, pero los ayudarían a retrasar al monstruo. Fue como ver balas que se estrellaban contra una armadura. El monstruo fue conciente de su fortaleza, estrello su puño contra la cara de Rhage, quien no llego a transformarse, porque fue tirado hacia atrás y con su golpe partió un roble que más de 15 metros de altura.<br />
Zsadist no se hizo esperar y arremetió contra él. Cada golpe que daba era como estrellar los puños contra una pared indestructible, cada patada, cada trompada, era desperdiciada ya que al bicho parecía que le hacia cosquillas.<br />
<br />
—¿Porque no te duele bastardo? —le grito preso de furia. Cuando le estaba por dar una patada, el bicho le tomo la pierna y lo lanzo a unos metros de Kytara y Raysa.<br />
<br />
Al ver esto Nessa y Leliel decidieron atacar en conjunto, una empleaba las patadas por detrás de la bestia y la otra lo atacaba por delante, sus movimientos eran totalmente sincronizados. Pero no lo suficiente para derrotarlo, en un movimiento Nessa logro darle una fuerte zancadillas, lanzando al monstruo contra el piso, pero en el movimiento arrastro a Leliel con él.<br />
Cuando esta vio a posibilidad de clavarle la daga, este tomo su brazo lo suficientemente fuerte y se lo quebró, provocándole una fractura a la altura del codo. Leliel grito con todas sus fuerzas.<br />
<br />
Kytara sintió suyo el dolor de su hermana y se giro para ver a su compañero. —Nullum, no puedo quedarme aquí viendo como mis hermanas son asesinadas. Necesito estar con ellas.<br />
<br />
Butch la tomo fuerte por los hombros —Esta loca mujer!!! Ni un cuerno tu te quedas aquí!!!<br />
<br />
Kytara tomo el rostro de Butch entre sus manos y le dio un suave beso. —Confía en mí. Te amo mi nullum. —Y con esto lo empujo lejos de ella. Con su mirada busco a Vishous... un gesto silencioso, un pedido de ayuda y se fue hacia sus hermanas.<br />
<br />
Raysa y Kytara se unieron a ellas. Los guerreros se sentían más que inútiles. No podían comprender que pequeñas hembras sean mucho más fuertes y eficientes que ellos mismos. Llámenlo machismo, pero eran ellos quienes debían velar por su bienestar no al revés.<br />
<br />
Vishous recordó su visión, entonces comprendió todo. —tienen que juntar sus poderes… deben de alguna manera combinar los cuatro elementos para… —pero sus palabras quedaron tapadas por el grito de Kytara<br />
<br />
—que los cielos se abran para mi. Que el viento acuda a mi llamado… un huracán que forme la protección de los demás, donde el mal quede encerrado dentro de estas paredes de aire y así poder salvar a la humanidad —a medida que sus palabras salían de sus labios, un temporal se abría a su alrededor.<br />
Las cuatro guerreras quedaron dentro del huracán junto con la bestia.<br />
<br />
Butch observaba incrédulo y con terror a su Shellan. Estaba arriesgando su vida por él. Estaba buscando la forma de poder liberarlos de esa terrible amenaza y él simplemente estaba siendo espectador.<br />
Ahora le toco el turno a Nessa, quien no necesito elevar su voz para convocar a su elemento. Se coloco a un lado de Kytara… de repente el cielo se volvió gris plata —mi elemento es el agua, yo convoco a la lluvia y que la lluvia se congele. Que lanzas de hielo destruyan a quien propaga el mal —cuando sus palabras fueron dichas su petición se cumplió. El monstruo estaba siendo torturado con lanzas de todos los tamaños, evitando que pudiera atacarlas o mismo defenderse de ellas —Raysa… tu turno —grito Nessa en medio del caos.<br />
<br />
Zsadist la observo orgulloso y temeroso. Esa pequeña hembra había roto todos los esquemas en su vida. La necesitaba más que al aire que respiraba y tenía por seguro que si la perdía en esta batalla entonces moriría él con ella.<br />
Cerró los ojos en busca de consuelo y sintió la mano de Phury en su hombro —es una gran hembra… —<br />
<br />
Zsadist lo miro sobre su hombro —lo sé —dijo lleno de orgullo.<br />
<br />
Raysa dio un paso al frente y se coloco al costado de Kytara. Observo a lo lejos a Wrath y sonrió. Sabía que él siquiera la veía a través de esa cortina de viento, lluvia… pero así y todo ella lo sentía consigo ahora mismo —yo te convoco tierra madre —grito desde lo mas profundo de su corazón —convoco a la naturaleza muerta para que aprisione al mal. Que con tus garras sostengas lo que daño a tanta gente. —elevo sus brazos alto y la tierra se abrió. De ella salieron enredadera que fueron aprisionándolo y volviéndolo mas débil.<br />
Cada intento de liberarse le valía cantidad de descargas eléctricas provocadas por el aire, mientras que el hielo seguía hiriéndolo constantemente.<br />
<br />
Wrath observo la escena incrédulo. Sentía terror por Raysa, pero confiaba ciegamente en que su hembra podría salir de esta para llevar acabo su unión. Apretó fuerte la mandíbula al observar a sus compañeros de siempre ser espectadores de una lucha que era de todos. —maldición! Tendríamos que estar ahí dentro con ellas…<br />
<br />
—Todos estamos en la misma posición W —dijo Vishous sin apartar la vista de aquel escenario —pero es lo que nos toca.<br />
<br />
Leliel sonrió para si misma… era momento de terminar con todo. Se obligo a no pensar en Rhage, había mas vida que salvar y la de ella no era una de las tantas. Le dio un empujón a Kytara enviándola fuera del espectáculo y su cuerpo se volvió una llama ardiente…<br />
<br />
Kytara la maldijo en mil idiomas diferentes mientras Butch corría a su encuentro y la alejaba a la fuerza del lugar. La próxima en salir disparada fue Raysa, quien también fue rescatada por Wrath y puesta a salvo.<br />
<br />
Nessa se mantuvo firme a su lado, y entonces Leliel maldijo a su hermana por la insistencia —olvídate de librarte de mí —la escucho decir a lo lejos. Era verdad y no tenían tiempo para discutir —mi poder es el fuego… yo te convoco para que traigas destrucción. Para culminar la batalla comenzada. Para vengar las muertes causadas —dejo escapar un grito de dolor cuando su cuerpo comenzó a convulsionarse, pero se negó a bajar la guardia.<br />
<br />
Rhage luchaba por contener las lágrimas, la furia y el odio que ahora mismo le estaba provocando su propia shellan. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo —maldita seas Leliel… —gruñó mientras comenzaba a caminar hacia la gran bola de fuego, pero Vishous y Phury lo sujetaron de los hombros y aunque no quería hacerlo tuvo que esperar.<br />
<br />
Nessa observo a Leliel y supo enseguida que el final se avecinaba. Sin decir nada se retiro un poco por su propio bien, y otro poco por la misma fuerza y quedo fuera de la gran esfera de fuego…<br />
<br />
Leliel sonrío cuando lo vio nuevamente a la cara, —es momento que pagues por todas tus muertes. El aire nos libero de culpas, el agua nos dio la vida, la tierra nos regalo sus frutos, pero el fuego… el fuego no perdona y mata —cerró sus ojos fuertemente y pensó en Rhage, en lo que tenía juntos…<br />
<br />
Lo próximo que se vio fue una luz cegadora que desintegro a todos los cuerpos muertos en el suelo, incluyendo a la misma bestia.<br />
<br />
<br />
Cuando la oscuridad volvió a cubrir la noche todos estaban paralizados. El miedo de saber que era lo que había delante de ellos los mantenía a la expectativa.<br />
Nadie movió un músculo hasta que Kytara lanzo un grito ahogado. Butch corrió hacia donde estaba ella —maldición Ky… tenías que quedarte a mi lado. —Ella no le presto atención y siguió llorando mientras acunaba a Leliel que estaba a sus pies, medio muerta.<br />
Nessa estaba en brazos de Zsadist, quien no podía comprender como fue a parar con él. Mantenía una lucha interna para mantener la calma. Phury se mantenía firme a su lado, tenía miedo que su hermano tuviera una gran caída.<br />
Raysa se había desmayado en brazos de Wrath cuando Leliel había hecho combustión. Debía mantenerse frío, aunque por dentro se sintiera terriblemente cansado.<br />
Rhage corrió y tomo a su Shellan en brazos, entre sollozos que nunca supo que eran propios pidió a Vishous que traiga el auto.<br />
Había que llevarlas a todas urgentemente a la clínica y por el bien de todos esperaban que no sea tarde para ninguna de ellas.<br />
<br />
<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 32.</span></b><br />
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<br />
Wrath caminaba nervioso por el blanco e impecable suelo de la clínica de Havers, sus hermanos estaban igual de inquietos que él, todos habían llevado a las guerreras para que las atendiera el médico, todas estaban o inconcientes o muy mal heridas.<br />
Demonios su hembra estaba pálida y apenas respiraba cuando llegaron a la clínica. Después del desmayo cuando Leliel hizo combustión, se había desmayado y no recuperó la conciencia a pesar de que había tratado de despertarla. Su voz se había vuelto ronca de tanto hablarle, la garganta le raspaba y sentía una presión en el pecho que lo llenaba de angustia.<br />
Casi en un suspiro habían llegado a la clínica, jamás había visto a sus hermanos conducir tan rápido. Jamás había sentido tanto su silencio como lo estaba haciendo ahora.<br />
Las guerreras hacia rato que habían desaparecido tras las puertas con un batallón de enfermeras y médicos atendiéndolas y todavía no tenían noticias. Observaba los rostros de sus hermanos y veía el mismo dolor que sentía reflejado en ellos.<br />
Por favor Virgen Escriba… haz que se salve, rogaba en silencio. Quiero pasar el resto de mi vida a su lado, quiero que sea la luz que me ilumine…<br />
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de una puerta al abrirse, giró bruscamente al igual que el resto de sus hermanos y con temor vio como Havers se dirigía con la cabeza gacha hacia él. Un escalofrío lo recorrió cuando vio la mirada vacía del médico…<br />
No podía ser… sus peores temores se habían confirmado…<br />
Había perdido a su shellan… nada volvería a ser lo mismo… no había podido proteger al único ser que había amado, el único ser que le había devuelto la luz…<br />
Harvers se paró frente al rey y con voz calma le dijo: —Raysa se encuentra bien mi señor, ya ha despertado e insiste en levantarse si no va usted a verla, personalmente creo que ya puede volver a la mansión, solo necesita un poco descanso y estará como nueva. —finalizó solemnemente.<br />
Wrath sin perder tiempo corrió hacia la habitación donde estaba su shellan para descubrirla discutiendo con una de las enfermeras. —Si no me deja levantarme e ir a ver a mi hellren y a mis hermanas puede estar segura que va a …— Nunca terminó la frase ya que vio a Wrath parado en la puerta de la habitación mirándola con tanta adoración que se olvidó todo lo que quería decir.<br />
La enfermera desapareció prudentemente, mientras el macho cerraba la distancia entre ellos y tomaba su rostro entre las manos. —Leelan te amo tanto, pensé que podía perderte, sé que te lo he dicho antes, pero no me canso de repetirlo…eres la luz que ilumina mi vida —susurró antes de besarla con ternura, sus labios la acariciaban suavemente, sin pedir nada, ofreciéndole su amor.<br />
Raysa se separó solo un momento mientras sonreía con ternura —Nunca vas a perderme Wrath, siempre estaré contigo, mi hogar está contigo, si yo soy tu luz, tú eres mi paz —finalizó antes de besarlo con pasión.<br />
<br />
<br />
<br />
El resto de la Hermandad continuaba en la sala de espera, aguardando por más noticias, cuando la puerta de una de las habitaciones se abrió y Nessa salió por ella, caminando.<br />
Su rostro estaba pálido y demacrado, tenía algunas vendas con manchas de sangre y en su antebrazo derecho se veía una quemadura, prueba del poder que Leliel había liberado. Su cabello era una masa opaca y alborotada. Se sostenía apoyando una mano en el marco de la puerta.<br />
Los Hermanos se levantaron rápidamente y se dirigieron hacia ella, preocupados. Zsadist llegó antes que todos. Sus ojos estaban negros debido a la preocupación por la hembra y al enfado que sentía por no haber podido ayudarla.<br />
—¿Qué haces levantada? —Le espetó con voz dura por los nervios y la preocupación—. ¿Por qué no hay un doctor contigo?<br />
Nessa hizo caso omiso de sus preguntas y habló:<br />
—¿Y mis hermanas? —preguntó con voz débil.<br />
La expresión en los rostros de los guerreros fue suficiente respuesta. Sintió como el mundo a su alrededor se tambaleaba y tuvo que sujetarse con más fuerza. Levantó la otra mano para detener los serviciales intentos de querer sostenerla.<br />
—Sólo… díganme, ¿sí? —Pidió.<br />
Fue Phury el que habló.<br />
—Hace un rato en médico nos dijo que Raysa había recuperado la conciencia y Wrath está ahora con ella. Pero aún no sabemos nada de Leliel y Kytara.<br />
—¿El bebé? —Preguntó, mirando a Butch. El macho solo apartó la mirada.<br />
Ante las noticias, el temperamento de Nessa se encendió. Olvidando su debilidad, volteó y golpeó la puerta, que se estrelló contra la pared con un fuerte estruendo y rebotó, debido a la fuerza del golpe. Cuando la puerta volvió hacia ella, Nessa la golpeó de nuevo y así una y otra vez, mientras pronunciaba con furia y voz entrecortada.<br />
—Maldita, maldita, maldita… Tendría que haberla mantenido detrás... Tendría que haberla atado… con cadenas de acero… Maldita… Raysa encada… y torturada… Leliel sola… con el monstruo… y yo… tan tranquila… ¡Idiota!... Maldita, maldita, maldita.<br />
Los Hermanos se sorprendieron del arrebato y de que tuviera la fuerza para ello. Pero no intentaron detenerla. Como guerreros que eran, sabían que ese tipo de descarga a veces era necesaria, y lo entendían mejor que nunca, al compartir y conocer la pena que a ella la abrumaba. Así que solo refrenaron a las enfermeras que se habían acercado debido al alboroto.<br />
Zsadist la observaba, impávido, aún con los ojos oscuros, aunque por dentro él también quería gritar, golpear, destruir, matar. La furia de Nessa, que en el fondo no era más que miedo y desesperación, también era la suya. Quería golpear con ella y luego, cuando se sintiera satisfecha, quería abrazarla y resguardarla de todo… y no volver a cometer la estupidez de alejarla de él.<br />
Por fin, las fuerzas de Nessa flaquearon. Sus piernas ya no la sostuvieron y cayó de rodillas al suelo. Hermanos y enfermeras se acercaron para levantarla.<br />
—¡No me toquen! —Dijo en un susurro furibundo y el tono de su voz los convenció de ceder. Su rostro bajó y el cabello lo cubrió, ocultando su expresión. Algunos de los guerreros apartaron la mirada. La desolación de su postura era difícil de soportar.<br />
—Al menos… ¿sirvió de algo? —Preguntó de repente. La voz baja, pero firme.<br />
—Sí —le dijo Vishous—. Está muerto.<br />
Pasaron unos momentos y comenzó a incorporarse, lentamente, siempre el rostro cubierto por el cabello. Cuando estuvo de pie, se dio la vuelta en lentos movimientos y se adentró de nuevo en la habitación. Una vez dentro, cerró la puerta con un leve empujón. El chasquido que hizo al cerrarse los sobresaltó a todos.<br />
Zsadist permaneció parado en el mismo lugar, mirando fijamente una de las abolladuras de la puerta, perdido entre miles de pensamientos y, a la vez, sin pensar en nada, cuando una enorme mano cayó sobre su hombro. Increíblemente, casi ni reaccionó ante el inesperado contacto. Al voltear, la mirada azul eléctrico de Rhage lo quemó.<br />
—Ve con ella, hermano.<br />
Zsadist no dudó.<br />
Abrió la puerta y entró en la habitación. Nessa estaba en el suelo, sin sentido.<br />
—¡Maldita sea! ¡Nessa! —Llegó hasta ella y la alzó del suelo, se removió inquieta—. Maldita hembra testaruda y terca —espetó, aunque había cierto cariño subyacente en sus palabras.<br />
—Déjame… —dijo débilmente cuando la posó en la cama—. ¿Zsadist? —Preguntó, algo consciente.<br />
—Sí, Nes, pequeña, soy yo. Quédata quieta aquí mientras voy por el doctor.<br />
—¡No! —Gritó, ya del todo despierta. Quiso levantarse pero no pudo, así que se limitó a extender el brazo y mirarlo, impotente—. Z, por favor, no lo hagas. No los quiero aquí.<br />
—Nes… —se acercó y le tomó la mano.<br />
—Por favor, no los quiero encima de mí… No quiero…<br />
Zsadist solo atinó a asentir. Por supuesto, él mejor que nadie entendía que no quisiera a un montón de gente encima de ella, manoseándola, aunque fuera con la mejor intención. Y como macho vinculado que era, los deseos de su hembra eran órdenes.<br />
—Estás mal, débil, pequeña. ¿Cómo puedo ayudarte? Tarde o temprano tendrá que verte el doctor.<br />
—No, está bien —le dijo, aún con la voz algo débil—. Solo… necesito un baño.<br />
—¿Un baño? Eso no será suficiente.<br />
—Sí, lo será, es agua. Agua. Me hará bien.<br />
—De acuerdo. Está bien.<br />
Zsadist se giró. Del otro lado de la habitación había una puerta que conducía a un cuarto de baño de medianas dimensiones, con una bañera y una ducha sobre ella. Eligió llenar la bañera, porque no creía que Nessa pudiera sostenerse en pie.<br />
—Zsadist —lo llamó desde la habitación.<br />
—¿Qué sucede? —Preguntó, asomándose prontamente.<br />
—Nada de agua fría, solo agua caliente, bien caliente.<br />
—Pero…<br />
—No me quemaré —lo interrumpió con una risita irónica, mirando su antebrazo dañado—. Casi nada puede quemarme —terminó en un murmullo bajo—. El agua caliente contiene más energía entre sus moléculas, que es lo que hace que al fin se evapore. Y lo que más necesito ahora es energía.<br />
Asintió ante la explicación y volvió al cuarto de baño para llenar la bañera solo con agua bien caliente y volvió a la habitación para buscar a la hembra, pero ella ya se estaba levantando.<br />
—De ninguna manera —dijo, yendo hasta ella y tomándola en brazos.<br />
—Zsadist, maldita sea, bájame —le dijo, intentando luchar contra su agarre, pero ya no le quedaban fuerzas. Necesitaba ese baño.<br />
Oh, vamos… ¿Es que no te gusta el papel de princesa desvalida?, le dijo esa voz en su cabeza.<br />
La ignoró, sin ganas de discutir consigo misma. Cejando en sus esfuerzos por liberarse, se limitó a apoyar la cabeza contra su hombro, mientras entraban al baño.<br />
—No dejes que se llene del todo.<br />
—¿Así está bien? —Le preguntó, girándose para que pudiera ver.<br />
—Sí, es suficiente.<br />
Z se ayudó con una pierna para sostenerla, mientras cerraba la canilla. Luego se detuvo, dudando.<br />
—No es momento de ser pudorosos —le dijo Nessa, aún escondida en su hombro.<br />
Suspirando profundamente antes de proceder, Zsadist la sentó con cuidado en el borde de la tina, sosteniéndola con un brazo alrededor de sus hombros. Con la otra mano, comenzó a desabrocharle la bata del hospital con la que la habían vestido al llegar. A pesar de lo inadecuado del momento, su polla se tensó dentro de sus pantalones, anticipándose a lo que estaba por ver. Z trató, recurrió a toda su fuerza de voluntad para evitar verla, mientras terminaba de quitarle la bata, pero ni pudo evitar captar, gracias a su visión periférica, destellos de sus níveos hombros, sus pezones rosados, erguidos por el frío la sensación de su suave piel contra su mano. Pero todo el deleite que podía causarle aquello, estaba empañado debido a los golpes y moretones que la marcaban, producto de la batalla. Le llevó un enorme esfuerzo contener un gruñido, aunque su pecho vibró y sus colmillos se alargaron debido a la violencia que sentía. No soportaba verla lastimada. Se obligó a seguir con la tarea. Mirando hacia el techo, la levantó en brazos para introducirla en la tina.<br />
Una vez estuvo en el agua y se hubo asegurado de que no necesitaba ayuda para mantenerse sentada, se irguió, pero no le dio tiempo a preguntarle si quería que se quedara o se marchara cuando le dijo:<br />
—No te asustes por lo que va a suceder.<br />
Fue perdiendo el color poco a poco, hasta que pareció que solo estaba hecha de agua y luego comenzó a perder forma también. La parte que quedaba vacía de la bañera, se llenó y luego comenzó a borbotear, como si estuviera hirviendo.<br />
Zsadist no sabía qué hacer. Era todo un espectáculo el que presenciaba y estaba preocupado por Nessa, pero ella le había dicho que no lo hiciera, así que confió y siguió observando y esperando.<br />
Unos momentos después, el nivel del agua comenzó a descender y volvió a ir tomando una forma reconocible, hasta que la bañera estuvo ocupada solo por lo que parecía la figura de Nessa, formada por agua, hasta que por fin tomó textura y color y fue de nuevo su hembra, desnuda, sentada en la tina.<br />
Nessa levantó la mirada, algo tímida.<br />
—¿Cómo me veo? —Dijo en broma, mientras se ponía de pie.<br />
—Hermosa —respondió Z sin pensarlo, aún aturdido por lo que acababa de ver y el inoportuno deseo que volvía a embargarlo.<br />
Nessa apartó la mirada, incómoda, pero no hizo ademán de cubrirse.<br />
—Sí, bueno. Esto no es definitivo, pero ayuda muchísimo. Ahora creo que me vendría bien una ducha.<br />
Alargó la mano para encender la ducha, pero se quedó quieta cuando la mano de Zsadist se posó sobre la suya.<br />
La visión de la desnudez de la hembra estaba haciendo estragos en su propio cuerpo, pero era ver su piel de nuevo sana, sin heridas ni golpes, lo que hacía que todo dentro de él se desmoronara. Por primera vez desde que la batalla había acabado, tomó real conciencia de lo cerca que había estado de perderla y la certeza de que no quería volver a alejarla de sí no dejó lugar a más y lo llevó a hablar a pesar de lo inadecuado del momento.<br />
—Lo siento —le dijo.<br />
—¿Por qué? —Le preguntó con la mirada fija en la pared y sin mover la mano.<br />
—Soy un idiota —se rió, aunque no se sentía divertido—. Te dije… esas cosas. Después de estar juntos —la sintió tensarse—. Y no era lo que sentía. Al menos, no del todo. Pero te amo. Yo… Sigo creyendo que no debo estar contigo. Te mereces algo mejor. Pero después de hoy… Sip. No creo que sea capaz de perderte de vista otra vez. Definitivamente no. Tuve tanto miedo cuando te vi allí con tus hermanas —un temblor la recorrió—. Lo siento, Nessa. Lo siento. Pero te quiero conmigo. Si es necesario puedo cambiar. Mejorar. No, no puedo. Lo haré. Sip. Lo que sea por ser digno de ti. Pero ya no volverás a apartarte de mi lado, ¿lo entiendes, Nessa? Jamás.<br />
Hubo unos momentos de silencio, hasta que ella por fin habló.<br />
—Eres un idiota —lo parafraseó—. Si te hubieras molestado en escucharme alguna vez, en prestarme algo de atención siquiera, sabrías que no quería que cambiaras nada de ti, que solo quería estar contigo, de la forma que fuese, mientras no te alejaras de mí. Eso era todo lo que quería.<br />
—¿Querías?<br />
Por fin liberó su mano de la de él y encendió la ducha.<br />
—Llegas tarde —le dijo, mirando el agua caer—. Si llego a perder a alguna de mis hermanas, ya no volveré a ser un ser completo. Y tú no te mereces algo a medias —se metió por fin bajo el chorro de agua—. Y ahora si me permites, me gustaría bañarme.<br />
Sintió como el pánico comenzaba a apoderarse de él por unos instantes, pero lo alejó con decisión. Con la misma con la que pensaba actuar a continuación. Su sangre cantaba en sus venas. Su hembra lo necesitaba.<br />
—Déjame ayudarte —le dijo mientras se quitaba la camisa—. Déjame que esté contigo —afuera las botas—. Déjame ser tu consuelo —siguió el pantalón—. Quiero ser tu macho, tu hellren, tu fuerza —se metió en la pequeña ducha con ella—. Te amo, Nessa. Déjame que te abrace y te haga olvidar este miedo y esta pena.<br />
Sorprendida por sus palabras, Nessa se dejó abrazar. Sus pieles desnudas, tocándose, era la mejor sensación que podría sentir jamás.<br />
—Z, tengo tanto miedo. No sé que haré si le sucede algo a alguna de ellas.<br />
—No sucederá nada —le dijo mientras le acariciaba la cabeza—. Ellas se pondrán bien. Y si no lo hacen, si algo llegara a suceder… —se calló unos breves momentos, imaginando lo que sería el sufrimiento de sus hermanos—. Yo estaré allí contigo. Siempre.<br />
—Z…<br />
—Pequeña.<br />
Zsadist la besó y Nessa se dejó ir. Sí, quería su consuelo, que la hiciera olvidar por unos instantes, sentirse protegida y contenida.<br />
Siguió besándola despacio, la acarició con suavidad. La deseaba con desesperación, pero lo haría todo lentamente y le dejaría en claro de esa forma cuanto la quería, la amaba.<br />
No hubo centímetro de su piel que sus manos no exploraran, para dejarle lugar luego a su boca y su lengua. Ella se dejaba hacer, aturdida por el cariño en sus caricias y por el placer que le transmitían.<br />
Cuando ya no pudo resistir por más tiempo, le levantó una pierna e hizo que le envolviera la cintura con ella, para luego introducirse en su interior con lentitud. La otra pierna de Nessa lo rodeó también y él cargó con todo su peso. Se mecieron con suavidad, sin prisa, solo queriendo estar juntos y unidos, lo más cerca posible el uno del otro. Pero aún así, el orgasmo les sobrevino con rapidez e intensidad.<br />
Nessa cedió a la necesidad y mordió el ancho cuello del macho y tomó de su vena, con los espasmos de la liberación atormentando dulcemente su cuerpo. Z se mantuvo en su interior, liberándose en su interior, hasta que ella acabó de beber. Luego se retiró y la bañó. La secó, la vistió, se vistió él y volvió a llevarla en brazos hasta la cama, donde la acomodó.<br />
—No me dejes —le urgió la hembra, tomándole de la mano.<br />
—No lo haré —le aseguró. Se alejó un poco para tomar un sillón que estaba contra la pared, lo colocó junto a la cama y se sentó en él. Le tomó la mano de nuevo.<br />
—No quiero que nada les suceda a mis hermanas —sus ojos apenas se mantenían abiertos.<br />
—Nada les sucederá. Ten fe.<br />
—Te amo —le dijo—. ¿De veras me amas? —Luchaba por mantenerse despierta.<br />
—Sí. Te amo. Ahora duerme, shellan mía. Tu macho velará por ti.<br />
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<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b>
<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 33</span></b><br />
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Rhage no dejaba de caminar de un lado a otro.<br />
Ya había perdido la noción del tiempo, solo le importaba ella… su hembra, su razón de existir, su paz y calma. <br />
Todavía no podía quitar de su mente la imagen de Leliel luchando. Era admirable como esas Guerreras habían luchado, pero su admiración era mucho más grande por Leliel. Su hembra era la más fuerte de todas y esa idea nadie se la quitaría de la cabeza.<br />
<br />
Las únicas dos hembras que seguían en el quirófano eran Kytara y Leliel. De Kytara era lógico, en su condición de embarazada debían estabilizarla, pero Leliel seguía ahí por terca o quizás no tan terca… había sacrificado más fuerza de la normal para mantener a su hermana estable. Maldita hembra, todo por pensar en los demás y no en ella.<br />
Estaba harto de esperar, Phury lo había tenido que parar varias veces de no irrumpir en medio de la sala. Había demasiado silencio, las enfermeras que salían y entraban. Nadie le decía nada.<br />
<br />
Todavía resonaban en su mente las palabras de Havers "estamos haciendo todo lo posible por salvarla... ella esta muy mal. Y el estado en el que se encuentra hace que la situación se vuelva muy delicada. Yo lo siento Guerrero…“ y luego había vuelto a entrar al quirófano.<br />
Le dio un golpe a la pared por la impotencia de no proteger a su Shellan. La amaba incluso más que a su vida y ahora mismo no sabía si alguna vez iba a volver a sentir su aroma en su piel.<br />
De solo pensarlo se le encogió el corazón, no quería vivir sin ella. Definitivamente no estaba dispuesto a perderla y si ella se iba, entonces él la seguiría al Fade.<br />
<br />
Un medico salio de la sala del quirófano donde estaba siendo intervenida Kytara, se saco el barbijo acercándose a Butch, ya que anteriormente cuando había salido, lo increpo para que vuelva a entrar a terminar su trabajo y amenazándolo con hacerle algo como la película de Proyecto Blay , si no salía con buenas noticias de allí dentro.<br />
<br />
—La guerrera Kytara esta estable y fuera de peligro, tanto ella como su bebe, en cuestión de minutos será trasladada a una habitación. Si me quiere seguir señor.<br />
<br />
Por fin volvió a respirar y sintió como le volvía el alma al cuerpo, recibiendo el apoyo de sus hermanos lo siguió, pero antes se paro frente a Rhage. —Holly, estoy contigo hermano, yo… — las palabras quedaron atascadas en su garganta.<br />
<br />
—Lo se Poli, ve que tu hembra te necesita. —Y lo vio siguiendo al medico.<br />
<br />
Kytara despertó muy lentamente... no recordaba donde estaba y las voces que sentía a su alrededor le eran desconocidas... una de ella la llamaba cargada de desesperación e incertidumbre.<br />
<br />
—Pequeña... Shellam... —Era grave, se sentía que quería llorar. —Por favor, abre los ojos...<br />
<br />
Una rustica mano toco su frente con ternura, siguiendo por sus cabellos volviendo a su rostro.<br />
<br />
—Vamos Guerrera... tu lo prometiste... —Unos labios besaron su mano, y sintió caer sobre ella una lagrima.<br />
<br />
—Poli... tranquilo hermano... escuchaste lo que Havers dijo... —Esa voz también le era familiar. —Esta fuera de peligro ella y la criatura... déjala descansar.<br />
—V... vete y déjame tranquilo... hasta que ella no me lo diga de aquí no me muevo... así que deja de joder, maldición! —Sus palabras demostraban sus sentimientos pero sus acciones decían otras cosas.<br />
<br />
—Esta bien... me voy con Rhage, todavía no se sabe nada de Leliel... —se escucho que una puerta se abría. —Cualquier novedad te la haré saber.<br />
<br />
Se sentía muy cansada, todo su cuerpo le dolía, había sido una fiera batalla, soltando un gemido abrió los ojos.<br />
Lo primero que vio fue al techo de la habitación, era de un resplandeciente blanco, luego la sombra del torso de un hombre, esforzando un poco la visión, las sombras fueron tomando formas más nítidas.<br />
Hasta que la reconoció, como olvidarse de ese rostro tan amado… Butch, el guerrero, su hellrem, el padre de su hijo.<br />
<br />
—Ky… despertaste… —Miro hacia el techo y dijo. —Gracias a Dios y a la VE! Pensé que te había perdido.<br />
<br />
—Nullum… —Su voz salio con dificultad. La mascara que le administraba oxigeno no le facilitaba la tarea de poder hablar. Tenía la garganta rasposa. —Como esta nuestro bebé…<br />
Temí por él… sentí dolor en el vientre… —Una lagrima ensangrentada recorrió su mejilla.<br />
<br />
Con infinita ternura Butch se la limpio. —Shh! Pequeña… todo esta bien… nuestro hijo continua con su mamá… esta tan aferrado a ti… que sabe que no es tiempo de dejarnos.<br />
<br />
Esas palabras la llenaron de un inmenso alivio y recordó a sus hermanas… V había dicho algo de Leliel.<br />
<br />
—Nullum… y mis hermanas… como están ellas? —Una sombra de tristeza empañaron los ojos de Butch. —Donde están mis hermanas?!!<br />
<br />
El temor se apodero de ella… no podía haberles pasado nada… ellas eran las mas fuertes… los elementos… y si así fuera, lo sentiría. De la desesperación quiso arrancar todos los cables que la unían a unos aparatos, tenia que estar con ellas…<br />
<br />
Los fuertes brazos de Butch se lo impidieron. —Ky por el amor de la VE, que diablos haces?! —Kytara estaba luchando contra él, sentía su necesidad de estar con sus hermanas, pero la tenia que hacer entrar en razón por el bien de su hijo. —Mujer tranquilízate! Piensa en nuestro hijo. —Esas palabras obraron milagro, ya que se empezó a calmar.<br />
<br />
—Me acusas de no cuidarlo… quieres que te diga lo que sentí cuando el híbrido me ataco y luego empecé a sentir dolor… creí que mi alma me abandonaba… que si perdía al bebe, yo lo seguiría… y eso jamás me lo perdonarías… —Otra vez esas condenadas lagrimas.<br />
<br />
Butch soltó su mano y tomo como pudo su rostro, sus ojos estaban llorosos. —Y tenias razón… no te lo hubiera perdonado… porque no me esperaste para acompañarte… Donde tú vayas yo te seguiré mi Shellam… —Bajando su rostro depósito un beso en su frente.<br />
<br />
Su cuerpo empezó a sentir el cansancio, se acomodo para poder descansar mejor, su mano instintivamente toco su vientre, su hijo estaba allí, y una paz la lleno por completo.<br />
<br />
—Ahora me dirás como están mis hermanas? —Por muy que quisiera Butch, no se iba a dormir sin saber de ellas.<br />
<br />
—Porque me tuve que enamorar de una mujer persistente…<br />
<br />
—Destrhoger… habla.<br />
<br />
—Odio cuando me dices así… —Soltó un suspiro y fue eligiendo las palabras para que no se volviera a alterar. —Raysa, esta bien, Nessa solo cubrió algunos golpes y Leliel… —Se detuvo, esto era muy delicado.<br />
<br />
—Butch… que le pasa a Leliel? —Que no estaba bien con ella…<br />
<br />
—Leliel todavía esta en el quirófano. Junto contigo fueron las más afectadas…<br />
<br />
—Pero ella va a estar bien, no es verdad nullum? —sus ojos se llenaron de lagrimas, todo era por su culpa.<br />
<br />
—Si pequeña ella estará bien. —Deposito un beso en su frente y con un dedo le limpio una lágrima solitaria que recorría el rostro golpeado de su hembra.<br />
<br />
*****<br />
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<br />
Hacía algunos minutos que Kytara había sido trasladada a un cuarto y él estaba feliz porque la sellan de su hermano estaba fuera de peligro.<br />
Pero su hembra seguía ahí dentro... ella es fuerte, se dijo... ella no va a irse sin luchar… se dijo intentado darse confianza.<br />
<br />
Cansado de verlo vagar por el pasillo, Vishous lo sujeto del pantalón obligándolo a sentarse. Rhage lo hizo más por inercia que por gusto, tenía la mirada perdida… su mente vagaba en una cantidad de recuerdos de ella.<br />
De pronto la puerta se abrió y el aroma de Leliel invadió por completo todos sus sentidos. Levanto la mirada para encontrarse con Havers, lo miraba como intentando descubrir sus pensamientos.<br />
<br />
Él sacudió su cabeza y se levanto. Intento pronunciar palabras pero no pudo, la bestia interna estaba peleando por salir y hacer correr sangre en modo de venganza, pero ahora mismo ella lo necesitaba. Debía controlarse.<br />
Rhage dejo escapar un gruñido de frustración entonces pregunto – ¿Cómo esta?— cada letra fue pronunciada con miedo.<br />
<br />
La cara del medico no era de felicidad, pero quizás se debía al echo que hacía horas que estaba trabajando.<br />
Havers, bajo la mirada –yo… lo siento mucho. Le juro que hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance— dijo con miedo a la reacción del macho.<br />
<br />
Gritos ensordecedores se escucharon desde adentro del quirófano, enseguida salio una enfermera –Doctor… doctor!!!— llamo desesperada. Tiro de su guardapolvo y le susurro algo al oído. Havers observo a los dos machos confundidos, entro al quirófano junto con la enfermera sin decir palabra.<br />
<br />
Rhage no cabía en si mismo… no quería creer lo que le había dando a entender el medico.<br />
No, se negaba a pensar que había perdido para siempre a su Shellan.<br />
Un gruñido desde lo profundo de su ser salio, haciendo que todo el lugar se enterar de su desgracia.<br />
Cayo de rodillas al suelo, ya no vería nunca más su rostro, ni sentiría sus besos. Apretó fuerte la mandíbula, quería destruir todo el maldito lugar.<br />
Se sentía preso, debía salir… quería huir, buscar alguien con quien descargar su odio, su impotencia. Quería hacer correr sangre por su hembra.<br />
Vishous le tendió una mano –vamos… —<br />
Rhage la acepto y se paro delante de él –muévete Vishous— gruño fuerte. Vishous se quedo quieto en el lugar, Rhage no podía sentir nada… tenía un mar de confusiones y… –Vamos V. No quiero lastimarte, no… — la puerta se volvió a abrir.<br />
Ambos enfocaron su mirada en Havers quien estaba colorado y todo sudoroso.<br />
Vishous logro observar que sus manos estaban quemadas, una pequeña sonrisa se formo en sus labios.<br />
<br />
—yo… yo… — no podía asimilar las palabras –no entiendo. Ella en un minuto estaba muerta— dijo mirando a Rhage —… luego estaba… —<br />
Rhage estaba a punto de matar al doctor.<br />
No entendía nada.<br />
Se froto el cuero cabelludo en forma de frustración. Un gesto que había copiado a Leliel. Havers observo al guerrero, respiro hondo y comenzó a explicar –cuando salí la primera vez, fue para decirles que había muerto… pero enseguida estaba quemando a dos de mis enfermeras— dijo un tanto asombrado –ellos están bien Guerrero, la están trasladando a una habitación y pronto la podrás ver—<br />
<br />
Rhage no podía decir nada… simplemente estaba ahí parado sin estar ahí mismo. Vishous sintió la confusión de su hermano por lo que tomo la palabra —¿Cómo que ellos están bien?— pregunto tan confundido como Rhage.<br />
<br />
El doctor los observo –perdón, ¿no sabían del estado de la Guerrera?— pregunto aun mas sorprendido que ellos mismos.<br />
<br />
— ¿Saber que?— pregunto Rhage que salía de sus cavilaciones<br />
<br />
— Ella esta embarazada Rhage… de gemelos— dijo muy lentamente observando como la cara del Guerrero se desformaba ante la noticia, para luego caer sentando en la silla.<br />
<br />
<br />
Ahora se encontraba sentado a los pies de la cama observándola dormir. Para él era la más hermosa de todas… con su mal genio, su maldición, todo en ella era hermoso.<br />
Fijo su vista en el vientre donde ahora se alojaban sus pequeños. No entendía como fue que sucedió, ella nunca había entrado en celo… pero así y todo Havers le confirmo que iba a ser padre. Lo había hecho pasar cuando le hicieron una ecografía para ver como estaban creciendo los bebés. Solamente tenía 3 meses de embarazo, poco entendía él lo que le mostraba el medico, pero así y todo estaba feliz.<br />
Estaba esperando a que ella despertara, para contarle la noticia. Necesitaba compartir su felicidad con ella, para luego contarles a los demás.<br />
El cansancio lo termino por agotar y se quedo dormido abrazado a ella.<br />
<br />
Leliel se despertó con todo el cuerpo adolorido, parecía como si un camión hubiera pasado por arriba de ella una y otra vez. Cuando abrió los ojos, se encontró con que no estaba en su habitación.<br />
Ella se quiso parar pero el peso muerto de algo se lo impedía, entonces se giro un poco y lo vio a Rhage. Se le deshizo el corazón de amor al verlo a su lado.<br />
Le dio suaves besos para despertarlo… entonces lo escucho murmurar por lo bajo, hasta que abrió los ojos. –Buenos días o noches –dijo ella divertida – ¿Como estas?<br />
Rhage agarro el rostro de ella entre sus manos y la beso. Se separo de ella un momento y la observo con una mirada poco común en él.<br />
Ella hizo un mohín con su boca —¿Qué pasa Gràhd? –<br />
<br />
—Te amo Tahlly –dijo volviéndola a besar<br />
<br />
Ella hizo fuerza para poder sentarse –ni que me hubiera muerto Rhage… que te pasa? Hay algo en tu mirada que no esta bien –hablo mientras movía el cuello de un lado a otro<br />
<br />
Él se levanto y se acomodó frente a ella. Le tomo las manos y las beso –vamos a ser papas Tahlly –dijo sonriente<br />
<br />
Ella arqueo una ceja y lo miró extrañada –si es una broma, es de muy mal gusto… sabes –hablo un poco molesta –Rhage, sabes que nunca tuve un celo. Por lo que es imposible que quede embarazada –se notaba la tristeza en su tono de voz.<br />
<br />
Rhage sonrió –pero es verdad Gràhd –dijo usando el mismo dialecto que ella —ayer Havers me mostró la ecografía. Son gemelos –dijo con la sonrisa más grande y estúpida que cualquier persona podría tener.<br />
<br />
Leliel sintió como una cantidad de emociones le surgían desde el interior. Ella madre… embarazada, entonces era posible. Como podía ser, no… eso ahora mismo no importaba. Iba a ser madre… ella y Rhage podrían formar esa familia que tanto ansiaban. Las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos y luego a correr libremente por sus mejillas –yo… no sabía Rhage. Perdóname por habernos expuesto… —pero él la silencio con un beso<br />
<br />
—No tengo nada que perdonarte Tahlly. No lo sabías… nadie lo sabe. Bueno, solo Vishous que justo estaba ahí cuando Havers me lo contó –volvió a besarla. Bajo su cabeza hasta llegar a la altura del vientre para besarlo y luego comenzar a hablarle tantas cosas se le ocurrían.<br />
Mientras ella lo observaba divertida. Definitivamente debía agradecer tantos siglos de dolor, después de todo había valido la pena tanta sufrimiento para tener esta hermosa recompensa.<br />
<br />
<br />
A lo lejos se escuchaban algunos gritos. Leliel estaba comiendo la cantidad industrial que Rhage había pedido para ella. “solo tenía 3 meses y ya debía comer esta cantidad… no quería saber que iba a ser de ella cuando llegara a fin del embarazo” se dijo divertida –si, llegara a existir alguien mas tozuda que Kytara que el mundo no permita que se junten –dijo antes que se abriera la puerta de par en par, dejando ver a una hembra agitada y un macho con demasiadas ganas de matarla.<br />
<br />
- Leliel, me tenias preocupada...- Kytara fue caminando de una manera contundente hasta la cama de su hermana, ignorando deliberadamente a Butch, que iba detrás de ella tratando de que no pisara algunos cables que colgaban de los brazos de ella.<br />
<br />
Ella dejo escapar una carcajada -tendrías que estar en la cama... hay unas cosas que se llaman teléfono y podes comunicarte muy bien... claro que no me ves la cara, pero se escuchan muy bien -dijo divertida mientras juntaba fuerza para seguir comiendo<br />
<br />
-Eso le dije, pero me escucho?- Butch estaba haciendo malabares con los cables. -Se le metió en la cabeza que ella personalmente se daría cuenta si le mentís o no... y vieron lo que dicen de las mujeres embarazas y eso de la razón?<br />
<br />
Leliel tuvo que reprimir una carcajada por la cara de Kytara… el macho debía agradecer si salía vivo de esta.<br />
<br />
-No que haber que dicen señor genio de los proverbios?- La mirada asesina que le envió Kytara le hizo sentir que el hombre de las nieves estaba caminando sobre su tumba, y se quedo callado -Eso pensé y ahora... Rhage porque estas ahogando con tanta comida a Leliel?<br />
<br />
-eh? -pregunto Rhage sin entender porque tanto alboroto -perdón pero no entiendo, que paso? -pregunto mientras se secaba la cara<br />
<br />
Leliel estaba conteniendo la risa... lo habían pillado desprevenido y era divertido verlo -en realidad... -dijo obteniendo la atención de Kytara y Butch... incluso la de Rhage mismo -habíamos quedado con Rhage que lo diríamos luego, cuando estuvieran todos... -hablo un tanto apenada<br />
<br />
Butch los quedo mirando sin entender que pasaba y Kytara tenía la cabeza echada hacia un lado. -Necesitas que Butch los vaya a buscar, no tiene ningún problema... no es cierto nullum?<br />
<br />
- Nop ninguno...- dijo como un obediente marido, Rhage estaba haciendo grandes proezas para contener la carcajada que se estaba por escapar al ver a su hermano en esta situación.<br />
<br />
-eeeee... no sé -dijo Leliel un poco nerviosa -¿vos que decís Gràhd? -pregunto agarrando de la mano a Rhage. No era malo lo que les pasaba, pero estaba más que nerviosa. Todavía le costaba asimilar que fuera a ser madre...<br />
<br />
Él beso sus nudillos y le sonrió, como comprendiendo los miedos que ella tenía -como quieras Tahlly... –<br />
<br />
La puerta se volvió a abrir dejando ver a Nessa, que venía protestando porque Zsadist la ayudaba a caminar -que no estoy minusválida Zsadist... puedo hacerlo sola -decía entre gruñidos, miro a Kytara -te esta buscando Raysa como loca –luego observo a Leliel –que haces con tanta comida?<br />
<br />
-A mi? –pregunto extrañada<br />
<br />
Vishous que entraba detrás de Zsadist lanzo un suspiro -Podrían haber avisado. Me pueden decir que hago con los kilos de helado que traje?<br />
<br />
-Dejarlos aquí y de paso dile a Raysa donde estoy -dijo Kytara muy seria. Viendo que lo decía enserio lo miro a Butch y al ver que de ahí no iba a recibir ayuda se trago todos los epítetos que le tenia ganas de decir a la guerrera. Mientras que mentalmente se repetía, es una hembra embarazada, la mujer de su mejor amigo, solo quedan 14 interminables meses.<br />
<br />
-Helado? -pregunto Leliel con los ojitos brillosos –yo quiero –dijo haciendole ojitos a Rhage<br />
<br />
-no -dijo Rhage serio.<br />
<br />
Raysa entraba junto con Wrath y Phury... eso era una verdadera congregación. Sin haberlo planeado estaban todos dentro de una habitación.<br />
<br />
Ella lo miró con los ojos entrecerrados -no? -pregunto Leliel molesta –estas muy seguro de tu respuesta guerreros?<br />
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Rhage se rió -aja... dije que no... –<br />
<br />
-maldito hijo de puta... primero me embarazas y ahora no me dejas comer helado?- dijo gritando -que clase de Hellren sos? -pregunto molesta, claro que ella estaba muy ocupada peleando con Rhage que no se dio cuenta de la cara de los demás<br />
<br />
Rhage dejo escapar un suspiro –Tahlly no podes estar comiendo porquerías... ya lo escuchaste a Havers -dijo molesto de seguir discutiendo con ella<br />
<br />
Leliel se cruzo de brazos... medito unos segundos y cuando Kytara iba a decir algo ella estallo de furia –me importa una mierda lo que diga Havers… agradece que estoy en la cama con esta mierda de cables... porque sino te juro guerrero que no te quedaría un maldito pelo sin quemar en esa cabezota que tenes. -grito molesta -me embarazaste... y encima son dos... vos sabes lo que voy a ser con dos críos? quiero helado mala persona... no pido nada mas que un poco de helado -dijo largándose a llorar.<br />
Rhage dejo escapar una pequeña risa, desde que se despertó que había estado pasando por todos los cambio de humores. Él se sentó a su lado y la abrazo… ella se resistió un poco pero igual termino ganando él.<br />
<br />
-Estas embarazada… y de mellizos? -Raysa no lo podía creer, y por la cara de los demás tampoco.<br />
<br />
-Por los gritos que le pego al gigante, sip -dijo muy divertida Nessa, esto era increíble. Pero no se salvo de recibir una mirada fulminante de Kytara.- Bueno fue así, creo que todo el maldito lugar se entero.<br />
<br />
-La delicadeza no va contigo no Nessa? -Kytara le levanto una ceja, descartando la respuesta que su hermana le iba a dar, en cambio su ataque al hellren de su hermana. -Si Leliel quiere helado, lo tendrá, es lo menos que se merece por cargar durante 18 meses a tus criaturas, porque señor perfecto ella sola no los hizo o esa parte no la recuerdas? Puedes ser tan inhumano como para hacer... llorar a una mujer embarazada? -Y su voz termino siendo un susurró ya que sus ojos se llenaron de lagrimas. Se giro hacia Butch y escondió su rostro en su pecho.<br />
<br />
Leliel miro a Kytara -no te permito que le grites... solo yo tengo ese derecho -dijo sonriendo -además sé que después de todo el helado lo voy a tener, no? -pregunto sonriendo a su Hellren<br />
<br />
Rhage negó rendido -aja. Siempre me ganas –dijo dándole un suave golpe en la nariz, luego beso los nudillos de la mano y los miro a los demás -bueno, supongo que ya la escucharon -comento un poco incomodo pero divertido -Poli... por lo menos no vas a estar solo en esto<br />
<br />
-Rhage -reprendió dándole un golpe en el brazo<br />
<br />
-Bienvenido al Club, Holly -Y no pudo contener la carcajada. -Ky, ya basta del melodrama, Rhage le va a dar el helado a Leliel-<br />
<br />
Entonces su Shellan levanto la cabeza con un rostro sonriente y sin una lagrima -bueno habría funcionado si Leliel no me hubiera gritado -soltó una risita -me alegro mucho por ambos, Leliel vas a ser mamá!!! Soy muy feliz por ti hermana.- con un movimiento de su mano... hizo entrar por la ventana una leve brisa que envolvió a Leliel como un abrazo era su manera de tocarla.<br />
<br />
Nessa quito a Rhage del lado de Leliel y la abrazo, era la única de las hermanas que podía abrazarla y eso siempre las había unido un poco más. -te felicito Leliel -dijo sonriendo -de verdad que si. Ya voy a tener tres sobrinos hermosos para malcriar y enseñarles a matar lessers y a.... -<br />
<br />
Pero Leliel la interrumpió -ya... ya... tranquila. Primero dejemos que nazcan y luego veremos que serán de sus vidas, si? -dijo un poco incomoda recordando la maldición que pesaría sobre ellos<br />
<br />
Raysa no pudo contener sus lágrimas y se acerco al bode de la cama, con Warth a su lado sintió su mano en el hombro en señal de apoyo -Hermana, me hace muy feliz tu noticia. Otros dos sobrinos!! –pero su rostro cambio repentinamente al caer en cuenta de algo- Pero como no te cuidaste en la batalla? Como no dijiste nada?<br />
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-no lo sabíamos -dijo Leliel dijo mientras comía helado<br />
<br />
Rhage asintió -aja. me entere cuando estábamos con V esperando a tener noticias de ella –<br />
<br />
Vishous se llevó todas las miradas -que? Holly me dijo que no dijera nada... no me pareció propio decirles -hablo como si estuviera ofendido -igual, Havers nos dijo ellos están bien y como Rhage no reacciono pregunte yo. Ahí nos enteramos que estaba embarazada de gemelos -dijo sonriéndoles<br />
<br />
-Bien por ti V -Butch le quito el pote de helado que le quedaba intacto al cual Kytara se devoraba con los ojos, la tomo de la mano y les dijo -con Ky nos marchamos a nuestra habitación, tengo una mujer embarazada que alimentar<br />
<br />
Kytara se giro -nos vemos!! -Y ambos desaparecieron por la puerta.<br />
<br />
Wrath tomo de la mano a Raysa –creo que lo mejor será dejarlos descansar. Ya celebraremos como corresponde cuando estemos en la mansión. Nuevamente mis felicitaciones Guerreros<br />
<br />
Raysa asintió y les sonrió a ambos –cuídalos Rhage –dijo para luego salir con su Hellren. Vishous también se despidieron y salieron de la habitación.<br />
<br />
Zsadist carraspeo –vamos Nessa... –<br />
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Ella lo miró seria –eso no es una orden, no?<br />
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Leliel no pudo contener su risa –dios Nessa… el chico te quiere cuidar. Estoy bien –dijo mostrándole una gran sonrisa –vamos, vete a descansar y a comer mucho chocolate<br />
<br />
A ella le brillaron los ojos al sentir esa palabra mágica –bueno, pero solo me voy porque quiero chocolate y si como delante de vos me lo vas a robar –dijo saliendo de la habitación, Zsadist mostró una agradecida sonrisa y la siguió.<br />
<br />
-viste… después de todo no fue tan complicado contarles –dijo Leliel divertida<br />
<br />
Rhage movió su cabeza en forma de negación divertido, se acomodo detrás de ella y beso su coronilla –te amo Tahlly.<br />
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<b>EPÍLOGO </b><br />
<br />
Raysa se encontraba sentada en la mecedora alimentando a su hijo, mientras susurraba suavemente una canción de cuna en la vieja lengua.<br />
Cada vez que lo miraba la emoción la embargaba, ese ser tan pequeñito era el fruto de su amor con Wrath, su hijo. Un ser que tenía un poco de ambos.<br />
Acarició la suave pelusa oscura que cubría la cabeza; tenía el mismo color de cabello que su padre y su fuerza, aún siendo tan pequeño, ya se vislumbraba. Su piel era clara como la de su madre, la mirada era idéntica a la de ella, y ese par de ojos la miraban atentamente y con gran devoción.<br />
Esto hizo que su corazón saltara emocionado, mientras sonreía con ternura.<br />
Mientras sentía como el bebé se alimentaba con ansias de su pecho se recostó y siguió cantando mientras una paz indescriptible la llenaba, una paz que jamás en la vida soñó siquiera conocer, una paz que provenía del amor, de la familia.<br />
Sin que lo notará Wrath se materializó en la habitación, su expresión se suavizó cuando contempló la escena.<br />
Su familia, se dijo mientras contenía el aliento y su corazón se llenaba de orgullo, como cada vez que los veía. Luego de tanto meses de miedo y tensión con el embarazo, esa escena lo llenaba de calma, de agradecimiento por tenerlos a ambos.<br />
Se acercó lentamente tratando de no hacer ruido pero antes que llegara a ella, su shellan levantó el rostro y le sonrió con amor.<br />
Raysa se incorporó despacio para no despertar al niño.<br />
El macho se acercó y extendió los brazos para tomar a su hijo, se había hecho costumbre para él ser quien lo acostara luego que Raysa lo alimentara. Tomó con suavidad el delicado cuerpecito, lo acunó y besó la frente antes de dirigirse hacia la elaborada cuna que se encontraba en el centro de la habitación.<br />
Raysa los observó, nunca dejaba de emocionarse ante esa imagen, sus dos amores.<br />
Wrath giró luego de dejar a su hijo y miró a su shellan.<br />
En todo este tiempo hubo un solo cambio entre ellos, cuando sintió que estuvo por perderla en el parto, su amor creció, aunque antes pensaba que algo así era imposible, el amor entre ellos era indescriptible, ese amor era el motor de ambos, ese amor hacía que enfrentaran cualquier situación sin esfuerzo.<br />
Se acercó a la hembra, la tomó de la cintura y la besó, primero con ternura y agradecimiento; luego con pasión mientras la acercaba más a su cuerpo y suspiraba con satisfacción.<br />
Raysa le devolvió el beso con ardor, pero después se apartó levemente mientras sonreía y lo besaba en la barbilla antes de decirle:<br />
—No hay tiempo para esto mi hellren, debo cambiarme para la ceremonia de bautizo ¿Podrías quedarte y velar por nuestro pequeño un momento? —le preguntó mientras se alejaba riendo ante el gruñido frustrado del macho—. Siempre hay un después amor mío. —Finalizó mientras le guiñaba un ojo con picardía.<br />
Wrath se acercó nuevamente a la cuna y miró a su hijo, luego cerró los ojos mientras su mente viajaba tiempo atrás, al momento en que el pequeño hizo su entrada el mundo, llenándolo de miedo antes y de orgullo y felicidad después…<br />
<br />
Caminaba frenético por el pasillo de la clínica, el momento que había temido desde que Raysa le había confirmado que estaba embarazada había llegado, el momento que ningún macho desea atravesar.<br />
Sus hermanos lo observaban con una mezcla de diversión y nervios al igual que sus shellans. Hacía quince minutos que habían traído a Raysa a la clínica de Harvers con fuertes contracciones y desde ese momento nadie salía a decirle nada. Su corazón estaba a punto de estallar de miedo, perderla no era una posibilidad para él, simplemente se negaba a que pasara.<br />
Justo en el momento en que se acercaba a la puerta por donde se habían llevado a su shellan, apareció el doctor con una bata en la mano.<br />
Wrath lo miró con temor ante las palabras que iba a pronunciar el médico:<br />
—Disculpe su majestad pero su shellan (¿le dirían así a su “reina”?) pide por usted —finalizó aún extendiendo la bata.<br />
Una risita sofocada escapó de los labios de Butch, seguido de un codazo de Kytara ya que no era momento para tonteras.<br />
Retrocedió inconscientemente dominado por el pánico, éste momento era el más temido por él y por todos los machos de su raza, el más peligroso para las hembras. En un solo momento podía perder lo que mas le importaba en la vida: su shellan, y si eso pasaba nunca se lo perdonaría, si Raysa no sobrevivía al parto, el moriría con ella.<br />
Se armó de coraje, tratando de dominar los nervios que hacían mella en su interior, tomó la bata y se la puso rápidamente. Si su shellan lo quería junto a ella, allí estaría.<br />
Inspiró profundamente y entró, seguido por el medico.<br />
Se encogió de temor cuando la vió en la camilla, pálida, la frente perlada de sudor y una expresión de dolor surcaba el hermoso rostro.<br />
Se acercó rápidamente y le tomó la mano sin dejarle ver el miedo que sentía, mientras le besaba la frente, elevaba una plegaria pidiendo por su hembra, al mismo tiempo murmuraba en la antigua lengua:<br />
—Aquí estoy mi leelan, a tu lado, allí me encontrarás siempre, vive, no importa lo que pase, pero vive, no puedo seguir si no estás conmigo.<br />
Justo cuando ella iba a responder, una fuerte contracción llegó haciéndola gritar, mientras le apretaba con fuerza la mano.<br />
Con el corazón encogido pasó casi una hora, viendo su sufrimiento sin poder hacer nada para aliviarlo, maldiciéndose por haberla puesto en esa situación, escuchando sus gritos, temiendo por la vida de la hembra que amaba. Cuando creyó que Raysa no podría soportarlo más porque estaba muy débil estuvo a punto de pedirle a Harvers que hiciera algo para terminar con ese sufrimiento, pero el sonido más maravilloso que hubieran escuchado sus oídos antes llenó la habitación: El llanto de su hijo, fuerte, lleno de vida.<br />
Se volvió rápidamente hacia su shellan, para comprobar que estaba viva, la vio sonreír y con alivio la besó dulcemente en los labios.<br />
Cuando se incorporó Harvers estaba a su lado con un pequeño bulto y de el se asomaban unas diminutas manos, tomó una de las manitos con sus enormes dedos y sintió con emoción como se aferraba con fuerza a él. Jamás olvidaría los momentos que siguieron, aún hoy lo turbaban.<br />
Primero no supo que hacer cuando el medico le extendió la criatura, se sintió tan torpe, con tanto temor de herirlo sin querer, luego de un momento mas de duda, tomó con extrema delicadeza el pequeño cuerpecito envuelto y lo puso sobre el pecho de su hembra, mientras los ojos se llenaban de lágrimas:<br />
—Aquí está nuestro hijo leelan —dijo con voz ronca mientras las lágrimas se deslizaban sin vergüenza por las mejillas.<br />
Su shellan sonrió mientras abrazaba al pequeño.<br />
Sacudió la cabeza levemente mientras todo el miedo que sintió antes iba abandonando su cuerpo y su mente. Raysa había sobrevivido, estaba con él y le había dado el regalo más precioso que una hembra puede ofrecer, poniendo en riesgo su vida, le había dado a su hijo.<br />
—Mi hellren te presento a Wrath, el fruto de nuestro amor, el futuro…<br />
El macho apoyó dulcemente los dedos sobre la boca, mientras susurraba:<br />
—Leelan me estas mostrando nuestro milagro, sin ti no hubiera conocido el amor, sin ti no sabría lo que es tener una familia, éste pequeño, es nuestro milagro, ustedes son mi vida —murmuró mientras la besaba y luego besaba la pequeña cabecita— Son mi vida —siguió murmurando agradecido.<br />
<br />
—Wrath ya estoy lista… —Raysa se detuvo cuando vio a su hellren con lágrimas en los ojos. Sin decir palabra se acercó y apoyó la frente contra la suya, sintiendo como la abrazaba con fuerza. Simplemente no hacían falta palabras, ellos solo sentían un amor tan profundo que estaba mas allá de cualquier cosa.<br />
Unos golpes a la puerta, seguidos de la entrada de Fritz alejaron cualquier oportunidad de intimidad.<br />
Sacudiendo la cabeza sonrió levemente la miró embelesado ante la belleza de su hembra, la tomó de la mano y le dijo:<br />
—Vamos ahora leelan porque de otra manera no llegaremos al bautizo, Butch y Kytara se enfadarán terriblemente si llegamos tarde siquiera —le dijo con voz ronca.<br />
Raysa rió alegremente, mientras le acariciaba el rostro con la mano libre. —Mi hellren te seguiré donde vayas —le respondió con amor.<br />
—Lo sé leelan, lo sé —le dijo antes de que ambos salieran de la habitación.<br />
Nessa cerró la ducha, corrió la cortina y salió para buscar una toalla con la que secarse.<br />
Al mismo tiempo que Zsadist entraba al baño.<br />
—Mira lo que encontré —dijo en un bajo murmullo, sus ojos amarillos brillando de repente con picardía.<br />
—Has encontrado una hembra que necesita urgentemente vestirse. Así que si me permites… —estiró la mano para alcanzar la toalla, pero Z se colocó en medio, impidiéndoselo.<br />
—Creo que me gustas más así —dijo mientras recorría con el índice la línea de su clavícula.<br />
—No creo que sea una vestimenta apropiada para una iglesia.<br />
—¿Quién hablaba de una iglesia? —le dijo con una malvada sonrisa antes de tomarla por la cintura, encaramarla sobre el borde del jacuzzi y demostrarle a qué se refería exactamente.<br />
<br />
Media hora más tarde, Zsadist y Nessa salían del baño ambos envueltos en toallas.<br />
—No puedo creer que te haya permitido que me retrasaras de esa forma. Aún debo embutirme dentro de esa cosa y sabes que no me llevo muy bien con esos temas. Ahora tendré que apurarme y seguramente algo haré mal.<br />
—No fui yo quien dijo que necesitaba ayuda para lavarse la espalda —le mencionó en medio de una risa profunda.<br />
—Sí, bueno. ¿Alguna vez has podido tú? Encima mira que corto que tengo los brazos.<br />
—Pues a mí me parece que tus brazos tienen el largo perfecto —dijo y la luego la besó largamente.<br />
—Sí. Bueno. ¿Sabes? Si seguimos así, no creo que llegue a vestirme jamás. Y puedo asegurarte que mi hermana vendrá por nuestras cabezas.<br />
—Está bien, dejaré que te vistas —la miró de la cabeza a los pies, haciéndola estremecer—. Pero cuando volvamos por la mañana, tendrás algo importante con lo que lidiar, hembra.<br />
—Intentaré estar a la altura de los acontecimientos… como todas las mañanas, macho.<br />
Z gruñó como apreciando sus palabras, le dio un beso breve pero intenso y luego se dirigió al armario para buscar su ropa. Así, Nessa pudo contemplar largamente su espalda grande, sus hombros anchos… y su propio nombre grabado allí en la Antigua Lengua.<br />
Los recuerdos de su ceremonia de emparejamiento le vinieron a la mente rápidamente.<br />
<br />
Nessa y sus hermanas salieron al poco tiempo del hospital de Harvers, ya recuperadas, con el bebé de Kytara en perfecto estado y la alegre noticia de que Leliel y Rhage también serían padres.<br />
Z no había querido perder el tiempo. En la primera cena que tuvieron todos juntos en el complejo para celebrar su victoria, se había puesto en pie para llamar la atención de todos y así les había dicho cuanto la amaba y que quería contar con la compañía de todos para celebrar la ceremonia… si ella lo aceptaba, por supuesto.<br />
Las palabras simplemente le habían fallado en ese momento. Era más de lo que había esperado jamás. Solo atinó a quedarse mirándolo como idiota, con los ojos brillantes de lágrimas contenidas y solo atinó a asentir levemente cuando sintió como Leliel la pateaba por debajo de la mesa. Y luego Zsadist le sonrió. Jamás podría olvidar esa más resplandeciente que el sol, estaba segura.<br />
Y la ceremonia. Se había arrodillado allí y había respondido su nombre cada vez que sus hermanos se lo preguntaron. No se había movido ni un centímetro, ni siquiera parpadeado cuando las dagas cortaron su piel, según el antiguo ritual lo establecía. Sus ojos brillaron más que el sol, pletóricos de orgullo, cuando le llevó la prueba de su hombría y le preguntó si lo aceptaba como suyo. De nuevo, solo un codazo de parte de Kytara esta vez la había quitado de su ensueño para atinar a asentir y tomar el pequeño cofre, antes de que Z se pusiera de pie y la besara.<br />
<br />
Su macho. Jamás habría imaginado que podría amar a un macho, a cualquier macho, como lo amaba a él. Era un amor no solo presente en su corazón y en su alma, sino también en su piel, en su mente, en su sangre, en cada pequeña partícula física y espiritual que componía el todo que era ella.<br />
A pesar de todo, aún había veces en no creía que todo ese amor, esa felicidad le perteneciera a ella, que Zsadist fuera suyo y la hubiera marcado como su hembra. En esos momentos, se acercaba y lo tocaba. La simple sensación de su tacto la tranquilizaba. Como lo hacía ahora, cuando se acercó unos pasos y repasó los antiguos caracteres en su espalda.<br />
<br />
Zsadist cerró los ojos al sentir el tacto de Nessa sobre su piel. Ella delineó con los dedos su propio nombre, con amor y reverencia. Sabía que a veces se asombraba por todo lo que compartían. Él también lo hacía. Incluso, aún tenía pesadillas durante el día sobre el ama, de las que despertaba con un temor profundo arraigado en el pecho, cubierto de un sudor frío. Pero entonces solo alargaba la mano hasta el otro lado de la cama… y allí estaba ella. Su hembra. Su amor. Su todo. Así que la acercaba, la apretaba toda contra sí, abrazándola bien fuerte, sintiendo su respiración y los latidos de su corazón y la calma poco a poco volvía a él.<br />
Así era para ambos. Cuando algo los inquietaba, simplemente se buscaban. Cada uno era el refugio del otro, el remanso de paz. Y agradecía profundamente todos los días el tener a Nessa en su vida.<br />
Cuando dejó de sentir su toque en la espalda, se giró para verla. Ella solo le sonrió, lo besó en la mejilla y luego se dirigió hacia la cama, sobre la que estaba el vestido azul oscuro que utilizaría en el acontecimiento de esa noche.<br />
Zsadist observaba fijamente el vestido con el que Nessa se estaba cubriendo, pero en su mente, era otro el que veía. Recordaba el vestido color plata que ella había llevado en su ceremonia de emparejamiento.<br />
Cuando llegó a la habitación donde la ceremonia de realizaría y la vio, había necesitado de algunos instantes para recuperarse de la impresión. El vestido que se sujetaba alrededor de su cuello con una finísima cadena de oro blanco, caía sobre su esbelto cuerpo con una total naturalidad, enmarcando toda su figura, brillando por las luces. Aunque no tanto como lo hacían sus ojos, más plateados aún que el vestido, rebosantes de emoción. Apenas llevaba maquillaje y su cabello oscuro y rizado, caía a su alrededor como una cascada de noche.<br />
Simplemente había quedado embelesado por aquella hembra, que pronto sería suya de un modo total, completo.<br />
Toda la ceremonia había transcurrido para él cubierta por un manso de irrealidad. Sentía que la había contemplado desde fuera de su propio cuerpo. No había sentido el tacto de la Virgen Escriba en su mano, ni el suelo bajo sus rodillas, ni las dagas y la sal en su espalda, ni la presencia de sus hermanos o las guerreras.<br />
Durante todo el tiempo, una única cosa había sido real para él, y esa había sido Nessa.<br />
Y eso, si era posible algo así, tornaba el asunto aún más irreal. Jamás hubiera creído que podría acercarse a una hembra, a cualquiera, más que para herir, para golpear, para matar. Jamás habría pensado que su corazón y su alma pudieran ser capaces de sentir algo tan tierno, tan puro, por otro ser. Había estado cubierto durante doscientos años por una materia oscura, pegajosa, que lo cegaba, lo ahogaba, que no lo dejaba ser.<br />
Entonces había llegado ella y con su luz, supo que podría ser algo más.<br />
Porque no solo amaba a Nessa.<br />
Amaba a Phury, a su gemelo, aquel que se había arriesgado a sí mismo, incluso perdido una parte, por salvarlo.<br />
Amaba a sus hermanos, quien a pesar de todos esos de mala actitud, de peleas y discusiones, eran hermanos, sus compañeros de lucha, su propia sangre.<br />
Y amaba a todas aquellas hembras, tan fuertes, tan hermosas, tan terribles… Pero lo más puro que la Hermandad había presenciado jamás.<br />
Pero Nessa estaba por sobre todo, porque ella lo amaba, lo tocaba, lo abrazaba, porque veía más allá de sus cicatrices, de su pasado, de su dolor. Lo veía a él. Y él era sencillamente suyo.<br />
En eso había estado pensado cuando le entrego la prueba de su hombría a su hembra, tan emocionada que había necesitado que su hermana la golpeara para reaccionar. Y por eso, la amaba aún más.<br />
Se terminó de vestir sin dejar de contemplarla. Ahora se encontraba frente al festejo, poniendo malas caras debido a que no sabía que hacer con su cabello, mascullando que era una guerrera, no una muñeca Barbie lista para ser empaquetada, tirando de su cabellera que el consideraba hermosa y perfecta.<br />
Salió un momento al pasillo y luego volvió con algo en las manos.<br />
—Nessa —la llamó.<br />
Ella detuvo su perorata y se dio la vuelta para mirarlo.<br />
—¿Sí?<br />
Se acercó y le colocó tras la oreja un perfecto pimpollo de rosa blanca.<br />
—Te amo.<br />
Sus bellos ojos grises se llenaron de lágrimas, que ella se apresuró a contener parpadeando rápidamente. Levantó una mano lentamente y tocó el pimpollo, pero Z le tomó la mano, para evitar que lo desacomodara y luego le besó la palma y el interior de la muñeca, donde su pulso latía.<br />
Nessa pasó sus brazos alrededor de su cuello y lo abrazó. Zsadist le devolvió el abrazo.<br />
—Yo también te amo, hellren. Mucho —le susurró al oído.<br />
Se besaron de nuevo, largamente, hasta que por sus venas corrió un fuego líquido y el aroma a vinculación llenó la habitación. Listo para dar el siguiente paso, se separaron con pesar.<br />
—¿Sabes? —Dijo Nessa, repasándolo con la mirada—. Estás muy guapo.<br />
—Y tú estás completamente apetecible. Harás que el cura necesite confesarse —se detuvo un momento, dudando—. Tal vez sea mejor que te cambies ese vestido.<br />
Nessa rió por su comentario.<br />
—Olvídalo, ya no hay tiempo. Kytara y el poli se enfadarán si llegamos tarde.<br />
Zsadist suspiró, resignado.<br />
—Sí, mejor salgamos de aquí antes de que te quite el vestido, y no precisamente para que lo cambies por otro.<br />
Nessa volvió a reír mientras lo tomaba de la mano y lo guiaba afuera, al encuentro de sus hermanos.<br />
Leliel escucho el ronroneo de Rhage en su oído, como era costumbre su macho se había despertado con apetito. Era una rutina a la que estaba acostumbrada y disfrutaba con mucho placer, como siempre ella simulo estar dormida mientras él se deleitaba besando y mordisqueando su piel.<br />
Rhage la tomo de la cintura y la hizo girar dejándola espaldas, Leliel estiro sus brazos y rodeo su cuello.<br />
Beso sus labios y permitió que sus lenguas se rozaran comenzando un juego al que estaban muy acostumbrados.<br />
—mmm… te desperté? —pregunto mientras su mano seguía la curva de la garganta de ella, descendiendo lentamente hasta sus pechos. —Sabes, me gusta ver como se acelera tu respiración, como tus ojos y cabello cambian de color.<br />
La deseosa mirada de Rhage la recorrió de arriba a abajo, deleitándose con la redondez de sus pechos. Se inclinó y con sus labios capturo uno de sus pezones, ella jadeó excitada y él siguió realizando un camino de besos húmedos hasta llegar a su ombligo.<br />
—Rhage —gimió Leliel mientras acariciaba su espalda— Te deseo —dijo casi sin respiración.<br />
—Lo sé, pero tengo intenciones de…<br />
—No —suplico ella— Hazme el amor, Rhage, ahora…<br />
Con un gruñido de posesión, él se coloco sobre ella. Leliel arqueó las caderas para recibirlo. Él buscó aquel lugar tan ansiado, un grito ronco escapo de su boca cuando la penetró con una simple y profunda estocada.<br />
Ella gimió de placer cuando sus cuerpos se fusionaron como si fuera uno solo, y comenzaron a moverse al compás.<br />
Rhage profundizó aún más su penetración, entre besos y caricias. Aun cuando creyó que conocía cada centímetro del cuerpo de su shellan, ella le mostró una vez más lo apasionada y deseosa que se sentía por estar con él.<br />
Leliel pareció diluirse y derramarse en él. Con un gruñido de triunfo, Rhage se permitió unirse junta a ella al éxtasis…<br />
Durante un largo tiempo permanecieron abrazados, sin pronunciar palabras, disfrutando de la compañía del otro. Ella lo miro embelezada, habían librado muchas batallas para poder estar juntos, y hoy por fin podían disfrutar de la paz…<br />
—¡Mamá! —se escucho el grito de un niño<br />
—¡Papá! —le siguió el grito de una niña<br />
A eso le siguió la puerta abriéndose de golpe y una maldición de Rhage por la poca privacidad que sus hijos le daban.<br />
Leliel dejo escapar una carcajada, aun después de 2 años de muestras de amor para con él, su hellren creía que debía compartirla con sus hijos.<br />
Le costó muchísimo que él comprendiera ella lo amaba a él y estaba feliz por lo hijos que junto con él habían engendrado.<br />
Sacudió la cabeza divertida. Beso a su macho en los labios, se puso el camisón y se levanto… —Buenos días, mis dulces criaturas.<br />
—No toy una quiatura —se quejo Uriel, poniendo sus brazos en jarra.<br />
—Oh! tienes razón, eres todo un niño que casi tiene 2 años —comento Leliel divertida por la cara de su hijo despeinando su cabellera medio larga. Era igual a ella, tenia el cabello rubio casi blanco y cuando se enojaba comenzaba a mostrar algunos signos que tarde o temprano tendría que enseñarle a manejar el fuego.<br />
—Mamá —llamo una pequeña versión de Rhage en femenina… todavía se reía del chiste de Vishous cuando su hija cumplió su primer año.<br />
<br />
—Niña… a vos no te van a faltar machos para vincularte—dijo divertido cuando Brenna lo había besado en la mejilla.<br />
Rhage golpeo la mesa furioso —un cuerno… nada de machos para mi hija—grito.<br />
Leliel que no podía dejar de reírse le dio un golpe en la nuca —nada de ser castrador con mi hija macho —beso su mejilla y le susurro— además, no creo que cualquiera vaya a querer una hembra con tremenda bestia para domar, no? Somos pocos los suicidas a Gràhd —beso sus labios y entonces sintió como Rhage se relajaba.<br />
<br />
—Que princesa? —pregunto mientras alzaba a Uriel<br />
—Mamá… ¿podemo’ milar dibujitos aquí? —pregunto Brenna, mientras se aferraba a las mantas. Era igual a Rhage, tenía el mismo hermoso color de ojos de su padre. También tenía la misma sonrisa, y por desgracia tenía el mismo tatuaje en la espalda.<br />
Fue toda una decepción cuando ella nació con la marca del dragón, no porque no quisiera sino porque en el futuro, sería mucho más complicado.<br />
Jamás podría olvidarse la expresión de Rhage cuando lo vio, pero se comporto como el mejor. No había dicho nada hasta que no estuvieron solos y aun así tuvo ella que preguntarle unas cuantas veces, hasta que se desplomo en su regazo…<br />
<br />
—cuéntame a Gràhd… habla con tu shellan —pidió Leliel mientras peinaba con sus dedos el cabello de Rhage. Hacía una semana que los gemelos habían nacido y él estaba como loco, había evitado tocar a Brenna por todos los medios. Al principio pensó que era porque tenía miedo, pero cuando la noche anterior lo encontró observándola pudo ver la culpa y entonces comprendió todo.<br />
Rhage sorbió sus lágrimas —perdoname tahlly… perdoname… por mi culpa ella deberá vivir con esa carga y todo porque…<br />
Leliel puso un dedo sobre sus labios y le sonrío muy dulcemente —No amor. No tengo nada que perdonarte, porque entonces Uriel es quien deberá combatir con el fuego. —respiro profundo y lucho para no llorar— sabíamos que es lo que iba a pasar el día que tuviéramos hijos, agradezcamos que salieron ilesos de la batalla.<br />
«El día de mañana estoy muy segura que van a estar muy orgullosos de los padres que le tocaron. Los dos sufrimos mucho para llegar acá…<br />
Rhage dejo escapar un gruñido de satisfacción —Te amo Leliel… gracias por esos niños tan hermosos que me has dado.<br />
Ella sonrió —te aseguro que son lo que son, gracias a los dos y a tantos momentos de…<br />
Rhage impidió que siguiera hablando cuando poso sus labios sobre los de ella. Llevaban meses de abstinencia y la bestia interna necesitaba de su sellan, pero así y todo comprendía que debía esperar a que ella estuviera mejor. Se obligo a separarse de ella.<br />
Leliel respiro hondo, intentando recuperarse —además —dijo con la voz aun ronca— piensa que vos ya tienes experiencia domando bestias —comento divertida.<br />
—y no me arrepiento en absoluto haber sido tan insistente.<br />
<br />
Leliel enjuago unas cuantas lágrimas, y le sonrió a Rhage que la miraba preocupado. —Ustedes van a ver sus dibujitos en su habitación… mientras mamá y papá se cambian. —Al ver la expresión en el rostro de sus hijos agrego —no quiero quejas, porque entonces no hay televisión para nadie.<br />
Rhage termino de ponerse unos pantalones y tomo en brazos a la Brenna —vamos, que su madre dio una orden, y a menos que quieran provocar un incendio…<br />
—Ey! Deja de ponerme como la mala… —dijo dándole un golpe en brazo.<br />
—Eso jamás tahlly… —la beso en los labios— solamente digo la verdad —Rhage sonrió divertido al ver la expresión de su shellan, seguramente estaba planeando alguna venganza.<br />
Una vez que dejaron a sus hijos sentados mirando una película, volvieron a la habitación… como bien sabía ella estaba enojada. Siempre se molestaba fácilmente pero también sabía que no iba a tardar mucho en estar como si nada hubiera sucedido.<br />
La observo entrar al baño sin decir palabra… al cabo de unos minutos salió desnuda. Ella no sabía lo que era una toalla, venía con un secado incorporado, y su miembro supo apreciar el espectáculo que ella le daba. Descarto enseguida la idea de tener sexo con ella, pero así y todo observo con la gracia que buscaba ropa… sabía que terminaría optando por un pantalón de cuero y un strapless.<br />
Jamás hubiera pensado que después de haber conocido a tantas hembras iba a terminar con alguien como Leliel. La deseo desde el primer momento en que la vio, pero a su vez la odio desde la primera vez que hablo con ella. Así y todo soñó tantas veces con hacerla suya que cuando logro su cometido sintió que había valido la pena tanta espera.<br />
Leliel fue su salvación, y jamás dejaría de serlo. Es ella quien siempre esta cuando su bestia sale, quien lo acuna, quien lo hace volver a ser un macho. Fue ella quien lo consoló cuando creyó que el mundo se venía abajo porque su hija había sido la que heredó su maldición. Fue ella quien…<br />
—¿Vas a estar mirándome por mucho tiempo más? Te recuerdo que es el cumpleaños de tu sobrina y hay que llegar a la iglesia temprano —comento Leliel dejando ver su cuerpo aun desnudo<br />
Él se encogió de hombros —creo que la madrina tendría que ir vestida con algo más formal —dijo señalando un pantalón de cuero negro y un strapless negro con detalles rojos.<br />
Si las miradas matasen, entonces Rhage sería un cadáver acribillado —mi ahijada no se queja de mi ropa. —Dijo de forma orgullosa— además, es lo único que queda bien con mis guantes. Pobre niña… los padres tendrían que haberlo pensando mejor, ninguno de los padrinos puede tener contacto directo con ella… bueno, Vishous solo un poco…<br />
Rhage se levanto, se acerco a ella y despeino su cabello —así y todo, Jana te ama. No te quejes más, que sin importar como vayas vestida, para mí vas a ser la más hermosa de todas las hembras.<br />
—Eso ya lo sé. —comento sonriendo, mientras señalaba la notable erección. Beso sus labios y le pellizco un muslo —vete a bañar… que me termino de cambiar y voy con los niños.<br />
Él dejo escapar un gruñido de frustración y se encamino al baño.<br />
—A Gràhd —llamo cuando hubo terminado de calzarse sus pantalones.<br />
Rhage se paro en la puerta del baño y la miro.<br />
—Gracias por ser perseverante. —Corrió hasta donde estaba él y lo beso como poseída—. Te amo —dijo mientras envolvía sus piernas en la cadera de él y juntos entraban al baño.<br />
Butch subió corriendo las escaleras de la mansión, desesperado por verlas a ambas, miro su reloj y se dio cuanta que estaba llegando tarde. Maldijo mentalmente al comprender que Kytara no se lo iba a perdonar.<br />
Cuando abrió la puerta de la habitación que compartían con su familia, su shellan le dijo.<br />
—Guerrero creo recordar que hoy teníamos una cita, no? —Soltó un suspiro melodramático—. Sé que luchar por los civiles es una causa que te tomas muy a pecho, pero creo que nosotras éramos tu mejor negocio.<br />
Butch suspiro y se dirigió hacia ellas. Encontrándose con la hermosa escena de Kytara peinando los rizos castaños de Jana, su hija.<br />
Era la viva imagen de su madre en miniatura, y eso le daba un poco de miedo al pensar en la cantidad de cráneos que iba a tener que partir cuando se vuelva una mujer y ni pensar si se vinculara con otro guerrero. Un escalofrío lo recorrió “Que la virgen no lo permita, mataría al mal nacido que se atreva a tocarla.”<br />
—¡A pá! —Grito Jana emocionada, estirando sus bracitos hacía su padre…<br />
—Como están mis ladys? —No pudo resistirse al pedido de su hija y la alzó en brazos dándole un sonoro beso en su mejilla. Jana rió alegremente.<br />
—Deja de malcriarla y saluda a tu Shellan como corresponde —Kytara lo tomo de la cintura y le ofreció sus labios, a los cuales Butch degusto con pasión.<br />
—Siento mucho la tardanza, un grupo de lessers se nos cruzo en el camino cuando nos volvíamos. —Puso en uno de sus brazos a su hija y con su mano libre la uso para rodear la cintura de su mujer, así es como el siempre quería estar.<br />
—Lo sé Nullum, V me envió un mensaje de texto avisando este contratiempo. —Le dio un pequeño apretón rodeándolo con sus brazos—. No sé porque pensó que esto me iba disgustar…<br />
Kytara no vio como Butch torcía los labios, recordando el día que llego tarde al primer cumpleaños de Jana.<br />
<br />
Su shellan había estado preparando la fiesta durante mas de tres meses, parecía el acontecimiento del año, hasta cuando bromeo con ello, le contesto —Es el cumpleaños de NUESTRA hija, es su primer cumpleaños y todo tiene que ser perfecto.<br />
Con eso comprendió lo importante que era su hija para ella.<br />
Algo que él siempre había tenido un grado de duda.<br />
Era sabido que para los guerreros un hijo no era algo importante, pero para una guerrera no sabia que esperar, ya que jamás antes se había sabido de ellas y mucho menos de que puedan llegar a ser madres, y con eso siempre le dio cierto de temor durante todo el embarazos a que Kytara rechazara a la criatura una vez estando con ellos.<br />
Pero sus temores fueron disipados en día que nació Jana, por suerte para él y para su shellan el parto fue tranquilo y desde un primer momento se noto que Kytara se enamoro de su bebe. Lloro tomándola en brazos y le dio un delicado beso en la cabecita de su diminuta hija.<br />
En ese momento no se le ocurría poner en duda el cariño de su shellan, pero cuando hablaban de su futuro, ella solo decía —Será lo que tenga que ser Nullum, ni tu ni nadie puede contra eso.<br />
Entonces la duda era plantada y su temor crecía día a día, nunca se le ocurrió preguntarle a Kytara, y la única vez que se lo consulto a Vishous este lo miro y se rió diciéndole que era imposible, que su guerrera mataría a cualquiera que hiciera daño a su pequeña.<br />
Algo que él se dio cuenta ese el día que por mala suerte llego tarde al cumpleaños de Jana, y por un error casi pierde a sus dos amores.<br />
Había terminado de recorrer el barrio cerca de Zero Zum cuando se disponía a regresar con Rhage la mansión.<br />
Justo detrás del callejón donde tenia la salida la mayoría de los hermanos salieron corriendo un par de civiles que casi se los llevan por delante cuando pasaron cerca de ellos, lo que le sorprendió es que detrás de ellos salio en estampida Xhex, dando de lleno con Butch, cayeron juntos contra el capo del auto.<br />
—Hola poli, que placer verte. —Dijo Xhex relamiéndose los labios.<br />
—Un gusto. —Le contesto Butch sacándosela de encima—. ¿Pasó algo?<br />
—Esos dos pendejos golpearon a una de las mujeres, y los sorprendí en plena faena, pero no me dieron tiempo a enseñarles respeto.<br />
—¿Quieres que los busquemos por ti? —Pregunto Rhage conteniendo una risa tratando de que Butch no se cabree por esto.<br />
—No gracias —Le contesto seco, el macho que le interesaba no era ese, sino el que tenia en frente suyo—. ¿Quieres pasar por el bar y recordar viejos tiempos?<br />
Butch la miro y busco la manera más suave de rechazar la invitación —No puedo estoy apurado, vamos Holly —Miro mas allá de Xhex tratando de no saltar sobre ella y ahorcaría al gigante que estaba rojo tratando de contener la carcajada que pugnaba por salir.<br />
Butch se dio la vuelta y se subió al auto seguido del hermano, ya en el y rumbo a la mansión Rhage soltó la carcajada ganándose una mirada de odio por parte de Butch.<br />
—¡Ya cállate! —estaba furioso con ese accidente estaba impregnado con el olor de la encargada de seguridad del bar y era algo que su shellan no pasaría por alto.<br />
Pero como su copiloto salio en su ayuda diciéndole —Yo te cubro mientras te cambias pero dame una buena escusa para tu guerrera.<br />
Butch suspiro y le agradeció a Rhage el gesto —Solo dile que algo me retrazo y que enseguida estaré con ellas.<br />
Y todo marchaba así hasta que Kytara lo miro a Rhage y no le creyó nada de lo que le dijo. Entonces se acerco a Raysa y le dijo que tomara a Jana que ella personalmente iba a ir a buscarlo.<br />
Salio del salón donde todos estaban reunidos y se dirigió a las habitaciones que compartía con su familia. Al entrar no vio por ningún lado a Butch, pero al escuchar la regadera se dio cuenta que estaba tomando un baño.<br />
Se acerco a la ducha y desde la puerta le pregunto —¿Nullum que paso?<br />
—Nada Ky, solo un grupo de lassers que se nos cruzaron en el camino los malditos, eran fuertes y nos costo derrotarlos.<br />
Kytara suspiro, era solo eso. Giro para ir hacia en dormitorio cuando sintió un olor raro, una esencia, siguió su olfato y venia de la ropa que se había quitado Butch. Tomo la camiseta y la olio detenidamente ya que no era el olor de su hombre, sino de una hembra. Sintió que la furia tomaba posesión de su cuerpo, que su poder iba creciendo desatando el viento que comenzó a azotar las ramas de los árboles al igual que las ventanas. Tomando esa sucia evidencia volvió a la ducha y de un solo golpe hizo añicos la mampara que lo separaba de Butch.<br />
Este estaba sorprendido al verla a su shellan ahí de pie con la mirada cargada de odio y con su camisa en su mano.<br />
—Maldición. —Dijo en susurros.<br />
—¡¡¡Así que no lo niegas bastardo!!! —Grito Kytara, era una hembra engañada por su propia pareja vinculada. —Como pudiste… —Sintió un nudo en su garganta pero no lloraría.<br />
—¡Ky no es lo que piensas te lo juro! —mil veces maldito, el supo que esto pasaría, pero lo mataba ver el dolor en los ojos de su Shellan, ¿Cómo podía creer una cosa así?<br />
—¿Entonces por que me mentiste? —Sentía que su mundo se caí a pedazos en cuestión de segundos —¡Justo hoy Butch! El día del cumpleaños de Jana.<br />
Su hija, no iba a permitir que sea testigo de esta degradación.<br />
Se dio la vuelta y se dirigió a los placares, se tenía que ir, y llevarse a su hija, lejos de todo eso, no sabía a donde pero tenía que escapar.<br />
—¡Kytara por dios! ¿Qué haces? —Butch la siguió desnudo, chorreando agua, mojando todo a su paso.<br />
La tomo de los brazos al ver que tomaba unas maletas y trataba de llenarlas de ropa.<br />
—¡Basta Kytara! —Le grito en la cara cuando esta empezó a luchar contra su agarre—. ¡No es lo que piensas! ¿Quieres escuchar?<br />
—¿Quién es? Yo ya sentí ese olor en otro lado, ¡dime quien es así la mato! —Le grito presa de una furia, no quería entrar en razones. Fue herida por la persona que más amaba y quería venganza.<br />
—¡No vas a matar a nadie, porque no paso nada, ella solo me choco, nada mas! —La soltó y mirando a esos ojos violetas le hablo con todo lo que sentía—. ¿Cómo puedes pensar eso de mí? ¿Con todo lo que pasamos? ¿Cómo dudas tan solo un segundo de mi amor? —Soltó un suspiro y le dijo— Te amo pequeña y tu lo sabes.<br />
Se dio la vuelta y se dirigió hacia el baño, tomo la primera toalla que tenia a mano y se comenzó a secar. Se sentó sobre el borde de la bañera y coloco la cabeza entres sus manos, pensando en como en un segundo toda su felicidad se fue por un desagüe.<br />
Entonces sintió las manos suaves de su shellan entre una tolla, la miro y la vio de rodillas frente a él.<br />
—Te tienes que apurar, o no llegaremos para que nuestra hija sople su velita. —Luego lo ayudo a cambiarse, le dijo—. Era Xhex, no?<br />
Butch la miro —Si.<br />
Se dio la vuelta y se dirigía a la salida cuando Kytara le dijo —Lo siento, espero que alguna vez me perdones.<br />
Giro y la vio ahí de pie con un traje Armani que cuando se lo mostró desfilo para él para que apreciará en todos los ángulos lo bien que le quedaba.<br />
Pero lo que lo destrozó fue ver su rostro surcado por las lágrimas derramadas. No se puedo contener y camino hacia ella abriendo los brazos. Kytara fue hacia ellos y se refugio en el pecho de su Nullum.<br />
Levanto su rostro y sus labios fueron tomados por la boca de Butch en un beso lleno de pasión y promesas. Sus ropas volaron y ambos terminaron enroscados sobre la alfombra en una danza de amor salvaje llena de promesas de amor.<br />
Cuando terminaron, Butch aun sosteniéndola en sus brazos le dijo —jamás vuelvas a dudar de mi amor.<br />
Kytara beso sus labios y le contesto —jamás Nullum.<br />
Se cambiaron y bajaron a la fiesta donde fueron recibidos por cada tipo de bromas habidas y por haber.<br />
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—¿En que piensas Butch? —preguntó Kytara tomando a su hija entre sus brazos, así este se podía cambiar para ir hacia la iglesia donde Jana iba a ser bautizada. Por suerte consiguieron una capilla donde no le importo al cura tener que bautizar a la niña de noche. También con el fajote de dinero que puso Butch sobre su escritorio, no se iba a poder negar.<br />
—En la suerte que tengo de haberte conocido y tenerte a mi lado —le dio un rápido beso y se entro a duchar.<br />
Luego se cambio y los tres se dirigieron a las escaleras donde todos sus hermanos y hermanas lo esperaban, para ir hacía la iglesia y volverían para festejar el segundo año de Jana.<br />
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Fin<br />
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<br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-64545589905424848022016-01-26T01:44:00.000-08:002016-01-26T01:44:45.762-08:00Las Protectoras de la Noche. capítulos 29 y 30.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-size: large;"><b><br /><br /><br />CAPÍTULO 29</b></span><br />
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Zsadist se elevó lentamente hacia la conciencia. Sentía el cuerpo dolorido y los músculos cansados, pero aparte de eso se sentía… bastante bien, de hecho. Era una sensación confusa, ya que no acostumbraba sentirse bien de una manera confortable, cálida, sana, como ahora.<br />
Un fresco aroma llegó hasta él. Abrió los ojos y giró la cabeza en la dirección desde la que venía la dulce fragancia. Y la vio: Nessa. Los recuerdos de la noche anterior volvieron a él y la sensación de bienestar se esfumó. ¿Qué había hecho? ¿Por qué le había permitido que lo alimentara? Debía alejarla de él lo antes posible antes de dañarla irreversiblemente. Era tan pequeña y parecía tan vulnerable. Se preguntó cuantas veces se había propuesto lo mismo y no había hecho nada.<br />
La miró atentamente. Estaba dormida sobre una butaca junto a la cama. Los muslos pegados al pecho, los brazos abrazando las piernas, la cabeza apoyada sobre las rodillas. Tenía muy buen aspecto y no veía ningún moratón en su blanca piel. Entonces eso significaba que había pasado algunos días inconsciente. Dirigió la mirada hacia su propio pecho, que estaba parcialmente cubierto por las sábanas. Sus heridas eran apenas unas marcas rosadas. Levantó lentamente una mano y se tocó el pecho. Sí, se encontraba perfectamente.<br />
<a name='more'></a><br />
Suspiró y elevó la mirada hacia el dosel de la cama. La sangre de Nessa era prácticamente pura y muy poderosa. Su sangre no debería estar dentro de un bastardo como él. Pero no podía olvidar su sabor tan maravilloso y refrescante, la sensación de la suave piel bajo sus labios. Su pene se endureció dolorosamente. Nunca había sentido deseo por una hembra, jamás. De hecho, su misoginia era conocida por todos. Hasta que ella apareció. Lo encantaba de un modo que no podía llegar a comprender, como si de una hechicera se tratase. No podía evitar quedarse mirándola cuando estaban en una misma habitación, tratando de evitar el impulso de acercarse, así como tampoco podía evitar temer por ella cuando salían a patrullar. El recuerdo del ataque de ese monstruo llenó su sangre de una negra ira. Nada impediría que en cuanto pudiera salir se comiera las tripas de aquel bastardo y se bañara en su sangre en venganza por lo que le había a su hembra. Porque ella era suya.<br />
Ese pensamiento vino acompañado de un aroma a oscuras especias que emanaba de su propio cuerpo. Y al captar su olfato al mismo tiempo el olor de Nessa y la evidencia de que se había convertido en un macho vinculado, tuvo que emplear todas sus menguadas fuerzas para no ceder a la tentación de convertir una simple ilusión en realidad. La tentación de tumbarla en la cama bajo él y joderla una y otra vez, de adentrarse en su cuerpo duramente, hasta que ambos cayeran exhaustos y no pudieran moverse de cansancio y de los regustos del éxtasis. Su maldita cosa estaba durísima y le dolía terriblemente. Y él era un jodido estúpido.<br />
De repente, recordó la manera en que los ojos de Nessa lo habían mirado mientras él bebía de su vena. La luz que convertía su mirada gris en plata le hablaba claramente de los deseos de la hembra. Y el solo hecho de saber que se entregaría gustosamente a él… Dios, era insoportable, ¡como la deseaba!<br />
Hasta que un recuerdo de su ama se coló en su mente y fue suficiente para matar su deseo. Era un sucio bastardo arruinado y sin valor, excepto para su gemelo, aunque eso era algo que no podía llegar a entender. Ahora parecía que Nessa se había unido al club de Phury.<br />
Resuelto a alejarse de allí, intentó levantarse. Seguramente había emitido sin darse cuenta algún sonido debido al dolor que todavía le causaban las heridas, porque Nessa se despertó con un pequeño sobresalto.<br />
—¿Zsadist? —dijo, aún algo confundida antes de girarse hacia él.<br />
Cuando su pequeña mano hizo contacto con su pecho en un intento por que volviera a acostarse, todo comenzó otra vez. Todos sus sentidos, y eso también, volvieron a enfocarse sólo en ella.<br />
—No es conveniente que te levantes todavía —le dijo con la voz muy suave—. Has estado durmiendo durante tres días y no has comido nada. Podrías marearte.<br />
Y de hecho, así fue. Mientras la habitación giraba a su alrededor, cedió a la suave presión en el centro de su pecho y se acostó otra vez. Luego de acariciarle apenas con el dedo índice la hundida mejilla, Nessa se dirigió hacia la mesita de noche, donde había tres manzanas verdes sobre un plato. Tomó un cuchillo para fruta y las peló y cortó en pequeños trozos. Le alcanzó uno de los trozos con la mano. No se lo dio en la boca, sino que se lo tendió para que él pudiera tomarlo. Maldición, no podía ser tan buena.<br />
—¿Cómo te sientes? —le preguntó. Su voz seguía teniendo ese tono extremadamente suave.<br />
—Como si me hubiera pisado un maldito tren —respondió sin pensar.<br />
La expresión de pesar que se dibujó en su rostro era auténtica y un brillo de culpa apareció en sus ojos. Alargó la mano hacia él<br />
—Me las he visto peores —se apresuró a decirle antes de que pudiera tocarlo—. No es nada por lo que tengas que preocuparte.<br />
Dejó caer la mano y miró durante un segundo. Asintió brevemente y le alcanzó otro trozo de manzana.<br />
—Me han ordenado que informe cuando por fin despertaras para llamar a Havers —le explicó mientras masticaba—. ¿Quieres que lo haga?<br />
No, no quería a nadie más fastidiándolo con cosas médicas, advertencias, recomendaciones y prohibiciones, sin importar lo mucho que le doliera el jodido cuerpo. Y ella lo sabía, por eso le había preguntado. No sabía si sentirse molesto o halagado por el hecho de que pareciera conocerlo tanto.<br />
—No —dijo secamente, mientras aceptaba otro trozo de manzana.<br />
Acabó la primera manzana e iba por la mitad de la segunda, cuando ella soltó de repente:<br />
—¿Necesitas alimentarte otra vez?<br />
La furia que se desencadenó dentro de él fue tan grande que de un único movimiento, se quitó las sábanas de encima y se puso de pie. No estaba enojado con ella por haberse ofrecido, sino consigo mismo por querer aceptar su ofrecimiento. Nessa lo miraba con los ojos aturdidos.<br />
—¡Basta! —Rugió Zsadist de repente, agobiado por todo lo que había dentro de él.<br />
Nessa se sobresaltó y dejó caer el trozo de manzana que sostenía entre los dedos.<br />
Mirándola con frío desdén a sus perplejos ojos, le habló.<br />
—¿Por qué crees que soy así? ¿Por estas malditas marcas? —Giró el cuerpo para encararla y levantó las muñecas para que viera bien las bandas negras tatuadas en ellas. Nessa seguía mirándolo a los ojos—. ¿Acaso crees que solo cargo el estigma de haber sido un esclavo de sangre? ¿Crees que después de cien años aún sigo compadeciéndome a mí mismo? —Soltó una carcajada que no contenía ningún signo de diversión, al contrario, era sumamente fría y espeluznante. De pronto, su rostro perdió toda expresión y sus ojos se vaciaron completamente.<br />
Nessa lo miraba con la misma expresión sin viso de emociones. Pero Zsadist sabía que no estaba tan impasible como parecía. Sentía su corazón latir desbocado y un ligero tufillo, mitad inseguridad, mitad miedo, que emanaba de ella. Al ver que no él continuaba, ella habló:<br />
—No, Zsadist, no sé por qué eres así. ¿No quieres contármelo? —Su voz sonó tan fría como las aguas de los mares del Norte.<br />
La voz de Zsadist, en cambio, salió ronca.<br />
—No, no quiero. Ni siquiera Phury sabe todo.<br />
—Pero yo no soy Phury, ni soy los demás. Yo soy yo, Zsadist, y lo hayas querido o no, te guste o te disguste, te has acercado más a mí en este último tiempo que a tu gemelo en los últimos cien años. Así que vamos, atrévete. Usa el mismo valor que te postró en esa cama y háblame.<br />
Zadist gruñó y apretó las manos en sendos puños ante el velado insulto de su hembra.<br />
Nessa solo levantó una ceja sarcásticamente. Lo estaba provocando. Lo incitaba a hablar tratándolo de esa forma, como si lo que le pasó no fuera gran cosa en realidad y él fuera un niño caprichoso que se contentaba con llorar en las esquinas, lamiéndose las heridas.<br />
Sinceramente, a Zsadist le importaba una jodida mierda lo que los demás pensaran de él. Pero no podía quedarse impasible cuando su propia hembra lo llamaba cobarde. ¿Pero acaso eso era peor que la verdad?<br />
Ante su silencio. Nessa miró sobre su hombro, al cráneo que estaba a un costado del jergón donde normalmente dormía.<br />
—Es tu ama —no era una pregunta—. ¿Por qué la mataste?<br />
Zsadist miró aquel pedazo de hueso y las manos se le crisparon por la necesidad de tocarlo, de saber que era real, que ella había muerto.<br />
—Era una puta. Y estaba malditamente enferma —se sorprendió de oír su propia voz. Pero no la miraba a los ojos, su mirada estaba concentrada en los oscuros rizos que se desparramaban por los costados de su cuerpo—. Una niñera me secuestró de mi propia cuna cuando era apenas un bebé, ¿sabías eso? ¬—Nessa asintió—. Viví con ella dos años, hasta que murió. Un sirviente del ama me encontró y me llevó a su casa. Trabajaba como mozo. Hasta… que llegó mi transición —su voz se cortó en ese punto. Nessa hizo un ademán de acercarse, pero la mirada de Zsadist la dejó clavada en su lugar. Él volvió a mirar su cabello—. Ella había perdido a su esclavo de sangre y yo… yo le gustaba. Mucho. Nunca tuve oportunidad de verme en un espejo, pero… creo… que me parecía mucho a Phury, creo que era igual a él en ese entonces. Tú lo conoces, sabes que es apuesto —sintió la mirada de Nessa arder sobre él y levantó la vista hacia ella. Su mirada no podía ser más clara. Tú también, le decía. Ignorando el mensaje y lo que en él provocaba, desvió los ojos y continuó con el relato—. Recuerdo… recuerdo el dolor, el dolor de aquello, la transición. Y cuando desperté… no podía moverme. Estaba sobre una mesa atado de pies y manos y ella me miraba… sus ojos brillaban… de deseo. Dijo que le gustaban mis ojos y mi cabello. Luego se fue y un tipo me tatuó estas —se tocó brevemente la banda que rodeaba la gruesa columna de su cuello—. Y me tiraron en un calabozo. Desnudo. Por Dios, ni siquiera podía moverme, no controlaba mi nuevo cuerpo —comenzó a balancearse hacia atrás y hacia delante.<br />
El corazón de Nessa se estaba rompiendo. Observar a Zsadist en esa agonía era superior a sus fuerzas. Se balanceaba y se abrazaba a sí mismo, como queriendo resguardarse de los recuerdos que lo atormentaban. Ella solo quería levantarse, acercarse a él y abrazar esos enormes hombros, sujetarlo fuerte, cobijarlo en su pecho hasta que pasara a formar parte de ella misma, su cuerpo y su alma, para así poder protegerlo de todo mal, pasado, presente o futuro.<br />
Pero sabía que no se lo permitiría. Zsadist la empujaría, le gruñiría y se encerraría aún más en sí mismo, dando por finalizada cualquier conversación, si es que podía llamársele así a lo que estaban haciendo. Y entonces su corazón se rompería aún más por su rechazo y ella no estaba segura de que pudiera dejar de sangrar alguna vez. Así que apretó aún más los puño para contenerse, con la vista clavada en la pared de enfrente, sin notar los pinchazos de las uñas en sus palmas.<br />
—No era solo sangre lo que quería de mí —continuó Zsadist, sin dejar de abrazarse y balancearse—. Quería más. Aún… aún puedo sentir el olor de esa maldita pomada y sus manos cuando la aplicaba sobre mí… —apretó los dientes con fuerza y un gruñido brotó de entre sus labios—. Me quería a mí —sentenció. Buscó la mirada de Nessa y, como temía, encontró comprensión en ella. Sí, por supuesto, sabía muy bien a qué se refería—. Yo… yo… no me excitaba, por eso la pomada. Cuando venía a mí, me drogaban. En la comida al principio y cuando vieron que yo me negaba a tomarla, me lanzaban dardos a través de mirillas en la puertas o las paredes. Y me despertaba atado, con las manos del ama… alí. Entonces se colocaba sobre mí y tomaba todo lo que quería. Todo.<br />
En ese punto, Zsadist se detuvo. Arrimó las piernas al pecho y las abrazó. Se encogió y cerró los ojos mientras comenzaba a respirar profunda y pesadamente. Nessa estaba quieta como una estatua. De pronto, Zsadist abrió los ojos y su mirada cayó sobre el trozo de manzana que la hembra había dejado caer. Alargó el brazo para tomarlo y lo estrujó entre sus largos dedos, hasta que una gota de jugo se escurrió entre ellos y cayó. Nessa se preguntó si imaginaba que era la cabeza de su ama lo que su mano apretaba tan violentamente.<br />
Porque ella sí.<br />
Zsadist aflojó el apretón y se limpió las manos e las sábanas, antes de volver a abrazarse las piernas y continuar. Ahora sudaba.<br />
—Venía a mí constantemente. Yo solo quería morir, pero no me lo permitía. Me obligaba a alimentarme. Una vez, me negué a beber de una de las hembras que llevaron a mi celda. La mataron por eso —se detuvo un momento y exhaló un profundo suspiro—. Ella estaba especialmente extasiada por… el tamaño. En ocasiones, llevaba a otros machos, sus amantes y lo exhibía como a un trofeo, me montaba delante de ellos. Y entonces… entonces… me ponían boca abajo. Y les llegaba su turno.<br />
Nessa no pudo evitar emitir un sonido ahogado. Había cerrado los ojos y sus labios temblaban.<br />
Zsadist evitó mirarla. Si veía el asco en su rostro, definitivamente se vería obligado a ponerle fin a su miseria. Por un instante, lo sorprendió que algo que tanto había buscado, el alejamiento de Nessa, lo lastimara tanto. Se obligó a continuar.<br />
—Hasta que llegó Phury. Él me había buscado todo ese tiempo. Pero la misma noche que me encontró, el hellren del ama se enteró de mi existencia. Me hizo el corte en el rostro y me azotó la espalda. Phury tuvo que lanzarnos al mar para poder escapar. Saltó por un acantilado, pero su pierna quedó enganchada en una saliente. Se disparó él mismo, así la perdió. Jodido estúpido. Y así… fue. Por eso te quiero lejos, maldita sea. Estoy sucio, manchado. No puedo tocarte, no debo tocarte.<br />
Nessa solo atinaba a observarlo. Los ojos de Zsadist estaban vacíos, sin vida. Y no dejaba de restregarse las bandas de las muñecas con las uñas. Sabía que debía reaccionar, decirle algo, pero no atinaba a nada más que a mirarlo. Y aunque hubiera podido decir algo, ¿qué podría ser que él no interpretara como lástima o piedad? ¿Cómo hacerle entender que todo el odio que sentía no estaba dirigido a él, si no al pérfido monstruo que lo había lastimado tanto y a tantos niveles? ¿Cómo explicarle que el respeto y admiración que le inspiraba no habían disminuido ni un ápice? ¿Qué seguía amándolo tanto que dolía?<br />
La hembra en ella quería atraerlo hacia sí, abrazarlo, consolarlo, invitarlo a que se solazara con ella, con su cuerpo, su sangre y su alma, pese que esta última estuviera tan manchada como la del propio Zsadist. La guerrera en ella quería tomar sus dagas y salir a la oscura noche en busca de venganza, hacerle pagar a la maldita zorra y a todo su linaje cada herida, cada humillación, cada maltrato y violación que su macho hubiera sufrido por multiplicado; cazarlos a todos y llevarlos ante él para que pudiera bañarse en su sangre y librarse así de todo. Quería hacer todo y a la vez, temía hacer nada más.<br />
Pero a fin de cuentas, lo único que importaba era permaneciera con ella, que no la dejara, que le permitiera formar parte de él y que él formara parte de ella. Se conformaría con incluso con quedarse como estaban ahora, si eso duraba por toda la eternidad: Zsadist en la cama, ella en la silla, a unos pocos centímetros el uno del otro, el suficiente como para no incomodarlo, pero aún así sintiendo el calor de su cuerpo.<br />
No me dejes, Zsadist. Por favor, pensó, antes de aflojar los puños y levantar una mano.<br />
Como si nada hubiese ocurrido, Nessa le extendió otro trozo de manzana.<br />
Zsadist se irguió y la miró a los ojos. Se rostro estaba sereno y su mirada brillaba más que nunca. No había rechazo en ella, ni odio, ni asco. Sus ojos le decían: No te condeno, no te culpo, te entiendo. No me alejes Zsadist. Te acepto. Acéptame tú.<br />
Y Zsadist lo tomó. Pero en vez de llevarse el trozo a la boca, siguiendo un impulso primitivo, se lo ofreció a ella. Nessa lo miró un instante y, en vez de tomarlo con la mano, inclinó la cabeza y lo tomó con su boca, no solo el trozo de fruta, si no también las puntas de su índice y su pulgar. La visión de esos labios rosados y suaves cerrados en torno a sus dedos, y el hecho de estar alimentando a su hembra, acabó con él.<br />
Sorprendiéndola y lanzando un gruñido, la tomó de la muñeca y tiró de ella hasta sentarla en su regazo y sin darle tiempo, comenzó a besarla de una manera voraz. Sin pensar siquiera en lo que hacía, colocó una mano en su nuca y la otra en torno a su cintura y la ciño fuertemente contra él, sintiendo sus senos aplastarse contra su pecho, distinguiendo contra su piel los duros botones que eran sus pezones, mientras con su lengua penetraba su boca una y otra vez, la lamía, la saboreaba, la poseía.<br />
A pesar de que ella respondía su beso con la misma intensidad que él transmitía, tenía las manos quietas, apoyadas sobre el respaldo de la cama detrás suyo. Se separó y la miró a los ojos, que relucían en la penumbra.<br />
—Tócame —le pidió en un susurro.<br />
Nessa se mordió los labios ante el pedido de Zsadist. No solo le había pedido que lo tocara, si no que lo había hecho de una forma que decía que necesitaba su toque más que a nada. Separó sus las manos del respaldar y con la respiración aún agitada, comenzó a tocarle el rostro, acariciando su ceño, que permanecía aún allí. Una franca sonrisa bailoteó en sus labios cuando el relajó su expresión bajo su tacto. Deslizó el índice por su nariz aquilina, pasó de largo los labios y le dibujó el mentón. Con ambas manos, le acarició las sienes, la línea del nacimiento del cabello y las mejillas, rasposas debido a que no lo habían afeitado durante su inconsciencia.<br />
Zsadist en ningún momento apartó sus ojos de los de ella, hasta que tocó la cicatriz. La recorrió con los dedos suavemente, como si su contacto pudiera borrarla. Z cerró los ojos y la expresión de su rostro le hacía creer que en verdad lo estaba curando. Cuando llegó a su boca, dibujó su contorno, luego bajó el rostro e hizo lo mismo, esta vez con la punta de su lengua. Las manos de Zsadist descansaban sobre sus hombros, acariciándolos y a cada momento, las caricias se hacían más urgentes, más bruscas. Nessa le tomó el rostro entre las manos y volvió a besarlo.<br />
Gruñendo de satisfacción, Zsadist llevó las manos hacia la pequeña espalda de ella y recorrió con la punta de los dedos la línea de su columna vertebral. Cuando llegó al final de su suave remera negra, metió apenas los dedos bajo el dobladillo y separó sus bocas. La miró fijamente, su mirada interrogándola despiadadamente, esperando que confiara en él y a la vez deseando que no lo hiciera. Ambos sabían que después de ese punto, no habría vuelta atrás.<br />
Nessa se sintió atrapada por esas profundidades de obsidiana que la observaban, esperando. Y por un instante, tuvo miedo. Sí, eso era lo que quería, lo que había estado esperando. Quería entregar todo de sí a Zsadist, pero por un momento tuvo miedo de todo lo que aquello implicaba, del desafío, de la gravedad del asunto. No sería fácil en absoluto y temía que su endemoniado carácter, su falta de paciencias prevalecieran la mayoría de las veces en que él se mostrara de igual forma y terminara lastimándolo aún más. Pero solo fue un segundo. Este que estaba frente a ella era su macho, en el que había confiado cuando nunca antes lo había hecho, el que la había hecho feliz en muchas ocasiones solo por el hecho de estar allí, el que la había defendido, al que le había entregado su corazón. Y no quería hacer menos por él. Abrasándolo con su propia mirada, levantó los brazos.<br />
Sin dudarlo un instante, Zsadist tiró de la pequeña prenda y se la quitó. Su mirada se embelesó al ver el torso desnudo ante él. Sin ropa, parecía más pequeña aún, pero también mucho más esplendorosa. Levantó las manos reverentemente y cubrió con ellas los senos coronados con rosados pezones. Eran cálidos y suaves bajo su tacto, turgentes, llenos de vida. Se sintió temblar.<br />
