jueves, 26 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo. capítulo 13 y Epílogo.By Calista.


AVISO: ESCENA PARA MAYORES DE 18 AÑOS. LENGUAJE ADULTO.

CAPITULO 13





Calista se encontraba en la terraza mirando la playa.

Ni bien había llegado se había duchado, puesto unos jeans, una playera y descalza había caminado hacia la terraza, deslizándose en uno de los sillones mientras observaba el atardecer. No se había movido desde entonces, no sentía el viento frío contra su piel, las lágrimas tampoco habían dejado de deslizarse por su rostro. Cuando Julian fue devuelto al libro, sintió un dolor profundo del que pensó no iba a recuperarse, pero ese dolor no era nada en comparación con el que estaba sintiendo. Los sentimientos eran tan fuertes que se sentía desgarrada por dentro. Simplemente quería dormir y olvidarse de todo, pero cada vez que cerraba los ojos el rostro de Fang aparecía en su mente, su cuerpo recordaba sus caricias… Y las lágrimas y el dolor volvían con más fuerza.

Tenía que decidir qué hacer, aún no estaba lista para enfrentarlo, pero no podía olvidar lo que le sucedería al were cuando acabara el tiempo, se sentía tan culpable, tan egoísta, pero no podía vivir sabiendo que era la elección obligada de los destinos, no la del corazón.

Suspiró, limpiándose las lágrimas.

Fang acababa de destellar en la sala, recorrió con la mirada la estancia buscando a la joven, estaba por ir hacia los dormitorios cuando vió la puerta de la terraza abierta, supo que Pecas estaba allí, con los nervios a flor de piel se encaminó hacia allí. Lo que vió le estrujó el corazón, la joven estaba acurrucada en un sillón con la mirada perdida, los ojos rojos, hinchados de tanto llorar, la nariz colorada, y a pesar de eso, Fang no había visto nada tan bonito pensó mientras suspiraba de alivio al verla. Oh lobo, yo que tú estaría preocupado mas que aliviado, esto no va a ser tarea fácil le dijo la vocecita.

Tragando con dificultad, mientras juntaba coraje, decidió hablarle.

—Está bastante fresco aquí. Deberías entrar —dijo con voz ronca.

Calista estaba tan absorta en sus pensamientos que no sintió la presencia del lobo, cuando escuchó la voz dio un respingo mientras giraba rápidamente y se incorporaba.

—¿Qué haces aquí Fang? ¿Cómo me encontraste? —Preguntó con la voz ronca, mientras se pasaba la mano por el rostro trataba de limpiarse todo rastro de lágrimas.

Fang se acercó y se maldijo mentalmente cuando vio que la joven retrocedía.

Las protectoras de la noche. Capítulo 12.



Viene de Capítulo 11

CAPÍTULO 12

Zsadist se encontraba en el vestíbulo de la mansión esperando a que el sol se pusiera, para lo que faltaban solo cinco minutos.
Allí se encontraba también el resto de la Hermandad y tres guerreras, las dos rubias y la morena alta. No había ni rastros de la pequeña hembra.
En parte, se alegraba de que no estuviera allí. Era extraña. Cuando cualquier mujer habría dado todo lo que tenía para alejarse de él, ella lo perseguía allí donde estuviera. Tal vez solo fuera obstinación, después de todo, se suponía que era el encargado de entrenarla y había pasado por alto ese deber olímpicamente. Pero por la Sagrada Virgen que ella se había encargado, a su manera, de hacérselo cumplir.
Pero claro, si era obstinada, él podía serlo mucho más. Había quedado demostrado en ese último entrenamiento. Había olido su furia y su frustración, ese olor se había hecho cada vez más denso hasta que por fin explotó y le había lanzado una patada.

sábado, 21 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo.Capítulo 12 . By Calista.

Viene de capitulo 11

CAPITULO 12



Calista despertó sola en la cama.

Decepcionada y un poco asustada recordando las palabras que abandonaron sus labios la noche anterior giró hacia el lugar donde había dormido Fang.

Nada. Las marcas en la almohada mostraban que no hacía mucho que se había marchado.

Se sentó en la cama y giró para ver la hora y sonrió.

