lunes, 9 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo. Capítulo 10. By Calista.




Viene de Capítulo 9



CAPITULO 10




Al día siguiente Calista tuvo el despertar más dulce de su vida, claro, era la primera vez que dormía realmente con alguien.

Unas suaves caricias en la espalda desnuda la hicieron gemir y abrir lentamente los ojos. Tenía la piel sensible aún de la noche anterior.

Giró el rostro y descubrió el rostro pícaro de Fang que la estaba mirando totalmente vestido, sentado del otro lado de la cama.

—¿Sabes que haces unos adorables ruiditos cuando duermes? Son casi similares a un ronroneo —le dijo divertido mientras besaba suavemente los labios femeninos.

Calista se ruborizó mientras se incorporaba y se cubría con la sábana.

—No es cierto… ¿Es una forma sutil de decirme que ronco, lobo? —le preguntó mientras se estremecía ante el contacto de los pétalos de una rosa blanca que el were deslizaba por su cuello.

Fang rió ronco.

—Puede ser… —le dijo mientras se ganaba una palmadita de la joven—, pero no voy a meterme en ese escabroso terreno, donde definitivamente podría salir perdiendo —gimió mientras la joven deslizaba una mano bajo la camiseta roja que tenía puesta esa mañana—. Te preparé el desayuno —siguió con la voz entrecortada al sentir las manos recorriéndolo con pereza.

Instantáneamente Calista dejó de acariciarlo y se sentó en la cama mirando detrás de su cuerpo hasta divisar la bandeja que estaba en el suelo, definitivamente más interesada en comer que en otra cosa, haciéndolo suspirar con resignación.

—Pecas verdaderamente sabes como mantener a raya el orgullo de un hombre —le dijo fingiendo estar dolido.

La joven lo miró culpable.

—Lo siento Fang, es que de verdad tengo apetito…

El lobo soltó una carcajada antes de interrumpirla pasándole la mano por el rostro con ternura.

—Sólo te perdono por dos motivos, primero porque también tengo apetito y segundo porque esta noche vas a compensarme, vas a hacer algo por mí —le dijo mientras la miraba expectante.

Calista lo miró con los ojos entornados.

—Creo que anoche hicimos varias cosas…

—Mujer mal pensada, no se trata de eso —le dijo sacudiendo la cabeza pero su expresión cambió al recordar. Oh sí dijo la vocecita, ella hizo cosas muy agradables, continuó con un ronroneo, sobre todo una arqueando la espalda que… ¡Basta, cállate! ¡Y Tú lobo Concéntrate! se regañó mientras carraspeaba—. Estaba pensando que me gustaría que salgamos esta noche, tengo que darme una vuelta por el pantano más tarde, pero antes me gustaría que salgamos a cenar —la miró con expectación.

Calista lo miró algo sorprendida.

—¿Una cita? —preguntó con una sonrisa que iluminaba el juvenil rostro.

—Mmm sí algo así, si tú quieres por supuesto yo…

La joven no lo dejó continuar ya que lo abrazó con fuerza y al momento siguiente le estaba dando suaves besos por el rostro.

—Me encanta la idea lobo —le dijo mientras le acariciaba la nariz con la suya y luego lo besaba en los labios soltando un gemido de deleite—. Me encanta besarte —le dijo mientras delineaba la boca masculina y luego le daba juguetones mordisquitos en la barbilla y el cuello—. ¿Qué tienes que no puedo mantenerme lejos de ti?

El were gimió mientras su deseo se disparaba nuevamente.

—Es la misma pregunta que debo hacerte Pecas. ¿Qué tienes que no puedo mantener mis manos lejos de ti? Si no puedo tocarte o besarte me vuelvo loco —confesó antes de ahondar el beso, deslizando la lengua dentro de la boca femenina que lo esperaba ansiosa.

Estaba recostándola en la cama cuando escuchó algo similar a un gruñido, dejó de besarla y observó que lo miraba con una mirada culpable y rubor en las mejillas. Entonces lo comprendió. Con una carcajada la soltó y dijo:

—Vamos a alimentarte Pecas —dijo mientras volteaba y colocaba la bandeja de desayuno en la cama, ganándose una mirada de agradecimiento de la joven.