Nessa cerró los ojos y suspiró profundamente, con deleite. Animado, Zsadist corrió las manos hacia los lados de su cuerpo y comenzó a descender, tocando el costado de sus senos, delineando todas sus costillas, remarcando su cintura, hasta llegar a su vientre. En ese punto se detuvo, levemente sorprendido. Acarició la planicie que era aquella parte de su cuerpo, mientras la hembra seguí con los ojos cerrados, con la cabeza echada hacia atrás, disfrutando de su contacto. Por alguna razón, siempre había creído estaría marcado, debido a que era una guerrera, que la actividad física y el entrenamiento lo habrían moldeado, como al suyo. También era cierto que ya lo había visto antes, porque Nessa solía llevar remeras que no le tapaban el ombligo y sabía que no era así. Pero no pudo evitar sorprenderse ante la visión de su vientre plano, tan seductor y femenino. Siguió acariciándolo hasta que se topó con la cinturilla de su falda. Nessa abrió los ojos y tomó su rostro para besarlo otra vez y Zsadist se dejó llevar por un impulso instintivo y la tumbó de espaldas sobre el colchón y él sobre ella, con las rodillas apretando sus caderas.<br />
Nessa dejó de besarlo y por unos instantes se dedicó a observar a la mole que se cernía sobre ella. Le parecía enorme, aunque no le inspiraba temor. Pero se notaba que no era todo lo grande que debería ser. Incluso en esa posición, sus costillas era muy notorias y se podía apreciar su vientre hundido y las caderas sobresalientes que tan a juego iban con sus facciones afiladas, Por unos instantes, el odio contra el ser que lo obligaba a llevar esa dieta flameó de nuevo en su interior, pero lo apartó con decisión. En aquel momento, solo importaban ellos dos, solo le importaba su macho, al que tanto amaba y que le parecía lo más hermoso que la Virgen Escriba había podido crear. Al menos, una parte de su anatomía sí era todo lo que grande que debía, e incluso un poco más. El miembro hinchado de Zsadist se balanceaba sobre ella y su tamaño la impresionó. Y eso decía algo, habida cuenta de su experiencia. Pero a diferencia del pasado, no se sintió intimidada, al contario, su cuerpo reaccionó y una respuesta húmeda se evidenció entre sus muslos.<br />
Zsadist, que la había estado observando, cuando se dio cuenta del lugar en que estaban posados sus ojos, apartó la vista e intentó levantarse, pero Nessa lo sujetó de las caderas, intuyendo en parte su problema. Le daría tiempo y le permitiría habituarse a la situación, pero no lo dejaría alejarse. Le masajeó brevemente las caderas y luego comenzó a subir las manos por su cuerpo, imitando la forma en que la había acariciado antes, mientras aspiraba profundamente el aroma a oscuras especias que emanaba de su cuerpo.<br />
Zsadist permitía que lo acariciara, y si bien por momentos lo abrumaba e incluso agobiaba, también se sentía… bien Porque era ella, era Nessa.<br />
Mieentras lo tocaba, la observaba, tendida en la cama, con los brazos en alto. Era tan pequeña. Sus ojos los movimientos que los seños debajo de él hacían cuando ella movía los brazos al acariciarlo. Su miembro dio un tirón doloroso y de pronto sintió que todo iba demasiado lento.<br />
Se arrodilló abruptamente, dejando las manos de Nessa en el aire y aprovechó para tomarlas entre las suyas y apretarlas, tratando de sostenerse de ella.<br />
—Necesito… Necesito… Necesito sentirte —barbotó con un ronco graznido.<br />
—Aquí me tienes —le respondió con voz ronca también.<br />
Le soltó las manos y arremetió contra su boca con un beso salvaje. Succionó su lengua y mordió sus labios, haciéndole un pequeño corte con los colmillos. Al sentir el delicioso sabor de su sangre, gruñó. Se apartó de su boca y se dirigió a su cuello. Lamió lentamente la línea que marcaba su yugular y siguió hasta alcanzar el borde de su mandíbula, que delineó con labios y dientes. Bajó de nuevo por su cuello, besándolo mientras descendía hasta la clavícula tan frágil y saboreó la piel de ese lugar. Sabía a agua fresca. Siguió bajando hasta llegar al valle entre sus pechos, donde depositó un suave beso.<br />
Las manos de Nessa no se estaban quietas y recorrían su espalda de arriba abajo, delineando las cicatrices que allí había. Y cuando tomó uno de sus pezones en la boca, las llevó hacia su cabeza, y le acarició el cabello corto y suave, presionándolo contra su cuerpo para que no se apartase, mientras se arqueaba y gemía. Zsadist se dirigió a su otro pecho y le prodigó las mismas atenciones, chupando, lamiendo y mordiendo para sentir como esos capullos rosados se endurecían contra su lengua.<br />
—Eres deliciosa —le dijo en un ronco susurro, y ella solo atinó a responder con un ronroneo que nacía del fondo de su garganta mientras el seguía bajando por su cuerpo.<br />
Le besó las costillas y el vientre plano, jugueteó con la lengua en su ombligo, haciéndola reír debido a las cosquillas. Su risa… No había sonido más bello y lo más preciado era saber que él podía provocársela. Bajó un poco más sin despegar la boca de su piel suave hasta que se topó con la cinturilla de su falda.<br />
Levantó la mirada y encontró la de ella, que lo miraba por entre sus senos. Nessa se mordió los labios antes de hablarle.<br />
—Hazlo —le dijo, mientras separaba las caderas de la cama para facilitarle la tarea.<br />
Se arrodilló flanqueándole los muslos, tomó el borde de la falda y se la quitó, deslizándola por sus piernas. Posó las manos en sus finos tobillos y fue ascendiendo hasta llegar a sus muslos. Su mirada se desplazó hacia su sexo y gimió sin poder evitarlo. No llevaba ropa interior y eso lo complació enormemente.<br />
Descendió sobre ella y se acomodó entre sus piernas mientras la besaba febrilmente una vez más, preso de la excitación. Las manos de Nessa acariciaron sus hombros y su espalda hasta llegar a sus nalgas. Les dio un pellizco juguetón y luego presionó, queriendo llevarlo hacia la parte de ella que más lo deseaba en ese momento.<br />
Sentir el calor que despedía su núcleo rozando su sexo casi lo hizo claudicar. Pero no, aún no. Antes quería hacer otra cosa.<br />
Volvió a arrodillarse, alejándose, y ella lo miró extrañada.<br />
—¿Qué…? —Comenzó, pero se cortó abruptamente cuando Zsadist le abrió las piernas y comenzó a masajearle con caricias algo bruscas la cara interna de sus muslos. Suspiró profundamente y elevó las caderas instintivamente.<br />
Zsadist contemplaba con ojos algo desorbitados el sexo de Nessa. Estaba… Brillaba. Brillaba por la humedad que le causaba el deseo por él. Y esa humedad lo llamaba. Sentía que podía llegar a ser el único alimento que pudiera desear. Antes, el deseo de una hembra solo podía despertar en él el pavor, lo dejaba inerme. No era algo que deseara en absoluto. Pero al ver el deseo de Nessa, no solo su polla despertaba, dura y caliente, si no algo también en su corazón y en su alma. Y su apetito. Oh, por la Virgen, despertaba todo su maldito apetito. Y al verla mover las caderas sugerentemente, sucumbió con gusto a él.<br />
Nessa lanzó un gritó entrecortado cuando sintió la boca de Zsadist sobre ella. Oh, el placer… El sexo no era en absoluto desconocido para ella. Pero el placer era una cosa distinta. Y descubrirlo de manos de Zsadist, no tenía precio.<br />
Movía la cabeza hacia uno y otro lado sobre la almohada mientras sentía como su lengua la lamía largamente. Agarró fuertemente las sábanas entre sus dedos cuando se detuvo sobre su clítoris, succionándolo. Tenía las manos sobre sus muslos, manteniéndola así bien abierta para él. No podía dejar de gemir. Ahora introducía la lengua en su interior y volvía a quitarla, una y otra vez, lentamente. Cuando miró hacia abajo, se dio cuenta de que él la observaba fijamente mientras le daba placer. Y así, mientras se mantenían suspendidos ambos de la mirada del otro, Zsadist quitó la lengua y la reemplazó por dos de sus dedos, mientras volvía a lamerla. Estaba totalmente abrumada por las sensaciones, pero fue la cálida mirada en sus ojos lo que finalmente la ayudó a llegar al orgasmo.<br />
Cuando sintió los espasmos de placer que atravesaban la vagina de Nessa, apretando sus dedos, los retiró rápidamente para poder saborear su orgasmo con la lengua. Ah, su sabor. Era algo que jamás podría olvidar. Siguió bebiendo de ella hasta que el último temblor se desvaneció. Cuando su cuerpo quedó laxo sobre el colchón, ascendió otra vez por él, hasta detenerse brevemente en sus pechos, pero las manos de Nessa tomaron su rostro y lo condujeron hacia su boca para darle el beso más dulce, mientras probaba de su boca su propio deseo.<br />
Pero Nessa rápidamente abandonó su boca para posar la suya en su cuello, besándolo allí con urgencia y con gran cariño a la vez. Lo arañó con los colmillos para provocarle un diminuto corte. Sintió una gota de sangre de sangre deslizarse por su piel, que ella se apresuró a lamer. Z tenía las manos apoyadas a ambos lados de su cabeza y se mantenía suspendido sobre ella, por lo que se incorporó apoyándose en uno de sus codos para poder besarle el pecho, mientras su otra mano descendía por su espalda. Tomó uno de sus pequeños pezones en la boca, atormentándolo con la lengua, jugando con el arete que lo atravesaba. Pasó al otro, repitiendo sus acciones, haciéndolo gemir e incluso gruñir cuando enganchó uno de sus colmillos en el pequeño aro plateado y tiró de él.<br />
Se sentía mareado y algo perdido, el placer que estaba sintiendo, liberando, era nuevo, lo abrumaba. Quería devorarla. Quería sujetarla suavemente y protegerla. Pero sobre todo, quería marcarla, que llevara su impronta en la piel y en su interior para que todo el que la viera supiera que no podía acercarse a ella con segundas intenciones sin obtener a cambio una muerte lenta y dolorosa.<br />
Ese impulso… Estaba mal, lo sabía, pero ahora era completamente incapaz de luchar contra él. No en ese momento en que se sentía tan desbordado, tan fuera de control por la sensación de su boca sobre su piel.<br />
Y cuando sintió el suave tacto de sus dedos sobre la punta de polla, ya no pudo más.<br />
La tomó ferozmente de las muñecas y le colocó las manos por encima de su cabeza y las mantuvo sujetas allí, haciéndola caer sobre el colchón. Se ubicó a sí mismo en la entrada de su portal, rozándolo apenas, quemándose con su calor.<br />
La miró. Tenía los ojos entrecerrados, apenas dos puntos luminosos, y su pecho subía y bajaba rápidamente.<br />
—No puedo aguantar más —le dijo con un leve deje de disculpa.<br />
—No lo hagas —le respondió con una voz gutural y elevó las caderas para acercarlo.<br />
Y sólo le restó obedecerle.<br />
Con una poderosa embestida, se adentró por fin en ella y ambos gritaron por esa sensación tan conocida que se les presentaba como totalmente nueva, lavándolos, salvándolos incluso, para darles una nueva oportunidad.<br />
Zsadist no podía refrenarse, embestía contra ella una y otra vez, sacudiéndola, queriendo llegar a lo más profundo mientras aun sujetaba sus manos fuertemente.<br />
Nessa levantaba las caderas ante cada acometida, para tenerlo lo más profundamente posible en su interior, rodeándolo con sus piernas Había algo de dolor mezclado con el placer debido a su ímpetu, pero eso solo la hacía gozar más, porque significaba que no era inmune a ella, que no podía resistírsele. Le habría gustado soltar sus manos para poder abrazarlo y que sus cuerpos tuvieran así pleno contacto entre ellos, pero la fuerza con que Z la sujetaba era demasiada y no habría podido liberarse. Así que levantó la cabeza para poder besarlo.<br />
Su boca lo asaltó hambrienta y él no se resistió. La besó con la misma fiereza con que la penetraba, sin piedad, queriendo tomar todo de ella y a la vez queriendo entregarse por completo. Ella era tan pequeña, incluso allí abajo era estrecha y él era tan grande… Pero no se detendría, no podía, porque era el cuerpo de su hembra el que se apretaba a su alrededor cuando su miembro se retiraba, como queriendo retenerlo en su interior. Quería decir su nombre, pero sus labios seguían unidos; entonces gruñía y ella se tragaba los sonidos de su pasión. Y luego ella comenzó un vaivén con la lengua, entrando y saliendo de su boca, como imitando el acto sexual. Su necesidad aumentó a un punto increíble, llevándolo a ir más rápido contra ella, con más fuerza, casi rozando la violencia. Pero ella le respondía de igual modo. Y sin embargo, ambos lo sabían, allí había algo más que solo sexo, que una necesidad del cuerpo que se debía saciar. Se trataba de una necesidad que nacía del corazón y del alma, algo que sabía que solo el otro podía brindar. Y con esa certeza, ambos llegaron al final.<br />
Explotaron al mismo tiempo, separando las bocas para poder gritar sin pudor. Los espasmos que recorrían el cuerpo de Nessa se apretaban a su alrededor, provocando su liberación, pidiendo más. No podría haberse detenido por nada del mundo, por más que el pensamiento de salir de ella se le cruzó brevemente por la cabeza. Pero no, no era posible. Se estaba corriendo dentro de ella, sabía que no debía, pero no podía hacer nada más.<br />
Cuando al fin los abandonó el último estremecimiento de placer, Zsadist cayó sobre Nessa, soltando sus manos al fin, temblando, sin reparar en su peso sobre ella, aún unidos. Pero a Nessa no le importo. El orgasmo había sido liberador en más de un sentido. No era solo su cuerpo el que había quedado saciado. Pero ahora nada de eso le importaba. Era la vulnerabilidad de Zsadist lo que la llamaba. Sabía que para él había sido más difícil llegar hasta allí que para ella y que por lo tanto, la experiencia lo había afectado más profundamente. Cuando la liberó al fin de su fuerte sujeción, no hizo caso del dolor de las muñecas y lo abrazó, acunándolo en su regazo y, sin proponérselo, la voz le salió impregnada de todo el amor que sentía por su guerrero, y del orgullo que sentía al saberse suya.<br />
—Bienvenido, amor —le susurró en el oído en la Antigua Lengua, y le besó el cabello corto.<br />
Y Zsadist supo, de alguna extraña manera, que había estado perdido todo ese tiempo y que ahora, por fin, había llegado a casa.<br />
<br />
Cuando despertó, Zsadist aún estaba sobre Nessa. Pero a ella no parecía molestarle, porque dormía plácidamente y aún lo abrazaba.<br />
Con sumo cuidado para no molestarla, salió de encima de su cuerpo y se acostó a su lado, boca arriba, sin tocarla. Miraba fijamente el dosel y sentía un escozor en los ojos.<br />
Lo que habían hecho… Lo que habían hecho era lo más hermoso que le había pasado en la vida. La había marcado, se había vinculado a ella y ahora todos sabrían que era suya y su instinto de macho no podía estar más satisfecho.<br />
Pero él… él no sabía nada. No sabía como reaccionaría Nessa cuando despertara. Aunque si tenía en cuenta su comportamiento desde que se habían conocido, seguro estaría rozagante.<br />
Pero en lo que él se refería, tenía que pensarlo.<br />
¿Qué lo había llevado a hacer aquello? ¿Por qué cedido a sus instintos, a su deseo por ella, después de tanto tiempo conteniéndose? Ella… Tal vez porque lo trataba distinto que los demás. Todos se acercaban y le hablaban como si se tratara de una bomba a punto de estallar y en sus palabras siempre había un deje de desprecio. Y todos, absolutamente todos, incluso Phury, lo daban por perdido. Pero no Nessa. No había desprecio en su trato, ni falsedad, ni asco. Lo trataba con verdadero carió y se había entregado a él deseosa, feliz. Ella era un vaso de agua fresca y cristalina para él, muerto de sed desde que tenía memoria. A pesar de su propia brusquedad, siempre había habido un cariño subyacente en ella que estaba dirigido a él. Y nunca, jamás, lo había dado por perdido. No había desistido de él. Siempre había contado para Nessa como uno más.<br />
Le había dado su presencia cuando quería compañía. Había confiado en el cuando ni su gemelo le daba la espalda. Había peleado por él. Le había brindado su sonrisa, su bondad. Poco a poco, derribó toda las barreras que había alzado a su alrededor desde siempre. Los derribó, se acercó para tocarlo y sanó muchas de sus eternas cicatrices.<br />
Recordó la canción que decía “Say it if it’s worth savin’ me”.<br />
La sintió moverse a su lado. Se había enroscado como si tuviera frío, lo que era comprensible dado que había sido su cuerpo el que había actuado como frazada hasta hacía unos instantes. Se incoporó y la arropó bien, acariciando su níveo hombro en el proceso. Se pudo de costado descansando la cabeza sobre una mano y se quedó viéndola dormir.<br />
“¡Sí!”, le había gritado Nessa en la cara una y otra vez.<br />
Cuando tomó conciencia de cuanto la amaba, las lágrimas que había estado tratando de contener escaparon al fin.<br />
<br />
Nessa despertó lentamente. La sensación de bienestar que sentía era indescriptible. Zsadist la… la…<br />
Nunca te ha asegurado nada, susurró la voz en su cabeza.<br />
Bueno, era cierto, no había habido ningún tipo de palabras afectuosas que le dirigiera. Pero habían hecho el amor, y en el mundo de Z eso tenía que significar algo. ¿No?<br />
Alejando todo pensamiento de su mente, se estiró lánguidamente, como un gato repleto de crema y se estremeció cuando la sábana de seda se corrió debido al movimiento, acariciando sus pezones y dejándolos al descubierto. Tomó una gran bocanada de aire solo para deleitarse con el olor a sexo y a vinculación que llenaba el cuarto.<br />
Por la Santa Virgen. Zsadist la había marcado. Definitivamente, eso era algo.<br />
Abrió los ojos y allí estaba él, observándola. Con las sábanas cubriéndolo de la cintura hacia abajo y el precioso torso dorado al descubierto. Estaba de costado, con la cabeza apoyada en una mano, el rostro imposible de hermoso y brutal y los ojos…<br />
—¿¡Que dem…!? —Se sobresaltó y se sentó de repente, enredándose completamente con las sábanas.<br />
Zsadist se sentó lentamente con toda la gracia que a ella le había faltado y la miró frunciendo el ceño sombríamente.<br />
—¿Qué demonios te pasa? ¿Ya habías olvidado que estabas aquí? —dijo con desdén y emitió una pequeña risa despectiva. Sus ojos la miraban con enfado, como si creyera que estaba arrepentida. Pero no era por eso, maldita sea. Eran…<br />
Se desenredó de las sábanas y se sentó correctamente, sin cubrirse, en un claro mensaje de lo a gusto que se sentía en aquella situación, a su lado.<br />
—No digas estupideces —le espetó. Le dolía—. No es eso. Son… —se quedó callada, y lo miraba fijamente a los ojos.<br />
Zsadist alargó la mano lentamente, con inseguridad, y luego de un momento de duda, la posó sobre su mejilla.<br />
Nessa entendió que no debió de darle la mejor impresión al despertarse tan sobresaltada, él podrían malentenderlo. Típico de ella. Nunca se pararía a pensar antes de reaccionar. Tocó la mano de Z con la suya, presionándola contra su mejilla. Giró el rostro y besó su palma, apreciando su gesto en toda su magnitud.<br />
—Siento haber reaccionado así, amor —él alejó la mano—. No es por ti en absoluto. Nada me hace más feliz que despertar a tu lado. Pero es que al ver tus ojos…<br />
Zsadist se extrañó.<br />
—¿Qué sucede con mis ojos?<br />
Nessa dudó un momento, antes de hablar.<br />
—Tal vez deberías verlo por ti mismo. Ven —se levantó de la cama, espléndida en su desnudez, y le tomó la mano instándolo a que se levantara y lo guió hacia el baño. Una vez allí, lo plantó frente al espejo y se quedó a su lado, mirando su reflejo.<br />
Zsadist no podía hablar. La imagen que le devolvía el espejo no era la misma de siempre. Su rostro tenía un color como saludable que nunca había tenido antes, y sus ojos tenían un brillo wue nunca había estado ahí. Pero no era eso lo que lo sorprendía, sino el color de los iris. Ya no eran negros. Eran amarillos. Como los de Phury.<br />
—¿Por qué? —musitó apenas.<br />
—No lo sé —le dijo Nessa, mientras se ubicaba entre sus brazos para abrazarlo. Sin pensarlo siquiera, la rodeó con los suyos—. Pero no creo que signifique nada malo.<br />
—¿Por qué lo crees? —le preguntó, apartando la vista de su reflejo y dirigiéndola hacia ella.<br />
—Porque lo que compartimos fue hermoso, y creo que fue eso lo que provocó el cambio.<br />
—Eso es una estupidez —le dijo con reproche.<br />
—No, no lo es —le replicó—. Porque yo te amo, Zsadist, y para mí no hay nada mejor que ser tu mujer.<br />
Zsadist la apartó de sí de repente, como si quemara. Le dio la espalda y volvió a la habitación.<br />
Ella… ¿Ella qué? Así sin más, se sentía abrumado, con un gran peso sobre sus hombros. Y tenía miedo. Nessa le estaba pidiendo más de lo que podía. Tendría que haberlo imaginado. Ella querría que le correspondiera, que la convirtiera en su shellan. Tal vez, incluso, que formaran una familia.<br />
Pero él no podía hacer eso. No tenía como. No sabía como hacerlo. No estaba preparado para nada de lo que Nessa esperaba de él, ni sabía si lo estaría algún día. Sí, la amaba, pero no podía darle amor. No sabía como. Ni siquiera creía que fuera posible.<br />
—Z, ¿qué suce…?<br />
—Basta. Por favor. No vuelvas a decirlo. No lo hagas.<br />
Las facciones de Nessa se endurecieron.<br />
—¿Por qué? Es la verdad —le replicó—. Te amo.<br />
—¿Y ahora qué?<br />
—¿Cómo que “Y ahora qué”? ¿Qué quieres decir con eso?<br />
—Pues eso Nessa: ¿Y ahora qué? Tu me amas, bien, aunque por la Virgen que no puedo entender como, pero ¿qué quieres que haga yo? ¿Qué me estás pidiendo?<br />
—No te he pedido nada, Zsadist, solo…<br />
—Sí, Nessa, sí lo estás haciendo. Y yo no puedo darte nada. No tengo nada para darte.<br />
—Pero tú me has marcado… Te has vinculado… —el titubeo en su voz casi lo venció, pero se obligó a mantenerse firme.<br />
—Lo sé. Lo sé, está mal. No tendría que haberlo hecho. Fue un error —no era precisamente una mentira.<br />
Oyó como tomaba aire bruscamente y luego como una fría oleada de energía lo alcanzaba. Armándose de valor, volteó a verla.<br />
Su rostro era un cuadro de puro estoicismo y nada reflejaba. Pero sus ojos… estaban opacos, muertos, perdidos en algún punto tras él. Nunca creyó que pudiera odiarse a sí mismo más de lo que lo hacía, pero así era.<br />
—Un error —repitió con una voz sin inflexiones—. Tomaste mi cuerpo y lo usaste… por error. Como si en una práctica de tiro hubieras tomado una Magnum en vez de la Glock que pensabas utilizar.<br />
—No. No tú, Nes, pero… —cuando al fin lo miró, calló automáticamente.<br />
—No digas más. Está bien. Me voy —y sin más, se desmaterializó.<br />
Esto es lo que quería, se dijo. Es lo que quería. Es por su bien, se repitió. Pero aún así, se sintió perdido sin su presencia allí. Su ausencia era dura, un dolor físico. Pero tenía que dejarla, lograr que fuera ella quien se hiciera a un lado.<br />
Miró sin ver a su alrededor, hasta que localizó le pequeña musculosa que le había quitado hacía unas pocas horas. Parecía que había pasado una eternidad desde que lo hiciera. La tomó y se la llevó a la nariz para aspirar su aroma y cayó por fin de rodillas, derrotado.<br />
Sí, Nes, vete. Aléjate tú. Ódiame, pensó. Porque bien sabe Dios que yo no puedo hacerlo.<br />
<br />
Nessa se materializó en su cuarto, aún desnuda. Estaba en estado de shock. Se dirigió al baño, llenó la bañera con agua hirviendo y se metió dentro de ella, fundiéndose con el agua por largo tiempo. Pero ni así pudo quitarse su aroma de su piel.<br />
Le había dado lo que creyó que jamás podría entregar y él se lo había escupido en la cara una vez más. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, habría seguido luchando con denuedo por acercarse a él. Pero no ahora. No después de esto.<br />
Mátalo. Destrúyelo. Cástralo por lo menos, le urgió la voz en su cabeza.<br />
—No puedo. Lo amo —le respondió.<br />
Y aunque no pudiera arrancarlo a él de sí, cerraría su corazón.<br />
Y no lloraría.<br />
Se prometió no volver a hacerlo.<br />
<br />
<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 30</span></b><br />
<br />
<br />
Wrath caminaba al lado de Raysa por las vacías y oscuras calles. Habían salido por insistencia de su hembra, aún estaba sobre ellos la amenaza del híbrido y continuaban sin poder averiguar mas sobre el, sentía que había demasiado peligro como para que saliera de cacería, pero no pudo disuadirla y allí estaban, recorriendo las calles.<br />
Esa noche no parecía distinta de las anteriores que salieron en busca de lessers, pero por dentro se sentía expectante, seguramente era por la cantidad de acontecimientos que sacudieron su vida y a la hermandad en tan poco tiempo, se dijo.<br />
Observó a la hembra nuevamente asombrándose y deleitándose con la belleza de su shellan, instintivamente se puso duro y el deseo recorrió su cuerpo.<br />
<br />
Raysa se sentía molesta, pensó que salir de cacería le ayudaría a calmar las ansias, que cuanto mas salieran, más posibilidades tendrían de descubrir algo nuevo sobre el híbrido, pero ahora tenía la sensación horrible de andar a ciegas.<br />
Giró hacia Wrath y lo sorprendió observándola, ver la expresión de su rostro, borró todas sus preocupaciones y la hizo sonreír levemente, antes de decirle con un dejo de humor:<br />
—Si me sigues mirando de esa forma, lo más probable es que destellemos a tu habitación y nos olvidemos de todo, así que compórtate y no me tientes de esa manera que es cruel no poder hacer nada al respecto —le dijo mientras recorría con la mirada el macizo cuerpo del macho.<br />
<br />
Soltó un gruñido ante la pícara respuesta, pero antes que pudiera responderle, captó el desagradable olor a talco de bebés y automáticamente su expresión se endureció y giró hacia el lugar de donde provenía el olor.<br />
Raysa también lo captó y como si estuvieran sincronizados corrieron por la acera siguiendo el rastro de los lessers.<br />
Como era de esperarse, provenía de un oscuro callejón, allí en una perfecta formación, como si los estuvieran aguardando, se encontraban 8 lessers.<br />
Wrath dudo un momento, quizás seria buena idea pedir refuerzos, fue a tomar su celular, pero soltó una maldición cuando vio horrorizado como Raysa se alejaba de su lado y se dirigía con paso enérgico y decidido hacia el grupo de restrictores que tomaron posición del lucha.<br />
Se deshizo del celular antes de seguir rápidamente a su hembra, temeroso de que puedan herirla.<br />
Raysa desenfundó su daga y avanzo hacia los restrictores, olvidándose de todo.<br />
Estos rompieron formación, dividiéndose, 4 de ellos avanzaron hacia Raysa y los restantes hacia Wrath.<br />
Wrath lanzo sus estrellas arrojadizas, cercenando la garganta de uno, antes de ser rodeado por los demás lessers.<br />
Raysa se tomo un segundo para observar y acercarse a donde Wrath estaba luchando y comenzó a repartir golpes al grupo de restrictores que la cercaron.<br />
Luego de minutos de intensa batalla, había dejado fuera de combate a dos lessers, igual que Wrath.<br />
Continuaron peleando con los restrictores que quedaban en pie, pero estos tenían más experiencia, y se notaba en sus técnicas de lucha.<br />
Cuando Raysa giro buscando con la mirada a Wrath, noto que los restrictores los habían separado, ella estaba en un extremo del callejón, mientras el macho se encontraba en otro.<br />
Sin dejar de luchar, Wrath observó a su hembra lidiar con destreza con sus enemigos. Observarla luchar era como ver una danza, los movimientos eran fluidos, ágiles, pero también certeros y letales.<br />
En ese breve momento de desconcentración, uno de los restrictores lo golpeó fuertemente en la cabeza haciéndolo caer con fuerza al suelo, dejándolo aturdido, luchando contra la oscuridad que se cernía sobre el.<br />
Raysa sintió el golpe y giro con un mal presentimiento, solo para ver con horror como Wrath se estrellaba con fuerza en el suelo, los Lessers lo rodearon y ella hizo todo lo posible para avanzar hacia su hellren, pero sintió una nueva presencia, antes que pudiera girar a enfrentarla, sintió un pinchazo en el cuello, seguido de otro en la espalda, casi al instante su vista se nubló y sus extremidades se aflojaron.<br />
Se preparo mentalmente para el golpe, pero unos enormes brazos la sostuvieron sin delicadeza, en ese preciso momento lo supo, aun sin verlo: era el híbrido.<br />
Luchó con todas sus fuerzas, pero la oscuridad la venció dejándola a ella y a Wrath a merced de sus enemigos.<br />
El Híbrido sonrió triunfalmente mientras alzaba sin esfuerzo a la guerrera, con voz gutural lanzó la orden de retirada a los lessers restantes, que la recibieron con exclamaciones de desagrado ya que no querían dejar pasar la oportunidad de matar al rey ciego, era algo que no ocurriría de nuevo.<br />
La Bestia gruño con enfado, dejando en claro quien mandaba en esa situación.<br />
<br />
—Dejemos que el amanecer se encargue de matarlo, de esa forma será lento y doloroso, ademas, mi misión era llevar a la guerrera con el Omega y ya la tenemos, ese imbécil no me importa —les dijo con firmeza desapareciendo.<br />
<br />
Wrath observó horrorizado como el experimento del Omega se llevaba a su hembra y no pudo hacer nada para impedírselo, estaba tan indefenso como un bebe.<br />
Los demás restrictores giraron y con gruñidos acataron la orden dejándolo completamente solo en el callejón.<br />
Con un gemido y luchando contra el dolor insoportable en su cráneo, movió lentamente la mano, buscando su celular, apenas pudo articular las palabras cuando escuchó la voz de Rhage:<br />
—Hermano se llevaron a Raysa —murmuró antes de caer desmayado del dolor.<br />
<br />
<br />
*****<br />
<br />
Raysa trataba de salir del estado de sopor en el que se encontraba, sentía el cuerpo adormecido, tenía la espalda apoyada contra algo frío, intentó mover los brazos, pero fue imposible, estaba encadenada y amordazada.<br />
Oía voces, no podía ver nada ya que tenía los ojos vendados, pero la nariz le picaba por el olor a talco de bebe.<br />
Wrath gimió ella para sus adentros mientras sentía las lágrimas resbalar por sus mejillas antes de desmayarse nuevamente.<br />
La segunda vez que despertó captó una presencia distinta en el lugar, era la maldad en su forma mas pura, podía sentirlo y la enfermaba. No podía ser otro que el Omega.<br />
Volvió el rostro mientras trataba de deshacerse de las sensaciones de nauseas y mareo que la golpeaban.<br />
<br />
—Esta despierta maestro —dijo una voz grave.<br />
<br />
La presencia la envolvió enfermándola más mientras su cuerpo se convulsionaba asqueado.<br />
<br />
—Manténgala drogada mientras le hacen las pruebas, no sabemos cuan poderosa puede ser y no quiero correr riesgos, estás a cargo de esto —le dijo al hibrido mientras se detenía frente a ella —Y no la lastimen tanto, al menos no aún —finalizó con una carcajada diabólica antes de desaparecer.<br />
<br />
Raysa sintió como la presencia desaparecía del lugar, haciéndole calmar su malestar, pero fue breve porque sintió un dolor lacerante en el brazo. Le estaban inyectando algo. Algo que adormeció su cuerpo, pero la despertó por completo.<br />
Escucho como se acercaban a ella, sintió la respiración en el cuello.<br />
<br />
—Ahora Guerrera, veamos de que estas hecha —le dijo la horrorosa voz mientras Raysa sentía como varias agujas se hundían en su cuerpo.<br />
<br />
Su cuerpo se sacudió en respuesta ante el ataque, quiso gritar de dolor, pero la mordaza se lo impedía, asfixiándola, haciéndole difícil la tarea de respirar.<br />
Varias horas pasaron.<br />
El dolor se volvía insoportable, haciéndola desvanecerse, supo que le sacaron sangre en varias oportunidades, le inyectaban tantas drogas que por momentos todo su cuerpo se adormecía. Los golpes llovían. <br />
Y cuando eso pasaba le daban toques eléctricos hasta asegurarse de que sentía cuando la lastimaban, entonces sentía las carcajadas de los restrictores y del otro monstruo. Pero no derramo ni una sola lagrima más. Por más que las torturas siguieran no lloraría más.<br />
<br />
Una profunda tristeza la invadió cuando cayó en cuenta de que a este paso su cuerpo no toleraría mucho más, tenia cortes sangrantes, que no fueron curados, golpes fuertes, le habían inyectado infinidad de drogas, y la cantidad de sangre que le habían sacado era muy grande y aun así seguían haciéndolo, dejándola vulnerable y próxima a colapsar totalmente.<br />
Aflojo el cuerpo, dejando que la invadieran los recuerdos, preparándose para la muerte, no quería pasar sus últimos sufriendo.<br />
A su mente llegaron los recuerdos de la infinidad de momentos que le habían sucedido desde que despertó.<br />
Sabía que podía partir tranquila, tantas cosas buenas le habían sucedido que borraron todo lo malo de su vida.<br />
Sus hermanas eran felices. Lo único que lamentaba era no poder despedirse de Wrath, su hellren, su guerrero, su rey, su amor.<br />
Una sonrisa suave se formo en su rostro desfigurado.<br />
Una aguda voz resonó en el cuarto.<br />
<br />
—De que te ríes perra —le dijo furiosa la voz antes de sentir como descargaba un golpe en su rostro —Anda ríe ahora —finalizo mientras la abofeteaba de nuevo con fuerza.<br />
<br />
Raysa sintió que un sopor la invadía lentamente, una sensación de calor iba desparramándose por su cuerpo.<br />
Podrán matarme, pero Jamás podrán quitarme el amor que recibí pensó satisfecha antes de desvanecerse.<br />
<br />
<br />
****<br />
<br />
<br />
Leliel y Rhage estaba patrullando cuando recibieron el llamado de Wrath, en seguida estuvieron ahí para encontrarse con Wrath desmayado y sin pistas de Raysa. Ninguno de los dos dijo nada, simplemente se limitaron a cargar a Wrath y pusieron marcha a la mansión. Al cabo de unos minutos Rhage miro a su Shellan —¿Que tienes Tahlly? estas muy callada<br />
<br />
Ella dejo escapar un largo suspiro —que estamos muy próximos al amanecer y no vamos a poder hacer nada por ella hasta que oscurezca —dijo pensativa —solo espero que no le pase nada... maldición... terca de mierda le dije que no saliera —ella respiro hondo —ya... ya... no pasa nada, Kytara va a estar demasiado alborotada —beso su mejilla antes de entrar al subsuelo de la mansión<br />
<br />
Entre los dos bajaron a Wrath del auto. Cuando entraron a la mansión se encontraron con Kytara que estaba a los gritos peleando con Butch, Vishous y Phury... Leliel tuvo que contener una carcajada, eran tres guerreros contra una hembra embarazada. —ejem... mejor que alguien ayude a Rhage con el muchacho caído. –Dijo mirando a los demás –no es que no pueda, pero mejor que yo me encargue de la loca<br />
<br />
—Loca y un cuerno Leliel... donde esta Raysa? —Kytara se debatia tratando de sacarse a los demás de encima. Sentía en su interior que Raysa estaba en serios problemas.<br />
<br />
Butch iba a acotar algo, pero Leliel lo tomo del brazo y lo hizo reemplazar su lugar de sosten –vos, ayudalo a él que de tu hembra me encargo yo —dijo divertida —Kytara ya sabemos que Raysa esta en peligro... pero creo que seríamos mucho más eficiente si no somos extra crujientes, no te parece?<br />
<br />
Rhage miró extrañado a Leliel, llevaba un humor demasiado particular para la situación, ya luego lo hablaría con ella. Con la ayuda del Poli subieron a Wrath a una de las habitaciones.<br />
<br />
Mientras tanto Leliel, Vishous y Phury seguía peleando con Kytara. –Kytara deberías pensar en el bebé. –dijo Vishous<br />
<br />
Phury asintió –es verdad… no creo que toda esa mala sangre le haga bien.<br />
<br />
—Además, no podemos hacer nada… —dijo mirando la hora –alguien debería curar a Wrath esta bastante herido.<br />
<br />
—Si, creo que podemos encargarnos nosotras –comento Vishous mirando a Phury.<br />
<br />
Leliel agarro a Kytara de la mano, todavía seguía agradeciendo el invento de los guantes… desde que los había descubierto solo se los quitaba cuando estaba con Rhage. Así era la única manera de tener contacto con sus hermanas. –vamos, te voy a preparar un té y algo para comer… que yo también tengo hambre –dijo pensativa –no quieres un pastel de chocolate?<br />
<br />
Kytara dejo escapar un suspiro de sus trémulos labios.<br />
Toda ella temblaba.<br />
Es verdad, tenia que pensar en su bebe, ahora una persona dependía directamente de ella y de su tranquilidad. — Ok... pero ustedes dos me acompañan?<br />
<br />
—Ustedes dos? —pregunto Leliel sin entender<br />
<br />
—¿Acaso yo no cuento? —pregunto Nessa que ahora se les unía —alguien dijo pastel de chocolate, no?<br />
<br />
Las siguientes horas estuvieron calmas... Nessa había vuelto a su habitación. Butch había logrado convencer a Kytara de descansar. Vishous y Phury se estaban turnando para cuidar a Wrath.<br />
Mientras que Leliel había asumido el papel de líder... no le gustaba pero alguien debía tener la cabeza fría, en otro momento habría sido Nessa pero no le iba a pedir nada... por primera vez estaba permitiéndose vivir su historia.<br />
<br />
Rhage la observaba caminar, hacía unos 20 minutos que solo iba y venía por la habitación. –Creo que así no estas logrando nada –dijo cuando se paro en medio de su camino<br />
<br />
Ella levanto la vista y se encontró con sus ojos –lo siento –dijo un tanto apenada –es que… no se que hacer. Mañana tenemos que salir a la caza y hay que llevar a Kytara, no quiero que su bebé corra peligro Rhage<br />
<br />
Él sonrío ante la gran preocupación de ella –pero seguramente tanto Butch como vos la van a poder cuidar –beso su frente –deberías descansar.<br />
<br />
Leliel negó –no, quiero estar levantada para cuando Wrath se despierte. Quiero saber los detalles. Rhage… —medito antes de hablar… había algo con ella que estaba mal, no sabía que era. –te amo y pase lo que pase…<br />
<br />
—Nada Tahlly… no va a pasar nada. Mañana vamos a buscar a Raysa, mataremos unos cuantos lessers y volvemos juntos a la mansión, estamos? –dijo serio<br />
<br />
Leliel asintió fingiendo una sonrisa. –ya despertó y necesitamos ayuda –dijo Phury que pasaba corriendo. Leliel y Rhage siguieron a Phury y se encontraron con Vishous bloqueando la puerta y Wrath amenazándolo<br />
<br />
Su rostro estaba pálido y desfigurado por la furia y la preocupación.<br />
— Maldición V... será mejor que te apartes de la maldita puerta o te juro hermano que voy a matarte<br />
<br />
—Bueno... bueno... acá nadie va a matar a nadie —intervino Rhage agarrando a Wrath del hombro<br />
<br />
—creo que es mejor que hablemos W... así no podes salir a ningún lado —dijo Phury que ahora bloqueaba la puerta con V<br />
<br />
—No puedo quedarme sentado a charlar con ustedes mientras Mi hembra esta en peligro, no me importa como, pero tengo que encontrarla —dijo con un gruñido<br />
<br />
—nadie dice que te sientes, simplemente que hay que esperar Wrath —dijo Leliel a un costado —además, no se puede salir todavía<br />
<br />
Wrath la miro sorprendido y sacudió la cabeza con algo de incredulidad:<br />
—¿Como puedes estar tan calmada? Ella esta en peligro... Querida Virgen… podría estar muerta ahora mismo y nosotros aquí tranquilos, como puedo sentarme a esperar si cada minuto cuenta— le dijo con un dejo de dolor<br />
<br />
—Que tenga esta apariencia no significa que no este preocupada guerrero —dijo ofendida Leliel —después de todo alguien tiene que mantener la cabeza fría<br />
<br />
Rhage lo sujeto mas fuerte —tranquilo W es mi hembra a la que le hablas. Mejor nos calmamos antes que pasemos a una pelea inútil<br />
<br />
La situación golpeo de lleno a Wrath, sus hombros se hundieron y su expresión se volvió vacía.<br />
Miro a Leliel y le dijo con un susurro —Simplemente no puedo pensar con frialdad ahora, ella es mi vida y me la quitaron... no pude hacer nada para detenerlo, se la llevaron y yo no pude hacer nada —dijo mientras se sentaba en el sillón abatido frente a una sorprendida Leliel<br />
<br />
Leliel se despeino en muestra de frustración —lo sé... pero desesperado saliendo a la luz del sol no vamos a lograr nada Wrath. Creo que lo mejor es que te des un baño y luego hagamos una reunión, además que tendrías que alimentarte —ella se dirigió a las escaleras y se volvió a mirar los cuatro guerreros —en una hora quiero a todos reunidos en la cocina —luego subió las escaleras, necesitaba un baño con suma urgencia. Se sentía fatal pero no sabía porque.<br />
<br />
Rhage sonrío ante la actitud de su shellan —ya escucharon a la hembra —comento para luego seguir el mismo camino.<br />
<br />
Wrath levantó la mirada para ver marcharse a la guerrera y a su hellren. Se levantó como si el cuerpo le pesara toneladas y se dirigió a su habitación. <br />
<br />
Dentro de su habitación fue dejando un reguero de ropas en el camino… Una vez dentro de la ducha, apoyó la frente contra los azulejos, dejando que el agua recorriera sus doloridos y tensos músculos. Trató de dejar la mente en blanco, pero todo lo que llegaba era la imagen del rostro de Raysa.<br />
—Por favor resiste mi leelan, iremos por ti —dijo con un gemido<br />
<br />
<br />
<br />
El lugar estaba en silencio. Kytara observo con sorpresa cuando Wrath entro al desayunador, a su lado estaba Butch. Rhage estaba junto con Leliel, su humor seguía siendo bastante peculiar, llevaba unas cuantas mechas rojas… lo que indicaba que estaba de muy mal humor. Nessa estaba sentada junto a una ventana de brazos cruzados, y miraba fijamente los paneles que la cubrían. Afuera una gran tormenta se comenzaba a desatar, eso también decía que Kytara y Nessa no estaban mucho mejor que su hermana. Vishous estaba como espectador… cada cara tenía una expresión distinta pero todos llevaban la misma preocupación, Raysa.<br />
Wrath estaba pensativo, Fritz le había servido algo de comer… y hacía unos 20 minutos que solamente jugaba con la comida.<br />
<br />
Phury y Zsadist entraron juntos. Phury se sentó cerca de Vishous y todo él estaba impregnado con un fuerte aroma a chocolate y café. Zsadist se ubicó en el rincón más alejado de todos, donde se apoyó en la pared y cerró los ojos.<br />
<br />
—Bien, ya estamos todos —dijo un imperturbable Wrath.<br />
Kytara se removió inquieta, ya no soportaba mas esta tensión, sintió que los fuertes dedos de Butch masajeaban su nuca, tratando de calmarla. Pero era en vano, con solo pensar en Raysa en manos de los lessers tenía ganas de poner el mundo dado vuelta.<br />
<br />
—Tenemos que idear un plan... no podemos simplemente aparecer en un lugar sin saber que haremos —dijo Leliel pensativa mientras miraba fijamente a Wrath.<br />
<br />
—Pero antes de idearlo tenemos que encontrarlos… y no aparecer como Houdini. — Le contesto Butch, sus años de poli lo tenia muy arraigados.<br />
<br />
—Vishous recuerdas la localización del laboratorio donde fuiste atacado?— Preguntó Wrath.<br />
<br />
—Si pero fue destruido… no quedo nada en pie. Solo un disco rígido de un ordenador fue recuperado del lugar. — Viendo a donde quería llegar W— Todavía estoy tratando de sacar información.<br />
<br />
—De acuerdo cuando lo tengas todo, quiero un informe detallado, casa, direcciones, teléfonos, lo que sea que nos pueda servir para llegar a Raysa.<br />
<br />
—De acuerdo jefe— Dijo Vishous.<br />
<br />
—Phury quiero que trabajes a la par de V cuanto mas seamos mejor. —Luego se froto la frente tratando de contenerse para no ir en ese momento como loco a buscar a Raysa. —En mi poder traía las billeteras de los lessers que antes nos habían atacado, revísalas Poli y también lo mismo cualquier información quiero que me sea dada.<br />
<br />
Su mirada se detuvo en las figuras más pequeñas y finas, las guerreras… podían distinguir que sus manos estaban entrelazadas con las de sus compañeros y por un segundo sintió los frágiles dedos de Raysa entrelazándose con los de su mano.<br />
<br />
—Les prometo que serán las primeras en saber alguna novedad y juntos saldremos a buscarla.<br />
<br />
—No esperábamos menos de ti, Wrath. — Leliel llevo su mano libre a la empuñadura de su daga y se juro que ese bastardo lo lamentaría por haberse llevado a su hermana. Sentía el fuego correr por sus venas como lava… si señor, lo pagaría.<br />
<br />
—Entonces preparados. —Se levanto y todos lo imitaron. —Esta noche saldremos de caza.<br />
<br />
Detrás de sus gafas cerro sus ojos y rogó —Por favor Leelan resiste… ya iremos por ti.<br />
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Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-24537920040888657382016-01-18T03:26:00.002-08:002016-01-18T03:27:08.187-08:00 Las Protectoras de la Noche. Capítulos 24,25,26,27 y 28.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<b><span style="font-size: large;"><br /><br /><br /><br /><br />CAPÍTULO 24</span></b><br />
<br />
Raysa hacía días que se encontraba en su habitación. No quería bajar a comer. Cuando sus hermanas entraron, la encontraron hecha un ovillo, en un rincón del cuarto con las piernas pegadas a su cuerpo mientras los suaves sollozos la sacudían y las lágrimas humedecían sus mejillas. En su mente repasaba la charla que había tenido con Wrath constantemente.<br />
Unos golpes en la puerta la sacaron del estado en que se encontraba<br />
—¿Raysa? ¿Estás? —Era Kytara, quien desde hacía unos momentos sentía una profunda angustia que provenía de una de sus hermanas. En el camino, cuando se dirigía al cuarto de Raysa, se había cruzado con Nessa y Leliel, ya que ellas también lo habían sentido—. ¿Podemos pasar?<br />
Raysa se incorporó lentamente mientras trataba de recomponerse y les contestó con voz ronca:<br />
—Sí, por supuesto —dijo mientras se limpiaba el rostro con las manos tratando de borrar inútilmente el rastro de las lágrimas.<br />
—Sí, sí, supongo que ni un kilo de maquillaje puede tapar ese desastre — dijo Leliel en broma mientras sobre una mesita dejaba un té de tilo—. Te va a hacer muy bien. Siéntate, tómalo y mientras nos cuentas por qué hace días que desapareciste de la mansión —dijo sentándola a la fuerza en el sillón.<br />
Sonrió levemente sin poder evitarlo ante las palabras de Leliel.<br />
—Hace algunos días cuando entrenaba, Wrath apareció allí —dijo mientras todas la miraban con cierta ironía ante sus palabras.<br />
—Nai, nai —dijo Leliel levantándose—. Me niego a escuchar alguna de tus chanchadas y mucho menos si son en el gimnasio. Con las ideas de Ky me alcanza —dijo observando a Kytara, quien se sonrojó profundamente.<br />
<a name='more'></a><br />
—¿Estamos aquí por Raysa, ok? —Miró a Nessa que se mordía los labios tratando de no reírse de las palabras de Leliel—. ¿Ray, qué sucede?<br />
Raysa se mordió los labios antes de continuar:<br />
—Wrath me dijo que me amaba y me preguntó si quería ser su shellan, todo formalmente —anunció mientras miraba a sus hermanas con tristeza.<br />
—Oh. Disculpa que no me ponga a berrear yo también —dijo Nessa sin entender—. ¿Por qué estás llorando? ¿Acaso no lo quieres? —Preguntó haciendo caras.<br />
—Lo amo de una forma que jamás imaginé posible, pero ése no es el problema —continuó—. Wrath va a asumir como Rey, dejará de liderar la Hermandad y ya no peleará.<br />
—Ajá... ¿Y? —Preguntó Leliel, impaciente, mientras jugaba con dos bolas pequeñas de fuego.<br />
—¿Y por eso estás llorando? —Dijo Nessa tratando, con unas gotas de agua, de apagar las llamitas de Leliel.<br />
Raysa las miró mientras de su boca escapaban las palabras que no quería ni pensar.<br />
—Si acepto ser la shellan de Wrath, debo dejar, como él, de pelear. Él no puede ponerse en riesgo de muerte y su shellan tampoco. Debo tomar la decisión más difícil, seguir peleando al lado de mis hermanas como lo hice toda mi vida, o aceptar a Wrath y este nuevo estilo de vida.<br />
Leliel la miró, ahora seria.<br />
—¿Cuántas veces en tu vida tuviste la oportunidad de ser feliz junto a alguien? Nunca. ¿Cuántas veces un macho te pidió que seas su shellan? Nunca. ¿Cuántas veces en tu vida te enamoraste? Nunca —hizo una pausa meditando las palabras, entonces habló nuevamente—. Creo que no te pide nada anormal. Sabías quién era y sabías que en algún momento iba a asumir. Si lo amas, lo amas con defectos y virtudes, con la profesión, puesto o linaje que sea.<br />
Raysa sintió las lágrimas escapar de sus ojos nuevamente.<br />
—Dios, como odio estar tan malditamente sensible desde que llegué —murmuró para sí misma antes de mirar a Leliel y responderle—. No comprendes, Leliel, ser una guerrera y defender a la raza es lo único que siempre hice. Sólo sé pelear. ¿Cómo podría estar a su lado siendo de ésta manera? Cuando vea como soy realmente y que no conozco otras cosas va a arrepentirse y no quiero ser testigo de eso, no quiero que se avergüence de mí.<br />
—Rhage aceptó que todo su linaje fuera maldito por estar conmigo. Ayer me pidió que sea su shellan —las tres hembras la miraron sorprendidas y Leliel sintió como una punzada de vergüenza la invadía—. Sí, yo… no quería decirles todavía, pero Raysa me obliga a hablar antes de tiempo. Queremos hacer la unión lo más pronto posible —observó a Nessa—. No, Ness, no estoy embarazada. Sabes que no puedo tener hijos. Pero eso no viene al caso. Raysa, Wrath sabe que eres una guerrera y va a saber tenerte paciencia para cuando dejes de patrullar, por lo que tú también tienes que tenerle paciencia a él. Esto es un constante dar y recibir —respondió Leliel<br />
—¿Tú también te vas a unir? —Kytara se acercó a su hermana y la abrazó—. Soy en verdad muy feliz por ti, Leliel.<br />
—Nada de “también”. Raysa no le dio una respuesta a Wrath, ¿no es así? —Dijo Nessa.<br />
Raysa sacudió la cabeza mientras miraba a Leliel.<br />
—Estoy feliz por ti, hermana, de verdad que sí. Es sólo que no sé qué hacer... Quiero gritarle que acepto, pero a la vez tiemblo de miedo ante la vida que me espera si acepto ser su sellan<br />
—¿Sabes? No te entiendo —dijo Nessa—. Tienes todo servido en bandeja y lo vas a desperdiciar. Lo vas a dejar pasar por una estupidez como la lucha. ¿Que mejor manera de pelear que teniendo poder? Podrías hacer muchas cosas —habló molesta.<br />
Leliel la observó y sonrió.<br />
—Coincido con ella. Creo que te estás quejando de llena, Raysa —dijo levantándose de su lugar—. Cualquier otra hembra mataría por estar en tu lugar. Y tú estas quíá llorando porque nunca más vas a volver con un brazo roto o cubierta de sangre negra, jamás vas a tener que volver a convivir con la incertidumbre de saber si vas a volver esa noche a casa, o lo que es peor, el no saber si tu macho va a regresar. No te entiendo, definitivamente no te entiendo.<br />
Raysa las contempló con cierto asombro al comprender realmente la nueva vida que se le presentaba con la propuesta de Wrath. Sus hermanas, como siempre, con las palabras adecuadas habían logrado hacerle ver lo que su mente se había empeñado en anular. Realmente no perdía nada, al contrario, ganaba en todos los aspectos. Por fin su vida estaría completa, con sus hermanas a su lado, como siempre junto a ella y ahora también un macho que la amaba y al que ella le correspondía.<br />
Un murmullo escapó de sus labios mientras miraba a sus hermanas:<br />
—Dios, ¿cómo pude estar tan ciega? —Les preguntó, sentándose en la cama.<br />
Nessa dejó escapar un suspiro cansado, pero Kytara le tapó la boca.<br />
—No lo sé. Pero me alegro de que hayamos logrado ayudarte —dijo Leliel, divertida—. Ahora, ¿les puedo pedir algo? —Dijo un tanto apenada.<br />
Kytara dejó libre a su hermana.<br />
—Lo que quieras, Lel.<br />
—¿Me ayudarían a arreglarme? —Dijo haciendo círculos pequeños con el pie—. Es que no sé cómo debo estar vestida para la ceremonia de emparejamiento.<br />
Raysa se incorporó riendo por primera vez con alegría mientras se acercaba a su hermana.<br />
—Serás la novia más bonita que se haya visto hermana —le dijo mientras la abrazaba.<br />
Leliel entrecerró los ojos.<br />
—Nai, nai. Simplemente pido que me ayuden —dijo con agitando un dedo acusador—. Nada de usar todas esas cosas que siempre usan ustedes, ¿estamos? —Dijo amenazadora.<br />
—Usarás lo que se necesite usar —Kytara ya saboreaba la ocasión—. Vas a ser la primera en unirte y serás lo mejor de lo mejor.<br />
—Ya te veo… Con una corona de flores, velo, vestido largo como el de una princesa y blanco virginal —Nessa lo describía perfectamente—. Un acontecimiento sin igual en la Hermandad.<br />
—No, no. Nada de eso —Dijo Leliel levantando las manos—. Además, odio el blanco. ¿Aún no te has dado cuenta?<br />
Raysa la miré escudriñándola.<br />
—Pues elige el color, pero nada de negro —se adelantó.<br />
Leliel simuló llorar.<br />
—¿Por qué? Yo y mi maldita bocota —dijo melodramática—. Está bien, púrpura, el mas oscuro que exista —se encaminó hacia la puerta—. Y ahora, si me permiten, me voy. Tengo un macho esperándome en el gimnasio. Dijo algo de que Butch le dio una idea acerca de no sé qué —dijo divertida mirando a Kytara.<br />
Ésta se puso toda colorada.<br />
—Mi nullum y su bocota. Yo también me retiro. Le tengo que enseñar a mi compañero cuándo se tiene que callar —y se encaminó detrás de Leliel—. Y Ray, toda la suerte del mundo. Sorprende a tu guerrero —le tiró un beso y se marchó.<br />
Nessa se encogió de hombros.<br />
—Supongo que me iré a torturar un poco a mi entrenador —dijo, sabiendo por demás que se moría por verlo. Aún más después de lo acontecido la última vez y de lo que se había dado cuenta respecto de sus sentimientos. Mientras salía pensativa de la habitación de Raysa haciéndole un vago gesto de despedida con la mano, se preguntó si no debió haber hecho su propia confesión.<br />
Raysa quedó pensativa luego de ver marchar a sus hermanas… Sorprender a su guerrero. Era una muy buena idea, se dijo mientras en su mente empezaba a elaborar un plan de seducción para su futuro hellren.<br />
<br />
<br />
Raysa se abrazaba mientras recorría la habitación, sus pies descalzos no sentían el frío del suelo. Estiró nuevamente la camisa de Wrath que llevaba puesta, no llevaba nada debajo de ella. Había escogido esa camisa negra por su suave material y porque aún podía sentir en ella levemente el aroma de su futuro hellren. <br />
Dios, esperaba que pudiera perdonarla por dudar ante su propuesta. Quería compensarlo por todo el tiempo de espera, y aunque no fue mucho, supo por comentarios que le hizo Fritz esa tarde que no estaba del mejor de los humores. Bueno, esperaba poder suavizar las cosas, ya había hablado con sus hermanas y con los guerreros pidiéndoles que los cubrieran porque esa noche no saldrían a patrullar, tenía otros planes para esa noche.<br />
Un ruido en la puerta la hizo salir de sus pensamientos, ahí estaba su hellren, el macho al que amaba con todo su ser. Salió de las sombras y se dejó ver.<br />
Wrath se frenó en seco cuando captó el suave aroma a jazmines de su hembra, al instante se puso duro. Cuando la vio surgir de la oscuridad, su pene se tensó aún más en sus pantalones, incomodándolo. Ella llevaba puesta su camisa, solo los últimos botones estaban prendidos y aunque le quedaba grande, dejaba al descubierto el inicio de sus senos, cubría sus piernas solo lo necesario, dejando ver los cremosos y firmes muslos. Se sintió complacido en extremo al verla con su ropa, y más le agradó la idea de quitársela, pero luego se tensó al recordar su último encuentro… Ella no había aceptado ser su shellan, al menos no en el momento en que se lo había propuesto. Le pidió tiempo para pensar y aunque sabía que era normal que lo necesitara para asimilar las cosas, le había herido que no lo aceptara al instante. Al verla ahí y de esa forma quería olvidar todo y hacerla suya hasta que lo aceptara como su hellren. Sin embargo enfrió su expresión y le preguntó con expresión taciturna:<br />
—Raysa, ¿qué haces aquí? Deberías estar preparándote para salir a patrullar. Le pedí a Fritz que te avisara que esta noche saldrías con Kytara y Butch, ya que yo debo hacer otras cosas —le dijo mientras se quitaba los anteojos y la chaqueta para luego tirarla con descuido sobre la silla, dejando al descubierto su magnífico torso, los musculosos brazos con los tatuajes de su linaje.<br />
Raysa se acercó un paso hacia él. Ella sabía que de cierta forma merecía que fuera reservado, pero también tenía un poco de miedo de que se hubiera arrepentido de su propuesta.<br />
—Esta noche no voy a salir Wrath, porque si tu propuesta sigue en pie… me gustaría quedarme con mi futuro hellren y demostrarle cuanto lo amo—murmuró sin dejar de acercarse.<br />
Pudo sentir el momento exacto en que el macho asimiló sus palabras, el momento justo en que contuvo la respiración. Aún así, no hizo ningún movimiento para acercarse a ella.<br />
El macho sintió la excitación de ambos en el ambiente, quería tomarla, pero primero quería estar seguro de sus sentimientos, quería que estuviera segura. Ella era su corazón, él simplemente no quería que fuera infeliz, aún si eso implicaba que no estuvieran juntos.<br />
—Mi propuesta siempre seguirá en pie, Raysa, ¿pero eres conciente de todo lo que implica ser mi shellan, de todo lo que debes dejar atrás? Porque puedo asegurarte que no será fácil, para ninguno de los dos —le preguntó con un murmullo ronco.<br />
La hembra extendió la mano para acariciar su rostro y él pudo débilmente ver el Rubí Saturnino brillando en su mano. De todas maneras, se obligó con la poca fuerza de voluntad que le quedaba a no moverse.<br />
—Me tomé el atrevimiento de colocármelo, pero si te molesta, lo colocaré nuevamente sobre la mesa de noche —mientras trataba de asimilar el comportamiento aparentemente desinteresado y tenso del macho, comenzó a girar su rostro para que no viera las lágrimas que amenazaban con salir.<br />
Se sobresaltó ante el gruñido animal que escapó de los labios de Wrath, antes de sentir como la tomaba con fuerza por la cintura, acercándola a su cuerpo mientras apoyaba la frente contra la suya.<br />
—Tanto ese anillo como mi corazón te pertenecen, leelan, y siempre debes llevarlos contigo. —hizo una pausa para tragar—. Entonces, ¿ésto quiere decir que me aceptas como tu hellren? —le dijo mientras la besaba con delicadeza.<br />
Raysa tomó su rostro entre las manos y esta vez no contuvo las lágrimas.<br />
—Claro que te acepto como mi hellren, Wrath. Sé que me demoré un poco en darte la respuesta, pero me costó entender que no estaba perdiendo nada. Verás no estoy abandonando nada, al contrario, gano al amor de mi vida y aún tendré a mis hermanas conmigo. Estoy segura de que tendremos batallas, mi hellren, sólo que éstas serán en otro campo —le dijo mientras le daba pequeños besos en la mandíbula—. Solo hay un pedido que quiero hacerte,quiero que la ceremonia sea después de que eliminemos al híbrido. Quiero pelear junto a mis hermanas esa última batalla —le rogó mirando los hermosos ojos claros.<br />
—Mi leelan, esa será nuestra última batalla, ya que también es mi deseo pelear junto a mis hermanos. Cuando acabemos con él, tú y yo tendremos una bella ceremonia de unión. Ahora basta de de tanta conversación y déjame mostrarte con mi cuerpo y mis palabras cuanto te amo —le dijo.<br />
Raysa se alejó un poco mientras sacudía la cabeza dejándolo sorprendido.<br />
—No, mi hellren, deja que te muestre cuánto te ama tu shellan —le dijo mientras tomaba su boca son pasión.<br />
Hundió su lengua en la boca masculina recorriéndolo por completo, no dejando lugar sin explorar, mordisqueó los labios, lamió su boca con sensualidad mientras lo escuchaba gemir y sentía como sus manos se deslizaban por su espalda hasta situarse con precisión sobre sus nalgas, abarcándolas con sus enormes manos. Sin esfuerzo la levantó y la depositó con suavidad sobre las sábanas negras, se alejó un momento disfrutando de la vista de la hembra en su cama y con solo su camisa cubriéndola.<br />
Raysa fue desprendiendo uno a uno los botones, hasta quedar totalmente expuesta a su ardiente mirada, sin el menor rastro de vergüenza, extendió su mano para atraerlo hacia su cuerpo.<br />
Wrath gruñó ante la vista de la hembra desnuda y dispuesta para él. Fue recorriendo las delgadas piernas mientras depositaba suaves besos por donde antes habían pasado sus manos, lentamente fue subiendo y la tomó con la boca, lamió, succionó mientras escuchaba como su nombre escapaba de los labios de Raysa justo en el momento en que se corría en su boca, llenándolo con su sabor dulce. Sin darle tregua introdujo su lengua en ella, imitando lo que haría después con su pene, inició un lento ritmo de entrada y salida, cuando sintió que el orgasmo nuevamente iba a golpearla comenzó a dar suaves golpeteos con la lengua contra su clítoris, haciendo que la liberación llegara casi al instante.<br />
Mientras los espasmos iban pasando fue subiendo, lamiendo y torturando su ombligo, luego llegó a sus senos y tomo uno con la boca, lamiéndolo con fruición, raspándolo con los colmillos, provocándole nuevos estremecimientos. Siguió subiendo hasta que llego a su cuello, donde inspiró con fuerza el olor a jazmines que desprendía su hembra, llenándolo de posesividad, lamió su cuello y comenzó a torturar con las manos su vagina, acariciándola con pereza, deleitado por la respuesta desinhibida de ella, que movía suavemente las caderas y se frotaba contra su mano.<br />
Raysa gemía mientras su sangre se convertía en fuego líquido que recorría su cuerpo, si Wrath continuaba haciendo eso, ella no podría hacer lo que se había propuesto, él continuaba vestido completamente y quería ser ella esta vez la que le proporcionara placer a su hellren. Haciendo acopio de lo que le quedaba de voluntad lo apartó suavemente.<br />
Wrath la miró sorprendido al sentir que se apartaba de él. Lo hizo girar hasta hacerlo quedar de espaldas contra el mullido colchón. Se incorporó en la cama, se deshizo de la camisa y expuso su cuerpo a la ávida mirada masculina, lo montó a horcajadas, sin prisa le quitó la camiseta, depositando suaves y húmedos besos por su cuello y el torso, torturándolo como lo había hecho él. Con una sonrisa llevó sus manos a la cintura del pantalón, tocándolo a través de la tela, ahuecándolo en su mano, sintiendo la gruesa erección presionando, buscando liberarse. Sin prisa le quitó las botas de motorista, sus manos volvieron al pantalón y se lo quitó con lentamente mientras recorría los gruesos muslos con las manos, dejándolo desnudo ante su ávida mirada.<br />
Cubrió el cuerpo con el suyo, apretándose a el, haciéndole sentir como encajaban perfectamente cada parte de su cuerpo, se frotó contra él con descaro, sonriendo cuando sintió las manos en su trasero, apretándolo con firmeza, rozando con su miembro la delicada entrada, acercándola a esa parte de su cuerpo que necesitaba hundirse en ella, tenerla, hacerla suya completamente.<br />
Se acercó a su boca y le lamió la comisura de los labios, provocando un gutural gemido, sin echarse atrás y satisfecha por su respuesta, ahondó el beso, recorriendo por completo su boca, sin dejar un lugar sin examinar, tocó la punta de sus colmillos con la lengua, haciendo que la apretara mas contra él, sus lenguas se encontraron e iniciaron una lenta y sensual caricia. Con un suspiro abandonó la boca del macho mientras se deslizaba hacia abajo, notando como su cuerpo se tensaba levemente con anticipación, besó su estómago, sus caderas, deslizó las manos por el ancho pecho.<br />
Wrath sentía que iba a estallar, la hembra lo estaba volviendo loco de placer, sentir su cuerpo desnudo contra él, su boca, su humedad, simplemente era demasiado, quería tomarla.<br />
Raysa levantó la cabeza mientras descendía sin dejar de mirarlo y con una pícara sonrisa tomó su miembro entre las manos, provocando que el macho se arqueara en la cama ante el placer de su caricia. Sus manos lo acariciaron con firmeza, estableciendo un ritmo que lo volvió loco.<br />
—Dios, Wrath, eres tan suave —le dijo sin dejar de mirarlo.<br />
Quiso incorporarse para tocarla, pero ella apoyó una mano sobre su pecho, arañándolo suavemente mientras sacudía la cabeza y lamía suavemente su mentón y se demoraba en sus labios.<br />
—Déjame mostrarte cuanto te amo, ¿sí? —Le dijo acelerando las caricias en su pene.<br />
—Quiero tenerte, Raysa, necesito entrar ahora en tu cuerpo —dijo con los dientes apretados.<br />
La hembra lo miró y nuevamente fue bajando la cabeza, cuando el macho sintió la boca de ella cerrarse sobre su miembro palpitante pensó que iba a correrse allí mismo, sus manos aferraron con fuerza la seda de las sábanas mientras de su boca escapaba un sonido animal.<br />
Nunca una hembra le había dado tanto placer ni se había esmerado tanto en complacerlo. En forma inconciente tomo la cabeza de la hembra entre sus manos y la apretó contra su miembro. Sus cuerpos estaban perlados de sudor. Iba a acabar en cualquier momento, pero quería tenerla, sentir su cuerpo aferrarse al suyo.<br />
Raysa sonrió al ver la cara de su hellren llena de placer, placer del que ella era causante, se retiró un momento mientras él se calmaba, así lo tuvo durante unos minutos, llevándolo al borde, combinando caricias, primero lo cubría con la mano y luego lo tomaba con la boca, hasta que le suplicó que lo aceptara dentro de su cuerpo.<br />
Raysa se detuvo con una mirada llena de satisfacción, como si estuviera esperando esas palabras de rendición se montó horcajadas sobre el cuerpo de Wrath y de un solo golpe sus cuerpos se fundieron en uno.<br />
Soltó un grito cuando lo sintió por fin dentro de su cuerpo, llenándola. Sentía como la piel de su sexo cedía, se estiraba ante la gruesa longitud que la invadía.<br />
Comenzó a moverse con un ritmo constante, dulce, lento, que arrancaba gemidos de placer en ambos. Sintió como el calor iba creciendo en su vientre mientras aceleraba los movimientos.<br />
¡Dios! Ella estaba tan apretada, tan caliente, que lo llevó al límite en poco tiempo, inconcientemente empezó a acariciar su centro haciendo que la hembra arqueara su cuerpo mientras se deleitaba con su olor, con su humedad, solo dos embates más y el clímax los golpeó con tanta fuerza que ambos gritaron. Wrath echó la cabeza hacia atrás apretando con fuerza la cintura de su shellan evitando que se separara de él.<br />
Raysa sentía los chorros de el líquido caliente dispararse en su interior mientras el aire se llenaba de un aroma especiado tan propio de él, marcándola, inundando el cuerpo femenino de su olor.<br />
La tierra tembló unos segundos mientras su cuerpo caía exhausto sobre el cuerpo del macho.<br />
Con lentitud se incorporó unos momentos mientras sentía la enorme mano acariciar su espalda, lo miró fijamente mientras tocaba sus labios con suavidad.<br />
Wrath acunó su cara con las manos mientras frotaba sus labios contra los de ella.<br />
Con un suave movimiento dejó a la vista su grueso cuello mientras la conducía hacia él.<br />
—Aliméntate, mi leelan, déjame entrar en tu cuerpo nuevamente, deja que mi sangre te llene de vida y de luz, como tú lo haz hecho con mi vida —dijo con un ronco susurro—. Déjame estar contigo para siempre.<br />
Raysa sintió las lágrimas agolparse en sus ojos, frotó la nariz contra su mandíbula, lamió su cuello con delicadeza, mientras sentía como los colmillos crecían en su boca. Amaba tanto a ese guerrero que se ofrecía a ella como nadie nunca antes lo hizo, era su mundo, y ella era el suyo, sus almas y sus corazones estarían unidos por siempre.<br />
—Te amo, mi hellren —le dijo mientras hundía los dientes en su vena, llenándose de su fuerza, haciéndolo parte de ella nuevamente. …<br />
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<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 25</span></b><br />
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Leliel estaba en el cuarto de Rhage. Las chicas habían insistido en ayudarla, pero ella no quería. Ya bastante tenía con tener que usar un vestido. Todavía se preguntaba por qué no podía simplemente usar un pantalón.<br />
Se acercó a la cama, aún vestía la bata negra de Rhage, que ahora era suya. Observó la caja sobre la cama como si fuera su peor enemigo.<br />
Entonces, le quitó la tapa y entrecerró los ojos con miedo a ver lo que había dentro…<br />
—Oh, vamos, no te va a morder —dijo Nessa, entrando en la habitación.<br />
—Ciertamente, no —la apoyó Kytara, que venía detrás—. Eso se lo debe reservar Rhage.<br />
Ambas rieron fuertemente mientras Leliel las fulminaba con la mirada.<br />
—Hermanas, estamos aquí para ayudarla —las reprendió Raysa—, no para burlarnos de ella.<br />
—Por la cara que tiene, yo creo que lo que más necesita es un poco de humor —acotó Kytara, quien había tomado un cepillo y observaba su cabello como un científico analiza una nueva cepa nunca antes vista.<br />
—No puedo creer que sigas en bata. Incluso yo me he arreglado —la reprendió Nessa, para luego finalizar dando una vuelta, haciendo que su amplio vestido rojo se enroscara a su alrededor—. ¿Ves? No es tan malo.<br />
Viniendo de Nessa, suponía que era una opinión válida. Igualmente, no se adornaría con esos inútiles trapos.<br />
Raysa se dirigió hacia la cama y abrió la temible caja. Emitió un suave jadeo al ver lo que había dentro, luego lo tomó y lo levantó suavemente, como si se tratara de un finísimo cristal y no de simple tela.<br />
—Por la Virgen del Fade, Lel, es precioso —dijo con los ojos brillándole por el entusiasmo—. El color es magnífico —agregó acariciando reverentemente la seda de un profundo púrpura.<br />
—Te sentará realmente bien —agregó Kytara con lágrimas.<br />
—Y realzará el color de tus ojos. Definitivamente, Rhage querrá morderte —le dijo Nessa con una pícara sonrisa.<br />
—Por su entusiasmo, diría que ustedes están a punto de unirse, no yo —les dijo, molesta.<br />
—Este será un maravilloso momento en tu vida, Lel, pero como todo, hay que pagar un precio por ello —le dijo Kytara esbozando una pícara sonrisa que no pegaba con sus lágrimas de felicidad—. El tuyo, será verte como una auténtica dama.<br />
No, ese no sería su precio. Había pagado mucho más para poder unirse a Rhage, ambos lo habían hecho. Y no sólo ellos, sino que también sus hijos. Sintiendo que la desesperación crecía dentro de ella, sonrió a su hermana y decidió enfrascarse en su problema más inmediato. El jodido vestido.<br />
—Ustedes no entienden, ¿han visto esa falda? ¡Es amplísima! ¿Y la enagua? Creí que estábamos en el siglo XXI.<br />
—Oh, vamos, no querrás decepcionar a tu hellren —la amonestó Raysa.<br />
—Él me quiere tal y como soy —se enfurruñó, cruzándose firmemente de brazos.<br />
—Pues precisamente hoy he estado hablado con él —habló Nessa, captando toda su atención—. Ya sabes, después de la comida. Me comentó que no podría unirse a una pordiosera, que él iba a desposar a una reina.<br />
Sabía que la intención de su hermana era buena, pero hacérselo entender al manojo de nervios que era su estómago.<br />
—Si no le gusta como veo me veo, pues puede irse al...<br />
—Sí, sí, muy lindo —la interrumpió Kytara—. Lo que Ness quiso decir es que Hollywood se va a casar con la reina de su corazón...<br />
—Yo no digo cosas tan cursis.<br />
—...Así que haremos que te veas como tal —finalizó.<br />
Raysa se acercó e hizo le tomó las enguantadas manos en las suyas.<br />
—Te verás preciosa, créeme. Además, luego podrás desquitarte con el resto de nosotras.<br />
Kytara rió mientras asentía, pero Nessa solo desvió la mirada.<br />
—Ahora —continuó Raysa, tomando el vestido—, quítate esa bata.<br />
—Al menos podré ir descalza —masculló Leliel, pasándose una mano por el cabello.<br />
—Sí, sí… Que pena… —murmuró Kytara sin prestarle atención al tiempo que le golpeaba cabeza mientras intentaba arrancarle el cuero cabelludo con ese maldito artilugio del demonio.<br />
Nessa ya estaba ocupada en colocarle las enaguas del vestido que habían insistido que debía llevar y se las abrochaba. Raysa desdoblada con cuidado el vestido.<br />
Una vez vestida, y luego de haber peleado con cada prenda que le habían puesto, exclamó:<br />
—No, no me vas a peinar. Por lo menos me pueden dejar algo que me caracterice, ¿no? —dijo casi en forma de súplica.<br />
—No, Leliel —dijo Raysa, molesta—. No puedes estar así, toda despeinada —criticó, a lo que su hermana respondió con una mirada fatal.<br />
—No me ofendas. Me gusta así —dijo mientras terminaba de levantarse el cabello corto de la parte de atrás de la cabeza.— ¿Ves? No queda mal, ¿o sí? —Preguntó buscando la aprobación de alguna de sus hermanas.<br />
Cada una de ellas la miro como creyéndola loca.<br />
—Por lo menos ponte un gel o algo —Kytara tomo el spray y se lo vació en la cabeza—. Ya está, ahora queda bien.<br />
—Sí. También acabo de intoxicarme con eso. ¿No pensaron que quizás podría ser mortífero para los lessers? —Dijo mientras sacudía las manos en forma de abanico.<br />
—Lo que será mortífero para ti es que nos obligues a atarte si sigues resistiéndote. Arruinarías el vestido —le dijo Nessa apuntándola con un índice amenazador.<br />
Las miró asombrada.<br />
—¿Qué? ¿Hay más? —Dijo mientras retrocedía—. No, ya basta de estas cosas. Ya bastante nerviosa estoy.<br />
— Tampoco es para tanto, sólo trata de no crear ninguna chispa —Raysa leía la etiqueta de instrucciones.<br />
Leliel la miró con odio.<br />
—Bueno, hubieran comprado uno de tela ignífuga —dijo bastante nerviosa—. Ya, esto es una estupidez. Voy a arruinar todo —dijo caminando de un lado a otro.<br />
—Sí… si no te quedas quieta —Raysa iba detrás tratando de acomodarle el vestido.<br />
Leliel se paró en seco, provocando que Raysa golpeara contra su espalda.<br />
—Basta... ya está. Estoy peinada... —se forzó a mirarse al espejo y sonrío ante la visión que veía. Después de todo, no estaba tan mal—. Estoy vestida. Sólo me falta ir a mi habitación y listo —finalizó, haciendo pucheritos a sus hermanas.<br />
Ninguna de las tres guerreras pudieron evitar reírse, por más que lo intentaron. Leliel iba a seguir siendo espontánea y descuidada con su aspecto. Siempre prefería verse letal a sexy o elegante.<br />
Quien la viera ahora mismo no creería que esa hembra era capaz de incendiar una villa entera en cuestión de segundos… Pero así y todo no dejaba de ser dulce. Y mucho más si hablábamos de Rhage, tan solo escuchar el nombre de su pronto hellren toda ella se suavizaba y volvía a estar en calma.<br />
El golpe en la puerta las hizo saltar a todas.<br />
—Leelan —se escuchó la voz de Butch del otro lado de la puerta<br />
—¿Butch? ¿Qué quieres? —Kytara se acercó a la puerta sin abrirla.<br />
—Rhage me mandó a preguntar si Leliel ya estaba lista. Digamos que está un poco impaciente —Butch carraspeó un poco.<br />
—Dile a Rhage que Leliel estará lista cuando lo esté. ¡Hombres! No entienden… —agregó por lo bajo.<br />
—Ya estoy lista —gritó Leliel, que huía de Nessa, quien intentaba ponerle un poco de rimel en las pestañas.<br />
—Mientras más lo hagas esperar, mejor —le explicó la hembra mientras enarbolaba el pequeño utensilio—. Disfrutará mucho más el hecho de tenerte allí —agregó casi arrancándole un ojo a su hermana.<br />
—Y tú no ayudarás afeándola —dijo Raysa quitándole el rimel de las manos a Nessa, quien puso la expresión de un niño al que le han sacado su juguete favorito.<br />
Kytara rió y se volvió de nuevo hacia Butch.<br />
—Bajaremos en un momento, bebé. Sólo diles que los resultados harán que la espera valga la pena —le dio un beso antes de cerrar la puerta. Se dio la vuelta y miró a Leliel.<br />
—¿Qué otra tortura falta? —Le espetó enfurruñada y se sentó sin gracia en la cama. Quería bajar de una maldita vez.<br />
—Ninguna, Lel, es solo que... —se acercó y se arrodilló frente a ella y le acarició las manos, mirándola a los ojos—. ¿Cómo te sientes?<br />
Aquello la desconcertó.<br />
—¿Qué cómo me siento?<br />
—Sí, cómo te sientes —repitió Raysa sentándose a su diestra.<br />
Nessa le sonrió vacilante, mientras se sentaba a su izquierda.<br />
Leliel se planchó el vestido mientras intentaba explicarles.<br />
——Es extraño —dijo casi susurrando—. No pensé que me iba pasar nada de esto. No es que no sea feliz, soy más que feliz. Lo amo y no puedo imaginarme estar sin él. Es algo adictivo —dijo entre risas. Se levantó y respiró profundo—. Estoy muy bien. Soy feliz. Las tengo a ustedes. Mi maldición sigue conmigo —dijo formando un pequeño corazón, que en seguida Nessa congeló por lo que se gano la mirada desaprobatoria de su hermana—. Y lo tengo a él. Lo único que me falta es que si alguna vez en algún momento de mi vida llegara a tener la suerte de entrar en celo, quizás podría darle un hijo a Rhage —frunció sus labios—. Pero lo veo un tanto complicado —dijo guiñando un ojo y sonriendo, intentando ocultar su tristeza<br />
—Sabes que a pesar de todo, seguiremos allí para ti, ¿no? —Le dijo Raysa acercándose.<br />
—Aunque no podamos ayudarte, siempre te apoyaremos en todo —insistió Kytara acariciándole una mejilla.<br />
—Después de todo, ¿quién querría pasar la mañana en vela con la cabeza agobiada por todo lo que estás sintiendo? —Agregó Nessa displicente mientras golpeaba su hombro con un levísimo toque.<br />
Leliel sintió las lágrimas y luchó por que no se derramaran. No quería volver a pasar por lo del maquillaje. Juntó tanto aire como cupo en sus pulmones y lo dejo salir lentamente.<br />
—Entonces… ya está. No más tortura. ¿Podemos ir? —Preguntó casi suplicando por una respuesta afirmativa.<br />
—Si tú estás lista, nosotras también —cada una de ellas se arregló sus propios vestidos y peinados.<br />
—Ya estoy lista —dijo Leliel, y se dirigió hacia la puerta. Sus hermanas las siguieron. Ya había llegado la hora.<br />
<br />
<br />
En la habitación, los machos ya estaban todos preparados, esperando que las hembras bajaran. Cada uno de ellos era una imagen de seducción y elegancia.<br />
Pero como era de esperarse, el que más sobresaltaba de entre todos era Rhage. Llevaba una túnica negra atada con un fajín, bordada con un hilo oscu¬ro. Una larga daga con mango de oro colgaba a su costado.<br />
Parecía como si la vestimenta tuviera vida propia y se ajustaba perfectamente a cada uno de sus músculos.<br />
Por primera vez en siglos, su pelo estaba arreglado. Se había peinado hacía atrás su melena rubia, aunque unos rizos comenzaban a revelarse.<br />
Desde hacía más de media hora que caminaba por toda la habitación, de pared a pared, en distintos ángulos. Los Hermanos lo miraban muy divertidos, pero ninguno estaba dispuesto a interponerse en su camino.<br />
La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a las hembras. Kytara traía puesto un vestido con corsé color bordo, adornado con pequeñas tiras.<br />
Detrás de ella se dejó ver a Raysa, que llevaba un vestido negro, que tenía un importante tajo a un lado.<br />
Ambas les hicieron un gesto en forma de saludo a sus machos y se ubicaron junto a Fritz.<br />
Después, la pequeña Nessa hizo aparición dejando a Zsadist muy impresionado por el cambio. Llevaba puesto un vestido color rojo con una amplia falda. De repente, se dio cuenta de algo sorprendente… la echaba de menos. La había estado evitando luego de que le diera de su vena. Incluso había convencido a Phury de que saliera con ella a cazar. Ahora que la veía, parecía totalmente diferente a como la recordaba, aunque igual. Su sonrisa contagiaba felicidad, pero ésta no llegaba del todo a sus ojos.<br />
Rhage, expectante, fijó la vista en la puerta… hasta que ella apareció.<br />
Todo su cuerpo se tensó.<br />
Si antes amaba a su guerrera, hoy definitivamente quería morir al lado de ella. Estaba hermosa… y podría jurar que esa palabra no podía describir del todo como la veía.<br />
Tenía puesto un vestido con corsé color púrpura. La falda caía libremente en distintos pliegues apenas visibles y terminaba con una pequeña cola en un tono más claro que el resto del vestido.<br />
Lo que más le llamó la atención fue su peinado. Tenía el cabello medio revuelto y algunas mechas caían de forma espontánea. Nadie más que ella podía estar peinada así para semejante acontecimiento. Así y todo le quedaba hermoso.<br />
Sonrió para sí mismo.<br />
Leliel sentía la mirada penetrante de Rhage. La hacía sentir importante, hermosa. Podía sentir la necesidad de él y entonces su cuerpo reaccionó de la misma forma. Tensó fuerte su mandíbula ante la ola del aroma a vinculación de él. Jamás se saciaba de ella y ella jamás se saciaba de él.<br />
Caminó con paso firme y elegante hasta donde estaba él. Se sorprendió cuando la figura de la Virgen Escriba apareció delante de ellos.<br />
Leliel apretó fuerte la mano de Rhage, había creado ese idioma exclusivo para que ella mantuviera la calma.<br />
—No tengo la necesidad de presentaciones —habló de forma firme, al leer el pensamiento de Wrath, que precedería la ceremonia. Ella extendió su mano a Leliel—. Tú, guerrera que eres regida por el fuego, a quien en esta vida hemos designado el nombre de Leliel. Este macho te pide que lo aceptes como su hellren. ¿Lo crees digno de serlo?<br />
Leliel asintió.<br />
—Claro que lo acepto —volvió su mirada a Rhage que no quitaba la vista de ella—. Sí, lo acepto.<br />
Entonces la pequeña figura centró su vista en el guerrero.<br />
—Guerrero, esta guerrera te respetará. ¿Darás la prueba de valor por ella?<br />
Él levanto el rostro con orgullo.<br />
—Claro que lo haré —dijo muy seguro de sí mismo.<br />
—¿Te sacrificarás por ella y la defenderás de cada uno que quiera hacerle daño?<br />
—Siempre lo haré —respondió con voz profunda.<br />
—Guerrera dame tu mano.<br />
Leliel extendió su mano con la palma hacia arriba.<br />
La Virgen Escriba giró la muñeca. Los pliegues se movieron y le cubrie¬ron la mano. Sintió un extraño cosquilleo, como una pequeña descarga eléctrica.<br />
—Guerrero —Rhage extendió su mano, que también se vio oscurecida por la túnica negra.<br />
De repente, una ola de calor rodeó a ambos, envolviéndolos. Ellos se miraron sonrientes.<br />
—¡Oh! —Dijo la pequeña mujer debajo de la tunica—. Ésta sí que es una buena unión. Una ex¬celente unión —dijo observando a los guerreros frente a ella—. Después de todo, valió la pena todo sufrimiento. Pronto tendrán su recompensa —finalizó mientras se desvanecía en el aire.<br />
Ninguno de los presentes le prestó atención a las palabras de la Virgen Escriba, pues pronto ambos estaban abrazados besándose.<br />
Rhage se separó de ella entre gruñidos.<br />
—Ya pronto terminaremos, tahlly —dijo besando la palma de su mano.<br />
Rhage deshizo el nudo del fajín y dejó al descubierto su torso.<br />
Leliel sintió una punzada de dolor, sabía muy bien qué era lo que sucedería a continuación, pero no había modo de evitarlo. Sería una deshonra para él como macho. Como su, ahora, hellren.<br />
Sus hermanas, por instinto, por aquella empatía que siempre las unió, en silencio y sin decir nada, la rodearon.<br />
Rhage se arrodilló ante sus hermanos, dándoles la espalda, y bajó la cabeza.<br />
Fritz acercó una pequeña mesa, donde había un cuenco de cristal lleno de sal, una jarra con agua y una caja negra.<br />
Wrath se acercó a él.<br />
—Guerrero, ¿cuál es el nombre de tu shellan?<br />
Rhage, tenso, respondió:<br />
—Leliel.<br />
En seguida se escuchó un sonido metálico, y entonces Wrath desenfundó su daga negra y se inclinó sobre la espalda desnuda.<br />
Todos quedaron atónitos cuando el dragón que llevaba en su espalda se movió hacia abajo dejando un espacio libre, para lo que venía.<br />
Leliel reprimió un grito, y se aferró a Nessa, la única de sus hermanas que no podría lastimar teniendo tan alta temperatura en su cuerpo.<br />
Nessa no supo de donde, pero increíblemente salieron palabras de consuelo. No es que ella no quisiera a sus hermanas, pero siempre optaba por otros métodos de demostración de afecto.<br />
—Shhh… tranquila, Lel. Debes estar orgullosa por el acto que estás presenciando. Él de verdad te ama —dijo casi en un susurro. Después de todo, todos merecían tener a alguien a quien amar y alguien que en verdad los ame<br />
Los Hermanos continuaron pasando, haciéndole la misma pregunta. Sentía dolor en cada marca, agradecida a la Virgen Escriba que solo la nombró Leliel.<br />
Cuando terminaron, Wrath tomó la jarra con agua y la volcó en el cuenco de sal, para luego derramar la mezcla sobre la espalda de Rhage.<br />
Pudo notar el dolor que le provocó a Rhage cuando el agua salada tocó su piel. Pero él solo se limitó a tensar sus músculos y cerrar fuerte los puños.<br />
Luego, quien precedía la ceremonia, tomó la caja negra y sacó un paño blanco con el que secó la herida y lo volvió a colocar dentro de la caja.<br />
—Levántate, Guerrero.<br />
Rhage hizo lo pedido.<br />
Cuando se levantó se pudo ver, cruzando sus hombros, el nombre de ella tatuado, formando un ar¬co con letras inglesas antiguas.<br />
Wrath le entrego la caja.<br />
—Lleva esto a tu shellan como símbolo de tu fuerza. Así sabrá que eres digno de ella. Que tu cuerpo, tu corazón y tu al¬ma están ahora a sus órdenes.<br />
Rhage se dirigió hacia donde estaba Leliel, ahora sola. Sus miradas se encontraron… él le sonrío, diciéndole una cantidad de cosas que solos ellos entendían. Leliel respondió con otra sonrisa, se moría por correr a abrazarlo y besarlo, pero se contuvo.<br />
Se arrodilló frente a ella y bajó su cabeza.<br />
—¿Me tomarás como tuyo? —Preguntó casi en un susurro.<br />
Leliel tomó la caja de sus manos.<br />
—Sí, sí te acepto —dijo conteniendo el mar de lágrimas que pronto se desataría en sus ojos.<br />
Él se levanto y Leliel le entregó la caja a Kytara que estaba cerca, para luego lanzarse a los brazos de Rhage. Besó su cuello, luego su mejilla, sus labios y volvió a abrazarlo.<br />
—Te amo, mi Gràhd —dijo apretando fuerte su agarre, mientras las lágrimas traicioneras escapaban sin control alguno.<br />
—Y yo a ti, tahlly —dijo él, acariciando su espalda.<br />
Mientras, los Hermanos iniciaban un cántico, en forma de rezo. Ellos se quedaron ahí, juntos… abrazados. Ahora ya nada los separaría.<br />
Eran uno solo.<br />
Al final todo lo que habían pasado había valido la pena.<br />
Nunca más estarían solos, ahora ambos tenían a alguien con quien compartir sus vidas y, lo más importante de todo, era que estarían juntos.<br />
Rhage la hizo girar y la abrazó por la espalda, aferrándola a su cuerpo. Ahora era su hembra y nadie se la quitaría.<br />
<br />
El cántico fue aumentando de forma gradual, pero una voz fuerte comenzó a sobresalir entre las demás, entonando las notas cada vez más altas. El sonido del te¬nor resultaba tan claro, tan puro, que erizaba la piel.<br />
Era Zsadist.<br />
Nessa levantó la cabeza sorprendida al darse cuenta de quien era el dueño de esa voz. Los ojos le picaron por las lágrimas no derramadas. Tenía una voz preciosa. Entonces… No había sido un sueño. Él le había cantado para consolarla aquella noche.<br />
Cerró los ojos y se dejó inundar por el precioso sonido, tratando así de alejar, de sacar de dentro de sí cualquier otro sentimiento que no fuera la dicha por su hermana, por Leliel, el orgullo por ella y el deseo de que lo mismo le llegara pronto a Kytara y a Raysa.<br />
Cuando sintió la humedad en sus mejillas, se dijo que no era otra cosa más que emoción por el feliz acontecimiento.<br />
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<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b>
<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 26</span></b><br />
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Nessa abrió la puerta de su habitación y mientras la cerraba de una patada luego de entrar, con unos pocos y efectivos movimientos, logró deshacerse del largo vestido rojo con el que Kytara la había empaquetado. Alzó las manos y se desarmó el complicado peinado que Raysa le había hecho. Sacudió la larga cabellera rizada y se estiró con sumo placer. Ah, la sensación de libertad.<br />
Se dirigió hacia el baño y encendió la ducha. Cuando el agua estuvo a la temperatura adecuada, se metió bajo ella. La fiesta de su hermana aún no había menguado del todo, pero sencillamente ya no podía permanecer allí, y eso hacía que se sintiera envidiosa y egoísta. Refregó su cuerpo con más fuerza de la necesaria. No era que no se sintiera feliz por su hermana, al contrario. Pero saber ahora cuáles eran sus sentimientos…<br />
Salió de la ducha reprimiendo un grito de frustración. Se secó y se vistió con una falda amplia azul y una musculosa celeste que dejaba al descubierto parte de su vientre.<br />
Tendría que sentirse dichosa, pensó mientras enroscaba un rizo en su dedo. Ahora tenía un nuevo hermano. Pronto, estaba segura, tendría dos más. Y mientras las cosas siguieran así, antes de que se diera cuenta, ya sería tía. Inconscientemente, se llevó una mano al vientre plano y la posó allí. Dándose cuenta de su acción, la quitó bruscamente.<br />
Ahora de vuelta estaba pensando en él. Se apoyó contra una pared. Si cerraba los ojos, podía sentir de nuevo su sangre bajando por su garganta, alimentándola. Podía sentir su sabor especiado y el poder que contenía. Suspiró. No lo había visto mucho desde entonces. El muy desgraciado le había contado de su herida a Wrath y eso le había valido estar un tiempo sin salir. Cuando por fin había podido hacerlo, lo había hecho acompañada de Phury. En la ocasión en que por fin salió con él, Vishous los había acompañado.<br />
Esa noche había sido la ocasión que más cerca había estado de él y durante más tiempo. Le había parecido hermoso con sus ropas ceremoniales. Y cuando lo oyó cantar, su corazón había latido al compás de su voz abrumadora. El que le hubiera cantado para tranquilizarla cuando estuvo sumida en horribles recuerdos era un magro consuelo.<br />
Durante la fiesta, ya vestido con su acostumbrado pantalón negro holgado y una camisa también negra, fiel a su costumbre, se mantuvo siempre apartado en las sombras, con una manzana en las manos. Casi había tirado a Raysa al suelo al llevársela por delante por ir distraída observándolo, y considerando que su hermana era bastante más alta que ella, significaba algo. Al verla, Rhage le había dicho que si quería bailar con el novio, sólo tenía que decirlo, que no hacía falta llamar la atención de ese modo. Acto seguido, la había tomado y había comenzado a zarandearla por toda la maldita sala como si fuera una muñeca de trapo. Sólo había conseguido que la liberase cuando amenazó a Leliel de que si no intervenía, se quedaría sin noche de bodas. Cuando por fin estuvo sobre suelo firme y luego de lanzarle un puñetazo a Rhage, que el vampiro esquivó con habilidad, riendo mientras volvía a tomar a Leliel en brazos, se giró para poder echarle otro vistazo, pero Zsadist ya no se encontraba en la habitación. Phury miraba atentamente una de las puertas, que estaba entreabierta. Poco después, Nessa había optado por su propia desaparición.<br />
Se separó de la pared. Lo amaba. La certeza de eso le parecía ahora tan obvia que no entendía como es que le había costado tanto entenderlo. Se subió a la cama y se quedó arrodillada allí. Lo amaba, por supuesto, y no había nada que pudiera hacer. Lo había besado y él ni siquiera se había inmutado. Sintió como la envidia comenzaba a invadirla de nuevo. Saltó rápidamente de la cama y comenzó a deambular por la habitación. Mientras estuviera en movimiento, ningún sentimiento o pensamiento idiota vendría a ella. Sólo debía sentir la felicidad de sus hermanas y sentirse feliz por ellas.<br />
Pero, ¿la convertía en una criatura mezquina el desear un poco de esa felicidad para ella misma?<br />
Suspiró dirigiéndose hacia una de las ventanas y la abrió de par en par para dejar entrar la brisa nocturna, que la envolvió rápidamente. Se frotó los brazos cuando se le erizó la piel. Una gota le cayó sobre el hombro desde su cabello aún mojado mientras un profundo trueno resonaba en la lejanía. Se le erizó aún más la piel. No le gustaba el agua de las tuberías, era demasiado… metálica. Pero no era por eso que tenía esa sensación en la piel. La razón era la tormenta que se estaba acercando.<br />
Un nuevo trueno se escuchó, más fuerte que el anterior. Nessa sonrió. Era justo lo que necesitaba. No quería ir hasta abajo para poder salir, por si llegaba a toparse con alguien. Se asomó a la ventana. Si se descolgaba con cuidado y aprovechaba sus manos y sus pies pequeños para poder aferrarse a la grietas de la pared, estaría en el patio en menos de un minuto.<br />
¿Sabes? Por ser vampiro, tienes una habilidad llamada desmaterialización. Suele ser muy útil en casos como estos.<br />
—Tal vez. Pero así es más divertido —le respondió a la voz.<br />
Sonriendo aún más, se arremangó la falda y colocó un pie desnudo sobre el alfeizar.<br />
<br />
<br />
Zsadist deambulaba por el piso de abajo de la mansión. Se encontraba sumamente inquieto y necesitaba salir a cazar, pero esa noche estaba prohibido debido a la ceremonia de emparejamiento de Rhage. Había ido al gimnasio para calmar las ansias, pero cuando llegó allí, simplemente se había quedado sentado sobre uno de los aparatos sin hacer nada.<br />
Debería irse a dormir, pero esa era la razón de su inquietud. Cada vez que dormía, soñaba. No esas pesadillas sobre el ama a las que estaba acostumbrado. Se trataban de sueños confusos, aunque muy vívidos, y siempre despertaba de ellos con el sexo duro. Se trataba de ella, maldita sea. Nessa. Todo había comenzado después de que la alimentara. Era por eso que trataba de evitarla. ¿Cómo podía mirarla a la cara sabiendo que la mancillaba en sus sueños? La hembra no se merecía eso.<br />
Se giró hacia la dirección de la que venían los ruidos y las voces y se le vino a la mente el momento en que Rhage la había tomado en brazos. Un gruñido brotó de lo profundo de su pecho. Apretó los puños fuertemente, conteniéndose para no ir en busca de su hermano. Lo mismo le había sucedido en aquella habitación, pero había logrado irse a tiempo, con la mirada de Phury clavada en la espalda.<br />
Se tocó los labios con la mano que sostenía la manzana. Si su gemelo supiera lo que le había hecho, no seguiría empujándolo hacia ella. ¿Por qué la había alimentado? Su sangre la recorría, estaba dentro de ella como su cuerpo nunca podría estarlo.<br />
Maldijo por lo bajo, reprimiendo sus pensamientos. Necesitaba irse de la mansión y estar solo, alejarse lo más posible, hasta que su cordura, si así podía llamársele, regresara. O al menos hasta que ella se fuera, cosa que dudaba. Si sus hermanas estaban aquí, no se iría a ningún otro lugar. Saltaba claramente a la vista que siempre habían permanecido juntas. Que gran mierda. Ella era un problema que debía evitar.<br />
Aún así, cerró los ojos y, como todas las noches, la buscó mediante la sangre que le había dado.<br />
Frunció el ceño, extrañado. Se encontraba fuera, en el patio. Se dirigió hacia una ventana y miró hacia fuera. Llovía a cántaros. Fue hacia la parte posterior de la casa, donde estaban las puertas que conducían al patio trasero, donde ella se encontraba. Dejó lo que le quedaba de manzana sobre una mesa al pasar y al llegar a las puertas de vidrio se detuvo y observó en profundidad la noche, tratando de ver a través de las capas de lluvia.<br />
Y la vio. Vestida de azul claro, con la cabellera resplandeciendo, giraba como si danzara para atraer la lluvia, con los brazos abiertos como si quiera abrazar la noche. De alguna forma, sabía que estaba sonriendo.<br />
Y era hermosa.<br />
El deseo lo embargó tan de repente que fue como si le hubieran dado con una barra de hierro en medio de la espalda. Tuvo que apoyar ambas manos sobre el vidrio para sostenerse.<br />
Parecía aún más pequeña a la distancia, como un hada blanca salida de algún cuento, llena de luz, de vitalidad. Una vitalidad, no pudo evitar pensar, que él, con su sangre, le había otorgado.<br />
Su miembro se endureció y la palabra “Mía” resonó fuertemente en su cabeza.<br />
Antes de registrar siquiera la orden que había dado su cerebro, abrió la puerta y salió, pero se detuvo cuando sintió la lluvia cayendo sobre su cuerpo, como saliendo de una ensoñación. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? Debía irse de allí, alejarse, ahora. Y sin embargo, dio un paso hacia delante y luego otro. Comenzó a avanzar, pero muy lentamente, como midiendo cada centímetro que recorría.<br />
Nessa se había quedado quieta, con los brazos aún extendidos y el rostro hacia el cielo. Estaba de espaldas a él, por eso no lo veía acercarse.<br />
Mientras se aproximaba lentamente, le sorprendió nuevamente lo pequeña que era para ser una hembra de su raza. Una hembra guerrera. Pensó con enfado que no tendría que estar luchando para proteger a la raza. Así mismo, él tampoco debería estar acercándose a ella.<br />
Estaba completamente empapado, pero no lo notaba. Sí notaba como la ropa mojada de Nessa se ajustaba a sus curvas, mostrando todo aquello que el vestido rojo que llevaba más temprano había ocultado. Se le ocurrió que tal vez alguno de sus hermanos podría estar observando desde una de las ventanas de la mansión el espectáculo que la hembra representaba.<br />
Mía, volvió a pensar con enfado.<br />
Siguió acercándose y notó como a pesar de la lluvia, su aroma era más fuerte de lo que recordaba. Aspiró profundamente para llenar los pulmones de él. Se detuvo por fin, a poco más de un metro de ella. No sabía como podía parecerle hermosa de espaldas, pero lo hacía.<br />
Nessa bajó los brazos y suspiró con placer. Agitó la cabeza de un lado a otro y las gotas que salieron disparadas de su cabello lo alcanzaron. Las puedo distinguir claramente de las gotas de lluvia. Se giró hacia él con una expresión calma en el rostro. Cuando abrió los ojos y lo vio al frente suyo, se sorprendió. Mas luego sonrió.<br />
—Zsadist —dijo.<br />
Cuando vio su sonrisa, sintió una ganas tremendas de salir corriendo, aunque no sabía si para dejarla atrás o para arrastrarla con él. No le respondió, divido entre esos dos deseos, y la sonrisa de ella desapareció. Fue como si una luz se apagara. Le hizo una seña con la cabeza como respuesta.<br />
—¿Qué haces aquí fuera? —Le preguntó, dudosa.<br />
—¿Qué haces tú aquí? —Era mejor que no supiera sus motivos.<br />
—Sentí el agua y tuve que salir. Me llamaba.<br />
Asintió ante sus palabras y ella rió, como si estuviera feliz, y su risa sonó como si una fina llovizna cayera sobre una gran campana de cristal. Cerró los ojos para deleitarse con su sonido.<br />
—Zsadist, ¿qué haces aquí…?<br />
—¿Cómo te sientes? —La cortó.<br />
Lo miró confusa un momento.<br />
—¿Cómo… me siento?<br />
—Sí, ya sabes. Por la sangre.<br />
—Oh. Muy bien —volvió a sonreírle—. Hacía mucho que no me sentía tan bien… —su voz se fue apagando y su sonrisa vaciló. Volvió a levantar el rostro hacia el cielo. Aún así, pudo notar como un suave rubor teñía sus mejillas.<br />
Sabía en qué estaba pensando, pues él también lo estaba haciendo. Aquel fugaz beso que le había dado antes de marcharse luego de alimentarla. Había estado mal, no debía sentirse de esa forma hacia él. Pero lo peor de todo era que a él le había gustado ese breve contacto entre sus labios.<br />
Esperó hasta que sus ojos grises volvieron a posarse sobre él para preguntarle. El rubor ya se había ido.<br />
—¿Por qué?<br />
Lo miró, confundida otra vez.<br />
—¿Por qué, qué?<br />
—¿Por qué lo hiciste?<br />
—¿Por qué hice…?<br />
—Sabes perfectamente de lo que estoy hablando —la cortó de nuevo, esta vez con voz filosa.<br />
Sus mejillas volvieron a teñirse de rojo y se mordió el labio inferior, dejando al descubierto uno de sus colmillos. El recuerdo de esos colmillos traspasándole la piel lo embriagó. Ella miraba hacia cualquier parte menos a él, como buscando una respuesta en la noche. Cuando al fin lo miró a los ojos, sólo se encogió de hombros. Alzó una ceja interrogante como respuesta a su gesto mientras avanzaba un paso hacia ella.<br />
—Yo… —comenzó a balancearse hacia delante y hacia atrás sobre sus pies y puso las manos tras la espalda—. No lo sabía. En ese momento sólo tuve el impulso y me dejé llevar.<br />
—¿No lo sabías? —Le preguntó.<br />
—Estaba muy agradecida contigo —dijo ignorando su pregunta, mirando de nuevo hacia cualquier parte.<br />
—¿No lo sabías? —Repitió, acercándose más.<br />
—Aún estoy muy agradecida —seguía con la vista perdida.<br />
—¿No-lo-sabías? —Su voz era dura y estaba más cerca aún.<br />
De repente, clavó la mirada en la suya. Sus ojos brillaban como plata bajo la lluvia.<br />
—Lo hice y ya, ¿de acuerdo? Deja de fastidiarme —dejó de balancearse y se cruzó de brazos en un ademán enfadado.<br />
—Creo haberte pedido lo mismo muchas veces —seguía acercándose. Tenía el cuerpo algo inclinado hacia delante, como en posición de ataque, y la cabeza algo baja, la miraba directamente.<br />
—Pues podrías enseñarme como llevar a cabo esa petición. Tal vez me sirva con otros machos intolerantes —a medida que iba acortando la distancia entre ambos, iba alzando un poco más la barbilla, desafiante.<br />
—Te creía una hembra inteligente —se detuvo al fin, su pecho a escasos centímetros del de ella.<br />
—¿Me estás llamando idiota? —Sus ojos se entrecerraron con enojo.<br />
—Tal vez. Si fueras inteligente, no habrías hecho eso.<br />
Sus ojos se agrandaron, brevemente sorprendida. Luego frunció el entrecejo.<br />
—¿Acaso se me contagiará la rabia? —Se burló.<br />
—Eres realmente idiota —le dijo en un siseo.<br />
Su espalda se tensó ante el insulto y se irguió en toda su estatura. Era pequeña, pero emanaba poder. Sonrió de una forma muy poco cálida.<br />
—¿Hubieras preferido que me alimentara de Phury? ¿Qué lo besara a él? —Eso era un golpe bajo, pero no le importó.<br />
Ahora fue su turno de tensarse y erguirse ante su ataque. Sus palabras calaron hondo dentro suyo y le dolieron, pero no por la malicia con la que fueron dichas, sino por la verdad que encerraban y que, sabía, ella ignoraba.<br />
—Sí —le respondió con honestidad.<br />
Nessa bufó y colocó las manos sobre las caderas.<br />
—Por favor, no seas hipócrita —le dijo—. Ensucias mi agua.<br />
Zsadist cerró los ojos y gruñó. Lo exasperaba que no entendiera.<br />
—Debes alejarte de mí, no soy bueno.<br />
—No te besé porque fueras todo rositas —dijo lacónicamente.<br />
—Nessa, no debes acercarte a mí. Por tu bien, sólo aléjate, ¿de acuerdo? —Dijo firmemente y vio como sus ojos se apagaban. Otra vez aquella mirada, odiaba verla en sus ojos—. No es por ti. Maldita sea, no es por ti, es por tu bien, compréndelo —quería tomarla de los hombros y sacudirla para que entendiera, pero sospechaba que tocarla no sería bueno.<br />
—Ya. Pues si no es por mí, no será por ti tampoco.<br />
—No estoy bien.<br />
—No lo creo.<br />
Maldita fuera su obstinación.<br />
—Soy peligroso. Te arruinaré. Corre. Huye.<br />
—Hasta ahora has sido y hecho todo lo contrario.<br />
—Aléjate de mí.<br />
—No.<br />
Hubo algo en el tono de su voz que lo perdió totalmente, No sabía qué, pero había algo más que simple obstinación en esa palabra que alejó gran parte del frío en su interior. Por alguna razón, ahora sentía a la lluvia tibia. ¿Cómo podía salvarla de perderse si él mismo estaba perdido?<br />
—Te lo advertí.<br />
—Te desoí.<br />
—No quiero reclamos luego.<br />
—No veo por que habría de reclamar algo.<br />
—Estás aquí bajo tu propio riesgo.<br />
—Nunca pretendí lo contrario.<br />
Aunque aún caía, ya no sintió la lluvia. Ambos estaban perdidos desde hacía mucho.<br />
Nessa vio como las manos de Zsadist se alzaban para tomar su rostro entre ellas y como su boca descendía hacia la suya. Había esperado un beso arrebatador, poderoso, devorador. Contrariamente, el contacto entre sus labios era tan suave que temía estárselo imaginando, pero no quería abrir los ojos para comprobarlo. Si era una ilusión, era demasiado hermosa para romperla.<br />
Cuando un levísimo aumento en la presión sobre sus labios se lo confirmó como real, sintió como su corazón moría un instante, para volver luego a la vida con un inusitado vigor. Quería alzar los brazos y rodear con ellos sus hombros para abrazarlo, pero intuía que si lo tocaba con algo más que su boca, él pondría fin a todo aquello. Y no quería que terminara jamás, así que simplemente apretó fuertemente los puños para aguantar la tentación y dejó los brazos caídos a los costados del cuerpo.<br />
Estaban totalmente inmóviles bajo la lluvia, como si fueran una estatua que representaba a dos antiguos amantes ya olvidados.<br />
Pero no, estaban vivos y no del todo inmóviles, puesto que la presión que Zsadist ejercía sobre sus labios era cada vez mayor, como si poco a poco se fuera convenciendo de su acción.<br />
Luego de una eternidad y con una lentitud que la hizo suspirar sutilmente, el macho fue abriendo poco a poco sus labios, hasta terminar capturando, con una firmeza suave que le decía que eso era exactamente lo que quería, su labio superior entre los suyos propios y así permanecieron otra vez largamente.<br />
Llegado un momento, Nessa supo que él no avanzaría más allá y que dependería de ella el guiarlo hasta el final.<br />
Para que no se apartara, lo imitó y, sutilmente, de a poco, fue tomando ella su labio inferior entre los suyos, hasta que sus bocas quedaron totalmente entrelazadas. Lo dejó acostumbrarse a la sensación y cuando lo sintió seguro, aumentó la presión de sus labios, mientras cercaba un poco más su rostro alentándolo a hacer lo mismo.<br />
Y cuando él le respondió, su corazón saltó hasta llegar a la luna que los observaba destrás de las nubes, para luego lanzarse en caída libre de nuevo hacia su pecho. Comenzaron así una lenta pero dulce danza entre sus labios nada más, acariciándose con infinita ternura.<br />
El sonido de la lluvia cayendo a su alrededor los arrullaba, y Nessa sintió como Zsadist movía uno de sus pulgares, acariciando su mejilla. Animada, levantó suavemente la mano derecha y la apoyó con delicadeza sobre su abultado bíceps. El vampiro continuó acariciando su mejilla y ella fue quien sintió ahora la seguridad suficiente como para posar las manos sobre sus hombros tan anchos. El amor que sentía por él la inundó completamente, y si alguna vez había pensado que con el tiempo quizá todo pasaría, ahora supo que sería para siempre, que Zsadist sería el único vampiro al que amaría. Abrió la boca y tocó sus labios con la lengua.<br />
Zsadist se quedó completamente quieto al sentir el contacto y ella se detuvo también, esperando ya que separara sus bocas definitivamente. Pero él volvió a acariciar sus mejillas, y tocó también sus labios con su lengua.<br />
Con el alivio recorriéndola, Nessa se quedó quieta aún, esperando que él continuara. Pero de nuevo Zsadist no siguió avanzando y tuvo que tomar el mando otra vez. El vampiro había cerrado la boca, entonces lo instó con la lengua, acariciando sus labios, a que la abriera de nuevo, a lo que él accedió. Lentamente, introdujo la lengua en su boca y tocó la suya. Cuando no le respondió, Nessa comenzó a darle pequeño golpecitos con ella, invitándolo a que se uniera a su juego, hasta que la lengua de Zsadist se movió. Dándole tiempo y espacio, se quedó quieta otra vez.<br />
Fue el turno de Zsadist de saborear sus labios, que habían vuelto a moverse junto a los suyos, captando así el sabor de la lluvia. Penetró finalmente su boca, y la recorrió por completo, hasta el último recoveco, saboreándola totalmente. Finalmente, ella se unió a él.<br />
Las lenguas de ambos se unieron a la danza que habían comenzado sus labios, para sentirse finalmente el uno al otro, probando sus sabores, descubriendo los secretos de sus cavidades, chupando, lamiendo, provocándose el uno al otro.<br />
Y así, de a poco, fueron aumentando el ritmo, tan lento al principio que parecía que iban en cámara lenta, hasta llegar por fin a concretar ese beso poderoso, arrebatador y devorador que Nessa había esperado, que demostraba la necesidad que tenían el uno del otro.<br />
Zsadist había llevado las manos desde su rostro hasta su nuca y había tomado en ellas mechones de su cabello que apretaba con fuerza en sendos puños.<br />
Nessa se embriagó con la agradable sensación de besar y ser besada por el simple hecho de querer hacerlo, ambos, por el placer de hacerlo. Amándolo aún más, finalmente lo abrazó.<br />
Zsadist apretaba la boca de Nessa fuertemente contra la suya. Sentía que ella quería devorarlo, lo que estaba más que bien para él, pues quería exactamente lo mismo. Su boca era sumamente dulce y cálida, y él tomaba absolutamente todo de ella. Era su primer beso y era algo sumamente superior a lo que pudiera haber imaginado o soñado.<br />
Las manos de Nessa estaban sobre sus hombros. En un momento, le dieron un breve apretón y luego pasó los brazos tras su cuello, aferrándose a él, abrazándolo.<br />
Esa acción de la hembra le devolvió un poco de cordura. Volvió a sentir la lluvia cayendo sobre ellos. Aflojó los puños, que sujetaban su cabello, y volvió a sujetarle el rostro con las manos. Poco a poco, comenzó a reducir el ritmo y la intensidad del beso. Había ido demasiado lejos, pero no iba a separarse así como así, ella no merecía un desprecio semejante. Ignoró esa parte de su cabeza que le decía que no lo hacía porque él tampoco quería separarse.<br />
De a poco, se fueron calmando, hasta detenerse. Dejó un último y casto beso sobre sus labios, como el que ella le había dado luego de alimentarla, y la soltó.<br />
Se irguió poco a poco y la observó. Nessa aún tenía los ojos cerrados y la boca entreabierta. Tenía los labios rojos e hinchados, brillantes. Respiró hondamente y luego se lamió los labios con la lengua, como queriendo capturar el último vestigio de su sabor.<br />
Ese gesto hizo que su pene se endureciera hasta un punto imposible y quiso gemir. Mía. Cerró los ojos con fuerza y apretó los puños. Era todo lo que podía hacer para no cargarla sobre su hombro y llevarla adentro a un lugar más cómodo y seco, para explorarla más profundamente.<br />