Junto al despertador había una rosa roja y una nota, la tomó y la leyó mientras sentía la dulce fragancia de la rosa.




Tuve que ir a hacer unos trámites así puedo estar libre esta noche. Te veías tan bonita que no quise despertarte. Si necesitas algo Pecas puedes localizarme en el celular, si nuestro plan sigue en pie, nos vemos esta noche en tu departamento. También quiero que esta noche, nuestra noche sea especial, hay algo importante que quiero decirte.

Fang

martes, 17 de noviembre de 2015

Las protectoras de la noche. Capítulo 11.



Viene de Capitulo 10 

CAPÍTULO 11




Raysa suspiró adormilada y se desperezó lentamente, dio un suave respingo al sentir sus músculos algo doloridos.
Un sonrojo general cubrió su cuerpo al recordar el por qué. Se dio vuelta en la enorme cama y encontró el otro lado vacío, todavía podía sentir el aroma de Wrath, pero sabía que no estaba en la habitación.
Frunció el ceño al sentir una puntada en el corazón al darse cuenta de que a pesar de lo sucedido anoche, se había marchado sin despertarla.
Unos golpes en la puerta la sacaron bruscamente de sus pensamientos.
—Raysa, ¿estás? —Otro golpe más, sabía que su hermana no se iría hasta saber de ella, Kytara simplemente era así.
—Pasa, Kytara —dijo suspirando y cubriéndose más con las sábanas.
—Permiso. ¿Cómo estás, hermana? —Se acercó a la cama y se sentó a su lado.
Raysa se sonrojó levemente y algo incómoda le respondió:
—Bien, por supuesto. ¿Por qué lo preguntas?
—Tu… cama desarreglada… Perfume raro… Y hace un rato vi salir a Wrath —sonriendo le dijo—: Suéltalo ya.
—¿Viste salir a Wrath? ¿Sabes a dónde fue? —Preguntó antes de darse cuenta de las tontas preguntas que salieron de su boca. Demonios, ¿qué me pasa? Me estoy comportando como una tonta hembra en vez de como la guerrera que soy.
—Sí para la primera pregunta y no para la que queda —Kytara se destornillaba de la risa, jamás a Raysa la había visto así—. ¿Qué pasa, hermanita? ¿Wrath caló hondo en ti?
—No seas tonta, Kytara, somos guerreras, no nos interesamos por ese tipo de cosas. Pregunté sólo por curiosidad, por mí puede irse a cualquier lado, nos despertaron para pelear y no para divertirnos. Además sabes que no dejo que nadie se acerque tanto a mí como para que me importe realmente, sólo ustedes tienen lugar en mi corazón, hermana —dijo mientras trataba de callar la voz que internamente gritaba muy fuerte ¡Mentirosa!, estaba dolida porque se hubiera marchado sin decirle nada como si lo de ellos no hubiera sido más que un simple revolcón.
—Lo que tú digas, pero no te engañes —Kytara empezó a mirar la habitación—. ¿Has cambiado el perfume que usas? Porque es un extraño olor el que siento en tu recámara.
Raysa la miró sonrojada mientras le decía:
—¿Eso es con doble sentido? Sabes que no uso perfume, Kytara.

En la piel del Lobo. capítulo 11. By Calista.



AVISO: ESCENA CON CONTENIDO PARA MAYORES DE 18 AÑOS


CAPÍTULO 11




Calista despertó con un horrible dolor de cabeza a la mañana siguiente. Con un gemido miró la hora, soltó una maldición de lo más pintoresca al ver lo tarde que era, se levantó y se dirigió al baño a toda prisa.

A la media hora salió de la habitación con unos shorts blancos, una camiseta negra sin mangas negra y zapatillas, se dirigió a la cocina y se preparó café.

Fang llegaría en un rato y ella todavía tenía que cocinar pensó dando un suspiro. ¿En qué diablos estaba pensando cuando le dijo que cocinaría? Con una idea en la cabeza fue hasta la biblioteca y tomó un libro de cocina que Gise le había obsequiado como broma. Se encogió de hombros mientras lo abría y se dirigía a la cocina. Después de todo… ¿Qué tan difícil podía ser cocinar? Era un diosa después de todo, se dijo por dentro con satisfacción mientras iba sacando las cosas de la heladera y se dispuso a preparar un delicioso almuerzo para su lobo.

