Parte 4. Dos mejor que uno.
Durante el resto de la velada en aquella cafetería, ella estuvo más callada de lo que habría querido en un principio. Las palabras del ángel habían dado un giro espectacular a aquella cita y habían calado más en ella de lo que quería reconocer. Si en algún momento había pensado en ella como el comienzo a algo romántico, había sido una tonta por siquiera pensarlo. Después de aquella “revelación psicológica” no podía haber estado más equivocada.
Gracias al cielo sus pensamientos seguían siendo suyos. Alitas se comportaba como lo que era, un ángel, un enviado con un mensaje y una misión. Y estaba intuyendo que ella era considerada como algún tipo de misión. Bien por ella y su malogrado sexappeal.
Alitas no dejaba de mirarla de reojo mientras arrancaba el coche, dándole al contacto
- Estás muy callada. Mas de lo que hubiera creído posible en ti- Ella frunció el ceño entrecerrando los ojos, girando su rostro hacia él.
- Siento no ser la persona que creíste que sería. - Uh. Alitas se removió al volante. Bien, había visto que ella estaba disgustada, menos mal que era perspicaz el angelito.
- Lo eres, mas de lo que crees. Fue una tarde divertida, creí que habías disfrutado.- Ella suspiró.