sábado, 21 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo.Capítulo 12 . By Calista.

Viene de capitulo 11

CAPITULO 12



Calista despertó sola en la cama.

Decepcionada y un poco asustada recordando las palabras que abandonaron sus labios la noche anterior giró hacia el lugar donde había dormido Fang.

Nada. Las marcas en la almohada mostraban que no hacía mucho que se había marchado.

Se sentó en la cama y giró para ver la hora y sonrió.

Junto al despertador había una rosa roja y una nota, la tomó y la leyó mientras sentía la dulce fragancia de la rosa.




Tuve que ir a hacer unos trámites así puedo estar libre esta noche. Te veías tan bonita que no quise despertarte. Si necesitas algo Pecas puedes localizarme en el celular, si nuestro plan sigue en pie, nos vemos esta noche en tu departamento. También quiero que esta noche, nuestra noche sea especial, hay algo importante que quiero decirte.

Fang




Calista leyó nuevamente la nota mientras su corazón latía errático, algo importante que quiere decirme pensó llena de esperanza.

Miró el reloj y gimió al ver la hora. Las 10 de la mañana. Debía reunirse con Gise en una hora.

Sonriendo apartó las sábanas y se dirigió al baño.

Media hora después se ponía una jeans ajustados, una camiseta blanca de finos breteles y zapatillas, tomó la mochila y se dirigió a la cocina. Mientras tomaba una taza de café llamó a su hermana. Luego de dos tonos Kyra atendió.

—Hola hermanita —saludó—. Anoche quise contarte algo pero ciertos lobos estaban algo pesados y no pude decirte nada.

—Captaste mi interés Calista —le dijo su hermana mientras soltaba una risita pícara.

Sin dar más vueltas le contó que había decidido emparejarse con Fang. El silencio del otro lado de la línea la sorprendió.

—¿Kyra? —llamó.

—Sí aquí estoy, es que me sorprendiste es todo. Lo siento Cal, es que ¿Estás segura? Hasta hace unos días no tenías claro lo que sentías por Fang y ahora de un día para otro decidiste que lo amas. Créeme que si eso es lo que sientes estoy más que feliz —le dijo su hermana seria— ¿El lobo no te está presionando verdad? —preguntó con enojo.

—Tranquila Ky que nadie me está presionando —le respondió con prisa, mientras se mordía el labio antes de confesar—. Lo amo hermana, no me di cuenta hasta nuestra primera salida, pero creo que me enamoré de él sin darme cuenta —le dijo nerviosa.

Escuchó a Kyra suspirar ¿Con alivio? Del otro lado de la línea.

—No sabes la alegría que me da oírte decir eso Calista, —le dijo con la voz ronca—. Hermanita quiero que seas muy feliz ¿Me oyes? No dejes que nada ni nadie se interponga en esta etapa de tu vida. Te quiero nena, ¿Lo sabes verdad? —preguntó.

Calista sintió una extraña angustia que surgía en su corazón ante las palabras de su hermana mayor, rápidamente la sensación desapareció.

—También te quiero —le dijo con cariño—. Además estoy esperando que hagas un hombre honesto de mi cuñado —le recordó entre risas.

—Si, si —contestó—. Tú preocúpate por tus asuntos que de ese lobo me encargo yo —le dijo incómoda—. Bonita tengo que dejarte, que nuestro cuñado insiste que tiene algo urgente que decirme —resopló—. Te cuidas Cal, mañana espero tu llamado y quiero los detalles… Mejor no, quiero la versión corta sin detalles, mi mente no podría soportarlo —finalizó.

Calista rió mientras se despedía de su hermana, con la promesa de llamarla al día siguiente y no darle ningún detalle.

Colgó el teléfono, tomó la mochila y destelló en la casa de Gise.

Media hora después ambas mujeres recorrían las tiendas. El primer lugar al que entraron hizo ruborizar a Calista, la ropa interior iba desde la inocencia a lo provocativo sin dejar de ser sexy. Luego de mucho debatir eligió un conjunto azul de encaje y seda, unas delicadas braguitas y un corpiño sin breteles, con un liguero haciendo juego. Eligió varios conjuntos más, junto con unos camisones y unas batas, todos ellos muy provocativos y delicados. Contenta con la compra fueron a almorzar. Luego fueron a elegir el vestido.

Gise la llevó a una boutique exclusiva con unos precios que hubieran escandalizado a cualquiera. Después de probarse cerca de 10 vestidos, estaba en el probador cuando Gise le alcanzó un vestido azul que hacía juego con sus ojos. Era corto pero no tanto, justo por encima de las rodillas, dejándole lugar a que pudiera ponerse el portaligas, era straples, así que no habría problema con la sensual ropa interior que había comprado.