Abrió los ojos y la miró. Aún tenía los ojos cerrados. La exploró en detalle con la mirada, de abajo hacia arriba. La falda mojada se la pegaba a las esbeltas piernas. Desde las caderas hasta el ombligo tenía la piel desnuda, el vientre plano y la piel cremosa. Luego comenzaba la pequeña blusa celeste, empapada. Sus senos redondos y los pezones, duros por el agua fría y la excitación que podía oler en ella, se destacaban claramente.<br />
Cerró de nuevo los ojos y expulsó el aire bruscamente. Debido al beso, ya estaba demasiado estimulado y el observarla así… Era demasiado. Tenía que irse.<br />
La miró otra vez. Nessa lo observaba ahora y sus ojos brillaban como la plata. Gotas de lluvia descansaban cómodamente en sus labios. Le sostuvo la mirada firmemente, como retándolo a que dijera algo. Pero ella sólo se la devolvió sin reproche alguno en sus grises profundidades, tal como le había dicho.<br />
Asintió una única vez, como cerrando algún acuerdo tácito. Lentamente se volteó y volvió a la mansión. Una vez dentro, al llegar al segundo piso, se acercó a una ventana y observó hacia fuera. Nessa estaba dando vueltas bajo la lluvia, con los brazos extendidos, el rostro vuelto hacia el cielo y en el rostro, aún a la distancia, se podía distinguir una luminosa sonrisa.<br />
Se quedó observándola largo rato, luchando contra los instintos que reclamaban lo que estaba viendo como propio. Antes de rendirse a ellos, se dirigió a su habitación, tratando de ignorar el aroma a oscuras especias que emanaba de su cuerpo.<br />
<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>CAPÍTULO 27</b></span><br />
<br />
Se encontraba muy nerviosa, desde que se dio cuenta de lo que le pasaba, al principio le hecho la culpa a la nueva amenaza que se alzaba contra la Hermandad.<br />
<br />
Pero luego al ver que su cuerpo también sufría cambios al igual que su estado de ánimos, ya no sabia que pensar.<br />
<br />
Hasta hace unos día atrás teniendo una charla con las hermanas, le recordaron algo que nunca tuvo que olvidar, mas en esta situación en la que se encontraban.<br />
<br />
Desde hacia una hora que estaba caminando de un lado a otro de su cuarto, y ya no soporto mas la tensión, y se encerró en el baño.<br />
<br />
Diez minutos después salió de él mas tranquila, sus sospechas estaban confirmadas.<br />
<br />
Estaba embarazada.<br />
<br />
— Voy a ser mamá. — Se sentó en la cama, comenzando a llorar… y a reír.<br />
<br />
En esta situación la encontró Butch. Y se dirigió hacia ella rápidamente. La levanto de la cama, tomándola en brazos, la miro muy detenidamente, el creía que en la pelea de esa noche no le había pasado nada, pero parecía que se equivoco.<br />
<br />
— Ky, leelan… que te pasa? — Con sus manos recorría su cuerpo tratando de encontrar algo anormal.<br />
<br />
Kytara tomo el rostro de Butch entre sus manos y lo miro transmitiéndole todo el amor que podía en ese momento.<br />
<br />
— Nullum... te tengo que decir algo. — todavia no podia parar de llorar. — Lo acabo de descubrir.<br />
<br />
—No me asustes... que pasa ... Ky?— No quiso que su voz transmitiera la desesperacion que sentia en ese momento pero el ver las lagrimas de su pequeña lo asustaba como nada en su existencia<br />
<br />
— Estoy embarazada… vamos a ser padres.<br />
<br />
En la cabeza del guerrero, solo escuchaba las dos primeras palabras, una y otra vez. <br />
Hasta que su cerebro lo asimilo.<br />
<br />
— Estas embarazada? — Todavía le era imposible esa información. — Vamos a tener un bebe?<br />
<br />
Kytara asistió con la cabeza.<br />
<br />
Entonces los fuegos artificiales estallaron el la habitación.<br />
<br />
Con un rugido, Butch la alzo y se puso a girar como un loco, cuando se detuvo cayo en cuenta que estaba llorando.<br />
<br />
—Un bebe… — Se arrodillo, levantándole la remera a Kytara, apoyo su mejilla sobre el estomago. Su hijo estaba allí. Le dio un tierno beso.<br />
<br />
Kytara le acarició el cabello, su Nullum...<br />
<br />
Cuando se levanto lo primero que le pregunto fue. — Pero como ? si nunca estubiste en la epoca de celo?<br />
<br />
— Si lo estube... pero nadie se entero porque oculte todos los sintomas... que te crees que tu puedes ser el unico en hacerlo? — Con un brazo de él sobre los ombros se fueron hacia la cama donde se sentaron, ella en las rodillas de Butch, este la abrazo y coloco amorosamente una de sus manos sobre su vientre.<br />
<br />
— Puedes?... Pero si me contaron que es algo que se siente tan potente que ningun macho lo puede dejar de persivir... y la fuerte necesidad que una hembra siente?<br />
<br />
— Es verdad... pero no todas fueron criadas por la VE y consagrar su virginidad a ella...Cuando fue mi primer periodo... tuve la mala suerte que fuera justo en medio de una pelea, los fuertes calambres me segaron de tal manera que casi acaban con mi vida, mis hermanas al ser mayores sabian lo que me pasaba, me ayudaron a salir pero desgraciadamente me dejaron en un pueblo, cerca de una choza donde habia varios civiles, estos al sentir mi aroma se lanzaron por mí... como en una caseria... — al recordar ese momento volvió a sentir la desesperación de no poder usar su poder bien, se sentía desprotegida. Sintió bajo suyo que el cuerpo de Butch se tensionaba. — Por suerte Nessa vino a mi rescate pudiéndome salvar. — Butch solto un gruñido, otro motivo mas para apreciarla. — Entonces la VE ideo un te muy especial, mezcladon varias hiervas que solo creia en el otro lado, me lo daba de tomar durante todo un mes antes que empezara mi periodo, este tenia una sustancia que impedia que sintiera dolores y los demas no persivieran mi estado.— solto una risita. — Asi podia luchar tranquila, como si nada.<br />
<br />
— Lo que no recorde es que cuando me desperto, lo primero que hizo fue darme de tomar el té una vez que estuvimos solas. — Al recordar su primera vez con su Nullum... se acaloro... para no terminar embarazada, por la manera que se habia comportado parecia que estaba en celo... la señal mas clara y no la vio.<br />
<br />
— Entonces esto quiere decir que cuando tubimos nuestra primera vez... estabas en el periodo? — Butch trataba de atar cabos ya que esto le parecia tan irreal... no podia creer que sto le estuviera pasado a él... Un bebé! Un hijo que simbolizara la union perfecta de ambos.—Dios del cielo como amaba su pequeña!<br />
<br />
— Aja... quede embarazada esa vez. — Lo abrazo y le dijo al oido. — Estas feliz?<br />
<br />
— Shellam como me preguntas eso... — Y la beso de una manera muy tierna. — Tu me haces feliz... pero ahora aun mas con este pequeño que vendra. — Al ver la ceja lebantada de su shellam agrego. — O pequeña. — Eso la hizo sonreir. No se pudo resistir y la beso de una manera tierna demostrandole lo mucho que la amba. Sus manos empezaron arecorrer ese cuerpo que para él era un altar, al que como un fiel sirviente cada dia le rendia culto, interrumpio el beso y le dijo. — Gracias Kytara por entrar a mi vida.<br />
<br />
— Butch... — Este sello sus palabras con un beso tan abrazador como el anterior.<br />
<br />
Se tiro hacia atras llevandose consigo a Kytara, entre besos y caricias terminaron desnudos.<br />
Luego de hacer el amor, todavia uno en brazos del otro compartiendo caricias y palabras llenas de amor, con promesas de un futuro ideal.<br />
<br />
Butch dijo — Te das cuenta, ahora me veo en la obligacion de hacerte una mujer honrada.<br />
<br />
— Perdon? — Kytara todavia tenia sus piernas entrelazadas con las de él y sus manos no podian parar de acariciar esa espalda que hacia unos minutos habia colmado de besos.<br />
<br />
— Lo que escuhaste... nuestro hijo no puede nacer fuera del matrimonio — le deposito un beso en el cuello y fue descendiendo al igual que sus manos — Le tenemos que dar el ejemplo. — Levanto la cabeza y miro directamente a eso ojos que lo habian cambiado tanto. — Quieres unirte a mi Kytara? Quieres ser mi esposa?<br />
<br />
Un estremesimiento recorrio el cuerpo de Kytara, ya volvia a sentir su cuerpo en llamas.<br />
Pero la palabra matrimonio la dejo estatica. Miro directamente a los ojos de Butch. Al principio creyo que era una broma, pero ahora ya no estaba tan segura. No queria unirse al él solo por la criatura... no es que dudara de su amor, pero no queria que fuera por esto.<br />
Maldicion !!! Que se pensaba que a ella le importaba el que diran.<br />
<br />
Entonces lo vio todo mal, su mirada se transformo en ese violeta furioso, esta realmente muy enojada.<br />
<br />
— Apartate de mi lado guerrero, si no quieres sufrir daños.<br />
— Kytara se puede saber que te pasa? — Se retiro de encima de ella, en estas situaciones habia aprendido quera mejor hacerse a un lado.<br />
— Que me pasa? — envolvio su cuerpo con la sabana, para ocultarlo de su mirada.— que me pasa? Me propones que nos unamos por el que diran!!! Que te piensas que soy? No soy Marissa!!!<br />
— Se que no eres Marissa! Y de donde sacas que me quiero unir a tí por el que diran? — en verdad no entendia nada. — Te amo maldicion!!! Y quiero que todo el maldito mundo se enteren que sos mia, unica y exclusivamente MIA!!<br />
<br />
Dijo esta ultimas palabras acercandose de nuevo a ella, tomo su rostro entre las manos y la miro detenidamente. — Lo entiendes? Y quiero que nuestro pequeño sea parte de esa union.<br />
<br />
Kytara se sentia una estupida. — Lo entiendo, lo siento Nullum... no se que me pasa. — Y enterro su rostro en el hombro de Butch.— Obvio que me quiero unir contigo... Te amo mi Butch.<br />
<br />
Este la estrecho contra su cuerpo desnudo y sonrio. — Dios si esto eran los primeros meses del embarazo le iba a tener que rendir un tributo a la VE, pidiendo clemencia para los que restaban.<br />
<br />
<br />
******<br />
<br />
<br />
Todos se encontraban en la cocina esperando el almuerzo.<br />
<br />
Butch los miro uno a uno.<br />
<br />
En la cabecera de la larga mesa se encontraba Wrath que muy amorosamente sostenía la mano de Raysa que estaba sentada a su derecha.<br />
<br />
Al lado de esta estaba Leliel con un muy atento Rhage, que a toda costa le quería hacer entender que lo que él había pedido para ella en el desayuno no era muy exagerado.<br />
<br />
V jugaba con su cuchillo a no clavárselo entre los dedos de su mano enguantada. A su lado estaban dos sillas vacías… señal que faltaba solo ellos dos…<br />
<br />
En frente de esto se hallaba una callada y taciturna Nessa. Que de vez en cuando desviaba sus ojos hacia Z y este hacia como que no se daba enterado de nada. Phury por su parte trataba de no reírse de la discusión entre Leliel y Rhage.<br />
<br />
Butch los miro a cada uno de ellos, eran parte de su familia, algunos viejos otros mas nuevos, de una manera u otra se complementaban en una excelente unión, y nunca en su vida creyó estar mas feliz.<br />
<br />
Por fin había encontrado lo que tanto buscó en todos estos años, ya en su corazón no sentía la culpa por la muerte de su hermana, ese episodio había quedado atrás con su pasado.<br />
<br />
Su presente y su futuro estaban ligados a ellos.<br />
<br />
Giro su cabeza y miro a su guerrera, la mujer que había conquistado su corazón de una manera avasallante e incondicional, la amaba por sobre todas las cosas, era su razón de existir y no se podía imaginar su mundo sin ella.<br />
<br />
Su mirada se suavizo al recorrerla, era increíble estaba esperando a su bebé, su cuerpo todavía no lo demostraba, pero ya se lo podía imaginar con el vientre redondeado, las noches que pasarían tirados en la cama, el cuidándola, protegiéndola y cumpliendo todos sus caprichos, desviviéndose por ella.<br />
<br />
Una sombra cruzo por delante de su mirada… otra vez no… desde anoche luego de haberse amado… recordó lo que le quedaba por delante a su Shellam…<br />
<br />
Nunca lo iba a admitir, pero tenia miedo... no podía perderla...no iba a perderla, si fuera necesario se enfrentaría al mismísimo Omega para evitarlo.<br />
<br />
Entonces recordó las palabras que había dicho delante de la VE cuando la fueron a ver, un juramento que sellaba una promesa de amor.<br />
<br />
“Desde ahora juro servirte,<br />
Adorarte y hacerte feliz,<br />
Desde ahora te amo<br />
Y amarte será mi vida.”<br />
<br />
Tomo su mano, la que llevaba el anillo de compromiso de la madre de Kytara, esta se lo había entregado a la VE para que algún día se lo diera a su pequeña hija, era un hermoso topacio, engarzado en dos pequeños tallos de rosas, montado en platino.<br />
<br />
Se lo llevo a los labios dándole un beso. — Todo va a estar bien, Shellam…<br />
<br />
— Lo se, nullum... damos la noticia? — Se llevo la mano de Butch a sus labios, solo él le daba esa seguridad de que podía contra el mundo.<br />
<br />
Butch, carraspeo muy fuerte llamando la atención, todos dejaron lo que estaban asiendo para mirarlos.<br />
<br />
—Te enfermaste Poli o tratas de llamar la atención? — Pregunto Vishuos<br />
<br />
—Muerde V…<br />
<br />
—Butch… ahora no… — Le dijo Kytara reprendiéndolo. — Más tarde te dejo que le pegues. — Palmeándole el brazo. —Bueno… tenemos algo que decirles… — Solo puedo llegar a decir eso ya que se puso nerviosa y no le salía la voz — Butch…<br />
<br />
Este la miro, parecía que a Kytara le había entrado la vergüenza. Le apretó la mano dándole fuerzas, habían quedado de acuerdo en que seria ella la que daría la noticia.<br />
<br />
—Y…. — Pregunto Nessa… odiaba las incertidumbres.<br />
<br />
— Estoy embarazada. — su mirada quedo clavada en la de Leliel.<br />
<br />
Leliel se atoro con el café que estaba tomando y termino escupiendo todo — que? —pregunto asombrada... sabía que algo le pasaba a Kytara, pero de todas las cosas que se le habían cruzado por la cabeza un embarazo no estaba entre ellas.<br />
<br />
— Lo que escucharon... estoy embarazada— Miro a cada uno de los miembros de la Hermandad y en sus rostros se pedían leer el grado de conmoción que provocó la noticia.<br />
<br />
— Guau... eso si que es sorpresa —dijo Nessa que no salía de su asombro<br />
<br />
— Están completamente seguros? — Pregunto W rompiendo el silencio de los hermanos, sintió como la pequeña mano de Raysa le afirmaba a la suya, ella estaba preocupada.<br />
<br />
— Si W... Kytara se hizo un test de embarazo y anoche H nos lo confirmo, esta de dos meses. — Butch en ningún momento soltó a Kytara, sentía su miedo, al dar la noticia.<br />
<br />
— Poli no se si felicitarlos o matarlos?— al final a la guerrera la quería, ella era el centro del universo de su amigo y si algo salía mal, no quería saber hasta donde llegaría el sufrimiento de Butch.— Se dan cuenta de lo que esto hace a Kytara en medio de una batalla?<br />
<br />
Leliel apretó fuerte la mano de Rhage, él comprendía el miedo y coraje que sentía en esos momentos... por lo que intento serenarla pero ya estaba ardiendo. Leliel se levanto furiosa — ella no puede luchar... —dijo con los dientes apretados —Butch, ella no va a salir más. No hasta que nazca la criatura—<br />
<br />
Nessa la miro y salto de la silla — Es verdad... Kytara así no podes pelear —dijo muy seria —le puede llegar a pasar algo bebé. No podríamos pelear tranquilas. —dijo nerviosa<br />
<br />
— Por primera vez estoy de acuerdo con la ellas.— Raysa se soltó del agarre de W . — Así que olvídate de pelear.<br />
<br />
— Se que esto no estaba en nuestros planes y lo siento, pero no voy a dejar de pelear, que pasa si llegara a aparecer de nuevo ese hibrido?— Ella negó con la cabeza borrando la imagen de la ultima pelea— Olvídenlo yo estaré con ustedes.<br />
<br />
—No —dijo rotundamente Leliel —no pienso exponerte a eso... llegado al extremo lo haremos... pero no pienso exponerte a eso. Tanto Butch como Wrath estarán de acuerdo. Por favor Kytara, piensa en tu criatura. —comento Leliel caminando de un lado a otro mientras entre sus cabellos comenzaban a formarse pequeñas llamas que bailaban en compás al movimiento de ella.<br />
<br />
—Y si ellos no hacen nada te ataremos a la cama hasta que nazca el bebe— Nessa se empezó a pasar la mano por su cabello desparramándolo para todos lados, clara señal de que estaba alterada.<br />
<br />
Wrath carraspeo intentando llamar la atención de todos —primero cálmense todos. Segundo, creo que estamos bastantes concientes que las hembras embarazadas son nuestra prioridad, por el futuro de la raza. Pero también debemos ser concientes que la raza esta en peligro... —<br />
<br />
Leliel se abalanzo sobre él, pero Rhage la atajo a tiempo —olvídate que ella salga de caza... primero tendrás que pasar por sobre mi maldito cadáver —dijo<br />
<br />
Wrath gruño ante la falta de respeto —si me dejaras culminar seguramente sabrías lo que iba a decir —dijo en forma seria imponiendo su titulo de Rey —estoy de acuerdo con que salgas pura y exclusivamente de ser necesario. No te quiero fuera de la mansión a menos que te acompañen dos guerreros<br />
<br />
—Pero... es mi deber de guerrera estar con mis hermanas, Butch di algo...— Miro a su nullum buscando su apoyo.<br />
<br />
— Kytara, shellam entiendo tu postura, pero también las de las hermanas, ya que es la mía— Tomo su rostro entre sus manos al ver que ella se sintió defraudada— Tu sabes que jamás te prohibiría pelear ya que es tu naturaleza, pero también pienso en nuestro bebe, y creo que esto es lo mejor. Me entiendes pequeña?<br />
<br />
Kytara bajo la cabeza, y se quedo callada, ella sabia lo que le querían decir y era verdad. Al final lo comprendió, ellos la querían proteger, sus hermanas... — Esta bien por ahora no saldré mas a pelear... pero júrenme que cuando me necesiten me llamaran.<br />
<br />
—Por lo que mas quiero, voy a ser la primera en buscarte sino podemos con una situación —dijo Leliel ya mucho mas tranquila, ahora se permitió sentir esa puntada de celos, por algo que nunca iba a tener... pero fue mucho mas fuerte esa felicidad por su hermana. Ella comenzaba a formar la familia que tanto había querido.<br />
<br />
— Te felicito Ky... los felicito a ambos... serán unos excelentes padres —dijo sonriéndoles.<br />
<br />
— Gracias Hermana— Sus ojos se llenaron de lagrimas. Entonces Raysa se le acerco abrazándola.<br />
<br />
— Los felicito... y ohh! como me voy a encargar de mimarlo y consentirlo.— Unas lagrimas se les escaparon a ambas.<br />
<br />
—Yo me encargare se que sea la mejor guerrera de la hermandad y que se jodan los que no quieren...—Dijo esto ultimo mirando al orgulloso padre cuando se le borro la sonrisa con su comentario.- Los felicito chicos.<br />
<br />
Leliel la miro un poco alejada —sabes que... a menos que estemos bajo el agua no voy a poder abrazarte —dijo divertida... —pero me alegro mucho de verdad —le guiño un ojo —y date por enterada que lo vamos a mimar mucho—<br />
<br />
— Lo se hermana. — Y levantando su mano girándola un pequeña brisa se coló por la habitación en volviéndola a Leliel, era su manera de abrazarla y agradecerle su apoyo.<br />
<br />
—Entonces en hora buena hermano. — Phury se acerco a la feliz pareja y palmeo la espalda de Butch. — Ese pequeño será consentido por toda la hermandad.<br />
<br />
Z que había sido un mudo testigo de toda la charla dejo la daga clavada en la mesa, miro a la pareja y les dijo. — Felicidades hermanos y será un honor ayudarlos en cuidar a la hermana cuando tenga que salir.<br />
<br />
Todos se quedaron congelados, Butch ni en sus sueños se podía imaginar escuchar ofrecerse a Z para algo y más en esta circunstancia… — Por el amor de Dios, que me jodan bien jodido si este es un sueño.<br />
<br />
Pero peor fue escucharla a Kytara decir. — Gracias Z, lo tendremos en cuenta. — Y le apretó la mano al guerrero, clara señal de que se calle y no diga nada.<br />
<br />
Fich hizo su entrada con una bandeja donde traía una botella de champaña con sus Respectivas copas.<br />
<br />
Wrath se puso de pie, a su vez los demás integrantes de la mesa lo imitaron.<br />
<br />
Raysa dejo la mano de Kytara, camino hacia su compañero y tomo la copa que le ofrecía Fich, Nessa con Leliel la imitaron.<br />
<br />
Butch y Kytara tomados de la mano se acercaron a la mesa.<br />
<br />
Todos alzaron las copas, entonces Watch miro hacia arriba y grito a todo pulmón. — ¡Por el pequeño!<br />
<br />
Los demás hermanos lo imitaron, elevaron sus rostros gritando juntos con sus potentes voces, — ¡Por el pequeño!<br />
<br />
Seguramente la VE los escucho... pero para estar seguras las Hermanas se unieron a ese grito. — ¡Por el pequeño!<br />
<br />
Butch y Kytara elevaron sus copas juntos con sus rostros y gritaron tan fuerte como sus pulmones se los permitieron. — ¡Por pequeño! — Luego Butch descendió su rostro dándole un beso en los labios a Kytara dijo — Y que la gracias de la VE proteja a mi familia.<br />
<br />
<br />
Desde que se había dado la noticia, la mansión era otra, no podía negar que hubo felicidad pero el recordatorio de la batalla que tendrían que enfrentar empaño un poco la alegría.<br />
<br />
El estar embarazada era una ventaja que iba a tener el enemigo sobre Kytara, que en ese momento se encontraba a solas con sus hermanas encerradas en el cuarto que compartía con Butch, tratando de ver que podían hacer para revertir esto.<br />
<br />
Butch se había retirado al salón de villar para tomar unos tragos… necesitaba meditar muchas cosas.<br />
<br />
Se estaba sirviendo un vaso de vodka cuándo sintió la presencia de Vishuos. — esta preocupado por ella, no?<br />
<br />
— Es tan visible… — Se dirigió hacia un sillón con la botella en una mano. Y se vació el contenido del vaso de un solo trago.<br />
<br />
— Se entiende Poli, pero tienes que confiar en ella. — Vishuos tomo uno de los vasos del estante y se dirigió al lado de Butch. — tu crees que pondrá en riesgo su vida y la del infante a tu costa? No jodas!<br />
<br />
— Lo se V… pero no puedo… maldición!— Se volvió a llenar el baso — De solo pensar a lo que se van a enfrentar y ella así… que me jodan! — miraba el vodka deseando que le haga olvidar esa parte de su vida. — Me siento un inútil.<br />
<br />
— No hermano, porque estarás a su lado cuando mas lo necesite y ella lo sabe... — Se quedo mirando sus manos. — B ten fe que mi madre no permitirá que nada le pase, ella estará protegida, tu bebe mas que nada, ya que va a ser un nuevo integrante de la raza. Y eso le sobre interesa…— Entonces se perdió en sus pensamientos. — Míralo de este modo, es una prueba que les da la vida por la cual tendrán que pasar juntos.<br />
<br />
— Sabes una cosa?... Nunca había entendido porque Tor se marcho de esta manera al enterarse de la muerte de S…. pero ahora hermano, lo comprendo y no dudaría ni un segundo en acompañar al Fade a Kytara con nuestro hijo…— Al imaginarse una cosa como esa… lo reafirmo. — No lo dudaría ni por un jodido segundo.<br />
<br />
— Entonces evitaremos eso a toda costa Poli… no es cierto V? — Ninguno se percato que Rhage había entrado al salón. —<br />
<br />
— Estamos en esta todos juntos. — El que hablo era Phury que venia detrás de Wolly con Wrath. — Las hermanas trajeron felicidad a más de una vida, y tenemos que ayudarlas.<br />
<br />
— Por todos los medios lo evitaremos. — Wrath soltó una pequeña tos. — Aunque ellas no lo crean necesario.<br />
<br />
—Y como lo haremos? — Preguntó Z que los siguió sin que se dieran cuenta. Se fue al lado de una ventana apoyándose contra el marco.<br />
<br />
— Esposándonos a ellas? — Pregunto con sorna Rhage.<br />
<br />
— No… le laváremos el cerebro y le pondremos nuevas ideas… donde la primera será, obedecer sobre todas las cosas las ordenes de los hermanos…<br />
<br />
Todos estallaron en carcajada, menos Z que los miro.<br />
<br />
— Y la segunda… nunca discutas con ellos, ya que son sabios y saben lo que hacen. —<br />
Mas risas estallaron el la habitación, hasta Z curvo un rictus de sus labios.<br />
Era increíble el giro que dio la vida de cada uno de ellos. Las guerreras con sus modos y maneras de ser enamoraron a sus hermanos. En el fondo de su miserable alma era feliz por ello.<br />
<br />
<b><br /></b>
<b><span style="font-size: large;">CAPITULO 28</span></b><br />
<br />
—¡Maldición, maldición, maldición!<br />
A Nessa no le daban las piernas para correr más rápido. Habían pasado quince minutos desde la puesta de sol. Se había quedado dormida y apostaría los años que le quedaban de vida a que un vampiro querría comérsela viva.<br />
Eso es lo que tú querrías…<br />
Bajó los escalones de dos en dos y los últimos cinco los saltó. Zsadist estaba recostado, como siempre, en una esquina, lanzando su daga y volviéndola a atrapar.<br />
—Hol…<br />
El saludo se le quedó atragantado cuando él sólo le dio la espalda y salió. Lo siguió, corriendo.<br />
—Zsadist…<br />
—Ya es tarde. Vámonos.<br />
Cuando vio que se aprestaba a desmaterializarse, lo tomó de la muñeca. Zsadist se liberó rápidamente, dando un salto para alejarse de ella, siseando.<br />
—No me toques —le dijo con una voz sumamente cortante.<br />
Nessa levantó las manos como en señal de rendición. No entendía su actitud ni el por qué de ella, así que avanzaría con cuidado.<br />
—De acuerdo, no te tocaré. Es sólo que creí que después de anoche…<br />
—No hubo anoche.<br />
—¿Qué? —lo miró con toda la incredulidad que sentía reflejada en su rostro.<br />
—Que no hubo anoche —repitió, enojado.<br />
—Y un cuerno que no hubo anoche. Por supuesto que lo hubo.<br />
—Por tu bien…<br />
—¡Oh, por favor! No empieces de nuevo con esa chorrada, Zsadist. No me gusta que me traten como si fuera un yo—yo.<br />
La negra mirada que le dedicó hizo que quisiera retroceder un paso, pero se contuvo. Maldita si no había habido un anoche. Había sido la noche más hermosa de su vida y él no la desecharía sin más sólo porque era un…<br />
—Histérico —terminó su pensamiento en voz alta.<br />
—¿Disculpa? —le dijo como si no creyera lo que había oído.<br />
—Sí, me escuchaste. Eres un maldito histérico. Deja de jugar conmigo, Z.<br />
El vampiro sólo le dedicó una sombría mirada más antes de desmaterializarse. Suspiró con irritación y lo buscó. Se hallaba frente a Screamer’s. Se armó de paciencia antes de reunirse con él.<br />
Se materializó en el oscuro callejón junto al club. Sus sentidos guerreros se adaptaron de inmediato al nuevo ambiente. Se encontraba a su lado. Bien, al menos había tenido la consideración de esperarla.<br />
—Debo alimentarme —le dijo.<br />
Nessa sólo asintió. No le gustaban esos clubes. Y menos si recordaba la visita que había hecho junto a él. El desgraciado había planeado muy bien todo. Trató de ignorar el repentino deseo de dar muerte a todas las hembras humanas de este mundo. Dolorosamente. Mucho.<br />
—Me reuniré contigo más tarde. No te alejes demasiado.<br />
—Sí, sí, tampoco aceptaré dulces de extraños, mami… —le dijo mientras le daba la espalda y comenzaba a salir del callejón.<br />
Sentía su presencia detrás de su suyo. Cuando llegaron al frente, Zsadist se dirigió hacia la izquierda, hacia la entrada y Nessa hacia la derecha, hacia la noche.<br />
<br />
No habían dado más que unos cuantos pasos cuando ambos lo sintieron. La presencia de unos lessers. Automáticamente, Zsadist dio media vuelta y se pudo rápidamente a su lado. Localizaron en seguida a los bastardos, pues claramente los estaban esperando en la entrada de un callejón una calle más abajo.<br />
A un tiempo, ambos desenfundaron una de sus dagas y sonrieron ante la expectativa de lucha. Comenzaron a correr para llegar rápidamente en el callejón, pero cuando llegaron a él, no había ninguna presencia allí. Se quedaron parados, en guardia, mirando hacia todos lados, pero no había absolutamente nada.<br />
—¿Qué demon…?<br />
Zsadist comenzó a hablar, pero de repente se le cortó la voz. Una presencia había aparecido de la nada en la boca del callejón, a sus espaldas. Se dieron la vuelta lentamente, para ver una gran sombra que había allí. Después de unos momentos, Zsadist pudo distinguir claramente a la colosal figura que se encontraba frente a ellos, de más de dos metros quince de altura, con músculos abultados, una hilera de grandes colmillos dentro de su boca. Tenía los ojos blancos, similares a los de Rhage cuando se transformaba, y su piel era de un morado verdoso, como ponzoñoso.<br />
Zsadist desenfundó otra de sus dagas y se disponía a lanzarse hacia su rival, cuando un suave toque en su brazo cortó su avance. Miró hacia abajo, para hallar a Nessa, cuyo rostro estaba sumamente pálido.<br />
—Z, vámonos.<br />
—¿Por qué haría eso?<br />
—Z, por favor, vámonos.<br />
—No —se soltó de su agarré y dio paso hacia adelante, para que ella esta vez lo tomara con todas sus fuerzas de uno de sus brazos.<br />
—Zsadist, es la cosa que nos atacó a mí y a mis hermanas la otra vez. Vayamos y busquemos apoyo…<br />
Sus palabras se vieron bruscamente cortadas cuando aquella cosa se lanzó directamente contra ella, sin darles tiempo a reaccionar. La vio intentar defenderse con su daga y como era tan fácilmente arrojada contra la pared. Ese ser levantó una mano, dispuesto a golpear con ella a Nessa, así que Zsadist se lanzó con violencia contra él, pero el monstruo lo sintió y llevando la mano que había levantado hacia atrás, logró frenar su ataque al golpearlo en la cabeza. Se volvió otra vez hacia Nessa, que había logrado ponerse de pie otra vez y sacar la beretta que llevaba colgada de sus caderas. Apuntó a la bestia y disparó sin cesar, pero no evitó que siguiera acercándose hasta quitarle el arma de las manos de un manotazo. Tomó del cuello a Nessa y la levantó del suelo, dándola contra la pared. Se escuchó el ruido que hizo su cabeza al ser golpeada de forma frutal. Ella daba patadas desesperadas para tratar de escapar del agarre del híbrido, sentía que poco a poco se le cerraba la traquea.<br />
Zsadist se levantó, tambaleante, y se volvió a lanzar contra él, pero el híbrido solo se limitó a sacárselo de encima otra vez. Aun así, sus débiles respuestas seguían conteniendo mucha fuerza y lo dejaban atontado.<br />
Se lanzó otra vez contra él, para ser quitado de encima como si no fuera más que una simple mosca. Estaba comenzando a cansarse de esa rutina. Lentamente, se dio cuenta. Al muy bastardo no podía importarle menos lo que sucediera con él, sólo quería a Nessa.<br />
En ese momento, ella dejó de luchar y su cuerpo quedó fláccido entre las manos de su atacante. Había perdido el conocimiento. El híbrido la cargó sobre su hombro, en una horrible parodia de lo que él mismo había querido hacer anoche, y se dispuso a largarse de allí. Zsadist vio todo rojo. Ese hijo de puta había dañado a su hembra. Estaba secuestrando a su hembra. ¡Levantate, maldito idiota!, se dijo a sí mismo. Aquella cosa pagaría por haber lastimado a su pequeño demonio.<br />
Ciego en su furia, la emprendió contra la bestia. En el envión, tomó la daga de Nessa, que había quedado tirada en el medio del camino, y con un diestro movimiento de su mano, la lanzó al tobillo de la cosa esa, traspasándolo de lado a lado, haciendo que cayera de rodillas. El rugido de la bestia cortó el silencio de la noche. En la desesperación de sacarse el arma, soltó a Nessa, dejándola caer al suelo. Ella estaba volviendo en si.<br />
Tratando de ignorar a la hembra por el momento, se lanzó contra la bestia y le quitó él mismo la daga del tobillo, para luego colgarse de su espalda y tratar de abrirle la garganta de lado a lado. Pero el híbrido reaccionó rápidamente y le quitó la daga de la mano, lo tomó de la muñeca y lo lanzó con fuerza contra el piso, para luego clavarle la daga en el hombro. Sonriendo de satisfacción con su babeante boca, el monstruo retorció la daga. Ahora fue el turno de Zsadist de gritar. Cuando ya no le quedó voz para continuar con su aullido, le bestia arrancó la daga de la herida y se la clavó en el otro hombro. Oh, sí, el bastardo le haría pagar con creces la herida del tobillo.<br />
Luego de repetir su accionar, volvió a sacar la daga y la clavó en uno de sus muslos. Sediento de sangre, el híbrido comenzó a apuñalarlo en distintas partes del cuerpo, mientras Zsadist intentaba golpearlo, hacerle algún daño, lo que fuera. Sabía que si acababa con él, iría por Nessa, y eso no podía permitirlo. Pero las fuerzas cada vez lo iban abandonando más rápido. Dedicó las últimas de ella a tratar de aferrarse a la conciencia.<br />
Nessa despertó, totalmente desorientada, sin saber donde estaba. Sólo podía sabía que la cabeza le dolía como el demonio y la garganta le ardía como si se hubiera tragado una de las manos de Leliel. Continuó en ese estado atontado hasta que los sonidos de una lucha le llamaron la atención. Aunque más que una lucha, era una carnicería.<br />
Entornó los ojos para poder fijar la mirada y dio un grito que no salió debido a lo deteriorado de su garganta. El híbrido estaba haciendo un colador del cuerpo de Zsadist. Desesperada, se dio la vuelta y comenzó a arrastrarse. No sabía cómo, pero debía parar aquello como fuera.<br />
En algún momento de su avance, una de sus manos chocó contra algo duro y frío. Una de las dagas de Zsadist. La tomó por el mango y la asió fuertemente. Sacando fuerza de no sabía donde, se levantó de un salto y se lanzó contra el monstruo.<br />
Tan absorto estaba en su sangrienta tarea que no la sintió venir, hasta que sintió la fría daga clavándose a un lado de su cráneo.<br />
Interrumpió lo que estaba haciendo con un nuevo grito, y se quitó la daga de la herida. La miró con una renovada furia en sus ojos blancos. Sabía que esta vez no se contendría, esta vez iría directo a matarla.<br />
Preparada para resistir hasta el final, Nessa se puso en posición de ataque. El híbrido dio un paso hacia ella, pero se detuvo y se llevó las manos a la cabeza. Bingo, pensó, al muchachón le da migraña si lo apuñalas en la cabeza.<br />
Lanzándole una última mirada de odio, el híbrido se desmaterializó.<br />
Con el alivio inundándola, cayó de rodillas. Pero el alivió solo le duró un segundo. Sin saber como, se puso de pie y corrió hacia el cuerpo abandonado en medio del callejón.<br />
—Oh, no, Zsadist. ¡No!<br />
Corrió hacia él y se arrojó de nuevo de rodillas al llegar a su lado. Esta vez, la visión de su sangre no le provocó un hondo deseo, sino unas terribles náuseas. Sus sentidos le decían que el corazón del vampiro, aunque débilmente, aún latía. Pero su cabeza no podía sino negar ese hecho ante el horror de la visión del cuerpo de Zsadist salvajemente atacado.<br />
Nessa sintió como la desesperación la invadía. Tomó a Zsadist por los hombros y comenzó a sacudirlo, mientras su mirada se nublaba cada vez más debido a las lágrimas.<br />
—Zsadist, por favor, despierta. ¡Despierta e insúltame por tocarte, maldito desgraciado!<br />
No podía dejar de llorar, no podía dejar de sacudirlo, no podía evitar pensar que lo había perdido para siempre.<br />
—¡Maldita sea, levántate! Zsadist…<br />
Deshecha, Nessa posó la cabeza sobre su pecho y se cubrió con los brazos, sin dejar de llorar desesperadamente. Sabía que debía moverse y ayudarlo, pero no podía pensar correctamente.<br />
Continuó en ese estado hasta que su teléfono sonó. Sin registrar siquiera sus movimientos, se enderezó, sacó el celular de alguna parte de su abrigó y contestó. Era Kytara.<br />
—¿Ness, qué te sucede? Por la Virgen Escriba, me estoy ahogando, ¿qué es lo que te pasa?<br />
Oír la voz de su hermana le devolvió un grado de lucidez. Se limpió las lágrimas con la mano libre, intentó hablar lo más calmadamente posible. Y falló miserablemente.<br />
—Oh, por Dios, Ky, dime que estás con Butch en su coche, ¡dime que estás con él en su maldito coche!<br />
—¡Maldita sea, Ness, estoy con él en el coche! ¿Qué se sucede?<br />
—Zsadist… —dijo con voz entrecortada—, Zsadist está muy herido. Inconsciente. La cosa esa, el híbrido nos atacó. Está muy mal, Ky, por favor, ayúdame, ayúdalo… —se le quebró la voz.<br />
Pero su hermana le contestó con todo el aplomo que ella misma había perdido.<br />
—Tranquila, pequeña. Dame tu ubicación y estaremos allí en menos de lo que tardas en devorarte una barra de chocolate.<br />
<br />
Ya hacía más de media hora que el maldito médico, Havers, estaba encerrado en la habitación de Zsadist. Wrath y Phury estaban dentro también. Si Nessa no hubiera estado tan ocupada preocupándose por Zsadist, habría compadecido a su gemelo al ver su semblante ceniciento.<br />
El resto de la Hermandad y las Guerreras aguardaban fuera, en el pasillo, a que la revisión terminar y pudieran tener noticias.<br />
Nessa no se podía estar quieta. Iba de un lado a otro del pasillo sin detenerse, hasta casi gastar la alfombra. Y si le hubiera sido posible, hubiera desgastado el empapelado de la pared también. Pero no sólo la preocupación por su guerrero era la que la tenía en constante movimiento, sino las fijas miradas de sus hermanas que no la abandonaban. Sabía que si detenía, se abalanzarían sobre ella en busca de una explicación.<br />
Siguió dando vueltas por un minuto entero más. Había decido echar la puerta abajo sin importar las consecuencias, cuando esta finalmente se abrió, pero nadie salió. Sin esperar un segundo más, se abalanzó adentro con todo el contingente restante detrás suyo.<br />
Havers se hallaba parado en el centro de la habitación, con Wrath y Phury detrás suyo, flanqueándolo. Nessa se preguntó si de alguna manera los hermanos podían sentir sus ansias de devorar al doctorcito. Olvidándose de eso, posó su mirada en Zsadist. Estaba recostado en la cama que ella sabía que no usaba, mortalmente pálido y cubierto de vendas. Se dirigió veloz hacia a él, pero una mano grande sobre su hombro la detuvo. Elevó la vista para encontrar a Wrath mirándola fijamente a través de sus oscuras gafas.<br />
—Deja que el doctor hable —le dijo.<br />
Asintió con la cabeza, pero no se movió de donde estaba. Wrath no le quitó la mano del hombro, por lo que se la sacudió con un movimiento de este.<br />
Havers se aclaró la garganta antes de comenzar a hablar.<br />
—Bien, el guerrero presenta múltiples heridas en todo su cuerpo, causadas por su propia daga. Es una suerte que aún esté vivo… —un feroz escalofrío recorrió a Nessa—, …aún más considerando que realmente necesita alimentarse.<br />
—Pero… ¿se pondrá bien? —preguntó Kytara lanzando una rápida mirada a Nessa.<br />
—A menos que se alimente, lo veo imposible. Está muy debilitado. Realmente debo recalcar la urgencia de esto.<br />
Phury se tambaleó un poco al escuchar las palabras de Havers y todos en la habitación contuvieron la respiración. Nessa desenfundó su daga, haciendo que todas las miradas se fijaran de pronto en ella.<br />
—Necesita alimentarse. Bien —dijo calmadamente y acto seguido, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.<br />
—¿A dónde vas? —le preguntó Raysa, confundida.<br />
—A traerle una humana —respondió Nessa. Pero no pudo dar otro paso más. De nuevo, la gran mano de Wrath aterrizó sobre su hombro.<br />
—No irás a ningún lado —le ordenó con voz fría.<br />
—Se está muriendo, necesita alimentarse. Ya escuchaste al doctor —le dijo con furia mientras intentaba desasirse.<br />
—No traerás a ningún humano a este lugar.<br />
—Luego le borro la memoria, no fastidies.<br />
—De ninguna manera. Está prohibido.<br />
—¿Simplemente vas a dejarlo morir? —gritó. Ahora su respiración era más acelerada, pues la desesperación la iba inundando de nuevo, poco a poco. Buscó a Phury con la mirada—. ¿No vas a decir nada? ¡Maldita sea, es tu hermano!<br />
—Esa no es la manera, Nessa —le respondió con un profundo pesar en la voz.<br />
—Sabes que sólo se alimenta de humanas. ¡Todos ustedes lo saben! —gritó. Se deshizo por fin del agarre de Wrath y corrió hacia la puerta, solo para encontrarse con el vampiro parado delante de ella.<br />
Nessa sintió unas inmensas ganas de patear al tipo en su zona más sensible, pero sabía que la más mínima amenaza contra el rey, asumido o no, traería graves consecuencias para ella.<br />
—Bien —dijo y se dio la vuelta—. De acuerdo.<br />
Alzó la daga y se hizo un tajo en la muñeca. Se dirigió hacia la cama, solo para toparse de nuevo con la mole de Wrath. Nessa gruñó.<br />
—Ya nos encargaremos de eso. Ahora vete de aquí —le ordenó.<br />
—No me iré a ningún lado —respondió tercamente.<br />
—Vete. Ahora —le volvió a ordenar, esta vez en un bajo y peligroso susurro.<br />
No le hizo caso y lo esquivó, pero Wrath otra vez se atravesó en su camino. De repente, toda la furia, la tristeza, el dolor, la desesperación que había sentido esa noche, se juntaron en su pecho y explotaron a la vez. Gritando, Nessa alzó su daga y se lanzó contra el vampiro, solo para verse detenida por dos pares de manos. Kytara y Leliel la sujetaban mientras ella aún sentía esas ansias de lastimar a alguien, de descargarse. Maldita habilidad de conocer una los sentimientos de las otras.<br />
Wrath no reaccionó al ataque, pero solo porque Raysa se había puesto delante de él y Rhage había puesto sus manos en sus hombros como precaución. Tan pronto como vio como el vampiro no iba a hacer nada, las quitó rápidamente.<br />
Wrath miró de hito en hito a las guerreras y siseó bajo y peligrosamente.<br />
—Quitenla de mi vista antes de que le dé lo que se merece.<br />
—¡De ningún modo…! —comenzó a decir, pero Leliel le tapó la boca con las manos. Entre las tres, la cargaron como pudieron y la sacaron de la habitación mientras Nessa se debatía furiosamente tratando de liberarse y gritaba todo tipo de maldiciones contra la mano de Leliel. Se metieron en la primera habitación libre que encontraron y la arrojaron con displicencia a la cama.<br />
Leliel sentó a Nessa sobre una silla cuando se levantó, y cuando quiso volver a pararse, la amenazó.<br />
—Levanta el culo de esa silla y juro que te vas a arrepentir —miró a sus hermanas que bloqueaban la puerta—. Ahora vas a respirar hondo y nos vas a explicar que demonios pasó, antes que algo malo ocurra y tengamos que matar al rey por querer tu cabeza.<br />
—Si alguien va a cargarse a ese engreído, ésa voy…<br />
—No fue eso lo que se te preguntó y nadie va a tocar a Wrath —la atajó Raysa—. Ahora responde, por favor.<br />
Nessa fijó la mirada en un punto lejano de sus hermanas y suspiró. Aún sentía ganas de golpear algo, pero jamás levantaría la mano en contra de alguna de ellas. Bueno, de Leliel sí, pero nunca se habían lastimado realmente.<br />
—Esa… cosa… el híbrido. Nos atacó. Quiso secuestrarme, pero Zsadist lo impidió y por eso… por eso está así —intentó que la voz no se le quebrara, pero sin mucho éxito.<br />
—Muy bien, eso nos explica el estado de Z, pero no el tuyo —Kytara abandonó la puerta y se colocó al lado de Leliel—. ¿Por qué reaccionaste así?<br />
Leliel asintió.<br />
—Sip. De vez en cuando he querido cargarme al rey —dijo un poco divertida viendo la expresión de horror de Raysa—, pero las razones siempre fueron buenas, por lo que la tuya debe ser mucho mejor —se sentó a su lado y acarició suavemente su cabello—. A ver, cuéntanos que te pasa a ti.<br />
Nessa cerró los ojos ante la caricia de su hermana. Era realmente reconfortante. Y realmente manipulador. Suspiró de nuevo mientras elevaba la vista hacia ellas. Quería contarles la verdad, sí, pero a la vez, no quería. El decir todo en voz alta sería como confirmar lo vano de sus esperanzas. La injusticia de todo la llevó a reaccionar estúpidamente.<br />
—Me lo has echado en cara cada vez que se te presentó la oportunidad, ¿qué crees que me pasa, Lel? —le espetó.<br />
Su hermana la miró duramente, todas ellas. Por dios, si hasta Raysa la miraba de aquel modo, en verdad su actitud había sido mala. Sabía también por experiencia que Leliel había necesitado de todo su autocontrol para no responderle de la misma forma. Lo cual no hubiera estado para nada mal. Necesitaba descargarse.<br />
Apoyó los codos en sus piernas y el rostro sobre las manos. El silencio de ellas la instaba a hablar.<br />
—Yo… No puedo verlo herido, no lo soporto. Yo… —llegada a ese punto, en verdad sentía que no podía continuar, aún así se obligó a hacerlo—. Lo quiero —se tapó el rostro con las manos.<br />
—Por todos los cielos… ¡es terrible! —dijo Leliel, fingiendo que sufría. Era más que sabido que si se ponía melosa con su hermana volverían a cero.<br />
Kytara hizo un chasquido y le dio un golpe a Leliel en la nuca. A lo que su hermana respondió con una cruda mirada.<br />
—¿Qué? —pregunté haciéndose la desentendida.<br />
Kytara solo levantó su ceja.<br />
—Nessa, hermana… no es tan terrible. Lo quieres, ¿y qué? ¿Cuál es tu temor?<br />
Nessa levantó la cabeza y miró con incredulidad los rostros sonrientes de sus hermanas. ¿Temor? Ella no tenía nada que temer, sabía perfectamente a qué se enfrentaba. Y él nunca se iba a dejar vencer.<br />
La rabia se encendió en ella nuevamente. Se puso de pie.<br />
—¿No me han oído? Quiero a Zsadist. A Zsadist . Eso es lo terrible, maldita sea.<br />
—Mierda, me había olvidado de prestarle más atención a tus palabras, Ness —dijo Leliel parándose—. Por favor, Nessa, abre los ojos de una maldita vez. Te gusta, lo quieres, entonces ve a esa habitación y alimenta a tu macho. ¿Qué mierda haces perdiendo el tiempo aquí? —dijo lo más tranquilamente que pudo.<br />
—Un macho arrogante me sacó a las patadas. Lo siento, Raysa —agregó lanzándole una rápida a su hermana—. O más bien, le ordenó a mis hermanas que me sacaran a la rastra —su tono conflictivo cambió de repente a uno desolado—. Y si hubiera estado conciente, él mismo me habría sacado de allí si no le repugnara tanto tocarme —se hundió de nuevo en la silla.<br />
Sabía que sus hermanas le responderían algo, así que habló antes de que lo hicieran ellas.<br />
—Saben, en verdad las envidio —dijo con vergüenza en la voz—. Me alegra tanto verlas felices con sus hellrens… Pero cuando lo hago no puedo evitar pensar que me gustaría tener algo de eso para mí también. Lo siento.<br />
Leliel hizo un gran esfuerzo para hablar al sentir la angustia de su hermana.<br />
—Mira, yo no soy un ejemplo a seguir —dijo bajando la vista—. Tampoco las cosas se me presentaron servidas en bandeja, pero alguien me dijo una vez: "Hay veces que una de las partes debe ceder". Y quizás sea el momento en que debas ceder tú, tanto por él como por ti. Creo fervientemente que mereces ser tan o más feliz que cualquiera de nosotras, pero ahí sentada, llorando, diciendo que nos envidias no creo que logres demasiado —culminó, hablando con una gran sonrisa en el rostro.<br />
—De acuerdo. Iré, lo alimentaré y sanará gracias a mí. Y la próxima vez que me acerque a él otra vez con una estúpida sonrisa en la cara, él se encargará de borrarla de nuevo con unas pocas e hirientes palabras —las miró fijamente—. Le conté mi pasado, me dijo que era una gran hembra de valía y al día siguiente sólo hizo de cuenta que nada sucedió —ignoró las miradas sorprendidas de sus hermanas, pues todas sabían de sobre que ella siempre hacía de cuenta que no tenía pasado—. Me besó, ¿saben? Ayer. Y fue... fue hermoso. Creo que nunca me sentí tan feliz. Y cuando lo volví a ver esta noche, simplemente me ignoró. Me dijo que no había pasado nada, ¡agregó que se iba a alimentar de una sucia prostituta humana y me dejó atrás sin más! Cada vez que me he acercado un poco a él, me escupió en la cara. Yo quiero alimentarlo, por supuesto, me desgarraré las venas, es lo que quiero y sé que voy a hacerlo porque tendrían que matarme para que no lo haga, ¡pero no quiero que vuelva a rechazarme! —respiró hondo, tratando de contener las lágrimas.<br />
—¿Y por eso te vas a rendir? —Kytara se quedó mirándola, no reconociendo a su hermana— ¡Te besó, Ness! Y creo que las demás opinan lo mismo que yo cuando digo que viniendo de Z es mucho. No es que el tipo no sea inhumano, es más, dudaba que pudiera sentir algo, pero eso es un gran logro. ¿No te has puesto a pensar que debe estar confundido o asustado?<br />
—Además, ¿no se te ocurrió pensar que estuviera alejándote por miedo a que sientas vergüenza de él? —preguntó Leliel desde una esquina meditando la situación<br />
—Genial, yo me vendía a mi misma y es él el que siente vergüenza —masculló por lo bajo.<br />
—En ese sentido, muchos estamos a la orden del día cuando de pensar por los demás se trata —Continuó Leliel guiñándole un ojo—. Y hablo por propia experiencia, Ness. Si cuesta mucho, te ayudo a atarlo a la cama así le puedes decir todo lo que tengas en mente.<br />
Nessa suspiró y se puso de pie. Por eso apreciaba tanto a sus hermanas. Todas lucharían por la dicha de las otras con uñas y dientes.<br />
—Aprovecharé que está enfermo, lo alimentaré y le diré lo que siento —sus hermanas sonrieron ampliamente—. Pero será la última vez —la miraron extrañadas—. Tienens razón con lo que dijiste, Lel, uno debe ceder. Pero estoy cansada de ser yo la que lo haga. Será la última vez que yo ceda —les sonrió y agregó antes de que pudieran interrumpirla—. Ahora si me permiten, mis bellas damas, tengo un vampiro hambriento y moribundo que alimentar —dijo y salió de la habitación.<br />
—Terca, vas a ceder muchas veces más —susurró Leliel divertida.<br />
<br />
La puerta de la habitación de Zsadist se abrió, dando paso a las cuatro hembras. Nessa iba delante, con sus hermanas flanqueándola. Pero cuando Wrath se acercó a la pequeña morena, fue Raysa la que pasó al frente.<br />
—Ah, no. Dije claramente que no te quería aquí —bramó Wrath.<br />
Raysa se acercó a él y lo tomó de las manos, hablándole antes de que Nessa y su boca tuvieran oportunidad de hacer que las echaran del lugar otra vez.<br />
—Wrath, querido, por favor. Hablamos con Nessa. Ella sólo estaba nerviosa por todo lo que vivió esta noche, estaba abrumada, asustada. Pero ya está más tranquila, déjala que se quede.<br />
Nessa abrió la boca otra vez para quejarse por el indignante discurso de su hermana, pero a un tiempo, Leliel le tapó la boca y Kytara le pisó el pie. Cuando Wrath dirigió la mirada de Raysa hacia ellas, las tres ensayaron la misma y muy poco convincente inocente mirada. Fijó la mirada en Nessa y ella se la devolvió de la forma más seria posible.<br />
—Bien. De acuerdo. Quédate —sonó muy poco convencido.<br />
—Yo… —empezó Nessa, con un poco de duda. Wrath y el resto de la Hermandad fijó su atención en ella. Odiaba ser el centro de atención, y más ahora que su petición daría mucho que hablar.<br />
Al demonio con todos, Zsadist me necesita, pensó.<br />
¡Esa es mi chica!, dijo la voz en su cabeza.<br />
—Quisiera ser quien se encargue del cuidado de Zsadist —dijo ahora con voz firme y decidida.<br />
Todos los machos pasaron de sólo mirarla a mirarla con incredulidad.<br />
—¿Por qué? —preguntó Wrath, desconfiado.<br />
Frunció el ceño ante la pregunta del vampiro. Quería decirle que se metiera en sus propios asuntos, pero desde que era el rey, todos los asuntos eran asuntos suyos y más aún los que tenían que ver con la Hermandad. Apeló a toda su fuerza de voluntad para tratar de ser lo más diplomática y educada posible.<br />
—Se encuentra así por mi culpa, por tratar de defenderme de ese monstruo. Siento que ahora es mi deber cuidarlo.<br />
—Zsadist no se preocupa ni por nada ni por nadie, ¿por qué debería creerte?<br />
¿Sabes? Una patada en la ingle es siempre la mejor solución en estos casos. Bájale las ínfulas de una vez, compañera.<br />
A pesar de estar tentada por esas palabras, sabía que no serviría de nada seguir el consejo.<br />
—Créeme, Wrath, por favor. Si no hubiera sido por Zsadist, ese monstruo me hubiera llevado vaya a saber Dios donde. El sujeto de ninguna manera quería matarme, sólo quería dejarme fuera de combate para poder cargar conmigo —sus hermanas tomaron aire ruidosamente. No les había contado todos los detalles—. De hecho lo logró, y si no fuera porque Zsadist me defendió, se hubiera hecho conmigo. Sólo… quiero devolverle el favor.<br />
<br />
Zsadist volvió poco a poco a la conciencia. Se sentía como los mil demonios y absolutamente todo el cuerpo le dolía como el infierno. Yeah, bienvenido a Disneylandia, pensó.<br />
Trató de moverse un poco, pero eso sólo le causó aún más dolor. La única razón por la que no soltó ningún quejido se debió a la increíble debilidad que sentía junto con el dolor. Esta era de tal magnitud que le sorprendía que aún tuviese fuerzas para respirar. Al sentir algo suave rozar contra su pecho, se dio cuenta de que estaba acostado en una cama, cosa que lo extrañó.<br />
Abrió los ojos poco a poco, tratando de ignorar lo mucho que le dolían incluso las pestañas. La vista se le aclaró poco a poco. Se encontraba en su habitación, pero esta se encontraba inusitadamente concurrida. Toda la Hermandad y las guerreras estaban presentes allí. Y en el medio de la escena, se encontraban discutiendo casi cara a cara, figurativamente, Wrath y… Nessa.<br />
—…si no fuera porque Zsadist me defendió, se hubiera hecho conmigo. Sólo… quiero devolverle el favor —la oyó decir. Sus ojos estaban encendidos por ese brillo de obstinación que tanto los caracterizaban.<br />
Wrath estaba parado frente a ella y toda su postura desprendía una cruda incredulidad. Después de observar a Nessa por unos largos segundos, miró a Phury, quién sólo asintió.<br />
Wrath suspiró y se llevó la mano al rostro, levantó las oscuras gafas y se frotó los ojos mientras daba un suspiro de cansancio.<br />
—De acuerdo, guerrera —dijo con las manos en las caderas—. Puedes cuidar de él. Pero a la primer cosa que me disguste, juro que te encerraré en La Tumba durante los siguientes cien años hasta que aprendas a controlar ese maldito carácter tuyo.<br />
—Como si fuera la única que lo necesitara —masculló Nessa por lo bajo. Su necesidad de tener siempre el último comentario lo casi querer sonreír. Casi.<br />
—¿Qué dijiste? —la increpó Wrath.<br />
—Que muchísimas gracias, mi señor, se lo agradezco infinitamente —respondió con una reverencia.<br />
Wrath masculló algo ininteligible y seguramente poco apropiado poco apropiado para cualquier oído y asintió.<br />
—Muy bien todos, ya no hacemos otra cosa que estorbar aquí. Que cada uno vaya a atender sus propios asuntos, pero no se alejen demasiado pues pronto tendremos una nueva reunión. Cuida de mi hermano —le dijo a Nessa, a lo que ella asintió muy seriamente, sin un atisbo de fastidio—. Ahora todos, esfúmense.<br />
Todos poco a poco se fueron retirando de la habitación, no sin echarle un último vistazo a Zsadist y algunos a Nessa también.<br />
Phury era el último. Se acercó a Nessa.<br />
—No tienes por qué hacer esto. Yo puedo cuidar de él.<br />
—Esto es lo que querías. No te quejes de lleno, Phury.<br />
Phury se la quedó mirando durante un largo rato. Luego le palmeó el hombro y con una última mirada hacia él mismo, se marchó.<br />
Cuando la puerta se cerró detrás de él, Nessa dio un largo suspiro. Acto seguido, se dio la vuelta y se dirigió hacia la cama. Cuando lo vio despierto, sonrió aliviada y alargó la mano, como para acariciarlo tal vez, pero se contuvo y se las llevó al pecho. Zsadist sabía que no debería, pero se lamentó de que ella se contuviera.<br />
Nessa trajo una silla y se sentó a su lado.<br />
—¿Cómo te encuentras? —le preguntó con preocupación en la voz.<br />
Despacio para que no le doliera tanto, giró la cabeza hacia ella. Abrió los ojos, sorprendido. Ella aún vestía la misma ropa que cuando salieron, sus heridas estaban tal cual como cuando se las habían hecho. La muy desgraciada no se había atendido y aquel bastardo no había sido precisamente suave con ella.<br />
—Tú. Ve a curarte —le dijo con dificultad.<br />
Ella le sonrió y le acomodó compulsivamente la sábana que lo cubría.<br />
—Estoy bien, Zsadist. ¿Necesitas algo?<br />
—Sí. Ve con el doctor.<br />
—Z, estoy bien. Punto final. Ahora pasemos a un tema más importante: Tú.<br />
—Ve con el doctor. ¿Dónde está Phury?<br />
—Zsadist, por favor —algo en su tono lo hizo mirarla. Había lágrimas contenidas en sus ojos—. Por favor. Havers dijo que si no te alimentabas no sería posible que curaras, que estabas muy débil.<br />
—Bien, que lástima. A todos les llega.<br />
—¡Zsadist! —se paró de repente. Le temblaba el labio— Por favor, deja que te alimente.<br />
—No —fue su escueta respuesta. Había dicho que jamás volvería a alimentarse de una hembra de su especie y mucho menos lo haría de Nessa. Ella no merecía algo así.<br />
Cerró los ojos y volteó el rostro lejos de ella.<br />
Nessa se arrodilló junto a la cama y estiró la mano hacia su rostro. Puso su pequeño dedo índice en su barbilla y le giró la cara para que la mirara.<br />
—Zsadist, sé que no te gusta cuanto me he aproximado a ti. Está bien, puedo entenderlo. Pero entiende que ahora necesites que te alimente. Wrath prohibió que ninguna humana ingresara a la mansión, porque si no fuera así, ya te habría traído una amplia variedad para que eligieras el bouquet que quisieras. Pero no es así. Permíteme que te alimente esta vez y luego, si así lo deseas, no volveré a dirigirte la palabra. Haré de cuenta que olvidé todo lo que pasó entre nosotros, pero por favor, no te dejes morir por eso. Si no lo haces por mí, hazlo por Phury, tu hermano quedaría destrozado. Deja que te dé de mi vena.<br />
Zsadist negó con la cabeza.<br />
—No, Nessa, no te haré esto a ti. Ya es suficiente con que tengas mi sangre dentro tuyo.<br />
—Mira, no entiendo qué quieres decir con eso, pero por ahí vamos. Ya son dos favores que te debo: Me alimentaste una vez y me salvaste la vida hoy. Deja que te alimente.<br />
Estaba sumamente fastidiado. Maldita hembra obstinada. Hizo las sábanas a un lado y se levantó, sosteniéndose de una de las columnas de la cama.<br />
—¿Qué demonios hace? —gritó Nessa, que corrió hacia él para sostenerlo.<br />
Levantó una mano para detenerla.<br />
—Mira, lo que hice, no lo hice para que me debieras nada. Aún no sé por qué te alimenté, nunca debí haberlo hecho y hoy te salvé porque ese es mi deber. La Hermandad siempre protege lo suyo.<br />
—Entonces, ¿no te molestará si la próxima vez que necesite sangre la tome de Phury o de alguien más?<br />
Quiso golpearla por utilizar ese argumento de nuevo. El solo hecho de pensarla con otro macho… Conteniendo un salvaje gruñido, se dirigió hacia el baño, sin importarle la desnudez de su cuerpo, pero sólo logró dar unos pocos pasos antes de caer.<br />
—Eres un maldito terco, obstinado… —exclamó Nessa corriendo hacia él.<br />
—Mira quién habla —le espetó. Se llevó la mano al estómago cuando un profundo dolor le embargó la zona. Oyó a Nessa tomar el aire ruidosamente. Levantó la mano y vio que estaba cubierta de sangre.<br />
—Te abriste la herida, tú, idiota. Vuelve a la cama o Wrath me encerrará durante cien años.<br />
—¿Qué? —exclamó sin saber de que estaba hablando ella.<br />
—Nada, sólo vuelve a la cama.<br />
Se levantó con dificultad tratando de apoyarse lo menos posible en la hembra. No porque no quisiera tocarla, sino porque era muy pequeña, no importaba que tan poderosa fuera.<br />
Cuando llegó a la cama, se lanzó sobre ella boca arriba y dejó que Nessa le cambiara la venda de la herida que se le había abierto.<br />
Una vez hubo terminado, se paró y lo miró con decisión. Se llevó la muñeca derecha la boca y se la mordió. Cuando la separó de la boca una línea de sangre le recorrió el brazo hacia abajo. Le tendió la muñeca.<br />
—Bebe —le ordenó.<br />
Zsadist volteó el rostro otra vez. Nessa suspiró exasperada. Se sentó en la cama a su lado y lo obligó de nuevo a que la mirara a la cara. Esta vez no había lágrimas en sus ojos, pero vio algo nuevo en ellos que no podía llegar a entender, algo cálido que, de alguna manera, sabía que sólo el causaba.<br />
Mía.<br />
Esta vez, cuando ella acercó la muñeca a su boca, la abrió y comenzó a beber con ansias. En seguida, notó como el omnipresente dolor de estómago comenzaba a desvanecerse y su cabeza se aclaraba.<br />
La cálida sangre de Nessa era fuerte y suave a la vez, como ella. Trató de controlarse y de no beber con tanta fruición para no lastimarla, pero no pudo evitar levantar una mano y sujetar la muñeca de ella contra su boca.<br />
Cuando sintió un cálido toque en su frente, casi se detuvo. Pero en seguida se dio cuenta de que se trataba de Nessa. Así que… eso era una caricia. El leve toques e trasladó hacia su mejilla y luego le tocó levemente el hombro.<br />
Zsadist abrió los ojos y se encontró con la gris mirada de ella. Ese brillo no se había retirado de sus ojos, sino que ahora era más fuerte. Paladeando por última vez su dulce y especiado sabor, tomó un último sorbo de su sangre y separó la boca de su muñeca.<br />
Nessa le sonrió y le limpió una gota de sangre de la esquina de la boca. Luego se levantó para cubrirle con las sábanas.<br />
Sentía como la inconsciencia lo reclamaba, pero trataba de luchar contra ella, quería decirle una última cosa a su hembra, aunque no supiera qué.<br />
Mía.<br />
Una vez lo hubo tapado bien, ella se sentó y la silla y lo miró. Quiso hablar, pero tenía la cabeza muy ida. Lo miró, como sabiendo lo que quería hacer. Le acarició de nuevo la frente y le susurró, justo antes de que se hundiera en las sombras:<br />
—Shhh, pequeño mío. Duerme. Agua velará por ti.<br />
<br />
<br />
Continuará.....<br />
<div>
<br /></div>
Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-50164520471167717802016-01-18T03:21:00.000-08:002016-01-18T03:21:22.333-08:00 Las protectoras de la noche .Capitulo 23.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 23</span></b><br />
<br />
<br />
<br />
Nessa miraba hacia el techo, recostada en su cama. Ya eran las cinco de la tarde y en unas horas anochecería. Había dormido profundamente toda la noche y la herida del brazo se había curado casi por completo, gracias a que se había alimentado.<br />
<br />
Se había alimentado.<br />
<br />
De Zsadist.<br />
<br />
De repente, se sintió como si estuviera volando y algo en su estómago cosquilleaba sin cesar, causándole un curioso placer.<br />
<br />
Frunció el ceño y la sensación se acabó.<br />
<br />
Las palabras que Leliel le había dicho en el otro lado, las palabras que había logrado erradicar de su mente porque no tenían sentido, habían vuelto con fuerza a atosigarla en este manso despertar: “No puedes negar lo que te pasa con Zsadist”.<br />
<br />
La verdad, era que le gustaría poder hacerlo, pero a las pruebas debía remitirse. Esa encuentro en los jardines, las miradas durante la reunión, cuando se alimentó.<br />
<br />
Jamás había sentido esa necesidad por la sangre de un macho. Se había acostumbrado desde siempre a soportar la sed por largos periodos y solo se alimentaba cuando la Virgen Escriba la llevaba hasta el Primale de turno o al macho que hubiera seleccionado para la ocasión y la obligaba a ello. No es que no le gustara alimentarse, era solo que… no quería hacerlo. Pero había pasado mucho, mucho tiempo desde la última vez que hizo y estaba tan acostumbrada a ese tirón en su estómago, a la extraña sensación en la cabeza, que no se había dado cuenta de cuán al límite estaba, hasta que vio la sangre de su guerrero derramándose en ese callejón oscuro.<br />
<br />
Su guerrero.<br />
<a name='more'></a><br />
¿Qué maldita locura se había apoderado de ella?<br />
<br />
No podía negarlo, ya no podía negarlo más. Debía aceptar lo que su hermana había dicho, pero de sólo pensarlo una angustiosa desesperación se apoderaba de ella.<br />
<br />
¿Por qué él? ¿Por qué Zsadist?<br />
<br />
No podía negar que Zsadist le gustaba. <br />
<br />
Siempre había sabido que era una maldita loca irracional, pero esto ya era el colmo. ¿Cómo podía gustarle Zsadist? <br />
<br />
Le gustaba enfrentarse con los otros y él se le había enfrentado.<br />
<br />
Le fascinaba afrontar nuevos retos, y él se lo había brindado.<br />
<br />
La persecución era su juego favorito, y eso era lo que había hecho con él.<br />
<br />
Necesitaba confiar en alguien, y él la había escuchado.<br />
<br />
Tenía hambre, y él la había alimentado.<br />
<br />
La pregunta era: ¿Cómo podía no gustarle?<br />
<br />
Se dio la vuelta, escondió la cabeza bajo la almohada y suspiró. Era una idiota.<br />
<br />
En realidad, me gusta todo esto, le dijo la voz en su cabeza.<br />
<br />
—Eso es porque eres mi torturador auto—incorporado —le respondió molesta.<br />
<br />
Se puso boca arriba de nuevo, volviendo a suspirar. Le lanzó una mirada envenenada al techo, ya que era lo único que tenía para mirar.<br />
<br />
Si lo reconocieras… comenzó la voz en su cabeza.<br />
<br />
—¡Cállate! —Le espetó.<br />
<br />
No era tan fácil, de ninguna manera era soplar y hacer botellas. ¿Por qué Zsadist? Phury hubiera sido mejor, con toda su caballerosidad y su buena presencia y esos preciosos ojos amarillos. Incluso Vishous con su problemita de la mano soy—más—efectiva—que—el—sol—del—mediodía hubiera sido una opción más apropiada. Pero no, de todos los hermanos, a ella tenía que gustarle el único loco, traumado, misógino, psicótico, asesino sin lealtades, oscuro y sin alma.<br />
<br />
Sobre gustos no hay nada escrito, sentenció la voz con aire de superioridad<br />
<br />
Genial, ni siquiera ella misma apoyaba su propio razonamiento. Zsadist era peligroso, era un gran riesgo que le gustara porque… ¿qué hacer para convencerlo de que…?<br />
<br />
Cortó el hilo de sus pensamientos abruptamente mientras se sentaba de golpe con una mirada horrorizada dibujada en el rostro. ¿Estaba haciendo planes? ¿Acaso estaba… enamorada?<br />
<br />
¡Tin, tin, tin! ¡Te has ganado la licuadora!<br />
<br />
—Si fueras un ente sólido, juro que te metería el sarcasmo por el…<br />
<br />
El sarcasmo tampoco es sólido.<br />
<br />
—Buscaría un buen sustituto.<br />
<br />
Supéralo, niña.<br />
<br />
Se dejó caer contra el colchón. ¿Cómo no iba a estarlo? Todo ese tiempo en el gimnasio… Para ser un vampiro que odiaba la compañía de cualquiera, no había ni chistado por la suya. La había aceptado. ¿Y en las calles, luchando? Por favor, la protegía. Y ella a él. No la había juzgado cuando supo su pasado, sólo la había exaltado. Y le había dado de su vena cuando lo necesitó, a pesar de que debía resultarle una tortura.<br />
<br />
Y como para no dejar lugar a dudas, estaba ese estúpido impulso que había tenido la última vez antes de despedirse. Y es que el contacto entre con sus labios le había sabido a gloria…<br />
<br />
Tal vez estuviera equivocada, no sabía nada acerca de esos sentimientos. Tal vez debiera consultar con sus hermanas…<br />
<br />
He dicho: SU—PÉ—RA—LO.<br />
<br />
Estaba tan jodidamente enamorada de Zsadist.<br />
<br />
Y entonces, por un momento, por un dichoso y breve momento, la felicidad de sentir algo nuevo, algo bueno, lo mismo que sus hermanas, embargó cada rincón de su cuerpo y su alma, abrumándola. Pero luego, todo se volvió negro, frío, vacío. ¿Qué clase de futuro le esperaba a ella?<br />
<br />
Nessa se dio la vuelta, enterró la cara entre las almohadas y lloró.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Habían vuelto de patrullar más temprano de lo esperado. Leliel había tenido que auto—combustionarse cuando se vio rodeada por un grupo de ocho lessers. <br />
<br />
Rhage estaba a unos metros de ella, junto con Phury revisando a los lessers que ya habían matado. <br />
<br />
Leliel estaba comenzado a rastrillar la zona, cuando de la nada apareció un grupo importante de ellos, no tuvo tiempo de darles aviso a los machos. De repente se vio envuelta en una batalla donde llevaba todas las de perder, por lo que cuando una seguidilla de fuertes calambres la desestabilizó, no tuvo más remedio que llevar a cabo su brillante—show—muy—caliente, provocándole la muerte instantáneamente al grupo que la rodeaba.<br />
<br />
Esta explosión no pasó desapercibida para Rhage, quien en seguida sintió una opresión en el pecho y luego el grito de su hembra. <br />
<br />
Intentó correr hasta donde estaba ella, pero Phury lo detuvo. “No es conveniente que se acerquen hasta que no vuelva”, le había dicho Leliel una de las primeras noches que salieron.<br />
<br />
Rhage no tardó mucho en zafarse del agarre de su hermano y comenzó a correr, para llegar junto a ella. <br />
<br />
Donde antes había estado Leliel, ahora había un montículo de cenizas. <br />
<br />
La hembra no tardó demasiado en volver a surgir. <br />
<br />
Pero tanto como para Phury, como para un extremadamente preocupado Rhage, fue una eternidad. <br />
<br />
Por un momento tuvo mucho miedo de perderla. De no volver a sentir más sus besos, el calor de su cuerpo. No tendría con quien pelear, ni mucho menos quien lo peleara.<br />
<br />
Tanto les había costado estar juntos, poder pelear contra la maldición había sido todo un logro para ellos. Rhage no podía sobrevivir a la idea de perderla, de tan sólo pensarlo… se le cerraba el pecho y no podía respirar.<br />
<br />
Cuando Leliel volvió, la estrujo contra su cuerpo, haciendo que ella soltara varios jadeos. Luego de haberla arropado con su abrigo, la cargó en brazos hasta el auto.<br />
<br />
Entonces habían vuelto a la mansión y ahora, luego de haberle proporcionado un baño, la veía descansar. <br />
<br />
No cabía en sí de felicidad por la hembra que el destino le había enviado. A pesar de estar furioso con la Virgen Escriba por la maldición que sufría ella… le agradecía el haberle dado la vida que le dio, ya que de otra manera jamás se hubieran conocido.<br />
<br />
Leliel había pasado gran parte de la madrugada quejándose por algunos dolores y la temperatura de su cuerpo se había elevado notablemente por la noche, algo que Rhage atribuyó a la combustión. Siempre quedaba muy débil y sensible.<br />
<br />
No supo cuando se quedo dormido… pero se despertó sintiendo los besos de ella en su espalda.<br />
<br />
—Mmm… ¿vas a tardar mucho más en despertarte, gràdh? —Preguntó mientras lamía suavemente su espalda, recorriendo el contorno del tatuaje.<br />
<br />
En seguida, Rhage estuvo duro y listo para adentrarse en ella. Se giró para quedar acostado de espaldas, la tomó de la cintura y la colocó sobre su prominente erección. Acto al que Leliel respondió gustosa. <br />
<br />
Estuvieron todo el día y la noche encerrados en la habitación. <br />
<br />
Por suerte, ese día les tocaba descansar. <br />
<br />
Leliel parecía nunca saciarse de él y Rhage estaba más que dispuesto a complacer a su hembra. A la guerrera que tanto amaba, con quien ya estaba vinculado… pero ahora quería mas. <br />
<br />
Ella ya llevaba su aroma impregnado en todo su ser, ahora él debía llevar marcado su nombre en la piel.<br />
<br />
Leliel estaba degustando una porción de pastel que le había traído Rhage, después de que lo dejara escapar unos minutos de entre sus brazos mientras se daba un baño. <br />
<br />
Había sido un día muy activo para ambos. <br />
<br />
Leliel supo el terror que sintió Rhage cuando ella se consumió en cenizas y debido a eso sufría por él, tenía miedo a nunca más surgir, de nunca más…<br />
<br />
Pero Rhage interrumpió sus pensamientos.<br />
<br />
—No pienses en eso, tahlly —susurró mientras se colocaba detrás de ella rodeando sus piernas con las de él. Besó su nuca y ella instintivamente reaccionó dejando escapar un sensual gruñido. <br />
<br />
—Gràdh, ¿qué ocurre? —Preguntó. No era necesario verlo a los ojos para saber que algo tramaba. No hacía siglos o meses que estaban juntos, pero ambos sabían perfectamente leer lo que sentía el otro.<br />
<br />
Era una conexión extraordinaria la que había entre ellos. No la comprendía, simplemente la aceptaba gustosa.<br />
<br />
—¿A qué viene la pregunta? —Susurró en su oído mientras torturaba el lóbulo de su oreja.<br />
<br />
Leliel negó divertida y se giró para quedar frente a él enredando también sus piernas en su cintura.<br />
<br />
—Mmm… porque te conozco —besó sus parpados—, y sé cuándo tramas algo a mis espaldas —dijo mientras continuaba besando su rostro.<br />
<br />
Rhage tomó una de las manos de ella y la besó suavemente.<br />
<br />
—¿Sabes? Anoche sufrí mucho cuando… —ella lo silenció con un beso—. Sí, lo sé —dijo, entendiendo el mensaje—. Pero eso no quita que sufra cada vez que estás en peligro —Rhage besó su frente—. Leliel… — dijo muy nervioso.<br />
<br />
Ella entrecerró los ojos, divertida.<br />
<br />
—Vamos, guerrero, suéltalo de una vez por todas —comentó impaciente, mientras le proporcionaba besos en su cuello, hombros y pecho.<br />
<br />
Entonces él respiro profundo.<br />
<br />
—Sabes… te prometo que tendremos épocas difíciles. Pero también te prometo que en algún momento uno de los dos o quizás los dos querremos dejarlo todo y huir lejos —besó nuevamente su mano y volvió a tomar valor—. Pero te puedo asegurar que si no te pido que seas mi shellan, me arrepentiré durante el resto de mi vida, porque sé en lo más profundo de mi ser que estás hecha para mí, y sólo para mí —dijo besando con recelo sus labios. <br />
<br />
Leliel estaba sorprendida por las palabras del guerrero. De su guerrero, se dijo a sí misma sintiendo como el orgullo y la necesidad de reclamarlo como suyo completamente la invadía. <br />
<br />
—¿Qué dices, tahlly? ¿Me aceptas como tu hellren? —Preguntó esperando con ansias la respuesta<br />
<br />
Leliel sonrió y lo besó profundamente, esta vez con un sentimiento de posesión y necesidad. Dios, lo necesitaba dentro de ella. Quería estar llena de él. <br />
<br />
Rompió el beso entre gruñidos.<br />
<br />
—Sí, sí que acepto, Gràdh. Quiero que seas mi hellren, sólo mío —volvió a besarlo profundamente.<br />
<br />
Rhage se separó de ella un momento.<br />
<br />
—En seguida regreso, tahlly —dijo, sonriendo al ver su expresión de desolación cuando rompió el abrazo y comenzó a caminar hacia su cómoda. Volvió rápidamente con una pequeña cajita de terciopelo negro. Se acomodó delante de ella—. Sabes… hace algunos años atrás, cuando lo integrantes de la Hermandad ni siquiera teníamos la idea de unirnos, ni mucho menos el vivir juntos, le salvé la vida a un civil —habló con la mirada medio perdida y ella supo que estaba reviviendo ese momento una vez más.<br />
<br />
Leliel se limitó a observarlo de manera dulce. Eso era lo que amaba de él, la pasión con la que hacía las cosas. Sonrió, feliz, al saber cuánto lo amaba.<br />
<br />
—Como te decía, ésta era una hembra ya bastante mayor, iba caminando por la calle con sus dos nietos. Unos lessers quisieron atacarlos. Después del ataque, ella había quedado muy perturbada así que los acompañe a su casa y en agradecimiento por haberlos salvado, me hizo un regalo —se sonrió al recordar la situación—. No quería ningún regalo, pero ella insistió. Sus nietos eran lo más preciado que tenía porque su único hijo había muerto junto con su nuera por un ataque. Entonces me regaló este anillo —dijo, sacando una alianza de oro blanco. En el centro llevaba una piedra azabache y a su alrededor llevaba seis pequeñas piedras Alejandrita que parecían tener un extraño color, todo el conjunto formaba una hermosa flor—. Me dijo que algún día iba a encontrar a mi hembra, quien me ayudaría a estar en paz con mi bestia interior —Rhage tomó el anillo y se lo colocó en el dedo anular de su mano izquierda—. Sé que esa hembra eres tú, tahlly. Te amo —susurró.<br />
<br />
Leliel no cabía en sí de felicidad, no sabía si llorar o abrazarlo o saltar… comenzó a reírse como tonta y se lanzó a sus brazos, llenándole la cara de besos.<br />
<br />
—Te amo, te amo, Rhage. Eres quien calma mi maldición, pero no te amo por eso, lo hago porque eres un macho excepcional, de quien me enamoré aquel día en el gimnasio —dijo, adueñándose de su boca, mientras que con su mano tomaba su miembro y lo guiaba a su humedad. <br />
<br />
Él sonrió gustoso, sabía lo que vendría luego…<br />
<br />
El resto de la noche, siguieron amándose de mil formas distintas. Ambos se necesitaban más que nunca. Querían sentirse. Querían poder amarse y complacerse mutuamente. <br />
<br />
Ya nada ni nadie los iba a separar…Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-62924340263753627852015-12-24T04:27:00.000-08:002015-12-24T04:28:06.357-08:00Las Protectoras de la Noche. Capítulos 19,20,21 y 22. Regalo de Navidad. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<div align="CENTER" style="line-height: 0.55cm; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, serif;"><span style="font-size: small;"><u><b><br /><br />CAPÍTULO
19</b></u></span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, serif;"><br /></span><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Después
de la reunión Leliel y Rhage volvieron a la habitación de él.
Tenían cosas de que hablar, en realidad Leliel tenía muchas
preguntas y Rhage la mayoría de las respuestas.<br />Una vez dentro
del cuarto él se quedo apoyado sobre la puerta mientras la observaba
caminar de un lado a otro. Le resultó muy gracioso, escucharla
murmurar sola. Entonces se acercó a ella parándose en medio de su
camino, obligándola a levantar la cabeza para mirarlo.<br />—¿Qué
es lo que quieres saber? —Preguntó suavemente, mientras acariciaba
su mejilla.<br />Ella negó, no podía arruinar este momento, no se lo
perdonaría nunca. Entonces terminó de acortar la distancia que los
mantenía lejos uno del otro. <br />Ambos se fundieron en un beso,
lleno de ternura que la hizo sentirse más segura. Los dos sabían
que era lo que estaba a punto de pasar, ella lo deseaba más que a
nada en el mundo y él quería marcarla definitivamente como suya,
llenarla toda de él y dejar su aroma en cada recoveco de su cuerpo.
</span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br />—Rhage, yo… —Leliel se mordió los labios y lo miró
embelesada—. Te amo —dijo y luego bajó su cabeza, al mismo
tiempo que sus mejillas se sonrojaban aún mas. <br />Él sin poder
detener sus impulsos la tomó del mentón, y la besó de nuevo, pero
esta vez el beso se tornó más apasionado. Leliel abrió su boca en
forma de bienvenida. Sus instintos animales estaban dominándolo por
completo, ya inconforme con explorar su boca, sus labios se
apoderaron de su cuello por completo, dejando pequeños rastros de
saliva a su paso, él la saboreo, mordió y al escuchar los pequeños
gemidos que escapaban de la boca de su hembra, gruñó sintiendo que
poco a poco perdía la cordura y enloquecía por ella.<br />Ella sintió
como sus ropas quemaban, entonces lo incitó a que la desvistiera, la
hizo girar para quedar de espaldas a él, lentamente fue
desprendiendo los botones de la camiseta sin tirantes que llevaba
puesta. Leliel sentía como su cuerpo reaccionaba al sentir las
caricias de Rhage. <br />Mientras él besaba sus hombros desnudos, la
hizo girarse para poder mirarla a los ojos, ella le sonrió y sus
labios atacaron rápidamente el cuello de su amante haciéndolo
suspirar, Rhage sintió como los labios de ella quemaban cuando
tenían contacto con su piel, pero en lugar ser lastimado estaba
sintiéndose extasiado.<br />Sus manos comenzaron a viajar por el
torso, aún cubierto, de Rhage, Leliel buscó el final de la camiseta
y adentró sus manos para tener contacto con su piel, molesta ya por
la ropa, se la quitó pudiendo observar cada centímetro de su torso
trabajado. <br />Dejó escapar un suspiro cargado de excitación
observando como si de una obra de arte se tratara. Ella se encargó
de besar, lamer y mordisquear cada centímetro de su piel. <br />Rhage,
loco de placer, intentó quitarle el pantalón, ella terminó
ayudándolo para después deshacerse del suyo.<br />Él la tomó de sus
nalgas y ella entendió el mensaje por lo que se sujetó con sus
piernas a la cintura de él. <br />Ambos terminaron contra una de las
paredes de la habitación, mientras se besaban con pasión, sedientos
el uno del otro. Las caricias que se proporcionaban ya no saciaban el
calor de sus cuerpos.<br />Siguieron disfrutando por un rato más de
los besos y las caricias mutuas, él no tenía prisa, quería que
todo fuera perfecto para <i>su</i>
guerrera. Quería disfrutar completamente la que sería la primera
vez de muchas más. <br />Ahora era más consciente de todo lo que
Leliel le hacía sentir, de lo mucho que la amaba, jamás se
arrepentiría de haber sacrificado tanto. Quería hacerla suya, de la
manera más sublime como sólo ella merecía.<br />Mientras tanto
Leliel no cabía en sí de gozo, sentía como las caricias de Raghe
ardían en su piel. Estaba feliz por estar ahora mismo con él, no le
importaba el después. Quería sentir ese aroma tan característico
de él en su piel, tomarlo como su hellren y que él la tomase como
su shellan. Estaba perdida entre sus besos y caricias.<br />Rhage la
llevó a la cama y la recostó con delicadeza, Leliel aún llevaba su
ropa interior, entonces él comenzó un camino de besos húmedos
desde su cuello pasando por sus pechos. Torturó a un pezón entre
besos y mordiscos, mientras no descuidaba al otro y lo pellizcaba,
luego cambió de pezón e hizo el mismo trabajo que
anteriormente.<br />Ella no dejaba de gemir y suspirar, acariciaba la
espalda de él y le arañaba con mucho cuidado provocándole
escalofríos y excitándolo aun más. <br />Rhage siguió su camino y
se deshizo de su ropa interior, la observó con deseo. Quería
grabarse a fuego cada uno de los rasgos de su cuerpo, era perfecta
así tal y como era, se dijo a sí mismo.<br />Mordisqueó su cadera,
Leliel se dejó llevar por sus instintos y abrió sus piernas dándole
la bienvenida, él le sonrió diciendo gracias y bajó su rostro
hasta encontrarse con la entrada al placer de ambos, primero la besó
y después le lamió con arrebato, introdujo su lengua lo profundo
más que pudo en aquel lugar, tomando el néctar que con tanta
ansiedad necesitaba probar. Rhage gruñó al sentir el sabor agrio de
su hembra. <br />La amaría hasta el cansancio, y ella también lo
haría con él. <br />Rhage sintió como se estremecía, observó como
arqueaba su espalda y gritaba su nombre, gruñó de felicidad al
saber la satisfacción que le estaba provocando. Rhage no se detuvo
en su labor, de hecho incremento más el ritmo, entonces Leliel
volvió a seguir sus instintos e hizo lo que su cuerpo pedía, apretó
la cabeza de él en aquel lugar para que el gozo continuara; terminó
allí.<br />—Eres hermosa, realmente perfecta para mí —se acercó
a su oído mientras le susurraba estas palabras.<br />Ella aprovecho su
acercamiento para quitarle lo que aún le quedaba de ropa, quitó los
boxers. <br />Al sentir el miembro erecto de su macho y notar la
calidez que este poseía, no dudó y lo acarició con devoción. Él
simplemente se limitó a ahogar un fuerte gemido en el beso que se
daban.<br />—Lel —dijo entre gemidos. <br />Leliel se separó de él,
entonces lo miró con infinita ternura. <br />Ella estaba herida y
necesitaba alguien que la amara. Que comprendiera y aceptara su
origen. Alguien que fuera capaz pelear contra su fuego. Era su
salvación.<br />Él buscaba un poco de paz, alguien que calmara la
bestia en su interior, y ella era perfecta, fuerte como un macho,
sexy como solo ella sabía serlo. Era su gloria.<br />Leliel sonrío al
ver su cabello revuelto. Rhage la besó con dulzura.<br />—¿Estás
lista? —Preguntó con vergüenza. Leliel solo pudo asentir,
entonces abrió un poco sus piernas para que él pudiera acomodar su
cuerpo. Rhage le abrió un poco más las piernas y comenzó a
penetrarla lentamente.<br />Leliel apretó fuerte los dientes al sentir
un pequeño ardor, Rhage se detuvo asustado de lastimarla. Ella
encerró entre sus manos el rostro de él.<br />—Sé que no me vas a
lastimar, quiero que me hagas completamente tuya, Rhage —dijo y
luego lo besó. <br />Con aquellas palabras ingresó completamente,
haciendo que ella dejara escapar un gemido por el placer y el
dolor.<br />Rhage vio las lágrimas de la hembra y enseguida supo que
eran de placer, no de dolor. Entonces la besó y acarició como antes
lo había hecho y que dio resultado porque en segundos clamaba
ardientemente por él. <br />Al principio la penetró suave y despacio
pero conforme iban avanzando aumentaba el ritmo y la velocidad, los
gemidos de ambos se escuchaban en todo el lugar, giraron en la cama
quedando ella encima, él entonces se impulsó, se sentó y lamió
sus pechos mientras que Leliel se alzaba sobre él para ser penetrada
con mas fuerza y rapidez que antes, incluso se podía oír la
separación entre sus cuerpos.<br />Él siguió empujándose contra
ella, sintiendo la rigidez del interior de Leliel, y los labios
humedeciendo su hombro, los jadeos constantes y cada vez más
fuertes, que le indicaban lo que ella iba sintiendo, de un modo tan
íntimo que se mezclaba su deseo de culminación, con sus ansias de
no dejarlo jamás.<br />La sangre le latía en la cabeza, y el aire le
faltaba. <br />Los gemidos de ella se adentraban en su ser como el
combustible para sus movimientos, cada vez más certeros e
inquietantes, escuchando como Leliel comenzaba a musitar su nombre
cada vez con más fuerza, desesperada y asfixiada.<br />La rigidez de
su miembro le indicaba que no le faltaba demasiado, sentía como se
le electrizaba la piel, notando como los pezones de ella se
endurecían más contra su pecho. <br />—¡Oh! Rhage, te amo —gritó,
con su nombre en los labios, mientras sus uñas se enterraban en sus
hombros. <br />Rhage gruñó con fuerza controlando apenas su
culminación, sintiendo el calor asfixiante de la intimidad de ella
en su carne, endureciéndose más ante el tacto del líquido
hirviente que emanaba de ella, mientras que las convulsiones la
obligaban a gemir de forma incontrolada, desordenada y
loca.<br /> —¡Siénteme, Leliel, eres mía y de nadie más, te
amo, solo <i>mía</i>
—gruño.<br />Con esa última embestida toda la habitación se
impregnó con su aroma, se estaba vinculando y ambos eran felices por
hacerlo, toda ella olía a él, ahora Leliel era suya. Los aromas de
ambos se fusionaron, impregnando el aire de ellos, liberándose y
comprometiéndolos en un acto innegable de entrega. <br />Los dos
cayeron en la cama, ella encima de él. Empezando a respirar más
tranquilos, mientras ella lo abrazaba y besaba en el pecho.<br />Rhage
enredaba sus brazos en su cintura. Vio como ella levantaba su cabeza
y sonreía, aun con sus mejillas rosas.<br /> —¡Rhage, te amo!
Te amo más que a mi vida, no te mentí cuando te dije que no entraba
en mis planes enamorarme, pero a través de nuestras peleas me fuiste
conquistando. Aunque lo más importante fue todo lo que hiciste por
mí, tu insistencia y perseverancia. <br />Él acaricio su mejilla.<br />—Y
podría hacerlo muchas veces más, solo espero que no se te vuelva
costumbre —comentó divertido—. Ahora nadie podrá apartarte de
mi lado, y él que se atreva a intentarlo tendrá que matarme
primero. <br />Leliel suspiró feliz. Besó su pecho.<br />—Descasa,
tahlly —susurró él acariciando su cabello.<br />Leliel se
sonrió.<br />—Tú también, gràdh —dijo besándolo nuevamente con
deseo—. Quizás, podríamos dejar el descanso para luego, ¿no te
parece? —Preguntó juguetona.<br />Entonces Rhage la hizo girar para
quedar él arriba de ella.<br />—Me encanta ese plan, tahlly —dijo
mientras ambos volvían a realizar ese camino de caricias y besos
infinitos.<br /><br />A la mañana siguiente, después de que Fritz
dejara el desayuno, Rhage se encargó de despertar a Leliel. Comenzó
peinando su cabello corto, no eran muchas las hembras que lo usaban
así, aunque en realidad a ninguna hembra le quedaba tan sexy como a
la <i>suya</i>.
Sonrió ante el pensamiento. <br />Con uno de sus dedos delineó su
espalda, a lo que Leliel respondió sacudiéndose suavemente. <br />—Mmmm…
¿no es muy temprano para estar molestando? —Preguntó medio
dormida.<br />Rhage besó uno de sus hombros desnudos.<br />—Tendrías
que haber dormido más anoche —comentó mientras hacía un camino
de besos húmedos sobre su piel desde lo alto de su columna hasta el
nacimiento de su culo.<br />Ella se giró y tomó el rostro de él
entre sus manos y lo atrajo hasta sus labios, y así poder mirarlo a
la cara.<br />—¿Quién habrá sido el que molestaba, no? —Preguntó
rodeándolo con sus brazos por el cuello y besándolo. Ella sonrío
cuando él le hizo cosquillas y aspiró profundamente.<br />—Le dije
a Fritz que nos trajera el desayuno, no te molesta ¿no? —Preguntó
trayendo una bandeja a la cama.<br />—Mmmm, ¿escuchar las preguntas
de mis hermanas o pasar el día en la cama contigo? —Leliel frunció
los labios como si estuviera pensando—. Que difícil situación,
supongo que ellas pueden esperar —dijo agarrando una porción de
pastel, pero antes que llegara a comerlo Rhage se lo quitó—. ¡Hey!
Es mío —dijo enojada.<br />Él sonrió.<br />—Sí, pero yo quiero
alimentarte, tahlly.<br />Ella sintió una opresión en el pecho por la
actitud de Rhage, en estos momentos no podía ser más perfecto.
Pasaron un buen rato alimentándose mutuamente. Leliel logró
alimentar a Rhage después de estar discutiendo durante un largo
tiempo.<i>Horas más
tarde…</i><br />—Es
una mierda esta película, Rhage —dijo molesta—. Hace una hora
que están dando vueltas en la misma parte, dame el mando —demandó
intentado quitárselo.<br />—Nop, lo tengo yo. Tú ya viste
televisión —dijo como si fuera un niño.<br />Leliel se
levantó.<br />—Bueno, entonces me voy a bañar.<br />Iba a bajar de la
cama, cuando Rhage la tomó de la cintura para colocarla sobre su
falda. Se apodero de su boca, hurgó en su interior con su lengua y
ella le siguió el juego. Leliel sintió como su erección apretaba
en su sexo. Dejó escapar un gemido al recordar lo que habían hecho
anoche. Abandonó su boca, para poder mirarlo a los ojos, no quería
seguir con esto si no sabía lo que le deparaba el resto.<br />—
Gràdh —dijo con un poco de miedo—. ¿Qué fue lo que hablaste
con ella? ¿Qué perdiste?<br />Rhage la quitó de encima y se levantó.
<br />N—Escuché todo lo que hablaste con ella —dijo mirando la
nada—. no estaba, ni estoy dispuesto a olvidarte, Lel —dijo
mirándola, ella pudo ver que no había mentira alguna en sus
palabras—. Me ofreció un trato —casi murmuró.<br />—Rhage, me
estás asustando —dijo ahora sentada a los pies de la cama—. Dime
cual fue el trato, ¿sí?<br />Él se arrodilló a sus pies.<br />—Perdóname
—dijo apoyando la cabeza en sus piernas.<br />—Basta, Rhage —dijo
ya molesta por tanto suspense—. ¿Me puedes contar de qué
hablaron? ¿Qué pidió a cambio? —Preguntó.<br />—Tanto tú como
yo tendremos que vivir con nuestras maldiciones —dijo apenado, ella
iba a abrazarlo, pero él lo evitó—. Eso no es todo —podía
sentir su miedo, no podía estirarlo mucho más, así que respiró
hondo y habló—. Además, nuestros futuros hijos heredarán
la maldición de algunos de los dos —Rhage pudo ver como se
transformaba la cara de ella. <br />Esperaba que lo maldijera, que le
tirara con cantidad de bolas de fuego, que lo echara, que hiciera
algo, pero en cambio ella subió sus piernas a la cama y se hizo un
bollo. Fueron eternos los minutos o segundos que estuvo en
silencio.<br />—No tienes idea lo que acabas de hacer —dijo en un
susurro—. No sabes lo difícil que es tener que vivir con esto.
¿Qué va a pasar cuando alguno de ellos se enamore? ¿Cómo van a
hacer para jugar con otros niños? —Preguntó angustiada.<br />Él
estiró su mano para tener algún contacto con ella, pero Leliel se
retiró hacia atrás.<br />—¿Cuándo mierda pensabas decírmelo
Rhage? —Preguntó enfurecida.<br />—Tahlly, no es lo que crees.
Ellos tendrán una vida normal, hasta que pasen por la transición
—dijo intentando darle esperanza.<br />Leliel arqueó una ceja.<br />—¡Oh!
Perfecto, me quedo muchas tranquila, sino se mueren en medio de la
transición quizás se mueran porque la maldición de mamá los
mató.<br />Comenzó a buscar la ropa, necesitaba salir de ahí e ir a
patearle el culo a la Virgen Escriba. Lo que pasara luego no le
importaba, pero no se iba a quedar tranquila. Ya le había cagado la
vida a ella por una estupidez de sus padres. Le había cagado la vida
a Rhage por un búho de mierda, no iba a permitir que le cagara la
vida a nadie más.<br />—Lel… —llamó muy suave Rhage—. Leliel
—volvió a llamar cuando no tuvo respuesta. Pero ella seguía
hablando sola y caminando de un lado a otro. <br />Leliel tenía todas
las ideas revueltas, no sabía a quien matar si a la Virgen Escriba
por el trato de mierda que le ofreció, o a él por aceptarlo, ahora
mismo no importaba, iba a ir para allá y le iba a patear el culo,
por ella, por Rhage, por Kytara. <br />De repente golpeó contra el
pecho de Rhage, quien la obligó a mirarlo.<br />—Tahlly —dijo muy
suavemente—. Lo hice porque te amo, no creo que haya sido una
estupidez. Ibas a vivir toda tu vida llorando por mí y yo sin saber
que existías, ¿eso era mejor que esto? —Preguntó de manera muy
suave—. No lo creo. Ya veremos, podremos enseñarles o
encontraremos la forma de que ellos no corran peligro durante la
transición. Y si llegáramos a perder un solo hijo por alguna de las
dos maldiciones, entonces yo personalmente te acompañaré a matarla,
¿sí?<br />Ella lo miró emocionada.<br />—¿Qué es lo que tienes que
siempre me estás calmando? —Preguntó mientras se fundían en un
abrazo—. ¿Sabías que te amo? —Preguntó besando su pecho.
<br />Rhage suspiró cansado, y ella pudo sentir la cantidad de
emociones encontradas que estaba sintiendo. Lo tomó de la mano y lo
llevó hasta la cama. <br />Leliel se sentó y entonces lo hizo
sentarse entre sus piernas, para así quedar de espalda a
ella.<br />—Gràdh, estamos bien —dijo mientras delineaba el
tatuaje de su espalda, haciendo que todo el cuerpo de Rhage se
tensara—. ¿Sabes? —Habló susurrando sobre su espalda, mientras
lamía su piel—. Me encanta el diseño.<br />—¿Qué significa?
—Preguntó distraído.<br />—¿Eh? ¿Qué cosa? —Preguntó Leliel
perdida. <br />—Gràdh, ¿Qué significa? —Preguntó
mirándola.<br />Leliel le sonrió, mientras se levantaba de la cama y
se dirigía al baño.<br />—Amor, en la lengua celta. Pasé parte de
mi niñez en una de las últimas tribus que quedaba, para ellos mi
maldición era una bendición —dijo encogiéndose de hombros—.
Voy por un rico baño —le guiñó el ojo antes de entrar al
baño.<br />Rhage se quedó sentando, escuchó como el agua comenzaba a
correr. También sintió cuando ella entró a la ducha, la imaginó
desnuda enjabonándose y su erección lo obligó a levantarse e ir al
baño con ella.<br />Leliel lo vio correr la cortina, entonces arqueó
una ceja.<br />—Perdón, ¿qué vas a hacer?<br />Él sonrió.<br />—Lo
mismo que tú, darme una ducha —entró a la ducha y se acercó a
ella.<br />Leliel negó divertida, mientras enroscaba sus brazos
alrededor del cuello de Rhage, mordisqueó el labio de él,
profundizando un beso que comenzó siendo dulce para luego
convertirse en pasión pura. <br />Rhage poco a poco la fue
arrinconando contra la pared, donde ahondó mucho más el beso,
mientras sus manos descendían por la espalda de ella acariciando sus
piernas.<br />Leliel emitía sonidos incoherentes como respuesta a las
caricias, abandonó los labios de su amado para poder besar su cuello
y su torso. <br />Rhage hizo lo mismo mientas que su excitación
comenzaba a ser más visible. Tomó la pierna que estaba acariciando
de su hembra y la llevó a la altura de su cintura, para así
facilitar la unión, ella abandonó su cuello para ayudarle a
completarla.<br />Leliel dirigió su mano a la entrepierna de Rhage y
tomó el miembro en su mano, obteniendo un ronco gemido, a lo que
ella sonrió con satisfacción. Comenzó a acariciarlo, haciendo un
movimiento de sube y baja, mientras lo miraba a los ojos él no le
quitaba la vista de encima.<br />Así estuvieron un largo rato, hasta
que él sintió que pronto llegaría a su orgasmo, por lo que la
ayudó a colocarlo en la entrada de su vagina, volvió a tomar su
pierna para permitir un mejor acceso y de ese modo entró en ella de
un golpe.<br />Leliel arqueó su espalda hacia él, ella enterró sus
uñas en sus hombros, a lo que Rhage respondió con un gemido por el
dolor, pero esto lo incitó a acelerar el ritmo de sus embestidas.<br />Él
buscó la mirada de Leliel para después besarse con una infinita
ternura, ella capturó el labio inferior de Rhage para morderlo y por
haber hecho eso, ganó que él la embistiera más fuerte y la
acorralara contra pared quedándose inmóvil por un momento, ella
sonrió desafiante mientras lo miraba a los ojos.<br />Rhage continuó
de una manera más efusiva, mientras ella lo acariciaba recorriendo
con la yema de sus dedos su espalda, tocando cada rincón de su
tatuaje. La bestia rugía dentro de él, por más esfuerzo que
hiciera ahora estaban ambos poseyendo a la hembra que tanta paz le
había traído a sus vidas. <br />Leliel observó sus ojos, había algo
distinto en su mirada, sabia que él se estaba debatiendo por
controlar a la bestia. <br />—Te amo —susurró entre jadeos.<br />La
mirada de Rhage se suavizó al escuchar su voz.<br />—Y yo a ti,
tahlly —dijo para luego acelerar aun más el ritmo.<br />Ella gemía
y gritaba su nombre, él sonreía satisfecho por proporcionarle tal
placer a <i>su</i>
hembra. Con una última embestida ambos llegaron a su momento cumbre.
Él se mantuvo dentro de ella, mientras Leliel llenaba sus hombros y
cuello de besos. <br />Poco a poco salió de ella y la abrazó a un más
fuerte.<br />—Te amo, tahlly, gracias por aparecer en mi vida —dijo
sonriendo y besándola.<br />Ella no pudo evitar que su corazón se
estrujara, apenas ayer había pensado que su vida se acababa y
moriría sin estar con él y ahora mismo estaba ahí con el macho que
se coló en su corazón y en sus pensamientos sin que ella pudiera
evitarlo. <br />—Yo también te amo, Gràdh —dijo con los ojos
llenos de lágrimas. <br />Estuvieron abrazados por unos cuantos
minutos, sintiéndose juntos. Luego se bañaron mutuamente, haciendo
del acto un ritual. <br />Cuando terminaron, él busco dos toallas, la
ayudó a ella a secarse, cuando salieron de la habitación las
persianas comenzaban a levantarse, dando aviso a que ya había
oscurecido. <br />Leliel conjuró sus ropas, un pantalón de cuero
negro haciendo juego con una camiseta sin tirantes negra con detalles
en rojo. En sus pies se calzó sus botas . Secó su pelo y lo dejó
despeinado. <br />Rhage sonrío embelesado al verla prepararse,
mientras terminaba de calzarse sus dagas.<br />Fue hasta donde estaba
ella y la abrazó por detrás, aspiró el aroma y sintió como su
erección daba un fuerte tirón. Leliel negó divertida, mientras
conjuraba sus dagas y las calzaba en la parte de atrás de su
cinto.<br />—Creo que esto de salir juntos nos va a traer problemas
—besó sus labios.<br />—Mmmm… te puedo asegurar que puedo
acostumbrarme a hacerte el amor cada vez que volvamos —dijo jugando
con un pequeño mechón del cabello de ella.<br />Leliel hizo un
puchero.<br />—¿Solo cuando volvamos? —Dijo mientras besaba y
lamía el cuello de Rhage.<br />Él dejo escapar un suspiro, y la
agarró de sus nalgas para besarla de manera desenfrenada. Un golpe
en la puerta los distrajo, Rhage gruñó.<br /> —¿Quién?
—Preguntó de mala manera, por lo que recibió un golpe de ella en
el brazo.<br />—Ya terminó la luna miel —dijo del otro lado
Nessa—. Hora de salir a cazar —dijo divertida.</span><br />
<div align="CENTER" style="line-height: 0.55cm; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: medium;"><u>CAPÍTULO
20</u></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br />Volvía
a encontrarse con Zsadist después de ese encuentro que había
comenzado en la cascada. No podía evitarlo, a pesar de lo que él le
había dicho, sentía vergüenza de enfrentarlo. Sólo sus hermanas
sabían lo que había sido en su pasado y nadie más. Pero se lo
había dicho, se lo había confiado. Nunca se lo había dicho a
nadie, pero sí a él. E investigar el por qué de su acción ya le
parecía demasiado.<br />Bueno, en realidad, se habían vuelto a ver en
la reunión, pero las miradas que habían compartido la ponían tan
nerviosa como el recuerdo de su conversación.<br />Esa noche iba
vestida toda de negro. No quería que nada en ella resaltara, quería
confundirse con la oscuridad de la noche.<br />Descendió la escalera,
donde ya todos se encontraban. Incluyéndolo. Estaba sentado en
suelo, con la espalda apoyada en una pared. Un fiero rubor se
extendió por su rostro, pero lo disimuló colocándose la capucha
que tenía su saco. Se paró a su lado y sólo se miraron una vez.
Aún así, la cercanía de él hizo que un calor nuevo se extendiera,
haciéndole ansiarlo.<br />Clavó su mirada en el reloj y no la alejó
de allí hasta que el sol por fin se puso. Zsadist se puso de pie y
todos salieron juntos. Una vez fuera, cada grupo se fue
desmaterializando hacia la zona que le correspondía patrullar esa
noche. Ellos dos eran los anteúltimos, antes de Wrath y Raysa. Se
desmaterializaron en un callejón oscuro junto a Screamer’s. La
zona aledaña al club era la que les correspondía esa vez.<br />Al
obtener forma sólida de nuevo, Nessa sintió un tirón en su
estómago. Más que acostumbrada a la sensación, no le hizo caso y
siguió a Zsadist fuera de aquel horrendo lugar.<br />Por un breve
momento, él la miró. Fue una mirada corta, que no duró lo que una
chispa, pero la vio y supo lo que había en ella. Levantó la
barbilla y caminó con tranquilidad y decisión. No iba a permitir
que sus miedos la acosaran. O al menos, no iba a demostrárselo al
macho.<br />Caminaron durante horas, sin encontrar absolutamente nada.
No entendía qué era lo que pasaba, pero después del maldito ataque
de esa cosa con sobredosis de esteroides, las calles habían estado
casi tranquilas, salvo algún esporádico ataque.<br />La situación no
sería tan mala sino fuera porque sabían que solo era la calma que
anticipaba la tormenta. Algo se estaba cociendo para desencadenarse
con todo su poder sobre ellos.<br />—Esto es condenadamente aburrido
—se quejó.<br />Zsadist solo asintió y siguió. Se notaba que
estaba tan molesto como ella. Aunque más que molesto, se lo notaba
ansioso, inquieto, como si todo el cuerpo le picara.<br />Le picaba
todo el maldito cuerpo. Y sabía exactamente por qué. Era por tener
a esa hembra cerca. Quería algo, lo quería profundamente, pero no
estaba bien ni dispuesto a ello. Era esa lucha interna la que hacía
que la piel le hormigueara.<br />Continuó caminando, tratando de no
prestarle atención. Nunca más.<br />Malditos asesinos sin alma.
Cuando más los necesitaba, los bastardos parecían haberse
desvanecido. Quería distraerse, y la sangre de sus enemigos
corriendo por sus manos le parecía la mejor manera de
hacerlo.<br />Estaba entrando en un estado de perpetuo mal humor. No es
que tuviera otro, pero ahora se había incrementado y sentía la
necesidad de atacar a cualquiera que solo lo mirara. Oh, sí, el
sabía que las hembras nunca traían nada bueno.<br />De repente, lo
que tanto ansiaba, apareció. El olor dulzón de talco para bebés
les llegó desde atrás. Dos lessers se les habían aproximado desde
atrás, pero la calle estaba demasiado iluminada y había algunas
personas en ella.<br />Sonriendo diabólicamente, Zsadist caminó unas
calles más, hasta encontrar un callejón especialmente oscuro. Si
evitaban usar las pistolas, no llamarían la atención de ninguna
forma. Se adentró en el callejón, intentando ignorar el pequeño
temblar de Nessa al ingresar en él, lo que se le suponía más
difícil, ahora que sabía el motivo de su reacción.<br />Se
confundieron con las sombras del lugar, desenfundaron sus dagas y
aguardaron. Un minuto después, los bastardos hicieron su aparición
con sendas cuchillas en las manos. El pálido color de sus cabellos y
su piel los delataban como asesinos experimentados. Las sonrisas de
anticipación y seguridad, tan parecidas a la suya propia, dejaban en
claro que eran realmente antiguos en el negocio.<br />Sin esperar un
segundo más, se lanzaron hacia ellos. Zsadist trabó su daga con la
cuchilla del lesser, como si de espadas se tratasen. Se alejó un
paso y luego le lanzó una estocada mortal al pecho, pero el lesser
reaccionó a tiempo y solo logró hacerle un pequeño corte. En
respuesta, el bastardo se lanzó hacia delante tratando de cortarle
el cuello, pero Zsadist se agachó y estirando una pierna, lo hizo
caer. Cuando el tipo cayó al suelo, saltó sobre el para clavarle la
daga en el pecho, pero logró tomarle la mano, al tiempo que con su
mano libre, detenía el golpe que el tipo le lanzaba.<br />De pronto,
sus sentidos le advirtieron que algo pesado volaba hacia ellos. Al
mirar hacia su derecha, vio que Nessa había lanzado al otro lesser
hacia donde se encontraban. Soltándose del agarre, giró hacia un
lado justo a tiempo. El lesser de Nessa cayó sobre el suyo y ambos
lanzaron un gemido de dolor por el impacto. <br />El tipo con el que
había estado luchando, tomó a su compañero y lo empujón contra la
pared, haciéndose que se golpeara la cabeza y cayera
inconsciente.<br />Nessa se dirigió al sujeto inconsciente con cara de
fastidio y lo eliminó, mientras que el otro se dirigía de nuevo
hacia él.<br />Zsadist se lanzó contra él, dispuesto a atravesarle
el pecho de una vez por todas, pero el sujeto lo esquivó y se puso a
sus espaldas. Giró, al tiempo que trataba de alejarse, pero el
lesser alcanzó a Zsadist en un brazo. El corte empezó a sangrar
profusamente.<br />De repente, Nessa se detuvo, como alcanzada por un
rayo. Fijó su vista en la sangre que manaba de la herida, caliente y
espesa, deslizándose por su brazo, goteando hacia el suelo.<br />La
hembra descubrió los colmillos, ahora sumamente largos y siseó, sus
pupilas dilatadas.<br />Z se dio cuenta de lo que sucedía con ella,
así que se apresuró, pues parecía que Nessa <i>no</i>
se daba cuenta de que otro lesser, también con un cuchillo, se
acercaba por detrás.<br />Ciegamente y con furia, se lanzó sobre su
lesser, quien se sorprendió ante el repentino ataque. Lo tomó del
cuello y golpeó su cabeza contra la pared del callejón, rompiéndole
totalmente el cráneo. Detrás de él escuchó otra vez un siseo,
pero esta vez de dolor. El asesino aún no había caído al suelo,
cuando Zsadist le atravesó el pecho con la daga.<br />Al voltearse,
vio que Nessa había sido herida en un brazo también, pero que esto
le había devuelto la conciencia otra vez, ya que había vuelto a
luchar contra lo que ahora eran dos lessers. <br />Sintiendo la
presencia de otro asesino a sus espaldas, dejó que Nessa se
encargara de sus oponentes. Él ya se encargaría más tarde de
ella.<i>Tonta,
tonta, tonta, ¡tonta!</i>,
pensaba mientras esquivaba los ataques de ambos lessers, <i>¿cómo
puedes distraerte tan fácilmente por un poco de sangre?</i><br />Claro
que sabía perfectamente la respuesta a eso. No era sólo
sangre, era la sangre <i>de
Zsadist</i>. Y tenía
sed. O sea, vamos, ella no habría reaccionado así ni aunque hubiera
un enorme chocolate tirado en medio de ese apestoso callejón, que no
cesaba de traerle espantosos recuerdos.<i>Pues
claro</i>, le dijo la
molestita voz dentro de la cabeza, <i>porque
al chocolate no lo necesitas para vivir. En cambio la sangre de ese
guerrero… Mmmm…</i><br />Muy
bien, ¿y su subconsciente se seguía manifestando cuando estaba
despierta? ¿No se daba cuenta que ahora mismo ella estaba luchando
por su vida? ¿Y por la de toda su raza?<i>Oh,
vamos, por favor</i>,
otra vez la voz, <i>no
te hagas la altruista ahora, hermana.</i><br />Maldito
su subconsciente por ser tan inoportuno.<br />Maldito Zsadist por ser
tan condenadamente irresistible.<br />Maldita ella por no haberle
pateado el trasero cuando debió, ya que así sus relaciones ahora se
limitarían meramente al hecho de querer matarse el uno al otro. Pero
no, tuvo que mostrarle su parte más débil, tuvo que otorgarle su
confianza.<br />—¡Nessa, deja de bailotear y mata a esos
desgraciados de una maldita vez!<br />Hablando de Roma…<br />Tomando su
otra daga de oro blanco en la mano izquierda, esquivó otro ataque y
luego se lanzó hacia delante. Pasó entre medio de ambos lessers y
se paró frente a sus espaldas. Era lo bueno de ser tan pequeña,
todos subestimaban su fuerza y su velocidad.<br />Antes de que ninguno
de esos malditos comenzara siquiera a pensar en voltearse, los
degolló desde atrás.<br />Cayeron al piso sacudiéndose apenas. Dio
vuelta a uno de ellos y comenzó a buscar en sus bolsillos hasta
encontrar su billetera. Luego se dirigió al otro.<br />Cuando terminó,
Zsadist ya se encontraba a su lado, con otras dos billeteras en la
mano.<br />—Bien, podríamos empezar yendo a la casa de este que solo
queda a unas pocas calles…<br />¬—De ninguna manera —la
cortó.<br />—¿Disculpa? ¬—Dijo ella, levantando una
ceja.<br />¬—Volveremos a casa. <i>Ahora</i>.<br />Bien,
de nuevo con el mismo cuento. Alzó la mirada del registro de
conducir que tenía entre las manos hacia Zsadist. Sus ojos negros
estaban más fríos que nunca.<br />Si se lo pedía de ese modo, ¿cómo
podía resistirse?<br /><br />Volvían a la mansión en su auto. Ella
sabía por qué estaba tan enfadado, así que un pesado silencio se
extendía entre ellos, hasta que finalmente le habló.<br />¬—No
entiendo como pudiste permitir que te sucediera eso —le espetó con
furia.<br />—Es sólo un maldito corte en el brazo. No sé de qué te
quejas si tú también tienes uno. Son gajes del oficio.<br />Vale.
Ella sí que sabía ser inoportuna.<br />¬—Sabes que no me refiero a
la herida, sino al hecho de que quedaras anulada sólo por ver un
poco de sangre.<br />Hizo un mohín con la boca que le sentaba
sumamente bien a sus labios rosados y con sus rizos tan
negros.<br />—Vale, vale. Estoy hambrienta, ¿ok?<br />—No me digas
¬—masculló.<br />El resto del viaje transcurrió en completo
silencio. A medida que avanzaban, Zsadist iba notando un cambio en
Nessa. Se había abrazado a ella misma y se había encorvado un poco
hacia delante, como queriendo encogerse para protegerse de algo. Su
mirada estaba perdida en un punto indefinido.<br />Al llegar, Zsadist
salió inmediatamente del auto y se dirigió rápidamente hacia la
mansión, cuando se dio cuenta de que se encontraba solo.<br />Al darse
la vuelta, vio a Nessa que aún seguía en el auto, encogida.<br />Se
dirigió hacia su lado del coche y abrió la puerta de un tirón.
Ella ni siquiera se inmutó.<br />—Nessa, vamos.<br />—Déjame, por
favor —dijo con la voz muy suave, tanto que tuvo que esforzarse
para oírla. Se encogió aún más, abrazando sus rodillas.<br />—Hay
que curarte esa herida, acompáñame.<br />—Déjame… ¬—en ese
punto, la voz se le quebró.<br />Zsadist no supo por qué lo hizo.