Luego del desayuno lleno de juegos, caricias y besos Fang se marchó diciéndoles que a las 8 de la noche lo esperara, irían a su restaurante favorito.

Se duchó y se puso unos shorts y una camiseta, antes de sumergirse en la búsqueda del vestido para esa noche.

Ella sabía cual era el lugar donde la llevaría y buscó en su armario algún vestido más formal.

Dos horas después y casi todo el contenido del closet desparramado en la cama, estaba sentada en la cama completamente frustrada. No le gustaba nada de lo que tenía.

Buscó su bolso decidida a ir de compras cuando sus pies se enredaron en una pila de ropas y con un gemido terminó tendida cuan larga era en el suelo, de frente al armario. Algo dolorida se estaba incorporando cuando lo vió, un vestido rojo que había comprado una tarde que fue de compras con Nádia. Nunca lo había estrenado. Se lo probó y se miró al espejo con ojo crítico. El vestido se amoldaba a su cuerpo perfectamente, destacando su delicada cintura y las curvas de sus caderas, le llegaba por encima de las rodillas, y el escote generoso definitivamente tendría al lobo babeando toda la noche pensó satisfecha. Como si necesitaras del escote le dijo la vocecita… Eligió unas sandalias rojas de tacón alto y fino, rezando para la suerte la acompañara esta noche y no se comportara tan torpe. No pidas milagros comentó socarrona la molesta voz.

Pasó el resto del la mañana acomodando el departamento. Al medio día, se hizo la luz en su mente ya que estaba más que aburrida y comenzó a llamar a todos los que conocía no eran muchos pero quería que conocieran su nueva casa así que los invitó la noche siguiente para una pequeña reunión. Llamó a Kyra, Vicky, Gise, Roz, Nádia, Dream, KenYa, LuBlade, Ash, Fury, Jericho.

Voy a hacer una fiesta de inauguración pensó para sus adentros satisfecha.

Por la tarde fue de compras y volvió cargada de cosas para el día siguiente. Miró el reloj y soltó una maldición. Fang llegaría a buscarla en una hora y media y ella todavía debía bañarse, vestirse, maquillarse… Oh! Dioses gimió corriendo hacia la habitación, maldiciendo cuando le pegó una patada a la pata de la cama… Como que siga así Fang necesitará un seguro de vida si quiere pasar más tiempo conmigo pensó para sus adentros gimiendo.

Justo en el momento que se retocaba el maquillaje escuchó el timbre. Sonrió mientras se daba un último vistazo en el espejo asintiendo satisfecha ante el resultado, tomó el pequeño bolso de mano del mismo color del vestido, un chal tejido y se encaminó hacia la puerta.

Fang se acomodaba el cuello de la camisa negra nervioso. Iba a tocar timbre nuevamente cuando la puerta se abrió y se quedó sin respiración.

Calista estaba preciosa, con un vestido rojo ajustado, el escote atrajo su mirada como un imán, mirando la piel cremosa que lo llamaba a tocarla, tenía el cabello recogido y unos rizos escapaban provocándole dejar la cabellera libre, sin dudarlo se acercó y la abrazó mientras deslizaba las manos por el cuerpo femenino y le daba un suave pero ardiente beso en los labios, estaba casi tan alta como él pensó mientras bajaba la mirada y veía los altos tacones que hacían más interminables las piernas femeninas.

Calista estaba tratando de recuperar el aliento por dos motivos, primero había quedado con la boca abierta al ver lo atractivo que estaba Fang. Tenía puesto un traje y camisa negros y los típicos borcegos habían quedado atrás dejando paso a unos zapatos de vestir. El cabello peinado pulcramente y retirado del rostro lo dejaba tan atractivo que no podía despegar la mirada de él. Y el cálido abrazo sumado al ardiente beso, la habían hecho gemir por dentro y querer rogarle que dejaran la cena para otro día y arrastrarlo a la habitación. ¡Dioses Calista! ¿Desde cuando te has vuelto tan lujuriosa? Se regañó mentalmente. Desde que el lobo te tocó por primera vez, sólo que no quieres reconocerlo le dijo la usualmente molesta vocecita.