Los zapatos no fueron mayor problema, encontraron unas sandalias que tenían el mismo color que el vestido.

Con las compras hechas se sentaron a tomar un café.

—¿Así que esta noche es la noche, eh? —preguntó Gise con una sonrisa pícara.

Calista se ruborizó pero con expresión soñadora asintió.

—Si, esta noche es la gran noche —confesó.

—Ya le dijiste lo que sientes por él —preguntó conociendo a su amiga.

La sonrisa se borró del juvenil rostro.

—Sí, anoche, pero luego me quedé dormida.

—Ok, eso suele suceder —dijo pensativa—. ¿Él siente lo mismo? Dioses parezco la Inquisición, o peor que eso, parezco una madre —dijo mientras gemía horrorizada y le quitaba seriedad al asunto, que se había tornado raro.

Calista rió ante la expresión de su amiga, para luego ponerse seria.

—No tengo idea de lo que siente Gise —dijo en voz baja—. Trato de no demostrarle pero estoy aterrorizada.

Su amiga la miró sin comprender.

—Fang nunca haría nada que te lastime —le dijo.

—Lo sé, si de algo estoy segura es que Fang me quiere —dijo mientras se mordía el labio inferior—, pero no estoy segura de que me ame o si lo que puede llegar a sentir se debe a que soy la compañera que los destinos eligieron para él, como antes me dijo y Gise, amándolo como lo hago no podría ser feliz con menos —finalizó con un gemido.

Gise apretó la mano de Calista en un gesto protector.

—¿Puedo darte mi opinión sincera? ¿Lo que veo como espectadora? —Preguntó seria y al ver asentir a la joven continuó—. Creo Fang y vos están tan preocupados en no salir heridos, en mantener intactos sus corazones, que se olvidan de lo esencial, se olvidan de amarse, se olvidan de decirse lo que sienten realmente. Pienso que si se hubieran dicho lo que realmente sienten desde un principio no estarías aquí, estarías haciendo el amor con tu compañero —sonrió al ver que la joven se ruborizaba—. Llámalo sexto sentido, corazonada, o como quieras decirle, pero algo me dice que el lobo está tan enamorado como lo estás tú, sólo necesita el empujón adecuado para darse cuenta —la mirada de Gise brilló al decir la última frase.

Calista suspiró esperanzada.

—Espero que sea así, desde que me levanté tengo esta extraña sensación de que algo va a pasar —dijo llevándose la mano al corazón.

Su amiga sacudió la cabeza exasperada.

—Deja de buscarle la quinta pata al gato mujer, ve a tu departamento, ponte todas esas cosas bonitas que compramos esta tarde y prepárate para la noche más inolvidable de tu vida. No pienses en nada más. —Le dijo dándole palmaditas condescendientes en la mano.

Riendo, pagó el café y se despidió con un abrazo cariñoso de su amiga, prometiéndole ser la primera a la que llamara en la mañana con las novedades.

Miró a su alrededor y destelló en su departamento. Miró hacia todos lados. Fang no había llegado aún dijo mientras se dirigía al baño, dejando las bolsas con las compras sobre la cama.

Luego de un relajante baño de espuma, entró nuevamente en la habitación, feliz por no haberse resbalado en el baño, es una buena señal pensó para sus adentros, se perfumó y se vistió, disfrutando del roce de la seda y el encaje sobre su piel, el liguero era un poco incómodo pero después de todo no creía que lo tuviera mucho tiempo puesto pensó con una sonrisita boba en el rostro.

Una hora después miraba preocupada el reloj de la pared, Fang no había llegado aún y estaba comenzando a preocuparse. Esa sensación que había tenido desde el inicio del día se había incrementado y la estaba perturbando. Sin pensarlo más tomó el teléfono y marcó al celular de Fang, inmediatamente soltó un gruñido de frustración al escuchar el contestador. Cada vez más preocupada marcó el número de Vane, el lobo contestó al segundo repique.

—Hola Calista —saludó con cariño.

—Hola Vane, disculpa que te moleste, pero ¿Tienes idea de donde está Fang? —preguntó nerviosa.

Hubo un silencio del otro lado de la línea.

—La última vez que supe de él estaba yendo al Santuario —le dijo con un dejo de preocupación.

El corazón de Calista se detuvo cuando escuchó eso, tratando de sonar normal, le respondió.