Tendría que haberla dejado allí en el auto y que resolviera sola
sus propios conflictos. A él no le importaba nadie, ni siquiera él
mismo. Así que simplemente debía dejarla allí con su pena y si
quería esperar al sol para que la achicharrara, pues allá ella.
Pero no lo hizo. No pudo hacerlo.<br />Pasó su brazo bajo sus rodillas
y la levantó. Ella no se resistió, solo se encogió un poco más,
dificultándole la tarea de cargarla. Pero algo en la hembra lo
sorprendió.<br />Sentía el miedo proviniendo de ella. Podía olerlo.
Ese olor acre era muy tenue, casi podía decir que se lo estaba
imaginando. Pero no era así, era real y provenía de
Nessa.<br />Entendiendo su reacción y odiándose por ello, la llevó
hacia su propia habitación, la más alejada de todas, en el pasillo
de las estatuas.<br />No sabía porque la había llevado allí, nadie
había entrado antes, ni siquiera su hermano Phury. Pero lo cierto es
que sentía que debía protegerla, cuidarla, consolarla y allí nadie
los molestaría.<br />Seguramente había alguna clase de veneno
alucinante en el cuchillo con el que ese maldito lesser lo había
herido. Eso o se había vuelto totalmente loco.<br />La colocó
suavemente sobre la cama, pero seguía sin moverse. Simplemente se
quedó allí, encogida en donde la dejó. Sus ojos eran turbios, sus
pupilas dilatadas como en el callejón, pero esta vez era diferente,
pues tenía la mirada perdida, como quién recuerda algo que
preferiría olvidar. Veía su propia mirada en las profundidades gris
plata de los ojos de Nessa. Y no quería eso.<br />Siguiendo un raro (y
sumamente estúpido) impulso, se sentó en el borde de la cama, junto
a ella. Alzó la mano y la pasó suavemente por esos rizos largos y
oscuros. No estaba seguro de cómo era una caricia, pero suponía que
la suavidad era necesaria. Su cabello, siempre tan rebelde, estaba
totalmente desordenado, sus rizos enredados y erizados por la lucha.
Le parecieron preciosos.<br />Siguió acariciando su cabello, hasta que
sintió que ella comenzaba a aflojarse, a serenarse. Vaya, quien
diría que él fuera capaz de calmar a alguien. Que alguien quisiera
que él lo calmara. <br />Maldita hembra, lo estaba embrujando. Debía
irse. Por su bien, debía irse <i>ahora</i>.<br />Pero
sólo siguió acariciándola y comenzó a tararear una
canción.<br />Después de un rato, Nessa dejó de tener la vista
perdida y su respiración de acompasó. Parecía estar saliendo de su
ensueño.<br /><i>Estaba
ahogándose bajo el peso de los recuerdos. Por dios, nunca la
abandonarían, siempre estarían con ella, atormentándola,
agobiándola. De nuevo estaba cayendo por ese largo agujero negro, la
oscuridad la envolvía, la engullía, la hacía parte de ella. Otra
vez se volvía simple escoria. De nuevo, una y otra vez.<br />Por
favor, por favor, ya no quería, ya no quería.<br />Otra vez la
estaban tomando, la arrastraban hacia donde querían, la dejaban
donde querían, le harían lo que querían. Lo sabía. Y tendría que
someterse, pues sino, no sobreviviría. <br />Era su destino. Era una
perdida en el mundo. Una olvidada. No era nada.<br />Por favor, por
favor, despacio. Otra vez no.</i>
Otra vez no.<i>Allí
estaba la mano, la veía, se alzaba, se dirigía a ella, allí
estaba, podía verla, iba a doler, iba a doler…<br />Pero no dolía.
No dolía en absoluto. Era suave e indecisa. Era amable.<br />Y no
cesaba, y no cambiaba.<br />Pero sí, sí cambiaba, se hacía más
decidida, pero no menos suave. Quizá incluso más. Y la suavidad le
transmitía… Tranquilidad. Confianza. Seguridad.</i>
Cariño.<i>Eran
caricias. Caricias de verdad.<br />Y un ángel cantaba.<br />A duras
penas, Nessa emergió a la superficie.</i><br /><br />Nessa
parpadeó, su mirada otra vez clara. Cerró los ojos un momento,
disfrutando de sus caricias. Luego los abrió de nuevo y lo miró.
Dejó de cantar y de acariciarla, pero dejó su mano sobre su
cabello.<br />—¿Zsadist?<br />—¿Ya estás bien?<br />—Yo… yo, sí,
estoy bien. Estem… Gracias.<br />—Creo que lo mejor será que no te
levantes, duerme aquí. Lo del brazo no parece de gravedad, así que
podrás esperar hasta mañana para ir a ver a Havers. Descansa.<br />—Pero
tú…<br />—Yo no uso la cama.<br />Vio como dirigía una rápida
mirada al delgado jergón que había en una esquina.<br />—Yo… Está
bien, puedo levantarme. Iré a mi habitación.<br />Por alguna razón,
le molestó que ella no quisiera quedarse. Por Dios, estaba
acostumbrado a que todos huyeran despavoridos de él como si fuera a
saltarles al cuello de un momento a otro. Pero simplemente le enfadó
muchísimo que ella también quisiera huir. Creyó que habían
llegado a un entendimiento, a una cierta confianza.<br />Se levantó de
la cama y le dio la espalda.<br />—Haz lo que quieras, no me importa
—le espetó con acritud.<br />Comenzó a quitarse las armas, mientras
seguía dándole la espalda. Sentía su mirada que lo seguía
mientras se movía, pero no se la devolvió.<br />Finalmente, ella
comenzó a levantarse. Se sentó en la cama y sacó sus pies afuera.
Pero cuando quiso pararse, se tambaleó.<br />Fue rápidamente hacia
ella y evitó que cayera de cara al suelo. Era un idiota, no tenía
que importarle si se hacía daño o no. Pero, maldito fuera, le
importaba. La volvió a colocar sobre la cama y ella se volvió
encoger, pero esta vez abrazando su estómago, como si le
doliera.<br />Conocía ese dolor, convivía con él. La sangre humana
de la que se alimentaba no era suficiente para mitigarlo, apenas si
era un leve atenuante.<br />—Estás hambrienta —no era una
pregunta.<br />—Sep, ¿no tienes un chocolate por ahí? —Lanzó una
breve risita.<br />—No entiendo de qué te ríes.<br />—Yo tampoco —y
volvió a reír.<br />—Creo que deberías ir a hablar con Wrath para
que pueda conseguir un macho del que puedas alimentarte. Y debes
hacerlo rápido, creo que lo has dejado llegar muy lejos.<br />—Estoy
acostumbrada al hambre, nunca me había pasado esto. Aún puedo
aguantar más si quiero —se detuvo y lo miró—. ¿Conseguir un
macho?<br />—Sí.<br />—Claro, por supuesto, un macho. ¿Cualquier
macho? —Preguntó, como repentinamente iluminada. Se sentó de
nuevo, pero esta vez lentamente.<br />Por alguna razón, volvió a
sentarse a su lado. Su olor era delicioso. Lo había sentido antes,
pero hasta ahora no le había prestado atención. Era dulce y…
fresco. Como una brisa marina. Y lo puso instantáneamente duro.<br />Ah,
maldición, ahí estaba otra vez. Odiaba como reaccionaba su cuerpo.
Disimuladamente, trato de taparse con el abrigo que aún sostenía en
las manos.<br />—Cualquier macho que Wrath y la Virgen Escriba
aprueben, sí.<br />—Supongo que en tal caso, debe ser un macho de
valía, no cualquier mequetrefe.<br />—Eh, sí —respondió con
cautela. No sabía a donde quería llegar ella.<br />—¿Y cómo
sabrán que es un buen macho?<br />¬—Me aseguraré de que así sea
—dijo con fiereza.<br />Ella extendió la mano y la posó sobre la
suya. Esta vez no la alejó. La sonrisa que le dedicó literalmente
resplandecía. Su erección dio un doloroso tirón.<br />—Gracias,
Zsadist.<br />De repente, en su mente vio la imagen de los dos juntos,
sobre su cama. Él encima de ella, tocándose, acariciándose,
sintiéndose, se vio llenándola…<br />Eso estaba mal. Eso estaba
malditamente mal. Se levantó y volvió a darle la espalda, tratando
de ignorar el maldito montón de brasas que había entre sus
piernas.<br />Lo sabía, tendría que haberla dejado en el auto.<br />—Pero,
¿sabes? Yo sé como podrías hacer para procurarme un macho adecuado
ahora mismo.<br />¿Cómo podía ella ignorar lo que le estaba pasando
en su cuerpo? ¿Es que no se daba cuenta de que quería…? Dios, no
podía ni siquiera pensar esa palabra. Tal vez se estuviera haciendo
la que no sabía.<br />—¿Cómo podría hacerlo, Nessa? ¬—Preguntó,
ignorante.<br />—Aliméntame tú.<br />Nunca podría haber predicho una
reacción tan exagerada.<br />Zsadist se dio la vuelta y la fulminó
con la mirada, mientras una furia helada exhalaba de él como una
ola.<br />Se acercó rápidamente a la cama, apoyó las manos a cada
lado de su cabeza y acercó su cara, obligándola a recostarse otra
vez.<br />No entendía la razón por la que reaccionaba de esa forma.
Era totalmente innecesario y… los malditos tatuajes en su cuello y
muñecas significaban algo.<br />¬—Oh.<br />Que grandísima falta de
tacto la de ella.<br />—Zsadist, lo siento…<br />—¿Crees que estoy
obligado a darte de mi vena?<br />—No, no… No quise…<br />¬—Maldita
seas si lo crees, hembra.<br />—¡No creo eso, Zsadist!<br />—No me
digas, pequeña embustera.<br />Ahora, eso logró enojarla de veras.
Puso las manos sobre el pecho de Zsadist y lo empujó. Él retrocedió
unos pasos y ella aprovechó para levantarse y enfrentarlo. Gracias
al cielo, no se cayó. Eso habría arruinado el efecto.<br />Le clavó
el dedo índice en el pecho y le habló con dureza, tratando de
ignorar las lágrimas que se estaban juntando debajo de sus
párpados.<br />—Tú, pedazo de… No estaba tratando de aprovecharme
de ti, no <i>quiero</i>
aprovecharme de ti, sólo…<br />¬Él solo la fulminaba con la
mirada, y aunque no fuera literal, ella sentía los dardos que sus
ojos lanzaban clavándose en su piel. Un segundo de estupidez y había
echado a perder la confianza que había logrado conseguir. No sabía
con quien estaba más enojada, si con él o con ella misma.<br />—No
lo dije para molestarte, sé que esos —señaló los tatuajes—, no
son precisamente un souvenir de un lugar feliz… Lo dije por… Yo,
yo…<br />—¿Por qué, Nessa? ¿Por qué lo dijiste? —Preguntó
filosamente.<br />—Porque… ¡Porque para mí sería un honor
alimentarme de ti! —Gritó cerrando los ojos y apretando los
puños.<br />Zsadist refrenó su furia un momento, debido a la imagen
que Nessa presentaba en ese momento. Parecía una niña pequeña
pidiendo algo que, sabía, estaba muy por encima de ella, y aún así,
quería.<br />Su erección llegó a un punto realmente doloroso
mientras un extraño sentimiento lo invadió. No le encontraba
sentido, era cálido… Sentía una enorme ternura hacia esa
hembra.<br />Se quedó allí, quieto, mirándola, sin saber qué decir
o qué hacer a continuación.<br />Nessa suspiró, aflojó los puños y
dijo con apenas un hilo de voz:<br />—Lo siento.<br />Comenzó a
caminar hacia la puerta, pero cuando pasó por su lado, la tomó del
brazo, deteniéndola. La hizo girar hasta quedar frente a él, pero
seguía con la mirada baja. Con su otra mano, le tomó el mentón e
inclinó su rostro hacia arriba. Grandes lágrimas surcaban sus
mejillas y veía en sus ojos grises que se encontraba horrorizada por
estar llorando, por haber expuesto otra vez tan abiertamente lo que
sentía.<br />Sin darse cuenta de lo que hacía, le limpió el llanto
con sus dedos.<br />—No llores —fue casi un ruego.<br />—Oh, no, si
no estoy llorando. Es la cebolla. Fritz debe estar cocinando algo con
cebolla. Tal vez debería decirle que no la use tanto, porque detesto
la cebolla, no me gusta, tampoco me gusta el tomate y el…<br />Apoyó
el dedo índice sobre sus labios para interrumpir ese discurso tan
absurdo. Se arrepintió al instante. La suavidad de esa boca envió
una descarga por toda su espina dorsal. No entendía porqué lo
hacía, pero debería admitirlo ante sí mismo: La deseaba.
Profundamente.<br />Pero sabía que nunca la tendría, ella no querría
y aunque quisiera… no podría mancillarla de esa forma.<i>Mía</i>,
pensó sobresaltándose. Quería, ansiaba, <i>necesitaba</i>
estar dentro de ella. Y si no podía hacerlo de una forma, por Dios
que lo haría de otra.<br />—Está bien, de acuerdo. Te daré de mi
vena.<br />Ella se alejó un paso, negando con la cabeza. Los dedos le
dolieron ante la lejanía de aquellos labios.<br />—Está bien, Z, no
lo hagas. Fue muy desconsiderado de mi parte pedírtelo, sé que hay
marcas que son imposibles de borrar, marcas que nos se ven y que son
más perpetuas que esos tatuajes.<br />Lo miró a los ojos otra vez, y
vio en ellos vejez y dolor. Otra vez, vio su mirada en los ojos de
ella y detestó eso.<br />—Ven aquí —le dijo suavemente.<br />Quería
borrar esa mirada de ella, quería su risa y su desfachatez, quería
que se enojara y peleara con él. Pero no quería ver en ella a un
igual.<br />La tomó del brazo otra vez y la arrastró, mientras
caminaba hacia atrás, hacia una silla abandonada en una esquina. Se
sentó en ella y luego atrajo a Nessa hacia su regazo. Su excitación
no había remitido, pero no le importó. Quería sentirla cerca.<br />Ella
se puso rígida e intentó levantarse, pero la retuvo con un apretón
suave.<br />—Bebe de mí.<br />—Z, no seas idiota, no tienes porqué
hacerlo, tienes tazón, hablaré con la Virgen Escriba y ella me
conseguirá a otro macho…<br />—¡No! —Gritó.<br />Nessa se
sobresaltó e intentó alejarse otra vez, pero de nuevo la retuvo,
aunque no tan suavemente. La imagen de ella alimentándose de otro
macho le repugnó, lo enfureció.<i>Mía.</i><br />Gruñó.<br />—Sólo
aliméntate, ¿sí? —Le dijo sin demasiada cortesía.<br />Lo miró
un momento, todavía dudando. Entonces tomó su muñeca.<br />Suspiró.
Interiormente, le agradeció el gesto, ya que a pesar de que quería
alimentarla, aún no estaba preparado para tener a una hembra
alimentándose de su cuello.<br />Nessa le dio vuelta el brazo, dejando
hacia arriba la cara posterior de la muñeca. Luego, con los ojos
cerrados, comenzó a pasar dos dedos por el área del tatuaje.<br />—¿Qué
estás haciendo? —Le preguntó cuando sintió un cosquilleo en la
zona y como si se… mojara.<br />Abrió los ojos, pero no lo
miró.<br />¬—Mi elemento es el agua, y los cuerpos están
compuestos en un setenta por ciento por ella. Sólo estoy acumulando
una mayor cantidad en esta zona para hacer la piel más suave, más
frágil. Así no te dolerá cuando te muerda.<br />Quedó sorprendido y
aterrado por sus actos. Quiso abrazarla. Quiso quitarla de un empujón
y salir corriendo de allí. Quiso agradecerle, quiso protegerla. Pero
por sobre todo quiso gritarle que se fuera de allí y lo dejará en
paz, que no volviera a molestarlo, que se alejara de él para
siempre. Esa hembra estaba salteando las barreras que había impuesto
entre él y el mundo hacía mucho, barreras que ni siquiera a su
gemelo le había permitido franquear.<br />Pero no pudo hacer nada,
porque en ese momento ella lo mordió.<br />Era cierto, no sintió
dolor. Pero sentía el tirón cada vez que ella chupaba y la deseó
más que nunca.<i>Mía,
mía, mía.</i><br />Y
ella que creía que el chocolate era lo más delicioso que había
probado en la vida.<br />Claro que eso fue hasta que probó su
sangre.<br />La sangre de Zsadist tenía un sabor intenso, que le
quemaba la boca con su calor y la llenaba de un poder
inconmensurable. Era la sangre de un guerrero. De <i>su</i>
guerrero.<br />El dolor que la sed le provocaba se iba borrando poco a
poco y una alegría inmensa lo sustituía. Era así de simple.
Bebiendo de la vena de Zsadist, ella se sentía feliz y dichosa como
nunca se había sentido. Le había permitido alimentarse de él, la
había acercado a su cuerpo, la estaba sosteniendo. Quería reír,
pero ahora mismo tenía algo más importante que hacer: Llenarse de
él.<br />Chupó con fruición, degustando el exquisito manjar que era
su vena, queriendo que ese momento no acabase nunca y mantenerse ahí
de por vida, bebiendo de él.<br />Sabiendo cuán escasa era la dicha
en su vida, se dedicó a disfrutar del momento.<br />Diez minutos
después, ella terminó. Separó la boca y le lamió la herida. Sabía
que lo hacía para que cicatrizara más rápido, ¿pero cómo
explicárselo a la cosa que tenía dentro de los
pantalones?<br />Finalmente, Nessa se separó de él y se quedó parada
en medio de la habitación, mirando hacia el suelo, balanceando un
poco hacia atrás y hacia delante sobre sus pies. Tenía las mejillas
sonrosadas. De nuevo le parecía solo una niña.<br />—Yo… <i>Te
lo agradezco, Zsadist, hijo de Ahgony. Agradezco el regalo de tu vena</i>
—dijo en el idioma antiguo.<br />Sólo atinó a hacerle un
gesto con la cabeza, y a continuación comenzó a ordenar las cosas
que habían quedado esparcidas por ahí. Necesitaba un poco de
distancia para calmarse, para centrarse de nuevo. Había estado
demasiado cerca de ella, había cedido demasiado.<br />Cuando terminó
de guardar sus armas, se volteó hacia ella, que seguía allí.<br />—¿Ya
te sientes bien?<br />—Sep.<br />—¿Necesitas algo
más?<br />—Nop.<br />—Bien.<br />—Bien.<br />Seguía allí,
balanceándose y sin mirarlo. El olor de ella le llegó de
nuevo, más fuerte que antes. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no
ronronear. Ya la había alimentado, ¿no? Tenía que sacarla de allí
<i>ahora</i>.<br />—¿Sucede
algo? —No quería sonar grosero, pero lo estaba poniendo
nervioso.<br />—Nop.<br />—¿Y por qué sigues ¬aquí?<br />—Yo,
estem…<br />—¿Quieres que te acompañe a tu habitación?<br />—No,
no. Está bien, tienes razón, ya me voy.<br />Se dirigió hacia la
puerta y la acompañó hacia allí, para abrírsela.<br />Cuando cruzó
el umbral, se volteó y lo miró directamente a los ojos. Antes de
que pudiera darse cuenta de sus intenciones, ella se puso en puntas
de pie, estiró su cuello y le plantó un suave y casto beso en lo
labios.<br />—Adiós —susurró, y luego se alejó corriendo sin
mirar atrás.</span></div>
<div align="CENTER" style="line-height: 0.55cm; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: small;"><u><b>CAPÍTULO
21</b></u></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br />Wrath
se estaba preparando para salir. Estaba completamente armado, su
cuerpo cubierto de cuero negro, sus armas protegidas de la vista por
el largo sobretodo negro. Cuando terminó de revisar sus armas, las
Beretta con sus respectivas balas, las dagas negras de la Hermandad y
sus infaltables estrellas arrojadizas. Suspirando, molesto, se
dirigió en busca de su hembra.<br />Sus hermanos hacía rato que se
habían marchado en grupos como se había designado en la reunión,
con la diferencia de que ellos se habían demorado a causa de la
discusión que tuvieron. <br />Diablos, toda esta situación lo ponía
de mal humor. No quería que ella saliera a patrullar con la amenaza
del híbrido al que no sabían como eliminar pesando sobre sus
cabezas. Pero claro, la hembra era tan malditamente terca y el que no
saliera a patrullar estaba fuera de discusión para ella. Había
probado todas las maneras posibles de convencerla: enfadándose,
prohibiéndole, hasta casi se lo había rogado tratando de hacerle
entender su miedo a perderla, pero no había logrado nada, solamente
que lo mirara altiva y el ácido comentario que le lanzó antes de
marcharse contoneando las caderas: <i>Cuando
tú ni siquiera estabas en la mente de tus padres, yo ya asesinaba
lessers y protegía a la raza, Wrath. No me subestimes.</i><br />Y
ahora allí estaba él, esperándola en el vestíbulo, como el
maldito macho emparejado que era, temeroso de que le sucediera algo a
su hembra, y salir con ella esa noche era la única forma que tenía
de asegurarse de que nada le sucediera. Confiaba en las habilidades
de Raysa, pero el temor a perderla era tan grande que su corazón
dolía y no quería ni siquiera pensarlo.<br /><br />Arriba en su
habitación, Raysa guardaba sus dagas y el celular. Recorrió con la
mirada la hermosa habitación mientras sonreía. Ya no era su
habitación, debido a que últimamente pasaba más tiempo en la
habitación de Wrath. Sólo iba allí a cambiarse de ropa o
prepararse como ahora para salir a luchar.<br />Estaba vestida de negro
como la noche, pantalones de cuero que se adherían a sus piernas y a
su redondeado trasero, una camiseta ajustada sin mangas, botas estilo
motorista y un sobretodo que escondía las dagas de la mirada de los
extraños. Su largo cabello rubio estaba sujeto en una trenza que
acariciaba su espalda.<br />Miró la hora y maldijo mientras recorría
la casa con paso presuroso hasta llegar a lo alto de la escalera.
Allí pudo verlo. Se detuvo para mirarlo y el amor que sintió por él
la golpeó de lleno en el pecho. <br />Sintiendo su presencia, Wrath se
volvió a mirarla y se acercó al final de la escalera para
esperarla, mientras la observaba bajar con gracia felina.<br />—¿Lista,
leelan? —Preguntó con voz ronca, mientras su entrepierna latía de
deseos de tumbarla allí mismo y poseerla. <br />Ella sintió su deseo
y la necesidad de tenerlo dentro suyo casi la hace olvidar todo, pero
la imagen del híbrido lastimando a sus hermanas pasó por su mente.
Cuadró los hombros y pasó al lado del macho mientras le decía:<br />—Más
que lista. Nos vemos en el ZeroSum —agregó mientras
desaparecía.<br />Wrath apareció a su lado en un parpadeo.<br />En
silencio fueron caminando por las calles vacías donde sólo se
escuchaban sirenas de vez en cuando.<br />Estaban recorriendo un parque
cercano cuando ambos giraron con brusquedad ante el inequívoco aroma
de talco para bebés.<br />En seguida, entre las sombras de los
árboles, pudieron divisar a cuatro lessers acercándose a
ellos.<br />Wrath pudo sentir como su cuerpo se tensaba preparándose
para la lucha y giró un momento para contemplar a Raysa.<br />La
hembra estaba en posición de lucha. Una mano se encontraba perdida
en su espalda, tanteando ya sus dagas, mientras no despegaba la
mirada de los lessers. La observó con admiración y en ese momento
comprendió su necesidad de luchar.<br />Los lesser se dividieron, dos
de ellos se desviaron hacia Wrath y dos hacia la hembra.<br />En ese
mismo instante uno de los que se acercaban al macho cayó con un
gemido mientras se tomaba la garganta, tratando de detener la
hemorragia que había causado la estrella arrojadiza al cercenar la
vena. Quedó tendido en el asfalto, debilitado por la pérdida de
sangre, pero sin duda aún con vida.<br />Con uno fuera de combate,
embistió con fuerza contra el otro, pateándolo con fuerza, haciendo
que se doblara, pero no notó que el lesser sacaba un cuchillo y se
reponía rápidamente buscando lastimarlo. Wrath saltó hacia atrás
evitando apenas que el cuchillo cortara su estómago. Hizo una
barrida con sus largas piernas tomando desprevenido al lesser que no
pudo apartarse a tiempo, tampoco demoró en agazaparse contra el
débil cuerpo y enterrar la daga con saña, justo en donde alguna vez
estuvo el corazón, haciendo brotar la negra sangre, acabando con su
vida. Se acercó al primer lesser que había atacado y terminó con
su trabajo.<br />Luego giró rápidamente para ayudar a su hembra pero
se detuvo abruptamente ante lo que vieron sus débiles ojos. Era como
si estuviera contemplando una danza antigua, Raysa se movía con tal
rapidez que con cada movimiento sorprendía con un golpe a los
lessers antes que pudieran atacarla.<br />Raysa se sentía viva, la
adrenalina que corría por su cuerpo era increíble. Golpeó en el
estómago a uno de los lessers, haciéndolo caer de rodillas mientras
giraba y descargaba una fuerte bofetada sobre el otro, haciéndolo
retroceder. Con furia, vio como sacaba un arma de fuego y le
apuntaba. Sin dudar un segundo sintió su poder recorrer su cuerpo.
La tierra tembló unos segundos.<br />Lo último que pudo ver el lesser
armado fue como cambiaban los ojos de la guerrera, oscureciéndose
antes de que la raíz saliente de uno de los árboles cercano lo
perforara justo en el lugar donde debería estar el corazón,
dejándolo caer sin vida mientras el arma chocaba contra el suelo
emitiendo un seco sonido.<br /><br />Sin darle tiempo al lesser que había
golpeado primero, descargó una patada en su barbilla haciéndolo
caer hacia atrás varios metros y en un parpadeo desenfundó una de
sus dagas hundiéndola en el blando, abriéndolo, antes de que
estallara en una voluta de humo.<br />Se irguió lentamente mientras
limpiaba su daga, la enfundó mientras giraba lentamente.<br />Wrath se
acercó a la hembra con el corazón latiendo furiosamente. Había
dejado de respirar por un momento cuando había visto que la
apuntaban con un arma… Estuvo a punto de actuar cuando el
movimiento en la tierra lo frenó y pudo ver como terminaba con la
vida del lesser con la ayuda de su poder. <br />Diablos, ahora
comprendía cómo las hembras salieron victoriosas en tantas
batallas. Si el poder de Raysa lo sorprendió, aún sin utilizarlo
demasiado, el poder de las cuatro guerreras combinado debía ser algo
impresionante y sumamente peligroso.<br />Raysa lo miró a los ojos
mientras Wrath cerraba distancias y se acercaba a ella con grandes
zancadas.<br />Antes de que pudiera hacer algún movimiento o articular
palabra, el macho la tomó entre sus enormes brazos aplastándola
contra su cuerpo, haciéndola consciente de lo mucho que la deseaba,
aún más luego de verla luchar contra sus enemigos.<br />Gimió
mientras entrelazaba los brazos por el grueso cuello masculino, abrió
la boca para dejar entrar la lengua del macho que se hundió en ella,
explorándola con pasión y a conciencia, mientras ella lo tentaba
succionándola, llenándolo de promesas de largas horas de
sexo.<br />Wrath se sacudió cuando sintió la respuesta de su hembra.
<i>Mía</i>,
la palabra llenó su mente mientras se separaba brevemente de su boca
para mirarla, se quitó las gafas y la observó nuevamente. Mientras
acariciaba su boca le daba breves besos, la lamía y daba mordiscos
suaves, tentativos.<br />—Te amo, leelan. Demonios, ¡como te amo!
—Dijo antes de tomar nuevamente su boca, pero con un beso distinto,
penetrándola lentamente, retirándose y avanzando con ese ritmo tan
familiar para sus cuerpos.<br />Estuvieron unos largos minutos
besándose, disfrutando de la cercanía y la pasión.<br />Con
renuencia se apartaron. Con una camaradería recién descubierta, los
guerreros limpiaron la zona, juntaron los frascos. Borrando toda
evidencia de lucha, dieron un último vistazo y destellaron a la
mansión.<br /><br /><br />Wrath se encontraba sentado en su oficina muy
pensativo.<br />Habían pasado tantas cosas en tan poco
tiempo.<i>Maldición</i>,
se dijo a sí mismo. No podía seguir dando largas al asunto, tenían
una nueva amenaza muy grande frente a ellos, debía asumir su
responsabilidad, ocupar el lugar que le correspondía por nacimiento,
aunque eso significara dejar de luchar junto a sus hermanos.<br />No
había vuelta atrás… la decisión estaba tomada.<br />Con un hondo
suspiro se puso de pie y desapareció de la habitación.<br />Destelló
en el otro lado, se volvió y la vio, parada junto a la fuente.<br />Se
acercó lentamente, pero con paso firme y se arrodilló ante la
figura femenina, inclinando la cabeza.<br />La dulce voz sonó
clara:<br />—Guerrero, es todo un honor tu visita. Sé a que has
venido, pero aún así quisiera escucharlo de tu boca —le dijo en
tono majestuoso.<br />Wrath cuadró los hombros, inspirando con fuerza.
Tenía la decisión tomada y aún así le costaba que las palabras
salieran.<br />—Virgen Escriba… —aspiró hondo nuevamente—. He
decidido que ante las circunstancias adversas por las que está
atravesando la raza, necesitan un líder…. Yo… He decidido hacer
honor de mi linaje y asumir como rey para guiarlos —las últimas
palabras salieron con un gruñido. <br />La pequeña figura se acercó
un poco más, echó atrás la capucha descubriendo su cabeza, antes
de soltar una risilla que hizo que el cuerpo del macho se
tensara.<br />—¿Este cambio en tu actitud, guerrero, es sólo por
eso? Hace siglos que no me buscas, ni tú ni tus hermanos. Haz roto
tu compromiso con la shellan que eligieron tus padres para ti, te
vinculas con otra hembra que no es adecuada ¿y piensas que tomando
esta actitud no voy a decir nada con respecto a todo lo que hiciste o
hagas de aquí en más? Estás equivocándote, guerrero —soltó
enfadada.<br />El macho irguió la cabeza de un tirón cuando la Virgen
Escriba mencionó a su hembra. Había acudido al Otro Lado para
informarla de la decisión, no para que juzgara sus actos y menos aún
a la hembra que había elegido como compañera.<br />—Por favor no
malentienda mi visita, Su Santidad —gruñó Wrath mientras
escuchaba el grito ahogado de la Virgen Escriba—. Vine hasta aquí
para darle lo que pensé que sería una noticia que le alegraría.
Quería contarle de mi decisión porque me gustaría que trabajemos
juntos. En cuanto a Raysa, es la hembra que elegí como mi shellan,
no hay ninguna otra para mí —le contestó mirándola fijamente. Su
tono de voz, no dejaba nada a discusión sobre sus sentimientos, pero
tampoco faltaba el respeto a la Virgen Escriba.<br />Con sus débiles
ojos pudo notar como se esforzaba tratando de calmarse ante la
notable falta de respeto del macho.<br />—No voy a hacer alarde de
mis poderes ni voy a castigarte por esta actitud, pero eso no
significa que esté de acuerdo con lo que haz hecho. No te
acostumbres a esta faceta mía, porque no la volverás a ver —le
reprochó con tono suave pero a la vez firme—. Sin embargo, si esas
elecciones y esos cambios te trajeron hasta aquí ahora y te llevan a
hacerte cargo de tu pueblo después de tantos siglos, que así sea
—le dijo mientras retrocedía dejando en el aire un aroma a
lilas.<br />Wrath no se incorporaba aún cuando soltó la última
noticia:<br />—Voy a tomar a Raysa como mi shellan, Su Santidad. Será
mi reina, si ella me acepta.<br />La figura se detuvo en seco ante sus
palabras y giró lentamente volviendo su atención a él.<br />El macho
pudo sentir su enojo, su furia, pero no iba a desdecirse. Amaba a
Raysa, amaba a esa terca guerrera, se había apropiado de su corazón
antes de que pudiera darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Si
estaba allí en ese momento, aceptando sus responsabilidades, era por
ella. Por el macho que quería ser para ella. Para vivir esta nueva
etapa con ella a su lado para apoyarlo. No podía esperar para
pedírselo como debía.<br />La Virgen Escriba soltó una irónica
risita.<br />—Siempre y cuando acepte compartir la enorme
responsabilidad que implica reinar a tu lado. ¿Estás totalmente
seguro de que te ama bastante como para abandonar todo lo que conoce
por emprender contigo este camino, guerrero? ¿Realmente, en lo
profundo de tu corazón, crees que te ama lo suficiente? Yo que tú,
se lo hubiera preguntado antes de presentarte ante mí en forma tan
irrespetuosa. Pero ve, guerrero, habla con ella. Si te acepta, yo
misma presidiré la ceremonia de unión —le respondió ahora seria
y pensativa, antes de acercarse—. Levanta tu mano, quiero que ella
lleve esto —dijo colocando en su mano un anillo de oro con un rubí
engarzado del tamaño de una nuez.<br />El macho cerró su mano sobre
la joya. El Rubí Saturnino. <br />—Voy a tratar de
ser un buen rey para nuestra raza, Analisse —le dijo suavemente—.
Deseo que trabajemos juntos, que devolvamos a nuestra gente la
esperanza. Me gustaría contar con tu ayuda —finalizó casi con un
susurro.<br />La Virgen Escriba suspiró y la tensión la fue
abandonando.<br />—Tienes mi ayuda, guerrero. Devolvamos la gloria a
nuestra raza. Ahora márchate, hay mucho trabajo por hacer —le dijo
mientras se dirigía nuevamente hacia la fuente dando por finalizada
la charla.<br />Wrath se incorporó con agilidad y destelló hacia la
mansión.<br /><br /><br />Raysa aporreaba con energía el saco, descargó
una serie de patadas mientras se movía con facilidad alrededor,
girando y descargando patadas y puñetazos.<br />Hacía rato que estaba
en el gimnasio. Había pasado por la oficina de Wrath para pedirle
que se uniera a ella en el entrenamiento, pero no lo había
encontrado. Nadie sabía donde estaba. Se sentía ansiosa, no sabía
por qué. Además, ¿qué decir sobre la felicidad que estaba
experimentando, nada normal en su vida? pensó, mientras fruncía
levemente el ceño.<br />Sintió ese particular hormigueo en el cuerpo
y giró con una sonrisa para encontrar a Wrath que la estaba
observando.<br />El macho observó la silueta de la hembra, vestida
sólo con un top de color oscuro y unos shorts del mismo color que
apenas le cubrían el redondeado trasero, dejando las largas piernas
al descubierto.<br />Su deseo se disparó aún más cuando sintió su
aroma a jazmines. No tuvo tiempo de acercarse, ya que ella lo hizo
corriendo frenando a último momento frente a él, insegura.<br />Estiró
los brazos y la rodeó, acercándola a su cuerpo.<br />—¿Qué
sucede, leelan? ¿No me echaste de menos? —Le preguntó mientras
mordisqueaba sus labios, instándola a abrirlos para él.<br />Gimiendo,
la hembra entrelazó un brazo por su cuello, mientras con la mano
libre le acariciaba los sedosos cabellos, apretando su cuerpo contra
el del macho, sintiendo como su erección presionaba contra su
estómago.<br />Con un gruñido tomó su trasero y la levantó mientras
sentía como la hembra le rodeaba las caderas con las piernas, se
encaminó hacia una de las camillas de ejercicios que había en el
lugar.<br />—Te extrañé, Wrath —gimió entre beso y beso. Sentía
como las manos del macho recorrían su cuerpo, deteniéndose en sus
pechos, masajeándolos.<br /> Wrath estaba totalmente fuera de
control. Se quitó la chaqueta y al tirarla al suelo, el anillo que
se encontraba en el bolsillo salió rodando, recordándole el motivo
por el que estaba allí. ¡Demonios! Había ido con el propósito de
hacer las cosas bien con la hembra y no pudo contener su deseo. Esta
vez haría las cosas como debía.<br />Con un gemido, se apartó de
Raysa, sorprendiéndola.<br />—¿Sucede algo malo, Wrath? —Le
preguntó al sentir que se apartaba de ella.<br />Acarició su rostro
mientras le sonreía de forma tranquilizadora. Se inclinó y tomó el
anillo.<br />—Hay algo de lo que tenemos que hablar, Raysa. No te
preocupes, no sucedió nada malo, te busqué porque hay algo que
quiero pedirte… o más bien, preguntarte —le dijo con voz
profunda.<br />Raysa se incorporó mientras lo miraba extrañada, ya
que no lo había visto así nunca.<br />—Vine aquí a buscarte con
una sola intención —le dijo mientras entrelazaba su mano libre con
la de ella y la miraba fijamente, deseando con todo su ser poder
verla con claridad—. Raysa, quería pedirte que fueras mi shellan
—le dijo con un susurro.<br />Raysa boqueó por la sorpresa que le
causaron las palabras del macho. Sintió un calor en el pecho y las
lágrimas se agolparon en sus ojos, al mismo tiempo que una sonrisa
amorosa se dibujaba en sus labios. Iba a contestarle cuando se dio
cuenta que no había terminado de hablar.<br />—Hay más, leelan, hay
más cosas que debes saber antes de darme una respuesta —le dijo
mientras la preocupación surcaba su rostro—. Si me aceptas como tu
hellren, hay obligaciones que vendrán junto con eso, obligaciones
que cambiarían nuestras vidas para siempre. Debes saber que acepté
liderar nuestra raza. No voy a pelear más junto a la Hermandad, ya
mi deber será otro. Desde hoy y hasta el fin de mis días haré
honor a mi herencia y seré el rey que debí ser desde hace tiempo
—escuchó como contenía el aliento ante su noticia y se forzó a
continuar con una calma que estaba lejos de sentir—. Y si tú
aceptas, si aceptas acompañarme y compartir tu vida conmigo, estarás
aceptando éstas condiciones, Raysa. Al ser el pilar de la raza
deberemos desempeñar otras actividades y ser más cuidadosos con
nuestra seguridad, mantenernos a salvo y eso implica que ya no podrás
salir a pelear, leelan. Tendremos otras peleas, pero ya no más como
las de ahora —le dijo mientras sentía que el aire desaparecía de
su cuerpo, dejándolo exhausto. Nunca se había sentido tan expuesto
o vulnerable como ahora, de pie frente a la hembra que amaba.<br />Raysa
trataba de asimilar todo lo que había dicho Wrath. Le había pedido
que fuera su shellan, pero las cosas no serían como antes. Su cuerpo
se tensó al recordar su última frase, la que había frenado su
rápida respuesta: <i>Ya
no podrás salir a pelear, leelan. Tendremos otras peleas, pero ya no
más como las de ahora</i>.
Sacudió la cabeza tratando de aclarar su mente. Levantó la mirada y
vio su cabeza baja. Incluso en esa postura, su porte era orgulloso.
Su guerrero. No, no más su guerrero… Su Rey. Su corazón se detuvo
mientras caía realmente en cuenta de toda la situación. <br />No
podía hacerlo, pensó con pánico, no podía decirle que sí. Amaba
a ese macho con toda su alma, pero… dejar de luchar… Era todo lo
que sabía hacer, era todo lo que conocía, era en lo que realmente
se destacaba. Dejarlo… y para siempre…<br />Inspiró nuevamente,
tratando de hablar. Miró a Wrath nuevamente mientras sentía las
lágrimas correr por sus mejillas, la garganta se le cerró ante el
dolor que estaba experimentando. Cuando sintió que el macho
levantaba la cabeza y clavaba la mirada en ella, su cuerpo se tensó
aún más.<br />Wrath sintió el cuerpo de la hembra tan tieso que supo
que la respuesta no era la que esperaba. Deseó no haberse
apresurado, por un instante quiso volver el tiempo atrás y borrar
todas las decisiones tomadas, anheló ser sólo el guerrero que ella
conocía, el que no tomaba en cuenta su linaje ni sus obligaciones,
al que solo le interesaba la lucha. Pero era en vano, se había
convertido en otro debido a su amor y ver que ella no se sentía de
la misma forma, que su amor no era tan profundo como el suyo, rompió
su corazón en mil pedazos.<br />Se aclaró la garganta, sonrió
tristemente y con voz ronca por la emoción murmuró mientras
acariciaba sus labios suavemente con los dedos:<br />—Debí esperar
algo así. la Virgen Escriba me lo anticipó y no quise tenerlo en
cuenta. No debí asumir que todo saldría como quería, que tomarías
las mismas decisiones que yo y aceptarías todo sin decir palabra. En
parte, el hecho que discutas conmigo y que no aceptes todo lo que
ordeno es una de las cosas que hizo que te amara como lo hago. Es tan
irónica la situación — dijo mientras se iba alejando, con los
hombros hundidos, arrastrando los pies como si el peso del mundo
descansara sobre sus hombros.<br />Raysa gimió de dolor ante sus
palabras y mientras lo veía marcharse ahogó un sollozo.<br />—Wrath,
espera, por favor —dijo mientras corría y lo tomaba del brazo. Su
corazón se negaba a dejarlo ir sin explicarle todo lo que sentía—.
No entiendes, yo…<br />—No te preocupes, Raysa, esto pasará. No
debí apresurarme.<br />La hembra tomó su rostro entre las manos y lo
obligó a mirarla.<br />—No entiendes, Wrath. Necesito pensar. Por
favor, no creas que no te amo. Todo esto me tomó por sorpresa, jamás
imaginé que al despertar y venir aquí me sucederían tantas cosas,
ni siquiera en sueños creí que alguien podría amarme como tú lo
haces. Necesito poner en orden mi cabeza, todo es tan confuso… Lo
único que tengo claro es que te amo, pero no puedo abandonar a mis
hermanas, no puedo abandonar la lucha. Es todo lo que conozco, es lo
que soy. Y sin embargo, la sola idea de renunciar a uno u otro hace
añicos mi corazón.<br />Wrath gruñó con fiereza, sobresaltándola,
mientras tomaba su rostro con sus enormes manos:<br />—No eres solo
eso, Raysa. Eres una hembra íntegra, una hembra de valía, dulce y
fuerte a la vez, terca, sincera, amorosa, tierna y podría seguir
enumerando tus cualidades por un buen tiempo. Podría decirte cada
detalle que hizo que te amara como lo hago, pero necesitas descubrir
eso por ti misma. No voy a presionarte. Sabes lo que siento, sabes
que quiero compartir mi vida contigo. Hice mi elección y ahora debes
pensar que quieres para tu vida. Yo te estaré esperando —le
dijo antes de besarla posesivamente en los labios.<br />Raysa apoyó su
frente contra la del macho unos segundos antes de que él se marchara
con paso enérgico.<br />—Dame tiempo, Wrath —gimió antes de caer
de rodillas mientras los suaves sollozos sacudían su cuerpo. Sentía
su corazón totalmente dividido. Quería correr para alcanzar al
macho y por otro lado no quería abandonar la vida que siempre
conoció, dejar de ser la guerrera que siempre fue. Sacudió la
cabeza nuevamente mientras pedía con desesperación a la habitación
vacía—. Por favor, dame tiempo, no quiero elegir —finalizó
sabiendo que era imposible. Había llegado el momento de optar por
una vida al lado del macho que amaba u otra vida llena de batallas al
lado de sus hermanas…</span></div>
<div align="CENTER" style="line-height: 0.55cm; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: small;"><u><b>CAPÍTULO
22</b></u></span></div>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /><br />Sabía
que estaba desobedeciendo a Wrath, pero esto lo tenía que hacer
solo.<br />No quería poner en riesgo las vidas de sus compañeros,
sobretodo la de Kytara, ya que si algo le pasaba... iban a perder al
Poli, como había pasado con Thor.<br />Desde hacia unos días que no
le perdía el paso a un grupo de cuatro lessers que trabajaban en
conjunto en un edifico de oficinas abandonadas a unas cuadras de la
autopista.<br />Se encontraba agazapado a un costado de un Chevi del
‘69 abandonado, totalmente destrozado por las pandillas de las
zonas.<br />De la nada, apareció una camioneta 4x4 negra, que
estacionó frente al edificio, de ella salieron los lessers e
ingresaron en él.<br />Entonces llegó la hora de actuar. Mirando a
los costados y viendo que no había ningún humano a la vista, se
materializó frente la puerta del edificio, se fue adentrando en
total silencio y recorriendo pasillos hasta que dio con unas
voces.<br />Al final, había resultado ser un centro de información.
Tres de los lessers se encontraban en frente de unas máquinas y el
cuarto pasaba información por el teléfono móvil, que estaba
leyendo de unos informes.<br />—Sí, señor K, los informes revelaron
que la sangre administrada lo está alimentando perfectamente. Déjeme
ver mejor… —pasó algunas hojas hasta dar con lo que quería—.
Sí, la que mejor tolera es la de aquellos que han pasado por la
transición. Parece que tiene un compuesto de total vitalidad. No, no
quedan con vida ya que son drenados por él.<br />—¡Malditos
desgraciados! —Vishous intentaba controlarse, quería lanzarse al
ataque y exterminarlos en ese momento… pero todavía no.<br />Y de la
nada se escucho una explosión, seguida de una picazón en la
espalda.<br />—¡Uno de ellos está aquí!—Gritó un lesser detrás
de él.<br />Y se desató el infierno.<br />Ruido de detonaciones se
comenzaron a oír desde distintas direcciones. Si éste iba a ser su
final, no lo encontraría escondido como una rata. Con un rugido de
guerra, los enfrentó en una pelea cuerpo a cuerpo.<br />Para cuando
terminó, sabía que estaba mal y que no faltaba mucho para que
llegaran más enemigos. Tomó su celular y marcó el número de la
última persona que quería molestar.<br />—Poli… estoy en
problemas. <br /><br /><br />Dos horas hacían que estaban en la clínica
de Havers, esperando saber cómo se encontraba Vishous.<br />Fue
trasladado de urgencia luego de una pelea con unos lessers, que lo
descubrieron cuando se encontraba tratando de averiguar el paradero
del híbrido.<br />Butch se paseaba por el pasillo frente a la
habitación.<br />Kytara entendía su preocupación.<br />En este corto
tiempo que los conocía, se había admirado de la relación entre
Butch y Vishous, eran muy buenos compañeros, unos grandes
camaradas.<br />No se asombró cuando Butch le contó que una vez V lo
engañó dándole de tomar una copa con su sangre y gracias a
esto lo pudieron encontrar luego de ser tomado como prisionero
por lessers bajo la orden del Omega.<br />Estuvo apunto de perder la
vida, pero el Omega tenía otros planes para él.<br />Durante el
cautiverio, éste había experimentado con Butch, suplicio del cual
salió con vida.<br />Cuando lo descubrieron, estaba muy mal herido y
fue llevado de urgencia al sanatorio y puesto en cuarentena.
Sobrevivió a este percance, pero más tarde descubrieron que el
Omega había puesto un trozo de su cuerpo dentro de Butch.<br />Haciendo
una especie de conexión que a la vez le trajo como consecuencia que
cada vez que pelearan y exterminaran a uno de ellos, los absorbiera
como si fuera una aspiradora y de ese modo, no volvieran a su
creador al ser eliminados.<br />Cumpliendo de este modo la profecía
escrita en los libros sagrados, donde decía <i>que
un enviado vendría trayendo la llave para destruir al Omega. El
Destructor.</i><br />Aunque
en este momento el <i>enviado</i>
estaba por traspasar la puerta, muerto de preocupación.<br />—Butch…
—se tuvo que levantar del asiento—. Nullum, irrumpiendo en
la habitación como un loco no vas a ayudar a V —se acercó
abrazándolo por detrás.<br />—Lo sé, pero le dije que no fuera
solo, ¿y él qué hizo? —Se sentía muy reconfortado por tener a
Kytara a su lado, ella lo calmaba. <br />—Irse solo sin decirle nada
a nadie, sobre todo sin avisarte, ¿no? —Butch giró para abrazarla
mejor—. Te entiendo, pero recuerda que a V le gusta trabajar solo.
Lo sé, a ti no te gusta, pero él creyó que hacía lo
mejor.<br />—¡Joder! Lo sé, lo sé, pero te juro que si el bastardo
llega a morirse… lo mato —soltó un gruñido—. ¿Qué
demonios hacen que no dicen nada? ¡Esto me exaspera!
¡Maldición!<br /> —Nullum, tranquilo, no grites porq… —sus
palabras fueron cortadas cuando se abrió la puerta de la habitación,
de donde salieron un médico con tres enfermeras. Una de ellas
llevaba toda clase de instrumentos ensangrentados. Otra guiaba un
carrito con gasa y tubos de suero.<br />Havers se acercó a ellos
quitándose el estetoscopio del cuello y llevándolo al bolsillo del
delantal.<br />—Bueno, el paciente presenta cuatro orificios de bala
en su espalda que le produjeron una importante pérdida de sangre.
Gracias a que ustedes lo trasladaron rápidamente, no hubo nada que
lamentar. Las balas pudieron ser sustraídas —se llevó una mano a
las gafas y se las quitó para limpiarlas, su rostro reflejaba
cansancio—. Tuvimos que sedarlo para que se recuperara. Llamaré a
Wrath para decirle que se quedará internado por unos días para
chequear su mejoría.<br />—De acuerdo, no se preocupe, esta noche me
quedaré para que cumpla las ordenes —conociéndolo a V, eso iba a
ser lo ultimo que haría—. Gracias, Havers —cuando quiso darle la
mano, el doctor lo miró con cara de pocos amigos. Lo mismo había
pasado la vez que revisó a Kytara luego del ataque.<br />— Cualquier
cosa, busque a la enfermera. Con permiso —y pasó a su lado,
mirándola a Kytara y al hacerlo, su mirada se suavizó. La guerrera
era tan hermosa como habían dicho. Se quedo viéndola, era la
primera vez que le pasaba desde que había muerto su compañera.
Carraspeó para disimular, e inclinó la cabeza a modo de saludo—.
Señorita.<br />—Doctor —se hizo a un lado para que pasara. Se giró
hacia su nullum—. Que dulce, ¿no? —Y soltó una risita, al
descubrir que Butch, no opinaba lo mismo—. Bueno, me dijo
señorita.<br />—Sip, un ejemplo de buen comportamiento y modales —no
le gustó nada la forma en que miró a su guerrera. Y encima a ella
le causaba gracia—. Un buen ejemplo, ¿no?<br />—Sí, podría
decirse que sí —tenia ganas de soltar una carcajada que a duras
penas se estaba reprimiendo. Si sus hermanas pudieran ver la cara del
guerrero, ya estarían en el piso destornillándose de la risa—.
Pero por suerte esa clase de personas me agradó demasiado. Son
demasiado… copetudos.<br />La tomó de la cintura acercándola
nuevamente hacia él.<br />—Que suerte la mía —Inclinó la cabeza
para darle un beso.<br />Kytara le devolvió en beso, envolviéndole el
cuello con los brazos. Luego de unos minutos le dijo:<br />—En
verdad, sí la tienes —le dio un breve beso—. Voy por
café.<br />Se marchó hacia la cafetería. No le pasó desapercibida
una mujer que venía caminando por el pasillo y que, al verlos, se
giró y volvió sobre sus pasos.<br />Cuando llegó al mostrador, pidió
los cafés con unas rosquillas. Cuando les fueron entregados, volvió
al pasillo cónde estaba la habitación de V. Iba muy tranquila, pero
antes de doblar en la esquina escuchó unas voces y se detuvo al
comprender que pertenecían a Butch y a otra persona que no
conocía.<br />—No sé qué quieres, Marissa, pero entendí muy bien
el mensaje cuando te fuiste —su voz sonaba enfadada, pero a la vez
era como si tratara de hacer entender a una criatura su mala
acción.<br />—Lo sé, Butch, y no te imaginas como lo lamento. Cada
segundo que pasé alejada de ti me hizo comprender que te amaba y que
no me importa lo que piense mi hermano —la voz de la mujer estaba
cargada de lágrimas de un llanto nada reprimido.<br />Al escuchar esta
declaración, Kytara quiso arrancarle la cabeza del cuello a la
mujer. ¿Quién se creía que era para hablarle de esa manera a
Butch? <i>Su</i>
Butch. Pero antes de hacer nada, quería saber más acerca de
ella.<br />—¿Amor, Marissa? ¿Tú qué sabes del amor? No me hagas
reír —estaba realmente enfadado—. De veras, no sé para qué
volviste. Y para que te quede claro, no me interesa.<br />—Lo sé, te
vi... —la voz de la mujer reflejaba un profundo lamento—. Es una
de las guerreras, ¿no?<br />—¿Qué sabes de ellas?<br />—Todos
sabes que las despertaron de un largo sueño, aunque nunca se había
oído hablar de ellas. Dicen que son una leyenda, que son las
primeras guerreras de la raza y que fueron sumidas en un sueño
cuando por fin una camada de machos nació para protegernos en los
primeros tiempos. Que son grandiosas. ¿Es verdad?<br />—Sí, es
verdad. Son únicas. Valientes, decididas y no dudan ni un segundo
cuando tienen que dar la vida por la Hermandad —Su voz estaba
cargada de orgullo. Lo que provocó una sonrisa en Kytara.<br />—Todo
lo que no fui... Ella... ¿Es igual? —Se notaba que lo que
preguntaba la mujer no era por malicia o resentimiento al haber
perdido a su hombre por otra contrincante que supo jugar mejor sus
cartas.<br />—No tengo por qué hablar de Kytara contigo. Y ahora, si
me disculpas, tengo que cuidar de Vishous.<br />—Butch, por favor,
necesito saberlo.<br />—No, Marissa. No lo necesitas.<br />—Sí,
necesito saberlo. Quiero saber…<br />Se escuchó un suspiro de Butch,
lo estaba meditando.<br />—Ella... es mi otra mitad. La amo —en su
voz se notaba la seguridad que una persona siente cuando sabe que sus
sentimientos son compartidos.<br />—Era lo que necesitaba saber.
Sólo… espero que te cuide como yo no supe hacerlo. Adiós,
Butch.<br />—Adiós, Marissa —se escuchó que una puerta se abría
y se cerraba.<br />Unos tacos anunciaban que la hembra se estaba
acercando. Cuando dobló, se encontró con Kytara.<br />Se miraron,
analizándose la una a la otra. En otros tiempos podrían haber sido
rivales, pero por la decisión de una, nunca llegaron a hacerlo.<br />La
mujer era rubia, delicada, elegante, aristocrática. No podía
negarse que era hermosa, fácilmente se la podía imaginar al lado de
Butch. Es más, podía entender por qué se había fijado en
ella.<br />Marissa miraba a la guerrera. Era media cabeza más baja que
ella. Do pudo dejar de admirar el color antinatural de sus ojos, eran
de un azul profundo, tirando a violetas. El contraste que formaban
con su piel tan blanca era maravilloso. De ella emanaba un aire de
seguridad que electrizaba el ambiente. En su rostro no se podía leer
nada y no podía asegurar que hubiera oído la conversación con
Butch.<br />—Disculpe, no la vi —toda ella la ponía
nerviosa.<br />—Está bien, estaba en medio del paso —era increíble
que estuviera hablando como si nada con esta hembra, cuando hacía
unos segundos la quería lejos de Butch. Y si era posible, con un mar
de por medio. Es más, gustosa la habría acompañado hasta el
aeropuerto más cercano.<br />Marissa se hizo a un lado para que
siguiera su camino. Ambas entendieron la señal: le dejaba el camino
libre y no se iba a meter en medio de ellos.<br />Aunque no era
necesario, ya que con gran placer le haría ver su posición a la
civil, pero antes tenía que saber más de esta relación que habían
compartido.<br />Como Kytara no avanzó, Marissa le tocó brevemente el
brazo.<br />—No sé si escuchaste, pero quiero que sepas que no me
voy a meter entre ustedes. Él es especial.<br />—Lo sé y por eso lo
amo. Pero aclárame un punto. Si es <i>especial</i>,
¿por qué no lo quieres recuperar? —Kytara la miró a los ojos
para que supiera que era sincera y que no se andaba con medias
tintas—. Que te quede claro, por lo mío lucho a muerte y no voy a
permitir que nada ni nadie lo separe de mí. No lo digo para que me
temas, es sólo mi postura.<br />Marissa retiró la mano.<br />—Lo sé
y les deseo lo mejor. Sé que no me ama y al verlos juntos… —la
voz de Marissa se distorsionó, conteniendo un sollozo—. Quiero que
sepas que me alegra que sea feliz. Te sonará raro, pero él se lo
merece. Fui una tonta y no luché por lo que tuvimos, me dejé
dominar por el temor y lo perdí. Ya no seré parte de su vida, pero
me conformo con saber que es feliz —sus ojos estaban brillaban por
las lágrimas contenidas—. Adiós, y que la felicidad siempre los
acompañe.<br />Kytara supo que Marissa era sincera, se notaba que era
un ser noble sin maldad, que por miedo perdió a su amado. Si sólo
hubiera sido valiente, tal vez ahora estaría con Butch… Pero, ¿qué
estaba diciendo? ¡Gracias al cielo que había sido una cobarde! Si
no, ahora la que no estaría con Butch seria ella. ¡Cielo Santo!
¿Qué le estaba pasando?<br />Desde hacía días que estaba distinta,
hasta su cuerpo estaba cambiando. Sabía que era por el entrenamiento
intensivo que tenía con sus hermanas.<br />Sacando el pensamiento de
su cabeza, emprendió la marcha hacia el cuarto de V. Cuando abrió
la puerta, encontró a Butch en los pies de la cama mirando a
su amigo, que estaba dormido debido a los sedantes.<br />Cuando Butch
sintió a Kytara se dio la vuelta. Debió advertir algo en su rostro
ya que enarcó una ceja, un hábito que había tomado de ella.<br />—¿Pasó
algo? —Vio que dejaba los cafés con las rosquillas en una mesa y
se acercó a él.<br />—Nada importante —se quedó mirándolo, y
sonriendo le dijo—: ¿Te dije que te amo?<br />—Mmm... Creo que hoy
no —trató de leer sus ojos—. ¿Por?<br />—Por nada —apoyó las
manos en el pecho del guerrero y poniéndose en puntas de pie, le dio
un beso—. Te amo, Nullum.<br />Sí, algo había pasado. Lo sintió en
Kytara. Era muy mala tratando de engañarlo, ya que era ir contra
ella misma. Una vez se lo había confesado luego de una fogosa tarde
que pasaron cumpliendo cada uno la fantasía del otro.<br />Sintió que
su cuerpo cobraba vida. Quería volver a repetir la experiencia. Se
obligó a controlarse y recordando la visita de Marissa, sintió la
necesidad de contarle esa parte de su pasado para que no hubiera
secretos entre ambos.<br />—Ky, tengo algo que decirte…<br />—Luego,
Butch. Tenemos que cuidar a V.<br />Y ambos se acomodaron en un sillón
que había en la habitación.</span></div>
Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-81711742533668807782015-12-18T01:10:00.001-08:002015-12-18T01:10:34.200-08:00Las protectoras de la Noche. Capítulo 18<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<br /><br /><b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 18</span></b><br /><br /><br /> Rhage apareció en el lugar que Kytara le había indicado, solo tenía que dejarse llevar por su instinto, hacía algunos días atrás había bebido de él por lo que llevaba su sangre.<br /><br /> Cuando entró a la habitación, se encontró con una guerrera total y completamente ajena a la guerrera que había conocido.<br /><br /> Se encontraba en el balcón, apoyada sobre la baranda, observando la nada. Tuvo un primer plano de su culo redondeado. Sintió como su erección crecía por debajo de sus pantalones.<br /><br /> Rhage reprimió un gruñido, pero ella lo escuchó.<br /><br /> —¿Vas a quedarte mucho tiempo más ahí parado? —Preguntó sin moverse de donde estaba.<br /><br /> Él sonrió, como extrañaba ese fantástico sentido de humor de su hembra. Sí, era suya y de nadie más.<br /><br /> —Vine a buscarte, Leliel —dijo de modo prepotente, reprimiendo las ganas que tenía de cargarla en su hombro y llevarla a la mansión.<br /><br /> Leliel negó divertida ante el pensamiento arcaico del macho. Recuperó su postura fría y se giró sobre su eje, para encontrarse con el rostro de él.<br /><br /> —No puedes negar lo que sientes por mí —susurró en sus labios, aferrando sus manos a las nalgas de ella y atrayéndola contra su cuerpo, para mostrarle lo duro que estaba por ella.<br /><br /> Ella cerró los ojos, por todos los cielos, necesitaba esto. Necesitaba sentirlo cerca siempre, pero entonces recordó la noche que lo hirió y todo el fuego que había encendido Rhage en ella se apagó al instante.<br /><br /> —No es correcto que estes aquí —dijo separándose de él.<a name='more'></a><br /><br /> Rhage sintió que volvía a cero nuevamente.<br /><br /> —¿Qué es lo que pasó? —Preguntó tomándola de la mano, increíblemente no quemaba, pero sus ojos apenas si mostraban que estaba viva. Sintió una opresión en el pecho, quería a su guerrera de vuelta y lo iba a hacer a costa de lo que fuera.<br /><br /> —Guerrero, ¿qué se te ofrece? —Preguntó la Virgen Escriba.<br /><br /> Leliel empalideció, esto iba a traerle demasiados problemas a ella y a él.<br /><br /> —Disculpe su Santidad, pero me tomé el atrevimiento de mandarlo a llamar —dijo Leliel bajando la mirada.<br /><br /> —Eso… —empezó a decir Rhage, pero Leliel lo interrumpió.<br /><br /> —Eso es todo guerrero —dijo con un nudo en su garganta.<br /><br /> Él iba a reprochar algo pero ella levantó un dedo para callarlo.<br /><br /> —No seas terco, Rhage, se terminó, no hay nada y no va a haber nada. Mi misión no es hacer de novia, es salvar a la raza —dijo mirándolo fríamente.<br /><br /> Rhage la tomó del brazo, pero esta vez sí lo quemó. Toda ella estaba envuelta en una llama viviente. Entonces la Virgen Escriba la estrelló contra la pared, haciendo que Rhage dejara escapar un gruñido ensordecedor.<br /><br /> —Guárdate lo macho para otro, Guerrero, que no se te olvide que sigues maldito —dijo ella con furia en sus palabras.<br /><br /> —Rhage, no —dijo Leliel desde el suelo.<br /><br /> Él quiso acercarse pero ella se lo impidió.<br /><br /> —No, Rhage, soy un peligro para ti, para todos —ella miró a la Virgen Escriba—. Por favor —suplicó, algo que jamás había hecho, la mujer debajo de la túnica negra se asombró ante la actitud de la Guerrera. Al final ella en verdad lo amaba.<br /><br /> —¿Estás segura? —Preguntó, desconcertándola. Con un movimiento de su mano dejó paralizado al guerrero, aun así, este escuchaba todo lo que las mujeres hablaban—. Porque de ser así entonces ésta sería la última vez en tu vida que lo verías.<br /><br /> Leliel cerró los ojos.<br /><br /> —Sí, lo sé —con pesadez en cada letra, añadió—: Lo amo más que a mi propia vida, y por eso lo quiero lejos de mí. Soy un peligro para él, no quiero dañarlo nunca más —dijo con lágrimas en los ojos—. Usted misma lo dijo. Estoy maldita y maldita debo morir.<br /><br /> —Pero entonces sufrirías el resto de tu vida —dijo la Virgen Escriba tentándola a cambiar de opinión—. Así y todo prefieres que le borre la memoria a él.<br /><br /> Entonces la mirada de Leliel se suavizó.<br /><br /> —Por él entregaría mi vida, si usted lo pidiera —dijo muy segura de sí misma.<br /><br /> —Que así sea —dijo desapareciendo de la habitación con Rhage.<br /><br /> Leliel se acurrucó en el suelo frío de la habitación. Ya no había vuelta atrás, nunca más volvería a sentir sus besos, ni sus caricias. Moriría en vida, pero él sería feliz, se dijo así misma intentando buscar el lado positivo a todo esto. Ya no pudo pensar en nada más, solo se quedó ahí sola, llorando.<br /><br /><br /><br /><br /> Rhage no cabía dentro de sí por su asombro, no sabía si debía estar feliz por saber que su guerrera daría todo por él o si debía volver a esa habitación y hacerla entrar en razón a la fuerza.<br /><br /> —Ya escuchaste todo, Guerrero —dijo la Virgen Escriba caminando por su fuente y viendo algunos de sus pájaros—. Queda todo en tus manos, ¿quito de tu memoria a la guerrera del fuego o hacemos un pacto? —Dijo con un brillo en los ojos que Rhage jamás iba a ver.<br /><br /> Rhage la miró sin entender, ¿por qué de repente todo era tan simple?<br /><br /> —¿De verdad me lo está preguntando?<br /><br /> —Respuesta equivocada —dijo comenzando a alejarse—. Quizás cuando aprendas modales puedas volver a hablar.<br /><br /> Rhage la alcanzó.<br /><br /> —Por favor, Su Santidad, disculpe mi atrevimiento —dijo con la cabeza baja.Ella sonrió por lo bajo—. Sí, acepto cualquier pacto que me ofrezca.<br /><br /> Ella asintió con la cabeza muy lentamente.<br /><br /> —Perfecto, yo revocaría la maldición de ella para contigo y solo para contigo.<br /><br /> Él mostró una enorme sonrisa.<br /><br /> —No tan rápido, Guerrero —dijo disfrutando de la situación—. A cambio, ambos deberán vivir con la maldición de por vida. Sus hijos nacerán con una de las maldiciones pero solo lo sufrirán a partir del día de la transición —pudo notar por un instante la confusión en el guerrero—. ¿Qué decides?<br /><br /> —Acepto —dijo sin vacilar, quería correr a buscar a su Guerrera. Pero también quería saber por qué era todo tan simple; aunque ninguna de esas preguntas tendría respuestas. Estaba a punto de realizar un trato con ella y no iba arruinarlo todo por una simple pregunta.<br /><br /> —Yo no creo que sea una simple pregunta —dijo sacándolo de sus pensamientos—. Ella tiene un carácter muy fuerte, jamás ha podido mantener su calma —la Virgen Escriba se quedó observando un punto en el infinito—. Creo que después de todo nunca es tarde para remediar un error, ¿no? —dijo comenzando a caminar hacia un puente, dejándolo pensativo—. Sería prudente que la fueras a buscar, no sea que termine por arrepentirme —dijo en el aire la Virgen Escriba.<br /><br /> Rhage asintió.<br /><br /> —Grac… —pero sus palabras fueron cortadas al volver a parecer en la habitación donde había estado Leliel.<br /><br /> Ahí seguía estando, acurrucada en el frío piso de mármol. Con mucho cuidado se acercó a ella y acarició su mejilla quitando un mechón que le estorbaba para poder observar la belleza de su Guerrera.<br /><br /> —Nena —llamó en un susurro—. Vamos, amor, te llevaré a casa —habló casi en un susurro porque las emociones comenzaban a ganar terreno.<br /><br /> Ella lo miró sin entender nada.<br /><br /> —Rhage, no… —pero él silenció cualquier palabra con un beso.<br /><br /> —Luego te explico —dijo tomándola en brazos, para desmaterializarse a la mansión—. Primero vamos a la reunión que citó Wrath y luego…<br /><br /> Ella lo paró.<br /><br /> —Rhage, ¿por qué no te lastimo? ¿Qué pasó con mi maldición? ¿Qué trato hiciste? —Preguntó casi desesperada.<br /><br /> Él se acercó a ella y la besó como un poseso.<br /><br /> —Solo para mí, levantó tu maldición… pero hay otros detalles, de los que me gustaría hablar luego —dijo tomándola de la mano.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /> Wrath se encontraba sentado detrás de su escritorio, a su derecha estaba Raysa. A pesar de que ella no era su shellan, la debían respetar porque en un futuro la tomaría como tal. A través de sus débiles ojos podía observar a todos los Hermanos. En sus caras se podía ver lo ansiosos que estaban por la reunión. También se encontraban en su oficina las guerreras.<br /><br /> Hacía un momento los había mandado a llamar, debido al ataque del híbrido transformado, que hacía algunos días atrás había atacado a las hembras.<br /><br /> Debían organizarse para que en el próximo ataque nadie saliera herido.<br /><br /> La reunión estaba en suspenso, solo faltaba Rhage, que había salido en último momento hacía algunas horas atrás y todavía no daba signos de vida.<br /><br /> La puerta se abrió dejando ver a Rhage muy sonriente y nadie entendió nada hasta que detrás de él pareció Leliel.<br /><br /> Ella sintió mucha vergüenza porque todos la observaban expectantes, sintió como su cuerpo comenzaba a elevar su temperatura, pero increíblemente cuando sintió la mano de Rhage apretar la suya sintió una calma increíble y su temperatura bajó.<br /><br /> Raysa le dio un pequeño codazo a Wrath, quien entendió perfectamente la señal, con lo que carraspeó.<br /><br /> —Bien, estando todos presentes damos comienzo a la reunión —dijo en voz alta llamando la atención de los presentes.<br /><br /> —¿Todos están al tanto del ataque que sufrieron las guerreras la otra noche? —Preguntó con voz profunda recorriendo la sala con la mirada.<br /><br />Zsadist gruñó por lo bajo.<br /><br /> —Al grano Wrath, estamos perdiendo tiempo en una reunión de mierda, cuando podríamos estar matando lessers o al mismo bicho ese que atacó —dijo impaciente.<br /><br /> —Pues me gustaría mucho que me dijeras cómo hacerlo, Z, porque estuve frente a cuatro guerreras antiguas con poderes que pueden destruir todo y no consiguieron doblegarlo —le reprochó con enfado y altivez—. No sabemos cómo demonios el Omega pudo crear algo así, no sabemos qué parte es más fuerte, no sabemos qué debilidades tiene. Por lo que cualquier propuesta es bienvenida, en este momento la raza se encuentra aún más expuesta al peligro que nunca.<br /><br /> —Cálmate, Wrath, primero creo que tendremos que buscar información sobre esta creación, ya que de momento, no tenemos nada —remarcó Vishous, y mirando a las guerreras le preguntó—. ¿Alguna vez se han enfrentado a algo por el estilo?<br /><br /> —Nunca, es la primera vez que peleamos frente a algo como esto —Kytara se encontraba al lado de Butch y le costaba mucho tratar de no desviar la mirada hacia Leliel y Rhage.<br /><br /> —Sí —dijo Leliel saliendo de sus pensamientos y captando la atención de los presentes—. No era algo así, tal cual esto, pero nos enfrentamos a algo imposible —dijo mirando a sus hermanas—. ¡Oh! Vamos, ¿soy la única que recuerda el por qué nos pusieron a dormir? —Preguntó sorprendida.<br /><br /> Raysa miró a sus hermanas con incertidumbre en los ojos antes de contestar:<br /><br /> —No recuerdo nada, Leliel, mi mente está en blanco —gimió mientras se frotaba las sienes tratando de recordar.<br /><br /> Wrath estiró el brazo y la tomó de la mano, apretándosela con suavidad mientras murmuraba.<br /><br /> —Tranquila, leelan —luego girándose de nuevo hacia Leliel le preguntó—. ¿A qué se enfrentaron, Guerrera?<br /><br /> —¡Oh, vamos! No me lo creo —dijo Nessa exasperada—. Al señor maldad en persona, Raysa —se giró para mirar a Kytara—. Tú lo recuerdas, ¿no?<br /><br /> —No te voy a mentir, pero no mucho, salimos muy lastimadas.<br /><br /> Esa había sido la más sanguinaria de las peleas que tuvieron que luchar. Hizo una pausan intentando recordar algo.<br /><br /> —¿Ustedes creen que esto tiene alguna conexión? —Les preguntó Kytara.<br /><br /> Leliel dejó escapar un suspiro cansado.<br /><br /> —No salimos muy lastimadas, salimos medio muertas, Ky —comentó la guerrera con pesar en sus palabras—. No hay conexión alguna, lo de aquel entonces fue una extraña prueba junto con una gran cantidad de maldiciones —apretó fuerte la mano de Rhage, cuando los recuerdos de sus hermanas caídas volvían a su mente—. Lo bueno es que este no es tan fuerte, solo necesitamos canalizar nuestros verdaderos poderes.<br /><br /> Raysa sonrió levemente al ver la muestra de cariño de su hermana hacia Rhage, sonrisa que se borró cuando las imágenes volvieron a su mente.<br /><br /> —¿Crees que seremos capaces de controlarnos esta vez, Leliel? —Preguntó con cierto resquemor—. Podríamos destruir todo si no logramos controlar nuestros poderes, aquella vez casi borramos todo lo que había sobre la tierra, si la Virgen Escriba no nos hubiera controlado y puesto a dormir.<br /><br /> Leliel se quedó observando la nada.<br /><br /> —O lo que es peor, podríamos terminar muertas —dijo con pesadez.<br /><br /> Los Hermanos quedaron sorprendidos ante esta afirmación. Cada uno de ellos trataba de asimilarla.<br /><br /> —No —casi gritó Butch—. Eso no, Kytara. Escúchame, no te lo voy a permitir —dijo tomándola de los hombros y sacudiéndola con desesperación.<br /><br /> Wrath observó a Raysa, no sabía que decir.<br /><br /> —¿Leelan? —Preguntó con miedo.<br /><br /> Raysa lo miró con tristeza, tampoco sabía que decir.<br /><br /> Zsadist, desde que oyó las palabras de Leliel, no había dejado de mirar a Nessa. Se sintió muy incómodo, no estaba bien esto que estaba sintiendo. Pero por alguna razón, sus lágrimas le venían a la memoria.<br /><br /> Phury miraba a su hermano y a la pequeña guerrera, no entendía por qué tenía que pasar esto ahora.<br /><br /> Kytara no sabía cómo detener la desesperación de Butch.<br /><br /> —Nullum, es mi destino, como lo es estar a tu lado y por eso lucharé. Ahora que nos hemos encontramos no voy a permitir que una rata de laboratorio súper desarrollada nos separe —le acarició una mejilla, calmándolo.<br /><br /> Rhage apretó la mano de Leliel, desde que entraron que no se habían soltado, habían mantenido el enlace de sus manos.<br /><br /> —Nena... —pero ella bajo la mirada.<br /><br /> Leliel juntó fuerza y volvió a mirarlo, acarició la mejilla de él.<br /><br /> —Rhage, no me va a pasar nada —dijo mostrándole una gran sonrisa—. Además, no fue en vano todo esto —dijo solo para él. A lo que Rhage respondió besando su frente. <br /><br /> Nessa miraba a sus hermanas, era feliz por ellas, pero no podía evitar sentir un ramalazo de envidia.<br /><br /> —¿Te cuidarás, Nessa? —El que habló fue Phury, no el que ella esperaba que hablara.<br /><br /> —Seguro, Guerrero —y miró hacia donde se encontraba Zsadist—. Todavía no pienso dejarte en paz —el vampiro se limitó a mirar hacia otro lado.<br /><br /> Wrath se acercó a su hembra, la abrazó mientras susurraba en su oído:<br /><br /> —No quiero que pelees, Raysa, ahora que te encontré no quiero perderte. No podría respirar si no te tengo a mi lado —le dijo con un dejo de temor y mostrando posesión en su voz mientras hundía el rostro en su cabello.<br /><br /> Raysa lo abrazó.<br /><br /> —Eso no va a suceder, Wrath, siempre estaré contigo. Pero tampoco voy a mentirte, llega un punto en que nuestros poderes se descontrolan y si los fusionamos como estoy casi segura que tendremos que hacer para poder derrotar a ese híbrido, podemos perder el control por completo —dijo suspirando.<br /><br /> Z se revolvió incómodo ante la vista de las parejas y su mirada voló nuevamente hacia Nessa, quien lo miró a los ojos sin apartar la vista. Se aclaró la garganta mientras trataba de volver su atención hacia el líder de la Hermandad.<br /><br /> —¿Entonces como serán los patrullajes desde ahora, Wrath?<br /><br /> —Bueno seguirán siendo en parejas como hasta ahora con la diferencia que van a ver dos grupos de tres —Wrath miró hacia otro lado de la habitación con concentración—. Butch y Kytara con Vishous por un lado.<br /><br /> —Ok, jefe —dijo un sonriente Butch. Todavía tenía recelos por la herida que recibió Kytara, se había quedado intranquilo después de hablar con Havers, y que este le dijera que ella se tenía que cuidar. Con su hermano se sentía más seguro de la seguridad de Kytara.<br /><br /> Wrath observó a Phury.<br /><br /> —Tú saldrás con Leliel y Rhage, es necesario por si alguno de ustedes sufre algún cambio —esto último lo dijo mirando a ambos guerreros.<br /><br /> —Perfecto —dijo Rhage.<br /><br /> Leliel asintió con la cabeza.<br /><br /> —No hay problema —miró a Phury y le sonrió—. Vas a trabajar de chofer muy seguido —comentó divertida.<br /><br /> —No se preocupen, me han dicho que soy muy buen chaperón —dijo mirando a Zsadist y Nessa. Se alzó de hombros—. Además me gusta ayudar en las causas nobles.<br /><br /> —Bueno, Z y Nessa siguen igual y Raysa conmigo —hizo una pausa y luego volvió a hablar—. Lo que va a cambiar es que vamos a ir rotando, un grupo descansará por noche, ¿estamos?<br /><br /> Se escucharon voces afirmando a esta última pregunta, algunas asistieron con un pequeño movimiento de cabeza, pero algunas otras estaban pendientes de sus parejas. Esa noche había sido de grandes revelaciónes, que ponían en jaque la tranquilidad de la Hermandad.<br /><br /> Ahora más que nunca tenían que permanecer unidos.Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-68656051354780046672015-12-12T02:33:00.001-08:002015-12-12T02:33:06.501-08:00Las protectoras de la Noche. Capítulo 17.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<br /><b><span style="font-size: large;"><br />CAPÍTULO 17</span></b><br /><br /><br /><br /> Después del castigo que Butch recibió por Kytara en la mansión las cosas estaban bastantes tranquilas. Nessa avanzaba a paso lento, muy lento con su entrenador. Raysa estaba como en una luna de miel con Wrath. Kytara seguía pidiéndole perdón a Butch por lo que tuvo que pasar, pero ninguna de ellas se olvidaba que su hermana, la más temperamental de las cuatro estaba en el otro lado.<br /><br /> Ninguna de las tres sabían con exactitud que es lo que había ocurrido, Rhage no hablaba del tema... es más casi que no se lo veía por la mansión.<br /><br /> Una mañana, por casualidad las tres coincidieron en la cocina.<br /><br /> Raysa estaba sentada en el taburete con una taza de café, pensativa, miró a sus hermanas y dijo con tono suave:<br /><br /> —Esto no puede seguir así, no sé qué pasó exactamente pero tenemos que hablar con Leliel —dijo mirando a Nessa y Kytara.<br /><br /> —Si no quiere explicarnos bien, pero igualmente, opto por traerla a patadas en el culo— dijo Nessa mientras comía una porción de torta.<br /><br /> —Y luego la atamos a una silla, y hasta que no nos cuente que pasó no la soltamos —comentó señalando con la cuchara a sus hermanas.<br /><br /> —Estoy contigo —Kytara estaba haciendo una bandeja para llevarle a Butch que ya pronto iba a despertar—. Es más si quieren nos ponemos en marcha.<br /><br /> Raysa asintió mientras terminaba su café:<br /><br /> —Sería buena idea, Rhage tampoco está comunicativo.<br /><br /> Nessa le señaló la bandeja.<br /><br /> —¿Le vas a llevar eso? —Preguntó extrañada.<br /><br /> —Era la idea, pero no, se la haré llegar por Fritz con un mensaje, Butch entenderá.<br /><br /> Terminó de armar la bandeja, y llamó al mayordomo dándole las indicaciones y el mensaje para Butch.<br /><br /> —Próxima parada, el Otro Lado —dijo Raysa desapareciendo.<br /><br /> Las tres aparecieron en la fuente. Después de buscar por algunos minutos y no dar con el paradero de Leliel, le preguntaron a una Elegida que estaba caminando por uno de los pasillos.<br /><br /> —Disculpa, no viste a... —pero la joven mujer no la dejó terminar la oración.<br /><a name='more'></a><br /> —Sí, desde que llegó que está en la sala de meditación —dijo para luego seguir su camino.<br /><br /> —Bueno, si mal no recuerdo, queda por este pasillo. Vamos.<br /><br /> Después de caminar unos minutos llegaron frente a una puerta alta y maciza. levantando la mano Kytara la abrió, no tardaron mucho en encontrar a su hermana que se encontraba sentada contra un ventanal con la mirada pérdida.<br /><br /> Las guerreras se frenaron un momento al ver a su hermana, la tristeza que emanaba las golpeó fuertemente.<br /><br /> Leliel había sentido la presencia de sus hermanas desde que pisaron el lugar, sabía que tarde o temprano iban a venir a buscarla, pero eso no significaba que ella fuera a volver.<br /><br /> Dejó escapar un suspiro cargado de tristeza y melancolía. Lo extrañaba más que a nada en el mundo. Cuando lo vio días atras, se había muerto por besarlo o siquiera tocarlo, pero no, se dijo mentalmente.<br /><br /> No iba a volver a tocarlo, ya le había lastimado una vez y no iba a volver a hacerlo nunca más, sentenció firmemente.<br /><br /> La voz de Raysa le obligó a interrumpir sus pensamientos.<br /><br /> —Leliel —la llamó Raysa que fue la primera en reaccionar mientras se acercaba a ella. Se arrodilló frente a ella mientras buscaba su mirada.<br /><br /> Leliel negó.<br /><br /> —No, no pienso volver —dijo levantándose y saliendo al pequeño balcón que había—. Y no, Nessa, no me lastimó —dijo habiendo roto el pacto que había entre ellas de no leer la mente de la otra—. Pueden contar con mi ayuda, siempre voy a pelear a su lado, pero no voy a volver a la mansión, no me despertaron para eso.<br /><br /> Nessa gruñó fuerte.<br /><br /> —¡Oh, por todos los cielos, Leliel! Déjame de joder —quiso ir hasta su hermana pero Kytara la retuvo de un brazo—. Sabes donde puedes meterte toda esa mierda, ¿no? —Dijo casi gritando.<br /><br /> Raysa le envió una mirada penetrante, los gritos de Nessa no ayudaban.<br /><br /> —¿Porque te marchaste Lel? Por favor, confía en nosotras —le dijo mientras apoyaba su mano sobre su hombro.<br /><br /> —Nessa, por favor, contrólate, no es el momento ni el lugar —Kytara soltó el brazo de su hermana, ella la entendía, pero de esta manera no iban a llegar a nada—. Lel, sólo quiero que sepas que estamos, hermana, recuerda el pacto que hicimos. “Siempre juntas, siempre unidas, tu dolor es el nuestro” y no nos pensamos marchar de aquí hasta no tener una respuesta.<br /><br /> Leliel se revolvió el corto cabello en muestra de frustración.<br /><br /> —No puedo volver, entiendan que no puedo —cómo hacerles entender algo que jamás iban a sufrir en carne propia, debía controlarse, no podía volver a combustionar otra vez. Respiro profundamente y las observó en detalle—. Kytara desafiaste a la Virgen Escriba por Butch y él termino recibiendo un castigo por ti. Sufriste con cada latigazo que él recibió por ti.<br /><br /> Kytara bajó la vista, todavía le dolía el alma de solo pensarlo.<br /><br /> Entonces Leliel observó a Raysa.<br /><br /> —Y tú, tú te vinculaste mucho antes de comenzar la verdadera pelea, estás todo el maldito día detrás de él y él esta todo el madito día detrás de ti. Ya casi ni sales a patrullar.<br /><br /> La hembra sintió vergüenza por el reclamo de su hermana.<br /><br /> —Y Nessa no quieres admitir todo lo que te está pasando con Zsadist, toda esa mierda de seguirlo o no seguirlo. Que él te huye, que lo acosas.<br /><br /> Nessa abrió la boca para comenzar a discutir con su hermana, pero Leliel levantó un dedo de su mano haciéndola callar.<br /><br /> —Entonces, ¿Por qué demonios me jode? ¿Por qué no puedo yo estar con alguien? —Preguntó entre lágrimas—. Quiero estar con él, lo amo, no quiero estar más sola. No quiero que ustedes me cuiden cuando me convierta en cenizas y vuelva a la vida —rompió en llanto, no estaba enojada, no estaba molesta con sus hermanas simplemente estaba dolida, dolida por la maldición que tenía que cargar, todo era difícil para ella—. Sí, la respuesta es sí a todas las preguntas. No puedo estar con él sin lastimarlo. Ella... —le dolía tener que decirlo—. Ella no quiere levantar mi maldición —dijo casi en un susurro.<br /><br /> —Lo siento, Lel, en verdad lo siento —dijo Raysa. No quería ver sufrir a su hermana, Leliel era la fuerte, no esto—. Es verdad cada palabra que dijiste, pero recuerda que son dos los que sufren, y los sentimientos de Raghe, ¿no cuentan?<br /><br /> La mirada de ella se suavizó al escuchar el nombre de él.<br /><br /> —¿Y para que voy a volver? ¿Para vivir un imposible? —Leliel negó con la cabeza—. Así no se puede, va a sufrir un tiempo, y luego se va a olvidar de mí. Merece algo mucho mejor que esto —dijo señalándose a ella misma.<br /><br /> —Leliel ¿cómo puedes decir eso? ¡Maldita sea! No hay nadie mejor para Rhage que tú. Él no va a dejar de sufrir por más que el tiempo pase, él te ama —le dijo Raysa con enojo al escuchar las palabras de su hermana.<br /><br /> Nessa por primera vez en siglos no tenía nada para decir, podía entender la frustración de su hermana, porque la frustración de Leliel también era la suya. En esos momentos quería ir y decirle unas cuantas cosas a esa maldita Virgen, pero no podía, si quería ayudar a su hermana debía pensar algo para poder ayudarla.<br /><br /> —Me decepcionas, siempre fuiste de ir al frente —habló con enojo.<br /><br /> —A ver, y ¿qué mierda quieren que haga? —Preguntó exasperada—. ¿Qué parte de No puedo estar con él, no están entendiendo? —Cerró los ojos y respiró hondo—. Véanlo ustedes mismas si quieren, tiene todo el pecho y los brazos quemados —dijo bajando la mirada por la vergüenza—. Además, ella lo dejó todo muy claro, “Estas maldita y maldita vas a morir, eres una deshonra para nosotros. Ningún macho se vinculará contigo, no permitiremos que un monstruo como tú tenga descendencia” —dijo citando las palabras de la Virgen Escriba.<br /><br /> Kytara dio un paso y con un movimiento hizo volar a Leliel.<br /><br /> —Nessa, inmovilízala. Raysa, estate atenta.<br /><br /> Leliel estaba sorprendida. nunca esperó un ataque de sus hermanas. Trató de combustionarse usando su poder pero Nessa la tenía en jaque.<br /><br /> —Ahora escúchame, Fuego —dijo enfadada Kytara—. Vas a volver. Vas a hablar con Raghe, que está como alma en pena.<br /><br /> Leliel abrió los ojos sorprendiéndose de la confesión.<br /><br /> —Sí, lo que escuchaste, y si necesitas ayuda para tirar todo este lugar abajo con gusto lo hacemos, pero por lo que más quieras vuelve.<br /><br /> La puerta se abrió de golpe, dejando ver a la Virgen Escriba furiosa.<br /><br /> —¿Quiénes se creen que son para irrumpir la paz de mi lugar? —Dijo resaltando cada una de las palabras.<br /><br /> Todas las guerreras quedaron paralizadas, contra la pared.<br /><br /> —No quiero escucharlas hablar. No quiero saber nada de ustedes hasta que no las mande a llamar —dijo con furia haciendo desaparecer a Kytara, Nessa y Raysa.<br /><br /> Entonces se volvió contra Leliel.<br /><br /> —En cuanto a ti —dijo mordiendo cada una de las palabras—. Espero que comiences a controlarte, porque si vuelves a combustionar en el lago, el fuego va a ser el menor de tus problemas —dijo para luego desaparecer del lugar.<br /><br /> Leliel quedó tirada en el suelo del cuarto llorando. Todo iba de mal en peor. ¿Por qué simplemente no la volvía a dormir o, mejor aun, la hacía desaparecer? Estaba cansada de todo esto. Si tan solo pudiera borrarle todos los recuerdos de ella a Rhage... Pero no, eso era tan posible como que pudiera vincularse con él.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /> Kytara no podía creer lo que había pasado, habían ido con la convicción de traer a Leliel y habían vuelto con las manos vacías.<br /><br /> Y cada minuto que pasaba le preocupaba el destino de ella. Lel, espero que pronto entres en razón, fue su pensamiento.<br /><br /> Cuando llegó a su cuarto, desde el exterior se escuchaba unas voces, todas de hombres.<br /><br /> —¿Por qué no me muerdes, vampiro? —Butch estaba de buen humor lo que provocó una sonrisa en su rostro, la primera desde que habían vuelto.<br /><br /> —No, gracias, poli, no creo que a Kytara le guste.<br /><br /> Risas.<br /><br /> —Por tu cara se nota que quieres que sea ella, ¿puedes creerlo, Hollywood? otro macho que se pierde por el encanto de estas guerreras.<br /><br /> Más risas.<br /><br /> —Raghe está con ellos.<br /><br /> Pegó más el oído a la puerta para saber qué contestaba.<br /><br /> —Sí, ¿no?, pero bueno, ya nos vamos.<br /><br /> Se escucharon unos pasos, al segundo la puerta fue abierta.<br /><br /> —Nos vemos, poli.<br /><br /> Y casi se llevó por delante a la guerrera.<br /><br /> —Raghe, ¡quítale las manos de encima! —Gritó Butch desde la cama.<br /><br /> —¡Oh! ¡Ya basta guerrero! solo me sujetó.<br /><br /> Kytara se acomodó para que viera que Rhage ya no la tenía agarrada de los brazos.<br /><br /> —¿Ya estás feliz? Entonces ahora voy a hablar a solas con él y por favor, Vishous, si Butch se llega a mover, duérmelo de un derechazo.<br /><br /> Dicho esto cerró la puerta quedando a solas con Raghe en el pasillo del ala de la mansión.<br /><br /> Raghe la miraba raro, no entendía qué pasaba, pero por la expresión en la cara de Kytara se trataba de algo de suma importancia.<br /><br /> —Te voy a ser clara y precisa. ¿Qué vas a hacer por Leliel? —Se cruzó de brazos y levantó una ceja—. Y por lo que más quieras piensa bien la respuesta, porque de no ser así, llamaré a mis hermanas, y dudo mucho que alguien te extrañe.<br /><br /> —Wow, guerrera, ¿qué es esto? —¿Quién se creía que era para interrogarlo y amenazarlo? No se lo podía creer—. Casi me haces pelear con mi hermano por tu acción, y ¿ahora me interrogas?<br /><br /> —Dejemos mis acciones de lado por favor, y contesta mi pregunta. Raghe, estoy desesperada por Leliel.<br /><br /> —Es que no se qué decirte, Kytara, hace días que no la veo, creo que me huye, no sé.<br /><br /> —¿No lo sabes? —Al ver la incertidumbre en él, no dudo un segundo y le soltó—. Raghe, Leliel hace días que está en el Otro Lado con la Virgen Escriba, es más fue a hablar con ella para que le levantara la maldición —sus ojos se llenaron de lagrimar al recordar la pena de su hermana—. Ella se lo negó.<br /><br /> —Tengo que ir por ella —dijo y se desmaterializó a su habitación, volviendo a aparecer al segundo—. ¿Dónde está específicamente?<br /><br /> —En la sala de meditación.<br /><br /> —Gracias —contestó y se volvió a ir.<br /><br /> —Espero que Leliel no te mate por eso.<br /><br /> Era Vishous que había escuchado lo último.<br /><br /> —No lo creo —lo pensó mejor—. Las quemaduras que deja son curables.<br /><br /> Haciéndolo a un lado entró en el cuarto.<br /><br /> Vishous miró hacia el cielo y dijo.<br /><br /> —Gracias, Madre, por despertarlas.<br /><br /> Y se marchó hacia la cocina.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /> —Butch tienes que comer, ¿me puedes decir que hay de malo en que yo sea la que te dé el alimento?<br /><br /> Desde hacia horas que estaban despiertos y hacía una que Kytara trataba de alimentarlo.<br /><br /> Ambos estaban en la cama, Butch recostado contra la cabecera de la cama y Kytara sentada en canasta frene a él con una bandeja de comida, gentileza de Fizt.<br /><br /> —¿Quieres que te recuerde la deshonra que es para nosotros? ¡Kytara por favor! —Sabía que se estaba comportando como un niño y en el fondo le encantaba que su pequeña lo alimentara pero para los machos de la raza esto era una deshonra, él era el que la tenía que alimentar, no al revés.<br /><br /> —Otro macho en tu lugar estaría feliz —ya no soportaba ese orgullo tonto que demostraba. Al ver que esa comparación lo había ofendido, trató de arreglarlo—. Sabes muy bien que jamás va a ser mi intención probarlo, es solo un comentario —se adelantó y le dio un beso en los labios—. Te amo.<br /><br /> Se quiso apartar y Butch la retuvo envolviéndola con sus brazos y volviéndola a besar.<br /><br /> —Si no fuera que estoy todavía débil te tumbaría en la cama —le dijo besándola en el cuello. Su perfume era cautivante y envolvente, el latido de su vena lo atraía como una fruta prohibida. Hacía tiempo que no se alimentaba. Desde que en su camino se cruzó esta guerrera, su vida había dado un giro.<br /><br /> La primera vez que se alimentó fue de Marissa, luego cuando esta lo dejó para irse a Europa, conoció a una civil con la que de tanto en tanto se veía. Pero desde la primera vez que probó los labios de Kytara ya nadie existió para él. Siguió alimentándose de la civil pero nunca más fue lejos de esa función.<br /><br /> Dios, tenía todos los síntomas de falta de alimento y tarde o temprano lo tendría que hacer, además esto no ayudaban mucho a la pronta recuperación de su cuerpo.<br /><br /> —Butch siento tu dilema, te tienes que alimentar —Kytara se apartó de sus labios.<br /><br /> —Pero me dejarás que lo haga solo, amor —trató de convencerla.<br /><br /> —Está bien, tú ganas, pero sólo por ahora —dijo con una sonrisa pícara y frotándose contra él.<br /><br /> —Eso es jugar sucio —le dijo tratando de controlarse.<br /><br /> —Lo sé —saltó de la cama al ver que estiraba el brazo para atraerla contra él. Se alejó riendo.<br /><br /> Giró para dirigirse al baño y dio de lleno con la última persona que esperaba encontrarse.<br /><br /> —Kytara —miro hacia la cama y vio al hermano—. Dhestroyer.<br /><br /> Quedó de piedra, tenía ganas de correr hasta la cama y ponerse delante de Butch para protegerlo.<br /><br /> —Su santidad —dijo a la vez que hacia una reverencia. Butch desde la cama, trató de levantarse pero un movimiento de la mano de la Virgen Escriba se lo impidió.<br /><br /> —Su santidad —sólo logró decir.<br /><br /> —Por lo que veo, Kytara, has seguido mis órdenes —miraba las bandejas, las gasas, las cintas y medicamentos que recetó Havers para la rápida cicatrización. Ya que sabía del pequeño problema que tenia Butch con su alimentación.<br /><br /> —Bien por ti, hermana.<br /><br /> —Gracias, Mi Señora —todavía le costaba respirar y calmarse<br /><br /> —Ella me cuida como una gran enfermera, Su Santidad —dijo Butch desde la cama.<br /><br /> —Lo sé, guerrero, no tienes que defenderla. Kytara, aunque ella no lo quiera reconocer tiene mucho de su madre.<br /><br /> Tiró de la capucha de la túnica que la cubría hacia atrás y una luz resplandeciente iluminó la estancia.<br /><br /> —Fue mi mejor elegida, delicada, eficiente y entregada a la causa. Cuando la perdí, fue como si una parte de mí me hubiera dejado, pero nunca me arrepentí de habérsela entregado a tu padre, ya que él la protegió y amó más que a nada en este mundo —suspiró alejando esos recuerdos—. Fue muy injusta el destino con el final de sus vidas y al dejarte sola en este mundo —se acercó a Kytara—. No te voy a mentir diciéndote que no me hizo muy feliz tenerte a mi cargo. ¿Qué iba a hacer con una criatura a mi cargo? Pero cuando te vi, fue verla a Shanna y te tomé bajo mi ala —con su mano toco una mejilla de la guerrera—. Y cuando me di cuenta de tu poder, del destino que ibas a tener, no me pareció justo que la historia se repitiera en ti, por eso la consagración hacia mi persona. Te tenía que proteger —volviendo su rostro a Butch volvió a hablar—. Ella sabía desde un principio que iba ser castigada si alguien profanaba su cuerpo, entregando algo que me fue dado. Al tomar su lugar, guerrero, demostraste hasta que punto la amas y que al lado tuyo va a estar amada y protegida.<br /><br /> Tomando la mano de Kytara, fue hacia el lecho y con su otra mano tomó la de Butch, uniendo las dos delante de su persona, en una clara señal de que les daba su bendición.<br /><br /> Unas lágrimas rodaron por el rostro de la guerrera, no sabía qué decir, era todo muy fuerte.<br /><br /> —Ahora alimenta a tu hellen, que te necesita.<br /><br /> Se subió la capucha, pero antes de irse se acercó a la cama.<br /><br /> —Dhestroyer, dejo a tu cuidado la joya de unos amigos, era su bien más preciado —dicho esto, desapareció con un destello.<br /><br /> Ambos quedaron mirando el hueco donde antes había estado la Virgen Escriba y sus manos que seguían unidas. Kytara giró para mirar Butch, su cara lo decía todo, y era tan graciosa que le provocó una risa. Más que nada por la felicidad del momento.<br /><br /> Butch tiró de ella hacia él, provocando que cayera sobre sus rodillas.<br /><br /> —¿Se puede saber cuál es la gracia?<br /><br /> Esta era la primera vez que su pequeña estaba tan feliz. Y se notaba en cada uno de sus rasgos.<br /><br /> —Tú.<br /><br /> Butch la miró sin entender.<br /><br /> —Tú me causas gracias, tú me haces feliz, tú me haces llorar y tú me haces amarte —cerró estas palabras con un beso, que gracias a todo lo vivido se fue haciendo muy íntimo. Llevándolos a quedar abrazados sobre la cama, las manos de Butch recorriendo el cuerpo de Kytara, que era tan conocido por él. Cada centímetro había sido explorado y catado por su paladar.<br /><br /> Kytara tampoco había perdido tiempo, sus manos recorrían suavemente los surcos dejados por el látigo, con cada una de ellas se tomó su tiempo, dándose cuenta que eso no era suficiente se levantó de la cama poniéndose de rodillas y dijo:<br /><br /> —Date la vuelta.<br /><br /> Él viéndola así, y tan deseoso de saber qué quería, le hizo caso.<br /><br /> Boca abajo sintió que ella se sentaba a horcadas a la altura de sus muslos sin apoyarse sobre él, sintió sus manos recorrer cada una de las marcas.<br /><br /> —Me sentí morir cuanto tomaste mi lugar.<br /><br /> Él quiso hablar pero no lo dejó.<br /><br /> —Tu piel fue marcada por mi causa y es mi deber curarla —entonces sus labios tomaron el lugar de las manos.<br /><br /> Recorrieron la primera cicatriz suavemente, logrando que los ojos de Butch se llenaran de lágrimas, nunca creyó que ella fuera capaz de semejante ternura y que él fuera el destinatario.<br /><br /> Cada una de sus heridas tuvo el mismo tratamiento y cuando estaba por la última a la altura de la cadera, Kytara fue más allá y le dio un mordisco en el trasero, haciendo que diera un respingo sobre la cama y que soltara una risita. Logrando que en un rápido movimiento Butch se diera vuelta cambiando de posiciones.<br /><br /> —Que te puedo decir, siempre quise hacerlo —soltó otra risita al ver la cara de circunstancia de Butch y el estado en que lo había dejado.<br /><br /> —Así, entonces no te sorprenderás cuando yo te haga lo mismo —contestó él, y la besó muy fuerte, su lengua la recorrió como siempre le gustaba hacerlo, logrando que ella se excitara. Su miembro la penetró sin consideración, pero no se preocupó, ya que ella estaba más que lista, esperándolo. Lo recibió con un jadeo, envolviendo sus caderas con las piernas para retenerlo.<br /><br /> —Te tienes que alimentar —logró decir entre las embestidas que iba recibiendo—. ¡Oh Dios! —Tomó su rostro entre sus manos y se miraron a los ojos—. Lo tienes que hacer.<br /><br /> Viendo la resolución en los ojos de ella, Butch buscó su cuello, que tantas veces había besado deseando poder beber de él.<br /><br /> Con sus labios recorrió la vena principal, luego con la punta de la lengua, la recorrió anticipando lo que ambos deseaban, entonces sintió crecer sus incisivos el triple de su tamaño habitual.<br /><br /> Con un movimiento de cadera se hundió más en ella, logrando que Kytara arqueara más su cuello, ofreciéndoselo como una dulce copa de vino. Entonces bebió de ella, primero con desesperación, ya que su sangre al ser tan antigua y pura era un néctar de los dioses. Cuando sintió en su cuello la suave mano de Kytara, aflojó su agarre, haciendo de esta experiencia lo más erótico que había vivido en su vida. En ningún momento había dejado de moverse haciendo de cada penetración una nueva experiencia para ella. Cuando ella estaba por el tercer orgasmo, terminó de beber pasando su lengua para que cortara el flujo. La miró viendo en sus ojos la felicidad de su pequeña.<br /><br /> —Te amo, Kytara —y con una fuerte embestida, ambos alcanzaron el clímax.<br /><br /> Butch cayó con todo su peso sobre Kytara. Después de unos minutos se quiso retirar, pero ella no se lo permitió.<br /><br /> —Quiero dormir así, como estamos, contigo dentro de mí y sentir que no te apartas de mi lado.<br /><br /> Butch sonrió y le dio un tierno beso sobre los ojos que ya estaban medios cerrados por el sueño.<br /><br /> —Tus deseos son órdenes, pequeña —y con una mano tomo la sábana que estaba sobre los pies tapándolos a ambos, se acomodó mejor para que ella estuviera cómoda.<br /><br /> Y ambos se durmieron.Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-36080950233353786782015-12-12T02:26:00.003-08:002015-12-12T02:26:43.198-08:00Las protectoras de la Noche. Capítulo 16.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<br /><br /><br /><br /><br /><b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 16</span></b><br /><br /><br /><br /><br /> Kytara no cabía en sí de gozo. Desde que había estado con Butch, se sentía otra.<br /><br /> Lo peor había sido cuando sus hermanas se dieron cuenta. Mejor dicho, cuando sintieron el olor de la vinculación.<br /><br /> Tarde o temprano se iban a enterar, otra vez ese escalofrío, lo sentía cada vez que pensaba en la reacción de la Virgen Escriba, sabía que estaba condenada, se merecía un castigo. Lo que la extrañaba era que todavía no la hubiera mandado a llamar. Y era mejor no tentar a al destino.<br /><br /> Iba al gimnasio donde se había olvidado el mp5. Sin su música no podía estar un segundo, la ayudaba a despejarse, pero con Butch alrededor se olvidaba hasta de si era de noche o de día.<br /><br /> El primer entrenamiento, si se lo podía llamar así, después de estar juntos, fue una lucha entre, dejar de besarse, y pedirle por favor que dejara las manos quietas y que se concentrara en la clase, a lo que él respondió llevándola a los vestuarios. Era incorregible… Pero no cambiaria nada de su manera de ser.<br /><br /> ¡Joder! Y desde esa vez, llegaron a un acuerdo: Los juegos para las habitaciones, y en los horarios de cacería y entrenamientos nada de besos, para no terminar cocinados por los lessers.<br /><br /> Empezó a sonar su móvil… llamada de Butch.<br /><br /> —¡Hola, pequeña! —su voz era música para sus oídos.<br /><br /> —Hola, guerrero, ¿qué necesitas?<br /><br /> —A ti, desnuda y en mi cama o en la tuya. En la que te quede más cerca.<br /><br /> —Butch, dijimos que nada de juegos, tenemos que salir de caza.<br /><br /> —Pero nos vendría bien para despejarnos —dijo imitando a un chico al que han dejado sin su juguete preferido.<br /><br /> —No, Butch. Por favor, compórtate —dijo regañándolo—. ¿Dónde estás?<br /><br /> —En el despacho Wrath, me mandó a llamar junto con los demás, ¿y tú?<br /><br /> —En el gimnasio, olvidé algo. ¿Dentro de dos horas nos vemos?<br /><br /> —Dalo por hecho, pequeña.<br /><br /> —Bye.<br /><br /> Sin darse cuenta, ya estaba en el gimnasio. Lo empezó a recorrer con la vista, tratando de encontrar el aparato. Al verlo fue hacia el, pero en el momento en que lo iba recoger sintió un escalofrió, su sexto sentido la puso alerta. Lessers. Era imposible, el sistema de seguridad de Vishous era infranqueable. Pero entonces, ¿qué era?<br /><br /> —Kytara.<br /><br /> Se dio la vuelta, pero acompañando el movimiento sacó su daga y la apuntó al intruso. En cuestión de segundos se la había apoyado en la garganta, solo necesitaba un movimiento en falso para degollarla.<br /><br /> —¿Quién eres? Y no me mientas.<br /><br /> —Soy Sheila, una elegida. Me envía la Virgen Escriba, con un recado para su señora.<a name='more'></a><br /><br /> Oh dios… no.<br /><br /> La soltó, mirándola. Sí, era una elegida, no cabía duda, su vestimenta y su forma de dirigirse la proclamaban como tal.<br /><br /> —¿Y cuál es? —Todavía no había guardado la daga, clara señal de defensa contra ella, o más, bien el mensaje.<br /><br /> —La espera a usted y a sus hermanas en La Tumba. Dijo que usted lo estaba esperando.<br /><br /> Si lo esperaba, sabía que tarde o temprano llegaría. La había desafiado y ahora tenía que pagar las consecuencias de sus actos. ¡Maldición!<br /><br /><br /> Las cuatro se encaminaron juntas con sus túnicas blancas, las mismas con las que habían despertado, hacia la piedra negra. Ninguna de ellas quería estar allí, sabían de qué se trataba.<br /><br /> Cuando fueron acercándose la vieron. Con su tradicional manto negro cubriéndola completamente, se alzaba la Virgen Escriba, aguardando. Fue la primera que habló.<br /><br /> —Guerreras —lo dijo en forma de saludo.<br /><br /> Se fueron alineando una al lado de la otra, completamente cubiertas y en una perfecta sincronización hicieron una reverencia.<br /><br /> —Su santidad —dijeron al tiempo.<br /><br /> Las miró una a una, así cubiertas y en esa posición eran iguales pero ella sabía quien era quien.<br /><br /> Mirando a la última, la llamó.<br /><br /> —Kytara, acércate.<br /><br /> Esta se levantó y avanzó hacia ella, en ningún momento levantó la cabeza. [i[¿Ahora quieres clemencia?[/i], pensó.<br /><br /> —Kytara, antes conocida por el nombre de Aire, hija de Kasim con la elegida Shanna, fuiste convocada para sufrir el castigo por tu falta hacia mí y hacia la causa por la que tu madre se sacrificó.<br /><br /> Se escucho un no. Una de las hermanas había protestado, pero al ver que Kytara no se defendía, se calló.<br /><br /> —Sí, Su Santidad —tarde o temprano tenía que pasar.<br /><br /> —Por tu osadía, serás castigada con sesenta latigazos dados por las hermanas.<br /><br /> Tenía que reconocer que tenía miedo. Era la primera vez que iba a ser castigada. Jamás le habían pegado, ella era la que daba los golpes. Se juró en ese momento resistir y la maldita perra sagrada no la iba a escuchar gritar, se quedaría con las ganas.<br /><br /> Kytara ya se encaminaba hacia la gran piedra negra donde estaban escritos los nombres de los guerreros, entre los que se encontraba el de su padre, con el del hombre que amaba. Sangraría por amor como lo hizo su madre.<br /><br /> Cuando se estaba quitando la túnica, la Virgen Escriba la detuvo.<br /><br /> —Espera, bájatela sólo hasta las caderas, los hermanos no tienen que ser testigos de tu deshonra.<br /><br /> ¿Los hermanos? No podían estar aquí. Dios, que Butch no esté, rogó en silencio.<br /><br /> —Disculpe, Su Santidad, pero no entendemos por qué ellos tienen que presenciar esto —Leliel habló con total autoridad, ella nunca se iba por las ramas y tenía que darle crédito, todavía no se había consumido en llamas. Conociéndola, ya debería haber incendiado casi toda La Tumba—. Ya es suficiente que tengamos que ser partícipes de esto, para tener más testigos —no disimulaba nada la rabia que sentía hacia esta injusticia.<br /><br /> Se escucharon unos pasos y todas se dieron vueltas para verlos acercarse. Venían en fila, vestidos en túnicas negras, cubiertos desde la cabeza a los pies. Eran un espectáculo intimidante. No se podía distinguir los rostros, pero estaban los cincos. Butch.<br /><br /> Cuando llegaron hasta ellas, se colocaron detrás de las tres guerreras que quedaban, e iguales que ellas saludaron a la Virgen Escriba.<br /><br /> —Hermanos. Están aquí para ser testigos del castigo que recibirá la guerrera Kytara.<br /><br /> Ahora fue el turno de ellos de quedar atónitos, pero el primero en soltar una queja fue Butch, al quitarse la capucha que le cubría una parte de la cabeza.<br /><br /> —¡No! —Soltó en medio de un rugido. Nadie la iba a tocar.<br /><br /> Wrath puso una mano sobre su brazo, para que se quedara quieto y no saltara hacia la plataforma. Con una mirada le pidió paciencia.<br /><br /> —Mi señora, quisiéramos saber cual fue la falta cometida por la hermana —pidió humildemente Phury, ya que estaba totalmente en contra de ese castigo.<br /><br /> —¿Por qué no se lo preguntas al bastardo de tu amigo? Él lo debe saber —le escupió Nessa. No sabía con quien estaba más enojada, si con el poli o con Aire. ¿Por qué fue tan estúpida de entregarse a él?, pensó con dolor. Entonces, sintió la mirada de Zsadist sobre ella. Su rostro no demostraba nada, como siempre.<br /><br /> —Kytara ha cometido una falta contra un juramento sagrado, al que fue concedida, y por ello recibirá sesenta latigazos —dijo la Virgen Escriba y con eso puso silencio a la discusión que estaba a punto de empezar en su presencia.<br /><br /> Todos se quedaron callados.<br /><br /> —Raysa, antes conocida por el nombre de Tierra, toma el látigo y aplícale veinte latigazos a tu hermana.<br /><br /> Raysa tenía los ojos llenos de lágrimas, no lo quería hacer, tenía el cuerpo paralizado.<br /><br /> —No voy a ser participe de esto, Su Santidad. Mi hermana se entregó por amor.<br /><br /> —¿Te atreves a desobedecerme guerrera? Tómalo o recibirás el doble que Kytara —la Virgen Escriba estaba ya alterada, no entendía que pasaba con todos ellos, ni desde cuando se habían vueltos tan irrespetuosos hacia ella. Con tan solo un movimiento de su mano la empezó a asfixiar. ¿Quién se creía que era?—. No volveré a dar la orden, ¡toma el látigo, Raysa!<br /><br /> Un no estrangulado salió de sus labios. Wrath ya no soportaba el maltrato hacia la guerrera. Como todo macho vinculado saltó en su defensa.<br /><br /> —Yo tomaré su lugar, Su Santidad.<br /><br /> A su lado, estaba Butch insultándolo, siendo sostenido por Vishous y Rhage, que a duras penas lo estaban logrando.<br /><br /> De repente, Raysa volvió a respirar normalmente. Sus ojos no podían creer lo que veían. Wrath tomó el látigo colocándose detrás de Kytara, si llegaba a golpearla jamás se lo podría perdonar. Una lágrima rodó por su mejilla.<br /><br /> Cuando le iba a dar el primer latigazo, Butch se soltó del agarre de sus hermanos, saltando hacia Wrath. De un manotazo, le quitó el látigo de la mano. Estaba ciego de furia. Fue hacia Kytara, pero una fuerza invisible lo detuvo.<br /><br /> —¿Qué crees que estas haciendo, Dhestroyer? —Habló la Virgen Escriba.<br /><br /> —Deteniendo esta locura. Kytara no es culpable de nada. Si alguien tiene que ser castigado, seré yo —trató de luchar contra ese agarre, pero no podía.<br /><br /> —¡No! —Grito Kytara dándose vuelta, tratando de caminar hacia él pero le pasó lo mismo, algo la detuvo. Sus ojos cambiaron a violeta, estaba luchando contra eso—. No voy a permitirlo, yo cometí la falta, no tú.<br /><br /> —Me importa un demonio, Kytara, y grábate en la cabeza que no permitiré que la pequeña figura vestida de negro te haga ningún daño.<br /><br /> —Por favor, Butch. No lo hagas más difícil —trataba por todos los medios de acercarse, pero no podía contra el agarre de la Virgen Escriba. Ni sus poderes podían ayudarla.<br /><br /> Todos eran mudos testigos de esa escena. Nadie decía nada, pero contemplaban el amor que se tenían, la una dispuesta a dar la vida por el otro y el otro dispuesto a recibir el castigo. La vida nunca iba a ser justa y todos lo sabían.<br /><br /> —Butch, ¿tomarías el lugar de Kytara, y recibirías el castigo por ella? —El que habló fue Vishous, odiaba verlo así, pero era una alternativa para que todo terminara en un grado de paz.<br /><br /> —Sí —lo dijo con total convicción. Daría su vida por ella, por su shellan.<br /><br /> —Entonces que así sea —dijo la Virgen.<br /><br /> Y en un segundo Butch tomó su lugar y Kytara fue trasladada a los brazos de sus hermanas que la rodeaban, protectoras.<br /><br /> No podía creer este giro del destino. ¿Por que la Virgen Escriba lo hizo tan simple? Parecía como si fuera lo que esperaba desde el principio, ¿pero por qué?<br /><br /> Uno a uno, fueron dando los latigazos a Butch, hasta las hermanas.<br /><br /> Raysa parecía que pedía perdón por ese acto, Leliel trataba de disimular y Nessa directamente le azotaba la espalda a Butch. Para ella el culpable era él y tenía que pagar.<br /><br /> El último turno era de Kytara. Fue como si el tiempo se detuviera. Tomó el látigo y miró la espalda ya totalmente marcada de su guerrero. No podía hacerlo, no podía lastimarlo, porque al hacerlo, sería como golpearse ella misma. Cada uno de esos latigazos que recibió, ella los había sentido en el alma. Jamás se lo podría perdonar, por querer ser libre de una sentencia, condenó a un ser amado por ella.<br /><br /> —No puedo, Butch —susurró su nombre pidiéndole perdón.<br /><br /> —Hazlo, pequeña, no es nada.<br /><br /> Una lágrima corrió por la mejilla de ella.<br /><br /> —Deja el látigo, guerrera, ya fue suficiente —dijo la Virgen, por primera vez hablaba desde que el castigo comenzó—. Hermanos, tomen al hermano y márchense con las hermanas. Tú, Kytara, cuidarás de él —dicho esto, desapareció.<br /><br /> Kytara no entendía nada. ¿Qué había dicho? Pero no importaba, corrió hacia Butch antes que este se desplomara contra el suelo, colocó su cabeza sobre su regazo, boca abajo, haciéndole soltar un suspiro.<br /><br /> —Mi pequeña, ¿estás llorando? —Preguntó entre susurros.<br /><br /> —No, es una basurita, tonto —en verdad estaba sollozando. Pero no quería que supiera cuanto había sufrido por él, sintiéndose culpable de todo eso.<br /><br /> —Mentirosa —le dijo, y se desmayó.<br /><br /> Los hermanos se acercaron para tomarlo en brazos. Rhage iba a seguir a Leliel, pero Vishous se interpuso con su brazo e hizo señas. Al ser el más fuerte, se encargó de la tarea de llevarlo hasta el coche. No hizo falta decir que Kytara iría con ellos.<br /><br /> Nessa y Raysa habían decidido desmaterializarse directamente a la mansión. Ya tendrían tiempo de preguntarle a Leliel sus razones para haber huido.<br /><br /> En el asiento trasero del auto, Kytara iba acariciando el cabello de Butch. Lo habían colocado boca a bajo, para que las heridas no le molestaran.<br /><br /> —Te amo, Butch —murmuró dándole un suave beso en sus cabellos.<br /><br /> —Díselo cuando despierte —comentó Vishous.<br /><br /> Todos iban callados, ya que había sido una experiencia muy fuerte lo que habían vivido en el templo.<br /><br /> —Lo haré —dijo muy segura de ella misma. Habían desafiado juntos a la Virgen Escriba y habían salido vencedores.<br /><br /> Vishous miro por última vez a los amantes. En el fondo siempre había sabido que ella lo protegería, tenia que ser así.<br /><br /><br /> Cuando llegaron a la mansión, Kytara los guió hacia su habitación. Ninguno de los hermanos protestó o dijo algo, ya que sabían de sobra que el poli lo querría así.<br /><br /> Pero antes de retirarse, Vishous se dirigió hacia ella y le dijo:<br /><br /> —Cualquier cosa que necesites...<br /><br /> No lo dejó terminar la frase.<br /><br /> —Lo sé, V, y gracias.<br /><br /> —Quiero que sepas, guerrera, que no estoy de acuerdo con lo que se hizo a Butch. Pero lo comprendo.<br /><br /> —No esperaba menos de ti, y por eso te respeto.<br /><br /> Vishous le hizo un gesto con la cabeza y se retiró cerrando la puerta.<br /><br /> Kytara no perdió el tiempo y fue hacia Butch, su espalda estaba cortada en jirones, y tenia una buena cantidad de sangre seca. El proceso de curación iba a ser doloroso, pero ella se encargaría de que fuera soportable.<br /><br /> Fue hacia el baño y tomó unas toallas a las que humedeció, sacando aparte medicamento y gasas para las curaciones.<br /><br /> Cuando volvió, se colocó detrás de él, con la toalla le fue limpiando muy suavemente las heridas, por cada toque, el cuerpo del guerrero daba un salto y soltaba un gruñido. Todavía no había abierto los ojos. Después de terminar de limpiar la espalda, le puso los medicamentos que le harían bien a las heridas, cubriéndolas con gasas.