—Estás hermosa Calista, no pensé que pudiera pasar, pero cada vez que te veo me quitas el aliento mujer, así que mejor nos vamos antes que cambie de parecer —le dijo Fang ronco.

La joven rió mientras lo tomaba del brazo y se encaminaban al ascensor.

—Lobo iba a decirte exactamente lo mismo —le dijo mientras le tomaba la mano y lo miraba mostrando sin pudor la mirada llena de deseo.

Llegaron a la calle y se encontró frente a un BMW m6 negro descapotable, Calista lo miró.

—¿Y la moto? —preguntó algo desilusionada.

Fang soltó una carcajada mientras le tomaba la mano y llevaba hacia el auto, le abrió la puerta antes de contestarle.

—Pecas si sabía que ibas a estar tan desilusionada hubiera traído la moto, pero prometo que la próxima vez sin falta la traigo —respondió depositando un beso en la punta de la nariz, sonriendo aún más al ver cómo se iluminaba nuevamente el rostro de la joven—. Definitivamente sabes cómo mantener a raya el orgullo de un hombre —finalizó riendo entre dientes.

El camino al restaurante fue tranquilo, intentaron escuchar algo de música pero al no ponerse de acuerdo, de mutuo acuerdo apagaron la radio.

Al llegar al lugar Calista salió del auto con la ayuda de Fang, pegándola a su cuerpo, abrazándola mientras deslizaba las enormes manos por las caderas femeninas. La joven lo abrazó por el cuello y le dio un beso breve lleno de promesas en agradecimiento.

—Mmm me gusta cuando me agradeces de esa forma —respondió ronco mientras renuentemente la soltaba y la guiaba al interior del restaurante, escuchando como Calista jadeaba con sorpresa.

El lugar estaba repleto, pero de rosas rojas, no de gente. Una banda estaba tocando en un rincón una suave melodía, todo estaba iluminado por la suave luz a de miles de velas, un maître los esperaba en la puerta para guiarlos a la mesa.

Calista sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, el corazón le dolía de la emoción, discretamente trató de limpiarse una traicionera lágrima que resbaló por su mejilla.

Fang la miró sorprendido mientras le tomaba el rostro entre las manos, maldiciendo al ver las lágrimas.

—Calista ¿Qué te sucede? ¿No te gusta? Lo siento bebé, no quise que te sintieras así, si no te gusta podemos volver a tu casa y…

No pudo continuar ya que la joven lo abrazó y lo besó con ansias, para luego tomarle el rostro entre las manos.

—Lobo no te atrevas —le dijo mientras le brindaba la más brillante de las sonrisas.

—Pero estás llorando —le retrucó.

Sacudió la cabeza mientras volvía a besarlo, haciéndolo gruñir de deseo.

—Estoy llorando de la emoción Fang, nadie ha tenido un gesto tan hermoso conmigo, simplemente me ha emocionado que te tomaras tantas molestias para esta salida —le dijo encogiéndose de hombros.

—Es nuestra primer cita Calista —le dijo como si eso explicara todo.

Calista rió por lo bajo al ver que trataba de parecer de cierta manera indiferente, como si hiciera ese tipo de cosas a menudo, pero ella lo conocía y sabía que no era así de meticuloso, realmente estaba tratando de impresionarla con sus gestos. Como si estuviera diciéndole escógeme, no vas a arrepentiré. Como si hiciera falta, el lobo se te acerca y te derrites como helado al sol le dijo satisfecha la molesta voz.

Los llevaron a la mesa y Calista probó la comida más deliciosa que haya comido en toda su existencia.

Dos horas después Fang la miraba satisfecho, recostado en la silla, había disfrutado tanto de la cena como de la compañía, nunca se cansaba de observar las expresiones de Calista, tenía un rostro tan transparente que no dejaba lugar a las mentiras o engaños. Y esa noche lo había maravillado con su capacidad de asombro y de disfrute.

