Capítulo 5
Para el momento en el que me di cuenta, ya estaba lejos de la oficina de Adam. Michael había entrado rápidamente y al verme, supongo que se puso celoso. Celos. Por mí. Me sacó arrastrando de allí cogida de la mano y me subió a su coche, bien bonito por cierto. Veía sus labios moverse pero no emitía ningún sonido. ¿Estaría maldiciéndome? ¿O tal vez a Adam o a mí?
En determinado momento, jaló de mi mano hacia él para que me subiera en su regazo. Era un juego del que no podría salir, pero lo hice. Cansada de huir y de que todo me superara rodeé su cuello con uno de mis brazos para acurrucarme y poder acariciar ese pelo que una vez me volvió loca.