Fang recorrió con la mirada el campamento, todo estaba tranquilo. Se entretuvo hablando con sus hermanos y con Kyra, media hora después decidió marcharse, quedaron en encontrarse esa noche en el departamento de Calista para la reunión.

Se transportó a la sala de Calista, maldiciendo al sentir el olor a quemado que asaltó sin piedad su nariz, giró buscando el origen del olor, preocupado por la joven se encaminó rápidamente a la cocina y abrió los ojos con horror antes de que se le escapara una carcajada.

Calista estaba sentada en el suelo de la cocina con una bandeja con algo quemado en su interior que no pudo descifrar qué era, el rostro cubierto de manchas y de ¿lágrimas? Notó mientras se borraba la sonrisa, se acercaba preocupado y se arrodillaba junto a ella.

—¿Bebé que pasó? ¿Por qué lloras? —preguntó limpiándole las lágrimas con el pulgar.

Calista sorbió mientras los ojos azules se llenaban de lágrimas nuevamente.

—Quería hacerte el almuerzo —gimió—. Fue horrible Fang, no puedo hacer nada —le dijo apesadumbrada—. Soy un completo desastre en la cocina, además de otras cosas —sollozó mientras se tapaba el rostro con las manos— ¿Porqué soy tan torpe? ¿Qué hice para me sucedan estas cosas? No puedo caminar sin tropezarme, no pasa un día que no me resbale en la bañera, siempre en el mismo sitio, si hay un accidente en la zona, lo más probable es que esté yo implicada y si no sucede lo provoco —dijo con voz llorosa mientras sacudía la cabeza.

El corazón de Fang se llenó de un deseo de protegerla tan grande que se le hizo un nudo en la garganta. Sin decir palabra, la levantó y la abrazó mientras le acariciaba la cabeza, tratando de tranquilizarla.

—Bebé no sabía que te sintieras así —murmuró—. No eres torpe cielo —le dijo mientras Calista se apartaba y lo miraba escéptica—. Está bien, eres un pelín torpe —admitió—, pero no es un defecto, es algo que forma parte de ti, así como lo es tu ternura, tu inocencia y esa dulzura que me provoca abrazarte y protegerte Pecas —le dijo mirándola a los ojos—. Lo siento cielo, pero esa torpeza de la que reniegas, sencillamente me vuelve loco —reconoció con una pícara sonrisa.

—¿Lo ves? Admites que te vuelve loco —murmuró triste, dando un largo suspiro—. Si vas a permanecer a mi lado, vas a necesitar un seguro de vida Kattalakis —le dijo mientras apoyaba la frente contra la del lobo.

Fang soltó una risita.

—Me vuelve loco Cal pero no de esa manera que piensas, adoro tu torpeza, adoro estar allí para cuidarte —le dijo como si fuera la cosa más natural del mundo.

Calista sintió que su corazón se detenía ante esas palabras. ¿Sería posible que le dijera que la amaba? ¿Estaría sintiendo lo mismo que ella? Pensó para sus adentros, antes de que su corazón se desinflara con sus siguientes palabras.

—¿Qué te parece si ordenamos pizza? Por cierto hablando de comida… —le dijo dándole un beso breve en los labios—. No se te habrá ocurrido cocinar para la reunión de esta noche ¿No? —la miró dubitativo, ganándose un golpe en el hombro.— ¡Ouch!. Sólo me estaba asegurando —murmuró mientras se frotaba el lugar del golpe.

Calista lo miró irónica.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Las protectoras de la Noche. Capítulo 13.



viene de capítulo 12

CAPÍTULO 13




Hacía una semana que Butch no veía a Kytara y eso lo tenía preocupado.

Le había mandado a decir con Fritz que no podría asistir a las prácticas.

Cada vez que se acercaba para hablarle, ella buscaba una excusa para irse; si no era una de sus hermanas que la necesitaba, era algo que no había entendido de las clases de Phury o Vishous.

Eso lo volvía loco. Desde la última vez que habían estado juntos, había tenido la sensación de que estaba haciendo avances con ella. Pero no, otra vez recibía un portazo en el rostro. Ya estaba cansado de las hembras.

