jueves, 24 de diciembre de 2015

Las Protectoras de la Noche. Capítulos 19,20,21 y 22. Regalo de Navidad.



CAPÍTULO 19

Después de la reunión Leliel y Rhage volvieron a la habitación de él. Tenían cosas de que hablar, en realidad Leliel tenía muchas preguntas y Rhage la mayoría de las respuestas.
Una vez dentro del cuarto él se quedo apoyado sobre la puerta mientras la observaba caminar de un lado a otro. Le resultó muy gracioso, escucharla murmurar sola. Entonces se acercó a ella parándose en medio de su camino, obligándola a levantar la cabeza para mirarlo.
—¿Qué es lo que quieres saber? —Preguntó suavemente, mientras acariciaba su mejilla.
Ella negó, no podía arruinar este momento, no se lo perdonaría nunca. Entonces terminó de acortar la distancia que los mantenía lejos uno del otro.
Ambos se fundieron en un beso, lleno de ternura que la hizo sentirse más segura. Los dos sabían que era lo que estaba a punto de pasar, ella lo deseaba más que a nada en el mundo y él quería marcarla definitivamente como suya, llenarla toda de él y dejar su aroma en cada recoveco de su cuerpo.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Las protectoras de la Noche. Capítulo 18



CAPÍTULO 18


Rhage apareció en el lugar que Kytara le había indicado, solo tenía que dejarse llevar por su instinto, hacía algunos días atrás había bebido de él por lo que llevaba su sangre.

Cuando entró a la habitación, se encontró con una guerrera total y completamente ajena a la guerrera que había conocido.

Se encontraba en el balcón, apoyada sobre la baranda, observando la nada. Tuvo un primer plano de su culo redondeado. Sintió como su erección crecía por debajo de sus pantalones.

Rhage reprimió un gruñido, pero ella lo escuchó.

—¿Vas a quedarte mucho tiempo más ahí parado? —Preguntó sin moverse de donde estaba.

Él sonrió, como extrañaba ese fantástico sentido de humor de su hembra. Sí, era suya y de nadie más.

—Vine a buscarte, Leliel —dijo de modo prepotente, reprimiendo las ganas que tenía de cargarla en su hombro y llevarla a la mansión.

Leliel negó divertida ante el pensamiento arcaico del macho. Recuperó su postura fría y se giró sobre su eje, para encontrarse con el rostro de él.

—No puedes negar lo que sientes por mí —susurró en sus labios, aferrando sus manos a las nalgas de ella y atrayéndola contra su cuerpo, para mostrarle lo duro que estaba por ella.

Ella cerró los ojos, por todos los cielos, necesitaba esto. Necesitaba sentirlo cerca siempre, pero entonces recordó la noche que lo hirió y todo el fuego que había encendido Rhage en ella se apagó al instante.

—No es correcto que estes aquí —dijo separándose de él.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Las protectoras de la Noche. Capítulo 17.



CAPÍTULO 17




Después del castigo que Butch recibió por Kytara en la mansión las cosas estaban bastantes tranquilas. Nessa avanzaba a paso lento, muy lento con su entrenador. Raysa estaba como en una luna de miel con Wrath. Kytara seguía pidiéndole perdón a Butch por lo que tuvo que pasar, pero ninguna de ellas se olvidaba que su hermana, la más temperamental de las cuatro estaba en el otro lado.

Ninguna de las tres sabían con exactitud que es lo que había ocurrido, Rhage no hablaba del tema... es más casi que no se lo veía por la mansión.

Una mañana, por casualidad las tres coincidieron en la cocina.

Raysa estaba sentada en el taburete con una taza de café, pensativa, miró a sus hermanas y dijo con tono suave:

—Esto no puede seguir así, no sé qué pasó exactamente pero tenemos que hablar con Leliel —dijo mirando a Nessa y Kytara.

—Si no quiere explicarnos bien, pero igualmente, opto por traerla a patadas en el culo— dijo Nessa mientras comía una porción de torta.

—Y luego la atamos a una silla, y hasta que no nos cuente que pasó no la soltamos —comentó señalando con la cuchara a sus hermanas.

—Estoy contigo —Kytara estaba haciendo una bandeja para llevarle a Butch que ya pronto iba a despertar—. Es más si quieren nos ponemos en marcha.

Raysa asintió mientras terminaba su café:

—Sería buena idea, Rhage tampoco está comunicativo.

Nessa le señaló la bandeja.

—¿Le vas a llevar eso? —Preguntó extrañada.

—Era la idea, pero no, se la haré llegar por Fritz con un mensaje, Butch entenderá.

Terminó de armar la bandeja, y llamó al mayordomo dándole las indicaciones y el mensaje para Butch.

—Próxima parada, el Otro Lado —dijo Raysa desapareciendo.

Las tres aparecieron en la fuente. Después de buscar por algunos minutos y no dar con el paradero de Leliel, le preguntaron a una Elegida que estaba caminando por uno de los pasillos.

—Disculpa, no viste a... —pero la joven mujer no la dejó terminar la oración.

Las protectoras de la Noche. Capítulo 16.






CAPÍTULO 16




Kytara no cabía en sí de gozo. Desde que había estado con Butch, se sentía otra.

Lo peor había sido cuando sus hermanas se dieron cuenta. Mejor dicho, cuando sintieron el olor de la vinculación.

Tarde o temprano se iban a enterar, otra vez ese escalofrío, lo sentía cada vez que pensaba en la reacción de la Virgen Escriba, sabía que estaba condenada, se merecía un castigo. Lo que la extrañaba era que todavía no la hubiera mandado a llamar. Y era mejor no tentar a al destino.

