jueves, 26 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo. capítulo 13 y Epílogo.By Calista.


AVISO: ESCENA PARA MAYORES DE 18 AÑOS. LENGUAJE ADULTO.

CAPITULO 13





Calista se encontraba en la terraza mirando la playa.

Ni bien había llegado se había duchado, puesto unos jeans, una playera y descalza había caminado hacia la terraza, deslizándose en uno de los sillones mientras observaba el atardecer. No se había movido desde entonces, no sentía el viento frío contra su piel, las lágrimas tampoco habían dejado de deslizarse por su rostro. Cuando Julian fue devuelto al libro, sintió un dolor profundo del que pensó no iba a recuperarse, pero ese dolor no era nada en comparación con el que estaba sintiendo. Los sentimientos eran tan fuertes que se sentía desgarrada por dentro. Simplemente quería dormir y olvidarse de todo, pero cada vez que cerraba los ojos el rostro de Fang aparecía en su mente, su cuerpo recordaba sus caricias… Y las lágrimas y el dolor volvían con más fuerza.

Tenía que decidir qué hacer, aún no estaba lista para enfrentarlo, pero no podía olvidar lo que le sucedería al were cuando acabara el tiempo, se sentía tan culpable, tan egoísta, pero no podía vivir sabiendo que era la elección obligada de los destinos, no la del corazón.

Suspiró, limpiándose las lágrimas.

Fang acababa de destellar en la sala, recorrió con la mirada la estancia buscando a la joven, estaba por ir hacia los dormitorios cuando vió la puerta de la terraza abierta, supo que Pecas estaba allí, con los nervios a flor de piel se encaminó hacia allí. Lo que vió le estrujó el corazón, la joven estaba acurrucada en un sillón con la mirada perdida, los ojos rojos, hinchados de tanto llorar, la nariz colorada, y a pesar de eso, Fang no había visto nada tan bonito pensó mientras suspiraba de alivio al verla. Oh lobo, yo que tú estaría preocupado mas que aliviado, esto no va a ser tarea fácil le dijo la vocecita.

Tragando con dificultad, mientras juntaba coraje, decidió hablarle.

—Está bastante fresco aquí. Deberías entrar —dijo con voz ronca.

Calista estaba tan absorta en sus pensamientos que no sintió la presencia del lobo, cuando escuchó la voz dio un respingo mientras giraba rápidamente y se incorporaba.

—¿Qué haces aquí Fang? ¿Cómo me encontraste? —Preguntó con la voz ronca, mientras se pasaba la mano por el rostro trataba de limpiarse todo rastro de lágrimas.

Fang se acercó y se maldijo mentalmente cuando vio que la joven retrocedía.

—Tenemos que hablar Calista, por eso vine, necesito hablar contigo. Gise estuvo de acuerdo cuando le expliqué mis razones y me dijo donde podía encontrarte —dijo mientras se movía lentamente, acercándose.

—No tenemos nada que hablar Fang, creo que en la nota fui bastante clara y…

Fang se había acercado lo suficiente para deslizar una mano por el brazo de la joven, estaba helada, maldijo nuevamente.

—¿Porqué no entramos Pecas? Estás helada —le dijo mientras la guiaba al interior de la casa, satisfecho porque la joven no se apartó de su contacto. Es un progreso Kattalakis pensó.

Calista se dejó guiar hacia la sala, simplemente porque no tenía fuerzas para discutir, estaba tan cansada y sentía tanto dolor que no podía pensar.

—Fang no quiero discutir, no quiero hablar más de ello, las cosas están bastante claras, no hay nada más que quiera decirte. No tenemos nada mas que hablar —le dijo mientras se sentaba en el mullido sofá blanco.

Fang se acercó y se sentó en la mesita que estaba enfrente.

—No vine a discutir Calista, pero tú me dijiste lo que sentías, creo que lo justo es que yo también tenga esa oportunidad ¿No crees? —Preguntó.

—Te olvidas que fui testigo de lo que sientes —le recordó con dolor.

Fang sonrió triste, mientras sacudía la cabeza.