La joven diosa se había deleitado hasta con los detalles más pequeños, como lo era el mantel bordado pensó sonriendo brevemente, para luego soltar una risita al ver su expresión cuando le trajeron el postre de chocolate que Fang había pedido que preparan especialmente.

—Pecas realmente de la manera que miras a ese pastel, estás poniéndome verdaderamente celoso, empiezo a creer que no tengo chance ante algo así ¿Tendré que aparecer cubierto de chocolate la próxima vez que quiera tener sexo contigo?—le dijo con un gemido llevándose una mano al pecho, mientras se ganaba una mirada pícara de la joven.

—Sabes, ésa no es una mala idea —dijo pensativa como si realmente lo estuviera contemplando.

El were sacudió la cabeza asombrado.

—Y yo vengo y te doy ideas —gimió. Pero te encantaría tenerla lamiendo cada milímetro de tu piel acotó la voz molesta. ¡Cállate que esta noche no puedo quedarme! Le dijo recordando que tenía que volver al pantano.

Comieron juntos el postre, Calista le daba de comer a Fang y él a ella.

—Sabes, este postre se terminó muy pronto —le dijo la joven con voz ronca.

—Estoy muy de acuerdo con eso… Pecas tienes una poco de chocolate —le dijo mientras tocaba la comisura de la boca suavemente pero sin quitársela.

Calista lo miró con los ojos nublados de deseo.

—Quítamela —le dijo con un susurro cargado de pasión.

El were se levantó, se acercó y se arrodilló a su lado, mientras acercaba el rostro lentamente sin desviar la mirada.

Calista cerró los ojos cuando sintió la mano masculina tomándole de la nuca, jadeó cuando sintió la lengua masculina en la comisura de la suya, siguió deslizando la lengua por el contorno de la boca femenina, provocándola para que le dejara entrar.

Sin hacerse rogar mucho gimió dándole la bienvenida y jugando con su lengua. Lentamente se fueron incorporando olvidando donde estaban, se abrazaron y besaron con deseo, pegando sus cuerpos sin siquiera darle espacio al aire para estar entre ellos. Fang se alejó y la guió mientras se iban moviendo al ritmo de la suave música. Disfrutando del contacto de la piel libre de Calista, le acarició los hombros maravillado con la suavidad de su piel preguntándose como pudo estar tanto tiempo sin tocarla como lo estaba haciendo ahora. Por qué eras un tonto le recordó la molesta voz y aunque pareciera raro el lobo estuvo de acuerdo con ella.

Calista disfrutó del abrazo de su “amigo” sonriendo al recordar cómo habían cambiado las cosas en tan sólo unos días. Escondió el rostro en el cuello del were y se dejó llevar por la música, hasta que el ruido de un celular los sacó del momento.

Fang soltó una maldición mientras contestaba.

—Si —prácticamente ladró—. Está bien, en media hora estoy allá, llevo a Calista a su departamento —gruñó mientras cortaba con fuerza.

Calista estaba juntando su bolso cuando sintió que se acercaba y la abrazaba por la espalda. Se apoyó contra él y le dijo con calma:

—No debes estar enfadado Fang —murmuró mientras le acariciaba los brazos con ternura.

El were resopló con impaciencia.

—Es que no quería que esta noche terminara así —le dijo mientras la hacía girar y apoyaba la frente contra la de ella.

Calista le tomó el rostro entre las manos.

—Tienes obligaciones para con tu manada Fang y debes cumplirlas, tenemos mucho tiempo para disfrutar, así que llévame a casa y mañana te espero con un delicioso almuerzo ¿Si? —le preguntó mientras lo llevaba hacia la puerta.

Fang se frenó en seco.

—¿Tú cocinarás? —preguntó con una mueca en el rostro.

Calista lo miró altiva.

—Por supuesto —respondió— ¿Algún problema con eso?

Fang gimió por dentro.

—Pecas ¿sabes cocinar? —insistió mientras caminaban hacia el auto.

La joven lo miró como si estuviera loco.

—Lobo ¿Qué tan difícil puede ser? Además tengo planeada una fiesta de inauguración para mi departamento e invité a todas las personas que conozco —le confesó feliz.