<br /><br /> Su guerrero, ella lo cuidaría. Le acarició los cabellos tan suaves, recorriendo su mejilla, luego su mandíbula que tantas veces había besado, y por último su brazo, que estaba doblado debajo de su cuerpo.<br /><br /> Todavía tenía la túnica puesta. Con un movimiento de la mano convocó al aire y con su ayuda se la quitó, dejándolo desnudo sobre la cama.<br /><br /> Viéndolo bien arropado se dirigió hacia el baño, para darse una ducha. Cuando se quitó la túnica y se metió bajo la ducha, recordó cada momento vivido, cada latigazo que recibió en su lugar, sin darse cuenta que las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas. Él no se merecía eso, había sido tan bueno con ella, tan considerado. Dios, ¡cuanto lo amaba!<br /><br /> Y ya no quedaron dudas, Butch la amaba. No le alcanzaría la vida para agradecerle lo que había hecho por ella. Y se juró jamás volver a dudar de él.<br /><br /> Lloró durante mucho tiempo, hasta que ya no le quedaron más lágrimas. Entonces, envuelta en una toalla, volvió junto a Butch. Se acostó a su lado, tomando su cabeza, la apoyó sobre su pecho, comprobando su comodidad y la de ella. Apagó con ayuda de su mente las luces y corrió las cortinas. Con la quietud del amanecer se durmió.<br /><br /><br /><br /> Era una noche un poco fresca para esa época del año en que se encontraban. Aún así, Zsadist se encontraba en los jardines de la mansión. Faltaban sólo un par de horas para el amanecer y se dirigía hacia uno de sus lugares favoritos.<br /><br /> Se trataba de una pequeña cascada que caía a un estanque, perdida en alguna parte de esos inmensos jardines. Era un lugar lleno de calma, una especie de santuario para él. Pero nunca lograba calmarlo del todo.<br /><br /> De todos modos, esa noche había sentido una gran necesidad de dirigirse hacia allí.<br /><br /> Había sido una noche terrible. Los sucesos vividos en La Tumba lo habían inquietado demasiado, apenas si había contado con la fuerza necesaria para sujetar el látigo con el que tenía que golpear a su hermano.<br /><br /> Se sentía inquieto, con mucha energía contenida que no había podido liberar, pero no tanto como otras veces. Pero solo había querido dirigirse allí. Nada más.<br /><br /> Una suave brisa sopló, trayéndole el aroma del agua y el sonido de esta cayendo por la cascada.<br /><br /> Atravesó los últimos árboles del bosquecillo, hasta llegar al fin al claro. Todo allí brillaba bajo la luz de la luna.<br /><br /> Se acercó al pequeño estanque y se acuclilló en sus orillas. Estuvo un largo rato observando el reflejo de la luna en la superficie del agua. Su color plateado como el acero le recordaba unos ojos. Un par de ojos que observaban a su gemelo, aunque también lo observaban a él, le había dicho, cosa que lo sorprendía. Pero lo que más sorpresa le causaba, era darse cuenta de cuanto había estado observando esos ojos. Los había visto llenos de alegría y diversión, en especial cuando estaba con sus hermanas; había visto preocupación en ellos, también en sus hermanas; llenos de precaución, cautela y desafío, como en la primera reunión; los había visto brillar de expectación durante las luchas en las calles y crudos de dolor y rabia en La Tumba. Y muchas veces fijos en él. Eso no era bueno, lo último que necesitaba era llamar la atención de una hembra.<br /><br /> Suprimió un escalofrío al recordar brevemente al ama.<br /><br /> Pero lo que menos le gustaba de esos ojos era que le gustaba tenerlos sobre sí.<br /><br /> Ése, era un pensamiento de mierda, en más de un sentido. Era malo porque significaba anhelar algo sumamente lejano y a lo que no tenía ningún derecho; y también porque significaba que algo andaba mal en él.<br /><br /> Bien, en realidad, todo andaba mal en él, pero ese deseo en particular se colocaba a la cabeza de la lista.<br /><br /> Una hoja cayó al agua, distorsionando el reflejo de la luna y sacándolo de sus cavilaciones. Lentamente, estiró una mano y tocó la superficie del agua.<br /><br /> Un ruido como algo emergiendo del agua se escuchó. En un ágil movimiento, Zsadist se puso de pie, en posición de ataque y desenfundó una de sus dagas. Se quedó de piedra al ver el torso que asomaba a la superficie del estanque.<br /><br /> —¿Zsadist? —Preguntó con una suave voz.<br /><br /> Nessa estaba allí, flotando, con su suave piel brillando por las gotas de agua que aún rodaban por ella, al igual que su cabello, que a pesar de estar empapado, seguía perfectamente rizado.<br /><br /> —¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Le preguntó ácidamente.<br /><br /> —Tomo un baño —le respondió tranquilamente—. Ya puedes guardar eso —señaló su daga.<br /><br /> Sin hacerle caso, volvió a acuclillarse, mientras lanzaba su daga y la volvía a atrapar.<br /><br /> —Para eso están las duchas de la casa.<br /><br /> —Oh, vamos, necesitaba un baño con agua de verdad, no con eso que cae de esas regaderas de metal.<br /><br /> Formó una cuenca con sus pequeñas manos y tomó un poco de agua en ella. La acercó a su rostro, la olió y sonrió, como si fuera altamente satisfactorio. Luego, dejó caer el agua de poco, escuchando atentamente el sonido que hacía, como si fuese la melodía más hermosa del mundo.<br /><br /> —Este lugar es casi mágico —dijo, mientras acariciaba la superficie del agua, como si de un amante se tratara.<br /><br /> Fue en ese momento que Zsadist recordó que ese estanque no tendría más de un metro de profundidad, y eso sólo en su centro. Ella estaba a centímetros de la orilla.<br /><br /> —¿Dónde está el resto de tu cuerpo? —Le preguntó extrañado.<br /><br /> Eso fue, realmente, una mala cosa. Al hacer esa pregunta, no pudo evitar fijarse en la parte del cuerpo de ella que sí era visible. Su rostro ovalado, el fino cuello, los hombros como de marfil, el nacimiento de sus senos. Al llegar a ese punto pudo sentir como un extraño calor se extendía por todo su cuerpo, para concentrarse finalmente en su entrepierna. Desvió la mirada hacia la cascada, que se encontraba a su izquierda.<br /><br /> La hembra, al darse cuenta del escrutinio, se sumergió aún más, dejando visible solo su rostro, mientras el resto desaparecía. Un suave rubor cubrió sus mejillas.<br /><br /> —Esto… —tuvo que aclararse la garganta—. Olvídalo —le dijo por fin.<br /><br /> —Fundido —le respondió con voz suave a causa del bochorno.<br /><br /> —¿Fundido? —La confusión hizo que volviera a mirarla, y al hacerlo, deseó que ella volviera a emerger. Supuso que la siguiente cosa que debería hacer era meter la cabeza en el agua durante una hora.<br /><br /> —Sí, fundido. Ya sabes, con el agua. Es parte de mí —dijo con voz vacilante mientras lo miraba a los ojos con decisión.<br /><br /> Aunque pareciera increíble, esa expresión hizo que su miembro se pusiera aún más duro. Gracias al cielo, la posición en la que estaba ocultaba la evidencia de su deseo.<br /><br /> Asintió brevemente y continuaron observándose un largo rato, ella perdida en su propias cavilaciones, él maldiciéndose por no largarse de allí en ese mismo instante. No podía negar que algo en él reaccionaba cada vez que estaba con ella y no entendía el por qué. Cada vez que salían a patrullar las calles, no podía evitar quedarse observándola embelesado, tal era su gracia asesina. Y así mismo, no podía impedir que una furia negra se alzara en él cada vez que la golpeaban. Pero había algo que sabía con certeza, y era que nada bueno podía salir de todo eso.<br /><br /> Fue ella quien rompió el silencio.<br /><br /> —Hoy a sido una noche difícil.<br /><br /> —Lo sé —le escupió.<br /><br /> —Y sin embargo la luna brilla tan pura y brillante...<br /><br /> Zsadist levantó la mirada unos momentos, dirigiéndola a la delgada luna y luego volvió a encontrar los ojos de la hembra.<br /><br /> —Si tú lo dices.<br /><br /> —Puede que se trate de un buen augurio, habernos encontrado bajo esta luz.<br /><br /> Le sostuvo la mirada, mientras apretaba fuertemente el mango de su daga. Corre, le decía su cabeza, sabedora del peligro que encerraban esas palabras, pero se sentía incapaz de romper el contacto visual. Mientras tanto, esa sensación de calidez volvía a expandirse a través de su cuerpo, tocando esta vez partes que ignoraba que aún poseyera, como su corazón, su alma.<br /><br /> Y como si esa mala idea no fuera suficiente, tenía a la cosa entre sus piernas gritándole qué sería exactamente un buen augurio. Inmediatamente, una imagen de Nessa levantándose y poniéndose de pie, dejando al descubierto todo su cuerpo, le vino a la mente. El impacto que le causó fue tal que podía jurar que había sentido el golpe en la parte posterior de su cabeza.<br /><br /> Rompiendo por fin el contacto con sus ojos, se puso de pie rápidamente y envainó su daga. Sacudiendo levemente la cabeza para alejar todo pensamiento de ella, levantó la vista al cielo, donde la luna ya estaba descendiendo.<br /><br /> —El amanecer está cerca, ¿te quedarás a freírte?<br /><br /> —No, gracias. Me gusta mi piel clara como es.<br /><br /> A él también le gustaba, le encantaba, y eso estaba mal.<br /><br /> —Bien, eh…<br /><br /> —Dejé mi ropa junto a ese arbusto —señaló a la orilla contraria—. Ya vengo.<br /><br /> Se levantó, dejando a la vista otra vez sus pequeños hombros y un poco más. Por más que intentó, no pudo apartar la vista ni evitar sentir calor. Ella pareció darse cuenta de eso. Se detuvo, se ruborizó y se giró.<br /><br /> —Por favor, no mires cuando salga —dijo suavemente, mientras comenzaba a avanzar.<br /><br /> Lo cual era una excelente idea. Se dio la vuelta y volvió a mirar a la luna, que estaba menguando, y no tenía más grosor que el de una uña.<br /><br /> Oyó el ruido del agua cuando ella salió completamente y después oro más suave, como el de hojas siendo movidas. Cinco minutos después, Nessa se aclaró la garganta. Miró sobre su hombro y la encontró a su espalda. Tenía puesta una camiseta sin mangas blanca que parecía sucia ante la pureza de su piel, y una amplia falda negra y roja que le llegaba a los tobillos. Sus pies estaban descalzos.<br /><br /> —Vamos —le dijo comenzando a avanzar.<br /><br /> Como siempre, ella se mantuvo a su altura. Se suponía que no debiera hacerlo, pero podía oír el suave sonido de sus pies rozando el césped y su respiración, un poco más rápida de lo normal, ya que debía andar algo ligero. Pensó que si pudiera escuchar esos sonidos durante el día, tal vez por fin consiguiera dormir en paz. Maldito fuera.<br /><br /> —¿Por qué…? —Comenzó a preguntar, pero se detuvo, suponiendo que la cura era peor que la enfermedad.<br /><br /> Nessa levantó la mirada como esperando que terminara de formular la pregunta, pero no lo hizo. Esperaba que no se lastimara los pies por ir descalza.<br /><br /> —Anda, Zsadist, pregúntame. No me molesta.<br /><br /> Y él que creía que era una hembra inteligente.<br /><br /> —¿Por qué te molestan tanto los callejones?<br /><br /> No había podido dejar de notarlo. Se estremecía cada vez que pisaba alguno, y una muesca de asco deformaba sus labios. Sabía que prefería perseguir a los lessers no solo porque disfrutaba el juego, sino porque no soportaba estar más tiempo del necesario en esos rincones oscuros de Caldwell, y se escabullía de ellos apenas terminaba su trabajo.<br /><br /> Nessa dudó al dar el siguiente paso, pero luego continuó con su andar firme. Su expresión se volvió completamente neutra.<br /><br /> —Dijiste que no te molestaba —ahora le urgía saber.<br /><br /> Ella le lanzó una mirada fulminante antes de volver a mirar al frente y borrar toda expresión de su cara.<br /><br /> —Antes… Antes estuve mucho tiempo en lugarejos como esos y… no era bueno. No lo era.<br /><br /> —¿Antes?<br /><br /> —Antes de mi transición.<br /><br /> —¿Por qué no era bueno?<br /><br /> Un olor sucio comenzó a emanar de ella. Tardó dos segundos en darse cuenta de que se trataba de vergüenza. Y dos segundos más en encadenar lo poco que ella le había dicho.<br /><br /> Se detuvo, asqueado e impresionado. No podía ser…<br /><br /> —¿Eras una pros…?<br /><br /> —¡Callate! —Le gritó interrumpiéndolo.<br /><br /> Su largo cabello caía hacia delante, ya que tenía la cabeza gacha, ocultándola de su vista. Se había detenido también y apretaba fuertemente sus puños.<br /><br /> —Nessa… —quizo decir.<br /><br /> —Por favor —levantó una mano con el dedo índice alzado—. Por favor. No lo digas. Sólo no lo digas.<br /><br /> ¿Cómo podía explicarle? ¿Cómo podía decirle que no la juzgaba? ¿Cómo explicarle que, al contrario de lo que creía, la entendía?<br /><br /> —Yo… —intentó otra vez.<br /><br /> —¡Sólo no lo digas! —Volvió a gritar—. Yo… yo… ¡Tenía hambre! Tenía hambre, tenía frío, me lo ofrecieron y… Sólo quería comer. Yo, yo… Soy fuerte, soy muy fuerte, soy una gran guerrera. Sí puedo estar junto a mis hermanas, si puedo luchar junto a ellas. Me he limpiado, me he purificado, de veras, ¡de veras! No soy indigna, solo quería comer. Estaba sola y tenía hambre… Por favor…<br /><br /> Había comenzado a temblar violentamente, tanto que le sorprendía que aún pudiera mantenerse en pie. Un hilo de sangre caía de sus manos, que se había lastimado debido a la fuerte presión que ejercía con sus dedos.<br /><br /> Su dolor le dolía. No entendía por qué, ni que tenía esta guerrera, pero no podía negarlo. Le dolía terriblemente verla así. Pero no quería, no quería que ella le importara. Estaba mal, muy mal y él sabía el por qué mejor que nadie. Y ahora que sabía parte de su pasado, sabía que lo que menos merecía Nessa era algo como él.<br /><br /> Aún así, elevó su mano y con su dedo, colocándolo bajo su barbilla, elevó su mirada hacia la de él. Su estómago dio una sacudida cuando por fin la tocó. Silenciosas légrimas trazaban un surco por sus mejillas.<br /><br /> —Nessa, no te juzgo.<br /><br /> —Por favor, no me compadezcas, no puedo…<br /><br /> —No lo hago —la interrumpió—. Debes entender que entiendo tu necesidad y no podría juzgarte.<br /><br /> Rompiendo el contacto, ella miró hacia otro lado.<br /><br /> —Mientes —dijo con un gruñido. Había dejado de temblar.<br /><br /> —No podría. Mírame a lo ojos y dime si te estoy mintiendo.<br /><br /> Soltando una risa amarga le respondió sin mirarlo.<br /><br /> —Tus ojos están vacíos, Zsadist. No hay nada en ellos.<br /><br /> Bien eso era verdad y no tenía por qué dolerle, pero lo hacía. Maldita hembra.<br /><br /> —Mírame —esta era una orden en una voz baja y peligrosa.<br /><br /> Ella aún se resistía, pero cuando alargó de nuevo para tomarle el rostro, lo miró directamente a los ojos. La tristeza que dibujó su rasgo le llegó al corazón. Su cuerpo comenzó a temblar otra vez y esta vez, cuando comenzó a sollozar, se tapó la cara con las manos. Había visto la verdad en él.<br /><br /> —Nessa, no llores.<br /><br /> —¿Por qué? ¿Por qué no me juzgas? Todos lo hacen —dijo entre sollozos—. Y si no lo hacen se compadecen de mí, ¡y odio eso! Prefiero que me odien por lo que fui. Mis hermanas me compadecen. No soy digna de ser una guerrera, lo sé, pero no puedo aceptar que me admitan por lástima.<br /><br /> —Si tus hermanas te aceptan, estoy seguro que lo hacen por tu valía y porque te aman, no porque te tengan lástima.<br /><br /> —¿Y tú que sabes de amor? —Le espetó sin descubrirse el rostro.<br /><br /> Podía entender que estuviera mal, con miedo y atravesando una crisis, pero de ninguna manera podía seguir admitiendo que siguiera atacándolo sin razón, en especial, porque lo hacía con la verdad que él ya sabía y a pesar de todo, por salir de sus labios, le dolía como nunca le había dolido.<br /><br /> Se acercó a su pequeña figura y se irguió amenazador sobre ella.<br /><br /> —Puedo consentir lo que quieras, pero no permitiré que me ataques sólo por que tú te sientes desgraciada.<br /><br /> Nessa sólo siguió llorando un largo rato. Quería acercarse y calmarla, consolarla pero, ¿qué sabía de eso? Sus palabras le dolieron aún más y reprimió un gruñido de furia.<br /><br /> De a poco, ella comenzó a calmarse. Cuando su llanto casi había cesado, se limpió el rostro y lo miró.<br /><br /> —Lo siento —le dijo con voz forzada—. Yo… Tienes razón.<br /><br /> —Ya, da igual.<br /><br /> Se quedaron en silencio un minuto, sin mirarse y luego, sin consultarlo, ambos comenzaron a andar otra vez hacia la mansión.<br /><br /> Ambos tenían un caminar lento, suave. Miraban al frente, hacia los lados, el cielo, pero nunca cruzaban la mirada entre ellos.<br /><br /> Se detuvieron a cien metros de la mansión, aún protegidos por las sombras que cada vez eran más tenues.<br /><br /> —Créeme, no te juzgo ni te considero indigna. Eres una gran guerrera. Te repusiste de todo lo que te sucedió y probaste tu fuerza ante el mundo. Eres valiente —sentía que era necesario que ella lo supiera.<br /><br /> —Gracias. Yo… No quería hacerlo, Zsadist, no me gustaba. Pero… El hambre duele.<br /><br /> —Lo sé, Nessa. Buscaste sobrevivir y triunfaste en donde muchos no lo hicieron. Eres una guerrera, en todo sentido.<br /><br /> —Mis hermanas me lo han dicho también.<br /><br /> —Pero no les crees —así como él no le creía a Phury.<br /><br /> —No. Pero a ti sí.<br /><br /> No respondió a eso. No tenía una respuesta y aunque la tuviera, igual no lo habría hecho. No sería prudente. Simplemente, volvió a mirar hacia el cielo, otra vez.<br /><br /> —Ya es tarde. Vámonos.<br /><br /> Avanzaron unos cincuenta metros cuando ella le habló.<br /><br /> —Zsadist, yo… —ambos se detuvieron—. Quería agradecerte.<br /><br /> —No lo hagas, no hice nada.<br /><br /> —Bueno, yo creo que sí. Por eso te lo agradezco.<br /><br /> —Ya, bueno.<br /><br /> Nessa se acercó lentamente, con la mirada clavada en su pecho y alzó una mano. Lenta, muy lentamente, fue acercándola hasta posarla suavemente en su brazo.<br /><br /> La calidez de su mano se extendió desde allí hacia el resto de su cuerpo, haciéndole sentirse de una manera que jamás lo había hecho, haciéndole desearla más que nunca, pero no queriendo follarla, sino… sentirla cerca, para que lo aliviara, para aliviarla.<br /><br />Agobiado por todos esos sentimientos, suavemente, se alejó un paso, separando su brazo de su mano.<br /><br /> Ella lo miró a los ojos y luego le regaló una débil sonrisa. Sabía que no la había despreciado, que sólo necesitaba un poco de espacio.<br /><br /> —Volvamos a la casa —le dijo con la voz ronca.<br /><br /> Siguieron caminando hasta que entraron, con el sol ya amenazándolos con sus primeros rayos. Después, sin una palabra más, pero con la cabeza llena de cosas, cada uno se dirigió hacia su habitación, no sin antes compartir una última mirada antes de tomar caminos contrarios.Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-12742021393435139752015-12-08T23:13:00.002-08:002015-12-08T23:13:53.008-08:00Las protectoras de la Noche . Capítulo 15.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<b><span style="font-size: large;"><br /><br /><br />CAPÍTULO 15</span></b><br /><br /><br /><br /><br />Después de haber meditado las palabras durante un buen tiempo, Leliel fue al encuentro de la Virgen Escriba, que se encontraba donde siempre, en su fuente con sus aves.<br /><br />—¿Para qué acudes con preguntas de las que ya sabes las respuestas? —Inquirió la Virgen Escriba.<br /><br />Leliel apretó los puños fuerte, debía contenerse si quería sacar algo bueno de esta conversación.<br /><br />—Mi señora —dijo casi en un susurro—. Yo quisiera que usted reconsiderara la situación…<br /><br />La Virgen Escriba la interrumpió.<br /><br />—No entiendo.<br /><br />—Por favor, déjeme continuar —pidió Leliel mordiendo cada palabra—. Entiendo que fue un pedido explícito de mis padres. Pero creo que le he brindado todo mi apoyo a la raza, creo merecer un poco de paz.<br /><br />—Guerrera, no estás en condiciones de pedir nada. Has matado a mucha gente con tu poder, y desde que te desperté, lo único que has hecho fue herir a los que se encuentran a tu alrededor —dijo furiosa pero manteniendo esa postura de señora de la alta sociedad.<br /><br />Leliel estalló en furia.<br /><br />—¿Y usted cree que lo hice conscientemente? ¿Cree que a cada persona inocente que maté lo hice por placer? —Preguntó gritando, haciendo que de sus manos brotaran chispas de fuego—. Tanto usted como mis padres deberían cargar con ese peso, pero no, la única idiota que lo hace soy yo.<br /><br />La Virgen Escriba elevó su mano, e instantáneamente, Leliel pasó a estar estrangulada por una fuerza superior.<br /><br />—No me faltes el respeto, guerrera, porque te puede ir mal.<br />
<a name='more'></a><br /><br />—¿Acaso piensa matarme? —Preguntó con dificultad—. Porque si es así, me estaría haciendo un favor enorme —dijo sincera, mirándola a los ojos.<br /><br />La Virgen Escriba se sorprendió de la sinceridad y la crudeza de las palabras de Leliel, pero no mostró compasión.<br /><br />—Tus padres te sentenciaron con estas palabras: “Estas maldita y maldita vas a morir… eres una deshonra para nosotros. Ningún macho se vinculara contigo, no permitiremos que un monstruo como tú tenga descendencia”.<br /><br />Leliel cerró los ojos, todavía calaban hondo esas palabras. Tenía tan solo dieciséis años cuando buscó a sus padres para pedirles que levantaran la maldición. Ella se forzó para no llorar, pero al fin y al cabo todo su dolor, su odio, su ira debían salir por algún lado.<br /><br />—Entonces vuélvame a dormir —pidió casi en forma de súplica.<br /><br />—Fuiste despertada para luchar, no para hacer relaciones sociales, guerrera —dijo de forma rígida y firme.<br /><br />Leliel iba a hablar cuando de repente apareció en su habitación.<br /><br />—¡Maldición! —Gritó enfurecida, su cuerpo comenzó a elevar su temperatura. Pronto haría combustión y era malditamente seguro que no debía estar en la mansión al hacerlo, o quedarían todos expuestos a las llamas. Entonces recordó el refugio que tantas veces había usado con sus hermanas, sólo le bastó imaginarlo para materializarse dentro de él. Un grito ensordecedor invadió todo el lugar para dar paso a una gran bola de fuego. Luego, la paz dejando lugar a las cenizas. Pronto ella estaba acostada, adolorida y con el cuerpo sucio.<br /><br />Odiaba tener que pasar por eso. Odiaba su vida y su maldición, pero mucho más odiaba a sus padres y a la misma Virgen Escriba.<br /><br />No quería llorar, no quería ser débil… Pero no podría soportarlo mucho más y rompió en llanto. Estaba sola, nadie la vería en ese estado deplorable. Podría esperar las recuperar fuerzas y luego volver a la mansión.<br /><br />Necesitaba un poco de soledad, se dijo a sí misma intentando auto convencerse que así estaba bien. Además ya pasaste tantas veces por esto que una vez más, lamentablemente, no te va a matar… se dijo divertida.<br /><br />Poco a poco el sueño comenzó a vencerla…<br /><br />Cuando de repente, Nessa se materializó en la cueva para encontrarse con el cuerpo acurrucado de Leliel. Sin decir palabra se arrodilló a su lado.<br /><br />Le acarició el cabello mientras la llamaba:<br /><br />—Leliel, déjame ayudarte e iremos a la mansión, ¿sí? Allí podrás reponerte más rápido —le dijo mientras trataba de ayudarla a incorporarse.<br /><br />Se quitó el abrigo y se lo colocó a su hermana.<br /><br />—Vamos Leliel, todos estábamos preocupados por ti, las demás están esperando que volvamos pronto a la mansión. Ya tendrás tiempo para reponer energía, solo haz un último esfuerzo —le susurró.<br /><br />Leliel suspiró profundamente.<br /><br />—Iremos directo a mi cuarto, Nessa —dijo casi murmurando—. Quiero estar sola.<br /><br />Nessa se limitó a asentir.<br /><br />—De acuerdo, haz este último esfuerzo y podrás estar en esa cama tan deliciosa que tienes.<br /><br />Una vez en la habitación de Leliel, la ayudó a acostarse en su cama y la arropó.<br /><br />—De verdad, ¿no quieres que me quede contigo a pasar la noche? —Preguntó preocupada.<br /><br />Leliel negó.<br /><br />—No, necesito estar sola y descansar —dijo dándose media vuelta para darle la espalda—. Sólo necesito estar sola, Nessa. Gracias por traerme —y no dijo nada más. Se limitó a cerrar los ojos, esperando quedarse dormida.<br /><br /><br />Dos días después de la pelea, Leliel volvió a dar signos de vida por la mansión. Se encontraba débil, había pasado gran parte de la mañana con amenazas de vomitar.<br /><br />—¡Mierda! —Se quejó por lo bajo cuando tuvo que sostenerse del pasamanos de la escalera para no caerse.<br /><br />Cosa que pudo observar Vishous, que venía entrando a la mansión. Entonces la sostuvo por detrás.<br /><br />—¿Estás bien? —Preguntó, ayudándola a sentarse a los pies de la escalera.<br /><br />Ella asintió.<br /><br />—Supongo —dijo un poco apenada.<br /><br />—Tendrías que hablar con Rhage para alimentarte —dijo mucho antes de darse cuenta de que estaba hablando de más.<br /><br />Leliel negó.<br /><br />—No, yo sola puedo… Él debe tener sus cosas que hacer —dijo dolida. Desde hacía tres días que no lo veía, ella había estado recuperándose y Rhage ni siquiera había sido capaz de acercarse a ver como estaba.<br /><br />Vishous negó en forma de desaprobación.<br /><br />—No te adelantes a sacar conclusiones, hembra —dijo parándose—. No me corresponde meterme entre vosotros, pero él también estuvo tan complicado como tú. Quizás sería bueno que uno de los dos dé el brazo a torcer —le extendió una mano para ayudarla a levantarse—. Hay veces en las que hay que sentir que perdemos para darnos cuenta de lo que sentimos.<br /><br />Ella bajó la mirada.<br /><br />—Yo… No sé… Es todo… —pero Vishous la interrumpió.<br /><br />—Sí, lo sé y apesta como un demonio. Pero es lo que nos tocó —dijo, sabiendo por propia experiencia lo que le pasaba a Leliel. Todavía seguía sujetando a la hembra, de los hombros, porque no se podía mantener en pie—. Creo que tendrías que alimentarte…<br /><br />Un gruñido lo interrumpió.<br /><br />Vishous levantó las manos.<br /><br />—¡Hey! No malentiendas las cosas. Está mareada y no puede mantenerse en pie —dijo mirando a Rhage, que estaba casi preparado para saltar al cuello de su hermano—. Mejor os dejo solos.<br /><br />Leliel tuvo que apoyarse contra la pared, ni sus piernas ni su cuerpo estaban funcionando como correspondía.<br /><br />Rhage se acercó a ella, como un depredador acecha a su presa. La tomó de los hombros atrayéndola contra él. Cuando sus cuerpos chocaron, se podía sentir en el cuerpo de Leliel que el fuego estaba comenzando a ganar terreno. Sin perder más tiempo la besó. No fue nada tierno. No había amor en ese beso solo había celos.<br /><br />Él se estaba quemando de la furia que sentía, quería que ella nunca mirara a otro. En su vida solo tenía que tener ojos solo para él, ser él. Ningún otro macho podría tocarla… y mucho menos besarla.<br /><br />Su lengua se abrió paso entre los labios apretados de la guerrera, quería someterla a su pasión.<br /><br />Leliel se resistía… Comenzaba a sentir miedo del macho. Nunca en todo este tiempo Rhage había actuado de esa manera. Ella tomó fuerza y lo alejó de un empujón lo que le valió terminar sentada en el suelo.<br /><br />—¿Qué demonios te pasa, Rhage? —Preguntó sin entender nada.<br /><br />—¿Quién besa mejor? —Preguntó levantándola del brazo. Leliel lo miró sin entender. Frunció el ceño—. Dime —dijo gritando y sacudiéndola—. Dejas de jugar conmigo y entonces vas y juegas con Vishous. ¿Después quién sigue? ¿Phury? —Preguntó con ironía.<br /><br />Ella abrió mucho los ojos. Empujó a Rhage para que la soltara y sacó fuerzas de algún lado para darle una cachetada que resonó en toda la sala.<br /><br />—¿Sabes lo que eres? Un maldito idiota, un estúpido… Eso es que lo eres.<br /><br />Rhage no cabía dentro de su asombro por el golpe y toda la escena que acababa de hacer.<br /><br />—¿Te preguntaste dónde mierda estuve estos casi tres días? —Preguntó histérica—. No, claro. Yo, señor macho, no pregunto, solo sacó conclusiones y listo —dijo caminando de un lado a otro y sosteniéndose un poco en el pasamanos—. Estaba en mi cuarto. Sola porque había tenido uno de mis episodios —dijo bajando la voz, y sentándose a los pies de la escalera—. Tú también, ¿no es así? —Preguntó ella apoyando la cabeza entre las manos. No tenía ganas de pelear, estaba cansada de discutir… solo deseaba un poco de paz, tan solo un poco.<br /><br />Rhage se sentó a su lado, se sentía terrible… Era un idiota. Todo por culpa de esa maldita cosa de macho vinculado. Pero él no la había marcado. Lo quería hacer, le deseaba con todo su ser.<br /><br />—Lel… yo… —dijo intentado abrazarla.<br /><br />Ella rechazó todo contacto con él.<br /><br />—No, Rhage, no me toques. Ahora mismo quiero estacarte contra la pared —Leliel lo observó con los ojos llenos de lágrimas—. No entiendo el por qué de tu desconfianza. Jamás hice nada para que desconfíes de mí. Simplemente me estaba ayudando a estar en pie. Desde que desperté que no me alimento y quería pedirte que tú lo hicieras —susurró ella, con mucha vergüenza.<br /><br />Rhage se sorprendió ante el pedido. Por un momento, creyó que eran las palabras más dulces que podría escuchar en toda su vida.<br /><br />—Yo… no sé qué decirte.<br /><br />Leliel sonrió.<br /><br />—No hace falta que digas nada, solo quiero que sepas que no tenía planeado enamorarme. Jamás ningún macho me vio como tú me ves —Rhage seguía sin entrar en razón—. ¿Por qué te cuesta tanto creerme? —Preguntó acariciando su rostro—. Rhage, yo te amo. No hay otro macho que me haga sentir todo lo que me haces sentir. No quiero que dudes de mí, eres hermoso… Todavía no entiendo cómo es que estás interesado en mi, te lastimé muchas veces —ella bajó la vista. Era una de las primeras veces que decía de verdad lo que sentía y él no había emitido palabra alguna.<br /><br />Rhage se armó de valor. Entonces hizo que ella lo mirara.<br /><br />—Sería un placer alimentarte —susurró con su voz áspera—. Yo… no sé qué es lo que me hiciste —dijo un tanto abochornado—. Pero también te amo. Quiero hacerte mía y solo mía —dijo con los dientes apretados.<br /><br />Ella suavizó esa expresión con una caricia.<br /><br />Rozaron sus labios suavemente.<br /><br />Se deseaban mutuamente, pero ninguno tenía prisa.<br /><br />Leliel mordisqueó los labios de él. Rhage respondió tomándola de la cintura y colocándola en sus rodillas. Ella enredó sus dedos en su cabello, entonces profundizó el beso.<br /><br />Rhage abrió la boca para aceptar con gusto aquel beso, que no era un simple beso. Había muchas más cosas escondidas dentro de ese acto. Él acaricio su espalda desnuda, tiene la piel más suave que jamás había tocado. Sintió que la bestia dentro de él quería tomarla, se presionó para que no saliera y así fue.<br /><br />—Rhage… —llamó ella con la voz cargada de placer.<br /><br />Él beso sus labios.<br /><br />—Vamos, estás muy débil —dijo cargándola en brazos hasta el cuarto de ella.<br /><br />Una vez dentro de la habitación la recostó sobre la cama suavemente.<br /><br />Rhage dejó libre una de sus muñecas y se la acercó a ella para que pudiera alimentarse, pero Leliel negó con la cabeza. No dijo palabra. Se acerco a él, se sentó en sus rodillas y rodeó con sus piernas su cadera.<br /><br />—Quiero que esto sea algo más que una alimentación, Rhage —susurró sobre sus labios.<br /><br />Él gruñó ante la petición de ella. Capturó sus labios. Mordisqueó y alternó con suaves lamidas. Leliel se sentía morir con cada roce, sentía presionando la erección de Rhage. Deseaba con todo su ser que él la tomara, entregarle a Rhage lo más preciado que poseía.<br /><br />Leliel apresuró el beso, introdujo su lengua y recorrió completamente la cavidad su boca. Dios… sabían tan rico sus besos. Eran dulces y fuertes.<br /><br />Abandonó sus labios, para marcar un camino húmedo con su lengua hasta su cuello. Sentía su vena palpitar, tenía sed de él… de su sangre.<br /><br />Rhage acomodó su cuello invitándola a beber de él, por lo que Leliel no dudó ni un segundo y así lo hizo. Hacía siglos que no se alimentaba, y las veces que lo hizo, jamás había probado un manjar tan exquisito como la sangre de aquel guerrero. Sentía como la sangre de él quemaba su garganta al beberla, todo su cuerpo estaba reaccionando a tal situación.<br /><br />Nunca había sentido la necesidad de ir mucho más lejos de una alimentación, pero ahora mismo quería que él la hiciera suya. Poder sentirlo en lo más profundo de su ser.<br /><br />Rhage sentía como Leliel tironeaba de su piel. También podía oler la excitación, y también la necesitaba. Poder marcarla, que todos los machos pudieran oler su aroma en ella.<br /><br />Su excitación creció mucho más.<br /><br />Ninguno de los dos pudo contenerse, entonces ella dejó de beber y lamió suavemente la herida. Rhage gruño ante la suavidad de su lengua sobre su piel.<br /><br />Con prisa ambos se despojaron de sus ropas. Se deseaban, cada uno ansiaba las caricias del otro.<br /><br />Rhage, la recostó sobre la cama, con sus labios fue acariciando el borde de los labios de Leliel con su lengua, consiguió que ésta entreabriera la boca y poder así profundizar el beso. Sin dejar de besarla, bajó uno de sus brazos hasta la cintura y la atrajo hacia su cuerpo, manteniéndola ahí. La otra mano pasó a acariciar suavemente su cuello, mientras su lengua recorría su cálida boca rozando y buscando la pequeña lengua de la hembra. La falta de aire les hizo separarse.<br /><br />—Rhage —susurró.<br /><br />Pudo ver el miedo en los ojos de ella. Entonces acarició suavemente sus labios, ahora un poco hinchados por sus besos y manteniéndola enlazada por la cintura se explicó.<br /><br />—Leliel, fuiste sincera conmigo, por lo que voy a ser sincero contigo —dijo muy suavemente mientras acariciaba su hombro desnudo—. Eres la hembra más hermosa que jamás conocí en mi vida. Eres fuerte, muy fuerte y sabes defenderte sola. No te da miedo alguno enfrentarte a lo que sea y eso me encanta —dijo besando sus labios—. Pero lo que me enamoró de ti, fue ese miedo a mostrarte tal cual eres, esa inseguridad y esa necesidad urgente de protegerte. De amarte… Esa fue la causa de estar hoy aquí, contigo. Esperándote con mucho gusto… Te amo —dijo en un suave susurro.<br /><br />Ella sintió como sus ojos se humedecían. Por más esfuerzo que hiciera las lágrimas brotaban sin control alguno.<br /><br />—Te amo… Te amo, Rhage —dijo llenando su rostro de besos.<br /><br />Leliel lo observó a los ojos y vio que había deseo en ellos. Estaba un poco asustada, pero amaba con todo su ser a ese macho.<br /><br />Quería honrarlo entregándole lo más preciado de ella. Sonrió tímidamente y volvió a besarlo. Sus lenguas se encontraron esta vez y comenzaron a juguetear la una con la otra.<br /><br />Rhage la hizo girar para dejarla sobre su cuerpo. Las manos de ella se perdieron en su pelo, mientras las de él recorrían una y otra vez la espalda de Leliel, dibujando cada vértebra que se le marcaba y pellizcando de vez en cuando sus nalgas.<br /><br />La volvió a girar para dejarla sobre la cama y empezar a devorar su cuello, hacía mucho que no se alimentaba y la vena de ella lo llamaba por instinto.<br /><br />Leliel comenzó a gemir suavemente al sentir la lengua de él sobre su piel, sintió su hambre, su sed. Entonces corrió la cabeza hacia un lado para dejarle el cuello a su merced.<br /><br />Rhage ni lo pensó y clavó los dientes. Ambos sintieron como una ola de placer y lujuria los invadía. Sintió la sangre espesa bajar por su garganta y gruño ante el sabor. El fuego de ella recorría ahora por sus venas, se sentía invencible. Ahora más que nunca quería y deseaba emparejarse con esa hembra.<br /><br />Leliel dejó escapar un gemido y se aferró a la espalda de él. Sentía cada tirón en su piel.<br /><br />Su humedad pedía a gritos ser calmada, necesitaba tenerlo dentro de ella. Podía sentir como Rhage comenzaba a desprender el olor a vinculación, lo que hizo que se le formara un nudo en la garganta.<br /><br />Con algo de timidez, empezó a rozar sus dedos sobre la espalda de él.<br /><br />Rhage dejó de alimentarse y después de lamer la herida, la miró a los ojos. Ella observó el firme pecho de él, y no pudo evitar recorrer con sus dedos, el contorno de los marcados músculos de su pecho, de su abdomen. Rhage respondió con un gemido ronco ante las torpes caricias de ella, envalentonándola a recorrerlo de nuevo, pero esta vez con su lengua pintando húmedos dibujos en su pecho.<br /><br />—Eres hermosa, Leliel —dijo delineando cada curva de su cuerpo, dejándola mucho mas ruborizada. Rhage volvió a besarla, sus besos cada vez eran más fogosos, se notaba las ansias y la pasión que había entre ellos. Él comenzó dejando un camino de besos desde su boca hasta terminar en el sensitivo pezón derecho, mientras cubría con su otra mano el otro seno.<br /><br />Los gemidos de ella seguían siendo leves susurros, pero ya eran incontrolables, consiguiendo que Rhage se excitara aún más al escucharla. Sin dejar su preciosa labor en sus pechos, consiguió con su mano libre bajar trazando surcos en el vientre plano hasta la unión de sus muslos, para empezar a presionar con uno de sus dedos.<br /><br />Ella soltó un respingo al notar el dedo casi en su interior.<br /><br />—Shhh… tranquila nena —la tranquilizó, pero dejando la mano donde se encontraba. La volvió a besar en la boca, atrayéndola con su otra mano por la cintura, entrelazando el pequeño cuerpo contra el suyo.<br /><br />Ninguno notó cuando el cuerpo de ella comenzó a elevar su temperatura. Ambos estaban muy concentrados en ese acto tan puro…<br /><br />Rhage siseó ante el dolor en su piel.<br /><br />Entonces Leliel observó la quemadura que le había provocado en el todo el brazo y en el pecho. Ambos quedaron estáticos. Ninguno supo qué hacer.<br /><br />Entonces las palabras de la Virgen Escriba la hicieron volver: “Estas maldita y maldita vas a morir… eres una deshonra para nosotros. Ningún macho se vinculara contigo, no permitiremos que un monstruo como vos tenga descendencia”.<br /><br />Él pudo sentir la confusión, el miedo. Intentó tocarla, pero ella esquivó todo contacto con él.<br /><br />Leliel se paró. Materializo sobre su cuerpo una túnica negra.<br /><br />—Yo… Lo siento —dijo intentando ser fuerte y no llorar, pero de lo que no se había dado cuenta era que sus ojos eran un mar de lágrimas—. Porque te amo me voy. No puedo hacerte más daño. Lo siento. Ella tenía razón, no merezco estar con nadie —dijo para luego desaparecer.<br /><br />Rhage no entendía nada… Pero si había alguien que podía ayudarlo era la Virgen Escriba. Se vistió y estaba a punto de salir cuando entró Vishous.<br /><br />—Hollywood —dijo respirando profundamente—. ¿Qué… demonios?<br /><br />—No estoy de humor —gruñó—. ¿Qué quieres V? —Preguntó molesto. Tenía una gran confusión en su mente. Podría darle una gran cantidad de patadas en el culo a la guerrera. Estaba harto de la situación de mierda, pero la amaba y la iba a buscar para traerla devuelta a esta habitación<br /><br />—Hollywood —llamó por cuarta vez—. Vamos, Rhage —dijo tomándolo del brazo. Rhage siseó al sentir la quemadura. No se había dando cuenta de la gravedad de la herida—. ¿Qué…?<br /><br />Rhage se puso una camiseta.<br /><br />—No jodas, V. ¿Qué pasó? —Preguntó evadiendo la gran cantidad de cuestionamientos que tenía su hermano en la cabeza.<br /><br />—Hay reunión —dijo saliendo de la habitación.<br /><br /><br /><i>Continuará....</i>Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-53327374252782383772015-12-06T05:39:00.000-08:002015-12-06T05:39:05.181-08:00Las Protectoras de la Noche. Capítulo 14<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
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<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 14</span></b><br />
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Las cuatro hembras se encontraban en la cocina charlando de una gran cantidad de cosas sin sentido alguno. Desde que las despertaron habían tenido muchos problemas para compartir algunos minutos juntas y eso las estaba poniendo de muy mal humor, a algunas más que otras.<br />
<br />
—Definitivamente creo que tendríamos que escaparnos —dijo Leliel mientras destapaba otra botella de cerveza—. No puede ser que si no es con ellos, no se pueda salir. ¿Quién mierda se creen que son para venir a prohibirnos salir? —Dijo muy molesta.<br />
<br />
—¿Los reyes de su universo? —Kytara estaba cansada, hacía mucho que se debían una salida las cuatro—. ¿Creerán que somos unas idiotas? ¿Qué no nos sabemos defender? ¿Cuándo vamos a dejar de depender de ellos? —Le tendió su vaso a Leliel para que lo volviera a llenar—. Joder, yo quiero salir.<br />
<br />
—Yo también —dijo Nessa, quien se puso de pie—. Vamos a buscar un poco de diversión. Que se jodan todos ellos —dijo más que segura de sí misma y encarando hacia la salida, mientras hacía que su ropa cambiara por un pantalón de cuero negro bien ceñido a su cuerpo, una camiseta sin manga gris y las típicas guillerminas en sus pies.<br />
<br />
Leliel sonrió ante la actitud de su hermana.<br />
<br />
—Por alguna razón te quiero tanto. Me gusta como piensas —dijo Leliel mientras con su mente cambiaba su camisón por una minifalda gris, un strapless negro y en sus pies conjuraba un par de botas tipo militar—. Andando. ¿Ustedes vienen? —Preguntó a Kytara y a Raysa, que todavía estaban sentadas.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
Raysa sacudió la cabeza mientras contestaba:<br />
<br />
—Pues salgamos entonces. Noche de hembras en el ZeroSum —dijo mientras un minishort negro y un corset rojo acompañados por unas botas negras aparecían en lugar de su ropa de entrenamiento. Esto definitivamente va a traer cola, pensó para sus adentros.<br />
<br />
Kytara vació su vaso y miró fijamente a su hermana antes de contestar.<br />
<br />
—Déjamelo pensar… Sí, voy —se cambió su pantalón pijama por uno de cuero negro, con una línea roja en los costados y suplantando la parte de arriba del pijama por una camiseta ajustada, marcando su silueta, en los pies se puso una botas texanas negras, y el cabello se lo recogió en una cola—. Y conste que no le pienso dar parte a Butch. Él cuando sale no me da explicaciones de sus actos, ya que la confianza está ante todo —lo dijo con una convicción que despertó la risa en sus hermanas.<br />
<br />
Leliel dejó escapar una sonora carcajada.<br />
<br />
—Más te vale. Después de esto, nos van a poner un GPS en el culo —dijo riéndose—. Total, sólo ustedes deben rendir cuentas, ¿no, Ness?<br />
<br />
Raysa la miraba mientras decía con fingido tono ofendido:<br />
<br />
—Disculpa, pero no tengo que rendirle cuentas a nadie —le retrucó mientras alternaba la mirada entre Leliel y Nessa, quienes la miraban con expresión sardónica en el rostro.<br />
<br />
—No sé —dijo Nessa arqueando una ceja—. Yo no estoy vinculada con nadie —habló como orgullosa de su libertad.<br />
<br />
—Tal cual —dijo Leliel, sacándole la lengua—. Se puede decir que somos dos hembras libres —dijo mientras la miraba con sorna.<br />
<br />
Nessa se paró en seco.<br />
<br />
—Ah… —la miró incrédula—. Si eres tan libre, ¿por qué Rhage duerme contigo todas las noches?<br />
<br />
—Bueno, no sé de qué te quejas, si andas persiguiendo a cierto macho —la encaró Raysa con una sonrisita, con lo que se ganó como respuesta el dedo anular de su hermana.<br />
<br />
Leliel sintió que su cara se volvía de miles de colores. Sacudió su cabeza y carraspeó.<br />
<br />
—Estem… ¿Vamos a salir o a sacar trapitos al sol? —Preguntó mientras se rascaba la nuca.<br />
<br />
—Vamos, antes de que empecemos a cavar nuestras propias tumbas —dijo Kytara mientras se ponía una campera.<br />
<br />
—Totalmente de acuerdo contigo, Kytara —contestó Raysa mientras se cubría con una chaqueta larga negra.<br />
<br />
Las cuatro iban caminando sigilosamente, de puntillas para que nadie se diera cuenta de que estaban escapando.<br />
<br />
—¿Y si en vez de hacer el ridículo con estos pasitos de mierda, nos trasladamos hasta allá? —Preguntó Leliel, que no podía dejar de reírse por como todas caminaban.<br />
<br />
—Es que esto parece más de complot —soltó una risita Kytara—. Aunque, ¿alguien aprendió ya a conducir? —Las cuatro se miraron entre sí, y comenzaron a reírse—. Mejor nos desmaterializamos.<br />
<br />
En un parpadeo, las cuatro se encontraban en la puerta del ZeroSum.<br />
<br />
—Bueno, esto realmente comienza a gustarme. ¿Entramos? —Les dijo Raysa mientras sonreía con picardía.<br />
<br />
Cuando entraron las golpeó el sonido estridente de la música, aunque enseguida se acostumbraron sus sensibles oídos y se encaminaron a la mesa de la Hermandad, en el sector VIP.<br />
<br />
Cada una tomó un lugar, llamaron a un camarero y pidieron las bebidas.<br />
<br />
—Bueno es hora de ponernos al corrientes de las cosas que nos pasaron, ¿no? —Dijo Raysa, mientras miraba a sus hermanas.<br />
<br />
—Bueno, es verdad, en este tiempo han pasado muchas cosas —dijo Kytara—. Te cedo el honor, Raysa. ¿Qué tal la relación con Wrath? —Tomó un trago, todas estaban pendientes de lo que iba a contestar su hermana.<br />
<br />
Raysa las miró con los ojos entrecerrados prometiéndose vengarse por la jugarreta de Kytara.<br />
<br />
—¿Por dónde quieren que empiece? —Preguntó mientras bebía de golpe su cerveza y sus mejillas se sonrojaban.<br />
<br />
—No, no, por favor, ni se te ocurra contar detalles —dijo Leliel que simulaba taparse los oídos—. Con un “Todo bien” soy feliz —dijo para luego tomar de un trago su tequila.<br />
<br />
—Todo bien —contestó Raysa, riendo.<br />
<br />
—Obvio que los detalles del lecho quedan aparte —comentó Nessa, tomando su bebida—. No quiero tener pesadillas.<br />
<br />
—Ya en serio, las cosas van bastante en serio, hermanas —dijo Raysa mientras las miraba por encima de su bebida.<br />
<br />
—¿Qué tan bastante en serio? —Tiró su hermana tomando otro trago, mientras tiraba hacia atrás sus rebeldes rizos…<br />
<br />
—¿De verdad lo preguntas? —Dijo incrédula Leliel—. Se vinculó en la primera noche, ¿qué tan en serio puede ir la cosa? —Exclamó aun sorprendida por el suceso. Dos de sus hermanas ya estaban vinculadas y se veían muy felices. Era una verdadera lástima que ella no corriera con esa suerte, pensó mientras le daba un sorbo a su cerveza.<br />
<br />
Raysa miró atentamente a Leliel y a Nessa.<br />
<br />
—Leliel, tú también lo harás, Nessa y tú realmente encontrarán la paz. No me preguntes como lo sé. Simplemente lo siento<br />
<br />
—Muy bellas tus palabras, pero conmigo no van —dijo Leliel sin hacerle caso a Raysa. Ella más que nadie sabía de su imposible—. Ya vuelvo, voy al baño —dijo dejando a sus hermanas en la mesa.<br />
<br />
—Ojala se cumpla, Raysa, pero sólo es un deseo, solo queda esperar —apurando su trago Kytara se levantó como un resorte del asiento—. Tengo ganas de menear el trasero, ¿alguna se une? —Y se encaminó hacia el centro del bar, donde una multitud de gente aclamaba a una banda local.<br />
<br />
Raysa miró a Nessa, que no se había movido del lugar y tampoco había dicho una sola palabra.<br />
<br />
—¿Quieres unirte, Nessa? —le preguntó, escudriñándola con la mirada.<br />
<br />
Nessa negó.<br />
<br />
—Vayan ustedes, yo paso —dijo, y volvió a su bebida, que sólo era un simple refresco. No le gustaba consumir cosas que atontaran sus sentidos. Aunque para eso, tenía a su hermana. Las palabras de Raysa habían calado muy profundo en ella. Podía sentir el frío en su interior, que era como el mar ártico. Oh, sí, ella era un estanque helado, que además estaba sumamente contaminado. Lo más parecido a la paz que podría llegar a tener jamás, era la felicidad de sus hermanas—. Anda, ve —le insistió.<br />
<br />
Raysa miró la pista con añoranza. Hacía tanto tiempo que no bailaba… Con una risita, se unió a Kytara.<br />
<br />
Ambas en la pista sobresalían, tanto por su belleza como por sus movimientos, que iban al compás de la banda, aunque a su vez eran un contraste de seducción, una rubia, alta, glamurosa pero a la vez irradiaba un aire de peligro. La otra castaña, más baja, sus movimientos seducían al espectador, pero a la vez manteniéndolos lejos de su mundo.<br />
<br />
Leliel volvió del baño y se sentó junto a Nessa.<br />
<br />
—¿Ya las perdimos? —preguntó, viendo como Kytara y Raysa bailaban muy entusiasmadas, mientras bebía de un solo trago su vodka.<br />
<br />
—Sip, estaban muy entusiasmadas por bailar —dijo Nessa encogiéndose de hombros. Jamás había entendido la idea de bailar, cuerpos sudados, pegajosos… Sacudió su cabeza, alejando todo pensamiento—. ¿Te molestó el comentario?<br />
<br />
Leliel negó.<br />
<br />
—Nop. Supongo que después de tantos siglos ya me hice la idea, Ness.<br />
<br />
Kytara y Raysa estuvieron un rato bailando en la pista y disfrutando. Volvieron a la mesa, las dos sedientas y muy sonrientes, hicieron señas para que les trajeran de beber.<br />
<br />
—Hey, ¿van a quedarse aquí toda la noche? —Preguntó sonrojada por el baile Raysa.<br />
<br />
Leliel la miró sin entender.<br />
<br />
—¿Preguntas aquí por sentadas aquí o aquí por el lugar?<br />
<br />
—Ambas cosas, Lel —le retrucó Raysa.<br />
<br />
Leliel sonrió divertida.<br />
<br />
—Oka, Ray —dijo siguiéndole el juego y dejando escapar una carcajada—Sip… A menos que quieran salir a divertirse un rato —comentó mirando a sus hermanas con ilusión de poder pelear.<br />
<br />
—Cualquier cosa que no sea volver a la mansión, es bienvenida por mí, Leliel. Kytara, ¿qué dices? —Dijo mirando a su hermana—. ¿Y tú, Nessa?<br />
<br />
Nessa sonrió.<br />
<br />
—Todo sea por ustedes, saben que matar es mi pasatiempo favorito —dijo sonriente.<br />
<br />
—Lo que sea —dijo Kytara tomando el último sorbo de su bebida y dejándolo con un sonoro ruido sobre la mesa—. Las sigo a donde vayan.<br />
<br />
Leliel entrecerró los ojos.<br />
<br />
—Ah, no. No, no. Señorita, volvemos a la mansión, dejamos el paquete —dijo señalando a Kytara—, y volvemos a salir.<br />
<br />
—¿Qué paquete? ¿Tienes algún regalo para tu Rhage? —Dijo Kytara, encaminándose hacia la puerta del bar—. De acuerdo, vamos, pero yo no entro, no tengo ganas de que nos atrapen por tu regalo —le sacó la lengua a su hermana—. Además, la noche es joven y de seguro hay lessers que cazar.<br />
<br />
Raysa sacudió la cabeza mientras todas iban empujando a Kytara.<br />
<br />
—¿Cómo puede subirte tan rápido la bebida? —Le preguntó a su hermana.<br />
<br />
Leliel le sacó la lengua también.<br />
<br />
—Ningún paquete para Rhage. Tenía uno para el poli, pero supongo que él se lo pierde, ¿no? —Dijo siguiéndola hacia la calle.<br />
<br />
—Primero y principal, nada de entrega para mi poli de ninguna de ustedes. Segundo, la que me empuja… ¿Qué? ¿No tiene estabilidad? Y tercero… ¿En verdad creen que ya me empedé? Joder de la santa Vieja Escriba, ¿no me conocen? —Dijo, provocando las risas de sus hermanas.<br />
<br />
Se encaminaron las cuatro derecho hacia la calle, tan absortas estaban en su discusión que no vieron que un grupo de lessers que se bajaban de una camioneta GM negra, totalmente polarizada. En total eran unos ocho individuos.<br />
<br />
Nessa fue la primera en reaccionar. Tomando su daga, dio la voz de alerta, y fue contra el primero del grupo. Por su constitución física y apariencia, se notaba que era un avanzado. La tomó contra ella en una pelea brutal, en la que se valía todo.<br />
<br />
En un momento, el poder de Nessa cobró vida: Partículas de agua cargadas en la atmósfera tomaron vida en forma de pequeñas dagas de hielo y fueron por el lesser, hiriendo sus ojos y dejándolo ciego. Era el momento de atravesarle el pecho con su daga. Dio en un tiro certero en el hueco en el que había estado el corazón, desintegrándolo en el aire. Sonrió ante el placer de la aniquilación.<br />
<br />
Nessa miró a sus hermanas. Kytara la había tomado contra dos de ellos, uno era alto y su cabello estaba en plena transición y el otro era más blanco que marrón. Los dos a la vez estaban recibiendo una paliza. En un momento, Kytara fue sujeta de unos de los brazos y le insertaron un puñetazo en pleno estómago, haciendo que se doblara en dos, cuando el que estaba libre la quiso rematar con una daga, un viento fuerte empezó a soplar y fue alzada por los aires terminando a la espalda del primer atacante.<br />
<br />
—Hey, bebé, ¿me perdiste? —Le dijo de forma sarcástica, clavándole por la espalda la daga y traspasándolo, se desintegró. El otro le fue con odio. La quiso matar, pero ella le propinó un puñetazo en plena cara que le hizo saltar los dientes de adelante, y con el otro brazo le insertó una trompada en el estómago y cuando por fin quedó acabado, le clavó la daga en pleno pecho, una nube de polvo quedó en su lugar.<br />
<br />
Leliel fue a por dos lessers que iban a atracar a Kytara. Dudó unos momentos sobre sacar o no sus dagas, pero se decidió por hacerlo. Hace mucho que no tienes una buena pelea, Lel, se dijo a sí misma.<br />
<br />
Se batió a duelo con ambos hombres. Le gustaba la idea de pelear, pero si hablábamos de una pelea justa y no de un tres contra uno.<br />
<br />
—¿Acaso sus madres no les enseñaron que debían batir duelos justos? —Gruñó ella cuando el tercero se unió a la pelea.<br />
<br />
Las dagas desaparecieron de sus manos y fueron reemplazadas por una especie de espada de fuego.<br />
<br />
—Mmm… me olvide de presentarles a mi mejor amiga —dijo clavándola en el medio del pecho de uno.<br />
<br />
Uno de ellos estaba escapando, pero de su mano libre salió una especie de látigo.<br />
<br />
—Ops, esta otra amiga, también me olvidé de mencionarla —dijo liquidándolo con una descarga de fuego.<br />
<br />
Ella hizo contacto visual con el otro lessers que estaba espantado por la escena que había visto. Casi pudo sentir lástima por su destino, pero bien… Siempre decía lo mismo: Cosecharás tu siembra. Sin piedad alguna, le clavó la daga en el pecho, entonces se convirtió en cenizas.<br />
<br />
Raysa se acercó con paso felino a dos de los lessers mientras desenfundaba sus dagas, dejó que se acercaran lo suficiente a ella, para luego desaparecer en una nube de tierra, reapareciendo tras ellos, mientras hacía perder el equilibrio a uno con una patada en la espalda, dando la vuelta para clavarle en el pecho la daga al otro lesser que recibió el golpe con sorpresa total, bajó la mirada a la daga clavada en su pecho y cayó de rodillas. Aprovechando esta situación lo empujó y terminó de hundir su daga haciéndolo desaparecer. Cuando quiso voltear, el lesser al que había atacado primero, le propinó un golpe en el rostro que la hizo enfurecer.<br />
<br />
Arremetió contra el lesser dándole una patada en el pálido rostro haciendo manar líquido negro.<br />
<br />
—Esto es por pegarle a una hembra, bastardo —le dijo mientras giraba y le daba un codazo en la espalda haciéndolo caer nuevamente. Con una sonrisa de triunfo se acercó al pálido lesser que la miraba sorprendido por la rapidez de sus movimientos.<br />
<br />
—¿Quienes son ustedes, malditas? —Susurró el lesser.<br />
<br />
Se arrodilló sobre el cuerpo, clavando profundamente la daga de la Hermandad en el blando torso, hablándole antes de hacerlo desaparecer.<br />
<br />
—Somos tu peor pesadilla, idiota —le dijo mientras guardaba sus dagas.<br />
<br />
Ninguna se percató de que uno de los lessers había dado la voz de alerta, antes de salir por ellas.<br />
<br />
Después de terminar con ellos y empezar con la limpieza del lugar, sintieron una corriente eléctrica extraña, un poder que nunca antes habían sentido. Era algo indescriptible, en todos sus siglos de vida, jamás habían sentido algo como eso. Era una mezcla de un civil que había pasado por la transición, pero algo oscuro lo rodeaba.<br />
<br />
Lentamente, las cuatro empezaron a buscar la fuente de ese poder. Cuando lo vieron venir, ninguna estaba preparada para conocer tremenda monstruosidad.<br />
<br />
Era un macho de más de dos metros quince de altura, musculoso. Su tono de piel iba de un morado a un verde, sus ojos eran totalmente blancos y su dentadura era una hilera de dientes en formas de colmillos. Sus brazos eran como garrotes dispuestos a aplastar, y venía directamente hacia ellas.<br />
<br />
A la primera que alcanzó fue a Raysa. Cuando se puso en posición de defensa, fue alzada desde el cuello y lanzada por los aires.<br />
<br />
Al ver esto Nessa y Kytara fueron por él. Utilizando cada una sus poderes, quisieron inmovilizarlo, pero fallaron en el intento. Algo lo protegía.<br />
<br />
Con una patada, dobló en dos a Nessa, y con una trompada en pleno rostro, tiró a Kytara contra una pared, dejándola mareada.<br />
<br />
Entonces fue el turno de Leliel. Ella lo estaba aguardando. En una mano estaba su látigo, con un chasquido trató de lastimarlo, pero el fácilmente lo enroscó en su brazo. El fuego le quemaba la piel, pero era como si este no existiera. Enroscándolo más, la atrajo hacia él. Cuando la guerrera se quiso librar, la tomó de los cabellos y la hizo rebotar contra el suelo.<br />
<br />
Nadie podía creer que esto estuviera pasando. No era posible.<br />
<br />
Entonces las cuatro, recuperándose, la emprendieron contra él a un tiempo. Cada golpe, cada patada, cada descarga de poder fue rechazada.<br />
<br />
—¿Qué demonios es esto? —Gritó en medio de la pelea Leliel. Esto no es posible, se dijo mentalmente.<br />
<br />
—¿Cómo infiernos lo destruimos? —dijo Kytara, atajando un cabezazo del individuo y girando hacia un costado.<br />
<br />
—Una llave de prendido y apagado no tiene —dijo Raysa, luego de insertarle una patada en pleno rostro, consiguiendo solo una pequeña sacudida.<br />
<br />
Nessa entonces sacó su pistola y la descargó contra él, pero sólo logró hacerle cosquillas.<br />
<br />
—Valía la pena intentarlo —dijo encogiéndose de hombros, al tiempo que arrojaba el arma y volvía a unirse a la lucha cuerpo a cuerpo.<br />
<br />
Así estuvieron por lo menos quince eternos minutos, hasta que Raysa sintió el olor del civil que los lessers habían raptado.<br />
<br />
—No —la protesta salió de sus labios, no podía ser posible—. Hermanas, creo saber lo que es, o mejor dicho, lo que era.<br />
<br />
—¡Habla ya! ¿Cómo lo exterminamos? —Dijo Kytara tratando de clavarle la daga.<br />
<br />
—Es el civil que raptaron la otra vez, pero no sé qué le pasó para que terminara así.<br />
<br />
—¿Qué? ¿Es una broma?<br />
<br />
Solo fue un segundo el que Kytara se detuvo. Entonces fue el momento de dar un golpe certero. De una de las botas del civil transformado salió una pequeña daga, y quitándose a las demás de encima, la emprendió contra la guerrera que manipulaba el aire. Con una voltereta en el aire, le clavó la daga en el hombro. Sólo gracias a los reflejos de la guerrera, que se movió a último momento, no término en su corazón. Contento con su pequeña victoria, desapareció.<br />
<br />
—¡Maldición! ¿Kytara estás bien? —Leliel se acercó corriendo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, vio la herida—. ¡Diablos!<br />
<br />
—Estoy bien, no fue nada… —se cubrió la herida con la mano, tratando de detener el sangrado.<br />
<br />
—¿Qué diablos era eso? —Gruñó una cansada e indignada Nessa—. ¿De dónde demonios salió? —Miró el hombro de su hermana. Un centímetro más y la habrían perdido. Solo de pensarlo, se enfurecía más.<br />
<br />
—Era el civil, no tengo ninguna duda —dijo Raysa, poniéndose al lado de Kytara y tratando de examinar la herida—. Pero no entiendo como termino así.<br />
<br />
<i><br />Mientras tanto en la mansión…</i><br />
<br />
<br />
Butch estaba como loco buscando por todos lados.<br />
<br />
—¡Maldición! —Dijo, después de buscar por quinta vez en el cuarto de Kytara—. Le dije que no saliera sola —se quejó dando un golpe con su puño contra la pared.<br />
<br />
Vishous lo miraba extrañado.<br />
<br />
—¿Y cuál es el problema de que salga, poli? —Preguntó distendido.<br />
<br />
Butch le devolvió una mirada letal. Por Dios, si las miradas mataran, seguramente Vishous estaría agonizando.<br />
<br />
—Porque está herida, V —dijo caminando de un lado a otro.<br />
<br />
Vishous se paró en medio del camino de su hermano, que estaba desorientado. Colocó sus manos sobre los hombros del macho.<br />
<br />
—Poli, así no vas a lograr nada. Cálmate, concéntrate en su sangre y la vamos a buscar —dijo de manera suave y mirándolo a los ojos.<br />
<br />
Por primera vez, Butch se detuvo e hizo caso a alguien. Cerró los ojos y se concentró, buscando a Kytara<br />
<br />
—La encontré, está a unas cuadras del ZeroSum.<br />
<br />
Sin pérdida de tiempo, se dirigieron hacia el auto V.<br />
<br />
Iban como alma que lleva el diablo, pero para Butch no era suficiente.<br />
<br />
—¿Le preguntaste a sus hermanas que hacía ella afuera? —Inquirió de repente Vishous.<br />
<br />
—Ninguna estaba en la casa.<br />
<br />
—¿Cómo que ninguna estaba en la casa?<br />
<br />
—¿Qué crees que hice cuando no encontré a Kytara? Busqué a las otras, pero según parece, salieron juntas.<br />
<br />
Vishous maldijo por lo bajo.<br />
<br />
—Llama a Wrath y avísale. Esto nos concierne a todos.<br />
<br />
Butch hizo la llamada, y Wrath le aseguró, blasfemias aparte, que se encontrarían allí.<br />
<br />
No lo suficiente pronto, localizó a las hembras. Tres de ellas estaban inclinadas sobre otra, que estaba en el suelo, una morena no demasiado alta. Saltó del coche, antes de que se detuviera.<br />
<br />
—¡Maldición, Kytara! ¿Por qué demonios saliste sola? —Apartó a las hermanas de su lado y la abrazó.<br />
<br />
—Butch… me… ahogo —dijo con dificultad.<br />
<br />
—Eso es lo de menos, ¿sabes el grado de desesperación en el que me tuviste? —Entonces la miró detenidamente. En su labio inferior se le estaba formando un cardenal—. ¡Lo voy a matar!<br />
<br />
—Maldición, guerrero, ¡detente! Estoy bien… —tomó su rostro entre las manos—. Butch, mírame. Estoy bien, de verdad.<br />
<br />
—Pero te hirieron, lo sentí. No sabes lo que fue, por un segundo creí que te perdía… ¡Mierda, Kytara! Parezco un idiota enamorado.<br />
<br />
—Mi idiota —alzándose, le dio un beso en los labios—. Te amo, Butch.<br />
<br />
—Puaj. Váyanse a un hotel —dijo asqueada Nessa. Ninguno se había dado cuenta del espectáculo que daban a las hermanas—. Oh, perfecto, más fuegos artificiales.<br />
<br />
Todo miraron hacia el lugar que miraba la guerrera y vieron que se acercaba con poderosas zancadas un muy furioso e intimidante Wrath.<br />
<br />
No desviaba la mirada de Raysa, su expresión no develaba nada. Sólo la miraba a ella. Todos fueron abriéndole paso hasta que estuvo frente a ella.<br />
<br />
—¿Qué tal la salida, Raysa? ¿Se divirtieron? —Preguntó con voz dura.<br />
<br />
Raysa tragó en seco mientras sentía una ola de rubor subir a su rostro.<br />
<br />
—Estem… Sí, fue lindo —esa actitud de Wrath la desconcertaba, la ponía nerviosa.<br />
<br />
—Oh, no sabes cuánto me alegro por ti. Es más, disculpa que te interrumpa con mis estúpidas preocupaciones, pero si la estaban pasando tan bien, ¿me puedes decir por qué diablos hace unos minutos sentí que tu vida corría peligro por segunda vez? Más aún cuando te ordené que no salieras sola —gruñó acercando su rostro al de la hembra.<br />
<br />
Raysa quería mantenerse impasible, pero el enfado del macho era palpable.<br />
<br />
Observando sobre el hombro de Wrath a sus hermanas y al resto de los machos, que por un segundo contuvieron el aliento, se mantuvo firme. Tenía ganas de besarlo hasta borrar esa expresión de enfado de su rostro, pero esta actitud no le gustaba nada, pensó frunciendo el ceño.<br />
<br />
—Tú no me ordenas nada, Wrath —le dijo mientras clavaba un dedo en forma acusadora en el duro torso masculino—. Olvida la idea de que voy a hacer todo lo que quieras yo no…<br />
<br />
No pudo continuar porque el macho la tomó posesivamente por la cintura, deslizando una de las enormes manos por el trasero de la hembra atrayéndola más a su cuerpo, mientras la besaba en forma posesiva haciendo que su cuerpo se convirtiera en fuego, haciéndola olvidar todo.<br />
<br />
Con un gemido entrelazó los brazos en el cuello masculino mientras ahondaba el beso, hundiendo su lengua en la boca del macho que le respondió con el mismo deseo.<br />
<br />
Alguien carraspeó incómodo.<br />
<br />
Contra su voluntad, la pareja se separó sin dejar de mirarse.<br />
<br />
—No quiero que nada te suceda, leelan —murmuró ronco contra su oído—. No vuelvas a irte sin avisar, por favor —casi gruñó las últimas palabras provocando una sonrisa en la hembra.<br />
<br />
De un SUV bajaron Phury y Zsadist, éste último, en clara señal de no soportar nada de lo que veía.<br />
<br />
—Bueno, ya estamos todos. ¡Ups! Lo siento, falta el grandulón —dijo con sarcasmo Nessa, y por reflejo miró a Leliel, pero la cara de ella no reflejaba nada más que tristeza—. Bien, ¿nos podemos ir o esperamos a alguien más?<br />
<br />
—Deja el sarcasmo para otra ocasión, Nessa —la reprendió Phury.<br />
<br />
—Muérdeme ¬—le respondió. Sintió un picor en la nuca y miró sobre el hombro. Zsadist la estaba observando fijamente, con los ojos más fríos y hondos que nunca. Por alguna razón, esa mirada logró lo que el reto de su gemelo, no.<br />
<br />
Phury miró a cada una ellas, se notaba que habían tenido una pelea reñida por las condiciones en que se encontraban, muy ruda.<br />
<br />
—¿Que fue lo que pasó?<br />
<br />
—No lo sabemos, solo sentimos una presencia extraña y fuimos atacadas —le respondió Leliel—. Raysa sintió en el individuo la presencia de un civil que habían raptado, pero con la diferencia que ya había pasado por la transición.<br />
<br />
—Pero no era solo eso, estaba genéticamente alterado, no sabemos con qué, pero se notaba —comentó Kytara, todavía tomada de la mano de Butch, que se negaba a soltarla.<br />
<br />
—Bien, entonces esta noche habrá patrullaje. Phury, Z, Nessa y Leliel se encargaran de eso —dispuso Wrath, pero esta última no estaba, la buscó entre los hermanos, pero no la encontró.<br />
<br />
—Se fue sola —se limitó a decir Vishous, observando a Leliel caminar calle abajo.<br />
<br />
Wrath asintió.<br />
<br />
—Butch, llévate a Kytara a la mansión y dile a Havers que la revise y por el amor de Dios, contrólate.<br />
<br />
El grupo se dividió.<br />
<br />
<br />
Desde lejos, Leliel observó a dos de sus hermanas siendo contenidas por sus machos.<br />
<br />
Una punzada de dolor, y hasta de envidia, la invadió. Le hubiera encantado que Rhage hubiese acudido porque ella estaba en peligro. No porque ella necesitara ayuda, sino porque necesitaba sentirse querida. Por más que diera la apariencia de ser fuerte, ella deseaba poder sentirse como sus hermanas.<br />
<br />
En un momento quiso buscarlo y echarle en cara el hecho de no haber ido con sus hermanos a verla, pero luego se dio cuenta de que no podía saber lo que le ocurría a ella si no había vinculación, si no había alimentación. Dios, amaba a ese macho y quería estar con él. Iba a hacer lo que fuera por estar con Rhage… pero ella no se lo iba a permitir. No porque tuviera algún poder sobre su vida como lo tenía sobre Kytara, sino más bien por una maldita promesa que hace mucho, demasiado tiempo sus padres le hicieron hacer.<br />
<br />
—¿Estás bien? —Preguntó Vishous, que apareció de la nada a cierta distancia. No por miedo. Más bien por prudencia, sabía que quizás fuera mala idea tocarla ahora mismo.<br />
<br />
Ella asintió con la mirada perdida, aun seguían divagando cantidad de pensamientos en la cabeza de Leliel.<br />
<br />
—Sí, estoy bien —dijo casi susurrando—. Yo… Diles que tenía cosas que hacer —dijo dando media vuelta.<br />
<br />
—¿Leliel? —Llamó Vishous. Ella solo lo miró. Él medito las palabras que iba a decir—. Suerte —le dijo, a lo que Leliel sonrió y siguió caminando.<br />
<br />
<br />
Continuará....Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-79321185593015995822015-11-26T03:41:00.004-08:002015-11-26T03:41:37.200-08:00En la piel del Lobo. capítulo 13 y Epílogo.By Calista.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjamDdlRqGTMUp2ZSz3gka_4ScSlylzaHgC9l4wNMtlIrtXFccFSix0fPG40zDk1RNBfLhKV1-RVTernCXUIiPb0ukBZQvblmxpXE3paqbHcPS7BJS0uxI8dLWROkKeFKoF3sr4P0Djegtd/s1600/en+la+piel+del+lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjamDdlRqGTMUp2ZSz3gka_4ScSlylzaHgC9l4wNMtlIrtXFccFSix0fPG40zDk1RNBfLhKV1-RVTernCXUIiPb0ukBZQvblmxpXE3paqbHcPS7BJS0uxI8dLWROkKeFKoF3sr4P0Djegtd/s320/en+la+piel+del+lobo.jpg" width="230" /></a></div>
<br /><b><span style="font-size: large;"><span style="color: red;">AVISO: ESCENA PARA MAYORES DE 18 AÑOS. LENGUAJE ADULTO.</span><br /><br />CAPITULO 13</span></b><br /><br /><br /><br /><br />Calista se encontraba en la terraza mirando la playa.<br /><br />Ni bien había llegado se había duchado, puesto unos jeans, una playera y descalza había caminado hacia la terraza, deslizándose en uno de los sillones mientras observaba el atardecer. No se había movido desde entonces, no sentía el viento frío contra su piel, las lágrimas tampoco habían dejado de deslizarse por su rostro. Cuando Julian fue devuelto al libro, sintió un dolor profundo del que pensó no iba a recuperarse, pero ese dolor no era nada en comparación con el que estaba sintiendo. Los sentimientos eran tan fuertes que se sentía desgarrada por dentro. Simplemente quería dormir y olvidarse de todo, pero cada vez que cerraba los ojos el rostro de Fang aparecía en su mente, su cuerpo recordaba sus caricias… Y las lágrimas y el dolor volvían con más fuerza.<br /><br />Tenía que decidir qué hacer, aún no estaba lista para enfrentarlo, pero no podía olvidar lo que le sucedería al were cuando acabara el tiempo, se sentía tan culpable, tan egoísta, pero no podía vivir sabiendo que era la elección obligada de los destinos, no la del corazón.<br /><br />Suspiró, limpiándose las lágrimas.<br /><br />Fang acababa de destellar en la sala, recorrió con la mirada la estancia buscando a la joven, estaba por ir hacia los dormitorios cuando vió la puerta de la terraza abierta, supo que Pecas estaba allí, con los nervios a flor de piel se encaminó hacia allí. Lo que vió le estrujó el corazón, la joven estaba acurrucada en un sillón con la mirada perdida, los ojos rojos, hinchados de tanto llorar, la nariz colorada, y a pesar de eso, Fang no había visto nada tan bonito pensó mientras suspiraba de alivio al verla. Oh lobo, yo que tú estaría preocupado mas que aliviado, esto no va a ser tarea fácil le dijo la vocecita.<br /><br />Tragando con dificultad, mientras juntaba coraje, decidió hablarle.<br /><br />—Está bastante fresco aquí. Deberías entrar —dijo con voz ronca.<br /><br />Calista estaba tan absorta en sus pensamientos que no sintió la presencia del lobo, cuando escuchó la voz dio un respingo mientras giraba rápidamente y se incorporaba.<br /><br />—¿Qué haces aquí Fang? ¿Cómo me encontraste? —Preguntó con la voz ronca, mientras se pasaba la mano por el rostro trataba de limpiarse todo rastro de lágrimas.<br /><br />Fang se acercó y se maldijo mentalmente cuando vio que la joven retrocedía.<br /><a name='more'></a><br />—Tenemos que hablar Calista, por eso vine, necesito hablar contigo. Gise estuvo de acuerdo cuando le expliqué mis razones y me dijo donde podía encontrarte —dijo mientras se movía lentamente, acercándose. <br /><br />—No tenemos nada que hablar Fang, creo que en la nota fui bastante clara y…<br /><br />Fang se había acercado lo suficiente para deslizar una mano por el brazo de la joven, estaba helada, maldijo nuevamente.<br /><br />—¿Porqué no entramos Pecas? Estás helada —le dijo mientras la guiaba al interior de la casa, satisfecho porque la joven no se apartó de su contacto. Es un progreso Kattalakis pensó.<br /><br />Calista se dejó guiar hacia la sala, simplemente porque no tenía fuerzas para discutir, estaba tan cansada y sentía tanto dolor que no podía pensar.<br /><br />—Fang no quiero discutir, no quiero hablar más de ello, las cosas están bastante claras, no hay nada más que quiera decirte. No tenemos nada mas que hablar —le dijo mientras se sentaba en el mullido sofá blanco.<br /><br />Fang se acercó y se sentó en la mesita que estaba enfrente.<br /><br />—No vine a discutir Calista, pero tú me dijiste lo que sentías, creo que lo justo es que yo también tenga esa oportunidad ¿No crees? —Preguntó.<br /><br />—Te olvidas que fui testigo de lo que sientes —le recordó con dolor.<br /><br />Fang sonrió triste, mientras sacudía la cabeza.<br /><br />—No Pecas, fuiste testigo de una despedida entre personas que alguna vez compartieron algo especial, no de lo que siento. Si piensas que siento algo más que cariño por Aimee Peltier estás más que equivocada. Hay otra persona que ocupa mi corazón ahora —le dijo mientras le tomaba la mano y se la llevaba al pecho—. Siente Pecas, deja fluir tus poderes y siente lo que hay en mi corazón, —le dijo mientras la miraba a los ojos.<br /><br />Calista retiró la mano mientras se encogía en el sofá.<br /><br />—No, no puedo Fang. Tengo miedo. Sé que me quieres, pero no de la manera que yo te quiero a ti y eso no es suficiente —le dijo con dolor.<br /><br />—Es cierto que te quiero, pero también es cierto que Te amo Calista Dikastis —le dijo mientras le pasaba la mano por el rostro.<br /><br />—No Fang, por favor no sigas, tú sientes eso por lo del emparejamiento, no es real, yo soy simplemente alguien que los destinos eligieron para ti, tú corazón quiere otra cosa… Te ví abrazando a Aimee en el Santuario… Aún la quieres, y ella aún te quiere.<br /><br />Fang soltó un suspiro exasperado, mientras le tomaba el rostro entre las manos y la hacía mirarlo.<br /><br />—¡Pecas por los dioses escúchame! Te Amo, al principio no me dí cuenta, por eso cuando vi que éramos compañeros entré en pánico, eras mi amiga, mi confidente, la que siempre estaba allí para mí, pero también eras la que despertaba un deseo tan intenso que cada vez me costaba más disimular, eras la persona que me hacía añorar sus caricias, la que me hacía añorar sus risas y bromas, su ternura, sabía que el cariño y los demás sentimientos por ti eran diferentes a lo que alguna vez experimenté y eso me aterrorizó, nunca me sentí así con nadie. Esa noche en el Santuario fui a despedirme de Aimee, tú bien sabes que nuestra despedida no fue de lo mejor, que quedé muy dolido y ella se sentía culpable. Necesitaba que supiera que seguí adelante, que encontré el amor nuevamente, necesitaba decirle que no pierda la esperanza, que todos tenemos nuestras almas gemelas, Pecas necesitaba darle un cierre diferente y definitivo a esa parte de mi vida para comenzar mi vida contigo como el hombre nuevo que soy. —Confesó con voz ronca por la emoción. Sentía que el pecho le iba a estallar, quería besarla, abrazarla y hacerle el amor tantas veces que la joven no pudiera poner en duda nunca más sus sentimientos. Se obligó a controlarse. Era su compañera, y si ella no confiaba en él, si no creía en sus sentimientos sólo había una forma de demostrárselo. Una muy dolorosa para ti lobo le dijo la vocecita ¿Vale la pena realmente? Preguntó. Ella vale eso y más Tonta, yo no importo, primero está mi compañera le respondió mentalmente.<br /><br />Calista lo miró, mientras sentía que sus poderes fluían y se conectaban con los sentimientos de Fang, una llama de esperanza empezó a calentar su corazón. ¿Qué esperas tonta? ¿Un juramento con sangre? Preguntó escéptica la vocecita. Sin embargo no se atrevió a moverse aún.<br /><br />—Ahora que sabes que te amo con todo mi corazón Pecas, voy a marcharme y dejar que pienses en lo que te dije, cuando comprendas cuánto te amo en verdad, cuando confíes en mí, yo estaré esperando por ti, el tiempo que sea necesario, hasta que estés totalmente convencida que eres tú, la mujer que quiero a mi lado hasta el fin de mis días. Quiero que quieras que esté siempre a tu lado. Cuando tengas claro eso, llámame, yo vendré a ti —le dijo mientras se apartaba de ella y se incorporaba.<br /><br />Calista lo miró asombrada y las palabras escaparon de sus labios antes que pudiera frenarlas.<br /><br />—¿Dónde vas a ir? —Preguntó sin entender, las palabras la habían conmovido profundamente.<br /><br />—Me voy a casa Pecas, a esperar por ti —le dijo con sencillez.<br /><br />La joven lo tomó del brazo al ver que se iba a marchar.<br /><br />—Pero tienes menos de dos semanas —le recordó—. ¿Y si no vuelvo para entonces? —Preguntó con un nudo en la garganta.<br /><br />Fang sonrió mientras le daba un suave beso en los labios.<br /><br />—Pecas, no importa. Te amo y te esperaré el tiempo que necesites. Simplemente las cosas serán un poco más complicadas en nuestra relación… —Dijo en tono de broma—. El tiempo que necesites bebé —murmuró mientras la besaba una última vez—, estaré esperando —finalizó mientras le daba la espalda para marcharse. El lobo en él aullaba por quedarse y hacerla suya sin que nada importara, el hombre dentro de él, quería que la joven se entregara libremente, sabiendo de sus sentimientos, confiando en él y en lo que sentía.<br /><br />Calista no podía creerlo, Fang simplemente estaba aceptando una vida que no podía llamarse vida para que ella se convenciera de sus sentimientos. El dolor desapareció, dándole paso a al amor, a la esperanza, al futuro. Con el corazón henchido de amor apoyó suavemente la mano en la musculosa espalda del lobo.<br /><br />—¿Adonde crees que vas lobo? —Preguntó con suavidad—. ¿Vas a marcharte así? —Preguntó mientras su corazón finalmente libre de dudas la guió por el camino correcto. Esta noche Fang y ella serían compañeros para toda la vida. Simplemente sabía que sucedería. Ella le demostraría que confiaba en él y que no debía preocuparse más. Lo amaba más que a nada y se lo haría sentir.<br /><br />Fang se quedó muy quieto, no se atrevía a respirar siquiera, ya se había resignado a volver sin ella, se había resignado a la espera, a una vida que no era vida. Giró lentamente mientras miraba esos ojos azules que no se cansaba de mirar. Con el corazón en un puño contestó:<br /><br />—Calista no juegues. Estoy tratando de comportarme decentemente mujer, de darte tu espacio, de que confíes y creas en mí. Me lo estas poniendo difícil, apenas puedo controlarme cuando estás cerca, pero no puedo controlarme cuando me tocas —dijo con los dientes apretados al sentir que la mano de la joven resbalaba por su espalda, provocándole escalofríos además de una dolorosa erección que presionaba contra los desgastados jeans.<br /><br />La joven sonrió levemente mientras se mordía el labio inferior antes de decir simplemente con voz ronca con:<br /><br />—Lo sé.<br /><br />Fang miró su boca con expresión hambrienta, pero aún sin moverse.<br /><br />—Pecas, no voy a hacer nada, te confesé mis sentimientos, pero el próximo paso es tuyo —murmuró ronco.<br /><br />Calista se acercó, cerrando cualquier distancia entre ellos, pegando su cuerpo al de Fang, deslizando las manos por su cuello y acariciando su cabello con dulzura, mientras apoyaba la frente contra la suya.<br /><br />—También lo sé —respondió mientras le besaba la mandíbula, el cuello y deslizaba la lengua por su oreja, antes de regresar y darle mordisquitos en el mentón.<br /><br />Fang seguía sin moverse, con el cuerpo completo en tensión.<br /><br />Lo miró y vio que había cerrado los ojos, las largas pestañas, acariciaban sus mejillas.<br /><br />—¿Me abrazas, por favor Fang? —Preguntó con suavidad, sonrió cuando sintió las manos en su cintura—. No voy a romperme ¿sabes? —Le dijo y al instante sintió como la acercaba más a su cuerpo y deslizaba una mano por la espalda y la otra en la cadera—. ¿Puedo besarte?<br /><br />Fang ahogó un gemido ante la pregunta. La joven estaba llevándolo al límite con solo esas preguntas. Quería tomar la iniciativa, besarla hasta que se olvidara su nombre, pero sabía que esta vez debía ser ella la guiara la situación.<br /><br />—Si quieres —dijo con voz ronca.<br /><br />Calista delineó el contorno de la boca masculina con la lengua y mordisqueó el labio inferior y con mucha suavidad rozó sus labios, tentándolo, provocando una respuesta que llegó tan rápida y apasionada que la hizo temblar. Había tantos sentimientos puestos en ese beso que su corazón comenzó a latir rápidamente. Le acarició el cabello mientras disfrutaba del beso.<br /><br />Fang deslizó con suavidad las manos por la espalda femenina, la acercó todo lo que pudo a su cuerpo y con un gemido profundizó el beso, recorrió la boca femenina con lentitud, probando cada rincón mientras ahogaba el gemido de la joven con sus labios.<br /><br />Calista deslizó una mano hasta apoyarla contra el corazón de Fang, sintiendo como latía acelerado. Se separó unos segundos mientras lo miraba a los ojos.<br /><br />—Te amo Fang Kattalakis —le dijo con todo el amor que fue capaz—. Quiero pasar la vida contigo —finalizó mientras lo besaba suavemente.<br /><br />Esas palabras cambiaron la situación por completo. La pasión se unió a la ternura, haciendo todo mucho más profundo, haciendo que la conexión que siempre habían tenido fuera a otro nivel.<br /><br />El lobo se estremeció ante las palabras de la joven, la amaba con todo su corazón y quería pasar la vida junto a ella, acariciarla, besarla, protegerla, cuidarla.<br /><br />—Te amo Pecas —susurró mientras le acariciaba el rostro como si fuera de cristal—. Quiero estar siempre junto a ti —finalizó mientras le daba el más dulce de los besos.<br /><br />Estuvieron unos minutos simplemente disfrutando de abrazarse y besarse con suavidad, explorando un lado de su relación que nunca habían probado.<br /><br />—Fang… —Le dijo mientras se separaba brevemente—, quiero que me hagas el amor —murmuró con suavidad—. Quiero que a partir de hoy seamos finalmente compañeros —pidió mirándolo y deleitándose ante el amor que brillaba en los ojos del were.<br /><br />Fang le acarició el rostro, deslizando luego las manos por los brazos femeninos.<br /><br />—¿Estás segura? —preguntó con el corazón latiendo errático. No seas tonto, deja de preguntar tanto y actúa lobo le dijo la vocecita que nunca lo abandonaba.<br /><br />La joven asintió sonriendo. Tenía un nudo en la garganta de la emoción.<br /><br />El lobo la tomó en brazos y recorrió la sala con ella, Calista le indicó donde estaba la habitación y la depositó suavemente en el suelo, el dormitorio era enorme, pero una gigante cama de dosel y sábanas blancas dominaba el lugar.<br /><br />Volvió la vista hacia la joven y sin dejar de mirarla se sacó la camiseta y llevó una mano a los botones del jean, mientras su erección presionaba contra los pantalones, la vió humedecerse los labios nerviosa. La joven estaba por sacarse la camiseta cuando sintió la mano de Fang en la suya.<br /><br />—No —le dijo con voz ronca—. Déjame a mí por favor, —le pidió mientras deslizaba las manos hasta el borde de la camiseta de la joven, se inclinó para sacarla y fue depositando húmedos besos en la piel que iba descubriendo, escuchando los gemidos de placer de Calista. Ahogando los suyos cuando vio el corpiño azul sin breteles de encaje, una delicada pieza que realzaba los senos de la joven como si fueran una ofrenda, sin poder detenerse, lamió los pezones a través de la tela.<br /><br />Calista sentía un remolino de placer que recorría todo su cuerpo, al sentir la boca de Fang se le erizó la piel, soltó pequeños gemidos al sentir que lamía sus pechos a través de la tela de la ropa interior, mientras subía nuevamente y la besaba con pasión en la boca.<br /><br />El lobo deslizó las manos hacia sus caderas y le desabrochó el pantalón, deslizándose nuevamente hacia abajo, rozando su torso con el torso desnudo de ella, le quitó los pantalones, conteniendo un aullido cuando vio las tentadoras braguitas de seda azules.<br /><br />—Eres preciosa —le dijo mirándola—… Pero te verás mejor sin esto —le dijo mientras desprendía con destreza el corpiño y lo dejaba caer, dejando resbalar las manos por su cintura, el trasero y las largas piernas.<br /><br />Calista lo miraba con los ojos nublados por la pasión. Alcanzó a ver como la mirada del lobo cambiaba y esbozaba una pícara sonrisa antes de soltar un grito al sentir que la tomaba con la boca. Enterró las manos en su cabello, mientras sentía el conocido calor arremolinarse con fuerza en su vientre, un minuto después el placer estallaba en su cuerpo con fuerza mientras era sacudida por los espasmos del orgasmo.<br /><br />Fang hundió las manos en sus caderas, sosteniéndola para que no se apartase de él mientras la saboreaba y la llevaba al éxtasis nuevamente, deleitándose al escucharla gritar su nombre.<br /><br />Con lentitud se apartó y se incorporó lentamente, mientras se pasaba la lengua por los labios, disfrutando del sabor de su mujer.<br /><br />Calista lo besó con pasión mientras invadía con su lengua la boca masculina y lo provocaba. Con un gemido se pegó al cuerpo masculino, deslizando las manos entre ellos, deslizó una mano dentro de los pantalones, maravillándose del contraste de suavidad y dureza, movió la mano por su longitud, acariciándola, recorriéndola entera, masajeando su saco. Observó que Fang jadeaba y cerraba los ojos, disfrutando de ser acariciado.<br /><br />Con lentitud la joven se apartó de sus labios, bajando por su cuerpo, lamiendo, mordiendo, acariciando, se deshizo de los pantalones del lobo y sin darle tiempo a nada lo tomó con la boca, ahora haciéndolo a él gritar. Se sintió poderosa al ver la expresión de éxtasis que se instaló en el rostro masculino.<br /><br />Fang tomó el rostro de Calista entre sus manos, disfrutando del placer que ella le estaba dando, pero si seguía haciendo eso, todo iba a terminar muy pronto pensó para sus adentros, y él quería tener su orgasmo dentro de ella, con sus palmas unidas, quería hacerla suya en la única forma que faltaba, justamente la más importante para los de su raza. Se separó de ella, mientras le tendía la mano y la incorporaba.<br /><br />—Quiero estar dentro tuyo —le dijo mientras retrocedía hacia la cama, recostándose en las blancas sábanas. Con placer y deseo notó que la joven gateaba y se colocaba sobre su cuerpo.<br /><br />Calista se subió a ahorcajadas sobre la cintura del lobo y lo miró con los ojos llenos de amor, mientras le acariciaba el pecho, deslizando las manos por los musculosos hombros y el marcado abdomen.<br /><br />—Tienes que guiarme Fang, no sé cómo es el ritual de emparejamiento —le dijo nerviosa mientras se ruborizaba y se mordía el labio inferior.<br /><br />Fang sintió que el pecho iba a explotar de tanto amor que estaba sintiendo en este momento. La joven se veía gloriosa sobre su cuerpo, con el cabello rojizo deliciosamente revuelto, los labios hinchados por sus besos. Tomó la mano de la joven y la unió con la suya, haciendo que las marcas quedaran presionadas, entrelazó sus dedos con los de ella.<br /><br />—Ahora debes guiarme dentro de tu cuerpo —le dijo mientras jadeaba al sentir que lo tomaba y descendía suavemente. Cuando el cuerpo de la joven lo tomó por completo soltó un leve gemido al sentir que lo rodeaba completamente.<br /><br />Calista cerró los ojos al sentir la gruesa longitud del were por completo dentro de ella, llenándola. Abrió los ojos y se encontró con la expresión cargada de amor y pasión de Fang.<br /><br />—¿Y ahora? —Preguntó mientras se inclinaba y lo besaba brevemente en los labios, luego le acarició el rostro con ternura.<br /><br />—Ahora debes repetir las siguientes palabras —le dijo con voz ronca—. "Te acepto como eres, y siempre te mantendré cerca de mi corazón. Caminaré a tu lado para siempre." —Finalizó con un dejo de emoción.<br /><br />—Te acepto como eres, y siempre te mantendré cerca de mi corazón. Caminaré a tu lado para siempre —dijo mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla—. Eres mi vida entera lobo —susurró.<br /><br />Fang repitió la frase con la voz ronca de la emoción y añadió una frase más, mientras deslizaba las yemas de los dedos de la mano libre por la espalda femenina.<br /><br />—Siempre estaré contigo Pecas, siempre te cuidaré —dijo mientras sus ojos se oscurecían.<br /><br />Calista sonrió e iba a hacer un comentario sobre un seguro de vida cuando vio que Fang gemía y arqueaba la espalda como si un dolor profundo lo estuviera atravesando. Asustada estuvo a punto de quitarse de encima, cuando la tomó de las caderas y la miró tranquilizándola.<br /><br />—No te asustes bebé —le dijo mientras apretaba los dientes—. Es lo que mi especie llama thirio, es la necesidad de unir nuestras fuerzas vitales, es la forma completa que tenemos de unirnos a nuestros compañeros, compartimos nuestra sangre, yo tendría que beber de ti y tú de mí —apretó los labios con una mueca de dolor mientras sentía como crecían sus dientes—. Al unir nuestra sangre, unimos nuestras vidas, es la parte mas sagrada de la vinculación. No te preocupes, pasará en un momento —le dijo mientras se sentaba sacudido por una nueva oleada de necesidad.<br /><br />Calista lo miró mientras le acariciaba el cabello, estaba sentada sobre él, lentamente bajó la mano y descubrió su cuello, mirándolo fijamente.<br /><br />—Lo quiero todo Fang, quiero estar unida a ti de todas las maneras posibles —le dijo mientras lo acercaba.<br /><br />—¿Estas segura? Si algo me pasa, si muero, tú morirías en el mismo instante —le dijo serio.<br /><br />—Lobo, te olvidas que soy inmortal —le dijo con una sonrisa—. Cuando unamos nuestras fuerzas vitales serás inmortal también —le dijo con picardía—. Ahora… ¿Qué esperas? —Preguntó mientras acunaba la cabeza del lobo y la acercaba a su cuello.<br /><br />Fang no dudó ya que justo en ese instante otra oleada lo golpeó con fuerza, hundió los dientes en el cuello de la joven, sintió la fuerza de la sangre de Calista, el poder que tenía su sangre lo embriagó.<br /><br />Calista sintió un leve dolor cuando la mordió, pero el placer la cegó y sintió sus propios dientes crecer, por instinto los hundió en el hombro masculino, saboreando su sangre, sintió una oleada de placer.<br /><br />Fang y Calista comenzaron a moverse al unísono, mientras sus cuerpos unidos, como si fueran unos, alcanzaron la cima del éxtasis y juntos alcanzaron el orgasmo.<br /><br />Calista sintió como el lobo crecía en su interior y profundos espasmos recorrían su cuerpo, enseñándole un placer que nunca había experimentado, un placer que la dejó como si estuviera ebria y completamente sin fuerzas.<br /><br />Fang gritó el nombre de la joven mientras sus poderes fluían con una fuerza sorprendente y las oleadas de placer, lo dejaban indefenso.<br /><br />Minutos después escuchó la risita de Calista, rodó en la cama arrastrándola, dejándola debajo de su cuerpo.<br /><br />—¿Qué es tan gracioso? —Preguntó, mientras lamía uno de sus senos.<br /><br />La joven aspiró con fuerza buscando aire, pero sin dejar de hablar con un hilo de voz.<br /><br />—¿Te acuerdas que te dije que quería estar unida a ti de todas las maneras posibles? —Le preguntó obteniendo por fin la atención del were.<br /><br />—Si lo recuerdo —le dijo mientras enarcaba una ceja.<br /><br />Calista se sonrojó levemente antes de añadir con un susurro.<br /><br />—Estaba pensando que me gustaría casarme en una iglesia —le dijo aún más sonrojada y con la voz casi en un susurro.<br /><br />Fang la miró mientras una sonrisa curvaba los labios e iluminaba los ojos avellana. ¿Quién lo habría imaginado? Pecas era romántica, lo sabía…pero simplemente no vio venir esto. Estás jodidamente atrapado lobo dijo la vocecita irónicamente. ¡Cállate tonta! ¿No te das cuenta que quiero estar atrapado en todas las formas que ella quiera hacerlo? Le dijo mientras besaba con pasión a la joven y frotaba su cuerpo contra el de ella, mostrándole cuánto la deseaba nuevamente.<br /><br />—Pecas nos casaremos donde quieras en el momento que quieras —le dijo entre beso y beso—. Eres mi compañera, eres mi amor, eres mi vida entera, eres mi hogar —dijo mientras enlazaba sus dedos y las marcas volvían a unirse, ahora eran de un bonito color azul.<br /><br />Calista sintió que unas lágrimas de emoción se deslizaban por sus mejillas.<br /><br />—Te amo. Tú eres mi todo Fang Kattalakis, sin ti mi vida no tenía sentido, respiraba pero no vivía, tu amor me hizo renacer —confesó mientras mirándolo a los ojos lo besó con todo el amor que sentía.<br /><br />Y durante el resto del día Fang se aseguró que Calista sintiera su amor… Y Calista… Pues se aseguró de lo mismo… Y de recordarle que tenían que comprar un seguro para accidentes…<br /><br /><br /><br /><i>Mis niños, tan hermosa historia, tanto amor, el final no hubiera podido ser de otra forma.<br /><br />El amor siempre triunfa, de una forma u otra, lo hace.</i><br /><br /><br /><br /><br /><b><span style="font-size: large;"><br />EPÍLOGO</span></b><br /><br /><br /><br /><br />4 Días después…<br /><br />Capilla de Bodas, French Quarter…<br /><br /><br />Fang estaba a un costado del altar, tratando de pasar desapercibido mientras veía llegar a los invitados. Cuando Calista le dijo que quería una boda, nunca pensó que desde ese mismo momento la mente de la joven se dispararía y querría comenzar los arreglos ahí mismo…<br /><br />Bueno en realidad los comenzó al día siguiente, se contradijo al recordar con una sonrisa tonta en el rostro que pasaron todo el día en la cama. En ese momento llegaron Vane y Fury ambos con esmoquin, se pusieron a su lado, y observaron a la gente que iba llegando. No eran muchos, simplemente sus amigos, gente con la que querían compartir ese día tan especial, o al menos esas eran palabras con las que Calista justificaba todo lo que habían organizado con el apoyo del grupo maligno como había bautizado a las amigas de Pecas desde que comenzó la organización del casamiento.<br /><br />—Guau —dijo Fury con un silbido mientras lo miraba—. Pareces limpio y todo ¿Encontraste dueña? —Dijo con una risita.<br /><br />Fang lo miró molesto mientras Vane tratando de disimular una sonrisita le regañaba.<br /><br />—¡Cállate Fury! ¿No ves que lo pones más nervioso? —Le dijo seriamente para luego arruinar con la frase siguiente el efecto— ¿No ves que le tiembla la pata? —Dijo mientras soltaba una carcajada.<br /><br />—Ríete todo lo que quieras idiota que tú sigues por el mismo camino —le dijo a Vane mirándolo con ironía.<br /><br />El lobo se puso serio de golpe.<br /><br />—A Kyra no le van esas cosas —dijo sin sonar muy convencido.<br /><br />Fang le lanzó una mirada como diciendo Si, claro.<br /><br />—¿Estás completamente seguro? ¿Realmente apuestas tu vida en eso? —Preguntó.<br /><br />Fury soltó una carcajada mientras sacudía la cabeza.<br /><br />—Están tan perdidos —dijo mientras trataba de contener las carcajadas.<br /><br /><br /><br /><br />En la vicaría Calista se acomodaba el vestido nerviosa, mientras se miraba al espejo. Había conseguido luego de un día entero de recorrer todas las tiendas, el vestido perfecto.<br /><br />Era un hermoso vestido blanco con corsé, adornado con encaje y una amplia y larga falda que al caminar parecía que susurraba. El cabello, Kyra se lo había recogido y adornado con pequeñas flores de azahares y tenía unas sandalias blancas de tacón.<br /><br /> —¿Estás nerviosa? —Preguntó Gise con una sonrisa, mientras le tendía el ramillete. Estaba muy bonita con el vestido negro straples y falda larga y ligera, las tres damas de honor tenían el mismo modelo, sólo que diferentes colores.<br /><br />—Debería estarlo —dijo Vicky desde atrás mientras se frotaba suavemente su vientre abultado, ya estaba de unos 6 meses. Llevaba puesto un vestido straples color lila, de falda larga y con una hermosa caída—. No entiendo que puede tener de malo que use mis alas, se verían sumamente hermosas con el color del vestido —murmuró.<br /><br />—Creo que al sacerdote le daría algo si las ve Vicky y la misión de hoy es casar a Calista y evitar que se tropiece en el intento —dijo Kyra vestida de color rojo, con una sonrisa pícara, guiñándole el ojo a su hermana que la miraba molesta por el reflejo del espejo.<br /><br />Vicky hizo una mueca mientras contestaba:<br /><br />—Si, si, Talon dijo algo similar —contestó con un mohín—. De todos modos no perdía nada con intentar —se dijo para sí misma—. Vamos Calista, es hora de hacer de ti una mujer decente —dijo mientras abría la puerta y se topaba con Acheron que estaba a punto de golpear—. Cielos Ash —le dijo mientras se llevaba una mano al corazón—. Acabas de quitarme 10 años de mi inmortal vida y casi suspendemos todo porque mi niña sale antes —lo regañó con picardía el hada.<br /><br />Acheron soltó una risita.<br /><br />—Lo siento Vicky, no era mi intención —le respondió mientras le palmeaba el hombro—. Por cierto señoritas están todas muy hermosas —dijo mientras parecía que el cumplido le era sacado a la fuerza.<br /><br />—Guau, Tory te está enseñando modales ¿eh? —Rió Kyra mientras le sostenía la mirada.<br /><br />—No presiones Kyra —le dijo mientras se acercaba a Calista—. Tú y el lobo aún me deben una similar a esta —murmuró mientras saludaba a su sobrina con una abrazo, sonriendo al sentir que Kyra aspiraba en busca de aire—. Vámonos señorita, que hay un lobo ansioso en el altar —dijo mientras colocaba la mano de Calista en su brazo. —Ustedes primero damas, —dijo con ademán.<br /><br />Las tres mujeres salieron de la habitación, mientras Acheron y Calista las seguían.<br /><br />Fang miró ansioso hacia la entrada de la capilla cuando una suave música comenzó a sonar.<br /><br />Vane, Fury y Talon, sus padrinos se pararon a su lado. Hora del espectáculo le dijo la vocecita molesta, ya no puedes escapar. ¡Cállate! Gruñó para sus adentros. Este momento quiero disfrutarlo así que mantente callada la regañó.<br /><br />En ese momento, las damas de honor hicieron su entrada, las tres mujeres estaban muy bonitas, y notó que los hombres a su lado opinaban los mismo ya que les brillaban los ojos pensó mirando de reojo a su costado. Volvió a fijar la vista en la entrada y contuvo el aliento, Calista se encontraba allí, junto a su imponente tío Ash. La joven estaba hermosa, parecía salida de un cuento, realmente resplandecía y sus ojos, simplemente lo mantuvieron cautivo hasta que llegó a su lado.<br /><br />Calista rogaba no tropezarse cuando escuchó la música, sintió como su tío le apretaba la mano, tratando de hacerla sentir segura. No quiero caerme rogó mentalmente. Realmente no quiero pasar papelones delante de mis amigos, aunque todos me conocen y saben de mi tendencia a los accidente y… Su desvarío desapareció totalmente cuando vio Fang esperando en el altar. Soltó el aire lentamente mientras lo devoraba con la mirada, tratando de fijar en su memoria hasta el último detalle. El esmoquin le sentaba de maravilla, pero lo que la sorprendió agradablemente fue ver que llevaba el cabello mucho más corto, la melena había desaparecido, no en su totalidad, pero ya no le llegaba a los hombros siquiera. Sonriendo cruzó la distancia que lo separaba de su compañero.<br /><br />Acheron la condujo hacia Fang, y antes de tenderle la mano de la joven al lobo, miró a su sobrina, le besó suavemente la mejilla y le dijo a Fang:<br /><br />—Cuídala mucho Fang —mirando a Calista nuevamente le dijo—. Sé feliz princesa. —Finalizó antes de colocarse a un costado.<br /><br />Fang la tomó de la mano y pudo sentir que la joven temblaba. La miró con los ojos llenos de amor y ella le devolvió la mirada de la misma forma mientras apretaba fuerte su mano y entrelazaba sus dedos con los suyos.<br /><br />La ceremonia transcurrió casi en forma mágica, fue breve pero llena de emoción y lágrimas de alegría.<br /><br />Cuando el sacerdote los declaró marido y mujer, Fang acarició lentamente el rostro de la joven, como si lo estuviera grabando en la mente para siempre. La besó suavemente, acariciando sus labios con dulzura.<br /><br />Calista estaba muy emocionada, una lágrima se deslizó por la mejilla mientras besaba a Fang con todo el amor que sentía y entrelazaba las manos en su cuello, olvidándose de todo menos de su compañero.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Horas más tarde…<br /><br />House of Broel (Lugar de la Recepción)<br /><br /><br />La fiesta estaba en todo su apogeo, todos estaban pasándola bien, comiendo, divirtiéndose desde que llegaron de la capilla. La música no había parado más que para el brindis de Vane y el de Kyra, que los había emocionado a todos.<br /><br />Calista estaba hablando con Kyra, Gise, Vicky y Nádia, cuando sintió que la tomaban de la cintura, con una sonrisa se apoyó contra el cuerpo de Fang.<br /><br />—Lo siento damas, pero voy a robarles a la novia por un buen rato —dijo mientras le besaba el cuello, haciendo que la joven suspirara de gusto.<br /><br />—¡Ewww Lobo compórtate! Aunque seas oficialmente mi cuñado, cuida tus manos delante de mí —le dijo Kyra señalándolo.<br /><br />Gise rió antes de añadir.<br /><br />—Creo que tendrás que acostumbrarte Ky, no hay persona más melosa que tu hermana sobre la tierra y está llevando por el mismo camino a tu cuñado, no, creo que ya lo arrastró completamente —dijo entre risas al ver que Fang ya se la llevaba a la pista de baile.<br /><br />Fang se llevó de la mano a Calista y la abrazó por la cintura mientras las luces bajaban un poco su intensidad, varias parejas se unieron a ellos, cuando los acordes de Far Away comenzaron a sonar.<br /><br />—Nuestra canción —dijo la joven mientras le acariciaba el ahora corto cabello y hundía su rostro en el cuello masculino y presionaba los labios contra el pulso del were que comenzó a latir acelerado, robándole una sonrisa. Le encantaba ver el efecto que tenían sus caricias sobre Fang.<br /><br />El lobo deslizó las manos por su espalda, acariciándola suavemente con la yema de los dedos, inhalando el dulce perfume que despedía su piel, con un gemido la besó en el hombro, luego se apartó y tomó los labios en un beso hambriento.<br /><br />La joven profundizó el beso, acariciando la boca masculina con su lengua. Las cosas se estaban saliendo de control pensó mientras Fang acercaba sus caderas a las de ella, para hacerle sentir lo excitado que estaba.<br /><br />La música terminó y las luces volvieron a encenderse, haciendo que la joven pareja se separara levemente ruborizada.<br /><br />—¿Qué te parece si nos marchamos Pecas? —le propuso con voz ronca.<br /><br />La joven iba a abrir la boca para contestarle algo pícaro, cuando una presencia de lo más inesperada le llamó la atención, haciéndole olvidar lo que iba a decir. Lentamente bajó los brazos y dijo con voz queda:<br /><br />—Atenea —murmuró mientras sentía que el lobo le tomaba la mano y la acercaba a su cuerpo protector. Le apretó la mano con una sonrisa—. No te preocupes amor, ella vino a hacer las paces, cuando miro los ojos de esa mujer que está allí, puedo ver a la mujer que me crió —dijo mientras caminaba hacia ella con Fang tomándole la mano.<br /><br />Cuando llegó donde estaba la diosa, sintió como lágrimas de emoción empañaban su visión.<br /><br />—Yo… —Comenzó a decir la diosa cuando fue interrumpida por Calista.<br /><br />La muchacha se soltó de Fang e impulsivamente la abrazó.<br /><br />—No digas nada, comprendo porqué lo hiciste, ahora que sé lo que es el amor de verdad lo comprendo —le dijo mientras le apretaba la mano en un gesto de entendimiento.<br /><br />La mujer carraspeó mientras se limpiaba una lágrima solitaria de la mejilla.<br /><br />Fang la volvió a atraer hacia su lado, deslizando la mano sobre la pequeña cintura, Calista sonrió ante el gesto.<br /><br />—No creo que necesite presentación, pero Fang, ella es Atenea, me crió desde bebé, es lo más cercano a una madre que tuve, me protegió y cuidó de mí —dijo mirando a su esposo con amor—. Él es Fang Kattalakis, mi compañero y mi esposo —le dijo a la diosa mientras el rubor cubría sus mejillas, aún le costaba acostumbrarse a llamarlo así. Pero qué placer te da hacerlo verdad le dijo la vocecita. No sólo placer le contestó, también es orgullo y amor.<br /><br />Ambos se estrecharon las manos, Atenea sonrió mientras apoyaba la mano de la joven en la del were y cerraba los ojos,<br /><br />Los abrió y había un brillo de picardía en la mirada.<br /><br />—Van a ser unos padres excelentes —dijo mientras la sonrisa se hacía mas amplia—. Sus niños serán especiales —dijo en voz tan baja que ambos tuvieron que acercarse para escucharla.<br /><br />Fang se sintió algo incómodo, él era un kattagaria, no sabía que podía…<br /><br />La diosa interrumpió sus pensamientos, mientras apoyaba una mano en su hombro.<br /><br />—Lo repito con completa seguridad lobo, tendrán unos niños hermosos y especiales —dijo haciendo que Calista la mirara con sospecha.<br /><br />—¿Qué quieres decir? —Preguntó mientras se apretaba más a Fang.<br /><br />Atenea le acarició el rostro.<br /><br />—Sus niños serán especiales, hijos de una diosa atlante y un Kattalakis, miembro de una de las primeras familias, sangre real de los were hunters, serán los primeros de una nueva raza, una raza única, más poderosa, libres de maldiciones —finalizó mientras los besaba a ambos en las mejillas y desaparecía y su última frase quedaba flotando—. Sean felices….<br /><br />Ambos observaron como la diosa se desvanecía.<br /><br />Fang giró y observó a Calista, la idea de hijos realmente no la había sorprendido notó mientras miraba las profundidades azules.<br /><br />La joven rió mientras enroscaba los brazos alrededor del cuello masculino y se pegaba a su cuerpo.<br /><br />—Bueno señor Kattalakis, ya lo escuchó, ahora ¿Qué opina de esa noticia? —Preguntó mientras mordisqueaba el labio inferior del lobo y jugaba con su cabello.<br /><br />Fang gimió mientras pegaba su cuerpo al de ella, se amoldaba tan bien al suyo, cada parte encajaba perfectamente con el suyo.<br /><br />—Creo señora Kattalakis, que para todo eso tenemos que practicar, así que ¿Qué te parece Pecas si desaparecemos? En este momento necesito sentirte, necesito tus caricias, necesito mostrarte con mi cuerpo cuánto te amo, las palabras ya no me alcanzan para expresar todo lo que siento, —finalizó mientras le daba un beso hambriento, lleno de promesas.<br /><br />Se separaron brevemente y con una sonrisa cómplice destellaron a la habitación del departamento de Calista, y allí Fang puedo demostrarle a su compañera cuánto la amaba, Calista le enseñó al lobo solitario, que tenía un hogar donde regresar y con el tiempo ambos disfrutarían la dicha de aumentar esa pequeña familia.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><i>Calista princesa, romántica, llena de dulzura y torpeza, encontraste tu final felíz.<br /><br /> Fang, querido lobo, tosco y a la vez tan tierno, capaz de los sacrificios más grandes por amor, llegaste a destino. Ambos aprendieron que el amor nace de distintas maneras.<br /><br />Gracias a ambos por permitirme soñar.</i><br /><br /><div style="text-align: center;">
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FIN</div>
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<br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-24510218381152033132015-11-26T03:34:00.000-08:002015-11-26T03:34:00.118-08:00Las protectoras de la noche. Capítulo 12.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
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Viene de <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/11/viene-de-capitulo-10-capitulo-11-raysa.htm">Capítulo 11</a><br />
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<b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 12</span></b><br />
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Zsadist se encontraba en el vestíbulo de la mansión esperando a que el sol se pusiera, para lo que faltaban solo cinco minutos.<br />
Allí se encontraba también el resto de la Hermandad y tres guerreras, las dos rubias y la morena alta. No había ni rastros de la pequeña hembra.<br />
En parte, se alegraba de que no estuviera allí. Era extraña. Cuando cualquier mujer habría dado todo lo que tenía para alejarse de él, ella lo perseguía allí donde estuviera. Tal vez solo fuera obstinación, después de todo, se suponía que era el encargado de entrenarla y había pasado por alto ese deber olímpicamente. Pero por la Sagrada Virgen que ella se había encargado, a su manera, de hacérselo cumplir.<br />
Pero claro, si era obstinada, él podía serlo mucho más. Había quedado demostrado en ese último entrenamiento. Había olido su furia y su frustración, ese olor se había hecho cada vez más denso hasta que por fin explotó y le había lanzado una patada.<br />
<br />
<a name='more'></a>Dios, había necesitado de todo su escaso autocontrol para no dañarla con su daga. La había desenfundado dispuesto a clavarla en lo más profundo de su corazón, pera al darse la vuelta y comenzar a caer, había fijado la vista en sus ojos grises y había desviado la trayectoria del arma.<br />
Era una hembra muy extraña. No había sentido miedo. En ningún momento, desde la primera vez que la vio, no había sentido el miedo proviniendo de ella. No le temía, e incluso lo enfrentaba.<br />
Ella era… sí, reiterativamente extraña.<br />
Saliendo un poco de sus cavilaciones, Zsadist se dio cuenta de que la conversación a su alrededor había cesado de pronto. Al levantar la cabeza, supo el por qué.<br />