Primero Marissa con su frialdad y su manera apasionada de entregarse, pero luego, cuando pretendía sacar a la luz aquella relación, escapaba y tenía por toda respuesta un "Lo siento".

Pero no pasaría otra vez por ese papel. La guerrera le debía una explicación.







Kytara se encontraba en el gimnasio practicando con la bolsa de boxeo un poco de Kick Boxing, era uno de los deportes que más le gustaba.

Se lo había enseñado Butch.

Maldición. Otra vez pensando en él.

¡Ya basta! Se dijo mentalmente, reanudando la práctica.

Estaba tan concentrada en sus ejercicios que no escuchó que la puerta del gimnasio había sido abierta y luego cerrada con una traba.

—Por fin te encuentro —Butch la miraba, no podía dudar que era hermosa, ese cabello negro que enmarcaban una cara ovalada y sus ojos que en ese momento no expresaban nada.

—Perdón…

—No, guerrera, quiero que me digas en este preciso momento por qué estás huyendo —lo dijo sin dejar de mirarla y sin aminorar la marcha hacia ella, quería que se lo dijera mirándole a los ojos.

—Yo no huyo de nadie, guerrero, que eso te quede claro —dijo clavándole un dedo en el pecho. Butch lo retiró de un zarpazo.

—Entonces dime, ¿por qué te escondes? —Preguntó tomándola de los brazos, no quería que escapara, quería tocarla.

—Primero y principal, quítame las manos de encima —sus ojos empezaron a pasar de su habitual azul a un violeta tormentoso—. ¿Quién te crees que eres para venir y hacerme preguntas? —Le gritó con rabia, ya cansada.

martes, 10 de noviembre de 2015

Las protectoras de la noche. capítulo 10.




Viene de Capítulo 9 

CAPÍTULO 10


Hacía una hora que habían abandonado la mansión. Desde entonces Leliel no había pronunciado palabra, por el contrario, Rhage intentaba que hablara de algo. Pero si había que reconocerle algo a la guerrera, era su terquedad. Suspiró, ya cansado y molesto por la situación.

—Creo que se nos haría mucho más corta la noche si habláramos de algo —Dijo intentando aminorar la tensión entre ellos.

—No me gusta conversar mientras patrullo —dijo ella muy seca—. Si quieres hacer relaciones sociales, puedes irte a buscar a otra persona, nadie se va a enterar de que no estabas conmigo —habló Leliel mientras apresuraba el paso intentando dejarlo atrás, lo cual era bastante complicado debido a las zancadas que él daba.

—¿No puede haber una tregua? —Dijo tomándola del brazo, que estaba cubierto por un guante, y girándola para que lo viera de frente—. Vamos, Lel, una tregua —habló en un tono bajo y seductor.

Ella se soltó de su agarre de manera brusca.

—Punto número uno —dijo marcando con su dedo—, para ti soy Leliel. Y punto número dos —dijo volviendo a marcar con su otro dedo—, ¿qué parte de “No”, no has entendido? —Preguntó con ironía—. ¿Es que acaso quieres que te empareje la otra nalga?

Rhage siseó recordando el dolor.

—Mmm… voy a comenzar a pensar que estás cortejándome —dijo divertido—. Siempre te comportas así con los machos, ¿no? Ahora entiendo por qué estás sola —habló antes de poder frenar sus palabras. Definitivamente seguía cagando la situación entre ellos.

Se preparó, esperando que lo atacara con algo, pero no recibió nada de eso… Ella solamente se limitó a adelantarse para caminar sola.

Leliel sintió una punzada de dolor por la realidad que le había hecho ver. Era verdad, ella estaba sola porque tenía un carácter de mierda, porque jamás había sido una hembra muy social. No tenía un físico atractivo, tenía el cuerpo muy trabajado para ser una hembra. Y sobre todo estaba maldita.

Hacía quinientos años atrás era un guerrero y nunca nadie habría estado tan demente como para fijarse en ella como una hembra. Era muy respetada, pero solo por ser un guerrero y defender a la raza. Jamás había sentido el cariño de un macho, jamás ninguno había querido emparejarse con ella. Siempre le tuvieron miedo… Por supuesto que no los culpaba, ¿quién querría estar cerca de alguien que podía explotar, literalmente, en cualquier momento?