El were tragó en seco en forma doble. Tendría que someterse a la cocina experimental de Calista con la mejor de las caras.

—¿Invitaste a tu tío Ash verdad? —preguntó con hilo de voz mientras encendía el carro.

La joven lo miró con los ojos entrecerrados.

—Por supuesto Fang, es mi tío —le respondió.

Confirmando sus temores el lobo gimió por dentro. Oh! Sí le dijo la vocecita burlándose, mañana será un gran día.

En pocos minutos llegaron al departamento.

Fang se estacionó, bajó rápidamente del auto y le abrió la puerta.

Calista bajó la mirada.

—Algo te pasa Fang, puedo sentirlo —le dijo sin mirarlo.

Fang suspiró mientras la abrazaba y reía quedamente por no poder ocultar sus sentimientos.

—No puedo mentirte Cal, simplemente estoy nervioso, mañana estarán todos tus amigos y tu familia…

—Fang pero si tú los conoces, siempre estamos juntos —le dijo sin entender, poniéndose ansiosa.

La besó en el cuello mientras la abrazaba más fuerte.

—Pero es la primera vez que estoy con ellos desde que pasó esto —dijo mostrándole la marca—. Y si tu hermana reaccionó de la forma que lo hizo simplemente no quiero pensar en cómo será estar los demás.

Calista se separó un poco.

—Kyra hizo algo —preguntó con un brillo en la mirada que Fang estaba empezando a conocer y no auguraba nada bueno.

—No quiero seguir hablando de esto, ya tengo que marcharme y quiero despedirme de la compañera que los destino eligieron para mí —dijo mientras unía sus palmas marcadas.

—No vas a hacer que me olvide de la pregunta…

No pudo continuar porque Fang atrapó sus labios en un beso ardiente, que la excitó en un segundo. Lo abrazó por el cuello, pegando su cuerpo al de él y deslizando las manos por su cabello, liberándolo de la coleta.

El lobo gimió deslizando las manos hasta su trasero, presionando las caderas femeninas contra las suyas para que pudiera sentir su deseo. Mordisqueó sus labios, e invadió su boca, lamiendo, deleitándose con el dulce sabor femenino, sintiendo como la lengua de Calista bailaba con la suya. Sin poder respirar casi y con todo el trabajo del mundo se separó de la joven.

Ambos se miraron jadeantes.

—¡Maldita sea no quiero irme! —gimió mientras la abrazaba de nuevo.

Calista se apartó riendo.

—Tampoco quiero que te vayas Fang, pero tienes que cumplir con tus obligaciones —le dijo mientras le besaba brevemente los labios—. Además prometo compensarte mañana —murmuró mientras se marchaba hacia el edificio. Las palabras de Fang todavía retumbaban en sus oídos, haciendo crecer algo dentro suyo que no le gustaba. La compañera que los destinos eligieron para mí… había dicho, no mi compañera a secas, no la compañera que él habría elegido. Con la cabeza llena de esos pensamientos ni siquiera se volvió para verlo partir.

Fang se quedó parado unos segundos antes de dirigirse al auto silbando alegre. Puede que después de todo mañana no fuera tan mal día pensó.

Calista entró a su departamento con el corazón inquieto. No sabía porqué pero esas palabras del lobo no le habían caído bien, habían despertado sentimientos molestos dentro de ella que no podía identificar.

Su mente estuvo trabajando en ellos sin descansar, aún cuando ya se encontraba en la cama, extrañando las caricias del lobo.

Estaba a punto de dormirse cuando pudo identificar el sentimiento, esto hizo que se sentara en la cama sobresaltada.

Es miedo pensó para sus adentros, miedo que no me ame como creo que estoy empezando a amarlo yo se dijo con asombro.

Llevándose la mano a la boca pero sin poder contener las palabras que escaparon de ella.

—Creo que me estoy enamorando irremediablemente de Fang Kattalakis. —le dijo a la vacía habitación.




Y por fin mi niña has descubierto lo que hay realmente en tú corazón.

Continuará...



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