Nessa estaba allí, parada en lo alto la escalera que bajaba hacia el vestíbulo, con un pantalón negro que se le ajustaba a las piernas, una blusa sin mangas de un rojo apagado y una chaqueta de cuero negro que le llegaba un poco más por debajo de las caderas. Tenía el largo cabello negro rizado recogido en un rodete en la parte de atrás de su cabeza, pero algunos rizos habían escapado de la fuerte sujeción.<br />
Miró alrededor con las mejillas algo arreboladas debido a la atención que estaba llamando y dijo.<br />
—Oh, no me digan, ¿acaso olvidé ponerme los pantalones?<br />
Todos en el vestíbulo estallaron en carcajadas ante su comentario, incluso Wrath, que lanzó una pequeña risita.<br />
Ella descendió rápidamente y saltó los tres últimos escalones, aterrizando sobre la alfombra suavemente.<br />
—Bueno, supongo que te resultaría tremendamente útil con los lesser —dijo Vishous—, serán impotentes, pero no ciegos.<br />
—Seguramente, pero cuando emplee ese método, me aseguraré de no pelear a tu lado. Ya sabes, no me gustaría que te lastimaran por mi culpa —dijo guiñándole un ojo.<br />
—No pecas de vanidad, ¿no es cierto? —Le replicó el vampiro con ironía.<br />
—Oye, fuiste tú quien en primer lugar elogió mis piernas —le respondió con un inocente encogimiento de hombros.<br />
Todos allí volvieron a reír por el pequeño intercambio entre la guerrera y su hermano.<br />
Aquel era otro aspecto que lo intrigaba. Se notaba que no le gustaba llamar la atención o que cualquiera, a excepción de sus hermanas, se le acercara. Aprovechaba su tamaño para pasar desapercibida, encogiéndose más incluso. Pero cuando a pesar de todo se convertía en el centro de atención, sabía salir del paso con agudos comentarios.<br />
Todavía podía verla en el gimnasio, realizando los mismos movimientos que él hacía, como si de una coreografía se tratara. No le había molestado lo que hacía. Incluso, tal vez, lo divertiría, si supiera lo que era eso. Sería una buena compañera de lucha, pensó… si quisiera tener una, y seguro como la mierda de que no lo quería. Estaba mejor solo, alejado de todos. Tal vez cuando lo viera luchar esa noche, si es que se empeñaba en seguirlo, vería quien era en realidad y por fin sentiría miedo y se alejara. Sería una buena terapia para ella.<br />
Sintiendo que el astro rey ya se había despedido por ese día, salió de la mansión y se dirigió a su Porsche. Esperaría dos segundos, si ella no llegaba, se desmaterializaría hacia el centro, solo. Pero no estaba a mitad de camino hacia su auto cuando escuchó unos suaves pasos corriendo hacia él.<br />
Abrió la puerta del auto y estaba subiéndose cuando ella le habló.<br />
—Puedes decirme donde debo materializarme, no hace falta que me lleves en el coche.<br />
Tenía razón. No había ninguna razón para llevarla en coche hasta el centro. Pero lo cierto es que no se había dado cuenta de eso hasta que se lo dijo.<br />
Obviándola, se subió al coche y lo arrancó. Por la comisura del ojo, la vio poner los ojos en blanco y suspirar. Luego se dirigió al coche.<br />
Una vez abrochados los cinturones, Zsadist se dirigió hacia el centro. Ninguno de los dos habló en ningún momento, pero no era un silencio tenso. Simplemente… era silencio.<br />
Nessa tenía apoyado un codo sobre la puerta y la cara sobre la mano, el viento que entraba por la ventanilla abierta tiraba hacia atrás los pequeños rizos sueltos alrededor de su rostro. Sus ojos expresaban aburrimiento.<br />
Cuando se aproximaban al centro de Caldwell, el ceño de ella se fue pronunciando. Era obvio que no le gustaba lo que veía. Bien, allá ella y su sensibilidad. Si no podía soportar los callejones en que la lucha se desarrollaba normalmente, pues lo lamentaba. No pensaba ayudarla, de hecho, ni siquiera creía que fuera a estar cerca de la hembra. En primer lugar, necesitaba alimentarse de nuevo. La sangre humana era un alimento muy pobre y ya estaba casi al límite. Así que estacionó frente al ZeroSum y bajó.<br />
—Iré al club en primer lugar, luego saldré —le informó.<br />
—De acuerdo ¬—le respondió ella mientras cerraba la puerta de un golpe.<br />
Cruzó la acera y al llegar a la altura del guardia que cuidaba la puerta, se dio cuenta de que ella estaba detrás de él.<br />
—¿Qué haces? —Le preguntó filosamente, sin voltearse.<br />
—¿Te acompaño? —Le dijo con burla.<br />
—No te pedí que me acompañaras.<br />
—No, dijiste que hiciera lo que se me diera la gana. Y ahora se me antoja acompañarte. Y antes de que objetes algo, también señalaste que no te importaba lo que hiciera, así que puedes seguir con lo tuyo tranquilamente.<br />
Zsadist hizo un esfuerzo por no voltearse, cargarla sobre un hombro y encerrarla en el coche. La idea era tentadora, pero implicaba tocarla y ese definitivamente no era su camino.<br />
—También recuerdo perfectamente que te dije que no me importunaras, y eso es precisamente lo que estás haciendo.<br />
La pequeña hembra apretó sus labios, colocó las manos detrás de la espalda y retrocedió dos pasos.<br />
—¿Así está bien? —Le dijo en un suave susurro.<br />
Suspirando hondo, entró en el club. La gente se iba apartando a su paso y luego volvía a juntarse cuando él se alejaba, lo que le venía muy bien. De repente, sintió la presencia de la hembra justo detrás suyo. Había vuelto a acercarse. La ignoró hasta que ingresaron a la sección VIP.<br />
Cuando se dio la vuelta para increparla, vio que se corría para evitar apenas que un hombre la rozara, y luego repitió el movimiento para esquivar a una de las prostitutas del lugar. Viendo esto, se tragó sus palabras. Evidentemente, a ella tampoco le gustaba el contacto.<br />
Un macho humano se acercó a Nessa, con la lujuria brillando en sus ojos. Zsadist lo miró fijamente. Era un macho elegante, sin duda. Se preguntó si a ella, como a algunos de sus hermanos, le gustaría tener sexo ocasionalmente.<br />
Cuando el tipo estuvo muy cerca, ella le dio la espalda, en un claro desplante. Sin darse por vencido, la rodeó y levantó tres dedos. Mierda santa, le estaba ofreciendo dinero.<br />
Zsadist no sabía por qué, pero eso le molestó muchísimo. El estúpido humano estaba insultándola. Estaba por precipitarse hacia él, cuando una ola fría y un olor picante lo detuvo. Observó fijamente a Nessa. La mirada que le lanzó al humano fue realmente estremecedora. Por suerte, el tipo parecía tener el suficiente cerebro como para darse cuenta de que nada tenía que hacer allí y se largó. Nessa lo siguió con la mirada con una expresión neutra y una postura relajada, pero sus manos, apretadas en sendos puños temblaban casi imperceptiblemente.<br />
Z se dirigió hacia donde se encontraba aún quieta, y mientras se acercaba se dio cuenta de que el frío que ella exhalaba era su furia y ese olor picante… era miedo. Aquello le extrañó. No se había amedrentado en su presencia, pero un simple humano lograba turbarla.<br />
Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que la oyera, ella le dijo.<br />
—Esperaré afuera. Este lugar no me agrada.<br />
Y salió por donde habían entrado.<br />
Cuando se hubo perdido entre la multitud, Zsadist se dirigió hacia la mesa que habitualmente ocupaba la Hermandad. Ahora mismo estaba vacía, puesto que todos debían de estar patrullando en estos momentos, tal vez más tarde, algunos de sus hermanos fuera allí.<br />
Se sentó y esperó. Las prostitutas fueron desfilando por allí, pero ignoró a todas. Demasiado vestidas, demasiado perfumadas, demasiado cabello, demasiado drogadas. Hasta que una rubia alta se acercó. Llevaba el cabello recogido y no sonreía estúpidamente. Llevaba el cuello completamente descubierto y el perfume que usaba no saturaba sus sentidos. Era perfecta.<br />
Le hizo una seña y ella se acercó. Le marcó con los dedos la cantidad ofrecida, tal como el humano había hecho con la pequeña guerrera. Reprimiendo de nuevo su furia, se levantó.<br />
—Vamos afuera —le dijo a la mujer, después de entregarle el dinero.<br />
La humana no retrocedió cuando lo vio. Tal vez su cara no había quedado del todo iluminada, o tal vez ella estuviera más drogada de lo que había creído. O tal vez ya nada le importara.<br />
Una vez afuera, comenzó a acercarse a él, pero la cortó diciendo:<br />
—Quieta. Date la vuelta.<br />
Ella entornó los ojos, mirándolo con desconfianza, pero le obedeció. Sabía que las reglas del club exigían satisfacer a los clientes.<br />
—Muy bien. Adelante —dijo al posicionarse. Su voz sonaba pastosa.<br />
Se colocó inmediatamente detrás de ella mirando su yugular. Los colmillos crecieron debido al hambre, alargándose hasta parecer lo de un tigre.<br />
—Inclina la cabeza hacia un lado —le dijo con la voz ronca.<br />
La mujer obedeció y bajó la cabeza hacia su cuello. Estaba a punto de morderla cuando una voz lo interrumpió.<br />
—¿Humanas?<br />
La voz de la pequeña guerrera destilaba incredulidad. Zsadist le lanzó un breve vistazo por encima del hombro, pero no le prestó más atención.<br />
—¿Tu novia? —Preguntó la humana riendo suavemente.<br />
—Haz lo que te dije y olvídate de ella —le ordenó.<br />
La hembra humana volvió a inclinar la cabeza y sin perder un segundo, Zsadist la mordió. Ella lanzó un quejido y lucho un poco, pero Z usó sus poderes para tranquilizarla hasta que se quedó quieta. Siguió bebiendo, intentando ignorar a su público.<br />
Una vez hubo terminado, le borró los recuerdos de él e hizo que se fuera de allí. Cuando se volteó por fin, fijó por un momento la mirada en<br />
Nessa. Tenía una expresión neutra que nada revelaba, pero sus ojos lo analizaban atentamente, como si esperara que llegara a colapsar por haber tomado de la vena de una humana.<br />
Se dio la vuelta y comenzó a caminar para salir del callejón. Pudo oír los suaves pasos de la hembra detrás suyo, hasta que llegó a su lado. Debía andar a un ritmo bastante ligero, casi de trote, para estar a la par de sus grandes zancadas.<br />
—Ahora ya sé en qué más se diferencian Phury y tú —dijo Nessa de pronto.<br />
—¿Qué dices? —Le preguntó confundido.<br />
—Que me acabo de dar cuenta en qué más se diferencian, además de los detalles obvios —lo señaló con una mano—. Phury tiene más músculo que tú. Él sí se alimenta de hembras de nuestra especia, ¿no es así?<br />
—Observas mucho a Phury —dijo sarcástico.<br />
—¿Por qué no lo haría? Mirar es gratis —dijo con un encogimiento de hombros.<br />
—¿Y en qué otras cosas Phury es más bello que yo? —Le preguntó, ahora con malicia.<br />
—No dije que uno fuera más bello que el otro, sólo enumeraba en qué se diferenciaban —pareció ofendida al decirlo.<br />
—Sí, claro —exclamó con incredulidad.<br />
—Oye —se detuvo—, no pongas en mi boca palabras que no he dicho, ¿de acuerdo? — Sus ojos parecían de acero.<br />
—No me fastidies —le dijo antes de continuar andando.<br />
—Dime: ¿Eso de actuar como un completo idiota te sale naturalmente?<br />
Zsadist se detuvo al escuchar sus palabras, aunque no podía terminar de decidir si era a causa del enfado o de la impresión.<br />
Cuando se dio la vuelta y ella, que estaba con la manos apoyadas en la cadera, levantó una ceja como indicándole que aún esperaba una respuesta, decidió que el enfado era la mejor opción en este caso.<br />
Se dirigió rápidamente hacia ella, dispuesto a hacer… algo, lo que fuera, cuando un aroma dulzón, como a talco para bebé, lo obligó a detenerse otra vez.<br />
Nessa se tensó visiblemente. Era obvio que ella también lo había notado. Las ansias de lucha emanaban de su cuerpo en grandes oleadas.<br />
Dos lessers caminaban por la acera de enfrente, siguiendo a un macho civil. Ambos asesinos tenían el cabello ya bastante decolorado, lo que significaba que no eran ningunos novatos. Al macho se lo notaba muy nervioso y parecía muy joven. Y por lo que Zsadist vio, era un estúpido, ya que se había adentrado en un callejón.<br />
Los lessers aceleraron el paso con entusiasmo.<br />
Desenfundó las dagas y se dirigió hacia el callejón. Pudo oír a Nessa detrás de él desenfundando sus propias dagas. Ah, sí, la adrenalina de la batalla. Esto era lo que necesitaba. Se comería vivos a aquellos bastardos.<br />
Ah, la adrenalina. La sentía correr por su sangre, en un torrente caliente y poderoso. Después de quinientos años, volvía a sentir aquella sensación, que la imbuía de poder.<br />
Nessa sintió como sus colmillos se alargaban ante la expectativa de la lucha. Oh, sí, tenía sed. Sed por derramar la sangre de aquellas abominaciones.<br />
Hizo girar las dagas en sus manos y al tiempo que emitía un funesto siseo, comenzó a correr sobrepasando a Zsadist. No importaba que se hubieran dirigido a un oscuro callejón, era totalmente ajena al entorno que la rodeaba. Sus ojos brillaban de violencia contenida.<br />
Los lessers estaban luchando con el vampiro, que se estaba defendiendo bastante bien para ser un civil, pero se agotaba rápidamente. Dando un gran salto, Nessa cayó sobre el más grande de ellos, arrojándolo contra el suelo. Sintió vagamente que el otro lesser era arrojado con fuerza hacia atrás, pero no prestó mucha atención. Tomó la cabeza del lesser y la golpeó con fuerza contra el pavimento, aunque no con la suficiente como para romperla. Quería que la batalla durara lo máximo posible.<br />
Dio un salto hacia atrás y mientras esperaba que el maldito se pusiera en pie, enfundó una de sus dagas. Jugaría con él, lo rebanaría como a un jamón. Lentamente.<br />
Puso los ojos en blanco cuando el cabrón se puso por fin de pie y la miró sorprendido. Sabía que su sorpresa ahora sería reemplazada por fanfarronería, seguridad de que acabaría fácilmente con ella. Después de todo, era sólo una hembra.<br />
—¿Sabes, pequeña hembra? —Le dijo—. No deberías meterte en asuntos de grandes. No es bueno meterse en cosas que lo superan a uno.<br />
Oh, la pequeña hembra disfrutaría enormemente haciéndole arrepentirse de cada una de esas palabras.<br />
El macho se abalanzó sobre ella repentinamente. Sonriendo ampliamente, ella imitó su movimiento. Cuando estaban a punto de colisionar, Nessa se desmaterializó justo detrás de él, quien por la carrera, no pudo frenar y se estrelló contra unos cubos de basura.<br />
Nessa se acercó por detrás y le hizo un profundo corte en la espalda, pero el bastardo era más rápido y fuerte de lo que ella creyó y en un único movimiento, de dio la vuelta y la tomó por la mano en que sostenía la daga y la estrelló contra una de las paredes del callejón.<br />
La guerrera vio brevemente las estrellas y pudo sentir el sabor de la sangre en su boca. El asesino volvió a tirar de su brazo, seguramente para repetir la acción anterior, pero como pudo, ella se giró y clavó sus colmillos en el antebrazo de su atacante, quién chilló fuertemente, tratando de soltar su brazo del agarre de las mandíbulas de la vampira, que sólo las apretó aun más fuerte, hasta que sintió como los huesos se astillaron debajo de sus dientes.<br />
Soltó por fin al lesser y dio un salto hacia atrás. El tipo se levantó torpemente, sujetando su brazo roto, que se torcía en un extraño ángulo, y la miró con odio.<br />
—Dime, ¿quién es ahora el que está metido en un asunto que lo supera? —Se burló.<br />
El lesser lanzó un grito de furia y se volvió a abalanzar sobre ella, quien no dudó en ir a su encuentro.<br />
De pronto, en un rápido movimiento, el lesser sacó un arma con el brazo sano y disparó dos veces. Gracias a una tardía pero oportuna reacción, ambas balas solo alcanzaron a darle el hombro derecho.<br />
A que habías olvidado que estabas en el siglo XXI, dijo esa molesta voz en su cabeza.<br />
Dejó caer la daga debido al dolor y gruñó porque la voz tenía razón. Seguía creyendo que las batallas sólo se desarrollaban cuerpo a cuerpo, pero ya no era así. Ahora estaban esos malditos artilugios de metal.<br />
Sintió tres explosiones más, pero que esta vez provenían desde su espalda, y el lesser al que se estaba enfrentando cayó al suelo, no muerto, pero sí abatido.<br />
Se dio la vuelta sin dejar de sujetarse el hombro herido, y vio a Zsadist descendiendo con furia sobre el otro lesser para clavar su daga en el hueco en el que el asesino había tenido el corazón, haciéndolo esfumarse en medio de una explosión de luz.<br />
Una vez erguido, le lanzó una mirada llena de ira.<br />
—Podrías haber acabado con él de un solo golpe.<br />
—Eso lo sé perfectamente, muchas gracias.<br />
—Eso que hiciste fue una estupidez.<br />
—Jódete —le replicó con acritud.<br />
—Hace mucho tiempo que lo estoy —respondió en un susurró muy bajo y letal, pero no supo si le hablaba a ella o a sí mismo.<br />
Se dirigió al lesser caído. Una de las balas le había dado en la frente, y las otras en la mandíbula y en el cuello.<br />
—Tío, eso debe doler —le dijo.<br />
El tipo la miró con los ojos dilatados por el dolor e intentó levantar el brazo sano, pero ella lo pisó y haciendo una mueca de dolor, descendió hacia él, para revisarlo en busca de alguna identificación.<br />
—Lamento que no nos hayamos podido divertir más, me hubiera gustado hacerte pagar por esto —señaló el hombro herido con la barbilla mientras se guardaba las llaves, el carnet de conducir y un papel con una dirección que había encontrado—. Pero ni modo —sacó la daga que estaba guardada y envió al bastardo de vuelta hacia su creador.<br />
Se puso de pie, sintiendo la fría mirada de Zsadist en su espalda.<br />
—El difunto era Richard Swan. Tenía un papel con una dirección anotada. ¿Vamos hacia allí? —Le preguntó con un tono de voz neutro.<br />
—Sí, iré hacia allí.<br />
—¿Irás? —Le preguntó, esta vez con un tono de exasperación.<br />
—Sí, iré —la miró duramente—. Tú deberías regresar a la mansión y hacer que alguien te quite las balas que tienes alojadas en el hombro.<br />
Nessa se cubrió el hombro con la mano y se acercó a Zsadist, lista para discutir, cuando un nuevo disparo volvió a oírse. Pero esta vez, sus instintos reaccionaron a tiempo.<br />
Tomó el brazo de Zsadist y lo hizo a un lado. El vampiro no tardó un segundo más y levantó su arma y la disparó repetidamente, hasta que el tercer lesser, salido de no se sabe dónde, cayó.<br />
Se quedaron completamente quietos y sin respirar durante un eterno segundo, hasta que Zsadist, con un siseo que dejó al descubierto sus grandes colmillos, se desprendió de su agarre como si el de un leproso se tratara. Se la quedó mirando un momento con la respiración algo agitada y luego se dirigió al individuo para realizar el procedimiento habitual.<br />
Nessa se levantó para alcanzar la daga que se le había caído, cuando algo le llamó la atención. Era el civil. Estaba encogido detrás de unos cubos. Era obvio que Zsadist le había indicado dónde esconderse.<br />
Un enorme sentimiento de vergüenza la embargó. Se había olvidado completamente del joven vampiro, ansiosa como estaba por la sangre de sus enemigos. El macho estaba aterrorizado, había sido atacado ferozmente y encima también había tenido que presenciar toda esa puesta en escena. Arrepentida se acercó a él.<br />
—¿Te encuentras bien? —Le preguntó suavemente.<br />
Él vampiro civil solo asintió. Tenía la mirada fija en algún punto al frente de él.<br />
—Ya puedes salir, ya no hay peligro —le dijo.<br />
El joven volvió a asentir y comenzó a pararse lentamente. Le ayudó a correr los cubos de la basura para que pudiera salir, y luego lo llevó hacia la salida del callejón, donde Zsadist estaba parado, vigilando.<br />
—¿Estás muy herido? —Le preguntó con su sombría voz.<br />
—Sólo un poco —le respondió en un bajo murmullo. No desviaba la vista de la cara de Zsadist.<br />
—¿Puedes desmaterializarte o tengo que hacer de chofer? —Le dijo esta vez más secamente. Era obvio que no le gustaba ese escrutinio.<br />
El macho lo miró durante algunos segundos más, pero cuando Z entrecerró los ojos en él, pareció recuperar el sentido y le aseguró que podía desvanecerse. Le llevó algunos minutos poder hacerlo, pero al final lo logró.<br />
Hubo un minuto de largo silencio que ninguno de los dos rompía, hasta que a lo lejos pudieron escuchar el inconfundible sonido de una patrulla de policía, lo cual era algo lógico. Zsadist maldijo por lo bajo y comenzó a moverse.<br />
—Vámonos de aquí —le gruñó.<br />
Salieron corriendo del callejón y subieron rápidamente al Porsche. Zsadist condujo como un loco hacia las afueras de la ciudad.<br />
Una vez hubo dejado la zona céntrica, Zsadist aparcó y detuvo el coche. Dejó caer la cabeza sobre el asiento y fulminó con la mirada el techo.<br />
—Z, ¿sucede algo? —Le preguntó Nessa, extrañada.<br />
Bueno, en realidad, no sabría decirlo. Cuando llegaron a ese callejón y vio como ella se arrojó sobre ese lesser, estuvo todo un segundo sin saber qué hacer, observándola. La gracia letal con la que se movía y el entusiasmo por atacar a su oponente, le resultaron como impensables en una criatura como ella. Siempre le había parecido frágil e indefensa, era por eso que no quería hacerse cargo de ella en absoluto, no quería ser él quien la dirigiera a una muerte segura en las calles sombrías de Caldwell. Pero lo había dejado atónito, y él no era un vampiro que se sorprendiera muy a menudo. De hecho, no se sorprendía. Pero ella lo había logrado.<br />
Cuando pudo reaccionar, sacó al otro lesser de encima del civil y hasta que se recuperara del golpe, ocultó al joven macho. Dejó al asesino fuera de combate, pero cuando iba a clavarle la daga, oyó esos dos disparos. El bastardo que había estado luchando con Nessa, le había disparado y le había dado en el hombro.<br />
No supo que le pasó en ese momento, pero lo cierto es que de pronto, vio todo rojo. Había querido saltar a la garganta de ese hijo de puta y arrancársela con los dientes, pero se dio cuenta de que se prestaba a acabar con la guerrera, solo se estaba demorando porque la mano con la que sujetaba el arma no era a la que estaba habituado. Pero ese segundo de duda fue suficiente para él para sacar su propia arma y dispararle a aquel maldito. Con una amarga furia todavía recorriéndolo, se deshizo por fin de su propio lesser.<br />
No le había gustado que Nessa fuera herida. Eso solo había demostrado que era tan frágil como había pensado. Ella era una hembra de alto linaje que debería ser resguardada de los asesinos de la raza a como diera lugar, no estar en las calles cazándolos. Era una pequeña hembra que debía ser protegida.<br />
Suspirando pesadamente, la miró un breve momento y luego clavó la vista en la carretera.<br />
—¿Estás bien? —Le preguntó al fin.<br />
—Duele con el demonio, pero estoy bien. Había olvidado que existían esas cosas —dijo frunciendo el ceño.<br />
—Apenas lleguemos podrás llamar a Havers para que venga a la mansión y te atienda.<br />
—¿Qué haremos con las direcciones que conseguimos? Debemos ir a buscar sus frascos.<br />
—Yo me encargaré de eso. Tú llamarás a Havers.<br />
—¡De ninguna manera! Iré cont… —una funesta mirada cortó sus palabras—. Si me lo pides de ese modo —agregó con fastidio.<br />
Sin una palabra más, puso el coche en marcha y se dirigió a la mansión. Una vez allí, la escoltó hasta el vestíbulo y llamó a Havers él mismo.<br />
—El doctor viene hacia aquí —le dijo una vez cortó—. Espéralo en tu habitación, Fritz lo llevará hasta allí.<br />
—Sí, mami, por supuesto —le respondió con voz chillona.<br />
Sin hacerle caso, la vio subir los primeros escalones de la escalera. Se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta, con una extraña sensación recorriéndole, al saber que ella estaría el resto de la noche a salvo, en la mansión. Era una hembra frágil, pero si no fuera por ella, él también tendría que haberse quedado varado allí, esperando al doctor.<br />
Podía oírla subir la escalera muy lentamente, mascullando por lo bajo, como si fuese un niño regañado al que enviaron a la cama sin cenar. Abrió la puerta y con la mano aún sobre el picaporte, se detuvo.<br />
—Nessa —la llamó.<br />
—¿Sí, mami? —Le dijo ella aún con la voz chillona.<br />
Miró sobre su hombro. Allí estaba ella, con su peinado desordenado y múltiples bucles cayéndole alrededor del rostro. Tenía una sonrisa cínica en el rostro y pestañeaba los ojos rápidamente en son de burla, pero todo lo que él vio fue la mano que tapaba el hombro herido y la mancha oscura que arruinaba su abrigo.<br />
—Por lo de ese lesser que no vi. Gracias —le dijo y salió, satisfecho de haberle borrado esa sonrisa de la cara.Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-8536636096187600912015-11-21T05:14:00.000-08:002015-11-26T03:35:15.464-08:00En la piel del Lobo.Capítulo 12 . By Calista. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s1600/en+la+piel+del+lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s320/en+la+piel+del+lobo.jpg" width="230" /></a></div>
Viene de <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/11/en-la-piel-del-lobo-capitulo-11-by.html">capitulo 11</a><br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">CAPITULO 12</span></b><br />
<br />
<br />
<br />
Calista despertó sola en la cama.<br />
<br />
Decepcionada y un poco asustada recordando las palabras que abandonaron sus labios la noche anterior giró hacia el lugar donde había dormido Fang.<br />
<br />
Nada. Las marcas en la almohada mostraban que no hacía mucho que se había marchado.<br />
<br />
Se sentó en la cama y giró para ver la hora y sonrió.<br />
<br />
Junto al despertador había una rosa roja y una nota, la tomó y la leyó mientras sentía la dulce fragancia de la rosa.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Tuve que ir a hacer unos trámites así puedo estar libre esta noche. Te veías tan bonita que no quise despertarte. Si necesitas algo Pecas puedes localizarme en el celular, si nuestro plan sigue en pie, nos vemos esta noche en tu departamento. También quiero que esta noche, nuestra noche sea especial, hay algo importante que quiero decirte.<br />
<br />
Fang<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
<br />
Calista leyó nuevamente la nota mientras su corazón latía errático, algo importante que quiere decirme pensó llena de esperanza.<br />
<br />
Miró el reloj y gimió al ver la hora. Las 10 de la mañana. Debía reunirse con Gise en una hora.<br />
<br />
Sonriendo apartó las sábanas y se dirigió al baño.<br />
<br />
Media hora después se ponía una jeans ajustados, una camiseta blanca de finos breteles y zapatillas, tomó la mochila y se dirigió a la cocina. Mientras tomaba una taza de café llamó a su hermana. Luego de dos tonos Kyra atendió.<br />
<br />
—Hola hermanita —saludó—. Anoche quise contarte algo pero ciertos lobos estaban algo pesados y no pude decirte nada.<br />
<br />
—Captaste mi interés Calista —le dijo su hermana mientras soltaba una risita pícara.<br />
<br />
Sin dar más vueltas le contó que había decidido emparejarse con Fang. El silencio del otro lado de la línea la sorprendió.<br />
<br />
—¿Kyra? —llamó.<br />
<br />
—Sí aquí estoy, es que me sorprendiste es todo. Lo siento Cal, es que ¿Estás segura? Hasta hace unos días no tenías claro lo que sentías por Fang y ahora de un día para otro decidiste que lo amas. Créeme que si eso es lo que sientes estoy más que feliz —le dijo su hermana seria— ¿El lobo no te está presionando verdad? —preguntó con enojo.<br />
<br />
—Tranquila Ky que nadie me está presionando —le respondió con prisa, mientras se mordía el labio antes de confesar—. Lo amo hermana, no me di cuenta hasta nuestra primera salida, pero creo que me enamoré de él sin darme cuenta —le dijo nerviosa.<br />
<br />
Escuchó a Kyra suspirar ¿Con alivio? Del otro lado de la línea.<br />
<br />
—No sabes la alegría que me da oírte decir eso Calista, —le dijo con la voz ronca—. Hermanita quiero que seas muy feliz ¿Me oyes? No dejes que nada ni nadie se interponga en esta etapa de tu vida. Te quiero nena, ¿Lo sabes verdad? —preguntó.<br />
<br />
Calista sintió una extraña angustia que surgía en su corazón ante las palabras de su hermana mayor, rápidamente la sensación desapareció.<br />
<br />
—También te quiero —le dijo con cariño—. Además estoy esperando que hagas un hombre honesto de mi cuñado —le recordó entre risas.<br />
<br />
—Si, si —contestó—. Tú preocúpate por tus asuntos que de ese lobo me encargo yo —le dijo incómoda—. Bonita tengo que dejarte, que nuestro cuñado insiste que tiene algo urgente que decirme —resopló—. Te cuidas Cal, mañana espero tu llamado y quiero los detalles… Mejor no, quiero la versión corta sin detalles, mi mente no podría soportarlo —finalizó.<br />
<br />
Calista rió mientras se despedía de su hermana, con la promesa de llamarla al día siguiente y no darle ningún detalle.<br />
<br />
Colgó el teléfono, tomó la mochila y destelló en la casa de Gise.<br />
<br />
Media hora después ambas mujeres recorrían las tiendas. El primer lugar al que entraron hizo ruborizar a Calista, la ropa interior iba desde la inocencia a lo provocativo sin dejar de ser sexy. Luego de mucho debatir eligió un conjunto azul de encaje y seda, unas delicadas braguitas y un corpiño sin breteles, con un liguero haciendo juego. Eligió varios conjuntos más, junto con unos camisones y unas batas, todos ellos muy provocativos y delicados. Contenta con la compra fueron a almorzar. Luego fueron a elegir el vestido.<br />
<br />
Gise la llevó a una boutique exclusiva con unos precios que hubieran escandalizado a cualquiera. Después de probarse cerca de 10 vestidos, estaba en el probador cuando Gise le alcanzó un vestido azul que hacía juego con sus ojos. Era corto pero no tanto, justo por encima de las rodillas, dejándole lugar a que pudiera ponerse el portaligas, era straples, así que no habría problema con la sensual ropa interior que había comprado. <br />
<br />
Los zapatos no fueron mayor problema, encontraron unas sandalias que tenían el mismo color que el vestido.<br />
<br />
Con las compras hechas se sentaron a tomar un café.<br />
<br />
—¿Así que esta noche es la noche, eh? —preguntó Gise con una sonrisa pícara.<br />
<br />
Calista se ruborizó pero con expresión soñadora asintió.<br />
<br />
—Si, esta noche es la gran noche —confesó.<br />
<br />
—Ya le dijiste lo que sientes por él —preguntó conociendo a su amiga.<br />
<br />
La sonrisa se borró del juvenil rostro.<br />
<br />
—Sí, anoche, pero luego me quedé dormida.<br />
<br />
—Ok, eso suele suceder —dijo pensativa—. ¿Él siente lo mismo? Dioses parezco la Inquisición, o peor que eso, parezco una madre —dijo mientras gemía horrorizada y le quitaba seriedad al asunto, que se había tornado raro.<br />
<br />
Calista rió ante la expresión de su amiga, para luego ponerse seria.<br />
<br />
—No tengo idea de lo que siente Gise —dijo en voz baja—. Trato de no demostrarle pero estoy aterrorizada.<br />
<br />
Su amiga la miró sin comprender.<br />
<br />
—Fang nunca haría nada que te lastime —le dijo.<br />
<br />
—Lo sé, si de algo estoy segura es que Fang me quiere —dijo mientras se mordía el labio inferior—, pero no estoy segura de que me ame o si lo que puede llegar a sentir se debe a que soy la compañera que los destinos eligieron para él, como antes me dijo y Gise, amándolo como lo hago no podría ser feliz con menos —finalizó con un gemido.<br />
<br />
Gise apretó la mano de Calista en un gesto protector.<br />
<br />
—¿Puedo darte mi opinión sincera? ¿Lo que veo como espectadora? —Preguntó seria y al ver asentir a la joven continuó—. Creo Fang y vos están tan preocupados en no salir heridos, en mantener intactos sus corazones, que se olvidan de lo esencial, se olvidan de amarse, se olvidan de decirse lo que sienten realmente. Pienso que si se hubieran dicho lo que realmente sienten desde un principio no estarías aquí, estarías haciendo el amor con tu compañero —sonrió al ver que la joven se ruborizaba—. Llámalo sexto sentido, corazonada, o como quieras decirle, pero algo me dice que el lobo está tan enamorado como lo estás tú, sólo necesita el empujón adecuado para darse cuenta —la mirada de Gise brilló al decir la última frase.<br />
<br />
Calista suspiró esperanzada.<br />
<br />
—Espero que sea así, desde que me levanté tengo esta extraña sensación de que algo va a pasar —dijo llevándose la mano al corazón.<br />
<br />
Su amiga sacudió la cabeza exasperada.<br />
<br />
—Deja de buscarle la quinta pata al gato mujer, ve a tu departamento, ponte todas esas cosas bonitas que compramos esta tarde y prepárate para la noche más inolvidable de tu vida. No pienses en nada más. —Le dijo dándole palmaditas condescendientes en la mano.<br />
<br />
Riendo, pagó el café y se despidió con un abrazo cariñoso de su amiga, prometiéndole ser la primera a la que llamara en la mañana con las novedades.<br />
<br />
Miró a su alrededor y destelló en su departamento. Miró hacia todos lados. Fang no había llegado aún dijo mientras se dirigía al baño, dejando las bolsas con las compras sobre la cama.<br />
<br />
Luego de un relajante baño de espuma, entró nuevamente en la habitación, feliz por no haberse resbalado en el baño, es una buena señal pensó para sus adentros, se perfumó y se vistió, disfrutando del roce de la seda y el encaje sobre su piel, el liguero era un poco incómodo pero después de todo no creía que lo tuviera mucho tiempo puesto pensó con una sonrisita boba en el rostro.<br />
<br />
Una hora después miraba preocupada el reloj de la pared, Fang no había llegado aún y estaba comenzando a preocuparse. Esa sensación que había tenido desde el inicio del día se había incrementado y la estaba perturbando. Sin pensarlo más tomó el teléfono y marcó al celular de Fang, inmediatamente soltó un gruñido de frustración al escuchar el contestador. Cada vez más preocupada marcó el número de Vane, el lobo contestó al segundo repique.<br />
<br />
—Hola Calista —saludó con cariño.<br />
<br />
—Hola Vane, disculpa que te moleste, pero ¿Tienes idea de donde está Fang? —preguntó nerviosa.<br />
<br />
Hubo un silencio del otro lado de la línea.<br />
<br />
—La última vez que supe de él estaba yendo al Santuario —le dijo con un dejo de preocupación.<br />
<br />
El corazón de Calista se detuvo cuando escuchó eso, tratando de sonar normal, le respondió.<br />
<br />
—Había olvidado que iba a pasar por allí —le dijo antes de continuar rápidamente—. No te preocupes cuñado, estoy un poco ansiosa nada más.<br />
<br />
Una risita cómplice sonó del otro lado.<br />
<br />
—Lo entiendo Cal. Estoy más que seguro que mi hermano debes estar por llegar, no creo que se pierda justamente esta noche —le dijo muy convencido.<br />
<br />
La mente de la joven ya estaba analizando que hacer.<br />
<br />
—Sí seguro —le dijo algo distraída ya—, besos a mi hermana y gracias Vane —se despidió mientras dejaba el teléfono sobre la mesita.<br />
<br />
Se sentó en el amplio sofá, mientras se debatía entre quedarse a esperar y destellar en el santuario. Comenzó a caminar por la sala, mirando como pasaban los minutos en el reloj de pared, cada paso de la aguja se hacía más fuerte, poniéndola más ansiosa. Su corazón comenzó a latir rápidamente y sin pensarlo más destelló en el segundo piso del Santuario.<br />
<br />
Y su corazón prácticamente se detuvo ante lo que vio.<br />
<br />
Aspirando bruscamente en busca de aire, observó a Fang y Aimee fundidos en un tierno abrazo, la osa tenía las mejillas brillantes por las lágrimas. El dolor que sintió en el pecho fue tan insoportable que no pudo quedarse más tiempo.<br />
<br />
Sin pensarlo destelló en el departamento de Gise.<br />
<br />
Su amiga que estaba hablando por teléfono la miró molesta, hasta que vio las lágrimas que comenzaban a rodar por sus mejillas.<br />
<br />
—Tengo que colgar ahora, te llamo luego —dijo mientras se incorporaba y la abrazaba—. ¿Qué sucedió Calista? ¿Te encuentras bien? ¿Estás herida? —preguntó rápidamente mientras recorría su cuerpo con la mirada en busca de alguna señal.<br />
<br />
—Tenía razón en tener recelo Gise, en ser cuidadosa —le dijo mientras se sentaba en el sofá—. Fang no está enamorado de mí, su corazón aún le pertenece a Aimee —confesó con dolor.<br />
<br />
Gise la miró asombrada antes de contestarle.<br />
<br />
—No puede ser, ¿Estás completamente segura de eso? ¿Te lo ha dicho Fang? —preguntó sin comprender la situación, podría apostar todo lo que tenía que el lobo estaba enamorado de su amiga.<br />
<br />
Calista se limpió las lágrimas con una mano.<br />
<br />
—Estuve esperando como una tonta en el departamento, no respondía el celular y me preocupe, así que llamé a Vane y me dijo que la ultima vez que supo de su hermano estaba yendo al Santuario, quise esperarlo en el departamento, juro que quise hacerlo, pero comencé a sentir que me asfixiaba y sin pensar destellé en el Santuario y los vi abrazándose, ella estaba llorando, como si alguien los estuviera obligando a despedirse. —Dijo con dolor al recordar la imagen.<br />
<br />
—Hay algo que no termina de cerrarme Cal —le dijo con el ceño fruncido—. A veces las cosas no son lo que parece ¿Hablaste con Fang después? —preguntó mientras se sentaba a su lado.<br />
<br />
La joven negó con la cabeza, ganándose un suspiro de parte de su amiga.<br />
<br />
—No quiero hablar con él Gise, sólo quiero irme por un tiempo, necesito poner distancia entre nosotros, no podría verlo ahora sin desmoronarme.<br />
<br />
—Debes hacerlo Calista, hay muchas cosas en juego, no puedes hacer como si nada hubiera pasado, deben aclarar las cosas, creo que tú mereces que sea sincero con respecto a sus sentimientos y él merece saber lo que sientes también —le dijo para nada de acuerdo con la idea de la joven atlante.<br />
<br />
—Por favor Gise, necesito irme, júrame que no vas a decirle a nadie lo que te conté, que nadie va a saber lo que vi, cuando me sienta mejor voy a volver y enfrentar las cosas. Un último favor: entrégale esto a Fang si llega a venir buscándome —rogó. Sin pensar mucho, con las manos aún temblando, hizo aparecer un papel y un lápiz y rápidamente escribió unas líneas, entregando el papel a la otra joven.<br />
<br />
Gise resopló mientras hacía aparecer unas llaves en su mano.<br />
<br />
—No estoy de acuerdo con lo que haces Calista —le dijo amonestándola—. Creo que las cosas deben decirse, cosas como estas no deben callarse ni ocultarse. Pero tampoco quiero que desaparezcas y prefiero saber donde encontrarte, estas son las llaves de mi casa en Grecia —le dijo mientras le tendía las llaves—. Ve, piensa, procesa las cosas y vuelve para enfrentar la situación Cal, no te alejes y no calles. La casa se mantiene limpia y la heladera llena. Cualquier cosa me llamas ¿Si? —le dijo mientras la abrazaba antes de que la joven atlante se marchara.<br />
<br />
Gise se sentó con la nota en la mano. Meneó la cabeza. El amor pensó para sus adentros, nunca es sencillo y realmente no te deja ver las cosas como realmente son. Encendió la televisión y esperó.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Fang destelló en el apartamento de Calista. Con sorpresa vio que todas las luces estaban apagadas y el lugar en silencio. Seguramente debe estar en la habitación pensó mientras una sonrisa bailaba en sus labios. Abrió la puerta del dormitorio y lo encontró de la misma forma que el resto del departamento. Vacío.<br />
<br />
Con un presentimiento para nada bueno, tomó su celular y llamó a Calista, automáticamente saltó el contestador, llamó a Kyra, para cortar un minuto después realmente preocupado. Kyra no había sabido de su hermana en todo el día. Estaba por marcar el número de Gise cuando sonó su celular. Ansioso contestó. Era Vane.<br />
<br />
—Hola hermanito, Ky acaba de decirme que no encuentras a Calista —le dijo mientras en el fondo se escuchaban los gritos amenazantes de la joven diosa—. Sí Luna le diré que lo matarás si algo le pasa a tu hermanita —dijo en el teléfono para que su hermano pudiera oírlos— Calista llamó hace un rato buscándote y creo haberle dicho que te habías marchado al Santuario. —Le dijo.<br />
<br />
Fang maldijo.<br />
<br />
—Gracias hermano, seguramente nos desencontramos —murmuró para nada contento—. Voy a intentar con Gise ahora, cualquier cosa les aviso ¿Vale? —sin escuchar la respuesta cortó. Calista no desaparecía de esa manera y menos sin que su hermana supiera donde estaba.<br />
<br />
Sintiendo como el mal presentimiento se volvía certeza, marcó el número de Gise.<br />
<br />
Incrédulo escuchó como la joven le decía que Calista se había marchado.<br />
<br />
Sin pensar en nada, excepto en lo que había escuchado, destelló al departamento de la joven cortando el teléfono de un manotazo.<br />
<br />
—¿Cómo que Calista se marchó? ¿Qué quieres decir con que se fue? —preguntó exaltado.<br />
<br />
Gise lo miró con cara de pocos amigos, al sobresaltarse cuando lo vió en el medio de la sala totalmente desencajado.<br />
<br />
—Primero lobo, nunca vuelvas a aparecerte así en mi casa, el timbre existe en mi mundo, ésta vez lo dejo pasar porque comprendo como debes estar sintiéndote. Así como lo oyes, Calista se marchó hace una hora aproximadamente, me pidió que si te veía te entregara esto —le dijo sin expresión, sacando la nota de su bolsillo.<br />
<br />
Fang la miró como si no comprendiera lo que decía, mientras miraba el trozo de papel. No quería tomarlo, sabía en el fondo de su corazón que no era nada bueno, negó con la cabeza, retrocediendo un paso.<br />
<br />
Gise pudo casi sentir el dolor del were, continuó con la nota extendida.<br />
<br />
—Que no quieras leerla Fang, no va a hacer que desaparezca, siento tener que dártela, pero lo prometí, —le dijo con tristeza.<br />
<br />
Fang tomó la nota con los dientes apretados, sintiendo como el corazón comenzaba a palpitarle cada vez más fuerte, lentamente abrió la nota y contuvo el aliento ante las breves y desgarradoras palabras.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Lo lamento Fang, no puedo hacerlo. No, sabiendo lo que significa para ti. No puedo unir nuestras vidas sabiendo que a pesar de quererme tu corazón verdaderamente desde hace tiempo le pertenece a otra persona.<br />
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<br />
Te amo, Calista.<br />
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<br />
Fang miró a Gise sacudiendo la cabeza.<br />
<br />
—No comprendo, dice que me ama, pero se marcha de mi lado —dijo con voz ronca—. Mí corazón le pertenece a ella, no tengo idea de lo que ha pasado —murmuró mientras se desplomaba en el sofá y se pasaba una mano por el rostro, como si con ese gesto lograra borrar lo que le sucedía.<br />
<br />
La joven lo miró especulativa antes de preguntar con una ceja enarcada.<br />
<br />
—¿Estás diciendo que amas a Calista y no sigues enamorado de Aimee? —preguntó mientras se sentaba a su lado, cada vez más segura.<br />
<br />
El lobo la miró como si estuviera totalmente loca.<br />
<br />
—¿Quién diablos dijo que sigo enamorado de Aimee? Por los dioses, iba a emparejarme con Cal esta noche, ¿Cómo diablos lo haría estando enamorado de otra? —preguntó molesto.<br />
<br />
Gise levantó las manos para que se tranquilizara.<br />
<br />
—Lobo realmente la has liado ¿Sabes? Justo en el momento que creo que estás creciendo, apareces y te comportas como un chiquillo. Te diré lo mismo que a Calista, todo esto de protegerse y no decir las cosas en el momento es lo que los ha traído a pasar por este momento. Deberían haberse dicho estas cosas desde un principio y no tendrían estos malos entendidos. Así que voy a contarte lo que pasó, sólo voy a hacerlo porque creo que esta historia puede tener otro final —dijo en forma enérgica mientras le apuntaba con un dedo en forma de regaño—. Ella fue a buscarte esta noche al Santuario Fang y te vio abrazando a Aimee Peltier —levantó una mano para que la dejara continuar cuando escuchó que el were lanzaba una maldición acompañada de un gemido, mientras se pasaba nuevamente una mano por el rostro—. Lo primero que se le cruzó por la cabeza es que no la amas. Y de eso lobo tienes la maldita culpa tú ¿Y sabes por qué? Porque Calista no tiene la menor idea de lo que sientes por ella, al menos, no como te sientes realmente —le dijo mientras lo miraba seriamente.<br />
<br />
Fang carraspeó incómodo.<br />
<br />
—No soy una persona que expresa sus sentimientos muy bien —dijo avergonzado.<br />
<br />
—Pues es tiempo que vayas aprendiendo si no quieres ser impotente para el resto de tu vida. ¿La amas? ¿Eliges a Calista de corazón o es solo por la marca de emparejamiento? —preguntó sin dudar mientras lo miraba, buscando la verdad en los ojos color avellana.<br />
<br />
El were la miró directamente a los ojos mientras le respondía con seguridad y emoción.<br />
<br />
—Amo a Calista por lo que es ella, la amo de una manera tan nueva y tan fuerte, tan diferente a todo lo que experimenté antes que no supe reconocer lo que sentía, pero con seguridad puedo decirte que la amo, y la elijo por ser la maravillosa mujer que es. Si los destinos no hubieran interferido, hubiera tardado más en darme cuenta, lo sé, pero ella es la mujer para mí y yo soy el hombre para ella. Simplemente es así. Y si tengo que esperar que la maldita marca desaparezca para que ella entienda que no estoy a su lado por eso, lo haré. Se lo diría en este momento si supiera donde está —le dijo con tanta sencillez y claridad que se sintió libre. Me emocionas lobo… Si tan solo hubiera hablado antes gran tonto le dijo la vocecita que hasta el momento había estado demasiado callada.<br />
<br />
—Bonito discurso lobo, realmente sabes usar las palabras. Pero… ¿Qué harás ahora? —preguntó mientras se cruzaba de brazos.<br />
<br />
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a>—Buscarla hasta debajo de la tierra y no despegarme de su lado hasta decirle lo que siento y que ella entienda y acepte que la amo. —Buena suerte con eso, no cuentes conmigo continuó la molesta voz.<br />
<br />
Gise estrechó la mirada y suspirando dijo:<br />
<br />
—Suponiendo que tuviera una idea de donde se encuentra Calista en este m…<br />
<br />
Fang no la dejó continuar ya que la tomó de los hombros y la miró esperanzado mientras le decía:<br />
<br />
—¿Sabes donde está? Por favor dímelo Gise, hago lo que quieras, pero necesito hablar con ella —le dijo—. Necesito decirle lo que siento, no aguanto más todo esto en mi interior. Dime donde esta mi compañera por favor —pidió tan sincero que Gise tuvo la certeza de lo puros que eran los sentimientos del lobo.<br />
<br />
—Está en mi casa de Grecia, ésta es la dirección —dijo entregándole otro papel respondió, mientras lo frenaba unos segundos, apoyando una mano contra la del were—. Ve despacio lobo, sé inteligente, usa bien las palabras, elige con cuidado. Por más que haya sido un mal entendido está dolida por lo que vio y puede que te cueste convencerle de tus sentimientos, por más reales que sean y por más seguro que estés de ellos —le dijo con suavidad para que comprendiera la situación.<br />
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<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a>Fang asintió lentamente, mientras sopesaba las palabras de la joven.<br />
<br />
—Lo haré Gise, muchas gracias, de verdad muchas gracias por todo —le dijo mientras le daba un breve beso en la mano y desaparecía.<br />
<br />
Gise suspiró satisfecha. Ahora sólo restaba esperar que el lobo convenciera a su amiga. Hizo un mohín con la boca, mientras le deseaba mentalmente suerte en esa tarea al were, no deseaba estar en sus zapatos, Calista podía ser realmente terca a veces. Bueno de todas formas tendría que esperar dijo mientras encendía el plasma y se acomodaba para mirar una película.<br />
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Mi niña a veces vemos cosas que no son lo que aparentan,<br />
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debemos ver con el corazón.<br />
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Lobo querido, a veces una palabra en un mal momento, puede crear caos.<br />
<br />
Sin embargo una palabra en el momento adecuado puede evitarnos tanto dolor…<br />
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<br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-89265016881481593742015-11-17T05:21:00.000-08:002015-11-17T05:21:47.954-08:00Las protectoras de la noche. Capítulo 11.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
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<br />
Viene de<b> <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/11/las-protectoras-de-la-noche-capitulo-10.html">Capitulo 10 </a><br /><br /><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 11</span></b><br />
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<br />
Raysa suspiró adormilada y se desperezó lentamente, dio un suave respingo al sentir sus músculos algo doloridos.<br />
Un sonrojo general cubrió su cuerpo al recordar el por qué. Se dio vuelta en la enorme cama y encontró el otro lado vacío, todavía podía sentir el aroma de Wrath, pero sabía que no estaba en la habitación.<br />
Frunció el ceño al sentir una puntada en el corazón al darse cuenta de que a pesar de lo sucedido anoche, se había marchado sin despertarla.<br />
Unos golpes en la puerta la sacaron bruscamente de sus pensamientos.<br />
—Raysa, ¿estás? —Otro golpe más, sabía que su hermana no se iría hasta saber de ella, Kytara simplemente era así.<br />
—Pasa, Kytara —dijo suspirando y cubriéndose más con las sábanas.<br />
—Permiso. ¿Cómo estás, hermana? —Se acercó a la cama y se sentó a su lado.<br />
Raysa se sonrojó levemente y algo incómoda le respondió: <br />
—Bien, por supuesto. ¿Por qué lo preguntas?<br />
—Tu… cama desarreglada… Perfume raro… Y hace un rato vi salir a Wrath —sonriendo le dijo—: Suéltalo ya.<br />
—¿Viste salir a Wrath? ¿Sabes a dónde fue? —Preguntó antes de darse cuenta de las tontas preguntas que salieron de su boca. Demonios, ¿qué me pasa? Me estoy comportando como una tonta hembra en vez de como la guerrera que soy.<br />
—Sí para la primera pregunta y no para la que queda —Kytara se destornillaba de la risa, jamás a Raysa la había visto así—. ¿Qué pasa, hermanita? ¿Wrath caló hondo en ti?<br />
—No seas tonta, Kytara, somos guerreras, no nos interesamos por ese tipo de cosas. Pregunté sólo por curiosidad, por mí puede irse a cualquier lado, nos despertaron para pelear y no para divertirnos. Además sabes que no dejo que nadie se acerque tanto a mí como para que me importe realmente, sólo ustedes tienen lugar en mi corazón, hermana —dijo mientras trataba de callar la voz que internamente gritaba muy fuerte ¡Mentirosa!, estaba dolida porque se hubiera marchado sin decirle nada como si lo de ellos no hubiera sido más que un simple revolcón.<br />
—Lo que tú digas, pero no te engañes —Kytara empezó a mirar la habitación—. ¿Has cambiado el perfume que usas? Porque es un extraño olor el que siento en tu recámara.<br />
Raysa la miró sonrojada mientras le decía:<br />
—¿Eso es con doble sentido? Sabes que no uso perfume, Kytara.<br />
<a name='more'></a>—Es mi manera de preguntarte si estás segura de esto —quería que Raysa supiera que siempre iba contar con ella, para lo que fuera, que era una de sus hermanas, al no haber tanta diferencia de edad, la consideraba una compañera de juegos.<br />
Raysa suspiró mientras miraba a los ojos a su hermana:<br />
—¿Si te contesto con otra pregunta no vas a parar hasta que lo diga fuerte y claro, verdad? Pero sí voy a responder tu pregunta con otra, hermana, ¿qué piensas que pasó anoche?<br />
—Si quieres que te lo diga, hecho. Te acostaste con Wrath, ¿o me equivoco? —levantó la ceja que tanto la caracterizaba, retándola a que la desmintiera.<br />
—No, no te equivocas —dijo avergonzada mientras una lágrima corría por su mejilla—. No sé qué me pasa, Kytara, no soy la de antes. Desde que llegué me siento distinta y no quiero cambiar, quiero ser la de antes. Odio sentirme así, nunca había llorado por sentimientos como estos y desde que estoy aquí ya lo he hecho dos veces. Quiero volver a ser la fría guerrera a la que no le importaba nada más que sus hermanas y las batallas —finalizó.<br />
Kytara observaba el sufrimiento de su hermana, a ella también le pasaba lo mismo.<br />
—Lo sé, hermana, algunas veces creo que no ha sido bueno el que nos hayan despertado, pero por el otro, nada más nos queda que servir a nuestra raza.<br />
—¿Y nosotras? Sabes, hace unas horas no te hubiera hecho esta pregunta pero, ¿cómo puedo hacer para seguir adelante como si nada hubiera pasado? Él se vinculó a mí, Kytara, y sin embargo me dejó sola sin una explicación. No puedo creerlo, Wrath fue… No tengo palabras para describir la forma en que me sentí. Y sin embargo cuando desperté, lo hice sola, como si todo hubiera sido un sueño, no tengo nada, me siento vacía. Creo que me enamoré, Kytara, este sentimiento tan fuerte en mi corazón, no puede ser otra cosa que amor. Sé que él no siente de la misma manera, pero yo me enamoré como una tonta —las lágrimas se deslizaron por sus mejillas con más fuerza.<br />
Se acercó a su hermana y la abrazó.<br />
—Lo siento, Raysa, no lo sabía, si estuviera en tu lugar, gritaría y lo maldeciría para que se le caigan los testículos y jamás vuelva a sentir una erección —ante la mirada espantada de Raysa aclaró—. Pero como no eres como yo, te puedo decir que esperes, no conozco a Wrath, pero si es como los demás, es honorable y algo habrá pasado para que actuara así.<br />
Raysa sacudió la cabeza mientras hacía un gesto de dolor.<br />
—El siempre fue claro, Kytara, los dos sabíamos que no estaba bien cualquier tipo de acercamientos entre nosotros. Pero era muy duro pelear contra eso, así que nos dimos por vencidos y cedimos a la pasión, solo yo cometí el error de confundir las cosas. Es más, estoy casi segura que tiene una shellan y ni siquiera eso me detuvo —dijo mientras sonreía con tristeza—. ¿Nunca te habrías imaginado que podría ser tan sensiblera, verdad? ¿Qué podría enamorarme de una macho tan rápido?<br />
—Creo que tarde o temprano todas lo somos, hasta la chispita de Nessa y la ruda de Leliel, pero no se lo digas. Quiero preguntarte algo: ¿Te arrepientes de alguno de los momentos que pasaste anoche?<br />
Raysa miró la cama revuelta, cerró los ojos por un momento mientras recordaba.<br />
—No quiero arrepentirme, hermana, me entregué por amor, aún sin saber que lo era. Pero si lo pienso fríamente, creo que fue un error, le di a alguien una ventaja enorme sobre mí, una ventaja que ninguna guerrera debe dar.<br />
—No lo mires de esa manera, la ventaja la tendrá si tú se lo permites, no de otra manera. Somos guerreras, las primeras de nuestra raza, nadie puede tener ventajas sobre nosotras si no se los permitimos —odiaba ver sufrir a Raysa, no era justo. ¿Y si era eso lo que le esperaba con Butch? Sacudió la cabeza, eso jamás podría pasar.<br />
Raysa cuadró los hombros y sus ojos brillaron por un momento antes que hablara con decisión:<br />
—No voy a ceder más, Kytara, desde este momento la guerrera ha dejado atrás a la mujer. Lo que pasó entre Wrath y yo ha quedado atrás, él mismo ha tomado la decisión por los dos. Los sentimientos quedarán guardados como siempre. Y para demostrarlo ¿qué te parece si salimos de caza? Necesito entrar en acción de nuevo. Faltan dos horas para el anochecer.<br />
—Lo que tú digas, guerrera. Te cambias, me buscas y nos vamos. ¿Qué te parece?<br />
—Completamente bien, sólo dame un rato para darme un baño, ¿sí? Supongo que no necesito explicarte, ¿verdad? —dijo sonrojada Raysa.<br />
Kytara estalló en carcajadas.<br />
—¡Oh, por favor! Demasiada información entrando a mis oídos… ¡Ve a bañarte! —Se encaminó hacia la puerta riéndose—. Te espero en mi habitación.<br />
Raysa se envolvió en la sábana y corrió hacia el baño con una sonrisa en los labios.<br />
Después de estar casi una hora en la bañera relajando sus músculos, disfrutando de la caricia del agua, evocando los sucesos de hacía unas horas, se levantó de golpe tratando de sacudirse esos recuerdos.<br />
Después de todo, Wrath se había marchado sin decir una palabra mientras ella dormía, eso debía ser suficiente muestra de cómo estaban las cosas entre ellos, un momento de pasión, nada más. Ella estaba allí para luchar junto a sus hermanas, cualquier otro pensamiento que no fuera referente a eso, ni bien se pusiera sus armas, sería desterrado de su mente para siempre, se prometió. Para siempre.<br />
Ella actuaría desde este momento como la fría guerrera sin sentimientos que le habían enseñado a ser. Pero dolía como el demonio.<br />
Tomó una toalla y envolvió su cuerpo y se dirigió al armario.<br />
Miró la ropa con ojo crítico, seleccionó un pantalón de cuero negro que se adhería a sus largas y esbeltas piernas con unas fundas encubiertas para poner sus dagas y el nuevo instrumento llamado celular, una musculosa negra corta que dejaba ver una parte de su plano estómago y una chaqueta de cuero también negra. Como mi humor, pensó para sus adentros de forma irónica.<br />
Esta noche los lesser no tendrían oportunidad contra ella. Hacía mucho tiempo que no iba de cacería, pero podía sentir la adrenalina correr por su cuerpo. Estaba lista.<br />
Con paso firme salió de su habitación y se dirigió a la de Kytara que ya la estaba esperando.<br />
Kytara estaba vestida con un pantalón de cuero marrón regalo de Butch, con unas botas tipo militar negras, arriba llevaba una sudadera de color crema con la leyenda "Muere" escrita en negro. El cabello se lo había levantado en una cola de caballo alta y se había calzado una chamarra de cuero que le iba al cuerpo. Dentro de ella iban sus dos dagas y en la cintura la pistola glock con su nombre grabado y al lado un trébol, símbolo de Butch, para que le diera suerte, todo escrito en la antigua lengua.<br />
—¿Llevas armas de fuego, Kytara? —Preguntó una sorprendida Raysa al verla—. La verdad que prefiero solo mis dagas. El solo hecho de tener que cargar además con el celular me molesta —finalizó.<br />
—Sí, es que me la regalaron y me hicieron jurar que no saldría sin ella, aunque con mis dagas nunca he tenido problemas —ambas se encaminaron hacia el pasillo para salir.<br />
Bajaron en silencio las escaleras. Ya en el hall, Raysa se volvió hacia su hermana y le preguntó:<br />
—¿Nos desmaterializamos a algún lugar en especial? No tenemos chofer —le dijo mordiéndose el labio inferior.<br />
—Desmaterialicémonos, es más fácil. Además, esta noche no quiero chofer, ¿y tú? —Le preguntó a su hermana. Algo en el fondo le decía que Raysa quería escapar de la mansión.<br />
—¿Vamos al ZeroSum y partimos desde allí? —Dijo satisfecha.<br />
—Partamos desde allí, los alrededores siempre están llenos de lessers.<br />
Ambas se desmaterializaron frente a la salida del bar, y comenzaron a caminar buscando a sus presas. En la actualidad, el olor que desprendían se lo llamaba talco de bebé. Antes, para ellas, era a yuyos quemados.<br />
—Raysa, ¿me vas a decir qué te molesta? —Preguntó Kytara sin dar más vueltas.<br />
Raysa volvió el rostro, agudizó su oído y el sonido de un grito amortiguado llegó a ella.<br />
—Alguien está en problemas, Kytara, no está lejos —le dijo mientras corría por el callejón con su hermana pisándole los talones.<br />
Y así fue como se encontraron con un civil siendo atacado por seis lessers, dos de ellos estaban tratando de ponerle una inyección y los otros trataban de inmovilizarlo. Sin pensarlo dos veces, las guerreras sacaron sus dagas y fueron al ataque.<br />
Raysa, dándole una patada al más cercano, lo sacó del lugar y en unos cuantos movimientos le clavó la daga donde tendría que estar el corazón.<br />
Kytara fue por uno de los que tenía una de las jeringas. De un golpe lo sentó en el suelo y cuando iba a estacarlo, fue tomada desde atrás por otro lesser. Al ver esto, Raysa se lo quitó de encima, y con un golpe seco le atravesó el pecho.<br />
Kytara, no perdiendo tiempo, tomó con su otra mano la daga de su padre y se metió de lleno en una batalla con dos de los lessers restantes. Verla parecía una danza sagrada, empleaba los movimientos antiguos con las artes marciales recientemente aprendidas. Clavó una de las dagas en el pecho del lesser que tenia agarrado del cuello y la otra se la lanzó al que estaba escapando, inmovilizándolo en el sitio.<br />
Cuando iba a por un tercero, sintió una energía extraña.<br />
—Oh, Santa Mierda, ¿y ahora qué quiere? —Era la Virgen Escriba, llamándola, y tenía que ir de inmediato. Buscando a Raysa la vio en medio de una pelea cuerpo a cuerpo con el lesser que quedaba y al ver que ya terminaba, decidió acudir a la llamada.<br />
—Raysa, debo irme, la Virgen Escriba me convoca.<br />
Raysa sin dejar de pelear le dijo entre gruñidos:<br />
—Ve, Kytara, yo me encargo de la basura que queda —dijo mientras hundía con saña su daga en el pecho del lesser.<br />
—Ok, pero antes llamo a uno de los muchachos para que te ayuden a limpiar toda esta porquería —tomando su celular, marcó el primer número que le vino en mente. Por algún motivo, sabía que a Raysa no le caería nada bien ver a Wrath, así que llamó a Vishous, era uno a los que más confianza le tenía.<br />
—¿Vishous? Hola, te pido un favor, ¿podrías venir y darle una mano a Raysa? Nos encontramos con lessers, peleamos un poco y no me puedo quedar a ayudarla en la limpieza —cortó la llamada.<br />
—V viene en camino. Nos vemos, hermana. —dijo y desapareció.<br />
Raysa estaba dirigiéndose para ver el estado del civil, que seguía inmóvil en el suelo, cuando el aroma a talco de bebe inundó su nariz. Se giró bruscamente y se encontró con cuatro lessers más que se acercaban. Maldijo en voz baja, sacó sus dagas y se preparó para luchar.<br />
Los lessers atacaron con fuerza y al mismo tiempo, poniéndola en aprietos.<br />
La estaban acorralando. Uno de ellos sacó un arma y le disparó, haciéndola retroceder cuando la bala impactó en su brazo haciendo caer la daga de su mano.<br />
Vishous, que acababa de llegar, observó con horror como se abalanzaban sobre Raysa. Sin esperar un segundo, se colocó detrás de los lessers y los golpeó haciéndolos retroceder liberando a la hembra del ataque. Los lesser los observaron mientras retrocedían con una sonrisa en los labios. Vishous y Raysa giraron con un mal presentimiento por la actitud de los asesinos.<br />
—Los bastardos se llevaron al civil, Vishous —le soltó con un gruñido Raysa, mientras trataba de detener la hemorragia de su hombro.<br />
Sin poder hacer nada vieron como la camioneta se alejaba.<br />
—Ya los encontraremos, Raysa, no te preocupes. Déjame ver tu herida —dijo mientras se acercaba a ella.<br />
Justo cuando iba a revisar el hombro de la hembra, sintió una presencia detrás de él.<br />
—No pongas un solo dedo sobre ella —gruñó un muy enfadado Wrath, mientras se acercaba a ellos.<br />
Raysa dio un respingo cuando escuchó la profunda voz, levantó la vista. Él ya estaba a su lado.<br />
Vishous retrocedió mientras le respondía con calma:<br />
—Tranquilo, hermano, sólo iba a ver como estaba. Pero ahora que estas aquí, dejaré que la cures mientras investigo que pasó con el muchacho —dijo desapareciendo.<br />
Wrath estaba furioso, apenas podía controlarse. Casi había golpeado a su hermano cuando vio que iba a tocarla, y estabas más furioso aún con ella. <br />
—¿Por qué saliste Raysa? No quiero que vuelvas a salir sola de nuevo, ¿me oíste? —Le dijo mientras palpaba la herida. Sus manos temblaban ya que el olor de la sangre de la hembra le recordaba que debía alimentarse—. Nos vamos a casa en este momento.<br />
La hembra se apartó de él y le dijo enfadada:<br />
—Puedo salir cuando quiera, Wrath, no necesito tu permiso. Además, no tengo ganas de volver contigo.<br />
Se movió con rapidez, apretándola contra su cuerpo, manchando su ropa con la sangre de la guerrera.<br />
—No me desafíes, Raysa. Volvemos en este momento a la mansión para curarte, no se discute más —murmuró con los dientes apretados y la mandíbula tensa.<br />
Raysa mantuvo la boca cerrada con enfado mientras se materializaban en un cuarto de la mansión. Confundida miró el lugar tratando de reconocer donde se encontraba.<br />
—Estás en mi cuarto, Raysa, te traje para curarte —le dijo mientras entraba al cuarto de baño y al segundo salía con un botiquín y paños húmedos. <br />
La hembra estaba sentada en la cama sumamente callada. Estaba algo pálida. Se inclinó y empezó a limpiar la herida. Ella seguía en silencio y eso ya le estaba molestando.<br />
—¿Qué te sucede? ¿Por qué estas tan callada? Tú no eres así —le dijo molesto. Cada vez le costaba más controlarse, su cabeza estaba llena de problemas, estaba hambriento y quería beber de ella. Además, estaba casi seguro del motivo de la actitud de la hembra. ¡Maldición! No debería haberse marchado de esa forma, debió quedarse y explicarle cómo estaban las cosas. ¿Pero qué iba a explicarle?<br />
—Te deseo como nunca deseé a una hembra, te deseo tanto que me vincule a ti. Pero hay un pequeño problema. En realidad, hay varios y no sé por dónde empezar. <br />
Lo sobresaltó la voz femenina y la frialdad que había en ella.<br />
—No tengo ganas de hablar esta noche, Wrath, y para ser sincera, menos aún contigo. Creí que estaban claras las cosas, en el fondo tú tampoco deseas hablar. Ya obtuviste lo que querías, de cierta forma también yo, así que, ¿por qué no dejamos el tema en paz? Cada uno por su lado —le dijo mientras se incorporaba y se alejaba de él, dirigiéndose a la puerta.<br />
Con un rugido y en un parpadeo, Wrath se interpuso en su camino mientras la apretaba contra su cuerpo con fuerza. Estaba totalmente fuera de control, la hembra era suya, a pesar de todos los problemas que esta afirmación le traía ya no había vuelta atrás, la había marcado y no se arrepentía, maldita sea. No se arrepentía de haber estado con ella.<br />
—No voy a permitir que te marches, Raysa. Eres mía —le dijo antes de tomar su boca con fuerza. Mordía, lamía, reclamaba.<br />
Raysa gimió mientras, como si tuvieran vida propia, sus brazos se enroscaban en el cuello del macho y lo atraía más hacia su traicionero cuerpo.<br />
El guerrero dejó que sus manos vagaran por el cuerpo de la hembra hasta que se posaron sobre su trasero y la atrajo con fuerza hacia su excitación, frotándose contra ella con lujuria.<br />
—¿Realmente me deseas, Wrath? —Dijo al separarse por un momento y mirarlo a los ojos—. Porque no entiendo por qué te marchaste. ¿Estás buscando sólo acostarte conmigo? ¿Es sólo eso lo que quieres? Porque estoy muy confundida en este momento, nunca viví algo así —despacio le quitó los lentes y sus ojos verdes se fijaron en su rostro.<br />
El macho deshizo su abrazo, su expresión cambió, se suavizó. Tomó su rostro con las manos y la besó suavemente.<br />
—Sé que te confundí con mis actos, yo también me sorprendí con lo que sentí cuando estuvimos juntos, pero hay muchas cosas que no sabes, que debo solucionar para estar en paz. Ahora sólo puedo decirte que no puedo mantenerme lejos de ti, que no quiero que te alejes. En este momento no estoy en condiciones de prometer nada, Raysa, no quiero mentirte, no voy a mentirte —dijo mientras apoyaba la frente contra la suya y respiraba pesadamente.<br />
—Acepto lo que me ofreces, Wrath, aún sin saber qué es exactamente. No voy a preguntar nada, lo que siento es muy fuerte como para seguir peleando en contra. No sé en qué momento te has vuelto tan importante para mí, no sé cuando dejé atrás a la guerrera y se hizo cargo la hembra. No tengo orgullo en lo que a ti respecta —gimió avergonzada Raysa.<br />
El macho la abrazó con fuerza nuevamente, acercándola a su cuerpo.<br />
—No se trata de orgullo, Raysa, se trata de cómo nos sentimos cuando estamos cerca —le dijo mientras tomaba su boca con pasión. <br />
La alzó en brazos como si no pesara nada y la llevó hasta la cama, donde la depositó con suavidad, sin dejar de besarla en ningún momento.<br />
Se incorporó un poco para quitarse rápidamente la ajustada camiseta negra y se tendió sobre ella acomodando su cuerpo entre las piernas de la hembra, frotando su erección contra su sexo, haciéndola gemir de placer y arquearse bajo su cuerpo.<br />
Raysa deslizaba ansiosa las manos por la musculosa espalda de Wrath mientras se frotaba con descaro contra su cuerpo.<br />
El macho le quitó rápidamente la ropa, en un instante su pantalón, su top y sus botas eran una pila desordenada en el suelo.<br />
Una ráfaga de deseo sacudió el cuerpo de la hembra cuando él tomó un pezón con la boca y lo atormentó con la lengua. Su sabor lo trastornaba. Su olor lo volvía loco, todo en esta hembra lo desequilibraba, siempre lo dejaba queriendo más.<br />
Con una mirada diabólica fue descendiendo mientras sus manos masajeaban los pechos, soltó un gruñido de placer cuando su boca encontró su sexo. Estaba húmeda ya, preparada para recibirlo. Pero primero quería saborearla, quería que tuviera un orgasmo en su boca.<br />
Raysa sentía como el conocido calor en su vientre iba creciendo, Wrath no le daba tregua y su boca la llevó al clímax en poco segundos mientras gritaba su nombre con voz ronca.<br />
Wrath la hizo alcanzar dos orgasmos más que la dejaron sin respiración y su cuerpo brillante de sudor.<br />
El macho se incorporó y fue subiendo mientras dejaba un reguero de besos por su estómago, después lamió sus pechos, mordisqueando hasta que los pezones quedaron duros y frotó su torso contra ellos. Sus cuerpos comenzaron a frotarse y a moverse imitando el acto sexual. La besó en los labios, lento, introdujo su lengua en la boca, provocándola, le dio pequeños mordiscos en el labio inferior mientras las manos de la hembra luchaban con su pantalón.<br />
Raysa gimió junto con Wrath cuando sus manos bajaron los pantalones liberando su excitación.<br />
Tomó la gruesa longitud entre sus manos y lo acarició rítmicamente. El macho gimió mientras su cuerpo se sacudía. Tomó sus manos tratando de detenerla y mientras lamía su cuello, le dijo con voz ronca:<br />
—No tienes que hacer esto, Raysa, quiero tener mi orgasmo dentro de ti, quiero que me envuelvas por completo.<br />
Raysa siguió acariciándolo mientras aceleraba el ritmo haciendo que el macho arqueara la espalda. <br />
Wrath penetró la boca femenina con su lengua imitando la unión que tendrían sus cuerpos en unos momentos, haciendo que Raysa lo soltara mientras movía su cuerpo de manera que su pene quedara justo en la entrada del cuerpo de ella, que lo esperaba húmeda y ansiosa.<br />
De un solo movimiento se metió en su cuerpo. Ella estaba apretada, caliente y lo tomó por completo. Se deslizó dentro y fuera de ella, cada vez más rápido, cada vez más fuertes los embates, cada vez más poderosos, los hacían gemir a ambos llevándolos al borde.<br />
—Wrath, por favor —lloriqueó cerca de su clímax mientras hundía su cara en el grueso cuello y apoyaba sus labios contra él, abriendo las piernas lo más que pudo. Mientras el orgasmo la sacudía con fuerza dejándola sin respiración echó la cabeza hacia atrás exponiendo su cuello.<br />
Wrath no sabía cuánto más iba a aguantar, las contracciones de ella sólo lo dejaron más cerca de la culminación, podía sentir como la energía se estaba concentrando a su alrededor. Al ver su cuello expuesto, sintió ganas de alimentarse de ella. No debes, le dijo una voz interna en medio de la locura y el deseo. Ella merece que seas honesto, se ha brindado a ti en forma pura y sincera, merece lo mismo de ti, finalizó la voz. Con un rugido y haciendo acopio de todas sus fuerzas para no morderla, aceleró el ritmo, la velocidad aumentó, su cuerpo entero se tensó mientras se liberaba en el interior de la hembra con fuerza, el líquido caliente se disparó dentro de ella, inundándola junto con el aroma a vinculación, mientras los espasmos sacudían su cuerpo. Se derrumbó sobre ella.<br />
Raysa lo envolvió con los brazos y con las piernas, mientras sentía que los estremecimientos iban disminuyendo. Lo besó con ternura mientras acariciaba su rostro y con deleite notó como le devolvía el beso con reverencia, mientras acariciaba su cuerpo con suavidad.<br />
—Peso demasiado —le dijo mientras intentaba moverse a un costado.<br />
Raysa tomó su rostro entre las manos nuevamente y lo miró a los ojos mientras le respondía:<br />
—Me encanta que estés así, tu peso no me molesta —dijo mientras suspiraba en forma soñadora y satisfecha, mientras le recorría la espalda con los dedos.<br />
Wrath hizo una mueca que se asemejó a una sonrisa mientras rodaba para ponerse de espaldas y la arrastraba pegada a su costado haciéndola reír por el rápido movimiento.<br />
La apretó contra él, mientras respiraba agitado al sentir que colocaba una pierna sobre la suya y se frotaba contra él como un gatito satisfecho. Acarició su cabello hasta que ella se durmió.<br />
Suspiró resignadamente mientras se deshacía de su abrazo, se levantó muy despacio y se vistió. Había llegado el momento de hacerle frente al primero de sus problemas, debía romper el compromiso que tenía con Beth, la shellan que sus padres habían elegido para él. Se acercó por última vez a la cama y acarició el rostro femenino, Raysa abrió los ojos somnolienta.<br />
—Tranquila, bebé, sigue durmiendo, en un momento vuelvo —le dijo mientras desaparecía.<br />
<br />
<br />
Otra vez haciendo ese recorrido, yendo a ver a la Virgen Escriba. Seguro para recibir otra llamada de atención.<br />
La vio sentada en la fuente con uno de sus pájaros, una mancha negra con un fondo blanco. <br />
—Mi señora —lo dijo con un dejo de respeto, y haciendo un pequeña reverencia. Aunque nunca la hubiera aceptado como su mentora, no quería decir que la tenía que insultar cada vez que la veía. Con respeto llegamos a lugares inimaginables, Aire, siempre recuérdalo. Esas palabras las llevaba grabada a fuego sobre su corazón, su padre se las había dicho.<br />
—Kytara, hija de Kassim, ¿alguna novedad de la que me quieras hablar?<br />
—No, mi señora.<br />
—Algo te inquieta, guerrera, y no quiero que se interponga con tu deber, ¿o tengo que recordarte cuál es?<br />
—No, mi señora, lo conozco muy bien —un dolor sintió en su corazón. Jamás en su vida iba a culpar a sus padres el haberse amado.<br />
—Entonces estarás de acuerdo con que cambie de donador.<br />
No supo qué contestar, sentía un nudo en la garganta, pero no se lo iba demostrar, jamás le vería llorar.<br />
—Será su voluntad, Su Santidad.<br />
—Puedes marcharte, pronto te diré quien será tu nuevo encargado. Es por tu bien, Kytara.<br />
¿Por mi bien? Le quería gritar, ¿cómo sabe cuál es mi bien?<br />
Se marchó con pasos lentos, asumiendo esta nueva realidad que con rabia rechazaba.<br />
En el fondo, sabía que la Virgen Escriba tenía razón. Butch estaba transformándose en alguien importante, y eso no se lo podía permitir, era un lujo que a ella le había sido negado hacía muchos siglos.<br />
Sintió rodar por su mejilla una lágrima. Que estúpida, llorar por un macho no era honorable. Se limpió la lágrima con odio, era mejor dedicarse a lo que había sido encomendada y no a soñar con algo que nunca podría ser.<br />
<br />
<br />
Wrath se materializó nuevamente en la habitación. Habían pasado unos cuarenta y cinco minutos, más o menos, desde que se había ido. No era mucho tiempo, pero fueron los minutos más largos de su vida.<br />
No había sido fácil explicarle a Beth que ya no sería su hellren. La hembra lo había tomado con relativa calma, sin hacer escenas, pero él sabía cómo se sentía realmente. <br />
Se quitó la chaqueta y se sentó mientras observaba a la hembra que dormía pacíficamente en su cama. Tenía que hablar con ella, tenía que contarle la verdad, era lo justo. Solo deseaba que ella lo comprendiera y lo aceptara. ¡Demonios! Esta hembra había calado tan hondo en él que por primera vez había considerado la idea de una compañera, de compartir su existencia con alguien. Sacudió el cabeza aturdido cuando la verdad de sus sentimientos lo golpeó dejándolo sin aliento. Se había enamorado de la guerrera. Estaba perdida y totalmente enamorado de Raysa.<br />
Raysa se estiró en la cama, dejando que las sábanas resbalaran por su piel. Se dio la vuelta y se encontró con Wrath que la miraba con una expresión de sorpresa en el rostro.<br />
—Volviste —le dijo mientras le sonreía y le tendía la mano para que se acercara. Al ver que no se movía frunció un poco el ceño—. ¿Qué te sucede, Wrath? ¿Pasó algo malo? —Le preguntó mientras sujetaba las sábanas contra su cuerpo intentando cubrirse.<br />
Wrath acercó una silla a la cama, se sentó, se quitó las gafas y se pasó las manos por el rostro con un dejo de preocupación.<br />
—Tengo algo que decirte, Raysa, yo… ¡Diablos! Esto no es fácil, así que simplemente lo diré —gruñó, para nada acostumbrado a estas situaciones—. Yo tengo, o mejor dicho, tenía una shellan —cuando vio que la hembra se puso mortalmente seria y su cuerpo se tensó, levantó una mano—. Déjame explicar todo antes de que saques conclusiones erróneas.<br />
Raysa sentía como si le hubieran dado un golpe. Todo el aire escapó de sus pulmones ante la confesión del macho, ella sospechaba que dado su linaje, debía tener una shellan, pero escuchar la confirmación de sus labios le dolió.<br />
—No tienes que explicar nada, te acepté sin preguntar nada —dijo con voz ronca bajando la cabeza para que no viera sus lágrimas.<br />
Wrath se levantó, se acercó y se sentó en la cama, mientras ponía una mano sobre su barbilla y la hacía mirarlo.<br />
—Raysa, detente —le ordenó mientras acercaba su rostro al de ella. Quería verla, podía sentir el dolor en su voz, pero sus pobres ojos no dejaban ver su expresión por completo—. Escucha mis palabras, mujer, déjame terminar. Como te decía, tuve una sellan. Nunca estuvimos juntos como lo estuvimos tú y yo, nunca yací con ella, sólo se alimentaba de mí y yo de ella. Mis padres la eligieron para que me ayudara cuando llegara el momento de la transición. Nunca hubo nada romántico entre nosotros. Hace unos minutos fui y le dije que nuestro compromiso estaba roto, que no podía, ni quería estar con ella porque me había vinculado con otra hembra, una hembra que se había apropiado de mi mente y mi corazón sin que me diera cuenta —le dijo suavemente mientras la besaba con toda la ternura que fue capaz.<br />
Raysa sintió que su pecho explotaba de amor cuando escuchó las palabras de Wrath. Él me ama, pensó para sus adentros. Wrath sentía lo mismo que ella. Rodeó su cuello con los brazos mientras lo arrastraba con ella hacia la cama.<br />
Con un movimiento, se giró para ponerse sobre él sin dejar de besarlo. Ahondó el beso, mordisqueó sus labios y lo penetró con su lengua, tentándolo, trabando una lucha de voluntades con el macho, dando, exigiendo. Levantó la cabeza, lamió el contorno de sus labios, besó su mandíbula, lamió su cuello y tomó su rostro entre las manos mientras se incorporaba suavemente hasta quedar sentada sobre él, con su erección presionando su humedad.<br />
Llevó la cabeza masculina hasta la curva de su cuello, sintió como el macho acariciaba con suavidad su clavícula, se estremeció ante el contacto de las enormes manos sobre su cuello.<br />
—Bebe de mí, Wrath. Déjame entrar en tu cuerpo, déjame ser tu fuerza, como tú eres la mía —le dijo mientras lo conducía hacia su garganta.<br />
Wrath soltó un gruñido, lamió su garganta, justo donde latía acelerado su pulso. Sintió como sus colmillos crecían, y sin pensar nada más, los hundió en el cuello de la hembra, mientras succionaba con fuerza de su vena, sintiendo con satisfacción como la fuerza de ella entraba en su cuerpo. Llenándolo por completo.<br />
Estuvieron unos minutos así mientras el macho se alimentaba, acunándola contra su cuerpo. Saciado, lamió la herida hasta casi hacerla desaparecer. Se apartó un momento mientras miraba a los ojos a su hembra. Tomó su rostro entre las manos y acarició las mejillas, deslizó los dedos por su rostro, memorizándola, grabándose en la mente las delicadas facciones de Raysa y de sus labios salieron las palabras más inesperadas:<br />
—Te amo, leelan —le susurró antes de besarla con suavidad y ternura.<br />
<br />
<br />
Una sombra se deslizaba furtivamente por el complejo de la Hermandad, moviéndose silenciosamente, ocultándose en cada esquina sombría que hallaba en su camino, para no delatar su presencia a la inocente e ignorante víctima…<br />
¿A eso llamas imaginación? Además, él debe estar esperando el momento en que aparezcas, le dijo la voz.<br />
—No, a eso le llamo pasar un excesivo tiempo viendo películas con Rhage. Y creo que aun no se ha enterado de que presencio cada entrenamiento suyo —respondió Nessa.<br />
Nunca había tenido mucha imaginación y el por qué estaba recurriendo a ella en ese momento, pues no lo sabía.<br />
Oh, ¡por favor!<br />
Bien, de acuerdo, sí lo sabía. En parte, estaba aburrida con “A” de aburrimiento mayúsculo. Ya habían pasado varias semanas de esta nueva, pero no menos irritante rutina de aparecer allí donde fuera que Zsadist estuviera entrenando para poder imitar movimiento por movimiento todo lo que hacía. Era cierto que era la mejor forma que había encontrado de aprender algo de él, pero también había tenido la esperanza de sacarlo de quicio y provocar nuevos enfrentamientos con él.<br />
Y le había prestado la misma atención que a una mancha en la pared.<br />
Ése era el motivo de su aburrimiento.<br />
La otra razón por la cual recurría a su endeble imaginación, era aquella que no quería admitir, ya que no entendía el por qué se sentía así.<br />
Cuando Phury la había llamado por primera vez para comunicarle que acababa de dejar a Zsadist y que antes de despedirse, éste le había mencionado que iría al gimnasio un rato a entrenar, le había agradecido la llamada y que la ayudara, le aseguró que se dirigiría hacia allí inmediatamente, le volvió a agradecer y luego le cortó.<br />
Y luego se había puesto sumamente nerviosa, cosa que no había cambiado en todo este tiempo.<br />
No entendía por qué reaccionaba de esa forma cada vez que debía encaminarse hacia donde el macho se encontraba. La primera vez podría haber sido medianamente compresible y tal vez incluso la segunda. Pero después de todo este tiempo en que la había ignorado, no había de qué preocuparse. Además, podía ser una hembra y podía ser pequeña, pero era una guerrera de probada calidad y trayectoria, podría con cualquiera de los hermanos si tuvieran que llegar a enfrentarse. Pero Zsadist la ponía nerviosa.<br />
Se detuvo frente a las puertas del gimnasio. Siempre dudaba un poco antes de darse a conocer. Dios, era patética.<br />
Tú sabes por qué estás así.<br />
Ignorando esas palabras, entró.<br />
Oh. Dios.<br />
Allí estaba él, tan perfecto como siempre en su danza, apaleando una pobre bolsa. Sus pies y sus manos eran sumamente ligeros en el vaivén de la lucha, sus ojos expresaban una gran concentración, sus músculos reflejaban toda la fuerza contenida que en él había.<br />
Suspiró y se ubicó frente a la bolsa más cercana a él y comenzó a imitar sus movimientos. Después de tantas semanas, podía seguirlo a la perfección, segundo por segundo sin adelantarse o retrasarse. Estaban completamente coordinados.<br />
Bueno, en realidad, ella estaba coordinada con él, solo ella era el títere, el espejo, la que lo seguía a uno y otro lado para poder aparentar que hacía algo en este mundo, que era medianamente útil, que se afanaba tratando de cumplir su deber para con su raza, el deber de proteger a su gente imitando cada uno de los malditos movimientos de vaivén sin sentido de un macho totalmente indiferente en un aséptico gimnasio una y otra vez mientras en las calles los civiles morían a manos de los lessers volcando esta interminable guerra sin cuartel a favor del Omega.<br />
Maldito Zsadist.<br />
Creía que después de un par de veces, se hartaría y comenzaría a entrenarla. Luego había esperado que aunque fuera le marcara algo que hacía mal. Finalmente había rogado porque le exigiera que dejara de fastidiarlo.<br />
¿Qué gran ironía, no? Ella, que se había pasado gran parte de su jodida vida rogando que los hombres dejaran de mirarla, de perseguirla, de buscarla, de usarla y soportándolo a pesar de todo para poder sobrevivir, estaba ansiando que un macho de lo menos indicado la mirara de reojo aunque sólo fuera para confirmar que sabía que se encontraba allí.<br />
A fin de cuentas, con o sin su atención, todo lo que recibía de los machos era desprecio.<br />
Sintiendo como la furia se instalaba fuertemente en su interior, supo que pronto comenzaría a evaporarse otra vez, y desde que no había una fuente de agua cercana, eso era una mierda.<br />
Comenzó a golpear la bolsa para descargar toda su frustración, olvidándose de que estaba imitando al macho que se encontraba a su lado y aún así, ambos seguían realizando los mismos movimientos como si fueran uno. Golpeaban y golpeaban, sus pies se movían raudos y ligeros sobre el suelo de madera pulida, sus puños colisionaban contra el suave pero resistente cuero, una y otra vez, sin cejar, sin detenerse.<br />
El movimiento era necesario. Muévete, muévete, muévete.<br />
Incapaz de soportar por más tiempo la furia, Nessa se volteó y le arrojó una patada al objeto de su frustración… quién la esquivó hábilmente logrando que terminara despatarrada en el suelo a causa del impulso. Zsadist sacó una de sus dagas de la pechera que según parecía nunca se quitaba y con ágil movimiento se agachó y la clavó en el suelo junto a su cabeza.<br />
—¿Qué demonios pretendes? —Siseó en un tono bajo y peligroso.<br />
Nessa lo fulminó con la mirada desde el suelo antes de responderle.<br />
—Oh, no me digas que olvidé ponerme mi traje de invisibilidad antes de venir aquí.<br />
—Repito: ¿Qué pretendes? —Dijo mientras recuperaba su daga y se levantaba.<br />
—Que cumplas con tu deber, maldita sea.<br />
—Deja de interrumpirme.<br />
—Zsadist, debes entrenarme, así te lo ordenaron. ¡Cúmplelo de una vez!<br />
Zsadist solo entrecerró los ojos aún más. Bien, tal vez porque era capaz de mirarte de esa manera que te helaba hasta la médula era una buena razón para ponerse tan nerviosa.<br />
—Vete.<br />
Pensando que una posición algo más digna podría ayudar, Nessa se levantó para poder hacerle frente. Si es que podía llamarse “hacerle frente” a alguien estando medio metro por debajo.<br />
—No quiero. Y en realidad, no puedo. Nos ordenaron que entrenáramos juntos y que saliéramos a cazar juntos. Quiero cumplir con mi deber.<br />
El macho la miró peligrosamente mientras arrojaba su daga hacia arriba y cuando bajaba, la agarraba por el mango para volver a arrojarla. Una y otra vez.<br />
—Haz lo que quieras, no me interesa. Solo deja de molestarme —le dijo.<br />
Respira… profundo… No permitas… que… te saque… de quicio.<br />
—Nos ordenaron hacerlos juntos, ¿entiendes lo que te digo? Juntos. Puedo entrenar sola si es necesario, pero no tengo permitido salir a cazar si no lo hago bajo tu supervisión. Por favor.<br />
Mierda, le había costado mucho decir esas dos últimas palabras, pero lo había hecho, maldita fuera. Era demasiado.<br />
Refrenando la ira y la vergüenza que sentía en su interior, dio media vuelta y se dispuso a salir del lugar. Por Dios, como si sus hermanas no tuvieran suficientes motivos para avergonzarse de ella, como si no fuera ya un milagro que le permitieran combatir a su lado. Se detuvo de repente al escuchar la voz a sus espaldas, pero no se volteó.<br />
—No me importa como entrenes. Saldré hoy después de que se oculte el sol. No llegues tarde. Te llevaré en mi vehículo. Cuando lleguemos al centro, haz lo que creas mejor, solo no me importunes.<br />
Genial, era lo único que le faltaba.<br />
—No quiero tu lástima, guerrero. No la necesito —le espetó, aun si voltearse.<br />
—Ven o no. No me importa.<br />
Escuchó el suave sonido de una daga al ser enfundada y luego Zsadist pasó a su lado y sin mirarla, salió del gimnasio.<br />
La humedad en sus mejillas no significaba nada. Después de todo, ella era Agua. <br /><br /><br />Continua en capitulo 12.Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-21085970207083468642015-11-17T05:20:00.001-08:002015-11-17T05:20:52.231-08:00En la piel del Lobo. capítulo 11. By Calista. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s1600/en+la+piel+del+lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s320/en+la+piel+del+lobo.jpg" width="230" /></a></div>
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<b><span style="font-size: large;"><span style="color: red;">AVISO: ESCENA CON CONTENIDO PARA MAYORES DE 18 AÑOS</span><br /><br /><br />CAPÍTULO 11</span></b><br />
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<br />
Calista despertó con un horrible dolor de cabeza a la mañana siguiente. Con un gemido miró la hora, soltó una maldición de lo más pintoresca al ver lo tarde que era, se levantó y se dirigió al baño a toda prisa.<br />
<br />
A la media hora salió de la habitación con unos shorts blancos, una camiseta negra sin mangas negra y zapatillas, se dirigió a la cocina y se preparó café.<br />
<br />
Fang llegaría en un rato y ella todavía tenía que cocinar pensó dando un suspiro. ¿En qué diablos estaba pensando cuando le dijo que cocinaría? Con una idea en la cabeza fue hasta la biblioteca y tomó un libro de cocina que Gise le había obsequiado como broma. Se encogió de hombros mientras lo abría y se dirigía a la cocina. Después de todo… ¿Qué tan difícil podía ser cocinar? Era un diosa después de todo, se dijo por dentro con satisfacción mientras iba sacando las cosas de la heladera y se dispuso a preparar un delicioso almuerzo para su lobo.<br />
<br />
Fang recorrió con la mirada el campamento, todo estaba tranquilo. Se entretuvo hablando con sus hermanos y con Kyra, media hora después decidió marcharse, quedaron en encontrarse esa noche en el departamento de Calista para la reunión. <br />
<br />
Se transportó a la sala de Calista, maldiciendo al sentir el olor a quemado que asaltó sin piedad su nariz, giró buscando el origen del olor, preocupado por la joven se encaminó rápidamente a la cocina y abrió los ojos con horror antes de que se le escapara una carcajada. <br />
<br />
Calista estaba sentada en el suelo de la cocina con una bandeja con algo quemado en su interior que no pudo descifrar qué era, el rostro cubierto de manchas y de ¿lágrimas? Notó mientras se borraba la sonrisa, se acercaba preocupado y se arrodillaba junto a ella.<br />
<br />
—¿Bebé que pasó? ¿Por qué lloras? —preguntó limpiándole las lágrimas con el pulgar.<br />
<br />
Calista sorbió mientras los ojos azules se llenaban de lágrimas nuevamente.<br />
<br />
—Quería hacerte el almuerzo —gimió—. Fue horrible Fang, no puedo hacer nada —le dijo apesadumbrada—. Soy un completo desastre en la cocina, además de otras cosas —sollozó mientras se tapaba el rostro con las manos— ¿Porqué soy tan torpe? ¿Qué hice para me sucedan estas cosas? No puedo caminar sin tropezarme, no pasa un día que no me resbale en la bañera, siempre en el mismo sitio, si hay un accidente en la zona, lo más probable es que esté yo implicada y si no sucede lo provoco —dijo con voz llorosa mientras sacudía la cabeza.<br />
<br />
El corazón de Fang se llenó de un deseo de protegerla tan grande que se le hizo un nudo en la garganta. Sin decir palabra, la levantó y la abrazó mientras le acariciaba la cabeza, tratando de tranquilizarla.<br />
<br />
—Bebé no sabía que te sintieras así —murmuró—. No eres torpe cielo —le dijo mientras Calista se apartaba y lo miraba escéptica—. Está bien, eres un pelín torpe —admitió—, pero no es un defecto, es algo que forma parte de ti, así como lo es tu ternura, tu inocencia y esa dulzura que me provoca abrazarte y protegerte Pecas —le dijo mirándola a los ojos—. Lo siento cielo, pero esa torpeza de la que reniegas, sencillamente me vuelve loco —reconoció con una pícara sonrisa.<br />
<br />
—¿Lo ves? Admites que te vuelve loco —murmuró triste, dando un largo suspiro—. Si vas a permanecer a mi lado, vas a necesitar un seguro de vida Kattalakis —le dijo mientras apoyaba la frente contra la del lobo.<br />
<br />
Fang soltó una risita.<br />
<br />
—Me vuelve loco Cal pero no de esa manera que piensas, adoro tu torpeza, adoro estar allí para cuidarte —le dijo como si fuera la cosa más natural del mundo.<br />
<br />
Calista sintió que su corazón se detenía ante esas palabras. ¿Sería posible que le dijera que la amaba? ¿Estaría sintiendo lo mismo que ella? Pensó para sus adentros, antes de que su corazón se desinflara con sus siguientes palabras.<br />
<br />
—¿Qué te parece si ordenamos pizza? Por cierto hablando de comida… —le dijo dándole un beso breve en los labios—. No se te habrá ocurrido cocinar para la reunión de esta noche ¿No? —la miró dubitativo, ganándose un golpe en el hombro.— ¡Ouch!. Sólo me estaba asegurando —murmuró mientras se frotaba el lugar del golpe.<br />
<br />
Calista lo miró irónica.<br />
<a name='more'></a><br />
—Cuidado lobo, tampoco juegues con fuego —advirtió—. Eso ya lo tengo todo planeado, mi idea era encargar pizza, y además el refrigerador ya está lleno de cerveza y el bar está provisto de las bebidas más variadas y también compré helado de chocolate y de limón —dijo satisfecha ante la expresión de asombro de Fang—. Por cierto ¿Vas a quedarte a pasar el día verdad? ¿O la idea de todos mis amigos y familia en el mismo lugar aún te asusta? —preguntó mientras mordisqueaba el labio inferior del were robándole un gemido y que la apretara más fuerte contra su duro cuerpo.<br />
<br />
La miró a los ojos mientras deslizaba las manos por la espalda y ahuecaba el firme trasero.<br />
<br />
—No dije que tuviera miedo Pecas, simplemente tienes unos amigos y parientes de cuidado. Además nunca dije que no me quedaría —le dijo serio, recordando la amenaza de Kyra.<br />
<br />
Satisfecha Calista se apartó, no sin antes darle un breve beso en la mejilla.<br />
<br />
—Bien —dijo mientras se dirigía al teléfono—. Tengo hambre, ¿De qué quieres la pizza? —preguntó mirándolo con inocencia.<br />
<br />
Fang suspiró mientras sacudía la cabeza.<br />
<br />
—De veras Pecas, ¿entre tus poderes por las dudas no se encuentra uno llamado cómo mantener a raya el orgullo de un hombre? —le dijo irónico, ganándose una carcajada de la joven.<br />
<br />
—Lo siento lobo, juro que esta noche voy a compensarte —le dijo mientras lo besaba en los labios antes de hablar nuevamente por teléfono y hacer el pedido.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Pasaron el resto del día organizando las cosas para la noche, dándose tiempo para las caricias, los besos, las risas, el simple hecho de disfrutar de la compañía del otro.<br />
<br />
Me siento tan feliz que hasta me da un poco de miedo pensó Calista mientras salía de la ducha, se envolvía con la bata y se dirigía a la habitación. Con un jadeo de sorpresa se congeló en la puerta cuando vio al lobo recostado plácidamente en la cama con una sonrisa perezosa en el rostro.<br />
<br />
—¡Dioses Fang! —Lo reprendió, pegándole con un almohadón—, casi me matas del susto. Además dos cosas, primero: ¿Qué haces en mi habitación? Y segundo: ¿Por qué aún no estás cambiado? —preguntó enarcando una ceja.<br />
<br />
El lobo la miró pensativo.<br />
<br />
—Mmm… no pensé que te molestara que seamos compañeros de habitación —dijo con pereza mientras se incorporaba y la miraba con deseo—. Quizás podríamos jugar un ratito —le dijo mientras se arrodillaba en la cama y la acercaba, desatando el nudo de la bata, gimiendo cuando quedó totalmente desnuda ante su hambrienta mirada.<br />
<br />
Calista gimió con deseo, mientras le acariciaba la cabeza y sentía como las manos dejaban un rastro de fuego donde pasaban. Con toda la fuerza de voluntad que poseía se apartó mientras cerraba la bata.<br />
<br />
—No podemos Fang —le dijo al ver la mirada sorprendida por el rechazo—. Los invitados van a comenzar a llegar en cualquier momento —le explicó mientras le acariciaba la mandíbula tratando de borrar el rictus que se había formado.<br />
<br />
El were suspiró mientras asentía, le daba un beso en los labios.<br />
<br />
—Tienes razón Pecas, pero esta noche, cuando todos se marchen y quedemos por fin los dos solos, no te salvas —le dijo con brillo peligroso en la mirada.<br />
<br />
La joven rió ronca.<br />
<br />
—¿Quién dijo que quiero salvarme lobo? Pero yo que tú andaría con cuidado, puede ser que te lleves una sorpresa —murmuró lo último casi para sí misma.<br />
<br />
Después que Fang se marchara, se acercó al armario, sacó un mini short negros, un corsé negro y unas botas de tacón fino, se maquilló solo un poco y se dejó el cabello suelto. Salió de la habitación y se dirigió hacia la sala a terminar de acomodar las cosas.<br />
<br />
El lobo se miró al espejo de la habitación de huéspedes, se ató el pelo en una coleta y acomodó la ropa, se había puesto un pantalón negro, una camisa blanca y zapatos de vestir, no es que fuera vanidoso, pero quería lucir bien delante de los amigos y familia de Calista. Con paso firme salió de la habitación, mientras escuchaba ruidos provenientes de la sala. <br />
<br />
Fang sonrió al verla mover los muebles de un lado a otro, buscando dejar el mayor espacio posible libre, sacudiendo la cabeza se acercó y rodeó la cintura con sus manos, aspirando la suave fragancia a azahares.<br />
<br />
—No puedo esperar a que la noche termine para tener tu cuerpo apretado junto al mío sin toda esta ropa —murmuró besándole el cuello—. Aunque ahora que te miro mejor ¿Dónde está el resto? —preguntó mirándola con cara de pocos amigos.<br />
<br />
Calista rió mientras se apartaba y le hacía señas que la ayudara a mover el sillón.<br />
<br />
—Atrás Kattalakis, no me vengas con esas tonterías. —Le dijo ignorando la mirada irónica de Fang, ya que nunca lo había visto con este comportamiento tan posesivo.<br />
<br />
—¿Crees que no van mirarte? Cualquiera hombre con ojos en el rostro no puede dejar de hacerlo —le contestó enfurruñado mientras movían el pesado sofá.<br />
<br />
La carcajada que soltó la joven lo molestó aún más.<br />
<br />
—Por todos los dioses Fang ¿Lo estás diciendo en serio? A ver déjame iluminar un poco esa mente cerrada. Ash es mi tío, Talon tiene ojos solo para Vicky, lo mismo pasa con Shay y Dream, Fury y Vane son tus hermanos, sin mencionar que el último está con mi hermana y…<br />
<br />
No la dejó continuar.<br />
<br />
—¿Y Jericho? ¿Vas a decirme que no va a mirarte? —Preguntó.<br />
<br />
Calista suspiró mientras se acercaba y lo abrazaba.<br />
<br />
—Lobo —le dijo mientras apoyaba la frente contra la suya y lo miraba fijamente— sólo tengo ojos para un solo macho y ese eres tú. Además creo que tengo algo que confirma que estoy ocupada —murmuró contra su boca antes de besarlo con pasión, ahondando el beso y sintiendo como la tensión abandonaba el cuerpo del were y la abrazaba pegándola a su cuerpo. Antes que una voz los interrumpiera.<br />
<br />
—¡Oh Dioses acabo de quedarme ciega! ¡Lobo suelta a mi hermanita! —gimió Kyra mientras enterraba la cabeza en el hombro de Vane, quien sonreía pícaro y la abrazaba.<br />
<br />
—Ellos no están haciendo nada que no hayamos hecho tú y yo Luna —le dijo lo suficientemente fuerte como para que oyeran Fang y Calista quienes los miraron interesados al giro que había tomado la conversación.<br />
<br />
Kyra miró a Vane con los ojos entornados antes de contestarle.<br />
<br />
—Tienes razón —le concedió antes de borrarle la sonrisa con el comentario siguiente—. Con la diferencia que tú duermes fuera esta noche Kattalakis —finalizó mientras se acercaba y abrazaba a Calista apartándola sin disimulo de Fang—. Las manos quietas esta noche lobo —le advirtió mientras lo apuntaba con el dedo.<br />
<br />
Justo en ese momento, sonó el timbre y Fang fue a abrir, mientras las muchachas hacían el pedido de las pizzas para luego saludar a los recién llegados.<br />
<br />
Eran Vicky y Talon con los gemelos, seguidos de Gise y Roz. En tan solo unos minutos el departamento se llenó de risas y voces.<br />
<br />
A los quince minutos llegaron Nádia, KenYa, Dream junto con Shay, Acheron con Tory y Simi, Fury y Jericho fueron los últimos en llegar.<br />
<br />
Ni bien Fang lo vio entrar se acercó al grupo donde estaba Calista, la tomó de la cintura en forma posesiva, le dio un beso en el cuello y se marchó, pero no sin antes asegurarse que el otro hombre lo haya visto.<br />
<br />
Calista estaba hablando con Dream, Gise, Nádia y Roz cuando sintió que el lobo le abrazaba y la besaba dejándola sorprendida y haciéndole olvidarse de lo que hablaba.<br />
<br />
Gise soltó una carcajada mientras entre risa le explicaba.<br />
<br />
—Acaba de llegar Jericho —dijo con naturalidad, mientras todas comprendían el comportamiento del lobo—. Ahora, cambiando bruscamente de tema como sueles hacerlo Cal, estuviste desaparecida casi una semana y ahora acabo de ver una pequeña marca similar a la de tu hermana, Fang se muestra más posesivo que de costumbre y no puedo dejar de preguntarme qué me perdí de todo este asunto—finalizó mirándola con interés al igual que todas.<br />
<br />
Sintió que se ruborizaba, suspiró y dijo casi con un murmullo mientras mostraba la palma a sus amigas.<br />
<br />
—La noche que nos fuimos juntos del Santuario ¿La recuerdan no? —Observó como sus amigas asentían con una sonrisa—. Pues bueno, digamos que nos despertamos con algo más que el cargo de conciencia por haber llevado las cosas tan lejos y arruinado nuestra amistad platónica. —Finalizó con una mueca, al escuchar las risitas de las chicas—. ¡Hey no es gracioso! No se imaginan el susto que me dí —les dijo.<br />
<br />
—Pues alguien más va a asustarse esta noche y apuesto todas mis fichas a que los hermanos Kattalakis serán los desafortunados, empezando por Vane —dijo Dream mientras hacía una seña con la cabeza y soltaba una risita.<br />
<br />
Todas miraron en la dirección que apuntaba la atlante y vieron el raro comportamiento de Ash, por algún motivo Vane, Kyra y Ash se estaban evitando esa noche.<br />
<br />
—Oh… Oh… alguien va a hacer enojar a quien no debe —dijo Roz con voz escabrosa.<br />
<br />
Calista tragó mientras compadecía a su cuñado.<br />
<br />
—Ash se siente como un padre más que como un tío con Kyra —justificó con una sonrisa.<br />
<br />
—Pues yo creo que Fang también va a tener de lo mismo —dijo Gise haciéndola mirar en otra dirección para encontrarse con Fang siendo intimidado por Nádia que había desaparecido silenciosamente del grupo y ahora hablaba muy seria y apuntaba con el dedo al pecho del lobo.<br />
<br />
Con un gemido Calista se apartó del grupo y caminó en dirección del lobo y el ángel.<br />
<br />
Fang realmente no se esperaba para nada la situación que estaba pasando. Eso te pasa por burlarte de tu hermano le recordó la vocecita.<br />
<br />
Levantó las manos en señal de rendición.<br />
<br />
—Juro que voy a portarme bien con ella Nádia, sabes que no tienes que preocuparte, si tuviera que morir por ella, lo haría sin dudarlo en este mismo momento ángel —dijo con seriedad, tratando de transmitir lo que sentía.<br />
<br />
Nádia le apuntó con un dedo en el pecho mientras le decía en voz baja.<br />
<br />
—Pues más te vale lobo, porque si en algún momento Calista llega a derramar una sola lágrima que no sea de alegría por tu culpa y juro que voy a matarte, pero no sin antes torturarte de la manera más creativa y dolorosa que puedas imaginar. —Le dijo al ver que Calista se acercaba, soltó un último comentario—. Lo digo en serio Fang, Calista se merece lo mejor que puedas darle y no me refiero a lo material, me refiero a tus sentimientos —finalizó mirándolo fijamente a los ojos, como si pudiera leerle el alma.<br />
<br />
Asintió levemente mientras sentía las manos de Calista en su cintura.<br />
<br />
—Tienes mi palabra ángel —dijo con voz ronca.<br />
<br />
—¿Tu palabra de que? —preguntó mientras se metía entre sus brazos sin molestarse en ocultar más la situación entre ellos.<br />
<br />
—De que va a traerme un trago —dijo Nádia con una sonrisa mientras le tendía la botellita vacía de cerveza.<br />
<br />
Fang la tomó, le guiñó un ojo a Calista, antes de desaparecer en la cocina.<br />
<br />
Calista sintió que algo se le escapaba de la situación, dejó fluir sus poderes para tratar de sentir algo.<br />
<br />
—No lo habrás ahuyentado ¿Verdad? —preguntó con sospecha. <br />
<br />
Nádia la miró con inocencia antes de decirle:<br />
<br />
—Guarda tus poderes jovencita que no hice nada que no debiera hacer —dijo mientras le palmeaba la mano y se marchaba con aire de suficiencia.<br />
<br />
Suspirando se acercó nuevamente al grupo y siguió conversando.<br />
<br />
La noche pasó rápidamente y en forma divertida, cenaron, bebieron, bailaron.<br />
<br />
Todos se habían marchado, sólo quedaba Kyra, Vane y Gise. Le había comentado a Kyra y a Gise lo que tenía planeado para el día siguiente con Fang y habían acordado reunirse con su amiga por la mañana para hacer unas compras especiales, ya que su hermana estaría en el pantano con la manada.<br />
<br />
Se despidió de Gise y se acercó nuevamente al grupo mientras le tomaba la mano a Fang. Charlaron un rato más, hasta que Vane tomó a Kyra de la cintura y dijo.<br />
<br />
—Luna creo que es hora de marcharnos —dijo mientras le besaba el cuello.<br />
<br />
Kyra se sonrojó violentamente ya que no estaba acostumbrada a las muestras de afecto en público.<br />
<br />
—Lobo estás tentando peligrosamente a tu suerte —le dijo con un susurro.<br />
<br />
Calista abrazó a Vane mientras regañaba a su hermana cariñosamente, ya que sabía hasta donde llegar con ella.<br />
<br />
—Ten un poco de paciencia cuñadito, ladra pero no muerde en realidad, al menos no tan fuerte —le dijo mientras le guiñaba un ojo, antes de mirar a su hermana—. Ky, realmente te mereces esto, un poco de felicidad entre tantas batallas, un hogar al cuál regresar —susurró en el oído de su hermana mientras la abrazaba con fuerza.<br />
<br />
Kyra carraspeó incómoda y Calista sintió un dejo de tristeza manar de su hermana y la miró sin comprender el porqué del sentimiento.<br />
<br />
No le dio tiempo a preguntar nada porque la joven pareja destelló dejándola sola en el departamento con Fang.<br />
<br />
Con un suspiro giró para observar como el lobo comenzaba a juntar las cosas.<br />
<br />
Con una pícara sonrisa cerró los ojos y cuando los abrió el departamento estaba limpio y los muebles en su lugar. Soltó una risita cuando vio que el were la miraba con una ceja arqueada. Caminó lentamente en su dirección y lo abrazó mientras le daba un largo beso.<br />
<br />
Fang gimió de gusto al sentir la lengua femenina en su boca. Presionó sus caderas a las de ella, dejándole ver que estaba listo para hacerla suya.<br />
<br />
La joven se separó mirándolo con los ojos nublados por el deseo.<br />
<br />
—Prometí que te compensaría esta noche —le dijo mientras le daba suaves mordiscos en la mandíbula y el cuello.<br />
<br />
Sin pensarlo más la alzó en brazos y la llevó a su cuarto, dejándola el medio de la habitación se alejó unos pasos mientras la devoraba con la mirada y se iba quitando la camisa y los zapatos rápidamente.<br />
<br />
Calista rió ante la prisa del were, mientras se inclinaba para quitarse las sandalias.<br />
<br />
—Déjame hacerlo —le dijo con voz ronca Fang mientras le acariciaba las piernas y dejaba libre sus pies, subió dando suaves mordiscos y lametones que la hacían gemir y le provocaban escalofríos. Le sacó los shorts y siguió incorporándose hasta que quedaron frente a frente y comenzó a desabrochar el corsé, dejando sus pechos en libertad, tomándolos con las manos los acarició con delicadeza.<br />
<br />
Calista no podía respirar por la fuerza de los sentimientos que estaba experimentando. Cruda pasión la recorrió entera, haciendo arder su cuerpo. Desprendió los pantalones del lobo y lo acarició, sintiendo su dureza y suavidad a la vez.<br />
<br />
Lo besó con ansias, lamiendo, mordiendo, provocando.<br />
<br />
—Sabes Fang, estuve pensando —dijo entre jadeos separándose brevemente de él.<br />
<br />
—No Pecas, no pienses —dijo frotándose contra su mano, buscando su boca nuevamente.<br />
<br />
Calista se apartó nuevamente mientras buscaba su mirada, con el corazón en la mano.<br />
<br />
—Quiero hacerlo Fang —le dijo con voz ronca.<br />
<br />
Fang seguía acariciando sus senos, sin mirarla, se inclinó y le dio largos lametones a cada pezón, deleitándose al ver su respuesta antes de contestar.<br />
<br />
—Si cielo, también quiero hacerlo —gruñó antes de desgarrar las delicadas braguitas.<br />
<br />
Calista soltó un gemido pero de frustración que atrajo la mirada del lobo a su rostro por fin, lo tomó de la barbilla mirando los cálidos ojos color avellana, ahora oscurecidos por la pasión.<br />
<br />
Fang comprendió lo que la joven estaba tratando de decirle, su corazón dejó de latir por un segundo y una emoción gigante lo golpeó de lleno en el pecho, haciéndole contener la respiración, antes de preguntar con un hilo de voz, mientras le acariciaba los labios con el pulgar.<br />
<br />
—¿Estás segura Pecas? —Preguntó.<br />
<br />
La joven asintió, antes de añadir rápidamente.<br />
<br />