—No Pecas, fuiste testigo de una despedida entre personas que alguna vez compartieron algo especial, no de lo que siento. Si piensas que siento algo más que cariño por Aimee Peltier estás más que equivocada. Hay otra persona que ocupa mi corazón ahora —le dijo mientras le tomaba la mano y se la llevaba al pecho—. Siente Pecas, deja fluir tus poderes y siente lo que hay en mi corazón, —le dijo mientras la miraba a los ojos.

Calista retiró la mano mientras se encogía en el sofá.

—No, no puedo Fang. Tengo miedo. Sé que me quieres, pero no de la manera que yo te quiero a ti y eso no es suficiente —le dijo con dolor.

—Es cierto que te quiero, pero también es cierto que Te amo Calista Dikastis —le dijo mientras le pasaba la mano por el rostro.

—No Fang, por favor no sigas, tú sientes eso por lo del emparejamiento, no es real, yo soy simplemente alguien que los destinos eligieron para ti, tú corazón quiere otra cosa… Te ví abrazando a Aimee en el Santuario… Aún la quieres, y ella aún te quiere.

Fang soltó un suspiro exasperado, mientras le tomaba el rostro entre las manos y la hacía mirarlo.

—¡Pecas por los dioses escúchame! Te Amo, al principio no me dí cuenta, por eso cuando vi que éramos compañeros entré en pánico, eras mi amiga, mi confidente, la que siempre estaba allí para mí, pero también eras la que despertaba un deseo tan intenso que cada vez me costaba más disimular, eras la persona que me hacía añorar sus caricias, la que me hacía añorar sus risas y bromas, su ternura, sabía que el cariño y los demás sentimientos por ti eran diferentes a lo que alguna vez experimenté y eso me aterrorizó, nunca me sentí así con nadie. Esa noche en el Santuario fui a despedirme de Aimee, tú bien sabes que nuestra despedida no fue de lo mejor, que quedé muy dolido y ella se sentía culpable. Necesitaba que supiera que seguí adelante, que encontré el amor nuevamente, necesitaba decirle que no pierda la esperanza, que todos tenemos nuestras almas gemelas, Pecas necesitaba darle un cierre diferente y definitivo a esa parte de mi vida para comenzar mi vida contigo como el hombre nuevo que soy. —Confesó con voz ronca por la emoción. Sentía que el pecho le iba a estallar, quería besarla, abrazarla y hacerle el amor tantas veces que la joven no pudiera poner en duda nunca más sus sentimientos. Se obligó a controlarse. Era su compañera, y si ella no confiaba en él, si no creía en sus sentimientos sólo había una forma de demostrárselo. Una muy dolorosa para ti lobo le dijo la vocecita ¿Vale la pena realmente? Preguntó. Ella vale eso y más Tonta, yo no importo, primero está mi compañera le respondió mentalmente.

Calista lo miró, mientras sentía que sus poderes fluían y se conectaban con los sentimientos de Fang, una llama de esperanza empezó a calentar su corazón. ¿Qué esperas tonta? ¿Un juramento con sangre? Preguntó escéptica la vocecita. Sin embargo no se atrevió a moverse aún.

—Ahora que sabes que te amo con todo mi corazón Pecas, voy a marcharme y dejar que pienses en lo que te dije, cuando comprendas cuánto te amo en verdad, cuando confíes en mí, yo estaré esperando por ti, el tiempo que sea necesario, hasta que estés totalmente convencida que eres tú, la mujer que quiero a mi lado hasta el fin de mis días. Quiero que quieras que esté siempre a tu lado. Cuando tengas claro eso, llámame, yo vendré a ti —le dijo mientras se apartaba de ella y se incorporaba.

Calista lo miró asombrada y las palabras escaparon de sus labios antes que pudiera frenarlas.

—¿Dónde vas a ir? —Preguntó sin entender, las palabras la habían conmovido profundamente.

—Me voy a casa Pecas, a esperar por ti —le dijo con sencillez.

La joven lo tomó del brazo al ver que se iba a marchar.