—Había olvidado que iba a pasar por allí —le dijo antes de continuar rápidamente—. No te preocupes cuñado, estoy un poco ansiosa nada más.

Una risita cómplice sonó del otro lado.

—Lo entiendo Cal. Estoy más que seguro que mi hermano debes estar por llegar, no creo que se pierda justamente esta noche —le dijo muy convencido.

La mente de la joven ya estaba analizando que hacer.

—Sí seguro —le dijo algo distraída ya—, besos a mi hermana y gracias Vane —se despidió mientras dejaba el teléfono sobre la mesita.

Se sentó en el amplio sofá, mientras se debatía entre quedarse a esperar y destellar en el santuario. Comenzó a caminar por la sala, mirando como pasaban los minutos en el reloj de pared, cada paso de la aguja se hacía más fuerte, poniéndola más ansiosa. Su corazón comenzó a latir rápidamente y sin pensarlo más destelló en el segundo piso del Santuario.

Y su corazón prácticamente se detuvo ante lo que vio.

Aspirando bruscamente en busca de aire, observó a Fang y Aimee fundidos en un tierno abrazo, la osa tenía las mejillas brillantes por las lágrimas. El dolor que sintió en el pecho fue tan insoportable que no pudo quedarse más tiempo.

Sin pensarlo destelló en el departamento de Gise.

Su amiga que estaba hablando por teléfono la miró molesta, hasta que vio las lágrimas que comenzaban a rodar por sus mejillas.

—Tengo que colgar ahora, te llamo luego —dijo mientras se incorporaba y la abrazaba—. ¿Qué sucedió Calista? ¿Te encuentras bien? ¿Estás herida? —preguntó rápidamente mientras recorría su cuerpo con la mirada en busca de alguna señal.

—Tenía razón en tener recelo Gise, en ser cuidadosa —le dijo mientras se sentaba en el sofá—. Fang no está enamorado de mí, su corazón aún le pertenece a Aimee —confesó con dolor.

Gise la miró asombrada antes de contestarle.

—No puede ser, ¿Estás completamente segura de eso? ¿Te lo ha dicho Fang? —preguntó sin comprender la situación, podría apostar todo lo que tenía que el lobo estaba enamorado de su amiga.

Calista se limpió las lágrimas con una mano.

—Estuve esperando como una tonta en el departamento, no respondía el celular y me preocupe, así que llamé a Vane y me dijo que la ultima vez que supo de su hermano estaba yendo al Santuario, quise esperarlo en el departamento, juro que quise hacerlo, pero comencé a sentir que me asfixiaba y sin pensar destellé en el Santuario y los vi abrazándose, ella estaba llorando, como si alguien los estuviera obligando a despedirse. —Dijo con dolor al recordar la imagen.

—Hay algo que no termina de cerrarme Cal —le dijo con el ceño fruncido—. A veces las cosas no son lo que parece ¿Hablaste con Fang después? —preguntó mientras se sentaba a su lado.

La joven negó con la cabeza, ganándose un suspiro de parte de su amiga.

—No quiero hablar con él Gise, sólo quiero irme por un tiempo, necesito poner distancia entre nosotros, no podría verlo ahora sin desmoronarme.

—Debes hacerlo Calista, hay muchas cosas en juego, no puedes hacer como si nada hubiera pasado, deben aclarar las cosas, creo que tú mereces que sea sincero con respecto a sus sentimientos y él merece saber lo que sientes también —le dijo para nada de acuerdo con la idea de la joven atlante.

—Por favor Gise, necesito irme, júrame que no vas a decirle a nadie lo que te conté, que nadie va a saber lo que vi, cuando me sienta mejor voy a volver y enfrentar las cosas. Un último favor: entrégale esto a Fang si llega a venir buscándome —rogó. Sin pensar mucho, con las manos aún temblando, hizo aparecer un papel y un lápiz y rápidamente escribió unas líneas, entregando el papel a la otra joven.

Gise resopló mientras hacía aparecer unas llaves en su mano.

—No estoy de acuerdo con lo que haces Calista —le dijo amonestándola—. Creo que las cosas deben decirse, cosas como estas no deben callarse ni ocultarse. Pero tampoco quiero que desaparezcas y prefiero saber donde encontrarte, estas son las llaves de mi casa en Grecia —le dijo mientras le tendía las llaves—. Ve, piensa, procesa las cosas y vuelve para enfrentar la situación Cal, no te alejes y no calles. La casa se mantiene limpia y la heladera llena. Cualquier cosa me llamas ¿Si? —le dijo mientras la abrazaba antes de que la joven atlante se marchara.