—Quiero hacerlo, pero no esta noche —se apresuró a explicarle al verle fruncir el ceño al no entender—. Mañana por la noche lobo, la noche de nuestra unión quiero que sea especial —le dijo mientras lo besaba nuevamente—. Esta noche será la última noche que serás un lobo solitario. Mañana por la noche tendrás a tu compañera para siempre Fang —murmuró contra su boca, ahogando el gemido de placer del were con su beso.<br />
<br />
Dejó caer los pantalones mientras lo empujaba suavemente hacia la cama.<br />
<br />
Fang tomó a la joven de los brazos, arrastrándola con él. Estaba sorprendido ante las palabras de Calista, no esperaba que tomara una decisión tan rápido y aunque estaba asustado como el demonio, el orgullo de que esa mujer quisiera estar a su lado para siempre se sobrepuso a cualquier otro sentimiento. La besó como un poseso, como si ella fuera un manantial y él estuviera muriendo de sed.<br />
<br />
Fang quiso girar para ponerla debajo de su cuerpo, pero se sorprendió cuando ella se separó y puso las manos sobre su pecho mientras se deslizaba hacia abajo sin dejar de mirarlo, contuvo el aliento ante la expectativa y lo soltó bruscamente cuando Calista lo tomó con la boca, haciéndolo echar la cabeza hacia atrás ante el placer que estaba sintiendo. Calista sabía exactamente qué hacer, cuando acelerar el ritmo, cuando acariciarlo y eso lo estaba volviendo loco. Enterró una mano en el pelo de la joven gimiendo sin control cuando lo tomó más profundamente.<br />
<br />
Sin poder aguantar más tomó el rostro de la joven entre sus manos, buscando su mirada atrajo su rostro para poder besarla.<br />
<br />
Calista sonrió mientras sus poderes fluían y sentía el deseo de Fang que rivalizaba con el suyo, sonrió contra su boca sin poder evitarlo. Fang giró en la cama apresándola contra las frescas sábanas, presionando con su pene, la entrada de su cuerpo.<br />
<br />
El lobo en su interior quería aullar, mientras el hombre quería tomarse más tiempo para saborear el cuerpo femenino. Deslizó una mano hacia abajo para poder tocarla, sonriendo cuando la sintió jadear al introducir un dedo en su interior. Besó sus pezones, lamiéndolos, deleitándose al ver como se arrugaban ante sus caricias.<br />
<br />
—Fang por los dioses, necesito tenerte dentro mío, —dijo entrecortadamente la joven al tiempo que su cuerpo se convulsionaba ante su primer orgasmo.<br />
<br />
—Sus palabras son órdenes diosa —murmuró ronco mientras lamía su cuello y luego al tiempo que deslizaba la lengua por su oreja, se hundió de una sola estocada dentro del cuerpo femenino, arrancándole un grito de placer a la joven que todavía sentía los espasmos del éxtasis.<br />
<br />
Calista hundió las uñas en la espalda de Fang al sentirlo totalmente dentro suyo. Sintió como empujaba dentro de ella, cada vez más poderoso.<br />
<br />
Fang se incorporó brevemente mientras se quedaba de rodillas y la arrastraba con él, de esa forma podía hundirse más profundo en el cuerpo de la joven, quien lo envolvió con sus piernas y el cuello con sus brazos, creando una placentera prisión para su cuerpo. La tomó de la cintura mientras asumía el control de los movimientos.<br />
<br />
Con un grito Calista alcanzó otro orgasmo mientras buscaba la boca del lobo besándolo profundamente, hundió su lengua en la boca masculina y empezó a imitar los movimientos de sus cuerpos, haciéndolo jadear, mientras sentía que sus poderes comenzaban a dispararse y su tamaño aumentaba, con un grito se unió a ella en el éxtasis, sintiendo como su cuerpo se liberaba, los fuertes espasmos lo sacudieron, mientras sujetaba el cuerpo de la joven con fuerza y hundía la cabeza en el cuello femenino.<br />
<br />
Luego de unos minutos se separó brevemente y la acostó nuevamente en la cama y se ponía a su lado, abrazándola posesivamente por la cintura. Sus cuerpos estaban cubiertos por una fina capa de transpiración.<br />
<br />
—¿Estás bien Pecas? —preguntó al darse cuenta que Calista no había emitido sonido.<br />
<br />
Calista soltó una risita mientras giraba solo un poco para mirarlo y luego se acomodaba en sus brazos nuevamente.<br />
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<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a>—Es que parecerá una tontería, pero justo cuando pienso que nada va a sorprenderme, las sensaciones que experimento son tan fuertes que me dejan sin aliento y sin palabras nunca había experimentado tantas cosas juntas Fang —confesó. Ni siquiera por Julian pensó, lo que siento por Fang es tan fuerte que el corazón me duele dijo para sus adentros. A Fang lo amas le dijo la molesta vocecita, Julian sólo fue paso más antes de llegar a tú destino.<br />
<br />
Fang la abrazó más fuerte mientras la escuchaba, sintiendo como las palabras de la joven expresaban lo mismo que estaba experimentando. ¿Qué siento exactamente por ti Pecas? Se preguntó mientras le besaba la coronilla. No puedo estar lejos de ti, cada vez que estoy a tu lado necesito tocarte, besarte, cuando no te veo te extraño y cada vez que hacemos el amor es como si fuera la primera vez pensó suspirando con confusión. Estoy tan confundido.<br />
<br />
¡Tonto! Lo que sientes es AMOR le dijo molesta la voz. ¿Cuándo vas a aceptar que amas a Calista Dikastis como nunca amaste, que es un amor como nunca volverás a experimentar en tu vida?<br />
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Fang se sobresaltó ante la idea. ¿Sería posible que tratando de no amar de nuevo se hubiera enamorado de la persona que hizo la misma promesa? Justo en ese momento las palabras que salieron de la boca de la joven sacudieron su corazón.<br />
<br />
Calista sentía como el cansancio la vencía, sin querer callarse por más tiempo confesó lo que su corazón no quería callar más.<br />
<br />
—Te amo Fang —susurró antes de caer profundamente dormida.<br />
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Mis niños ¿Cuándo van a comprender que el amor no conoce de reglas ni tiempos?<br />
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No sucede cuando queremos, simplemente sucede cuando menos lo esperamos.<br />
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Continua en <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/11/en-la-piel-del-lobocapitulo-12-by.html">capitulo 12</a></div>
Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-57161882741598648892015-11-15T03:51:00.000-08:002015-11-26T03:52:07.939-08:00Las protectoras de la Noche. Capítulo 13.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<br /><br />viene de <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/11/las-protectoras-de-la-noche-capitulo-12.html">capítulo 12</a><br /><br /><b><span style="font-size: large;">CAPÍTULO 13</span></b><br /><br /><br /><br /><br />Hacía una semana que Butch no veía a Kytara y eso lo tenía preocupado.<br /><br />Le había mandado a decir con Fritz que no podría asistir a las prácticas.<br /><br />Cada vez que se acercaba para hablarle, ella buscaba una excusa para irse; si no era una de sus hermanas que la necesitaba, era algo que no había entendido de las clases de Phury o Vishous.<br /><br />Eso lo volvía loco. Desde la última vez que habían estado juntos, había tenido la sensación de que estaba haciendo avances con ella. Pero no, otra vez recibía un portazo en el rostro. Ya estaba cansado de las hembras.<br /><br />Primero Marissa con su frialdad y su manera apasionada de entregarse, pero luego, cuando pretendía sacar a la luz aquella relación, escapaba y tenía por toda respuesta un "Lo siento".<br /><br />Pero no pasaría otra vez por ese papel. La guerrera le debía una explicación.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Kytara se encontraba en el gimnasio practicando con la bolsa de boxeo un poco de Kick Boxing, era uno de los deportes que más le gustaba.<br /><br />Se lo había enseñado Butch.<br /><br />Maldición. Otra vez pensando en él.<br /><br />¡Ya basta! Se dijo mentalmente, reanudando la práctica.<br /><br />Estaba tan concentrada en sus ejercicios que no escuchó que la puerta del gimnasio había sido abierta y luego cerrada con una traba.<br /><br />—Por fin te encuentro —Butch la miraba, no podía dudar que era hermosa, ese cabello negro que enmarcaban una cara ovalada y sus ojos que en ese momento no expresaban nada.<br /><br />—Perdón…<br /><br />—No, guerrera, quiero que me digas en este preciso momento por qué estás huyendo —lo dijo sin dejar de mirarla y sin aminorar la marcha hacia ella, quería que se lo dijera mirándole a los ojos.<br /><br />—Yo no huyo de nadie, guerrero, que eso te quede claro —dijo clavándole un dedo en el pecho. Butch lo retiró de un zarpazo.<br /><br />—Entonces dime, ¿por qué te escondes? —Preguntó tomándola de los brazos, no quería que escapara, quería tocarla.<br /><br />—Primero y principal, quítame las manos de encima —sus ojos empezaron a pasar de su habitual azul a un violeta tormentoso—. ¿Quién te crees que eres para venir y hacerme preguntas? —Le gritó con rabia, ya cansada.<br /><a name='more'></a><br />—Sé que no soy nadie para ti —le soltó él con rabia, pero no se iba a ir hasta que no aclararan todo—. No, que memoria la mía —miró hacia arriba como invocando a un ser divino—. Ahora lo recuerdo, soy sólo un híbrido, ¿no? Eso fue lo que me llamante la primera vez y eso es lo que soy.<br /><br />—Se nota que tenía razón —gritó, el aire en la habitación se había empezado a cargar, estaba pesado como si de repente un volcán estuviera a punto de hacer erupción—. ¿Por qué no te vas y me dejas tranquila?<br /><br />—No hasta que me contestes —solo quería eso, saber el por qué de su cambio para con él.<br /><br />—Ok, si el señor lo quiere, se lo diré: He estado pensando y me doy cuenta que no estoy avanzando con tus enseñanzas, que no me siento cómoda contigo y que quiero a otro entrenador. ¿Ya estás feliz?<br /><br />—Con que era solo eso. Pero no entiendo, ¿no te sientes cómoda con esto? —La tomó de los brazos y la acercó a su cuerpo—. Y quieres que otro te enseñe… ¿así? —Y tomando con una mano su nuca, unió sus labios, en un salvaje beso. Era para demostrarle que le pertenecía, que ningún otro macho la tocaría. Quería marcarla.<br /><br />Kytara se podía resistir a todo pero no a los labios de Butch y se entregó gustosa a su boca, a esa lengua que entraba y salía. Lo quería más cerca, quería sentir su piel, recorrer con sus labios su cuello, sus pectorales, ese abdomen y tomar con sus manos su sexo, demostrarle cuanto lo deseaba, pero maldita fuera la Virgen Escriba.<br /><br />Jamás podría ser. Dándose cuenta de esto, lo abrazó y lo acercó más a ella.<br /><br />Butch, al sentir el cambio en Kytara, la alzó llevándola hacia los vestuarios donde se sentó en un banco con ella a horcadas. Quería tenerla más cerca, pero las ropas se lo impedían. Volvió a capturar sus labios, e introdujo su lengua comenzando una danza erótica, quería enloquecerla, sus manos recorrían sus piernas, subiendo por sus caderas yendo hacia su trasero firme y redondeado y lo acarició con sumo placer, luego recorrió su espalda por debajo de la camiseta que le quitó, quedando solo en sujetador, y ocultando esos senos que hacían un vaivén con la respiración agitada de Kytara. Con su boca trazó un recorrido desde su cuello hasta sus hombros, deteniéndose sólo unos segundos para saborear su piel, tan suave y tersa. Con sus dientes hizo a un lado la tira del sujetador, y con su mano lo deslizó hacia un costado, tomando posesión del seno con sus labios.<br /><br />Kytara soltó un suspiro. Por el amor de la Virgen Escriba, esto era el paraíso. Ese macho sí que sabía hacer sentir a una mujer hermosa, sería un maravilloso hellren, pero no el suyo. ¡Stop! No ahora, no esos pensamientos, vive el momento, Aire.<br /><br />Pero ya era demasiado tarde, algo se había enfriado y Butch lo sintió.<br /><br />¡No! ¿Por qué? Si estaba tan cerca, por fin Kytara iba a ser suya y jamás la iba a dejar ir. La abrazó con fuerzas, esto no podía acabar.<br /><br />—Déjame ir, Butch —su voz sonaba rara, como sosteniendo un sollozo.<br /><br />—¡No! —Lo dijo de forma posesiva. Si la soltaba, ella se marcharía.<br /><br />—Es lo mejor, ¡suéltame ya! —Le gritó y en su rabia convocó su poder.<br /><br />Fue como si un tornado se hubiera metido en el vestuario. Las puerta de los casilleros fueron arrancadas de ellos, algunos volaban y se estrellaban contra las paredes, los bancos eran alzados siendo partidos en dos como palitos de brochet. Kytara fue alzada del regazo de Butch por una mano invisible, siendo mantenida en el aire, ella era el centro de todo, y todo ello giraba a su alrededor.<br /><br />Poco a poco las cosas fueron cayendo, totalmente destrozadas, pero Kytara seguía suspendida.<br /><br />—Por tu bien, no quiero que te acerques nunca más a mí —y con eso, desapareció.<br /><br />No lo podía creer, se había ido y solo le había dicho eso. Pero no, esta era la última vez que jugaban con él.<br /><br />—¡Maldita seas, Kytara!<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Kytara se desmaterializó directamente hacia el otro lado. Esto tenía que terminar, el grito de Butch todavía la perseguía.<br /><br />Solo si él entendiera su situación.<br /><br />Pero ya era tiempo de ser feliz, de vivir, por fin había encontrado a un macho que la apreciaba. Ya no quería esperar más, ya no lo quería hacer esperar.<br /><br />Era el tiempo de la verdad.<br /><br />¿Dónde demonios se encontraba la Virgen Escriba? Miraba para todos lados, solo veía la soledad del lugar.<br /><br />—Kytara, ¿qué haces aquí? —la voz vino desde su espalda, era ella—. Todavía estoy a analizando quien será el macho que te alimentará.<br /><br />Solo la miró.<br /><br />—No he venido a eso —escupió las palabras—. Vine a decirle que no quiero que sea otro el que me alimente, sólo quiero a Butch.<br /><br />—El hermano Dhestroyer ha sido descartado —hizo un ademán con sus manos, rechazando las palabras de Kytara.<br /><br />—¡No! ¡No quiero a otro! —Gritó desesperada—. ¿Por qué me lo haces tan difícil? —Sentía los ojos cargados de lágrimas.<br /><br />—No tengo por qué contestar, Kytara —en su voz se notaba el descontento por la pregunta de la guerrera.<br /><br />—Sí, me lo debe por la memoria de mi madre, por lo que ella hizo por usted.<br /><br />Sus poderes estallaron, eso había sido demasiado, ya nada la podía controlar, el viento, el aire y la energía del lugar tomaron forma en su cuerpo, ellos se encontraron y se unieron en la pelea de Kytara, pero en este momento era Aire, la Hermana, una de las primeras.<br /><br />La Virgen Escriba, al ver esto, temió lo peor. Tendría que ponerla a dormir o en el peor de los casos, destruirla, ya que si una de ellas se revelaba, las demás no tardarían en hacerlo y esto llevaría el exterminio de la raza ya que dudaba que los Hermanos las pudieran detener.<br /><br />—Ya basta, Kytara, ¡te ordeno que te detengas!<br /><br />—¿Tú me ordenas? Entiende esto, mi consagración hacia ti ya ha terminado —de repente, lo blanco se volvió gris. Una tormenta de proporciones bíblicas se estaba formando y ninguna sabía en qué terminaría—. De ahora en adelante, ya no tienes mi respeto, ¡ya no soy de tu propiedad! Voy a vivir mi vida como se me plazca —su voz eran truenos que resonaban en el caos que había armado.<br /><br />—Desde el primer momento supe que el hermano traería problemas. Todo esto es por él, ¿no es así?<br /><br />—¿Y a usted qué le importa?<br /><br />—Pareces una perra en celo, digna hija de tu madre.<br /><br />—¡No meta a mi madre en esto! —De su mano salió una ráfaga de viento, queriéndola herir por ese insulto.<br /><br />—¡Aire, no! —Fue el grito de Nessa. Sus hermanas habían aparecido al sentir el cambio y temieron por su vida.<br /><br />—Por lo que más quieras, contrólate —Raysa trataba de aminorarla con sus poderes.<br /><br />—¡No vale la pena, hermana! —Le gritó Leliel.<br /><br />En el fondo sabía que tenían razón, pero esta era una batalla que quería librar desde el momento en que permitió que Butch entrara a su vida. La esclavitud llegaba a su fin.<br /><br />Sus hermanas siempre lograban tranquilizarla, y esta vez no fue la excepción.<br /><br />Poco a poco sus poderes se fueron normalizando, haciendo que todo a su alrededor volviera a la normalidad. Sólo los rasgos desencajados en el rostro de Kytara eran el testimonio de su furia.<br /><br />Respirando profundo, las miró.<br /><br />—Tienen razón, no vale la pena —y así como apareció se pudo controlar, ya se sentía libre—. Pero quiero que sepa, “Su Santidad”, que ya no la voy a servir.<br /><br />Dicho eso desapareció, ahora solo importaba encontrar a Butch.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Ya con esa, era la sexta vaso de vodka que tomaba y no le hacía efecto. Quería emborracharse y olvidar a Kytara.<br /><br />Pidió otra ronda al barman del ZeroSum.<br /><br />—Ey, poli, ¿qué haces por estos rumbos? —Preguntó Vishous—. Te hacía con tu guerrera.<br /><br />—Ella no es mía —otro trago—, y dudo que le siga enseñando.<br /><br />—¿Ahora tú? ¡Esto es una epidemia! —Se sentó al lado del hermano<br /><br />—Ojala fuera eso, pero lo dudo, V —joder, como se terminaba la bebida y todavía la recordaba, la sentía como si estuviera en ese momento con él.<br /><br />—¿Butch?<br /><br />Hasta la oía. ¿Qué era lo que estaba tomando? ¿No habría estado mezclado con algo más?<br /><br />—Butch.<br /><br />—Poli, te hablan —V lo codeó y cayó en la cuenta de que era verdad, ella esta ahí. Se dio la vuelta para confirmarlo. Era verdad, allí estaba, había algo distinto en ella.<br /><br />—Necesito hablar contigo.<br /><br />Definitivamente algo había pasado.<br /><br />—Creí que había quedado todo claro en el gimnasio.<br /><br />¿Por qué tenía que venir ahora, justo cuando estaba logrando su objetivo?<br /><br />Sintió que su rostro ardía, ya que miró a Vishous, y por su cara, sabía que entendía de lo que hablaba Butch.<br /><br />Se armó de valor.<br /><br />—Solo quiero explicarme y que me entiendas —sólo escúchame por favor. Esas palabras no las pronuncio, era demasiado. Ella jamás iba a rogar.<br /><br />Butch sólo miraba su trago, mirarla a ella sería ceder. Recuerda a Marissa y su traición, ella es igual. En el fondo sabía que era mentira, no se parecían en nada, Kytara era todo lo contrario.<br /><br />—No me quieres escuchar… ¿Es tu decisión? —Ella ya se había expuesto, y sería la última vez.<br /><br />—Sí, sólo queda decirle a Wrath que ya no seré tu instructor —de un solo trago se vació el contenido del vaso.<br /><br />Kytara sintió que su corazón se partía. Era lo que se merecía por haber jugado con él, por haberle permitido que la abrazara, la besara de esa manera, lo había perdido por seguir las órdenes de una perra frígida.<br /><br />—Ok, lo entiendo —se dio la vuelta y se marchó, quería correr y esas malditas lágrimas, ya no las podía contener.<br /><br />Salió del bar, empezó a caminar sin un rumbo definido. No quería ir a la mansión, sus hermanas seguro la estarían esperando. Las quería, pero ahora no podía hablar, solo quería alejarse de todo y olvidar.<br /><br />Ya se había alejado unas cuantas cuadras, cuando escuchó un grito y olió ese aroma de talco de bebé, como le decían los hermanos, que solo significaba una cosa: Lessers.<br /><br />Llamó al viento, pidiéndole que la guiara hacia ellos. Su hermano de batalla acudió a su llamado y la transportó hacia el civil.<br /><br />Los lessers que lo estaban atacando eran tres, pero por lo que se veía eran unos novatos.<br /><br />No la vieron venir y cuando les cayó encima entablaron una pelea, era la primera vez que Kytara podía implementar lo que aprendió con Butch y por la paliza que les estaba dando, era muy buena.<br /><br />Tomó a uno de los lessers de la cabeza y con un rodillazo en pleno estómago, lo dobló en dos. No le dio tiempo a recuperarse, cuando le clavó la daga en pleno pecho, convirtiéndolo en cenizas.<br /><br />Otro vino desde atrás, tratando de tomarla del cuello. Con un salto y una voltereta en el aire, pasó a un costado, poniéndose lejos del atacante. Por el rabillo del ojo, vio que el tercero le apuntaba con un arma. Cuando apretó el gatillo, la bala se dirigió directo hacia ella. Con un movimiento de la mano, desvió el proyectil, y lo hundió en el pecho del segundo lesser, provocando que se desintegrara, y usando su otra mano tiró su daga hundiéndola en el que faltaba.<br /><br />Terminada su pelea, se encaminó hacia el civil que temblaba de miedo. De repente, sintió una picazón en su espalda. Cuando llevo la mano hacia la zona, tocó el proyectil: era un dardo con droga y estaba haciendo efecto de una manera rápida y efectiva.<br /><br />Había apareció un cuarto lesser, y con lo último de sus fuerzas Kytara miró hacia donde había estado el civil, agradeciendo el que hubiera podido escapar.<br /><br />Lo último que escuchó antes de desvanecerse fue:<br /><br />—Es una de ellas. El Omega estará contento.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />—¿No fuiste un poco duro? —Preguntó Vishous. No le había gustado nada ver las lágrimas en los ojos de Kytara.<br /><br />—Si supieras todo lo que me hizo, no dirías eso —joder, la bebida ya sabía gusto a agua, ya no servía—. Por las dudas, ¿no tienes algo más fuerte?<br /><br />—No, y fuiste una mierda, poli —no se daba cuenta lo que esta perdiendo al dejarla ir—. Ella sólo te pidió que la escucharas.<br /><br />—Maldición, V, ¿desde cuándo eres un consultorio sentimental andante? —Muy en el fondo, sabía que su hermano tenía razón, pero por una vez quería que ella sintiera en carne propia lo que había sentido él con cada rechazo.<br /><br />De repente la multitud en el bar se empezó a agitar, un civil había entrado corriendo pidiendo ayuda y fue directamente hacia ellos cuando los vio.<br /><br />—Por favor, ¡ayúdenla! —Gritó desesperado.<br /><br />Butch tuvo un mal presentimiento. No podía ser ella.<br /><br />Salió corriendo del bar con el celular en la mano, tratando de marcar el número de Kytara, pero solo le respondía la casilla de correo. Por amor a la Virgen Escriba, que no sea ella.<br /><br /> Ella te necesita, ¡corre!<br /><br />Una voz apareció de la nada, quería guiarlo, pero no había nadie.<br /><br />¿Quién eres? Preguntó mentalmente, ya que por el rostro de Vishous, solo él la estaba escuchando.<br /><br />Eso no importa, solo confía.<br /><br />Y así lo hizo. Cuando llegaron, la vio desvanecida en los brazos de un lesser, que con ayuda de otro, la estaban subiendo a un auto.<br /><br />Preso de una ferocidad, emprendió la pelea. Nadie se la iba a llevar, y menos esos sucios bastardos. Luchó como si el diablo se hubiera apoderado de su cuerpo, desgarró, destrozó, ellos la habían tocado, y eso jamás se los iba a perdonar.<br /><br />Sólo por un segundo paró la carnicería. Kytara estaba despertando, a su lado se encontraba Vishous, cuidando que no llegaran más lessers, y sabiendo que esta era pelea de Butch para defender lo suyo.<br /><br />Una vez estuvieron todos acabados e inmovilizados, los absorbió.<br /><br />—¡Hey, poli! Está despertando.<br /><br />Kytara había abierto los ojos en el preciso instante en que Butch absorbía a los lesser. Era algo que no sabía y no entendía. Pero eso no importaba, él estaba allí. Sintió su caricia en el rostro.<br /><br />—¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —Kytara trató de hablar, pero no podía, solo negó con la cabeza—. ¿Quieres que llamemos a tus hermanas? —Otra negación.<br /><br />Tragó saliva y solo articuló:<br /><br />—Quiero estar contigo.<br /><br />Sintió que el alma se le llenaba de dicha. La tomó en sus brazos y le dijo a Vishous:<br /><br />—Nos vemos en la mansión —y se fue con la guerrera en brazos, solo ellos dos sabían lo que les deparaba la noche.<br /><br /><br /><br /><br />—¿Segura que estás bien? —Ella sólo volvió a asentir con la cabeza. La colocó sobre la cama en su cuarto del Pit, la había llevado directamente a su casa, que compartía con Vishous—. Voy por un vaso con agua —se fue y Kytara se dedicó a inspeccionar la habitación. Nunca había estado en el cuarto de un macho y no quería perderse ni un detalle.<br /><br />—Aquí tienes, toma… —sólo le dio un sorbo, ya los efectos de la droga estaban pasando, y por como estaba respondiendo su cuerpo, se dio cuenta que no habían usado mucha sustancia en ella, tal vez porque no pensaron que era una guerrera.<br /><br />—Es… —su voz sonaba rara—. ¿Es tu cuarto?<br /><br />—Sí, fue el primer lugar al que se me ocurrió traerte —y donde quería que estuviera siempre—. Pero si quieres, te llevo al tuyo.<br /><br />Dejó el vaso sobre la mesa de noche.<br /><br />—No, aquí estoy bien —lo miro y sintió que era la hora de la verdad—. Butch. En el bar yo… solo quería decirte… Lo siento —ya estaba, se lo había dicho.<br /><br />Lo que menos esperaba Butch en ese momento fueron esas palabras, lo tomaron por sorpresa, y lo dejaron más confundido.<br /><br />—¿Qué es lo que sientes?<br /><br />Kytara bajó la mirada.<br /><br />—El haberme comportado contigo de esa manera. Sé que estuvo mal pero…<br /><br />—¿Pero qué, Kytara? —Por la Virgen Escriba, quería saber la verdad de una vez por todas.<br /><br />Lo miró.<br /><br />—No sabía como actuar hacia lo que me hacías sentir, esas ganas de besarte, de entregarme a tí, de ser tuya. Butch, yo nunca estuve con un macho.<br /><br />Nunca unas palabras lo habían puesto tan a mil, sin embargo, ella lo logró.<br /><br />Pero rápidamente cayó en la cuenta de lo que nunca había creído posible. Era virgen, su pequeña guerrera era una virgen.<br /><br />El macho en el se llenó de orgullo. Sería suya, de nadie más, le enseñaría a amar, a desear sus caricias y que solo él la penetrara, para que jamás pensara en otro. Solo mía.<br /><br />—¿Por qué no me lo dijiste?<br /><br />—Porque tenía miedo a la replica de la Virgen Escriba —bajó la mirada.<br /><br />—¿Y qué tiene que ver ella en todo esto? —Ahora sí que no entendía nada de nada.<br /><br />—Fui consagrada a ella cuando nací. Mi madre fue una Elegida muy querida y fue dada a mi padre. Cuando me tuvieron, quedó escrito que yo tomaría el lugar de Elegida, pero el destino decretó otra cosa: al morir mi padre y yo ser su única descendiente, fui convertida inmediatamente en guerrera y entrenada para la causa. Fui hija de unos de los mejores guerreros de nuestra raza y tenía que tomar su lugar al igual que mis hermanas. Lo que ayudó más fueron estos poderes que vinieron como plus.<br /><br />Ahora la entendía y se sentía una bestia por haberla tratado de la manera en que lo había hecho. Si solo hubiera sabido, las cosas serian distintas.<br /><br />—¿Y ahora esto en qué cambió? —Se acercó a ella, ya no podía estar alejado.<br /><br />—Que quiero ser tuya y no me importa nada más, ya soy libre.<br /><br />Se levantó de la cama acercándose a él, ya era el momento y no podía arrepentirse.<br /><br />Tocó con una de sus manos una de las mejillas de Butch. Le encantó su tacto, recorrió su cara deteniéndose en sus labios, los que tanto la hacían suspirar y querer que la recorriera por todo el cuerpo. Poniéndose de puntillas reemplazó su mano por sus labios, dándole un casto beso. Luego se retiró.<br /><br />Mirándolo fijamente, tomó la iniciativa quitándose la camiseta, solo hizo falta esa señal para que Butch entendiera su decisión.<br /><br />Se acercó a ella, tomándola por el rostro la besó, demostrándole todo lo que la deseaba, con sus manos recorrió su espalda, deteniéndose en su cintura, y luego subiendo había su sujetador corriéndolo lo suficiente para dejar sus pechos al descubierto, dedicándose a degustarlos con sus labios. De la boca de Kytara solo salían suspiros, ya no podía tener las manos quietas. Se tomó la tarea de descubrir el cuerpo de Butch, y allí donde tocaba solo encontraba músculos. Ya desesperada, rasgó la camisa que cubría el torso del guerrero, quería lamerlo por entero y así descubrir el sabor de su piel. Con sus labios fue recorriendo su cuello, su sangre era tan deliciosa. Pero bebería más tarde. Apartándose un poco, fue bajando hasta llegar a su cintura, se podía apreciar sobre su pantalón el deseo que sentía Butch. Esto le hizo agua la boca, pero ahora era más interesante descubrir el cuerpo del macho. Desabrochó su pantalón y tomándolo de la cintura junto con su boxer, se los fue bajando lentamente, dejando al descubierto su masculinidad. ¡Por la Virgen Escriba, era enorme! Un temor recorrió su cuerpo, ¿y si no cabía? No quería decepcionarlo. Lo tocó con su mano, recorriéndolo. El cuerpo de Butch se estremeció. Soltó un gruñido que la atemorizó.<br /><br />Viendo el temor en los ojos de Kytara, la volvió a besar, penetrando con su lengua su boca y tratando de transmitirle confianza, él se encargaría de que todo fuera perfecto.<br /><br />—Todo saldrá bien, Kytara, confía en mí.<br /><br />Ella lo besó, entregándose por entero, entonces Butch la terminó de desnudar, bajándole los pantalones junto con la ropa interior, sacándole las botas y dejándole un sendero de besos desde la cintura hasta la cadera.<br /><br />Desesperado, la levantó a horcajadas, envolviéndose la cintura con sus piernas, tomando con sus manos su trasero, fue hacia la cama.<br /><br />La recostó, no podía dejar de admirarla, le parecía increíble que ella estuviera allí.<br /><br />—No te imaginas las veces que te soñé aquí, conmigo —con su mano recorrió su rostro.<br /><br />—Entonces hagámoslo realidad —tomó su cara besándolo.<br /><br />Con sus manos y boca se tomó la tarea de recorrer el cuerpo de Kytara; por donde pasaba dejaba un pequeño mordisco marcándola como suya. Fue bajando lentamente, bañándola de besos. Se detuvo sobre su cintura, le rindió tributo a su piel suave y lisa, el aroma que desprendía era el de una mañana de primavera, como si todas las flores se hubieran juntado en su piel. Con una de sus manos separo sus piernas, internándose en el centro mismo del placer de la guerrera. Al sentir esto, Kytara arqueó su cuerpo rindiéndose a sus caricias, a la maestría de su lengua que jugaba con ella.<br /><br />—¡Oh! ¡Butch! —Suspiró Kytara.<br /><br />—¿Qué pasa, pequeña? ¿Quieres que me detenga? —Dijo juguetón y se internó en sus muslos continuando con sus caricias.<br /><br />Enterrando sus manos en sus cabellos, tirándolos, lo amenazó.<br /><br />—¡Si llegas a detenerte ahora, juro que te mataré! —Le gritó, presa del orgasmo que sentía explotar en su cuerpo.<br /><br />El muy engreído soltó una risita, orgulloso de haberle provocado su primer orgasmo, el cuerpo de Kytara se sacudía en pequeños espasmos.<br /><br />Entonces tomándose su tiempo, empezó a ascender hasta quedar cara a cara. El rostro de su guerrera era el vivo retrato de la felicidad. Depositando un beso en sus labios y acariciándola la volvió a encender, ahora sí seria suya.<br /><br />Para Kytara esto era un sueño hecho realidad, por fin lo iba a sentir dentro de su cuerpo, por fin sería suya.<br /><br />Abrió las piernas para darle espacio a Butch, quien se acomodó, sentía la entrada de la vagina con la punta de su pene. Estaba mojada, esperándolo, dándole permiso para ser parte de ella.<br /><br />Con un movimiento muy suave entro solo su punta en ella, para ir preparándola, Kytara soltó un suspiro, otra envestida más, y entró otro poco, ahora sus muslos se tensaron.<br /><br />—Tranquila, bebé —salió de ella y volvió a entrar un poco mas.<br /><br />—¿Falta más? —Preguntó entre jadeos. La estaba matando, no creía que fuera capaz de resistir más.<br /><br />Otra envestida más, esta vez lo sintió más dentro de ella.<br /><br />—Bebé, esto te va doler, te juro que no quiero —dijo Butch entre dientes, estaba haciendo un gran esfuerzo por ser delicado con ella, era su primera vez, quería que la recordara por siempre.<br /><br />Kytara al oírlo, sintió los ojos llenos de lágrimas, se lo agradeció con un beso, moviendo con una leve ondulación su cadera para poder sentirlo más adentro. Con una embestida más fuerte, rompió el himen, símbolo de su virginidad. La recorrió un dolor, pero no pudo aminorar su deseo.<br /><br />Estaba quieto, esperando que el cuerpo de su pequeña se acostumbrara a él, ya no creía poder soportar más, entonces Kytara empezó a mover las caderas pidiendo más. Quería que él alcanzara su placer.<br /><br />Butch comenzó un vaivén de caderas, entrando saliendo y en cada acometida ella lo acompañaba con delicados jadeos y suspiros, se besaban, se acariciaban y volvían al ritmo, en ningún momento se detuvieron. Entonces arqueando su cintura, se descargó dentro de Kytara, soltando un alarido de macho, marcó su territorio. Mía, ¡por fin!<br /><br />Y a su vez Kytara lo admiraba, ella había sido la causante de su orgasmo. Una sonrisa cruzó su rostro antes de que llegara el suyo.<br /><br />Cayó sobre su cuerpo, aplastándola, pero extendió un brazo para no ahogarla. La miró. Era hermosa, sus mejillas estaban sonrosadas y sus labios hinchados, muestra de haber sido torturados por sus besos; sus ojos estaban cerrados, tenía las pestañas mojadas por las lágrimas derramadas al momento de alcanzar su orgasmo. Le provocó tanta ternura que no pudo resistir el depositarles un beso sobre cada uno, provocando que los abriera, una sonrisa asomó por ellos.<br /><br />—Eres mía.<br /><br />Kytara tomó su cara entre sus manos, su guerrero. Sus cabellos estaban mojados por el sudor, pegados a su rostro, tan amado por ella, en sus ojos se leían su orgullo de haber sido el primero.<br /><br />—Soy tuya.<br /><br />Y él comenzó a moverse otra vez.<br /><br />Esa noche era solo de ellos.<br /><br /><br /><br /><br />Un ruido metálico despertó a Kytara. Trató de levantarse, pero algo pesado tenía sobre el pecho, que le impedía moverse. Se giró un poco y se encontró de lleno con el rostro de Butch.<br /><br />Estaba dormido, su rostro en reposo era una postal que nunca podría borrar de su mente. Bebió ese rostro hasta que cada centímetro quedó grabado en su memoria.<br /><br />¡Dios! No lo podía creer, había hecho el amor con él. Todavía sentía en su piel las caricias, los besos, los mordiscos, aunque esto último fuera solo de ella. ¡Cielos, se había comportado como una perra en celo! Pero había sido feliz en cada momento.<br /><br />Es más, ahora quería despertarlo para continuar…<br /><br />Muy lentamente, fue moviendo el brazo de Butch para no despertarlo. Cuando por fin estuvo libre de él, se sentó en la cama.<br /><br />Querida Virgen, ese cuerpo es un pecado. Se le hizo agua la boca. ¡Y todo mío!<br /><br />Pensar que se dedicó toda la noche con su amanecer a conocerlo, recorrerlo con las manos, los labios, a degustarlo y conocer cada sabor de su piel y cuando por primera vez montó a horcajadas… el rostro lo tenía en llamas.<br /><br />—Mejor una ducha —se bajó de la cama buscando el baño, al no ver otra puerta más que la del cuarto, supuso tenían baño compartido, lo que no recordaba era si vivía solo o compartía el Pit con alguien más.<br /><br />Se envolvió el cuerpo con una camisa de Butch y se dirigió hacía la puerta. Cuando la abrió y descubrió el vestíbulo vacío, suspiró de alivio. Entonces se dedicó a buscar el baño, que resulto ser la primera puerta que abrió.<br /><br />Se dio una ducha muy vigorizarte. Se estaba secando el cabello con una toalla cuando al salir se dio de bruces contra Rhage. Ambos quedaron mudos del asombro.<br /><br />—Uf, disculpa, Kytara, no sabía que estabas en el baño —se dio la vuelta para marcharse y cayó en la cuenta de que la guerrera salía del baño después de pegarse un ducha. Cuando la volvió a mirar, ella le soltó:<br /><br />—A ti no te importa y pobre de ti si abres la boca —y muy orgullosa, se marchó al cuarto de Butch.<br /><br />¿Butch y Kytara? Pensó Rhage. Ver para creer…<br /><br />—¡Joder! —Dijo Kytara, apoyándose en la puerta luego de escapar de la mirada del hermano—. Lo que me faltaba… Ahora seguro le va a contar a las hermanas.<br /><br />—¿Quién va a contar a quién? —Se sobresaltó, Butch estaba despierto—. ¿Se puede saber dónde estabas?<br /><br />—¡Epa! ¿Esa es un interrogatorio o solo me pareció? —Seguía en la cama, completamente destapado, pecaminosamente destapado—. ¿Te puedes cubrir un poco?<br /><br />—No, gracias, y no sé de qué te avergüenzas si anoche estabas muy feliz de tenerme así —lo dijo muy sonriente, le encantaba ver como se ruborizaba su guerrera. Es más, le encantaban otras cosas. Por ejemplo, en este momento, su cabello mojado, sus ojos brillantes como si lo estuviera viendo a través de un cristal, sus labios gruesos, sonrientes. Inmediatamente tuvo una erección al recordar lo que le habían hecho esos labios… y ese cuerpo, todo curvas, líneas bien definidas, que en este momento se dejaban ver a través de la camisa que le llegaban a los muslos, esas piernas que lo envolvieron en plena pasión negándose a soltarlo.<br /><br />—Anoche era otra cosa. Por favor, ¿te puedes cubrir? —Cada vez estaba más ruborizada—. ¡Butch!<br /><br />—De acuerdo, mi señora pudorosa —se tapó con la sábana—. Conste que lo hago por ti.<br /><br />—Lo sé, gracias.<br /><br />—Ahora contestarás mi pregunta —dijo acercándose a ella.<br /><br />—No.<br /><br />—Kytara, ¿quién te vio? ¿Uno de los hermanos? —Se estaba enojando, no quería que nadie la viera, ella era de él… solo de él.<br /><br />—Olvídalo, guerrero, no te lo diré —se acercó a él, moviendo seductoramente las caderas—. ¿Para qué quieres saberlo? —Ya estaban frente a frente. Estiró la mano y empezó a jugar con el borde de la sábana.<br /><br />Butch la acercó a su cuerpo, para que sintiera su erección.<br /><br />—Por nada, es solo que no me gusta que te miren otros machos —le dio un beso que demostraba su posesión hacia ella—. Eres mía, Kytara, y mataré a cualquiera que te toque —la volvió a besar y de un tirón le arrancó la camisa, la levantó en brazos, cayendo contra la puerta.<br /><br />Ella le devolvía los besos de manera feroz, igualándolo en la pasión. ¡Virgen Escriba, lo que le hacía sentir! Estaban pecho contra pecho, vientre contra vientre, sus sexos se tocaban, pidiendo ser acariciados, saciados por el otro. La mano de Butch recorrió su sexo, elevando la temperatura de su cuerpo a niveles infernales. Con un dedo la penetró, imitando el acto de penetración.<br /><br />—Butch… ¡Oh, Dios!<br /><br />Kytara quería que sintiera la misma pasión que la consumía, entonces bajando una mano hasta su pene, lo tomó. Aunque anteriormente lo había tenido que hacer con ambas porque en con una no cabía, empezó un vaivén que hacían soltar gruñidos a Butch.<br /><br />—Oh, pequeña… Sigue así… No pares…<br /><br />Entonces cuando sintió que alcanzaba un orgasmo, la penetró. Sintió las piernas que lo envolvían y lo encerraban, como una prisión.<br /><br />Con las manos la agarró del trasero, comenzando a entrar y salir de ella, en cada envestida, Kytara suspiraba y rogaba pidiendo más.<br /><br />Con sus manos le recorría la espalda, los brazos, el pecho, esos músculos que tanto la fascinaban, su boca hacía un recorrido desde sus labios por su garganta hasta llegar a sus hombros, que parecían poder sostener a la humanidad entera.<br /><br />Entonces sintió que un espiral iba recorriendo sus entrañas, con cada envestida de su guerrero iba creciendo, y llegó explotando en un tremendo orgasmo, clavándole las uñas en los hombros de Butch, soltó un grito, a la vez que él alcanzaba su propio clímax.<br /><br />Ambos quedaron contra la puerta sudorosos, con las respiraciones agitadas, en sus cuerpos quedaban las marcas del amor compartido.<br /><br />Cuando Kytara lo quiso soltar, Butch no se lo permitió. La abrazó más fuerte, llevándola a la cama, donde la depositó. Se acostó a su lado, atrayéndola hacia su cuerpo, acomodándola sobre su hombro y entrelazando sus piernas, la abrazó.<br /><br />Kytara soltó un bostezo, esos ejercicios la cansaban de manera alarmante. Acomodándose un poco más, cruzó un brazo por la cintura de él, quería estar lo más cerca posible de Butch.<br /><br />Él depositó un beso sobre su frente.<br /><br />—Duerme, pequeña, que yo cuidaré tu sueño.<br /><br />Ella sonrió adormilada.<br /><br />—¿Lo harás? Entonces ten cuidado con mis fantasmas —bostezó.<br /><br />—Por ti, me enfrentaré a todos.<br /><br />Un escalofrío recorrió la espalda de Kytara ante sus palabras, un presagio de los tiempos malos que se avecinaban.<br /><br />Antes de dormirse elevó un oración a los cielos: Por favor, que alguien escuche mi ruego, no permitan jamás que Butch se enfrente a la Virgen Escriba, ¡no lo quiero perder!<br /><br /> Y se durmió envuelta en sus brazos.<br /><br /><br />Continuará....Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-46229761475833572892015-11-10T03:14:00.000-08:002015-11-10T03:23:20.805-08:00Las protectoras de la noche. capítulo 10.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<br /><br /><br />Viene de <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/10/las-protectoras-de-la-noche-capitulo-9.html">Capítulo 9 </a><br />
<br />
<b>CAPÍTULO 10</b><br />
<br />
<br />
Hacía una hora que habían abandonado la mansión. Desde entonces Leliel no había pronunciado palabra, por el contrario, Rhage intentaba que hablara de algo. Pero si había que reconocerle algo a la guerrera, era su terquedad. Suspiró, ya cansado y molesto por la situación.<br />
<br />
—Creo que se nos haría mucho más corta la noche si habláramos de algo —Dijo intentando aminorar la tensión entre ellos.<br />
<br />
—No me gusta conversar mientras patrullo —dijo ella muy seca—. Si quieres hacer relaciones sociales, puedes irte a buscar a otra persona, nadie se va a enterar de que no estabas conmigo —habló Leliel mientras apresuraba el paso intentando dejarlo atrás, lo cual era bastante complicado debido a las zancadas que él daba.<br />
<br />
—¿No puede haber una tregua? —Dijo tomándola del brazo, que estaba cubierto por un guante, y girándola para que lo viera de frente—. Vamos, Lel, una tregua —habló en un tono bajo y seductor.<br />
<br />
Ella se soltó de su agarre de manera brusca.<br />
<br />
—Punto número uno —dijo marcando con su dedo—, para ti soy Leliel. Y punto número dos —dijo volviendo a marcar con su otro dedo—, ¿qué parte de “No”, no has entendido? —Preguntó con ironía—. ¿Es que acaso quieres que te empareje la otra nalga?<br />
<br />
Rhage siseó recordando el dolor.<br />
<br />
—Mmm… voy a comenzar a pensar que estás cortejándome —dijo divertido—. Siempre te comportas así con los machos, ¿no? Ahora entiendo por qué estás sola —habló antes de poder frenar sus palabras. Definitivamente seguía cagando la situación entre ellos.<br />
<br />
Se preparó, esperando que lo atacara con algo, pero no recibió nada de eso… Ella solamente se limitó a adelantarse para caminar sola.<br />
<br />
Leliel sintió una punzada de dolor por la realidad que le había hecho ver. Era verdad, ella estaba sola porque tenía un carácter de mierda, porque jamás había sido una hembra muy social. No tenía un físico atractivo, tenía el cuerpo muy trabajado para ser una hembra. Y sobre todo estaba maldita.<br />
<br />
Hacía quinientos años atrás era un guerrero y nunca nadie habría estado tan demente como para fijarse en ella como una hembra. Era muy respetada, pero solo por ser un guerrero y defender a la raza. Jamás había sentido el cariño de un macho, jamás ninguno había querido emparejarse con ella. Siempre le tuvieron miedo… Por supuesto que no los culpaba, ¿quién querría estar cerca de alguien que podía explotar, literalmente, en cualquier momento?<br />
<br />
—El hecho de que esté sola es una decisión mía, pura y exclusivamente mía —giró sobre sus talones y lo miró a los ojos—. Comienza a controlar esas palabras, porque no siempre puedo contener mis ganas de convertirte en extra crujiente.<br />
<a name='more'></a><br />
Rhage iba a hablar, pero ella lo tiró hacia un lado. La observó, tirado en el suelo, mientras abría batalla contra dos lessers.<br />
<br />
—¿Es que no te cansas de que te salve el culo? —Preguntó mientras con su mano transformada en una antorcha y se encargaba de pulverizarlos.<br />
<br />
De la nada aparecieron cuatro más, entonces Rhage dio batalla junto a ella. <br />
<br />
Un ruido extraño la desconcertó y eso le costó caer con una herida en el abdomen. Maldijo por lo bajo cuando vio la sangre en sus manos. Leliel levantó la vista para ver donde estaba Rhage, intentó levantarse para hacerle saber que estaba bien, pero un dolor agudo la hizo flaquear y caerse nuevamente. Jadeó y respiró profundamente, sabía que con algo del calor de su cuerpo pronto sanaría.<br />
<br />
De repente, hubo un destello de una brillante luz blanca y Leliel se vio obligada a cerrar los ojos por la claridad repentina. El terror la atravesó cuando el rugido de una bestia retumbó a través de la noche y mucho más cuando vio en lo que Rhage se había convertido. Era una especie de dragón cubierto de iridiscentes escamas moradas y verde lima. La cosa tenía una cola acuchillada con lengüetas, garras amarillentas y una negra melena salvaje.<br />
<br />
Leliel se olvidó de su herida y observó con asombro la escena que se estaba desarrollando a metros de ella. Vio como la bestia desgarraba el cuerpo de los lessers y de pronto comprendió porque él la entendía… Claro que ahora mismo no era momento de comprender nada. Lo siguió con la mirada mientras buscaba más cosas para destrozar, y entonces tuvo la loca idea de acercarse. <br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Kytara había llegado junto a Vishous y el poli. Como siempre, la unión entre sus hermanas le había dejado sentir cuando Leliel había sido herida. <br />
<br />
Cuando llegaron al lugar, quiso correr a ayudarla pero Butch se lo impidió y la oculto detrás de unos arbustos.<br />
<br />
—No podemos ir —dijo él casi susurrando.<br />
<br />
—¿Estás loco? —Dijo gritando Kytara—. No pienso dejarla con eso.<br />
<br />
—No creo que esté en peligro —dijo V, sorprendido—. Nunca nadie se había podido acerca a Raghe mientras estaba la bestia, no hay forma de que reconozca a nadie.<br />
<br />
Kytara observó de lejos como Leliel se acercaba al dragón. Desde allí parecía que estaba hablando. Los tres veían como ella se acercaba con cautela, la posterior confusión de la bestia y por último una especie de redención por parte de él. <br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Leliel estaba a escasos metros de Rhage, o lo que fuera que sea.<br />
<br />
—Tranquilo, muchacho —dijo cuando la bestia gruñó—. No te voy a hacer nada, no tengo intenciones de terminar como los chicos malos —ella extendió su mano muy lentamente para acariciar su piel, se sentía suave. Después de todo no era feo siendo una especie de dragón. Por alguna razón, tuvo la necesidad de abrazarlo y cuidarlo—. ¿Por qué no terminamos con esto y te ayudo a volver a casa, sí? —Preguntó de una manera suave y dulce. Jamás hubiera imaginado que podía existir una faceta dulce dentro de ella. Pero sin embargo ahí estaba, intentando calmar al dragón.<br />
<br />
La bestia ronroneó, y frotó su hocico suavemente en un costado de ella para luego dejar su cabeza descansando sobre sus patas delanteras. Hubo un brillante destello de luz tras el que se pudo ver a Rhage de nuevo, cubierto de sangre negra y temblando de frío.<br />
<br />
Leliel jadeó ante el brusco cambio, antes de que pudiera darse cuenta siquiera de lo que estaba haciendo, se quitó el abrigo que tenía e intentó cubrirlo, claro que su metro ochenta y cinco quedaba muy atrás de los dos metros diez de Rhage.<br />
<br />
Concentró toda su temperatura en las manos de forma cuidadosa para poder darle calor.<br />
<br />
—¿Cómo cuernos te llevo a la mansión, Rhage? —Dijo en voz baja. Él siseó cuando sintió el calor de ella sobre su piel—. Shhh… Tranquilo —dijo suavemente Leliel, concentrándose para que el calor solo calentara su cuerpo y no lo lastimara—. Soy yo, Leliel, estás a salvo.<br />
<br />
—¿Estás bien? —Preguntó, adolorido, intentado enfocar la vista, pero sin ningún resultado.<br />
<br />
Sintió como se oprimía su pecho, él había pasado de ser un vampiro a un dragón y de vuelta a ser un vampiro, pero estaba preocupado por ella.<br />
<br />
—Sí, grandote, estoy bien —dijo intentando disimular la gran confusión que sentía dentro suyo.<br />
<br />
—Lel, ¿estás bien? —Preguntó Kytara que llegaba junto con Vishous y Butch. Intentó corroborar si tenía alguna herida, pero su hermana se negó.<br />
<br />
—Luego, Kytara, hay que llevarlo a la mansión —dijo Leliel sujetándose la herida que tenía en el abdomen. Dolía como la mierda, pero poco le importaba.<br />
<br />
Mientras, los dos machos ayudaron a cargar a Rhage. Kytara y Leliel los seguían de cerca mientras se dirigían hacia el auto.<br />
<br />
Leliel no despegaba la vista del macho.<br />
<br />
—Yo… —hubo un silencio—. Yo…<br />
<br />
—Lel, está todo bien, pero tendrías que dejarme ver la herida —dijo Kytara intentado no hablar muy alto y con calma, sabía que podría ser catastrófico hacerla enojar ahora mismo. Podía sentir la confusión, el miedo, y la angustia de su hermana. Quería ayudarla, poder decirle que todo iba a estar bien. Pero no estaba muy segura de lo que iba a pasar.<br />
<br />
Leliel sonrió.<br />
<br />
—Estoy bien, todavía camino —dijo guiñándole un ojo.<br />
<br />
Rhage gruñó cuando Butch y Vishous lo colocaron en el auto.<br />
<br />
—Tranquilo, Hollywood, te llevaremos a casa.<br />
<br />
—Leliel —llamó con poca fuerza—, ¿dónde está? —Preguntó agarrando de la camisa a Vishous.<br />
<br />
Los machos se miraron entre sí y sonrieron.<br />
<br />
—Vuelve con Kytara, no entramos todos en el auto, Rhage —dijo Vishous, a lo que Rhage respondió con un gruñido—. Tranquilo. No estás en condiciones de pelear —hizo una pausa—, pero si quieres que venga, seguro que al poli no le va a molestar acompañar a Kytara —dijo con un alto grado de sarcasmo y por qué no, un poco de celos.<br />
<br />
Leliel se acomodó en el asiento del acompañante a pesar de las protestas de Rhage. Se sentó en el asiento de manera tal que podía estirar su mano. Desde algún lado de su consciente o inconsciente, le brotaron ganas de acariciar su cabello, y lo hizo, a pesar de la extraña mirada que le había dedicado Vishous. Tenía una gran cantidad de preguntas y muchas dudas, pero no podía pensar en ninguna de ellas ahora mismo. <br />
<br />
Cuando llegaron a la mansión, ayudó a Vishous a cargar el peso muerto de Rhage. A pesar de tener una gran complexión, le estaba costando demasiado cargarlo, sobre todo, debido a la herida en el abdomen, que había comenzado a sangrar nuevamente.<br />
<br />
—¡Mierda! —Dijo cuando vio que la mancha de sangre se volvía fresca.<br />
<br />
Vishous la miró y arqueó una ceja.<br />
<br />
—¿Por qué no nos dijiste que estabas herida? —Preguntó serio.<br />
<br />
Ella suspiró cansada.<br />
<br />
—Porque puedo curarme sola —dijo de manera cortante—. Además, nuestro amigo, el grandote está en peores condiciones —dijo restándole importancia a su herida.<br />
<br />
Entraron a la habitación de Rhage. Después de preparar el baño, Leliel con Vishous lo colocaron en la bañera.<br />
<br />
—Muchas gracias. Ahora ve a curarte esa herida —ella iba a protestar pero él levanto la mano—. Así no puedes cuidar de nadie, y si tus intenciones son esas… —dejó un suspenso de segundos, para luego volver a hablar—. Porque sé que lo son, mejor que estés en buenas condiciones, tiene el mismo proceso de recuperación que tú.<br />
<br />
Leliel no dijo nada, no supo si fue porque el macho tenía más claro sus sentimientos que ella o porque se sintió intimidada.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Definitivamente, no me sentí intimidada. ¿Entonces es porque el macho sabe más de lo que yo sé? Mierda, Leliel, era solo una batalla más del montón, no había necesidad de toda esta mierda de sentimientos, pensó mientras se terminaba de bañar. <br />
<br />
No le había llevado nada de tiempo curar la herida, a pesar de haber usado mucha energía manteniendo caliente el cuerpo de Rhage. <br />
<br />
Ella colocó una toalla alrededor de su cuerpo y salió del baño, secándose el cabello.<br />
<br />
—Era hora de que salieras, mujer —dijo Kytara sentada a los pies de la cama.<br />
<br />
Leliel dio un respingo y saltó hacia atrás.<br />
<br />
—Dios, Ky, casi me matas de un susto —dijo mientras se dirigía hacia una cómoda—. ¿Pasó algo, que estás aquí? —Preguntó mientras se colocaba la ropa interior.<br />
<br />
—Nop, solo vine a ver como estabas —dijo ella, observándola sin perder detalle.<br />
<br />
Leliel le mostró el abdomen.<br />
<br />
—¿Feliz? No hay marcas ni nada. Estoy bien, Ky, sólo fue un descuido mío —dijo mientras terminaba de colocarse unos pantalones tipo bermudas—. ¿Tú qué hiciste mientras volvías? —Preguntó picarona colocándose un top de entrenamiento.<br />
<br />
—Nada que no se pueda esperar. Supongo que nos debemos una charla entre las cuatro —respiró profundamente—. Más que nada, después de que Raysa se haya vinculado —Kytara abrió la puerta y la miró—. Supongo que no vas a pasar la noche en tu habitación, ¿no?<br />
<br />
Leliel bajó la vista.<br />
<br />
—No es por sentirme culpable. Ky, yo… —pero Kytara la interrumpió.<br />
<br />
—No pedí explicaciones, sólo era un comentario —le sonrió abiertamente—. Que descanses, Lel —dijo y luego salió del cuarto.<br />
<br />
—¡Oh, perfecto! Ahora resulta que todo el maldito mundo sabe más que yo. Sólo falta Nessa diciéndome: "Si no fueras tan terca, te darías cuenta de las cosas" —dijo imitando la voz de la guerrera, antes de salir de la habitación.<br />
<br />
Respiró profundamente antes de llamar a la puerta. Se sentía como una estúpida teniendo miedo. No, no era miedo, era vergüenza. <br />
<br />
Por favor, ¿justo tú, vergüenza? Se reprochó a sí misma. Estaba por irse cuando alguien abrió la puerta.<br />
<br />
—Ah, eras tú —dijo Vishous dándole paso—. Te estaba llamando, quería saber cómo estabas —dijo señalando a Rhage, que estaba recostado en la cama. Ella sintió como sus mejillas se ruborizaban, estuvo a punto de bajar la mirada—. Me voy a dormir, cualquier cosa, llámanos. De todos modos, va a dormir largo y tendido —dijo para luego cerrar la puerta tras él, dejándola ahí parada sin saber qué hacer, otra vez sorprendida.<br />
<br />
Ella se giró y lo vio descansando. Dudó en decirle que estaba ahí, pero prefirió no molestarle. Entonces se dirigió al sofá que había en un rincón de la habitación y se acurrucó ahí mismo, intentando despejar su mente.<br />
<br />
Desde la penumbra, observaba el cuerpo del macho. Su vientre estaba algo abultado y no había recuperado del todo su color habitual. Leliel estaba tratando de ordenar sus pensamientos, esa noche habían pasado demasiadas cosas y estaba tratando de asimilarlas de la mejor manera posible. <br />
<br />
Definitivamente era todo demasiado extraño, nunca le había pasado… O sea, jamás nadie se había preocupado por su bienestar. ¿Y ella? Sólo sufría si alguna de sus hermanas sufría.<br />
<br />
No, Leliel… no…, dijo comprendiéndolo. Vete de la habitación, abandona la mansión antes de que él lo sepa. Jamás podrías emparejarte, no tienes permitido enamorarte. Pero a pesar de las suplicas de su mente, se quedó ahí. Sentada. Esperando que él reaccionara.<br />
<br />
No supo cuanto tiempo había pasado, hasta que Rhage se movió y dejó escapar un gruñido. Saltó del sofá y fue hasta un lado de la cama.<br />
<br />
—¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —Preguntó suavemente.<br />
<br />
Él sonrió cuando escuchó su voz. A pesar de estar dolorido de pies a cabeza, su cuerpo reaccionó a su voz y se tensó.<br />
<br />
—Sí, a ti desnuda y debajo de mí —dijo mientras a tientas buscaba tener contacto con ella.<br />
<br />
Leliel tomó su mano, y mucho antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, había besado la palma de la mano de Rhage.<br />
<br />
—Mmm… No creo que estés en condiciones de pedir esas cosas —dijo sorprendida por su comentario.<br />
<br />
Rhage dejó escapar una pequeña risa.<br />
<br />
—Eso significa que… —ella lo silenció posando un dedo en los labios de él—. Eso significa que no estás en condiciones de pedir nada —dijo peinando su cabello—. De verdad, Rhage, ¿qué necesitas?<br />
<br />
Él dejó escapar un suspiro de cansancio.<br />
<br />
—Sólo recuéstate conmigo.<br />
<br />
Leliel sintió como su pecho se oprimía y en su estómago comenzaban a danzar mariposas. Se rió ante el pensamiento tan al estilo de Raysa. Entonces hizo lo más sorprendente de todo: Corrió las sábanas y se acurrucó sobre el pecho de él.<br />
<br />
Ninguno de los dijo nada, simplemente se limitaron a hacerse compañía. Mañana sería otro día y hablarían de todo lo que ellos quisieran.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Horas más tarde, Leliel se despertó por un golpe molesto. <br />
<br />
Abrió los ojos y le costó un poco reflexionar respecto a donde estaba. <br />
<br />
Se sonrojó cuando vio el torso desnudo de Rhage. Se veía hermoso cuando dormía. A pesar de haber tenido los cambios que tuvo la noche anterior y el extraño color en su piel, se podía ver que estaba descansando.<br />
<br />
Volvió la vista a la puerta cuando esta se abrió y dejó ver a Nessa con algunas ropas de ella, a lo que Leliel sonrió.<br />
<br />
—¿Buenos días? —Dijo dudando de la hora que era. Supuso que era de día porque las persianas todavía seguían bajadas—. Gracias por la ropa —dijo cuando las dejó sobre un sillón.<br />
<br />
—Es un placer. Cuando quieras —respondió Nessa, que se quedó plantada allí, junto al sillón.<br />
<br />
Leliel se sonrojó, la situación era un poco… bochornosa.<br />
<br />
—¿Necesitas algo? —Le preguntó, ya que su hermana seguía allí.<br />
<br />
—¡Oh! No, nada.<br />
<br />
Y no se movió.<br />
<br />
Leliel, con graaan esfuerzo, salió de su refugio bajo las sábanas y dentro de los brazos de Rhage. Por suerte, estaba vestida.<br />
<br />
Nessa sólo la observaba, con una gran y estúpida sonrisa que apenas cabía en su pequeña cara.<br />
<br />
—¿Sabes, Ness? Me estás poniendo nerviosa, ¿qué quieres?<br />
<br />
—Oh, nada. Sólo quería saber cómo se encontraba Rhage.<br />
<br />
—Está cansado, pero se encuentra bien. Durmió tranquilamente toda la noche.<br />
<br />
—Oh, y tú lo sabes de primera mano, ¿no es así?<br />
<br />
Así que ya se estaban acercando al meollo de la cuestión. No importaba lo cerca del milenio que estuvieran, su hermana era una auténtica mocosa.<br />
<br />
—Sí, estoy segura al decir que durmió tranquilamente.<br />
<br />
—Dijiste que no le pedirías perdón —comentó como quien no quiere la cosa, mientras observaba el techo de la habitación.<br />
<br />
—No, no lo hice —le respondió Leliel.<br />
<br />
—Oh, no, estoy segura que no le dijiste "Discúlpame, Rhage".<br />
<br />
—¿Entonces por qué preguntas? —Su tono se estaba volviéndo algo cortante.<br />
<br />
—Bueno, ya sabes lo que dicen, que algunas personas se expresan mejor con actos que con palabras.<br />
<br />
—¡Como tú, maldita sea! —Maldita chiquilla irritante, se merecía que la asara a fuego leeeeeento—. ¿Por qué no dices lo que viniste a decir y ya?<br />
<br />
—Hermana, tu desconfianza me hiere —le dijo con una mueca que seguramente pretendía parecer afligida—. Sólo vine a asegurarme que todo estuviera bien y que no necesitaras ayuda con algo.<br />
<br />
Leliel la tomó del brazo, quemándola, haciéndole saber lo malditamente enojada que estaba y la sacó de la habitación.<br />
<br />
—¡Con un demonio, Nessa! ¿Qué mierda estás insinuando? Es lo único que te faltaba… Ahora me tratas de puta —dijo mientras su cuerpo comenzaba a chispear.<br />
<br />
El rostro de su hermana pasó en un segundo de ser divertido a totalmente inexpresivo.<br />
<br />
—Sabes, yo había venido con la mejor de las intenciones y tú como siempre tomas todo para cualquier lado, siempre a la defensiva.<br />
<br />
Leliel se quedó asombrada y luego pasó a estar avergonzada. Como siempre había cagado la situación entre ellas una vez más.<br />
<br />
—Yo… Yo lo siento, Ness —dijo apenada.<br />
<br />
—Está bien, no te molestes. Pero en algún momento tendremos que hablar. Ahora ve, no lo descuides por mi culpa.<br />
<br />
Nessa se dio la vuelta y desapareció por el corredor.<br />
<br />
Maldita sea, si se lo hiciera más simple y dijera las cosas de una maldita vez, ella no tendría que estar interpretando todas esas idioteces.<br />
<br />
Sacándose a su hermana de la cabeza por el momento, volvió a entrar en la habitación.<br />
<br />
Rhage estaba despierto, su piel aún tenía mal aspecto, pero al verla entrar todo malestar desapareció y una gran sonrisa iluminó su rostro. No pudo menos que sonrojarse.<br />
<br />
—¿Pasó algo? Oí que discutías con alguien —le preguntó.<br />
<br />
—Buenos días, ¿cómo te sientes? —Se acercó a la cama y se sentó a su lado.<br />
<br />
—No evadas mi pregunta, Leliel —dijo estirando la mano para acariciarla, a lo que ella respondió levantándose, dejándolo un tanto confundido.<br />
<br />
Dudó por unos instantes antes de comenzar a hablar.<br />
<br />
—Sabes, yo… Yo siempre atino a mal entender las cosas, las situaciones. Desde que tengo uso de razón que vivo a la defensiva y eso son muchos… demasiados años. De mis hermanas, con quien más enfrentamientos tengo, es con Nessa —dijo mientras se le dibujaba una sonrisa en el rostro—. La quiero muchísimo, pero supongo que es porque somos muy… —hizo una pausa para encontrar la palabra indicada—, volátiles. Siempre solemos terminar peleando —dejó escapar una risa recordando muchas cosas—. Nunca existe la paz entre nosotras. Igual, supongo que todo te marca. Como creo que alguna vez te grité, mis padres fueron convocados por la Virgen Escriba para que dieran a luz un macho. La camada en aquel entonces era grande, pero no había machos fuertes como para hacer las rondas, defender a los civiles. Por lo que unieron a mi padre que era un excelente guerrero y a mi madre que era una de las hembras que mejor sabía defenderse. Cuando nací yo, supongo que se llevaron una pequeña desilusión, la Virgen Escriba rechazo el bebé… ni como elegida quiso tomarme —se rió con amargura, pero siguió divagando por la habitación, su cuerpo comenzaba a tomar calor y no podía quedarse en un lugar sin dejar una pequeña quemadura—. Entonces la Virgen Escriba tuvo una increíble idea: Maldecirme. Claro, si iba a tener una niña que criar lo iba a hacer sacándole provecho. Pero la muy… —ella se mordió las palabras—. Me maldijo y me dejó a la buena de Dios. ¿Sabes? Para cuando cumplí quince años había matado a tres personas y había quemado a mucha gente, nadie quería saber nada de mí, ni mucho menos estar conmigo. Hasta que estuve cercana a la transición y entonces vino por mí.<br />
<br />
Rhage se acercó a ella y la sujetó suavemente de ambos brazos. Leliel lo miró confundida, hacía mucho tiempo que no hablaba con nadie de esto.<br />
<br />
—No importa lo que seas o lo que hagas, estamos en igualdad de condiciones —dijo un poco en broma.<br />
<br />
Leliel negó, mientras luchaba por no derramar una sola lágrima.<br />
<br />
—No Rhage, no entiendes. Yo maté a mucha gente. Gente que no merecía morir. Hace tan solo minutos atrás le quemé el brazo a Nessa. Nunca sé cómo voy a reaccionar, nunca sé que voy a soñar sin que las chicas me despierten porque hice combustión. No puedo tan solo siquiera saber lo que puede pasar el día que tenga sexo con alguien, yo…<br />
<br />
Rhage interrumpió toda palabra de ella colocando un dedo sobre sus labios.<br />
<br />
—Te diría que podríamos intentarlo, pero supongo que recibiría alguna especie de castigo de tu parte —dijo divertido, a lo que Leliel asintió sonriendo—. Pero quizás… —dijo rozando sus labios con los de ella, que simplemente se quedó ahí quieta como si estuviera hipnotizada. No podía dejar de mirarlo a los ojos. Si tan solo pudiera alejarse de él y evitar todo esto… pero él volvió a hablar—. Podríamos comenzar… —rozó suavemente sus labios y los mordisqueó—, de a poco —dijo para luego profundizar el beso. <br />
<br />
Ella estaba fuera de sí, quería poner espacio entre ellos. En cambio, colocó sus brazos alrededor del cuello de él y hundió sus manos en el cabello. <br />
<br />
Rhage con sus manos delineó las curvas de su cuerpo y se aferró a la cintura de ella. <br />
<br />
Sus bocas se buscaban, sedientas y hambrientas la una de la otra. Ella mordisqueó sus labios. Él introdujo la lengua en su boca, explorando cada rincón. Leliel siguió su ritmo, y pronto se comenzó a debatir una batalla por ganar territorio. <br />
<br />
Un escalofrío de excitación recorrió el cuerpo de ambos.<br />
<br />
Los dos eran conscientes de que pronto no habría vuelta atrás, pero ambos se negaban a abandonar los labios del otro. <br />
<br />
La puerta se abrió dejando ver a Fritz, que se quedó inmóvil.<br />
<br />
—Disculpe, amo, como no bajaron a desayunar, me tomé el atrevimiento de traerles algo para que coman aquí —dijo un poco incómodo.<br />
<br />
Rhage sonrió al ver la expresión de vergüenza en el rostro de Leliel, sus labios rojos, hinchados y sus mejillas color carmesí la hacían ver hermosa.<br />
<br />
—Está bien, Fritz, muchas gracias por todo —dijo sin apartar la mirada de ella.<br />
<br />
—Cualquier cosa que necesiten, háganmelo saber —dijo, para luego cerrar la puerta tras él.<br />
<br />
Leliel no podía emitir palabra. Sentía que su cuerpo no le pertenecía y sólo respondía ante Raghe. Estaba enojada consigo misma por ser débil ante el macho, pero se sentía tan bien que podría estar junto a él tanto tiempo como él demandara. Se sorprendió ante la manera en que su mente había reaccionado. <br />
<br />
Rhage elevó una mano para rozar la mejilla de ella.<br />
<br />
—Me gustas, Leliel, y si fuera por mi te tomaría ahora mismo y… <br />
<br />
Ella colocó un dedo sobre sus labios.<br />
<br />
—Tienes que alimentarte y yo definitivamente necesito un baño —dijo mostrando una hermosa sonrisa. Cuando él iba a protestar por los planes de ella, Leliel presionó sobre sus labios un pequeño beso y entró al cuarto del baño, dejando a Rhage sorprendido. Sonrió al darse cuenta el avance que había logrado.<br />
<br />
Después de algunos minutos bajo la lluvia del baño y sin poder acomodar siquiera una idea en limpio, salió de la bañera y se secó el cuerpo para luego colocarse la ropa que le había traído Nessa. Definitivamente después se acordaría de matarla por haberle llevado una minifalda habiendo una cantidad importante de pantalones en su ropero.<br />
<br />
Leliel aspiró profundamente el aroma de las toallas hasta embriagarse con el olor a Rhage. <br />
<br />
Se dijo a sí misma que no le molestaría llevar el olor de él en su piel, después de la vinculación, lo que la llevó a sonreír como una tonta. Pero el miedo la invadió, cuando le vinieron a la mente las palabras de la Virgen Escriba: Jamás podrás vincularte, Fuego, limítate a defender a la raza, le había dicho cuando le pidió que retirara la maldición con la que cargaba.<br />
<br />
Sacudió la cabeza como queriendo alejar aquellos recuerdos y después salió del cuarto de baño. Por una vez, tan solo por una vez, no iba a recordar su pasado.<br />
<br />
La voz de Rhage la sacó de aquellos pensamientos.<br />
<br />
—Te estaba esperando —dijo con voz sensual y observándola en detalle, fijando la vista en sus piernas, largas y contorneadas—. Ven, siéntate junto a mí. Quiero alimentarte, Leliel.<br />
<br />
Ella frunció los labios.<br />
<br />
—¡Oh! Muchas gracias por la oferta, pero por suerte aprendí a comer yo solita hace algunos siglos atrás.<br />
<br />
Rhage negó con la cabeza.<br />
<br />
—Leliel, déjame alimentarte —dijo con la voz cargada de sensualidad, una sensualidad a la que ninguna hembra cuerda podría negarse, pero, ¿quién dijo que yo estaba cuerda? Se preguntó a sí misma. <br />
<br />
Leliel tomó un trozo de fruta, desafiándolo, como si fuera a llevárselo a la boca pero él le sujeto la mano.<br />
<br />
—Sabes que negarte es una ofensa, que si lo quiero hacer…<br />
<br />
Pero ella lo interrumpió.<br />
<br />
—No, no sé si es una ofensa o no. Nosotras antes no teníamos tiempo para esto. Además ya te lo expliqué, los machos me tenían miedo, jamás me vieron o nos vieron como hembras —dijo ella dándole la espalda, nunca había llorado frente a nadie, excepto sus hermanas.<br />
<br />
—Entonces déjame demostrarte que para mi eres la hembra más sexy que he conocido, que no te tengo miedo más que cuando estás un poco molesta y amenazas con freírme —dijo rozando con su mano uno de los brazos de ella, la obligó a que lo viera a los ojos y de la manera más dulce y sensual le habló—. Tan solo déjame alimentarte. No quiero nada más que demostrarte lo que eres para mí.<br />
<br />
Rhage la invitó a tomar el trozo de fruta que tenía entre los dedos, pero ella movió la cabeza a un lado, esquivándolo. <br />
<br />
Leliel caminó molesta por la habitación.<br />
<br />
—Explícame: ¿Qué tienes? —Preguntó, a lo que Rhage frunció el ceño sin entender la pregunta—. ¿Qué es lo que haces? ¿Por qué no puedo resistirme? ¿Por qué siempre me estás buscando? —Él iba a responder, pero ella lo interrumpió—. Esto no está bien, Rhage, no es la idea. Me despertaron con un propósito y no es exactamente para estar de novia con nadie. No puedo estar contigo, no con esta maldición. Con un demonio, Rhage, ¿por qué tuviste que aparecer? Estaba más que bien sola, sin ti. Por todos los cielos, no lo tomes a mal, pero no tenía que preocuparme por si hería a alguien o no…<br />
<br />
Rhage la interrumpió.<br />
<br />
—Bien, perfecto. Si es lo que piensas, ahí tienes la puerta. Absolutamente nadie te retiene aquí dentro —dijo molesto—. Mierda, Leliel, ¿qué más quieres que haga para que confíes en mí? Hice todo lo humanamente posible y sigues ahí, encerrada en ti misma. Entiendo que pasaste por momentos de mierda, pero… Pero… Nada, olvídalo —dijo decepcionado y enojado con ella de tal manera que estaba muy tentado en darle una buena patada en el culo por terca. Pero se limitó a meterse en el baño y abrir el grifo para llenar la bañera, necesitaba despejar su mente.<br />
<br />
Ella se quedó rígida. Otra vez había cagado la situación con Rhage. Respiró hondo para calmarse y no incinerar la habitación. Había estado todo mal, ella estaba mal. Había sido, perdón, era muy injusta con él. Siempre que había intentado acercarse, hacerla sentir bien, ella sólo se había limitado a espantarlo, atacarlo, amenazarlo.<br />
<br />
—No es que no te quiera cerca, sólo quiero protegerte de mí —dijo casi en un susurro y por eso se dio cuenta que estaba más que perdidamente enamorada de él.<br />
<br />
Leliel tenía dos opciones: Una era salir huyendo y nunca más volver, cosa que no haría porque no nacía de ella el hecho de huir. O bien quedarse y afrontar la situación.<br />
<br />
Con este pensamiento sonrió y sintió como sus mejillas se cubrían de un color carmesí.<br />
<br />
Se levantó muy decida y entró al baño sin siquiera pensarlo, para encontrarse con Rhage que recién salía de la bañera. Se quedó asombrada con la maravilla que sus ojos veían, claro que no era la primera vez que lo veía. Pero sí era la primera vez que le prestaba atención al macho. Tenía la mandíbula perfectamente cuadrada. Sus labios llenos pedían a gritos ser besados hasta saciarse de ellos, si es que alguna vez ocurría. Su cabello grueso y ondulado caía mojado sobre sus hombros de gran complexión.<br />
<br />
Rhage era muy musculoso. No tenía absolutamente un gramo de grasa. Su piel dorada despedía sexo y sensualidad. <br />
<br />
Tenía el cuerpo más hermoso y perfecto que alguna vez había visto. Se preguntaba cómo se sentiría estar bajo ese cuerpo, rodeada por sus brazos, ser penetrada por él. Se mordió los labios cuando vio su sexo. Es grande, se dijo mentalmente. Muy grande… y estás haciendo el ridículo, se recordó cuando pudo observar la cara de satisfacción de Rhage. Vamos mujer, di algo. <br />
<br />
—Eeehhh… Estem… —¡Oh! Perfecto, siempre funciona algo estúpido como eso. Gruñó por lo bajo y respiró profundamente—. Yo… —frunció los labios—. Mejor espero afuera —dijo dando media vuelta para salir.<br />
<br />
La tomó del brazo y la hizo girar para dejarla frente a él. <br />
<br />
La miró con deseo. La besó de manera desenfrenada. Mordisqueó sus labios e invadió la boca de ella con su lengua. Pronto Leliel comprendió el ritmo de su beso, entonces sus lenguas danzaron con un ritmo propio. <br />
<br />
Sintió su erección crecer y golpear en su vientre. Esto la excitó mucho más. Con sus manos delineo cada músculo de su espalda y arañó suavemente la piel.<br />
<br />
Enredó sus dedos en el cabello de él, tironeando suavemente.<br />
<br />
Rhage acariciaba como un poseso la suave piel de Leliel, delineó cada curva de su cuerpo. Desesperado, abandonó su boca para realizar un camino de besos hasta su cuello, mordió y tironeó la piel, lo que hizo que Leliel gimiera. Bajó un poco más para encontrarse con sus pechos, mordisqueó sus pezones por encima de la ropa. <br />
<br />
Ella estaba entregada, a su merced. <br />
<br />
Él no pudo contenerse mucho más, entonces la tomó de las caderas y la subió al mármol del lavabo. Hizo que ella rodeara sus caderas con sus piernas. Leliel sintió profundamente su erección, sintió como su cuerpo reaccionaba ante su miembro.<br />
<br />
Rhage quiso retirar su ropa interior. <br />
<br />
Ella sintió como su cuerpo hervía, tenía la sensación de que pronto iría a estallar. Entonces el miedo la invadió.<br />
<br />
—Rhage, no —dijo tirándolo hacia un costado. Abrió con torpeza el grifo de agua fría y se metió bajo la lluvia del baño.<br />
<br />
Él observo incrédulo la escena, pero se obligó a reaccionar. Se colocó un pantalón de gimnasia.<br />
<br />
—Leliel —llamó de manera suave—. Lel —dijo acercándose un poco a ella y tocando su brazo. Estaba hirviendo. Lo sentía hervir pero no le hacía daño alguno. Entonces entró a la bañera con ella y la abrazó, a pesar de las protestas de la hembra—. Shhh, estoy aquí. No me va a pasar nada, leelan, porque tú no quieres lastimarme —dijo con un suave tono, mientras acariciaba su cabello.<br />
<br />
Ella asintió con los ojos llenos de lágrimas.<br />
<br />
—Perdón… yo… no… Perdón —dijo escondiendo su cabeza en el pecho de él. <br />
<br />
Rhage acarició su corto cabello rubio.<br />
<br />
—Voy a buscar algo para secarte —dijo besándola en la mejilla.<br />
<br />
Después de unos minutos ambos estaban en la cama. En silencio. Haciéndose compañía mutuamente. <br />
<br />
Ninguno había emitido palabra cuando salieron del baño. Fue Leliel quien rompió el silencio.<br />
<br />
—Sabes, es la primera vez que estoy tan cerca de alguien. No quise arruinarlo todo, pero no sabía si te estaba quemando. Tuve miedo de herirte —dijo ella que tenía el mentón apoyado sobre el pecho de Rhage, mirándolo con los ojos vidriosos.<br />
<br />
Rhage sonrío, besó la palma de su mano.<br />
<br />
—Soy más que consciente que jamás me harías daño. Bueno, exceptuando cuando te encerré en el gimnasio, entre otras situaciones como…<br />
<br />
Ella lo interrumpió.<br />
<br />
—Bien, bien, entendí —Leliel besó el torso desnudo de él—. Eres muy bueno —dijo acariciando su rostro—. ¿Qué es lo que hiciste para merecer tal castigo? —Preguntó un tanto curiosa.<br />
<br />
Rhage sonrío con melancolía. Se tensó cuando los recuerdos lo golpearon en su mente. Ella sintió como su estómago se encogía al sentir la cantidad de emociones que invadían a Rhage. Quería observar en su mente todos aquellos recuerdos, pero se limitó a esperar a que él le contara.<br />
<br />
—Maté a un búho.<br />
<br />
Leliel arqueó una ceja.<br />
<br />
—Sabía de su pasión por los pájaros, pero nunca llegue a pensar que fuera a tal extremo.<br />
<br />
Rhage le sonrió y besó sus labios.<br />
<br />
—En verdad, hice algo más, pero digamos que matar un pájaro fue la gota que derramó el agua del vaso —ella lo observó expectante. Rhage hizo una pausa durante largo rato—. Cuando era joven, después de mi transición, digamos que era incontrolable. Tenía mucha fuerza y energía, pero lamentablemente era estúpido cuando la utilizaba —él volvió a meditar las palabras—. O sea, no era malo solo… era muy tonto. Además de mujeriego —dijo un tanto avergonzado—. Dormía con mujeres que eran las shellans de otros hombres. Jamás fue la intención joder a nadie, sólo tomaba lo que se me ofrecía —él negó con la cabeza—. Era un desastre, me alegra que no me conocieras entonces.<br />
<br />
Leliel sintió como se formaba un nudo en su estómago, sabía de primera mano lo que era ser un desastre en la vida.<br />
<br />
—Antes de entrar a la Hermandad me encontré con una mujer. Digamos que la quería, pero ella no quería saber nada de mí hasta que fui alistado por la Hermandad. Entonces cambió. Los guerreros la excitaban. Sólo quería estar con alguno de los hermanos. Entonces una noche la llevé al bosque y para impresionarla le mostré mis dagas y armas. Ella jugaba con mi rifle y de repente se le cayó de las manos. Escuché que algo golpeaba sobre el suelo. Era un búho, y cuando lo tomé en mis manos pude sentir su ligero peso. Siempre me decía que porque no quería hacer daño, nada de lo que pasara era culpa mía, pero en realidad me di cuenta de que por mi descuido, el pájaro había muerto, yo era responsable aún cuando no fui el autor de la muerte —se aclaró la garganta—. El búho era tan frágil y pequeño comparado conmigo que se desangró y murió. Estaba buscando donde enterrarlo, cuando la Virgen Escriba llegó. Estaba lívida. Tomó el cuerpo de mis manos y le devolvió la vida al pájaro. El alivio que sentí cuando aquel pájaro voló fue enorme, pero ese alivio duró muy poco tiempo, porque entonces ella me miró. Me maldijo y desde entonces, cuando me descontrolo, la bestia sale. Con el paso del tiempo le fui encontrando el lado positivo, o sea, me ha enseñado a regular mi energía, mis caprichos, a respetar las consecuencias de todas mis acciones —se rió un poco—. Sé que ella me odia, pero al final me hizo un favor —dijo guiñándole un ojo—. Igual, creo que tendría que aprender a negociar, ¿no? Porque maté un pájaro y conseguí una bestia.<br />
<br />
Leliel negó divertida por el buen humor de él.<br />
<br />
—Digamos que no estás tan equivocado. ¿Y tiene fecha de caducidad el castigo o te acompaña hasta los últimos días como el mío?<br />
<br />
Rhage sintió una punzada de dolor, sabía lo molesto que era tener que convivir con el dragón, pero al final ya se había acostumbrado y hasta podría decir que lo tenía un poco controlado, pero ella tendría que vivir siempre así.<br />
<br />
—Mmm… Me quedan noventa y un años más de convivencia. Luego desaparecerá —estas últimas palabras sonaron a melancolía.<br />
<br />
Ella iba a hacer una acotación, pero prefirió callar.<br />
<br />
—Descansa Rhage, que en unas horas tendremos que salir de la habitación —dijo sonriéndole.<br />
<br />
Él besó suavemente sus labios.<br />
<br />
—Quiero dormir contigo las noches siguientes —dijo casi en forma de suplica—. Poder sentir tu aroma cada noche. Tan solo dormir, Leliel —aclaró cuando sintió la confusión arremolinarse en la mente de Leliel—. Sólo quiero tenerte siempre conmigo, no me molesta esperar.<br />
<br />
Ella sintió que podía morir en ese mismo momento. Rhage era el macho más dulce que jamás había conocido. Iba a buscar la forma de poder complacerlo…<br />
<br />
—Después lo hablamos, ¿sí? —Dijo besando sus labios—. Ahora descansa, mi pequeño grandote.<br /><br /><br />Continuará....Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-66085663187471520012015-11-10T02:51:00.002-08:002015-11-10T02:51:35.983-08:00En la piel del Lobo. By Calista. Capítulo 9. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s1600/en+la+piel+del+lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s320/en+la+piel+del+lobo.jpg" width="230" /></a></div>
<br /><b><span style="color: red; font-size: large;"><br />AVISO: CONTENIDO PARA MAYORES DE 18 AÑOS. </span></b><br /><span style="font-size: large;"><br /><b><br />CAPÍTULO 9</b></span><br /><br />viene de <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/10/en-la-piel-del-lobo-capitulo-8-by.html">capítulo 8</a><br /><br /><br /><i>Dos noches después…</i><br /><br /><br /><br /><br />Calista estaba sentada en el sofá mirando una película y comiendo palomitas cuando una voz la hizo sentarse derecha desparramando las palomitas por todas partes.<br /><br />—¡Calista Dikastis que diantres haces sentada en ese sofá! —le dijo una muy enfadada Kyra.<br /><br />Calista se llevó la mano al corazón tratando de serenarse.<br /><br />—¡Diablos Ky! Si no fuera inmortal, estaría seriamente preocupada porque casi me matas del susto. —Gruñó molesta mientras se sacudía la comida.<br /><br />—No contestaste mi pregunta hermanita —arremetió mientras se paraba enfrente con las manos en la cintura—. ¿Qué diablos haces sentada con tanta calma en ese sofá?<br /><br />La joven diosa la miró como si estuviera loca. Después se enfadan conmigo, pero evidentemente el despiste es de familia pensó para sus adentros antes de responderle con mucha lentitud para que la entendiera.<br /><br />—Aparentemente estaba mirando una película justo en el momento en que decidiste hacer tu maquiavélica aparición —le recordó.<br /><br />—No, no, no Calista… era una pregunta retórica —le dijo suspirando—. Me refería a que sé que no hablaste con Fang aún, por eso mi pregunta. —Le explicó ahora ella con lentitud a su hermana pequeña. Si no fuera porque conocía a su hermana diría que su comportamiento era ex profeso.<br /><br />Calista bajó la mirada avergonzada, mientras el rubor le teñía las mejillas.<br /><br />—Todavía no junté coraje para… él tampoco me llamó y…<br /><a name='more'></a><br />Kyra la interrumpió mientras la tomaba de la mano y la levantaba del mullido sillón.<br /><br />—No vamos a discutir sobre esto Cal, realmente tienen que hablar. El emparejamiento para los weres es cosa seria, además solo tienen tres semanas para… —estaba a mitad de la frase cuando su hermana la miró escéptica y la interrumpió.<br /><br />—Ajá, tú sabes todo sobre ese tema ¿verdad? —preguntó mientras se cruzaba de brazos.<br /><br />Si las miradas mataran la joven diosa estaría muerta en estos momentos.<br /><br />—Mi situación no cuenta —le dijo Kyra con los dientes apretados—. Vane y yo ya hemos hablado sobre el tema, a diferencia de otras personas —le dijo mientras la miraba significativamente—. Lo estamos llevando con calma —finalizó con una sonrisa que no pudo contener al hablar del lobo.<br /><br />Calista rió al ver el rostro iluminado de su hermana.<br /><br />—Guau, nunca pensé verte así hermanita…<br /><br />—No me cambies de tema Calista Rose —la reprendió su hermana y como cada vez que lo hacía le agregaba nombres—. Te vas a cambiar ese horrible pijama rosa e iremos al Santuario, seguramente cierto lobo debe estar juntando valor para aparecerse por aquí, lo sé de buena fuente —le dijo mientras le guiñaba un ojo y la empujaba hacia su habitación—. Por cierto… Ponte sexy —finalizó con una risa cómplice.<br /><br />Sin mucho más que agregar a la orden de su hermana Calista se fue a cambiar. Optó por una minifalda negra, una camiseta roja, botas de taco fino, el cabello suelto y un poco de maquillaje.<br /><br />Cambiada, entró a la sala mientras su hermana mayor silbaba apreciativamente.<br /><br />—Bueno eso es lo que llamo un cambio positivo —le dijo mientras la tomaba del brazo y destellaban en el callejón cercano.<br /><br /><br /><br /><br />Dev las saludó, pero justo cuando Calista pasaba a su lado la miró sorprendido y soltó una risita.<br /><br />—¡Oh por todos los dioses, el lobo está tan perdido! ¿No tienen una hermana más? Aún queda Fury —dijo mientras trataba de contener las carcajadas ganándose una mirada molesta de las hermanas—. Lo siento… Es que no pude dejarlo pasar —dijo mientras carraspeaba tratando de calmarse.<br /><br />Haciendo caso omiso al oso, entraron al lugar, que como todas las noches estaba a reventar.<br /><br />Se dirigieron a la barra mientras ignoraban las lascivas miradas que les brindaban los especímenes masculinos del lugar.<br /><br />—¿Cerveza o Tequila? —preguntó Kyra.<br /><br />Calista nerviosa miraba a todos lados.<br /><br />—Tequila —respondió mirándola brevemente.<br /><br />—Tranquila hermanita, debe estar rondando por el lugar, deja que se acerque —le dijo mientras bebía de un sorbo su shot de tequila.<br /><br />Lo sé, pensó Calista para sus adentros, puedo sentirlo, puedo sentir como cosquillea mi piel, sé que me está observando.<br /><br />—Lo sé —respondió escuetamente mientras bebía también.<br /><br /><br />Fang se atragantó con la cerveza y se movió inquieto, Fury lo observó curioso, siguió su mirada y soltó una carcajada al ver el motivo del nerviosismo de su hermano.<br /><br />—Bueno hermanito, ya llegó el momento de que dejes de darle largas al asunto y lo enfrentes como un lobo —le dijo mientras palmeaba su espalda, ganándose una mirada cargada de rencor de Fang—. Ya, en serio, ¿De qué tienes miedo? ¿Por qué no vas y le hablas de una buena vez? ¿Quieres ser impotente el resto de tu patética vida —lo provocó para que reaccionara.<br /><br />—No tengo miedo —le contestó con los dientes apretados. Si claro lobo cobarde le dijo la vocecita por dentro, no tienes miedo, estás realmente aterrorizado—. Y por supuesto que no quiero ser impotente el resto de mi vida, simplemente le estoy dando tiempo a que…<br /><br />Lo que sea que estuviera por decir se le escapó de la mente cuando su mirada se topó con la de Calista. Contuvo el aliento al recorrerla con la mirada, poniéndose incómodamente duro, no necesitaba tocarla, simplemente estar en el mismo cuarto que ella lo excitaba de una manera que nunca había experimentado.<br /><br />Pecas… Estás hermosa, dijo para sus adentros mientras recorría las largas piernas con la mirada.<br /><br />Calista sintió que la sangre se convertía en lava al sentir la mirada del lobo deslizarse por su cuerpo.<br /><br />Dioses y ni siquiera me ha tocado pensó mientras la recorría un estremecimiento. Ven, lo llamó, acércate… susurró por dentro.<br /><br />Como si fueran arrastrados por hilos invisibles se fueron acercando, mientras sus acompañantes los miraban con una sonrisa satisfecha en el rostro y desaparecían.<br /><br />Quedaron uno frente a otro, separados por unos simples centímetros, pero sin tocarse, sólo se miraban a los ojos.<br /><br />Fang la tomó de la mano y la guió a un sitio oculto a la vista de los curiosos.<br /><br />—Pecas yo…<br /><br />—Fang yo…<br /><br />Ambos rieron nerviosos al hablar al mismo tiempo.<br /><br />Quiero decirte tantas cosas que no sé por donde empezar pensaba Fang por dentro.<br /><br />—Tú primero —le dijo Fang.<br /><br />Calista rió nerviosa, mientras bajaba la vista ruborizada.<br /><br />No sé que decirte dioses, sólo quiero que me abraces gimió por dentro Calista.<br /><br />—Vaya si es un momento incómodo —le dijo mientras se llevaba las manos a las acaloradas mejillas.<br /><br />Fang siguió el gesto de las manos y sin poder contenerse la tomó de la nuca y la besó hambriento.<br /><br />La joven ahogó un gemido mientras profundizaba ella el beso, guiando su lengua a encontrarse con la lengua del lobo. Lo abrazó por el cuello mientras pegaba su cuerpo al de Fang.<br /><br />Fang soltó un gruñido mientras la abrazaba por la cintura y una de sus manos se deslizaba hasta el trasero femenino, haciéndola soltar un suspiro de satisfacción mientras ahondaba aún más el beso.<br /><br />Fang se separó brevemente, miró si alguien estaba cerca y los destelló al baño del Santuario.<br /><br />Calista soltó una risita ronca cuando lo vio trancar la puerta apresurado, que luego la risa se convirtió en gemido de placer cuando la apresó contra la pared presionando su excitación contra ella.<br /><br />Mordisqueó la fuerte mandíbula mientras sentía como las manos callosas se abrían paso a través de su camiseta, bajándole los breteles y acariciándola extasiado. Dejó que le quitara la camiseta, luego ella hizo lo mismo mientras la dejaba caer junto a la suya.<br /><br />Fang la miró excitado, mordisqueó suavemente el cuello y la clavícula de la joven mientras deslizaba su boca y apresaba uno de los pezones, provocando un gemido de éxtasis en Calista.<br /><br />Calista quería tenerlo dentro suyo, respirando entrecortadamente, abrió la cremallera de los descoloridos jeans y lo liberó, tomándolo entre sus manos y acariciándolo, sintiéndose poderosa cuando lo escuchó gemir y frotarse contra su mano.<br /><br />Fang estaba desesperado por sentirla. La besó nuevamente, acariciando con su lengua cada rincón de la boca femenina, la tomó de la cintura y la alzó, sosteniéndola contra la pared y su cuerpo como único apoyo.<br /><br />Casi aulló de placer cuando sintió que las largas piernas de Calista lo rodeaban dejando su miembro justo en contacto con su entrepierna, cubierta por una mínima braguita negra de encaje que hizo desaparecer con un parpadeo.<br /><br />Cuando su miembro rozo su centro, ella ya estaba húmeda para él, preparada para tomarlo y eso le hizo sentir un orgullo que nunca antes había experimentado.<br /><br />Pellizcó los pezones haciéndola gemir y frotarse contra su erección.<br /><br />Lo miró a los ojos mientras deslizaba una mano por el musculoso pecho, hasta llegar al pelo y soltarle la coleta.<br /><br />Fang deslizó una mano hacia su entrepierna, metiendo un dedo, luego dos, ahogando los gemidos de la chica con un beso hambriento.<br /><br />Calista abandonó la boca del were para susurrarle al oído provocándoles escalofríos.<br /><br />—Tómame lobo, hazme tuya —le dijo cegada por la pasión mientras tomaba su miembro, lo acariciaba y se deleitaba con la suavidad de su piel.<br /><br />Fang soltó un gruñido salvaje.<br /><br />—Si sigues haciendo eso mujer no voy a aguantar mucho tiempo más —dijo mientras abandonaba su toque y se deslizaba en su interior con un fluido movimiento que los hizo jadear nuevamente.<br /><br />El were la hizo levantar los brazos por encima de la cabeza y deslizó las manos por el cuerpo femenino, deteniéndose en los turgentes pechos y luego la sujetó por la cintura firmemente, mientras se movía dentro de la joven.<br /><br />Calista se sentía en el cielo, la sensación de Fang llenándola, tan grueso, tan excitado, la hizo jadear cada vez más fuerte con cada embestida.<br /><br />Fang la besó nuevamente acallando los jadeos. La lengua de él exploraba su boca, tentándola, jugando, provocando. Aumentó el ritmo de las embestidas, sintiendo que no faltaba mucho para acabar, deslizó una mano entre sus cuerpos y la acarició íntimamente. Hecha para mí, era la frase que golpeaba su mente.<br /><br />Calista sintió el conocido calor en el vientre y desparramándose por el cuerpo y sin poder contenerse clavó las uñas en el brazo del were mientras lo respondía al beso con mayor vehemencia.<br /><br />—Córrete para mí Calista —le dijo separando apenas los labios de su boca.<br /><br />Como si su cuerpo estuviera cumpliendo órdenes de él, fuertes oleadas de éxtasis la golpearon con tanta fuerza que agradeció que Fang la estuviera sosteniendo porque el placer fue tan grande que crispó su cuerpo en fuertes espasmos. El lobo observó complacido mientras aumentaba la fuerza y la rapidez de las embestidas.<br /><br />Calista completamente satisfecha, acarició el rostro de Fang con delicadeza, mientras veía el crudo placer en su expresión.<br /><br />—Sígueme Fang —le dijo mientras mordisqueaba su labio inferior y lamía su cuello—. Quiero compartir el placer contigo —murmuró mientras lo sentía tensarse y dos embestidas después el were alcanzó el orgasmo, hundiéndose profundamente en ella, quien respondió rodeándolo aún más fuerte con las piernas, mientras el cuerpo musculoso se ondulaba con contracciones de placer.<br /><br />Fang enterró la cabeza en el cuello de Calista, quién le acariciaba con pereza el cabello. Sus poderes se dispararon con fuerza, haciéndose más grande, mientras los espasmos lo seguían sacudiendo.<br /><br />La joven hizo intento de moverse y la detuvo, presionándola nuevamente contra la pared.<br /><br />—No te muevas aún, no quiero lastimarte —le dijo ronco.<br /><br />Así se quedaron unos minutos, los cuerpos sudorosos, disfrutando simplemente de la cercanía, esperando que la tormenta de pasión cesara un poco.<br /><br />El lobo apoyó la frente contra la suya y mirándola a los ojos tan profundo como estaba enterrado en ella, en cuerpo y alma. Acarició la diminuta nariz con la suya, y las palabras fluyeron desde su corazón.<br /><br />—Pecas tenemos que hablar… Tengo que contarte todo sobre cómo es el emparejamiento para nosotros, explicarte lo que significa encontrar a tu compañero —le dijo mientras levantaba la mano marcada y la deslizaba por su rostro como lo había hecho cientos de veces. Calista se mordió el labio inferior, robándole un gemido, sin poder contenerse la besó brevemente en los labios, que estaban hinchados por los besos que se habían dado antes—. ¿Cómo puede ser que un simple gesto me encienda de nuevo y me haga olvidar todo? —le preguntó asombrado.<br /><br />Calista rió provocativamente y le acarició la mandíbula, estudiando su rostro para luego clavar la mirada en la suya.<br /><br />—Mmm veamos, creo que Kyra ha cubierto esos puntos la noche que apareció la marca —le dijo riendo al recordar cómo había aparecido en el departamento de su hermana.<br /><br />Fang gruñó casi con disgusto.<br /><br />—No me hagas recordar eso Pecas, te lo tendría que haber explicado yo, tendrías que haber sabido como eran las cosas por mí, además tu hermana no es una fanática mía ahora —le dijo recordando la actitud de la hermana mayor de Calista cuando lo vio.<br /><br />—No creo que hubieras podido alcanzarme lobo, aunque lo hubieras deseado con todo el corazón —dijo riendo—. Deberías bajarme, peso mucho —dijo con un mohín pícaro de labios, cambiando de tema como sólo ella podía hacerlo.<br /><br />Fang la apretó nuevamente contra la pared y su cuerpo, frotándose contra ella, haciéndolos suspirar de placer.<br /><br />—No voy a dejarte escapar, además soy lo suficientemente fuerte como para tenerte así un par de horas más si aceptas —le dijo pícaro mientras le besaba el cuello y aspiraba el aroma a azahares de su piel.<br /><br />La joven rió brevemente porque la piel se le erizó y comenzó a ruborizarse por el placer nuevamente.<br /><br />—¿Qué haremos Pecas? —preguntó ahora un poco más serio, buscando su mirada.<br /><br />Fue en ese momento que Calista sin poder detener las palabras murmuró dándole besos breves entre palabras:<br /><br />—Tenemos dos semanas y media para conocernos lobo, dos semanas y media para ver que hay detrás de esta pasión tan fuerte que sentimos, para ver si hay algo más que cariño. —Le respondió seria.<br /><br />—¿Y si no soy lo suficientemente bueno? ¿Si no puedo amarte como te mereces? Te quiero, eso lo sabes, y sé que tú me quieres también, la pasión que sentimos, el deseo es más fuerte de lo que alguna vez sentí por alguien, pero ¿Y si eso no es suficiente? ¿Pasión, cariño y deseo bastará para toda una existencia? ¿Estás dispuesta a arriesgarte? Ambos nos hicimos una promesa que ahora nos golpea el rostro. ¿Como comprometernos a amarnos cuando nos juramos no volver a hacerlo? —preguntó lleno de incertidumbre.<br /><br />Calista lo observó y le dio la más sencilla y certera de las respuestas mientras le acariciaba con ternura el rostro. La respuesta que aplacó sus miedos. La respuesta que le hizo pensar que tal vez, el final para su historia podía ser feliz.<br /><br /><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465"></a>—Por que merecemos ser amados Fang, porqué quizás esto era lo bueno que tenía que llegar a nuestras vidas después de tanta tristeza y dolor, porque tenemos algo que muchas parejas ni siquiera con el tiempo logran alcanzar y eso es confianza. Estoy dispuesta a conocerte más, a explorar lo que nos pasa. Confío en ti con la vida lobo, ahora ¿Confías tú en mí? ¿Estás dispuesto a intentarlo? No tenemos que nada que perder, nuestros corazones están rotos, sin embargo tenemos todo por ganar. Cura mi corazón Fang Kattalakis —finalizó mientras esperaba con el corazón en un puño la respuesta del were.<br /><br />Fang sonrió mientras unía las palmas marcadas.<br /><br />—Me sorprendes Pecas, siempre —le dijo mientras se acercaba y trababa su mirada con la de ella—. Confío en ti, te confío hasta mi vida, eres la única aparte de mis hermanos a quien le digo eso —le confesó—. Diablos que estoy dispuesto a intentarlo, a que esto funcione —le dijo apretando sus manos, besándola con ternura—. Cura mi corazón Calista Dikastis —le murmuró entre besos antes de gemir y entregarse a la pasión nuevamente.<br /><br /><br /><br />Mis niños queridos, les queda tanto para aprender…<br /><br />¿Para qué curar un corazón que no está enfermo?<br /><br /><br /><i>Continuará...</i><br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-54823219465071623202015-11-09T02:56:00.000-08:002015-11-10T02:56:36.199-08:00En la piel del Lobo. Capítulo 10. By Calista. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjamDdlRqGTMUp2ZSz3gka_4ScSlylzaHgC9l4wNMtlIrtXFccFSix0fPG40zDk1RNBfLhKV1-RVTernCXUIiPb0ukBZQvblmxpXE3paqbHcPS7BJS0uxI8dLWROkKeFKoF3sr4P0Djegtd/s1600/en+la+piel+del+lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjamDdlRqGTMUp2ZSz3gka_4ScSlylzaHgC9l4wNMtlIrtXFccFSix0fPG40zDk1RNBfLhKV1-RVTernCXUIiPb0ukBZQvblmxpXE3paqbHcPS7BJS0uxI8dLWROkKeFKoF3sr4P0Djegtd/s320/en+la+piel+del+lobo.jpg" width="230" /></a></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6460454018517557465" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><br />
<br /><br />Viene de <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/11/en-la-piel-del-lobo-by-calista-capitulo.html">Capítulo 9</a><br /><br /><br /><br /><b><span style="font-size: large;">CAPITULO 10</span></b><br /><br /><br /><br /><br />Al día siguiente Calista tuvo el despertar más dulce de su vida, claro, era la primera vez que dormía realmente con alguien.<br /><br />Unas suaves caricias en la espalda desnuda la hicieron gemir y abrir lentamente los ojos. Tenía la piel sensible aún de la noche anterior.<br /><br />Giró el rostro y descubrió el rostro pícaro de Fang que la estaba mirando totalmente vestido, sentado del otro lado de la cama.<br /><br />—¿Sabes que haces unos adorables ruiditos cuando duermes? Son casi similares a un ronroneo —le dijo divertido mientras besaba suavemente los labios femeninos.<br /><br />Calista se ruborizó mientras se incorporaba y se cubría con la sábana.<br /><br />—No es cierto… ¿Es una forma sutil de decirme que ronco, lobo? —le preguntó mientras se estremecía ante el contacto de los pétalos de una rosa blanca que el were deslizaba por su cuello.<br /><br />Fang rió ronco.<br /><br />—Puede ser… —le dijo mientras se ganaba una palmadita de la joven—, pero no voy a meterme en ese escabroso terreno, donde definitivamente podría salir perdiendo —gimió mientras la joven deslizaba una mano bajo la camiseta roja que tenía puesta esa mañana—. Te preparé el desayuno —siguió con la voz entrecortada al sentir las manos recorriéndolo con pereza.<br /><br />Instantáneamente Calista dejó de acariciarlo y se sentó en la cama mirando detrás de su cuerpo hasta divisar la bandeja que estaba en el suelo, definitivamente más interesada en comer que en otra cosa, haciéndolo suspirar con resignación.<br /><br />—Pecas verdaderamente sabes como mantener a raya el orgullo de un hombre —le dijo fingiendo estar dolido.<br /><br />La joven lo miró culpable.<br /><br />—Lo siento Fang, es que de verdad tengo apetito…<br /><br />El lobo soltó una carcajada antes de interrumpirla pasándole la mano por el rostro con ternura.<br /><br />—Sólo te perdono por dos motivos, primero porque también tengo apetito y segundo porque esta noche vas a compensarme, vas a hacer algo por mí —le dijo mientras la miraba expectante.<br /><br />Calista lo miró con los ojos entornados.<br /><br />—Creo que anoche hicimos varias cosas…<br /><a name='more'></a><br />—Mujer mal pensada, no se trata de eso —le dijo sacudiendo la cabeza pero su expresión cambió al recordar. Oh sí dijo la vocecita, ella hizo cosas muy agradables, continuó con un ronroneo, sobre todo una arqueando la espalda que… ¡Basta, cállate! ¡Y Tú lobo Concéntrate! se regañó mientras carraspeaba—. Estaba pensando que me gustaría que salgamos esta noche, tengo que darme una vuelta por el pantano más tarde, pero antes me gustaría que salgamos a cenar —la miró con expectación.<br /><br />Calista lo miró algo sorprendida.<br /><br />—¿Una cita? —preguntó con una sonrisa que iluminaba el juvenil rostro.<br /><br />—Mmm sí algo así, si tú quieres por supuesto yo…<br /><br />La joven no lo dejó continuar ya que lo abrazó con fuerza y al momento siguiente le estaba dando suaves besos por el rostro.<br /><br />—Me encanta la idea lobo —le dijo mientras le acariciaba la nariz con la suya y luego lo besaba en los labios soltando un gemido de deleite—. Me encanta besarte —le dijo mientras delineaba la boca masculina y luego le daba juguetones mordisquitos en la barbilla y el cuello—. ¿Qué tienes que no puedo mantenerme lejos de ti?<br /><br />El were gimió mientras su deseo se disparaba nuevamente.<br /><br />—Es la misma pregunta que debo hacerte Pecas. ¿Qué tienes que no puedo mantener mis manos lejos de ti? Si no puedo tocarte o besarte me vuelvo loco —confesó antes de ahondar el beso, deslizando la lengua dentro de la boca femenina que lo esperaba ansiosa.<br /><br />Estaba recostándola en la cama cuando escuchó algo similar a un gruñido, dejó de besarla y observó que lo miraba con una mirada culpable y rubor en las mejillas. Entonces lo comprendió. Con una carcajada la soltó y dijo:<br /><br />—Vamos a alimentarte Pecas —dijo mientras volteaba y colocaba la bandeja de desayuno en la cama, ganándose una mirada de agradecimiento de la joven.<br /><br /><br /><br /><br />Luego del desayuno lleno de juegos, caricias y besos Fang se marchó diciéndoles que a las 8 de la noche lo esperara, irían a su restaurante favorito.<br /><br />Se duchó y se puso unos shorts y una camiseta, antes de sumergirse en la búsqueda del vestido para esa noche.<br /><br />Ella sabía cual era el lugar donde la llevaría y buscó en su armario algún vestido más formal.<br /><br />Dos horas después y casi todo el contenido del closet desparramado en la cama, estaba sentada en la cama completamente frustrada. No le gustaba nada de lo que tenía.<br /><br />Buscó su bolso decidida a ir de compras cuando sus pies se enredaron en una pila de ropas y con un gemido terminó tendida cuan larga era en el suelo, de frente al armario. Algo dolorida se estaba incorporando cuando lo vió, un vestido rojo que había comprado una tarde que fue de compras con Nádia. Nunca lo había estrenado. Se lo probó y se miró al espejo con ojo crítico. El vestido se amoldaba a su cuerpo perfectamente, destacando su delicada cintura y las curvas de sus caderas, le llegaba por encima de las rodillas, y el escote generoso definitivamente tendría al lobo babeando toda la noche pensó satisfecha. Como si necesitaras del escote le dijo la vocecita… Eligió unas sandalias rojas de tacón alto y fino, rezando para la suerte la acompañara esta noche y no se comportara tan torpe. No pidas milagros comentó socarrona la molesta voz.<br /><br />Pasó el resto del la mañana acomodando el departamento. Al medio día, se hizo la luz en su mente ya que estaba más que aburrida y comenzó a llamar a todos los que conocía no eran muchos pero quería que conocieran su nueva casa así que los invitó la noche siguiente para una pequeña reunión. Llamó a Kyra, Vicky, Gise, Roz, Nádia, Dream, KenYa, LuBlade, Ash, Fury, Jericho.<br /><br />Voy a hacer una fiesta de inauguración pensó para sus adentros satisfecha.<br /><br />Por la tarde fue de compras y volvió cargada de cosas para el día siguiente. Miró el reloj y soltó una maldición. Fang llegaría a buscarla en una hora y media y ella todavía debía bañarse, vestirse, maquillarse… Oh! Dioses gimió corriendo hacia la habitación, maldiciendo cuando le pegó una patada a la pata de la cama… Como que siga así Fang necesitará un seguro de vida si quiere pasar más tiempo conmigo pensó para sus adentros gimiendo.<br /><br />Justo en el momento que se retocaba el maquillaje escuchó el timbre. Sonrió mientras se daba un último vistazo en el espejo asintiendo satisfecha ante el resultado, tomó el pequeño bolso de mano del mismo color del vestido, un chal tejido y se encaminó hacia la puerta.<br /><br />Fang se acomodaba el cuello de la camisa negra nervioso. Iba a tocar timbre nuevamente cuando la puerta se abrió y se quedó sin respiración.<br /><br />Calista estaba preciosa, con un vestido rojo ajustado, el escote atrajo su mirada como un imán, mirando la piel cremosa que lo llamaba a tocarla, tenía el cabello recogido y unos rizos escapaban provocándole dejar la cabellera libre, sin dudarlo se acercó y la abrazó mientras deslizaba las manos por el cuerpo femenino y le daba un suave pero ardiente beso en los labios, estaba casi tan alta como él pensó mientras bajaba la mirada y veía los altos tacones que hacían más interminables las piernas femeninas.<br /><br />Calista estaba tratando de recuperar el aliento por dos motivos, primero había quedado con la boca abierta al ver lo atractivo que estaba Fang. Tenía puesto un traje y camisa negros y los típicos borcegos habían quedado atrás dejando paso a unos zapatos de vestir. El cabello peinado pulcramente y retirado del rostro lo dejaba tan atractivo que no podía despegar la mirada de él. Y el cálido abrazo sumado al ardiente beso, la habían hecho gemir por dentro y querer rogarle que dejaran la cena para otro día y arrastrarlo a la habitación. ¡Dioses Calista! ¿Desde cuando te has vuelto tan lujuriosa? Se regañó mentalmente. Desde que el lobo te tocó por primera vez, sólo que no quieres reconocerlo le dijo la usualmente molesta vocecita.<br /><br />—Estás hermosa Calista, no pensé que pudiera pasar, pero cada vez que te veo me quitas el aliento mujer, así que mejor nos vamos antes que cambie de parecer —le dijo Fang ronco.<br /><br />La joven rió mientras lo tomaba del brazo y se encaminaban al ascensor.<br /><br />—Lobo iba a decirte exactamente lo mismo —le dijo mientras le tomaba la mano y lo miraba mostrando sin pudor la mirada llena de deseo.<br /><br />Llegaron a la calle y se encontró frente a un BMW m6 negro descapotable, Calista lo miró.<br /><br />—¿Y la moto? —preguntó algo desilusionada.<br /><br />Fang soltó una carcajada mientras le tomaba la mano y llevaba hacia el auto, le abrió la puerta antes de contestarle.<br /><br />—Pecas si sabía que ibas a estar tan desilusionada hubiera traído la moto, pero prometo que la próxima vez sin falta la traigo —respondió depositando un beso en la punta de la nariz, sonriendo aún más al ver cómo se iluminaba nuevamente el rostro de la joven—. Definitivamente sabes cómo mantener a raya el orgullo de un hombre —finalizó riendo entre dientes.<br /><br />El camino al restaurante fue tranquilo, intentaron escuchar algo de música pero al no ponerse de acuerdo, de mutuo acuerdo apagaron la radio.<br /><br />Al llegar al lugar Calista salió del auto con la ayuda de Fang, pegándola a su cuerpo, abrazándola mientras deslizaba las enormes manos por las caderas femeninas. La joven lo abrazó por el cuello y le dio un beso breve lleno de promesas en agradecimiento.<br /><br />—Mmm me gusta cuando me agradeces de esa forma —respondió ronco mientras renuentemente la soltaba y la guiaba al interior del restaurante, escuchando como Calista jadeaba con sorpresa.<br /><br />El lugar estaba repleto, pero de rosas rojas, no de gente. Una banda estaba tocando en un rincón una suave melodía, todo estaba iluminado por la suave luz a de miles de velas, un maître los esperaba en la puerta para guiarlos a la mesa.<br /><br />Calista sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, el corazón le dolía de la emoción, discretamente trató de limpiarse una traicionera lágrima que resbaló por su mejilla.<br /><br />Fang la miró sorprendido mientras le tomaba el rostro entre las manos, maldiciendo al ver las lágrimas.<br /><br />—Calista ¿Qué te sucede? ¿No te gusta? Lo siento bebé, no quise que te sintieras así, si no te gusta podemos volver a tu casa y…<br /><br />No pudo continuar ya que la joven lo abrazó y lo besó con ansias, para luego tomarle el rostro entre las manos.<br /><br />—Lobo no te atrevas —le dijo mientras le brindaba la más brillante de las sonrisas.<br /><br />—Pero estás llorando —le retrucó.<br /><br />Sacudió la cabeza mientras volvía a besarlo, haciéndolo gruñir de deseo.<br /><br />—Estoy llorando de la emoción Fang, nadie ha tenido un gesto tan hermoso conmigo, simplemente me ha emocionado que te tomaras tantas molestias para esta salida —le dijo encogiéndose de hombros.<br /><br /> —Es nuestra primer cita Calista —le dijo como si eso explicara todo.<br /><br />Calista rió por lo bajo al ver que trataba de parecer de cierta manera indiferente, como si hiciera ese tipo de cosas a menudo, pero ella lo conocía y sabía que no era así de meticuloso, realmente estaba tratando de impresionarla con sus gestos. Como si estuviera diciéndole escógeme, no vas a arrepentiré. Como si hiciera falta, el lobo se te acerca y te derrites como helado al sol le dijo satisfecha la molesta voz.<br /><br />Los llevaron a la mesa y Calista probó la comida más deliciosa que haya comido en toda su existencia.<br /><br />Dos horas después Fang la miraba satisfecho, recostado en la silla, había disfrutado tanto de la cena como de la compañía, nunca se cansaba de observar las expresiones de Calista, tenía un rostro tan transparente que no dejaba lugar a las mentiras o engaños. Y esa noche lo había maravillado con su capacidad de asombro y de disfrute.<br /><br />La joven diosa se había deleitado hasta con los detalles más pequeños, como lo era el mantel bordado pensó sonriendo brevemente, para luego soltar una risita al ver su expresión cuando le trajeron el postre de chocolate que Fang había pedido que preparan especialmente.<br /><br />—Pecas realmente de la manera que miras a ese pastel, estás poniéndome verdaderamente celoso, empiezo a creer que no tengo chance ante algo así ¿Tendré que aparecer cubierto de chocolate la próxima vez que quiera tener sexo contigo?—le dijo con un gemido llevándose una mano al pecho, mientras se ganaba una mirada pícara de la joven.<br /><br />—Sabes, ésa no es una mala idea —dijo pensativa como si realmente lo estuviera contemplando.<br /><br />El were sacudió la cabeza asombrado.<br /><br />—Y yo vengo y te doy ideas —gimió. Pero te encantaría tenerla lamiendo cada milímetro de tu piel acotó la voz molesta. ¡Cállate que esta noche no puedo quedarme! Le dijo recordando que tenía que volver al pantano.<br /><br />Comieron juntos el postre, Calista le daba de comer a Fang y él a ella.<br /><br />—Sabes, este postre se terminó muy pronto —le dijo la joven con voz ronca.<br /><br />—Estoy muy de acuerdo con eso… Pecas tienes una poco de chocolate —le dijo mientras tocaba la comisura de la boca suavemente pero sin quitársela.<br /><br />Calista lo miró con los ojos nublados de deseo.<br /><br />—Quítamela —le dijo con un susurro cargado de pasión.<br /><br />El were se levantó, se acercó y se arrodilló a su lado, mientras acercaba el rostro lentamente sin desviar la mirada.<br /><br />Calista cerró los ojos cuando sintió la mano masculina tomándole de la nuca, jadeó cuando sintió la lengua masculina en la comisura de la suya, siguió deslizando la lengua por el contorno de la boca femenina, provocándola para que le dejara entrar.<br /><br />Sin hacerse rogar mucho gimió dándole la bienvenida y jugando con su lengua. Lentamente se fueron incorporando olvidando donde estaban, se abrazaron y besaron con deseo, pegando sus cuerpos sin siquiera darle espacio al aire para estar entre ellos. Fang se alejó y la guió mientras se iban moviendo al ritmo de la suave música. Disfrutando del contacto de la piel libre de Calista, le acarició los hombros maravillado con la suavidad de su piel preguntándose como pudo estar tanto tiempo sin tocarla como lo estaba haciendo ahora. Por qué eras un tonto le recordó la molesta voz y aunque pareciera raro el lobo estuvo de acuerdo con ella.<br /><br />Calista disfrutó del abrazo de su “amigo” sonriendo al recordar cómo habían cambiado las cosas en tan sólo unos días. Escondió el rostro en el cuello del were y se dejó llevar por la música, hasta que el ruido de un celular los sacó del momento.<br /><br />Fang soltó una maldición mientras contestaba.<br /><br />—Si —prácticamente ladró—. Está bien, en media hora estoy allá, llevo a Calista a su departamento —gruñó mientras cortaba con fuerza.<br /><br />Calista estaba juntando su bolso cuando sintió que se acercaba y la abrazaba por la espalda. Se apoyó contra él y le dijo con calma:<br /><br />—No debes estar enfadado Fang —murmuró mientras le acariciaba los brazos con ternura.<br /><br />El were resopló con impaciencia.<br /><br />—Es que no quería que esta noche terminara así —le dijo mientras la hacía girar y apoyaba la frente contra la de ella.<br /><br />Calista le tomó el rostro entre las manos.<br /><br />—Tienes obligaciones para con tu manada Fang y debes cumplirlas, tenemos mucho tiempo para disfrutar, así que llévame a casa y mañana te espero con un delicioso almuerzo ¿Si? —le preguntó mientras lo llevaba hacia la puerta.<br /><br />Fang se frenó en seco.<br /><br />—¿Tú cocinarás? —preguntó con una mueca en el rostro.<br /><br />Calista lo miró altiva.<br /><br />—Por supuesto —respondió— ¿Algún problema con eso?<br /><br />Fang gimió por dentro.<br /><br />—Pecas ¿sabes cocinar? —insistió mientras caminaban hacia el auto.<br /><br />La joven lo miró como si estuviera loco.<br /><br />—Lobo ¿Qué tan difícil puede ser? Además tengo planeada una fiesta de inauguración para mi departamento e invité a todas las personas que conozco —le confesó feliz.<br /><br />El were tragó en seco en forma doble. Tendría que someterse a la cocina experimental de Calista con la mejor de las caras.<br /><br />—¿Invitaste a tu tío Ash verdad? —preguntó con hilo de voz mientras encendía el carro.<br /><br />La joven lo miró con los ojos entrecerrados.<br /><br />—Por supuesto Fang, es mi tío —le respondió.<br /><br />Confirmando sus temores el lobo gimió por dentro. Oh! Sí le dijo la vocecita burlándose, mañana será un gran día.<br /><br />En pocos minutos llegaron al departamento.<br /><br />Fang se estacionó, bajó rápidamente del auto y le abrió la puerta.<br /><br />Calista bajó la mirada.<br /><br />—Algo te pasa Fang, puedo sentirlo —le dijo sin mirarlo.<br /><br />Fang suspiró mientras la abrazaba y reía quedamente por no poder ocultar sus sentimientos.<br /><br />—No puedo mentirte Cal, simplemente estoy nervioso, mañana estarán todos tus amigos y tu familia…<br /><br />—Fang pero si tú los conoces, siempre estamos juntos —le dijo sin entender, poniéndose ansiosa.<br /><br />La besó en el cuello mientras la abrazaba más fuerte.<br /><br />—Pero es la primera vez que estoy con ellos desde que pasó esto —dijo mostrándole la marca—. Y si tu hermana reaccionó de la forma que lo hizo simplemente no quiero pensar en cómo será estar los demás.<br /><br />Calista se separó un poco.<br /><br />—Kyra hizo algo —preguntó con un brillo en la mirada que Fang estaba empezando a conocer y no auguraba nada bueno.<br /><br />—No quiero seguir hablando de esto, ya tengo que marcharme y quiero despedirme de la compañera que los destino eligieron para mí —dijo mientras unía sus palmas marcadas.<br /><br />—No vas a hacer que me olvide de la pregunta…<br /><br />No pudo continuar porque Fang atrapó sus labios en un beso ardiente, que la excitó en un segundo. Lo abrazó por el cuello, pegando su cuerpo al de él y deslizando las manos por su cabello, liberándolo de la coleta.<br /><br />El lobo gimió deslizando las manos hasta su trasero, presionando las caderas femeninas contra las suyas para que pudiera sentir su deseo. Mordisqueó sus labios, e invadió su boca, lamiendo, deleitándose con el dulce sabor femenino, sintiendo como la lengua de Calista bailaba con la suya. Sin poder respirar casi y con todo el trabajo del mundo se separó de la joven.<br /><br />Ambos se miraron jadeantes.<br /><br />—¡Maldita sea no quiero irme! —gimió mientras la abrazaba de nuevo.<br /><br />Calista se apartó riendo.<br /><br />—Tampoco quiero que te vayas Fang, pero tienes que cumplir con tus obligaciones —le dijo mientras le besaba brevemente los labios—. Además prometo compensarte mañana —murmuró mientras se marchaba hacia el edificio. Las palabras de Fang todavía retumbaban en sus oídos, haciendo crecer algo dentro suyo que no le gustaba. La compañera que los destinos eligieron para mí… había dicho, no mi compañera a secas, no la compañera que él habría elegido. Con la cabeza llena de esos pensamientos ni siquiera se volvió para verlo partir.<br /><br />Fang se quedó parado unos segundos antes de dirigirse al auto silbando alegre. Puede que después de todo mañana no fuera tan mal día pensó.<br /><br />Calista entró a su departamento con el corazón inquieto. No sabía porqué pero esas palabras del lobo no le habían caído bien, habían despertado sentimientos molestos dentro de ella que no podía identificar.<br /><br />Su mente estuvo trabajando en ellos sin descansar, aún cuando ya se encontraba en la cama, extrañando las caricias del lobo.<br /><br />Estaba a punto de dormirse cuando pudo identificar el sentimiento, esto hizo que se sentara en la cama sobresaltada.<br /><br />Es miedo pensó para sus adentros, miedo que no me ame como creo que estoy empezando a amarlo yo se dijo con asombro.<br /><br />Llevándose la mano a la boca pero sin poder contener las palabras que escaparon de ella.<br /><br />—Creo que me estoy enamorando irremediablemente de Fang Kattalakis. —le dijo a la vacía habitación.<br /><br /><br /><br /><br />Y por fin mi niña has descubierto lo que hay realmente en tú corazón.<br /><br />Continuará...<br /><br />