—El hecho de que esté sola es una decisión mía, pura y exclusivamente mía —giró sobre sus talones y lo miró a los ojos—. Comienza a controlar esas palabras, porque no siempre puedo contener mis ganas de convertirte en extra crujiente.

En la piel del Lobo. By Calista. Capítulo 9.



AVISO: CONTENIDO PARA MAYORES DE 18 AÑOS. 



CAPÍTULO 9


viene de capítulo 8


Dos noches después…




Calista estaba sentada en el sofá mirando una película y comiendo palomitas cuando una voz la hizo sentarse derecha desparramando las palomitas por todas partes.

—¡Calista Dikastis que diantres haces sentada en ese sofá! —le dijo una muy enfadada Kyra.

Calista se llevó la mano al corazón tratando de serenarse.

—¡Diablos Ky! Si no fuera inmortal, estaría seriamente preocupada porque casi me matas del susto. —Gruñó molesta mientras se sacudía la comida.

—No contestaste mi pregunta hermanita —arremetió mientras se paraba enfrente con las manos en la cintura—. ¿Qué diablos haces sentada con tanta calma en ese sofá?

La joven diosa la miró como si estuviera loca. Después se enfadan conmigo, pero evidentemente el despiste es de familia pensó para sus adentros antes de responderle con mucha lentitud para que la entendiera.

—Aparentemente estaba mirando una película justo en el momento en que decidiste hacer tu maquiavélica aparición —le recordó.

—No, no, no Calista… era una pregunta retórica —le dijo suspirando—. Me refería a que sé que no hablaste con Fang aún, por eso mi pregunta. —Le explicó ahora ella con lentitud a su hermana pequeña. Si no fuera porque conocía a su hermana diría que su comportamiento era ex profeso.

Calista bajó la mirada avergonzada, mientras el rubor le teñía las mejillas.

—Todavía no junté coraje para… él tampoco me llamó y…

lunes, 9 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo. Capítulo 10. By Calista.




Viene de Capítulo 9



CAPITULO 10




Al día siguiente Calista tuvo el despertar más dulce de su vida, claro, era la primera vez que dormía realmente con alguien.

Unas suaves caricias en la espalda desnuda la hicieron gemir y abrir lentamente los ojos. Tenía la piel sensible aún de la noche anterior.

Giró el rostro y descubrió el rostro pícaro de Fang que la estaba mirando totalmente vestido, sentado del otro lado de la cama.

—¿Sabes que haces unos adorables ruiditos cuando duermes? Son casi similares a un ronroneo —le dijo divertido mientras besaba suavemente los labios femeninos.

Calista se ruborizó mientras se incorporaba y se cubría con la sábana.

—No es cierto… ¿Es una forma sutil de decirme que ronco, lobo? —le preguntó mientras se estremecía ante el contacto de los pétalos de una rosa blanca que el were deslizaba por su cuello.

Fang rió ronco.

—Puede ser… —le dijo mientras se ganaba una palmadita de la joven—, pero no voy a meterme en ese escabroso terreno, donde definitivamente podría salir perdiendo —gimió mientras la joven deslizaba una mano bajo la camiseta roja que tenía puesta esa mañana—. Te preparé el desayuno —siguió con la voz entrecortada al sentir las manos recorriéndolo con pereza.

Instantáneamente Calista dejó de acariciarlo y se sentó en la cama mirando detrás de su cuerpo hasta divisar la bandeja que estaba en el suelo, definitivamente más interesada en comer que en otra cosa, haciéndolo suspirar con resignación.

—Pecas verdaderamente sabes como mantener a raya el orgullo de un hombre —le dijo fingiendo estar dolido.

La joven lo miró culpable.

—Lo siento Fang, es que de verdad tengo apetito…

El lobo soltó una carcajada antes de interrumpirla pasándole la mano por el rostro con ternura.

—Sólo te perdono por dos motivos, primero porque también tengo apetito y segundo porque esta noche vas a compensarme, vas a hacer algo por mí —le dijo mientras la miraba expectante.

Calista lo miró con los ojos entornados.

—Creo que anoche hicimos varias cosas…