domingo, 26 de agosto de 2012

No se pierde del todo el momento.Mary Blood.


Un relato homenaje a  dos de mis autoras favoritas, Cherisse Sinclair y JR Ward.

Mary Blood.




Ella pasó un dedo por la madera acolchada de la cruz de San Andrés del cuarto especial de su hombre. Un lugar en el que una chica normal no desearía estar. Bien, ella no era una chica normal. Inspiró el aroma a cuero, cedro, aceite y lavanda... tan solo una diminuta gota de ese aroma consiguió endurecer sus músculos y que todo su  cuerpo se tensase de anticipación.

Su vista se deslizó por la pared de la cueva y observó los distintos o floggers, fustas y demás utensilios que Marthyn solía usar con sus anteriores amantes... y gruñó. El más ligero pensamiento de su macho  con sus manos sobre otra hembra la ponía demasiado en guardia. Sabía que ahora era distinto, sabía que ahora él era  solo para  ella y  que solo pensaba en ella... pero ella era  de naturaleza celosa y su parte vampira  la acrecentaba. Avanzó unos pasos y vio el banco de azotes. Sonrió recordando  el  último encuentro aquí entre ella y su esposo.

Suspiró otra vez... desde que tenían  a los gemelos, Marthyn  y ella habían tenido  muy poco tiempo para ellos solos. Estar en medio de una sesión y oír de fondo el lastimero sollozo de uno de los bebés no ayudaba en nada al erotismo y la líbido se veía afectada. Marthyn  se limitaba a sus encuentros "vainilla" con ella , y eran  realmente satisfactorios... pero echaba  de menos lo que sucedía en este cuarto entre ellos. Él  había conseguido  sacar en ella aquella sumisa  que  creía que no existía... y la cuidó y guió como un verdadero Dom. Y usando su cuerpo para su propio placer, que era lo que en realidad ella había querido. Era tan bueno sabiendo lo que ella necesitaba, lo que quería... la leía a la primera. Era el sueño de cualquier sumisa.