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<br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-5236738693144593652015-10-29T03:45:00.003-07:002015-10-29T03:46:27.053-07:00Especial halloween 2015. La marca del lobo. By Alessa Cevans. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB4ooK1gL4u94GDNX_dczSGpk9-YXcy_ALs3D3dRBzAES1q2NrkET98M0VoA7xvWvQT9yV0NL67mH_R1HAM0a8601fAVpkum0l3UKkqSYZN2xI06e_8-K4HYLHFLvto3TfQwVabFWjhdM3/s1600/DSC_3176.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB4ooK1gL4u94GDNX_dczSGpk9-YXcy_ALs3D3dRBzAES1q2NrkET98M0VoA7xvWvQT9yV0NL67mH_R1HAM0a8601fAVpkum0l3UKkqSYZN2xI06e_8-K4HYLHFLvto3TfQwVabFWjhdM3/s320/DSC_3176.jpg" width="295" /></a></div>
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<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><br />LA MARCA DEL LOBO <br /><br />POR ALESSA CEVANS </span></span><br />
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A veces, cuando miro al pasado, pienso que muchas veces deberíamos pararnos a pensar más con la cabeza y menos con el corazón, y la mayoría del tiempo también pienso, que si lo hiciéramos así, no meteríamos tanto la pata, pero al fin y al cabo, lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás y una de las leyes de Murphy dice que si algo puede salir mal, saldrá mal y que si va mal y puede ir a peor, irá a peor.<br />
Cuanta razon, madre mía.... <br />
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Era Octubre del 99. Tenía 25 años, 100.000 pesetas, una mochila y miles de posibilidades. <br />
<br />
Estaba soltera, sin cargas familiares, y después de trabajar durante todo el verano como una esclava, por fin era también libre. <br />
<br />
Aquellas iban a ser mis vacaciones de ensueño y aunque tenía un poco de miedo por irme sola a un país desconocido, también me sentía muy emocionada. <br />
<br />
Así pues, mochila al hombro, me encamine hacia tierras escocesas. <br />
<br />
Después de hacer una parada para comer, un tren me llevo hacia mi ansiado destino: Glennfinnan. <br />
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Llegue a mi refugio poco antes de mediodía, y tras hacer los trámites habituales, subí a mi habitación compartida. <br />
<a name='more'></a><br />
Abrí la puerta, dispuesta a echarme una buena siesta y el bostezo que se estaba formando en mi boca, murió a medio camino, dejándome cara de idiota. <br />
<br />
Sabía que iba a tener que compartir mi habitación, pero no con EL. <br />
<br />
¿Quién demonios había pensado que sería buena idea meter a un dios del Olimpo en la cama de al lado? ¡¡¡Jesús!!! Por la noche, seguro que tenían que atarme para no lanzarme directa a su cuello. <br />
<br />
<br />
Roja como un tomate, despeinada y empapada como una pescadilla, saludé tímidamente alzando la mano y deseando fervientemente que se abriera un agujero en el suelo y me tragara de inmediato. <br />
<br />
El dejó el libro que estaba leyendo sobre la cama, y con una sonrisa, se levantó, andando hacia mí con pasos decididos. <br />
Sip, definitivamente, los responsables del refugio tendrían que atarme, porque esos andares garbosos, no podían ser de un humano normal. <br />
No sé ni cómo me controle para abanicarme a dos manos, ya que aunque la temperatura exterior era de 8 grados y más o menos un 200% de humedad, a mí me entraron calores. <br />
<br />
- Hola, me llamo Lawrence, pero todos me conocen por Doc. <br />
<br />
Saludó tendiéndome la mano y con una hermosa sonrisa llena de dientes blancos. Se le habían escapado un par de mechones de su coleta dorada, y caían sobre su mejilla, salpicada por una barba corta y cuidada.<br />
A pesar del frio, el parecía estar a gusto vestido simplemente con unos vaqueros gastados y una camiseta gris. <br />
<br />
Recuerdo que en ese momento pensé que podría morirme solo de mirarle... Ahora, 21 años después pienso que fue una lástima no haberlo hecho.... Eso nos habria ahorrado muchos problemas. <br />
<br />
<br />
Tras las presentaciones de rigor, nos sentamos en nuestras respectivas camas y charlamos animadamente durante horas y descubrí que aunque era de Londres, estaba haciendo su tesis en Salamanca y que estaba en su último año en la facultad de medicina. De ahí su apodo. <br />
<br />
Después de la cena, pensamos que sería buena idea ir a dar un paseo por los alrededores, y nos llevamos unas botellas de whisky para amenizar el camino. <br />
<br />
Dos horas más tarde estábamos empapados, helados y medio borrachos y entre risas y trompicones, conseguimos llegar a nuestra habitación. <br />
<br />
- Tienes nieve en la barba...<br />
<br />
Extendí la mano, deseando tocarle y aclarándome la voz le hablé con un tono que pretendía ser ronco y sexy y que en realidad sonó como el lamento de un zorro agónico. <br />
<br />
Él se rio y se acercó a mí con suavidad, posando sus manos en mis caderas y bajo sus preciosos ojos azules hacia mis labios. <br />
<br />
-¿En serio? <br />
<br />
Asentí, medio mareada y sin tiempo de reacción, su boca atrapo la mía y automáticamente dejé de pensar. <br />
<br />
Nuestros besos se hicieron más intensos y cuando mis manos se colaron bajo su jersey y pude tocar los músculos de su abdomen, supe que estaba enamorada. <br />
<br />
El apretó su cuerpo contra el mío y con sus poderosas manos, bajó mi anorak sin ninguna delicadeza. <br />
<br />
Eche la cabeza hacia atrás conteniendo un jadeo cuando sus manos bajaron por mi espalda y sus labios hacia mi garganta. <br />
<br />
No llegamos a la cama.... Lo hicimos allí mismo, de pie contra la pared y cuando Doc alcanzó su orgasmo, pude notar como sus dientes se clavaban en la piel de mi cuello.<br />
<br />
<br />
Rato después, ya acurrucados en la cama, y con mi cabeza apoyada en su amplio pecho, cogí una de sus manos entre las mías y deposite un beso en su palma. <br />
<br />
Fruncí el ceño al ver que tenía una curiosa cicatriz en forma de media luna alcé mis ojos hacia los suyos. <br />
<br />
<br />
-¿Y esto? ¿Te mordió un perro de pequeño? <br />
<br />
Doc hizo un extraño gesto de desagrado con la boca, pero al darse cuenta de que lo miraba, su semblante cambio enseguida. <br />
<br />
-Algo así.... Fue hace unos años en una acampada por la zona de Iverness... <br />
<br />
Sonreí y me acurruque más contra su pecho, dejando su mano sujeta entre las mías y bostecé, cansada y complacida. <br />
<br />
- recuérdame que no vayamos de acampada por esa zona entonces... <br />
<br />
Creo que me quede dormida al instante. Me desperté con la luz de la luna bañando mi cara y tarde unos segundos en darme cuenta de que si bien Doc no estaba a mi lado, si había algo conmigo en la habitación. <br />
<br />
Me incorpore sobre mis manos y la figura agazapada en las sombras, salto hacia mí, inmovilizándome contra la cama y un grito murió en mi garganta a la vez que me quede petrificada por el terror. <br />
<br />
Con una envergadura de más de dos metros, 120 kilos, colmillos afilados como cuchillas y garras en sus manos, pude notar con horror que bajo los músculos cubiertos de fino vello rubio, los ojos azules que me miraban eran los de Doc. <br />
<br />
<br />
Con un rugido bajo, acerco su cara a la mía y me olfateo, retrocediendo hacia atrás al hacerlo. <br />
<br />
Erguido sobre sus ahora poderosas piernas, saltó al alfeizar de la ventana y tras aullarle a la luna, se perdió en la noche.<br />
<br />
Completamente aterrorizada, salte de la cama y conseguí enfundarme en mis vaqueros y coger una sudadera, antes de salir por pies directa a recepción.<br />
<br />
El refugio estaba en silencio, y lo único que se oía en la oscuridad de la noche, era mi respiración agitada causa del terror. <br />
<br />
Corrí tras el mostrador y aunque patine con algo, no me pare a mirar. Me abalancé sobre el teléfono y marque el número de la policía, pero no había señal y cuando me volví en busca de ayuda, el aparato cayó de mis manos. <br />
<br />
Las luces verdes del hall iluminaban un espectáculo dantesco. <br />
<br />
Había sangre y cuerpos despedazados por todas partes y grite. Grite como nunca antes lo había hecho. <br />
<br />
Todos estaban muertos. <br />
<br />
Eché a correr, deseando que todo fuera una pesadilla, pero en mi loca huída, tropecé con uno de los cuerpos y caí, golpeándome con fuerza la cabeza contra el suelo. <br />
<br />
No se cuánto tiempo estuve inconsciente, pero cuando mis ojos empezaron a abrirse, vi la luz del día filtrándose por la ventana de mi habitación.<br />
<br />
Aturdida me incorporé sobre mis codos y fruncí el ceño al sentir el calor de un cuerpo junto al mío. <br />
<br />
Prácticamente salte de la cama, retrocediendo hasta la pared cuando vi a Doc desnudo y dormido.<br />
<br />
Los recuerdos de la noche anterior parecían una pesadilla, y casi lo creí, quería creerlo, pero la sangre en las sabanas y en la cara de Lawrence me devolvió a la realidad de golpe. <br />
<br />
¡¡¡Dios santo!!! <br />
<br />
Sin hacer ruido, me agache para recoger mis botas del suelo sin apartar la vista de la cama y aparté la mano con asco al sentir que mis dedos <br />
<br />
Tocaban algo húmedo y viscoso. <br />
<br />
Empecé a gritar, conmocionada y aterrorizada al contemplar lo que parecía un corazón humano. <br />
<br />
Doc abrió los ojos y corrí hacia la puerta, desesperada por salir de allí, pero él era rápido y me atrapó haciendo una jaula con sus brazos alrededor de mi cuerpo.<br />
<br />
-Basta, Johanna...Basta. No voy a hacerte daño, cielo. Ahora tú eres mi otra mitad.<br />
<br />
Horrorizada mire esos ojos tan azules e intente apartarme cuando el deslizo su mano en la base de mi cuello, tanteando la zona donde me había mordido cuando hacíamos el amor. <br />
<br />
- Ahora eres como yo...Y estaremos juntos para siempre. <br />
<br />
Inclino su cara hacia la mía, y sentí su aliento rozando mis labios y por un momento casi me rendí, pero no lo hice. <br />
<br />
No quería ser un monstruo y le empujé con todas mis fuerzas hacia la ventana.<br />
<br />
-¡¡¡ No quiero tener nada que ver contigo, hijo de la grandísima puta!!!¡¡¡Eres un jodido hombre lobo y los has matado a todos!!! -<br />
<br />
Grite y empujé, completamente fuera de mí, mientras el impasible solo sonreía y cuando al fin cayo por la ventana, vi cómo me guiñaba un ojo antes de que su cuerpo se estrellara contra las rocas. <br />
<br />
Pude oír el crujido de sus huesos y no me pare a mirar. Solo salí de allí, deseando encontrar a la policía y un teléfono, sin importarme mucho lo que encontrara primero. <br />
<br />
Corrí como alma que lleva el diablo hasta el pueblo y en pocas horas el pueblo y aunque les explique mi versión no me creyeron. <br />
<br />
La conclusión fue que habíamos sido atacados por una manada de lobos salvajes y que yo deliraba a causa del shock. <br />
<br />
Tampoco ayudó que el cuerpo de Doc, que se suponía muerto en el fondo del barranco, no fuera recuperado. <br />
<br />
Así terminaron mis soñadas vacaciones en Escocia. <br />
<br />
Poco imaginaba yo que mi pesadilla no había hecho más que comenzar.<br />
<br />
Desde entonces, y desde hace casi 20 años, todos los meses, cuando nos saluda la luna llena, el monstruo que habita en mi interior sale en busca de sangre. <br />
<br />
La parte buena es que no envejezco y tampoco puedo morir.<br />
<br />
La parte mala es que para sobrevivir debo matar, pero con Doc a mi lado, todo es más facil, pero eso es una historia que os contaré otro día. <br />
<br />
-FIN- <br />
<br />
<br />
<br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-80779332922921844932015-10-28T03:02:00.002-07:002015-10-28T03:02:47.204-07:00Las protectoras de la noche . Capítulo 9.<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>CAPÍTULO 9 <br /></b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s400/jjjjjjj.jpg" width="400" /></a></b></span></div>
<span style="font-size: large;"><b>
</b></span><br />
<span style="color: red;"><b><br />AVISO: ESTE CAPITULO CONTIENE ESCENAS PARA MAYORES DE 18 AÑOS.</b></span><br />
<br />
<br />
Raysa seguía dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. No sabía el motivo, pero por más que lo intentaba, no se relajaba completamente. Se sentía ansiosa, expectante, como si algo fuera a suceder en cualquier momento.<br />
<br />
Apartó las mantas y se levantó de la cama, quizás si daba un paseo o encontraba algo que le entretuviera, el cansancio la vencería y podría dormir.<br />
<br />
Tomó la bata blanca que estaba a los pies de la cama y se la puso encima del pijama, no creía que hubiera nadie por la casa a esas horas, pero de todas formas no estaba de más cubrirse un poco.<br />
<br />
Dudó unos segundos más y sacudiendo levemente la cabeza salió de la habitación.<br />
<br />
Caminó sin rumbo fijo, bajó lentamente las escaleras y se encaminó hacia la biblioteca, que se encontraba en el estudio de Wrath.<br />
<br />
La casa estaba en silencio.<br />
<br />
Entró al estudio y se dirigió hacia los estantes con libros, pero algo la hizo volverse con sorpresa.<br />
<br />
Wrath la miraba fijamente desde uno de los sillones mientras fumaba.<br />
<br />
Demonios, dijo el macho para sus adentros. Era como si la hubiese llamado. Desde la noche en el ZeroSum, la hembra estaba en sus pensamientos. Cada entrenamiento se estaba convirtiendo en una tortura, tener su cuerpo cerca, tocarla, sentir su aroma. Gruñó por lo bajo molesto.<br />
<br />
—Wrath, pensé que no había nadie… Yo…<br />
<a name='more'></a><br />
El macho se incorporó lentamente y se acercó con calma mientras la interrumpía con voz profunda.<br />
<br />
—¿No puedes dormir, Raysa? —Preguntó mientras se paraba a su lado, aspirando su perfume.<br />
<br />
Raysa se cerró instintivamente la bata, mientras sentía como su traicionero cuerpo respondía a la cercanía del macho.<br />
<br />
—Vine a buscar un libro, pero ya me marcho, no quise interrumpirte —dijo con una firmeza que estaba lejos de sentir mientras se encaminaba hacia la puerta.<br />
<br />
El macho sonrió levemente, divertido por la incomodidad de la guerrera.<br />
<br />
—Si quieres, puedes tomar cualquier libro de la biblioteca, ¿no viniste a eso, acaso? Además, puedes estar tranquila, no interrumpiste nada —dijo suspirando profundamente—. Yo tampoco puedo dormir, me siento algo inquieto esta noche.<br />
<br />
Raysa se acercó con cierta cautela.<br />
<br />
—Pues sí, gracias, me llevaré un libro si no te molesta —sin pensarlo se estiró para tomar un ejemplar que se encontraba a un lado, rozando con su cuerpo a Wrath, quien enseguida se tensó.<br />
<br />
Wrath se movió rápidamente arrinconándola contra los libros. Apoyó los brazos a los lados del cuerpo femenino cerrándole el paso.<br />
<br />
Acercó su rostro al de ella y susurró contra sus labios:<br />
<br />
—¿No vas a preguntarme por qué no puedo dormir, Raysa? ¿No te preguntas por qué tú tampoco puedes dormir? —Dijo mientras le hacía notar su excitación acercando su cuerpo aún más.<br />
<br />
Raysa miró al macho. Como le gustaría ver sus ojos en este momento, pensó, mientras levantaba la mano como en trance y la acercaba al rostro masculino.<br />
<br />
—No, no me lo he preguntado, pero de todas formas, eso no interesa ahora ¿verdad? —Dijo mientras le rozaba los labios con suavidad y tocaba las gafas—. Quiero ver tus ojos, Wrath —le susurró con voz ronca, olvidando toda cautela.<br />
<br />
Se sintió tentado de darle una brusca respuesta y alejarse, era lo que siempre hacía cuando algo no le gustaba o le incomodaba, pero sin entender completamente por qué, no quería alejarse de ella. Todo lo contrario, quería tenerla tan cerca que su cuerpo se fundiera con el suyo. Deliberadamente, ladeó el rostro alejándose de su mano.<br />
<br />
Acercó los labios a su cuello mientras murmuraba;<br />
<br />
—¿Para qué quieres ver mis ojos cuando puedes ver otras partes de mi cuerpo que serían de tu agrado? —Finalizó mientras raspaba con los colmillos la piel y sentía los estremecimientos de la hembra, el rugido de su sangre, el deseo. <br />
<br />
Mía, resonó en su mente. Lo estaba volviendo loco, lo estaba dejando sin control, y el no podía permitirse eso. La guerrera le gustaba, quería poseerla, pero no podía permitirse nada más. <br />
<br />
Raysa quería dejarse ir, quería dejarse llevar por esas sensaciones nuevas que recorrían su cuerpo, pero en el fondo le molestaba que no la dejara mirarlo.<br />
<br />
Con un esfuerzo inmenso, apartó a Wrath, se liberó de su cuerpo y murmuró con la voz ronca por la pasión no satisfecha:<br />
<br />
—Creo que mejor voy a descansar, mañana tenemos entrenamiento —dijo mientras lo miraba. <br />
<br />
Wrath estaba sorprendido. Estaba convencido que esta vez terminarían con ella donde la quería, que esta vez sería suya. Sin embargo podía percibir que algo la había molestado, la había dejado inquieta.<br />
<br />
—Raysa, no es necesario que te recuerde…<br />
<br />
La hembra no lo dejó continuar, ya que le contestó con rapidez:<br />
<br />
—Ya sé, Wrath, me recordarás la pequeña charla que tuvimos. Pero no es necesario, la recuerdo, simplemente voy a ignorarla.<br />
<br />
—No puedes ignorar por siempre esto, guerrera, está allí y cada vez es más fuerte, cuanto más te resistes, más haces crecer mi deseo —gruñó por lo bajo—. Pero no soy un animal, esta noche dejaré que duermas sola, anhelando mi cuerpo como yo estaré anhelando el tuyo.<br />
<br />
Raysa no supo qué responder. ¿Qué se suponía que debía contestar? Nunca había estado en una situación así, nunca un macho había deseado yacer con ella. Nunca nadie le había dejado tan en claro su deseo.<br />
<br />
Wrath se acercó a ella y la joven retrocedió instintivamente.<br />
<br />
—Sólo voy a acompañarte a tu cuarto, no tienes nada que temer —soltó molesto mientras salían de la oficina y en silencio se dirigían hacia el cuarto de ella.<br />
<br />
Ambos eran conscientes de la tensión que se había hecho presente entre ellos.<br />
<br />
Antes de lo que pudieran imaginar, estaban frente a la puerta de la habitación de Raysa, quien suspiró suavemente y lo enfrentó:<br />
<br />
—Bueno, supongo que nos veremos en un rato —dijo con un hilo de voz. Quédate, pensaba dentro suyo. Por favor no te vayas, clamaba la voz suplicante. ¿Le dolía el corazón? ¿Por qué sentía esas ganas de llorar? ¡Demonios! Se dijo, entra ya, antes de humillarte más.<br />
<br />
Wrath la miraba fijamente a través de las gafas y realmente deseó poder ver su expresión, su voz sonaba rara, deseaba quedarse, deseaba hacerla suya.<br />
<br />
—Nos veremos en el entrenamiento, no llegues tarde, no acepto excusas —dijo serio y altivo mientras observaba como desaparecía dentro de la habitación.<br />
<br />
Raysa cerró suavemente la puerta y se apoyó en ella un momento. Sentía una opresión muy grande en el pecho, y le estaba costando controlar sus poderes, los sentimientos eran muy fuertes, muy nuevos. Deseaba a Wrath como nunca se había permitido desear a algo o a alguien. Era como si otra persona hubiera tomado su lugar desde que llegó a la mansión. Cerró los ojos. Él tenía razón, dormiría sola, pero ya anhelaba su cercanía. Se dirigió con pasos cansados hacia la cama.<br />
<br />
Wrath observaba la puerta cerrada. En su interior, estaban librando una batalla colosal la razón y el deseo.<br />
<br />
Con un gruñido bajo, sólo dijo “Mía” antes de abrir con fuerza la puerta que lo separaba de su hembra.<br />
<br />
Raysa estaba dejando la bata sobre la cama cuando el sonido de la puerta la sobresaltó haciéndola girar bruscamente para enfrentar al extraño. Sólo que no era un extraño, delante de ella estaba un excitado Wrath que la observaba como un depredador que acecha a su presa. Apenas notó que la puerta se cerraba nuevamente y el cerrojo haciendo lo mismo.<br />
<br />
Wrath dio un respingo cuando vio a Raysa cubierta sólo por el pijama blanco. La seda acariciaba su cuerpo. Abrió y cerró las manos, podía sentir ya la suave textura de la piel. Dejó de pensar y guiándose por sus instintos más básicos, cruzó la distancia que los separaba y la abrazó tan estrechamente que sus cuerpos parecían uno. Tomó la boca femenina con hambre, como si fuera la última vez que probara sus labios. <br />
<br />
Ella gimió y se abrazó a su cuello dejando atrás toda resistencia, todo temor. Acarició los suaves mechones y le devolvió el beso con ansias.<br />
<br />
Wrath avanzó hacia la cama sin dejar de besarla. <br />
<br />
La habitación estaba en penumbras. Aún así llegaron a la cama y la hizo recostar sin separar sus labios de su boca.<br />
<br />
Su sabor era dulce, su lengua atormentaba la de ella, mostrándole, enseñándole. Cuando la escuchó gemir, sonrió para sus adentros.<br />
<br />
Por fin la haría suya.<br />
<br />
Se separó un momento, mientras se quitaba la chaqueta y de un tirón los botones salieron disparados al igual que la camisa.<br />
<br />
Recostada en la cama, Raysa observaba maravillada el cuerpo del macho, y sin pensar, extendió sus manos hasta apoyarlas en el pecho masculino y deslizarlas acariciando su torso.<br />
<br />
Wrath jadeó cuando sintió la caricia, quería ir despacio pero estaba muy cerca de perder el control.<br />
<br />
Lamió el contorno de su boca, la curva del cuello, sintiendo como latía su vena. Siguió bajando y besó uno de los pechos a través de la seda, regocijándose al escucharla gemir.<br />
<br />
Raysa sentía su cuerpo lleno de sensaciones dulces, sensuales, un calor creciente la recorría e iba en aumento.<br />
<br />
Wrath la hizo incorporar un poco para liberarla de la parte superior del pijama. <br />
<br />
El primer instinto de ella fue cubrirse con vergüenza, ningún macho la había visto de esa forma. <br />
<br />
Cubrió las manos de la hembra, deslizándolas para que se descubriera ante él.<br />
<br />
Acarició los pechos con reverencia. Buscó su boca nuevamente, penetrándola con la lengua, lamiendo sus labios. Dejó un reguero de besos húmedos por su mandíbula, su cuello y bajó hacia sus pechos nuevamente, succionando los pezones, rozándolos con los colmillos, provocando estremecimientos en la hembra.<br />
<br />
Deslizó la boca hacia su estómago, atormentando su ombligo, sintiendo las ondulaciones del vientre, cuando se topó con la otra parte del pijama lo deslizó por las caderas, dejando al descubierto la minúscula ropa interior de seda, mientras le sacaba el pantalón acarició las suaves y largas piernas de la hembra. Tiró la prenda con descuido.<br />
<br />
Quería besarla nuevamente, no se cansaba de su sabor, cuando sintió el contacto de los pechos femeninos contra su torso perdió el control.<br />
<br />
Se extendió sobre ella, mientras se colocaba entre sus piernas, sus manos vagaban por todo el cuerpo de la hembra que yacía casi desnuda bajo él, haciéndolo sentir poderoso como nunca antes, y sin embargo vulnerable a la vez.<br />
<br />
Raysa se sentía perdida, el calor en su vientre y más abajo iban creciendo y era casi insoportable, dulcemente insoportable, jamás había experimentado algo así, debería sentirse avergonzada, pero en su interior lo sentía correcto. Sintió como el cuerpo del macho se apretaba contra el suyo, la piel de ambos estaba cubierta por una leve capa de sudor. La excitación de Wrath presionaba contra su centro, lo único que deseaba era tenerlo dentro.<br />
<br />
—Tengo que saborearte por completo Raysa —gruñó abandonando su boca y deslizándose hacia abajo.<br />
<br />
Se quitó las gafas, las dejó sobre la mesa de noche y cubrió su cuerpo nuevamente.<br />
<br />
Desgarró la minúscula prenda que se interponía en su camino, deslizó las enormes manos abriéndole las piernas con cuidado, colocó la boca sobre su centro y besó la delicada piel provocando gemidos en la hembra, el orgasmo llegaría en cualquier momento. Su miembro palpitaba por las ansias de hundirse en ella.<br />
<br />
Raysa sentía que algo la arrastraba, el placer era demasiado y por un momento se asustó.<br />
<br />
—Déjate ir, Raysa, estoy aquí, nada va a pasarte. Sólo siente, libérate para mí —dijo con voz ronca, mientras volvía a tomarla con la boca.<br />
<br />
Ella sintió que su mundo estallaba en pedazos, su cuerpo se convulsionaba mientras, su cabeza caía hacia atrás, de sus labios salía el nombre de Wrath con un gemido profundo.<br />
<br />
La llevó a la cima una y otra vez, no se saciaba de su sabor, era tal y como lo había imaginado, pero necesitaba estar dentro de ella, poseerla por completo.<br />
<br />
Se incorporó tomando su boca e introduciendo la lengua, mordisqueó los labios, la tentó una y otra vez, sintiendo como las manos de Raysa vagaban por su espalda. Rápidamente se apartó el tiempo necesario para quitarse los pantalones.<br />
<br />
Raysa contuvo el aliento cuando lo vio completamente desnudo y vio por primera vez su excitación. Era enorme. El miedo visitó su mente unos segundos.<br />
<br />
Wrath acarició su rostro suavemente, recorrió su cuerpo con las manos, besó los labios despacio, tratando de controlar su deseo para no lastimarla.<br />
<br />
Sintió como su miembro presionaba contra la entrada de su cuerpo y susurró contra la boca masculina:<br />
<br />
—Serás el primero, por favor sé cuidadoso —le dijo mientras lo besaba nuevamente, tomando la iniciativa, provocándolo. Envolvió sus caderas con las piernas, acercándose más aún. Deslizó una mano tocando la suave longitud, maravillándose ante su suavidad.<br />
<br />
Wrath gimió cuando sintió el contacto de la hembra.<br />
<br />
—Trataré de ser lo más cuidadoso que pueda —dijo mientras se posicionaba mejor entre sus piernas.<br />
<br />
Sintió la erección dura, grande, presionando su entrada.<br />
<br />
—Simplemente hazlo, por favor, necesito tenerte dentro mío, Wrath, quiero que estés en mi interior de todas las formas posibles —dijo acercando más su cuerpo y bajándole la cabeza para besarlo con fuerza.<br />
<br />
Con un rápido movimiento empujó hacia delante y se deslizó en su interior rompiendo la barrera.<br />
<br />
El dolor la dejó sin aire, era crudo. Su primera reacción fue tensar su cuerpo y tratar de separarse, pero fue solo un momento. La emoción de tenerlo por fin dentro de su cuerpo borró toda molestia, todo dolor.<br />
<br />
Wrath se quedó muy quieto. Sin moverse, la acarició, tomó su boca nuevamente, mientras sus manos vagaban por sus pechos, dándole placer nuevamente. Cuando notó que la hembra se relajaba y respondía a sus caricias, comenzó a moverse lentamente.<br />
<br />
Raysa sentía como el placer la embargaba, cerró los ojos ante la fuerza de las sensaciones, sus pelvis unidas. Con cada embestida el placer aumentaba, se sentía plena, colmada por el macho, abrumada por su plenitud.<br />
<br />
Wrath gruñó ante el goce que estaba experimentando, Raysa se ceñía a él como un guante, era como si estuviera hecha a su medida. <br />
<br />
Reclamó su boca con un beso salvaje, jugando con su lengua, penetrándola. Mía, por fin rugió la voz en su interior mientras aceleraba las embestidas.<br />
<br />
Abandonó su boca y siguió el camino por la garganta hasta capturar uno de sus pechos.<br />
<br />
Raysa sentía que iba a estallar de nuevo, estaba en el límite nuevamente, jamás se imaginó que estar con un macho le daría tanto placer, que el sexo sería de esta forma. No es sólo sexo, dijo una vocecita dentro de ella, es por él, no estarías haciendo esto con otro macho que no fuera él. <br />
<br />
Gimió y abrió los ojos ante la revelación. Sin pensarlo, tomó el rostro masculino y lo miró por primera vez sin lentes. Tenía los ojos cerrados, las negras y gruesas pestañas acariciaban sus mejillas. Acarició su boca con los dedos antes de acercarlo y besarlo profundamente, no se cansaba de hacerlo, le gustaba su sabor. Deslizó la lengua por los labios y se introdujo en su boca, rozando los colmillos, acariciando su paladar, penetrando en su boca como él lo hacía con su cuerpo, imitándolo, haciéndolo gruñir de placer.<br />
<br />
Wrath estaba perdido, no tenía control, las arremetidas eran cada vez más potentes, no sabía cuánto iba a durar, el orgasmo estaba casi sobre él. La boca de la hembra lo estaba volviendo loco. Sintió el momento justo en que a ella le golpeó nuevamente el orgasmo. El cuerpo femenino se arqueó debajo de él, mientras Raysa gemía su nombre. Aceleró las embestidas buscando su liberación, el ritmo se volvió urgente, la velocidad aumentó, estaba fuera de control. Quería marcarla, quería su olor sobre ella, quería que todos supieran que era suya, que había sido el primero.<br />
<br />
Con un rugido alcanzó el éxtasis. Espasmos violentos recorrieron su cuerpo, el caliente líquido salió disparado dentro de ella en temblores que sacudían todo su cuerpo. Antes de que pudiera detenerlo, el aroma de la vinculación invadió la habitación, mientras se desplomaba sudoroso y jadeante sobre ella.<br />
<br />
Raysa recibió el peso de su cuerpo, envolviéndolo con los brazos y las piernas, lo sostuvo mientras sentía el roce de los labios contra su cuello. Olisqueó el aire y el aroma a oscuras especias llenó su nariz y sus pulmones. Aspiró profundo, deleitándose con el aroma del macho en su piel. Acarició con las yemas de los dedos la musculosa espalda, deleitándose con la firmeza de la piel, deslizó las manos suspirando tranquilamente.<br />
<br />
Wrath no quería alejarse. Demonios, la había marcado, su deseo fue más fuerte, y a pesar de las dificultades que le iba a acarrear este despliegue de machismo de su parte, se sentía bien allí, entre sus brazos. ¿Qué te pasa idiota? Deja de comportarte como un tonto. Aléjate. Ya tuviste lo que querías. Déjala.<br />
<br />
Gruñó por lo bajo tratando de liberarse de la maldita voz en su cabeza. Se incorporó un momento antes de suspirar, cuando sintió su boca en su mejilla y la caricia sobre su cabello. Jamás imaginó que la guerrera fuera capaz de ser tan tierna, de calmarlo con solo una caricia, de acallar la voz que lo torturaba.<br />
<br />
Se inclinó y la besó sin presiones, solo con ternura, con agradecimiento. Deseó poder verla, grabarse en la memoria su expresión. Se separó y deslizó la enorme mano por su rostro, estudiándolo. Abrió los ojos fijando su pobre vista en su rostro.<br />
<br />
Raysa suspiró y amoldó su rostro a la caricia, lo miró y contuvo el aliento cuando vio sus ojos. Eran de un color verde tan claro como nunca había visto, bordeados por gruesas y tupidas pestañas negras. Algo en ella se encendió, no supo por qué, pero la pregunta escapó de sus labios en un murmullo ronco:<br />
<br />
—¿No puedes ver verdad? —Le dijo mientras acariciaba su rostro suavemente—. Todo este tiempo me estuviste ocultando eso, ¿no es cierto, Wrath?<br />
<br />
Wrath se tensó intentando apartarse sin conseguirlo, ya que ella había tomado su rostro entre las manos. Frunció el ceño y dijo bruscamente:<br />
<br />
—¿Te molesta? ¿Temes que no pueda entrenarte? ¿Estás decepcionada, verdad? Tú…<br />
<br />
Raysa apoyó la mano sobre su boca haciéndolo callar:<br />
<br />
—¿Cómo podría molestarme eso? Tú me ves Wrath, me has visto más de lo que nadie lo ha hecho nunca.<br />
<br />
Sacudió la cabeza en forma terca:<br />
<br />
—Pero estoy ciego, Raysa. ¿Eso no te molesta? Mis ojos son inútiles. ¿No me hace menos a tus ojos?<br />
<br />
Ella lo miró incrédula mientras le respondía:<br />
<br />
—¿Cómo puedes decir eso? ¿Por qué habría de molestarme? Es todo lo contrario, hace que te admire, Wrath. Eres un guerrero aún más fuerte de lo que imaginé, me sorprende que pienses que tendría otra reacción. ¿Qué te sucedió?<br />
<br />
Wrath se relajó levemente mientras le respondía aún con un deje de tensión:<br />
<br />
—Nací con poca visión y luego de la transición solo empeoró, y seguirá empeorando a medida que pase el tiempo —dijo mientras acariciaba su cabello.<br />
<br />
—Eso quiere decir que puedes ver algo. ¿Puedes verme?<br />
<br />
Wrath asintió mientras deslizaba la mano por las suaves ondas.<br />
<br />
—Puedo ver tu cabello desparramado en la almohada, me gusta cuando acaricia tu espalda. Sé que eres hermosa, más hermosa de lo que imaginé al principio —dijo deslizando las dedos por el contorno de su rostro, estudiándola, memorizando sus rasgos. Se inclinó y la besó brevemente y sonrió cuando ella se estremeció—. No necesito mis ojos para sentirte, Raysa.<br />
<br />
Se inclinó y rozó su cuello con los labios, raspó con los colmillos la vena, deseando hundir sus colmillos en ella.<br />
<br />
Raysa gimió arqueando su cuerpo bajo él, sintiendo su erección presionar nuevamente contra su centro.<br />
<br />
—Tu olor me excita de una manera que ni te imaginas, me pongo duro solo de sentir tu aroma. También me gusta cuando dices mi nombre. Dilo, Raysa, di mi nombre —dijo mientras besaba sus pechos.<br />
<br />
—Wrath, por favor… —gimió, envuelta en deseo nuevamente.<br />
<br />
El macho sonrió con satisfacción mientras gruñía en forma primitiva ante la respuesta de la hembra.<br />
<br />
—Te deseo tanto, que no creo que me sacie nunca de ti —mientras decía esto, dejó todo pensamiento atrás. Estaba donde quería estar y tenía a su hembra donde quería, bajo su cuerpo y diciendo su nombre. Lo abrumó el sentimiento de posesión que sentía hacia la hembra.<br />
<br />
Mía, pensó antes de sumergirse nuevamente dentro de ella.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Butch se encontraba en el gimnasio haciendo sus ejercicios de calentamiento. Había quedado con Vishous para practicar un poco, todavía le costaba manejar ese cuerpo.<br />
<br />
—¡Hey! Poli tranquilo… solo es un saco de boxeo. <br />
<br />
Hizo un gesto con la boca, era increíble el grado de amistad que compartía con el hermano, desde un primer momento hubo una conexión, como si él fuera una extensión suya, había algo los conectaba. <br />
<br />
Después de tres horas completas de artes marciales, boxeo e insultos, los dos terminaron agotados. <br />
<br />
Vishous tomó unas toallas y le paso una.<br />
<br />
—¿Y cómo va todo con Kytara?<br />
<br />
—Bien, es muy buena con las armas de fuego y ni te cuento con las artes marciales, parece que por momentos ella es la que me enseña —dijo muy orgulloso de su guerrera.<br />
<br />
—¿Es orgullo lo que percibo, poli, u otra cosa? <br />
<br />
En el fondo, Vishous sabía la respuesta, pero necesitaba escucharlo de sus labios y confirmar sus sospechas, su compañero estaba metido mucho más de lo que dejaba ver.<br />
<br />
Butch largó un suspiro, pasando una mano por sus cabellos transpirados.<br />
<br />
—Te juro, hermano, que no lo sé. En un momento determinado siento que está conmigo pero al siguiente, no quiere saber nada —otro suspiro—. Ella es especial.<br />
<br />
Con eso ya estaba todo dicho. Iba a perder a su hermano, él siempre lo había sabido, pero igual dolía.<br />
<br />
En ese momento se abrieron las puertas del gimnasio.<br />
<br />
—Lo siento, no sabía que estaba ocupado —Kytara miró a los guerreros. Por la Virgen Escriba, que perfectos que eran.<br />
<br />
—No, está bien Kytara, quédate —soltó Butch con un tono de ansiedad.<br />
<br />
Vishous fue testigo mudo de ese encuentro. Se notaba que ambos se buscaban, que querían estar uno cerca del otro, pero algo los separaba, o alguien. Se veía en los ojos de Kytara un juego de emociones, desde felicidad hasta el pesar y en los del hermano, solo dicha mezclada con deseo.<br />
<br />
—¿No han visto a Nessa? —Preguntó mirándolos. Cuando de repente sintió en su pecho dolor, sólo vino a sus labios el nombre de Leliel. Estaba herida y tenía que ir por ella…<br />
<br />
—¿Que pasa Kytara? —Preguntó Butch al ver el cambio en los ojos de la guerrera.<br />
<br />
—Leliel está herida y tengo que ir por ella —se preparó para desmaterializarse, cuando la voz de Vishous la detuvo.<br />
<br />
—Espera, por lo que sé, está con Rhage y puede que nos necesiten.<br />
<br />
Los tres se desmaterializaron al garaje, donde subieron al auto de Vishous, y fueron en busca de ellos.<br />
<br />
<br />
Continuará....Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-28827789274575274402015-10-27T01:48:00.000-07:002015-10-27T01:48:33.012-07:00Especial Halloween 2015. E. 731. By Pandora Leon <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdktmJsbCGtFs0Vsg1sDqSusepQ4hnxTGFYCg0quAawxH3sErq-pOXeOnIcN17AeH-YaC9bexvIstcDpMWRhZuu63kCyhROTrePBCC9KPKhhgd9v3uqxzQ_cavNzRtQqLMREzFXzKuAcuo/s1600/12170538_506731472838683_48724392_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="305" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdktmJsbCGtFs0Vsg1sDqSusepQ4hnxTGFYCg0quAawxH3sErq-pOXeOnIcN17AeH-YaC9bexvIstcDpMWRhZuu63kCyhROTrePBCC9KPKhhgd9v3uqxzQ_cavNzRtQqLMREzFXzKuAcuo/s400/12170538_506731472838683_48724392_n.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
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<b>E. 731 <br /><br /> <span style="color: red;">Pandora León </span></b></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
Era una tarde nublada, de esas en las que terminas haciendo nada hasta que par de locos amigos tuyos te invitan a salir. No soy de las que pregunta mucho, ellos solamente tuvieron que decir: Liss, vamos a salir. ¿Te apuntas? Y yo quedé vestida en menos de un parpadeo. <br />
<br />
Pasaron a recogerme y yo, contenta de hacer algo que no fuera estar en mi casa, me dejé llevar junto a una lata de cerveza en mi mano derecha. Teníamos el radio a todo volumen y cantamos las canciones a viva voz... al menos solo íbamos nosotros; si alguien nos escuchara nos demandaría por intento de asesinato.<br />
<br />
Sí, así de malo cantamos. Luego de unas cuantas horas, ya me empezaba a impacientar. Iba a abrir mi boca para preguntar, cuando me fijé a mi alrededor… la comunidad por la que pasamos estaba desierta, muy desierta, incluso para un día nublado. Una decoración del patio de una casa llamó mi atención. ¿Eso que estaba encima de la verja era una calavera? No era una calavera humana, más bien como la de un toro o algo así como lo que enseñan en las películas de viejo oeste y desiertos.<br />
<br />
Parpadeé y di un trago largo a la quinta lata de cerveza que pasaba por mi mano, cuando intenté fijarme de nuevo para ver si había visto lo correcto, el carro ya había avanzado. <br />
<br />
<i>Seguro estoy viendo cosas... Esta es la última que me bebo. </i><br />
<br />
Mi amigo Fernando se estacionó frente a un edificio enorme y viejo. Sus paredes blancas tenían manchas negras producidas por el tiempo. Por los balcones que sobresalían , pude suponer que era un hotel abandonado. Fernando se bajó del carro, seguido por Carlos. <br />
<br />
-¿Qué hacen?- pregunté. <br />
<a name='more'></a><br />
-Vamos a entrar.- Oh, claro. Ya me lo sospechaba. <br />
<br />
-El letrero en la verja dice: Propiedad privada, prohibido el paso.- Indiqué en un esfuerzo inútil por darle luz a sus mentes. Había visto incontables de películas de misterio para saber que esto no iría bien. Dime paranoica, pero prefiero estar viva. Gracias. <br />
<br />
-No vamos a entrar-entrar. Vamos a verlo más de cerca. A ver, Carlos, explícale a la cobarde esta que es este lugar y porque no debe preocuparse.-Carlos miró a Fernando divertido.- Eres de aquí, danos el tour completo. <br />
<br />
-Bienvenidos a la Capital de la Isla, mis queridos amigos de la Loza –empezó Carlos con voz sardónica, llevándose una mirada airada de nosotros.- ¿Qué? Ustedes se empeñan en decir que nosotros somos de la isla como si ustedes no fueran parte de Puerto Rico. –se encogió de hombros y siguió con su relato-. Este es el Hotel Ponce Intercontinental, mejor conocido como “El Ponce”. Abrió sus puertas en el año 1960, pero fue cerrado en el año 1975 sin razón aparente. Como ven, era la madre de los hoteles, aquí se reunía lo mejor de lo mejor. Ya saben, en su mayoría gente con chavos. Desde políticos hasta turistas. <br />
<br />
-¿Ves? No tienes nada de qué preocuparte. No es un psiquiátrico quemado ni nada de eso.- Un poco calmada, seguí a los chicos a ver el lugar. Al fin y al cabo, Fernando era más cobarde que yo y él no iba a atreverse a subir, de todos modos. <br />
<br />
El edificio era más impresionante estando frente a frente. Su estructura no fue dañada solo por las inclemencias del tiempo, sino por personas que pintaron las paredes con aerosol. Seguimos caminando hasta toparnos con lo que fue una piscina. <br />
<br />
-Este hotel tenia todos los lujos.- dije rompiendo por fin el silencio. <br />
<br />
-Sí, ahora solo es un edificio abandonado en donde han pasado cosas. <br />
<br />
-¿Qué cosas han pasado, Carlos? <br />
<br />
-Lo que puede suceder en un lugar tan abandonado. Asesinatos, suicidios, etc.- Una ola de pánico me a travesó. <br />
<br />
-Ya vimos, ya nos fuimos, ¿verdad? <br />
<br />
-¿Y no tomar fotos de la vista desde allá arriba, acaso no me conoces?- Ugh, no me fijé que Fernando tenía la cámara colgada del cuello… Si él vino aquí para sacar fotos, no se iría sin ellas.- Puedes esperarnos en el carro, si quieres. <br />
<br />
El remedio era peor que la enfermedad. Mi celular sin señal y sola en el carro, en una comunidad que no conocía, en la que parecía no haber ni un alma… no, yo no estaba tan loca. Prefería subir con ellos esos seis pisos hasta la terraza que quedarme sola. Entramos por el salón de recepción y para mi alivio, todo estaba bien iluminado, de hecho, todo el hotel desde afuera parecía estarlo. Con mi cuerpo ya invadido por la tensión, me localicé al lado de Carlos, mientras Fernando caminaba de aquí para allá tomando fotos. En el primer piso de habitaciones se extendía un largo pasillo. Todo en silencio, un silencio tan palpable que me estaba volviendo loca. ¿Desde cuándo los pájaros habían dejado de cantar? <br />
<br />
Miraba a todos lados, cuartos con puertas arraigadas, otros sin puertas, dejando ver muebles rotos, libros en el suelo. Era como si todo el que estaba allí en el momento en que cerraron el hotel, en vez de tomar su tiempo para empacar, tuvieron que salir corriendo dejando algunas de sus pertenencias. Personas que ha visitado el lugar luego de eso, dejaron su huella de grafitis en las paredes, dibujando cosas obscenas. ¿Por qué estaba aquí? Ah, sí… por la estupidez de Fernando y sus fotos. Subimos al segundo piso, más cuartos con cosas rotas. <br />
<br />
Por alguna razón, los chicos ya no estaban tan tensos como estaban en el primer piso. Ellos hablando era una distracción perfecta para mí. De momento, sentí a alguien detrás y me volteé inmediatamente para encontrarme con la mitad del pasillo desierto. <br />
<br />
-¿Liss? <br />
<br />
-¡Presente!- dije sonando lo más valiente posible, haciendo que Carlos sonriera y negara con la cabeza. <br />
<br />
Entramos a unas de las habitaciones, para asomarnos por el balcón. <br />
<br />
Fernando fue el primero, y rápido se tiró al suelo. Nos miró y nos dijo en murmullo: hay un carro. Nosotros, como ya teníamos un paso irremediable en el balcón, también nos tiramos al suelo. Mi mente comenzó a crear millones de posibilidades de lo que significaba ese carro, por alguna razón, vago exactamente por los peores. Algo así como que nos iban a matar, o que era la policía y que nos llevarían presos por pasar a una propiedad privada. En la habitación donde estábamos, el balcón no tenía el barandal, por lo tanto Fernando volvió a acercarse a la orilla, lo más escondido que pudo, para mirar. <br />
<br />
-Deberían conseguirse un motel.- él se estaba riendo, pero no dijo esto en voz alta.- Vamos a seguir nuestro recorrido, no vayamos a interrumpirlos. <br />
<br />
Luego de eso, las bromas no cesaban. Yo realmente quería tener su ánimo, pues cuando más seguía subiendo, menos me daban ganas de terminar el recorrido. No sé si ellos lo notaron, o se hacían los locos, pero los dibujos en las paredes, ya en el tercer piso, iban cambiando de contexto a algo oscuro. El ambiente se volvía cada vez más pesado. Me sentía observada, como si estuviera caminando entremedio de mucha gente. Pero algo me decía que no podía dar marcha atrás, a pesar de que todo mi ser decía que corriera, yo solo podía continuar. Por alguna razón que no entendía, mi mente no podía explicar porque en los pasillos cada vez entraba menos luz. Era de tarde y estaba nublado, pero no era que estaba totalmente negro el cielo… era un lugar abierto, ¿qué rayos pasa? <br />
<br />
El cuarto piso nos esperaba con dibujos de pentagramas con la estrella al revés. Fernando seguía con sus fotos, y se burlaba de todo lo que veía. Carlos hablaba con él, siempre manteniendo una vista en mí. Seguramente lo estaba preocupando, ¿me veía tan pálida como me sentía? De pronto, el celular en mi bolsillo comenzó a sonar. Me sobresalté. Lo tomé del bolsillo extrañada, pues no había tenido señal en todo lo que estaba allí y milagrosamente me llegaba un texto. Verifiqué la señal de mi celular, otra vez, y no tenía nada de señal, a esto me refiero que ¡ni siquiera salía el nombre de la compañía en la pantalla! <br />
<br />
-¿Quién te escribe?- Preguntó Carlos, no por entrometimiento, sino porque ya era costumbre de nosotros hacernos esas preguntas. <br />
<br />
-Tú, idiota.- Me lleve una mirada incrédula. <br />
<br />
-¡Estoy al lado tuyo! ¿Me has visto sacar el celular en algún momento?- Cierto. No, no lo había sacado. <br />
<br />
-Pues se desbloqueó en tu bolsillo.- No creía que de todos los contactos fuera precisamente a mí a quien se enviara el texto. Mas él me había enviado un texto cuando me fueron a recoger, tal vez eso sucedió porque estaba primera en la lista. Sí, eso podía pasar. Era una explicación lógica. <br />
<br />
-Liss, mi celular se desbloquea con patrones. Es imposible que se haya desbloqueado en mi bolsillo.- Le miré con alarma, y él me devolvió la mirada como si no creyera lo que le decía. Le mostré el texto y Carlos me miró de la misma manera que yo sabía que le estaba mirando. Mi corazón comenzó a bombardear más rápido y mi respiración se agitaba. Esto ya pasaba lo normal, algo no iba bien. <br />
<br />
Cuando llegamos al sexto piso todos nos sumimos en silencio, Fernando que estuvo soltando bromas en todo el camino se sumió en un silencio sepulcral. La mitad del pasillo estaba oscuro, bien oscuro, pero ninguno aminoró la marcha. ¿Será que ellos sentían el mismo sentimiento opresivo que me motivaba a seguir? <br />
<br />
La oscuridad nos atrapó como una nube espesa y no terminamos la caminata hasta el final del pasillo, sino que nos alumbramos con los celulares hasta encontrar unas escaleras que nos llevaba a la bendita azotea. Era culpa de nosotros estar atrapados en esta locura, ahora nos estábamos muriendo por salir de ella. Antes de entrar al pasillo de las escaleras, leímos en la pared “Vamos a jugar” y maldita sea si no me recorrió la madre de los escalofríos por todo el cuerpo. Subimos las escaleras, y lo único que me pasaba por la cabeza era que si sentía que algo me ponía las manos encima iba a gritar como idiota... Ah, eso y en la dichosa frase de la pared, por alguna razón me ponía más nerviosa que todo lo que pasaba a mi alrededor. <br />
<br />
Después de varias vueltas de escalones, encontramos la puerta para un pequeño cuarto que estaba lleno de más dibujos y esqueletos de animales muertos. Sin cruzar palabras, por fin encontramos esa puerta a nuestro destino. <br />
<br />
Casi corro para salir de allí. <br />
<br />
Necesitaba el viento en mi cara, o algo que me sacara el jodi’o miedo del sistema. No voy a negar que nos recibió una vista espectacular. El aire se sentía limpio, tanto que pensé iba a colapsar. Fernando no se hizo esperar, comenzó a tomar las fotos maravillado como Carlos y yo. <br />
<br />
-Es hora de irnos.- dije luego de un rato, muy a mi pesar. Llevábamos mucho tiempo allí, la verdad prefería tirarme desde la azotea que tener que volver a recorrer esos pasillos de nuevo.- Ya se hace de noche. -Otra vez nos dedicamos a bajar esos escalones, nos alumbramos nuevamente con los celulares. <br />
<br />
“Vamos a jugar”, “Let’s play” estaba escrito por todas las paredes del pasillo. Eso no estaba ahí cuando nosotros subimos a la azotea. ¿Estaba escrito con sangre? Un grito se me quedó atascado en la garganta cuando escuché risas envolviendo el pasillo. No podía moverme, sea lo que sea estaba esperando en ese pasillo oscuro, los celulares comenzaron a prender y a apagarse. Sentí una mano agarrarme y cuando me halaron solté un grito. No fue hasta que llegué a las escaleras, que me di cuenta de que Fernando era quien me llevaba de manos y que detrás de mí estaba Carlos. <br />
<br />
-Deja de forcejear, ¡vamos! <br />
<br />
Llegamos al carro en menos de lo que pensamos. No miramos atrás, nuestra meta era salir de aquel lugar de inmediato. Estábamos tan asustados que ni siquiera encendimos el radio. Entre el miedo y la tensión, no podía pensar con claridad.<br />
<br />
¿Qué fue eso? Seguro que no fue producto de nuestra imaginación. Las palabras estaban escritas con sangre, algunas se veían secas, pero otras, otras parecían recientes. En menos de lo que yo pude pensar ya estaba en mi casa, ¿cómo carajos? ¿tan sumida en mis pensamientos estaba? Me despedí de mis amigos y subí hasta mi apartamento. Mis padres no estaban, encendí todas las luces de la casa, todavía estaba aterrorizada. Todo está bien, Liss. Ya estas a salvo. <br />
<br />
Me tomó tiempo sacudirme el miedo, con todo y eso, no puedo decir que todavía no quedaba algo eso durante las siguientes horas. Mis padres llegaron al apartamento, lo que me hizo sentir más segura. Tomé un baño y al salir leí los mensajes de Carlos y Fernando que ya estaban en su hospedaje. Fue entonces, que recordé el mensaje que salió del celular de Carlos en el hotel abandonado y lo busqué. E.731. <br />
<br />
La curiosidad pudo más, por lo que me senté en mi escritorio y encendí mi ordenador. Una vez en internet, fui a Google –el mejor amigo de todos-, y escribí la letra junto a los números. Realmente no esperaba ningún resultado, así que no entendía porque lo buscaba de todos modos. Me encogí de hombros, era mejor salir de dudas. Di “enter”. <br />
<br />
Tragué hondo cuando en la pantalla me aparecieron un montón de resultados para mi búsqueda. E.731 era el nombre de un escuadrón japonés que hizo experimentos científicos en humanos. Probaban armas biológicas en ellos. No se detenía ahí, ellos tenían orfanatos bajo su mando… los niños también sufrían de estas torturas tan desastrosas. Las fotos eran horribles, tanto que dejé de mirarlas segundos después. <br />
<br />
-Esto no hace sentido –me dije, tratando de sonar lógica.-, las fechas no concuerdan. Los experimentos fueron dentro del marco de la segunda guerra entre China y Japón. Según la información de Carlos, el hotel abrió quince años luego de eso. ¿Además que tenía que ver Puerto Rico de todos modos con eso?- seguí mi búsqueda, a pesar de que todo ya me sonaba como pura coincidencia. <br />
<br />
-“Existe evidencia de que el gobierno de los Estados Unidos de América ayudó a esconder parte de la información para convertirse en su aliado durante la guerra.”- Leí en una de las páginas de internet, haciendo que me recorriera un escalofrío por el cuerpo. Esto no me estaba gustando. ¿Y si esa práctica no terminó en esa fecha? Si Estados Unidos quiso ser su aliado para la guerra, bien pudo otorgarle algún lugar para seguir con los experimentos. <br />
<br />
¿En qué cosas piensas, Liss? Ok, vamos a ser lógicos, al parecer el primer intento no ha funcionado. Fueron demasiados años de diferencia, que ese mensaje te haya llevado a esto, no quiere decir nada. En todo caso, ¿por qué escogerían un hotel para eso, en vez de un hospital o algo por el estilo? <br />
<br />
-Para no levantar sospechas –mi mente comenzó a contrarrestar la lógica-, nadie sospecharía de las prácticas en un hotel. Pudo ser Puerto Rico, pues nadie le echa un vistazo a esta isla precisamente. ¿Por qué pudo cerrar el hotel sin motivo aparente? <br />
<br />
Entonces dirigí mi búsqueda por ese rumbo: los motivos por los cuales el hotel cerró. Exactamente como dijo Carlos, no había razón cierta por la cual cerro el hotel, se especulaba que era por la posición poco estratégica en la que fue ubicado. Pero eso tampoco explicaba el por qué todas las veces que intentaron re-abrirlo nunca se pudo. La búsqueda, me llevó a una página de esas poco confiables. <br />
<br />
-“El Ponce Intercontinental cerró por muertes inexplicables y aparición de fantasmas. Según documentos clasificados, en el último piso se escondía un laboratorio clandestino, que experimentaba con niños…”- Esto explicaría porque la gente pareció huir del hotel. Cerré el ordenador más que volando, temblando de pies a cabeza. Eso no podía ser cierto, no podía. <br />
<br />
Es una página no confiable, no debes creerle. Me repetí millones de veces. Miré el reloj y eran las 12 de la media noche, era hora de dormir más tarde tenía clases. Sabía que luego de esto no dormiría si no fuera al son de medicamentos para dormir. Poco a poco los medicamentos fueron haciendo efecto. <br />
<br />
Escuché la risa de niños, cuando miré para ver de donde salía me encontré con el pasillo del hotel. Corrí en dirección opuesta, tanto como los pies me lo permitieron. Algo me agarró el antebrazo, sacándome un horrible grito de los pulmones y arrojándome al suelo. Esta vez, el eco de niños pidiendo que vaya a jugar con ellos era insoportable y cada vez se hacia más cerca. Intenté ponerme de pie, pero resbalaba, me tomó tiempo para comprender, por el olor, que estaba encima de un charco de sangre. <br />
<br />
-¿Lis?- Escuché a Fernando llamándome desde algún lugar. <br />
<br />
-¡Aquí!- grité, ahogándome con un sollozo y temblando de pies a cabeza. <br />
<br />
-No te muevas.- Esta vez, Carlos fue quien habló. El pasillo se llenó de ecos de pasos de personas corriendo, también seguían los susurros pidiéndome que jugara.- <br />
<br />
-¡Aquí estas! Te encontré. –Gritó Fernando con alegría y Carlos comenzó a reír. <br />
<br />
-La encontramos. –Corrigió Carlos. Fue ese momento en que la luz de las linternas pudo alumbrarlos brevemente. <br />
<br />
¡No, no, no! El cuerpo de Carlos estaba unido al de Fernando, por la mitad de cada uno, haciendo un cuerpo con dos cabeza. Su rostro desfigurado, como si los hubiesen quemado. Comencé a gritar y a gritar, mientras la risa divertida de los niños se escuchaba por el pasillo… Abrí los ojos de golpe, fue un sueño. Todo era un sueño. <br />
<br />
-Ahora te toca jugar con nosotros.- escuché una voz pequeña al lado de la cama. La niña tenía un peluche en sus manos, pero fue su sonrisa sádica, su cabeza abierta y su ojo colgando de un hilo de su cuenca. Grité y me senté, pegándome al espaldar de la cama. Entonces, fue cuando me fijé que mi cama estaba rodeada de niños con horribles aspectos, y junto a ellos, mis mejores amigos. <br />
<br />
-Shh, -trató de consolarme la niña.-, nuestro papi y sus amigos jugaban con nosotros, pero cuando nosotros jugamos con ellos de la misma forma, murieron. Tus amigos se quedaron a jugar. Ven a jugar tú también.-<br />
<br />
Sentí un gran dolor, que no pude aliviar ni con los gritos ensordecedores que me quebraban la garganta, este era mi cuerpo siendo desmembrado por los niños, bajo el eco de sus risas y en susurro: vamos a jugar. <br />
<br />
<br />
<br />Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-69516721217221736382015-10-26T04:14:00.001-07:002015-11-10T02:52:26.257-08:00En la piel del lobo. Capítulo 8. By Calista. <br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>CAPITULO 8</b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s1600/en+la+piel+del+lobo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7VfBTSLYB1ipUUQ91oMnD3E0NHBjveX9O0ZpcvkZWUzmwzhmVGHXVSEHM-DDvks_Y40283QWFv1q8PzFxH6xLdKTH-CNtFNQeQj4F6M-ety0jq9ND5RWCoc6rv6QYHuDkhf0pUvQiln2b/s320/en+la+piel+del+lobo.jpg" width="230" /></a></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span>
Viene de<a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/10/en-la-piel-del-lobo-capitulo-7-by.html"> Capitulo 7 </a><br />
<br />
Envuelta en una sábana y con la mente y el corazón en la mano, destelló al departamento del único ser al que podía acudir en este momento, su hermana Kyra.<br />
<br />
Miró la sala vacía y recordó que apenas era de madrugada. Gimió con fuerza, mientras las ganas de llorar la sacudían al ver nuevamente su palma marcada. El temor la invadió. Esto se tiene que quitar se dijo mirando nuevamente la mano y frotándola contra la sábana. Por los dioses esto se tiene que quitar gimió por dentro.<br />
<br />
—¿Ky? —Llamó con la voz quebrada por los nervios y el llanto.<br />
<br />
No obtuvo respuesta y se encaminó hacia la escalera.<br />
<br />
—¿Ky? ¿Estás aquí hermanita?<br />
<br />
Pasaron unos segundos, volvió nuevamente a la sala, estaba girando para volver a llamarla cuando la vio llegar.<br />
<br />
Kyra se detuvo en seco al verla cubierta nada mas que por una sabana.<br />
<br />
Sintió como la recorría con la mirada y trataba de meterse en su mente. Sacudió la cabeza mientras una lágrima se derramaba en su mejilla.<br />
<br />
Al verla Kyra cerró las distancias ente ellas y la abrazó con fuerza.<br />
<br />
—¿Calista estás bien? ¿Estás herida? ¿Alguien te lastimó? —preguntó con rabia y desesperación mientras la llevaba con suavidad hacia el sofá.<br />
<br />
Calista sacudió la cabeza mientras murmuraba:<br />
<br />
—Necesito que me digas la verdad Ky… Dime por favor que esto no es lo que estoy pensando y se quita —le dijo con voz ahogada mientras le tendía la mano marcada.<br />
<br />
Kyra contuvo el aliento y el corazón se le detuvo, la miró estupefacta. La marca era similar a la de ella pero en azul, el intrincado diseño parecía un lobo.<br />
<br />
—¡Dioses Calista! Estás emparejada —le dijo con hilo de voz, mientras trataba de asimilar que su hermanita pequeña tenía compañero—. Pequeña lamento decirte que esto no se quita, has encontrado al compañero que los destinos eligieron para ti. Encontraste tu alma gemela y puesto que no creo que hayas estado con otro were en una situación tan íntima, el afortunado es Fang —finalizó mientras levantaba el rostro de su hermana para observar como las lágrimas manaban de sus ojos.<br />
<br />
Calista sacudió la cabeza.<br />
<a name='more'></a><br />
—¡No! No puede ser verdad, mi alma gemela era Julian y Atenea me lo arrebató. Por ese motivo me juré nunca más amar. Fang es mi amigo, fue solo una vez, nosotros no y… —Soltó un sollozo mientras se frotaba la marca como si quisiera borrarla. Sólo es necesaria una vez dijo la vocecita.<br />
<br />
—Calista cálmate —le dijo Kyra seria—. Sé que es difícil, pero alguien tiene que decirte las cosas. Sé que amabas a Julian, pero evidentemente no era tu alma gemela, no era ese ser que estaba destinado para ti. —Le dijo suavemente mientras le tomaba la mano marcada.<br />
<br />
—Ky, es que no puede ser, Fang y yo somos amigos, nos hicimos la misma promesa. ¿Cómo dos personas que juraron nunca volver a amar pueden estar juntas? ¿Qué futuro pueden tener si ninguna quiere un compromiso? Está bien, reconozco que nos sentimos atraídos pero nada más que eso… ¿Qué hay de bueno en estar atada de por vida a alguien que no amas, al menos de la manera que debe ser? ¿Qué cosa positiva puedo sacar de todo esto? —dijo tratando de entender lo que sucedía.<br />
<br />
Kyra frunció el ceño levemente, su pequeña hermana estaba tan confundida que no sabía por donde empezar a aconsejarla… Justamente ella, quien estaba en la misma situación…<br />
<br />
—No tengo todas las respuestas Cal… pero puedo decirte qué tiene de positivo tener a alguien —le dijo mientras en su mente aparecía el rostro de Vane.<br />
<br />
—Estoy atada de por vida a alguien Kyra… alguien que era mi mejor amigo… Y ahora todo cambió —dijo con dolor.<br />
<br />
No seas mentirosa, el lobo te hace sentir de una manera que nadie lo ha hecho, te hace sentir viva, te hace vibrar con solo acercarse dijo la vocecita molesta.<br />
<br />
Kyra sacudió la cabeza.<br />
<br />
—¿Quieres saber hermanita que cosa buena hay en todo esto? —Kyra dejó escapar un leve suspiro—. Cariño mío el lado positivo es que tienes a alguien maravilloso que va a acompañarte el resto de la vida, no tendrás que enfrentar sola ninguna batalla más. Tendrás un hogar donde regresar siempre y no hablo de un solitario departamento hablo de alguien que te dará caricias, risas y aunque no siempre será color de rosa y habrá peleas, llanto y dolor pero el amor será lo principal. Tendrás amor y te sentirás viva cada segundo de tu existencia. Dime Calista Dikastis ¿Qué error o qué falla puede haber en algo tan hermoso? —Preguntó viendo como su hermana se tranquilizaba, pero la duda no desaparecía por completo.<br />
<br />
—Ky no sé que hacer —confesó—. Es todo tan repentino, nosotros simplemente nos dejamos llevar por la pasión y mira lo que conseguimos —gimió levantando la palma—. Ninguno está preparado para un compromiso así. Adoro a Fang, pero no estoy segura de llegar a amarlo, si yo decido no aceptarlo quedará impotente Ky —le dijo avergonzada—. No puedo hacerle algo así.<br />
<br />
Kyra suspiró sintiendo en carne propia las palabras de su hermana.<br />
<br />
—Ahora no estás en condiciones de resolver nada. Vamos a la habitación de huéspedes y descansa un poco, las cosas las verás con más claridad después de descansar un poco. Cuando estés más tranquila hablarás con Fang y juntos, escúchame bien, JUNTOS resolverán esto, es la única manera —le dijo mientras se levantaba del sillón y gesticulaba con la mano.<br />
<br />
Calista se detuvo mirando fijamente la mano de su hermana mientras soltaba una maldición que hizo sonrojar a su hermana y eso ya era mucho decir.<br />
<br />
Kyra supo que fue lo que pasó e inconscientemente escondió la mano.<br />
<br />
—¡Kyragathix Pharthenopaeus! Muéstrame la mano en este preciso momento —le dijo a su hermana con la voz teñida de asombro y los ojos como platos cuando vio la marca similar a la suya en la palma de la mano de su hermana—. Estás emparejada también —susurró— ¿Quién? —preguntó sin comprender, su hermana no le había contado que estuviera saliendo con nadie, es más su hermana no le contaba nunca de esas cosas—. ¿Cómo pudiste no contarme algo así? Soy tu hermana por todos los dioses.<br />
<br />
Kyra respingó ante las palabras de Calista.<br />
<br />
—Sucedió apenas hace un día Cal, todavía estoy tratando de asimilarlo, tú más que nadie deberías comprenderme —le dijo mientras la miraba seriamente.<br />
<br />
—Tienes razón, lo siento Kyra —murmuró avergonzada—. ¿Pero con quién te emparejaste? No te he visto con nadie.<br />
<br />
Kyra suspiro mientras con un gruñido le soltaba:<br />
<br />
—Vane Kattalakis —dijo mientras observaba como su hermana abría la boca y no podía articular palabra haciendo varios intentos sin éxito.<br />
<br />
Sin poder contenerse Calista soltó una carcajada nerviosa ganándose una mirada irónica y molesta de su hermana mayor.<br />
<br />
—Lo siento Kyra, pero es que parece un maldito chiste de los destinos. Deberíamos habernos apartado de su camino desde un principio, pero no, ambas fuimos justamente a meternos allí —dijo sacudiendo la—. ¿No podemos simplemente tener sexo con ellos?<br />
<br />
Kyra miró horrorizaba a su hermana pequeña, sorprendida por el comentario y ruborizándose aún sin pretenderlo.<br />
<br />
—¡Calista Dikastis! No quiero escucharte hablar de sexo —le dijo mientras se tapaba los oídos—. Eres mi hermanita pequeña y no quiero tener en mi mente imágenes perturbadoras de ti y el lobo… ¡¡¡Aghhhh!!! Demasiado tarde —dijo provocando una risa auténtica de su hermana.<br />
<br />
—Debes reconocer que parece una broma hermanita, además ¿de qué forma crees que llegó la marca en mi palma? ¿Con magia? —Preguntó irónica—. Ya te dije además que lo que me sucede con Fang es que no puedo mantenerme alejada de él, cuando está cerca no puedo evitar tocarlo o que me toque y lo peor es que no siento que eso esté mal y no me sucede con nadie más —gimió con un gesto triste—. ¿A ti no te pasa lo mismo con Vane?<br />
<br />
—Calista no quiero escucharte, es demasiada información sobre mi hermanita pequeña, y tampoco voy a darte detalles de mi vida íntima —dijo Kyra mientras tarareaba una cancioncita, aunque había escuchado lo que su hermana dijo y se contuvo de decirle lo que pensaba. Su hermana pequeña estaba terrible e irremediablemente enamorada de Fang Kattalakis pensó mientras un suspiro escapaba de sus labios—. Ahora vamos a la habitación antes que escuche más detalles de la vida de mi hermana que no estoy lista para aceptar a esta hora de la madrugada —gimió mientras la empujaba hacia las habitaciones y escuchaba como Calista reía.<br />
<br />
Calista cerró la puerta, tratando de asimilar lo sucedido. Sin siquiera usar el pijama que Kyra le había dado, apoyó la cabeza en la almohada y completamente exhausta por los acontecimientos de ese día se quedó dormida profundamente.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
A eso de las 9 de la mañana Calista despertó, mientras se desperezaba fueron acudiendo a su mente lo sucedido esa madrugada. Se miró la palma de la mano gimiendo.<br />
<br />
Sip, la muy desgraciada seguía en el mismo lugar, se dijo dejando escapar un suspiro, mientras se levantaba y se dirigía al baño.<br />
<br />
Llevaba cerca de quince minutos en la ducha cuando escuchó la voz de su hermana desde la pieza.<br />
<br />
—Cielo, en tu cama te dejé ropa limpia. Voy a terminar de preparar el desayuno —gritó a través de la puerta.<br />
<br />
—Vale, ya termino. —le dijo.<br />
<br />
Escuchó los pasos de su hermana alejarse por el pasillo.<br />
<br />
Se enjuagó el cabello, eliminando todo rastro de acondicionador y luego se recostó contra la pared de la ducha tratando de no pensar, tratando de no sentir, pero sin conseguir ninguna de las dos cosas.<br />
<br />
Observó fijamente la marca en su mano, las figuras simétricas que harían perfecto juego con las de Fang.<br />
<br />
Ni siquiera le había hablado… ¿Y que esperabas tonta? le dijo la conocida vocecita, te marchaste de la habitación envuelta en una sabana por los dioses… Pero si hubiera querido él… Oh, ya cállate, le dijo. Lo último que necesito es tenerte en mi cabeza ahora.<br />
<br />
Se dio cuenta de que se había quedado inmóvil bajo el agua de la ducha mientras desvariaba, así que cerró la llave y salió, teniendo que sujetarse al grifo porque su pie resbaló y casi cayó. Genial Como si no me doliera todo el cuerpo pensó para sus adentros. Ohh pero qué placentero lo que provocó ese dolor le dijo la vocecita.<br />
<br />
¡Cállate! Le dijo, lo que menos necesito ahora es que me estés recordando a cada momento eso. Pero tampoco podrás olvidarlo dijo la vocecita cantaría, y Calista tuvo que darle la razón.<br />
<br />
Minutos después con unos jeans flojos, una playera color azul, unos borcegos y el cabello húmedo cayendo con descuido bajó a desayunar.<br />
<br />
Cuando estuvo lista se acerco a la barra que separaba el comedor de la cocina de su hermana, pensando que era un apartamento muy bonito y espacioso. Ella iba a vivir ahí solo que no había podido porque… Un momento, pensó. Entre una cosa y la otra se había olvidado de preguntarle a su hermana el porqué. Recordó que el día de la batalla ella le había dicho unas palabras de lo más extrañas.<br />
<br />
“Así es, pero no me malinterpretes, mi mayor deseo es tenerte conmigo y recuperar todo el tiempo que hemos perdido. Pero por tu bien y por el mío, es mejor que no sea así.”<br />
<br />
Frunció el ceño. Acaso su hermana habría visto lo que pasaría con Fang, o seria que se refería a que necesitaba darle espacio para superar lo de Julian… A lo mejor se trataba de algún asunto ultra secreto de Dark Hunters, como una rebelión o algo así, como aquella película que Gise la invito a ver el otro día, donde el tío…<br />
<br />
Observó a su hermana mover los labios. Oh! Dioses me puse a desvariar de nuevo pensó mientras intentaba poner atención a lo que le decía su hermana.<br />
<br />
—Calista —le dijo su hermana nuevamente—, tu desayuno —continuó mientras le ponía el plato enfrente.<br />
<br />
Y así con varias dudas en la cabeza comenzó a acribillar a preguntas a su hermana mientras desayunaban.<br />
<br />
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<br />
<br />
El día pasó rápidamente para Calista, ya que su hermana y ella estuvieron dando vueltas por distintos lugares del mundo buscando un dichoso poema que Kyra quería para Vane.<br />
<br />
Gracias a los dioses a Fang no le gustaban esas cosas pensó para sus adentros mientras destellaban nuevamente en la sala de Kyra.<br />
<br />
Charló unos segundos más con su hermana, bromeando y tomándole el pelo ahora que podía sobre su futuro cuñado, por partida doble pensó con un gemido mientras se despedía de su hermana y destellaba en su departamento.<br />
<br />
Con un suspiro de resignación fue hasta la cocina y se preparó un emparedado. Odiaba estar sola pero necesitaba pensar. Llevó la comida, una bebida, se sentó en el mullido sofá y prendió el estéreo gimiendo en voz alta cuando los acordes de Far Away de Nickelback empezaron a sonar. Su mente empezó a mandarle recuerdos de la noche anterior.<br />
<br />
El apetito se le fue completamente. Al menos el apetito de comida le dijo la molesta voz. Tiró los restos del sándwich y ordenó la sala.<br />
<br />
¡Dioses! Tengo que hablar con Fang gimió para sus adentros, no puedo seguir dando largas al asunto, además Ky mencionó algo de tres semanas, pero no terminó de explicarme… ¡Deja de desvariar se amonestó a si misma! ¿Cómo diablos hago para superar la vergüenza que tengo y llamarlo? Pensó mientras suspiraba y se dirigía a su dormitorio.<br />
<br />
Se dio un largo baño mientras mentalmente pensaba en miles de formas para encarar a Fang, y siempre la pregunta seguía siendo la misma: ¿Qué hacemos ahora?<br />
<br />
Frustrada se secó y se puso un holgado pijama rosa. Al contrario de lo que pensó, al apoyar la cabeza en la almohada quedó profundamente dormida.<br />
<br />
<br />
<br />
Ay mi niña, tienes la felicidad tan cerca… ¿Porqué no la tomas?<br /><br /><br /><br />Continua en <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/11/en-la-piel-del-lobo-by-calista-capitulo.html">Capítulo 9 </a>Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6460454018517557465.post-18791796953659172792015-10-17T23:56:00.002-07:002015-10-17T23:56:15.828-07:00Las protectoras de la noche. Capitulo 8.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s1600/jjjjjjj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZZYPvikz6w2P1jpN83VkW6KE68wytShp8BCMC-0y53T2rDNZ3gQrQc8azZBcC9RsdMAnveQQHEB4yLyoEF2ohhbxbFDo-2GKRNlHSnPq8n4AJo_SPs3H5ZstK1XcE98Hgb4kscQlfYCXe/s320/jjjjjjj.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
Viene de <a href="http://historiasnocontadasaun.blogspot.com.es/2015/10/las-protectoras-de-la-noche-capitulos-6.html">capitulo 7.</a><br />
<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>CAPÍTULO 8 </b></span><br />
<br />
¡Crack!<br /><br />
—¡Oh, rayos! Vishous va a matarme.-<br />
<br />
Nessa se encontraba recostada en su habitación, sin nada que hacer. Había estado jugueteando con su móvil, hasta que finalmente lo había partido por la mitad. Bieeeeeen. Ahora tendría que ir por uno nuevo (el tercero, de hecho) y se ganaría una buena reprimenda por parte de Vishous. Como si fuera culpa suya que esas cosas fueran tan ridículamente frágiles.<br />
<br />
Al menos ahora tenía algo que hacer. Era increíble, en todo este tiempo habían pasado bastantes cosas dignas de mención. Ya casi se habían adaptado a esta nueva era gracias a la ayuda de Phury y Vishous. Dos de sus hermanas ya se habían alimentado y habían desarrollado cierto nexo potente (podía sentirlo, después de todo) con sus instructores; otra de ellas se había calcinado cual ave fénix al morir en medio de un sombrío callejón y ella… Pues otra vez nada. Había comido mucho (que se bien se comía aquí), había tratado (y fallado) de entablar cierta relación con los habitantes de la casa, se pasaba el rato hablando con sus hermanas (después de todo, eran mujeres) y las acompañaba cada vez que alguna quería entrenar fuera del horario de sus clases individuales (cosa que era cada vez menos frecuente. ¿Celosa ella? Naaaaaa.) Nada más.<br />
<br />
No eres más que un potus, le dijo una voz en su cabeza.<br />
Frunció el ceño. En realidad, sí había hecho algo. Se había peleado con su hermana (se habían agredido) y había hablado con Phury en el gimnasio (y había salido huyendo de ahí).<br />
Zsadist no había cambiado su postura y ella seguía sin hacer nada al respecto. Menos aún después de la charla con su gemelo. No sabía por qué, pero la había perturbado.<br />
Tú sí que vas por buen camino, le dijo la voz.<br />
<br />
—Oye, no me vengas con verdades, ¿no ves que no estoy de humor? Además, ¿no se supone que siendo mi subconsciente deberías demostrármelo mediante extraños sueños o actos involuntarios? —Le respondió en voz alta.<br />
¿Ahora te llamas Freud? <br />
—Cállate. Se supone que no debo hablar contigo. Estoy cuerda.<br />
—Si estás cuerda, eso es lo que exactamente debes hacer —dijo Leliel, quién se había asomado a su cuarto.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
Nessa levantó una ceja inquisitiva y Leliel solo sonrió. Cerró la puerta detrás de ella y se dirigió a la cama, donde se sentó.<br />
Siempre había sido así con su hermana, cada vez que peleaban, sólo lo olvidaban, como si no hubiera pasado nada. No era una actitud muy adulta, ambas lo sabían, pero ése era su código. Algún día, tal vez, crecieran.<br />
<br />
—¿No deberías darte un baño y cambiarte de ropa antes de sentarte sobre mi precioso edredón? —Le preguntó, al ver las pintas de su hermana.<br />
Su ropa estaba húmeda por el sudor y su pelo completamente despeinado.<br />
Ahora fue el turno de Leliel de levantar una ceja y el de Nessa de sonreír.<br />
—En todo caso, ¿ya te encuentras bien? ¿No tendrías que estar haciendo reposo?<br />
—Nos curamos rápido, lo sabes bien —respondió evasiva.<br />
—Sí, pero también sé que para eso es necesario estar bien alimentada —acotó, como quien no quiere la cosa. Ella sí que sabía lo que era ser sutil, ¿no?<br />
—No me fastidies, Agua.<br />
—No te fastidio, hermana, sabes que tengo razón. Aún no te has alimentado.<br />
—Tú tampoco.<br />
—¿Puedes oler la sed en mí?<br />
—No —respondió después de un momento.<br />
—Pues yo puedo oler la tuya desde que diste la vuelta a la esquina del corredor. Podrías haberte alimentado de Rhage.<br />
—No pienso volver a acercarme a él después de lo que hizo.<br />
—Eso solo fue un malentendido. Jamás te habríamos dejado a solas si no hubiéramos confiado en que cuidaría apropiadamente de ti.<br />
—Ya basta. No pienso seguir hablando de este tema.<br />
—Estás humeando.<br />
—Yo no humeo, tú humeas.<br />
—Yo me evaporo.<br />
—Pues no soy yo.<br />
—Maldita sea, ¡estás quemando mi edredón!<br />
Leliel se levantó de un salto de la cama, y en el lugar donde se había sentado ahora había una pequeña llama que empezaba a consumir el cubrecama.<br />
—¡Mi cama! ¡Mi cama! —Gritaba Nessa como una niña.<br />
—¡Apágala, idiota! ¿O es que tienes el nombre de adorno?<br />
Enrojeciendo, Nessa lanzó un chorro de agua al pequeño incendio, extinguiéndolo.<br />
—Lo has arruinado —le recriminó a Leliel.<br />
—Porque tú me sacaste de quicio. Sabes que no puedo controlarme. Y no pongas esa cara, Fritz estará encantado de reponértelo.<br />
—Si no hubieras reaccionado de la forma en que lo hiciste seguramente Rhage estaría encantado de…<br />
—¡Basta! —La cortó—. ¿No entiendes que no es por mí? Ya he matado a muchos por no poder controlarme. El solo hecho de verlo tan cerca de mí, saber que había dormido a mi lado y que pude haberlo matado… ¿No entiendes que no es por mí? —Repitió. Sus ojos brillaban por las lágrimas no derramadas. Haciendo fuerza por contenerlas, se dio vuelta y salió hecha una furia de la habitación, dejando una quemadura en la parte en que sus manos tocaron la puerta.<br />
<br />
Lo había arruinado otra vez. Tal vez fuera cierto que tenía una gran bocaza que le era imposible cerrar o actuaba irreflexivamente demasiado seguido, sin pararse antes a pensar en los porqués o las consecuencias.<br />
<br />
Lo que la llevaba de vuelta a Phury. Tendría que explicarle por qué había reaccionado como lo hizo y que decirle que entendía sus esperanzas, pero que eran vanas. Y también tendría que pedirle ayuda, pues ya era hora de arreglar su situación.<br />
Se le acababa de ocurrir una idea excelente. Dejaría las explicaciones para más tarde.<br />
Tal vez, algún día, creciera.<br />
<br />
<br />
Phury acababa de salir del baño. Había tenido una noche bastante activa y cuando llegó a la mansión, había estado cubierto por un montón de sangre negra y apestaba a talco para bebés.<br />
Solo tenía puesto unos pantalones de color claro, estaba descalzo y con el torso desnudo, y en una mano sostenía una toalla con la que se estaba secando el cabello, cuando golpearon la puerta.<br />
Arrojando la toalla hacia la cama, se dirigió hacia la puerta y la abrió. Del otro lado se encontraba la pequeña guerrera. Y cuando decía “pequeña”, lo decía en serio. Por lo general, las mujeres de su raza solían ser más altas, como sus hermanas. Pero ella apenas alcanzaba el metro sesenta, y aún así, un poder innato emanaba de su cuerpo. <br />
<br />
Estaba parada con las manos detrás de la espalda y se balanceaba hacia atrás y hacia delante sobre sus pies. Había notado que ese era un gesto habitual en ella.<br />
—Hola, Nessa —le dijo con una sonrisa.<br />
—Hola —le respondió ella, y siguió balanceándose.<br />
—¿Necesitas algo? —Le preguntó.<br />
—Bueno… Sí.<br />
—¿Quieres pasar? —Le dijo mientras se hacía a un lado al ver que ella no decía nada más.<br />
Al principio notó cierto recelo en sus ojos debido a su ofrecimiento, pero luego respiró hondo y levantó la barbilla, como si estuviera frente a un desafío. Y por lo que había vislumbrado en ella, seguramente así era.<br />
<br />
¬—De acuerdo —aceptó y entró caminando con un andar digno de una reina.<br />
Cerró la puerta detrás de ella, meneando la cabeza mientras sonreía. Era una hembra muy particular. Estaba seguro de que no se había equivocado al escogerla.<br />
<br />
—Bien, ¿qué deseas?<br />
—Antes que nada, quiero aclarar lo que pasó la última vez. No huí, no lo hice. Sólo… Mira, entiendo que quieras que tu hermano se “salve” —marcó las comillas de la última palabra con un ademán de sus dedos—, pero no entiendo por qué creíste que yo podría hacer tal cosa. Deseo de todo corazón que tus esperanzas se cumplan, pero en la parte en que a mí respectan, déjame aclararte que son totalmente vanas.<br />
—De acuerdo —le dijo con un pequeño asentimiento de su cabeza.<br />
Ella frunció el ceño y lo miró enojada.<br />
—No hagas eso —le reprochó.<br />
—¿Qué no haga qué? —Le preguntó, confundido.<br />
—No me trates con la condescendencia con la que tratarías a una niñita que no entiende lo que sus mayores planean para ella.<br />
—No lo hago.<br />
—Sí, maldita sea, sí lo haces.<br />
—En tal caso, te ruego que me disculpes. No era mi intención.<br />
—¿Lo ves? ¡Ahí está! ¡Es el jodido tono que usas al hablar! —Exclamó mientras lo señalaba con un índice acusador.<br />
<br />
Phury intentó con todas sus fuerzas mantener una expresión de lo más seria. Era todo lo que podía hacer para no largar una gran carcajada, así que solo la miró expectante, mientras alzaba una ceja interrogante.<br />
Nessa respiró hondo. Ya había discutido con Leliel (por segunda vez). No necesitaba otra discusión más, al menos por el momento. Además, había venido con un propósito.<br />
<br />
—Como sea… Necesito que me ayudes —dijo casi en un murmullo.<br />
Phury solo delató su sorpresa con un imperceptible agradamiento de sus ojos, que solo duró una fracción de segundo. Pero aún así, lo había visto.<br />
—¿En qué puedo ayudarte? —Preguntó con actitud seria.<br />
<br />
Maldición, estaba siendo condescendiente, aunque intentara lo contrario. No le gustaba nada esta situación y no le ayudaba en nada que él hiciera eso. <br />
Se sentía… Como siempre se había sentido antes de conocer a sus hermanas. Como si fuera simple escoria, como si no sirviera. Maldito Zsadist, que con su desprecio estaba haciendo que sus antiguos temores emergieran de nuevo.<br />
Otra vez estaba teniendo que rebajarse a apelar a la bondad de otros para poder obtener lo que necesitaba. Por lo menos esta vez Phury la ayudaría solo porque lo necesitaba, no tendría que venderse más. O al menos eso esperaba.<br />
<br />
—¿Nessa? ¬—Insistió el macho.<br />
Saliendo de sus sombrías cavilaciones, Nessa le habló.<br />
—Verás, como bien sabes, tú y Su Majestad me asignaron a Zsadist como entrenador, pero él no ha querido hacerse cargo de mi entrenamiento. De hecho, solo lo he visto una vez —para ser una situación totalmente bochornosa para ella, se sentía orgullosa de lo firme que sonaba su voz.<br />
—Sí, somos conscientes de eso. Lo hemos hablado con Wrath y él me ha pedido…<br />
—No terminé de hablar —dijo levantando una mano y enseñándole la palma.<br />
—Lo siento.<br />
—No hay problema. Cómo te decía, sólo lo he visto una vez. Y no puedo permitir que porque él sea un maldito testarudo misógino antisocial, aunque tenga razones para serlo —añadió con intención al ver que Phury abría la boca para acotar algo—, sea lo que sea, por el motivo que sea, no puedo permitir que por su culpa (y es su maldita culpa, no quieras contradecirme) yo vea perjudicado mi entrenamiento y no pueda salir a cumplir con mi deber. ¿Estás de acuerdo conmigo?<br />
—Lo estoy. Por eso decidí que yo iría…<br />
—Ah, ah —volvió a interrumpirlo—. Aún no terminé —lo miró, esperando que volviera a disculparse.<br />
—Lo siento —repitió.<br />
Le parecía a ella o… ¿el muy desgraciado estaba haciendo esfuerzos por no sonreír?<br />
Entornó los ojos, pero lo dejó pasar. Tal vez solo se lo estaba imaginando.<br />
—Bien —prosiguió—. Es por eso que decidido actuar en consecuencia.<br />
—Me parece perfecto —dijo muy serio. Demasiado serio.<br />
—¿Te estás riendo de mí?<br />
Él parpadeó como si estuviera sorprendido y le dedicó una esplendente sonrisa.<br />
—No, Nessa, no lo hago. De hecho, quiero ayudarte con esto. Es por eso que tenía la intención de ir a hablar con mi hermano para que deponga su actitud para contigo. No es algo digno de un guerrero de la Hermandad.<br />
Era increíble las cosas que una debía escuchar. Hombres. Nunca entendían nada.<br />
—¡Oye, oye! Me estás ofendiendo —se cruzó de brazos y lo miró entrecerrando los ojos—. No vine aquí a llorarte, por si te dio la impresión de que estaba haciéndolo. No estoy llorando y no pretendo que soluciones mi situación aquí, solo vine a solicitar tu colaboración en algo, ¿de acuerdo? —Se acercó a él y le clavó el índice en medio del pecho—. Soy perfectamente capaz de valerme por mí misma, llevo haciéndolo toda la vida. No quiero tu compasión, Phury.-<br />
<br />
Se alejó unos pasos hacia atrás y lo miró de arriba a abajo. No quería su compasión, nunca la había tenido de nadie y no creía que pudiera soportarla. Pero tampoco quería su desprecio. Desprecio por ser una hembra, por ser débil, por ser menos que él. Ya había tenido suficiente de desprecio en toda su vida, y para la siguiente también. Sólo quería que la comprendiera.<br />
<br />
—¿Me entiendes? —Le preguntó con un tono de voz más suave.<br />
Phury quedó sorprendido por su ataque. De verdad, no había pensado en ningún momento que ella hubiera venido aquí para llorarle pidiendo auxilio y era comprensible el miedo que sentía de que así lo creyera, ya que desde siempre las hembras habían sido la parte frágil de la raza, la que había que cuidar y proteger a como diera lugar. Claro que no era tan tonto como para mencionárselo.<br />
<br />
—Por supuesto que te entiendo, Nessa. Sé que eres una guerrera de valía, al igual que tus hermanas.<br />
—Gracias —a pesar de su expresión tan seria, sonó realmente agradecida.<br />
—Entonces, ¿cómo quieres que te ayude?<br />
Al principio, el recelo destelló en sus ojos grises como el acero, pero luego sonrió con ironía.<br />
—En realidad, no es nada del otro mundo, ni mucho menos. De hecho, es bastante infantil.<br />
¬—¿Infantil? —Dijo sin comprender. No entendía a donde quería llegar ella.<br />
—Sep. Pienso acosar a tu hermano.<br />
Phury quedó completamente helado ante su declaración. Pensaba… ¿Se había equivocado? Esa hembra estaba loca.<br />
No, no podía ser, debía de haber entendido mal. Maldita sea, necesitaba un poco de humo rojo.<br />
<br />
—¿Qué quieres decir con eso de que acosarás a Zsadist? —Le preguntó tratando de aparentar tranquilidad.<br />
—Ey, tranquilo, no te sulfures. ¿Acaso tengo pinta de violadora? —Le sonrió descubriendo sus colmillos—. Solo pretendo seguirlo adonde vaya… Aunque no tan literalmente.<br />
—Explícate mejor, por favor —aun no estaba seguro de sus intenciones.<br />
—Es simple. Él no quiere enseñarme, lo que no significa que yo no pueda aprender. Lo que pretendo es que tú simplemente me avises cada vez que sepas que Zsadist está entrenando. De esa forma, yo podré observarlo mientras trabaja y así es como asimilaré su forma de pelea y podré complementar la mía.-<br />
<br />
Bien, gracias al cielo no era ninguna violadora o algo por el estilo. Por la Sagrada Virgen, eso era lo último que su hermano de sangre necesitaba.<br />
<br />
—De acuerdo, lo haré ¬—concedió—. ¿Pero cómo harás para que te lleve a cazar fuera?<br />
La guerrera lo miró y frunció los labios, en una mueca mitad de frustración, mitad de meditación.<br />
—Eso es más difícil y no estoy seguro de cómo encararlo… aún —le aclaró—. La última vez me dejó muy en claro que no quería tener a nadie cerca, pero no puedo dejarlo así, simplemente no puedo. Solo espero que de alguna forma, se avenga a hacer lo correcto —lo miró con súplica en los ojos—. Y si no lo hace, tendré que recurrir al Rey y a la Virgen Escriba. Lo siento.-<br />
<br />
Demonios, no quería a Z metido en líos con nadie. A él seguramente no le importaría, y eso era justamente el motivo de su preocupación. Quisiera Nessa o no, hablaría con su mellizo.<br />
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—Entonces, ¿me avisarás cada vez que sepas que Zsadist está en el gimnasio entrenando, o en cualquier lugar en que lo haga? —Le urgió.<br />
—Sí, lo haré.<br />
—Muchas gracias —le dijo con un suspiro.<br />
—Te llamaré cada vez que sepa algo.<br />
—De acuerdo. Pero yo te llamaré antes, para que así sepas mi número.<br />
Haciéndole una pequeña reverencia, dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta para salir de la habitación. La miró, extrañado.<br />
—Ya sé cuál es tu número, Nessa. ¿Recuerdas que los móviles almacenan los números de otros móviles? —Tal vez no recordara las lecciones de tecnología.<br />
Se detuvo con la mano sobre el picaporte y lo miró por encima del hombro, sonriendo con picardía.<br />
—Ya lo sé, tonto. Pero esta mañana he vuelto a romper el mío. ¿Podrías conseguirme uno nuevo? Quisiera ahorrarme la reprimenda de Vishous —le dijo y salió de la habitación, dejándolo parado allí, riéndose solo.<br />
<br />
<br />
Phury miraba detenidamente a Zsadist.<br />
La cena había terminado hacía un rato y todos se habían juntado en la sala de billar, ya que Butch y Vishous habían propuesto enseñarles a las guerreras a jugar. Había mucho ruido, con la música rap sonando a todo volumen y las risas y los gritos de todos tratando de hacerse escuchar por encima de todo aquel barullo.<br />
<br />
Una de las hembras estaba demostrando tener mucha habilidad con el juego, mientras que las otras aún demostraban cierta dificultad. De hecho, a Nessa ni siquiera le gustaba el juego, pero participaba debido a la insistencia de sus hermanas.<br />
Y era por esa hembra que Phury observaba a su gemelo.<br />
Sorprendentemente, Zsadist se había unido a todos en la sala, pero como siempre se mantenía apartado en una esquina oscura mientras comía una manzana y no prestaba ninguna atención a todo a lo que allí sucedía.<br />
De hecho, acaba de fijar su atención en él.<br />
<br />
—¿Qué? —Le preguntó con su habitual gruñido.<br />
Bien, puesto que le había dado pie, le hablaría. Sabía que había dicho que no lo haría, pero su lealtad era en primer lugar para con su gemelo. Aunque el agobio de salvarlo de sí mismo se tornaba cada vez más insoportable. Se acercó hasta él, para asegurarse de que nadie más los oyera.<br />
—Necesito hablar contigo, Z.<br />
—Conozco esa mirada tuya, vas a empezar de vuelta con uno de tus sermones. Ahórratelo, no me interesa.<br />
—Zsadist, por favor.<br />
—Jódete —le escupió, y se dio la vuelta para salir de allí.<br />
Pero no podía permitirlo. Lo siguió al vestíbulo y lo tomó del brazo para detenerlo, soltándolo inmediatamente, cuando se dio la vuelta y le enseñó los colmillos con un siseo. A Zsadist no le gustaba que lo tocara, a menos que quisiera que lo lastimara.<br />
—Z, por favor —repitió—, solo escúchame un momento, ¿sí?<br />
—No me dejarás en paz hasta que te escuche, ¿no es cierto? —Entrecerró sus ojos—. Bien, escúpelo de una maldita vez —dijo mientras daba un mordisco a la manzana y alzaba una ceja.<br />
—Se trata de Nessa —le dijo.<br />
—¿Qué hay con ella? ¿Te gusta? Pues bien, ya era hora de que dejaras esa estupidez del celibato. Y por cierto, me da igual, así que no entiendo por qué tienes que hablarlo conmigo. Adiós —comenzó a voltearse otra vez.<br />
—¡Espera! —Le gritó.<br />
<br />
Zsadist se envaró ante su grito y lo miró con malicia. Phury sintió que un escalofrío le recorría la espalda, pero no era por el peligro que emanaba de esa mirada, sino porque, una vez más, se daba cuenta de que esos fríos hoyos negros sólo devolvían una mirada sin alma. Todavía le dolía no haber podido rescatar otra cosa que sólo el cuerpo de su hermano.<br />
<br />
—Zsadist, ella no me interesa. Pero a ti, debería hacerlo. Déjame terminar, por favor —agregó al ver que quería acotar algo—. Z, es tu pupila, debes encargarte de ella. Esa orden no es un capricho, se dispuso así por necesidad, ellas necesitan ayuda y Wrath ha decretado que tu debías dársela a la guerrera Nessa —bien, eso no era del todo verdad, puesto que fue él quien, siguiendo un estúpido impulso, había propuesto a Zsadist para enseñar a Nessa.<br />
—Me importa una mierda lo que Wrath, o cualquiera, diga. No quiero a nadie cerca de mí, y menos a una hembra.<br />
Oh, sí, eso Phury lo tenía muy claro.<br />
—Z, ella podría quejarse ante él, y entonces Wrath tendría que tomar medidas.<br />
—¿Qué parte de “Me importa una mierda” es la que no entiendes?<br />
—Zsadist, esto no solo atañe al Rey, sino también a la Virgen Escriba. Sabes cuales son las consecuencias de desobedecer una orden de ella.-<br />
<br />
La boca de Zsadist se curvó en una sonrisa burlona, que parecía más aterradora que cualquier otra cosa. Phury sabía lo que estaba queriendo decirle con ese gesto. Sintió una sacudida y que el suelo bajo sus pies se bamboleaba. No. Ni siquiera podía soportar esa idea. Él solo vivía por su gemelo, si algo le sucediera…<br />
Necesitaba un porro. Urgentemente.<br />
<br />
—Ella no dirá nada —dijo Zsadist de repente.<br />
—¿Qué? —No podía decir más, aún estaba tratando de mantenerse en pie.<br />
—La hembra pequeña. No dirá nada —repitió mientras le lanzaba una mirada aburrida, como si supiera la razón por la que estaba así y lo encontrara totalmente absurdo. Probablemente, así fuera.<br />
—¿Por qué crees que Nessa no acudirá a nadie? Le estás privando de su entrenamiento.<br />
—Me sigue.<br />
Oh, así que ya había puesto en práctica su plan.<br />
—Te sigue.<br />
—Síp. Se aparece en el gimnasio cuando estoy allí entrenando. Imita mis movimientos.<br />
—Ya veo.-<br />
<br />
Pero eso aún no era suficiente. Sabía que Nessa quería salir a cazar. Y que Zsadist no le permitiría seguirlo fuera de los muros de la mansión.<br />
<br />
—Tienes que llevarla contigo a las calles —le dijo.<br />
—Sabes, deberías sentirte atraído por ella —le dijo, ignorando sus palabras—, según parece, también tiene complejo de héroe.<br />
—Yo más bien creo que es testaruda.<br />
—Ya lo creo —dijo Zsadist con un tono de voz sombrío que no pudo entender.<br />
—La cosa, Z, es que…<br />
—Como bien dijiste, ella es mi pupila —lo interrumpió—. Así que, mi hermano, métete en tus asuntos.<br />
—Tú eres asunto mío —le respondió ya enojado.<br />
—Y desearía dejar de serlo. No haces más que fastidiarme.<br />
—¿Todo está bien por aquí? —Los interrumpió la voz de Rhage.<br />
<br />
Hasta ese momento, Phury no se había dado de que Zsadist y él estaban casi nariz contra nariz. Se alejó un paso sin dejar de mirar fijamente a su gemelo.<br />
<br />
—¿Phury? ¿Z? —Insistió Rhage.<br />
—Todo está bien, mi hermano —le respondió Phury sin voltearse.<br />
—Ya ¬—dijo Rhage, pasando la vista de unos a otro—. Porque aquí no —continuó—. ¿A alguno le interesa ver como Wrath le arranca la cabeza a ese diminuto demonio que no deja de desafiarlo a una partida de billar?<br />
—¿Diminuto demonio? ¿A qué te refieres, Hollywood? —Preguntó Phury confundido, mirando por fin al vampiro rubio.<br />
—A Nessa, por supuesto —respondió Rhage con una sonora carcajada.<br />
Una ola de frío alcanzó a Phury, sorprendiéndolo. Miró a Zsadist, que ahora miraba fijamente hacia algún punto detrás de Rhage. De repente, se giró hacia él.<br />
—Ve, hermano, e interpreta el papel de héroe que tanto te gusta.<br />
—Sí, creo que será mejor que vayamos, Hollywood. No debemos dejar a una dama indefensa.<br />
—No te preocupes, mi chica de fuego no se le despega de encima, mientras amenaza con matarla ella misma si no cierra el pico de una vez.<br />
Riendo fuertemente, volvió a la habitación.<br />
Phury se dio la vuelta para volver con sus hermanos, no sin antes decirle a Z:<br />
—No olvides lo que te dije.<br />
<br />
Zsadist vio a su gemelo desaparecer dentro de la sala de billar.<br />
Dio un fuerte mordisco a su manzana, luchando aún con la necesidad de volver a aquella habitación. No le habían gustado las palabras de Rhage. <br />
Nadie debía hacerle daño al diminuto demonio. Nadie.<br />
Y por eso, no podía ser su jodido tutor o lo que fuera que pretendieran de él.<br />
Incluso dudaba que estuviera bien que ella lo siguiera a los entrenamientos. Pero bueno, en realidad, no tenían ningún tipo de intercambio. Así que no estaba tan mal.<br />
Ahora mismo, Phury velaría por ella. Así que tampoco había de qué preocuparse.<br />
Se dirigió a las escaleras, mientras su humor formaba un sombrío velo que caía a su alrededor.<br />
<br />
<br />
Había pasado una semana desde que Leliel tuvo aquella fuerte discusión con Rhage. Desde entonces, había estado evitando todo tipo de contacto con él, llegando al extremo de cenar en su dormitorio o en la cocina. No asistió a ningún entrenamiento y se escapó alguna que otra vez para cazar lessers. En su condición no podía quedarse en la mansión a la espera de convertirse en cenizas, al final Nessa tenía razón… era demasiado terca, pero esto le pasaba por confiar en alguien.<br />
<br />
Y como si todo el lío que se había armado ese día no le bastara, ahora mismo tenía una reunión con el macho mayor, porque Wrath era eso, hasta que no asumiera como rey. Claro que si sigo divagando, por ahí le encuentro la solución a mis problemas, pero como vivo con ellos hace más de quinientos años, ¿por qué iba a cambiarlo ahora mismo? Que se olviden, antes prefería ser achicharrada.<br />
Se paró frente a la puerta de la oficina de Wrath y dejó escapar un largo suspiro para luego volver a ser la guerrera fría que siempre pretendió ser. Golpeó suavemente y después abrió la puerta encontrándose con Wrath sentado detrás del escritorio distendido, y a Rhage en un lado. Leliel se dio cuenta de que antes de entrar al cuarto, él había estado haciendo un chiste con… ¡Basta! Se gritó a sí misma. <br />
<br />
—Me mandó a llamar, Señor —dijo observando a Wrath.<br />
—Así es, Leliel —dijo asumiendo una postura más firme—. Me comentó Rhage que no estás asistiendo a los entrenamientos y creo que habíamos quedado que, más allá de toda diferencia entre ustedes, los ibas a respetar.-<br />
<br />
Leliel sonrió y tomó una postura más relajada.<br />
<br />
—Mmm… Si mal no recuerdo, lo que dije fue que iba a seguir entrenando, lo que no significa que lo vaya a hacer con eso —dijo resaltando la última palabra letra por letra—. Tengo miedo de que luego él tenga que hacer terapia por haber tenido que entrenar a una… ¿Cómo es que me dijiste? —Preguntó mirando a Rhage, quien hasta ahora se mantenía callado.<br />
—¡Oh! Por favor, dejemos las chiquilinadas, hembra —dijo molesto Rhage.<br />
Ella hizo un gesto burlón y levanto las manos agitándolas.<br />
—Oh, oh, disculpe señor maduro, no quise molestarlo, ¿por qué mejor no vas a tirarte alguna humana en el club y me dejas a mi tranquila? ¿Para qué cuernos necesitas entrenarme? Me sé defender muy bien sola. ¿Para qué mierda quieres meterte donde nadie te llamó? —Dijo Leliel mientras comenzaba a elevar la voz.<br />
—Si pudiera elegir lo haría, pero resulta que yo sí acato las órdenes —dijo él subiendo el tono de voz un poco más alto que ella.<br />
—Pues es muy triste entonces, porque en lo que a mí respecta las ordenes me las paso por…<br />
—¡Suficiente! —Gritó Wrath ya harto de escucharlos gritar—. O comienzan a llevarse bien por las buenas o lo van a tener que hacer por las malas.<br />
—¿Y qué vas a hacer? ¿Me vas a encerrar en una habitación con el súper macho? —Hizo una pausa—. Porque de ser así, seguramente otras mujeres, mucho más cualificadas que esta hembra bastarda y maldita, van a estar más que felices de que lo hagas —dijo haciendo énfasis en las dos palabras que tanto la habían herido.<br />
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Rhage bajó la mirada, sabía que se había equivocado al decirle eso, pero ella lo había llevado al límite. Y ni siquiera quería recordar todo lo que estuvo rebajándose para pedirle disculpas, pero claro, la muy terca no quería ni verlo. Todavía le ardía uno de sus muslos, que sufrió una gran quemadura cuando se encerró con ella en el gimnasio para obligarla a hablar con él.<br />
<br />
—Ya intenté por todos los medios…<br />
—No me interesa —dijo Leliel interrumpiéndolo—. Te lo dije antes y te lo vuelvo a decir ahora: Ahórrate todas las disculpas, porque de esta boca jamás va a salir la frase “Estás perdonado”.-<br />
<br />
Wrath negó con la cabeza, había que darle crédito a la guerrera, mantendría su postura hasta las últimas consecuencias. Una sonrisa se formó en sus labios, claro que aquellos dos vampiros no pudieron notarla porque estaban muy entretenidos peleando. <br />
<br />
—Está bien —dijo elevando la voz para que ambos lo escucharan—. Dije que está bien, ganaste Leliel —Rhage lo miró sorprendido, pero no más que la misma Leliel—. Sólo te pido una cosa.<br />
—Lo que sea si al fin y al cabo van a dejar de molestarme —dijo ella feliz por su triunfo.<br />
Wrath asintió.<br />
—Tienes mi palabra, lo único que te pido es que esta noche salgas con él —la sonrisa desapareció automáticamente de la boca de Leliel, pero antes que pudiera protestar Wrath habló—. Necesito que salgas con él y mañana a primera hora tendrás un nuevo compañero de salida y entrenarás sola. A cambio te pido que salgas esta noche con Rhage._<br />
<br />
Rhage miraba a Wrath sin entender nada. Iba a protestar, pero el macho le hizo una seña que Hollywood aceptó sin chistar, algo debía tener planeado… lo único que esperaba es que funcionara.<br />
<br />
—Está bien —Leliel estiró la mano para estrecharla con la de Wrath—. Tenemos un trato, Señor —se giró y miró a Rhage—. Andando molestia, que cuanto más rápido lo hagamos, más rápido te liberarás de la bastarda —dijo saliendo del cuarto seguida por él.<br />
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Continuará...Historias aun no contadashttp://www.blogger.com/profile/08361363754699039681noreply@blogger.com0