Iba al gimnasio donde se había olvidado el mp5. Sin su música no podía estar un segundo, la ayudaba a despejarse, pero con Butch alrededor se olvidaba hasta de si era de noche o de día.

El primer entrenamiento, si se lo podía llamar así, después de estar juntos, fue una lucha entre, dejar de besarse, y pedirle por favor que dejara las manos quietas y que se concentrara en la clase, a lo que él respondió llevándola a los vestuarios. Era incorregible… Pero no cambiaria nada de su manera de ser.

¡Joder! Y desde esa vez, llegaron a un acuerdo: Los juegos para las habitaciones, y en los horarios de cacería y entrenamientos nada de besos, para no terminar cocinados por los lessers.

Empezó a sonar su móvil… llamada de Butch.

—¡Hola, pequeña! —su voz era música para sus oídos.

—Hola, guerrero, ¿qué necesitas?

—A ti, desnuda y en mi cama o en la tuya. En la que te quede más cerca.

—Butch, dijimos que nada de juegos, tenemos que salir de caza.

—Pero nos vendría bien para despejarnos —dijo imitando a un chico al que han dejado sin su juguete preferido.

—No, Butch. Por favor, compórtate —dijo regañándolo—. ¿Dónde estás?

—En el despacho Wrath, me mandó a llamar junto con los demás, ¿y tú?

—En el gimnasio, olvidé algo. ¿Dentro de dos horas nos vemos?

—Dalo por hecho, pequeña.

—Bye.

Sin darse cuenta, ya estaba en el gimnasio. Lo empezó a recorrer con la vista, tratando de encontrar el aparato. Al verlo fue hacia el, pero en el momento en que lo iba recoger sintió un escalofrió, su sexto sentido la puso alerta. Lessers. Era imposible, el sistema de seguridad de Vishous era infranqueable. Pero entonces, ¿qué era?

—Kytara.

Se dio la vuelta, pero acompañando el movimiento sacó su daga y la apuntó al intruso. En cuestión de segundos se la había apoyado en la garganta, solo necesitaba un movimiento en falso para degollarla.

—¿Quién eres? Y no me mientas.

—Soy Sheila, una elegida. Me envía la Virgen Escriba, con un recado para su señora.

martes, 8 de diciembre de 2015

Las protectoras de la Noche . Capítulo 15.




CAPÍTULO 15





Después de haber meditado las palabras durante un buen tiempo, Leliel fue al encuentro de la Virgen Escriba, que se encontraba donde siempre, en su fuente con sus aves.

—¿Para qué acudes con preguntas de las que ya sabes las respuestas? —Inquirió la Virgen Escriba.

Leliel apretó los puños fuerte, debía contenerse si quería sacar algo bueno de esta conversación.

—Mi señora —dijo casi en un susurro—. Yo quisiera que usted reconsiderara la situación…

La Virgen Escriba la interrumpió.

—No entiendo.

—Por favor, déjeme continuar —pidió Leliel mordiendo cada palabra—. Entiendo que fue un pedido explícito de mis padres. Pero creo que le he brindado todo mi apoyo a la raza, creo merecer un poco de paz.

—Guerrera, no estás en condiciones de pedir nada. Has matado a mucha gente con tu poder, y desde que te desperté, lo único que has hecho fue herir a los que se encuentran a tu alrededor —dijo furiosa pero manteniendo esa postura de señora de la alta sociedad.

Leliel estalló en furia.

—¿Y usted cree que lo hice conscientemente? ¿Cree que a cada persona inocente que maté lo hice por placer? —Preguntó gritando, haciendo que de sus manos brotaran chispas de fuego—. Tanto usted como mis padres deberían cargar con ese peso, pero no, la única idiota que lo hace soy yo.

La Virgen Escriba elevó su mano, e instantáneamente, Leliel pasó a estar estrangulada por una fuerza superior.

—No me faltes el respeto, guerrera, porque te puede ir mal.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Las Protectoras de la Noche. Capítulo 14







CAPÍTULO 14


Las cuatro hembras se encontraban en la cocina charlando de una gran cantidad de cosas sin sentido alguno. Desde que las despertaron habían tenido muchos problemas para compartir algunos minutos juntas y eso las estaba poniendo de muy mal humor, a algunas más que otras.

—Definitivamente creo que tendríamos que escaparnos —dijo Leliel mientras destapaba otra botella de cerveza—. No puede ser que si no es con ellos, no se pueda salir. ¿Quién mierda se creen que son para venir a prohibirnos salir? —Dijo muy molesta.

—¿Los reyes de su universo? —Kytara estaba cansada, hacía mucho que se debían una salida las cuatro—. ¿Creerán que somos unas idiotas? ¿Qué no nos sabemos defender? ¿Cuándo vamos a dejar de depender de ellos? —Le tendió su vaso a Leliel para que lo volviera a llenar—. Joder, yo quiero salir.

—Yo también —dijo Nessa, quien se puso de pie—. Vamos a buscar un poco de diversión. Que se jodan todos ellos —dijo más que segura de sí misma y encarando hacia la salida, mientras hacía que su ropa cambiara por un pantalón de cuero negro bien ceñido a su cuerpo, una camiseta sin manga gris y las típicas guillerminas en sus pies.

Leliel sonrió ante la actitud de su hermana.

—Por alguna razón te quiero tanto. Me gusta como piensas —dijo Leliel mientras con su mente cambiaba su camisón por una minifalda gris, un strapless negro y en sus pies conjuraba un par de botas tipo militar—. Andando. ¿Ustedes vienen? —Preguntó a Kytara y a Raysa, que todavía estaban sentadas.