Gise se sentó con la nota en la mano. Meneó la cabeza. El amor pensó para sus adentros, nunca es sencillo y realmente no te deja ver las cosas como realmente son. Encendió la televisión y esperó.




Fang destelló en el apartamento de Calista. Con sorpresa vio que todas las luces estaban apagadas y el lugar en silencio. Seguramente debe estar en la habitación pensó mientras una sonrisa bailaba en sus labios. Abrió la puerta del dormitorio y lo encontró de la misma forma que el resto del departamento. Vacío.

Con un presentimiento para nada bueno, tomó su celular y llamó a Calista, automáticamente saltó el contestador, llamó a Kyra, para cortar un minuto después realmente preocupado. Kyra no había sabido de su hermana en todo el día. Estaba por marcar el número de Gise cuando sonó su celular. Ansioso contestó. Era Vane.

—Hola hermanito, Ky acaba de decirme que no encuentras a Calista —le dijo mientras en el fondo se escuchaban los gritos amenazantes de la joven diosa—. Sí Luna le diré que lo matarás si algo le pasa a tu hermanita —dijo en el teléfono para que su hermano pudiera oírlos— Calista llamó hace un rato buscándote y creo haberle dicho que te habías marchado al Santuario. —Le dijo.

Fang maldijo.

—Gracias hermano, seguramente nos desencontramos —murmuró para nada contento—. Voy a intentar con Gise ahora, cualquier cosa les aviso ¿Vale? —sin escuchar la respuesta cortó. Calista no desaparecía de esa manera y menos sin que su hermana supiera donde estaba.

Sintiendo como el mal presentimiento se volvía certeza, marcó el número de Gise.

Incrédulo escuchó como la joven le decía que Calista se había marchado.

Sin pensar en nada, excepto en lo que había escuchado, destelló al departamento de la joven cortando el teléfono de un manotazo.

—¿Cómo que Calista se marchó? ¿Qué quieres decir con que se fue? —preguntó exaltado.

Gise lo miró con cara de pocos amigos, al sobresaltarse cuando lo vió en el medio de la sala totalmente desencajado.

—Primero lobo, nunca vuelvas a aparecerte así en mi casa, el timbre existe en mi mundo, ésta vez lo dejo pasar porque comprendo como debes estar sintiéndote. Así como lo oyes, Calista se marchó hace una hora aproximadamente, me pidió que si te veía te entregara esto —le dijo sin expresión, sacando la nota de su bolsillo.

Fang la miró como si no comprendiera lo que decía, mientras miraba el trozo de papel. No quería tomarlo, sabía en el fondo de su corazón que no era nada bueno, negó con la cabeza, retrocediendo un paso.

Gise pudo casi sentir el dolor del were, continuó con la nota extendida.

—Que no quieras leerla Fang, no va a hacer que desaparezca, siento tener que dártela, pero lo prometí, —le dijo con tristeza.

Fang tomó la nota con los dientes apretados, sintiendo como el corazón comenzaba a palpitarle cada vez más fuerte, lentamente abrió la nota y contuvo el aliento ante las breves y desgarradoras palabras.




Lo lamento Fang, no puedo hacerlo. No, sabiendo lo que significa para ti. No puedo unir nuestras vidas sabiendo que a pesar de quererme tu corazón verdaderamente desde hace tiempo le pertenece a otra persona.




Te amo, Calista.




Fang miró a Gise sacudiendo la cabeza.

—No comprendo, dice que me ama, pero se marcha de mi lado —dijo con voz ronca—. Mí corazón le pertenece a ella, no tengo idea de lo que ha pasado —murmuró mientras se desplomaba en el sofá y se pasaba una mano por el rostro, como si con ese gesto lograra borrar lo que le sucedía.

La joven lo miró especulativa antes de preguntar con una ceja enarcada.

—¿Estás diciendo que amas a Calista y no sigues enamorado de Aimee? —preguntó mientras se sentaba a su lado, cada vez más segura.

El lobo la miró como si estuviera totalmente loca.

—¿Quién diablos dijo que sigo enamorado de Aimee? Por los dioses, iba a emparejarme con Cal esta noche, ¿Cómo diablos lo haría estando enamorado de otra? —preguntó molesto.

Gise levantó las manos para que se tranquilizara.

—Lobo realmente la has liado ¿Sabes? Justo en el momento que creo que estás creciendo, apareces y te comportas como un chiquillo. Te diré lo mismo que a Calista, todo esto de protegerse y no decir las cosas en el momento es lo que los ha traído a pasar por este momento. Deberían haberse dicho estas cosas desde un principio y no tendrían estos malos entendidos. Así que voy a contarte lo que pasó, sólo voy a hacerlo porque creo que esta historia puede tener otro final —dijo en forma enérgica mientras le apuntaba con un dedo en forma de regaño—. Ella fue a buscarte esta noche al Santuario Fang y te vio abrazando a Aimee Peltier —levantó una mano para que la dejara continuar cuando escuchó que el were lanzaba una maldición acompañada de un gemido, mientras se pasaba nuevamente una mano por el rostro—. Lo primero que se le cruzó por la cabeza es que no la amas. Y de eso lobo tienes la maldita culpa tú ¿Y sabes por qué? Porque Calista no tiene la menor idea de lo que sientes por ella, al menos, no como te sientes realmente —le dijo mientras lo miraba seriamente.

Fang carraspeó incómodo.

—No soy una persona que expresa sus sentimientos muy bien —dijo avergonzado.

—Pues es tiempo que vayas aprendiendo si no quieres ser impotente para el resto de tu vida. ¿La amas? ¿Eliges a Calista de corazón o es solo por la marca de emparejamiento? —preguntó sin dudar mientras lo miraba, buscando la verdad en los ojos color avellana.

El were la miró directamente a los ojos mientras le respondía con seguridad y emoción.

—Amo a Calista por lo que es ella, la amo de una manera tan nueva y tan fuerte, tan diferente a todo lo que experimenté antes que no supe reconocer lo que sentía, pero con seguridad puedo decirte que la amo, y la elijo por ser la maravillosa mujer que es. Si los destinos no hubieran interferido, hubiera tardado más en darme cuenta, lo sé, pero ella es la mujer para mí y yo soy el hombre para ella. Simplemente es así. Y si tengo que esperar que la maldita marca desaparezca para que ella entienda que no estoy a su lado por eso, lo haré. Se lo diría en este momento si supiera donde está —le dijo con tanta sencillez y claridad que se sintió libre. Me emocionas lobo… Si tan solo hubiera hablado antes gran tonto le dijo la vocecita que hasta el momento había estado demasiado callada.

—Bonito discurso lobo, realmente sabes usar las palabras. Pero… ¿Qué harás ahora? —preguntó mientras se cruzaba de brazos.

—Buscarla hasta debajo de la tierra y no despegarme de su lado hasta decirle lo que siento y que ella entienda y acepte que la amo. —Buena suerte con eso, no cuentes conmigo continuó la molesta voz.

Gise estrechó la mirada y suspirando dijo:

—Suponiendo que tuviera una idea de donde se encuentra Calista en este m…

Fang no la dejó continuar ya que la tomó de los hombros y la miró esperanzado mientras le decía:

—¿Sabes donde está? Por favor dímelo Gise, hago lo que quieras, pero necesito hablar con ella —le dijo—. Necesito decirle lo que siento, no aguanto más todo esto en mi interior. Dime donde esta mi compañera por favor —pidió tan sincero que Gise tuvo la certeza de lo puros que eran los sentimientos del lobo.

—Está en mi casa de Grecia, ésta es la dirección —dijo entregándole otro papel respondió, mientras lo frenaba unos segundos, apoyando una mano contra la del were—. Ve despacio lobo, sé inteligente, usa bien las palabras, elige con cuidado. Por más que haya sido un mal entendido está dolida por lo que vio y puede que te cueste convencerle de tus sentimientos, por más reales que sean y por más seguro que estés de ellos —le dijo con suavidad para que comprendiera la situación.

Fang asintió lentamente, mientras sopesaba las palabras de la joven.

—Lo haré Gise, muchas gracias, de verdad muchas gracias por todo —le dijo mientras le daba un breve beso en la mano y desaparecía.

Gise suspiró satisfecha. Ahora sólo restaba esperar que el lobo convenciera a su amiga. Hizo un mohín con la boca, mientras le deseaba mentalmente suerte en esa tarea al were, no deseaba estar en sus zapatos, Calista podía ser realmente terca a veces. Bueno de todas formas tendría que esperar dijo mientras encendía el plasma y se acomodaba para mirar una película.










Mi niña a veces vemos cosas que no son lo que aparentan,

debemos ver con el corazón.




Lobo querido, a veces una palabra en un mal momento, puede crear caos.

Sin embargo una palabra en el momento adecuado puede evitarnos tanto dolor…















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