—Pero tienes menos de dos semanas —le recordó—. ¿Y si no vuelvo para entonces? —Preguntó con un nudo en la garganta.

Fang sonrió mientras le daba un suave beso en los labios.

—Pecas, no importa. Te amo y te esperaré el tiempo que necesites. Simplemente las cosas serán un poco más complicadas en nuestra relación… —Dijo en tono de broma—. El tiempo que necesites bebé —murmuró mientras la besaba una última vez—, estaré esperando —finalizó mientras le daba la espalda para marcharse. El lobo en él aullaba por quedarse y hacerla suya sin que nada importara, el hombre dentro de él, quería que la joven se entregara libremente, sabiendo de sus sentimientos, confiando en él y en lo que sentía.

Calista no podía creerlo, Fang simplemente estaba aceptando una vida que no podía llamarse vida para que ella se convenciera de sus sentimientos. El dolor desapareció, dándole paso a al amor, a la esperanza, al futuro. Con el corazón henchido de amor apoyó suavemente la mano en la musculosa espalda del lobo.

—¿Adonde crees que vas lobo? —Preguntó con suavidad—. ¿Vas a marcharte así? —Preguntó mientras su corazón finalmente libre de dudas la guió por el camino correcto. Esta noche Fang y ella serían compañeros para toda la vida. Simplemente sabía que sucedería. Ella le demostraría que confiaba en él y que no debía preocuparse más. Lo amaba más que a nada y se lo haría sentir.

Fang se quedó muy quieto, no se atrevía a respirar siquiera, ya se había resignado a volver sin ella, se había resignado a la espera, a una vida que no era vida. Giró lentamente mientras miraba esos ojos azules que no se cansaba de mirar. Con el corazón en un puño contestó:

—Calista no juegues. Estoy tratando de comportarme decentemente mujer, de darte tu espacio, de que confíes y creas en mí. Me lo estas poniendo difícil, apenas puedo controlarme cuando estás cerca, pero no puedo controlarme cuando me tocas —dijo con los dientes apretados al sentir que la mano de la joven resbalaba por su espalda, provocándole escalofríos además de una dolorosa erección que presionaba contra los desgastados jeans.

La joven sonrió levemente mientras se mordía el labio inferior antes de decir simplemente con voz ronca con:

—Lo sé.

Fang miró su boca con expresión hambrienta, pero aún sin moverse.

—Pecas, no voy a hacer nada, te confesé mis sentimientos, pero el próximo paso es tuyo —murmuró ronco.

Calista se acercó, cerrando cualquier distancia entre ellos, pegando su cuerpo al de Fang, deslizando las manos por su cuello y acariciando su cabello con dulzura, mientras apoyaba la frente contra la suya.

—También lo sé —respondió mientras le besaba la mandíbula, el cuello y deslizaba la lengua por su oreja, antes de regresar y darle mordisquitos en el mentón.

Fang seguía sin moverse, con el cuerpo completo en tensión.

Lo miró y vio que había cerrado los ojos, las largas pestañas, acariciaban sus mejillas.

—¿Me abrazas, por favor Fang? —Preguntó con suavidad, sonrió cuando sintió las manos en su cintura—. No voy a romperme ¿sabes? —Le dijo y al instante sintió como la acercaba más a su cuerpo y deslizaba una mano por la espalda y la otra en la cadera—. ¿Puedo besarte?

Fang ahogó un gemido ante la pregunta. La joven estaba llevándolo al límite con solo esas preguntas. Quería tomar la iniciativa, besarla hasta que se olvidara su nombre, pero sabía que esta vez debía ser ella la guiara la situación.

—Si quieres —dijo con voz ronca.

Calista delineó el contorno de la boca masculina con la lengua y mordisqueó el labio inferior y con mucha suavidad rozó sus labios, tentándolo, provocando una respuesta que llegó tan rápida y apasionada que la hizo temblar. Había tantos sentimientos puestos en ese beso que su corazón comenzó a latir rápidamente. Le acarició el cabello mientras disfrutaba del beso.

Fang deslizó con suavidad las manos por la espalda femenina, la acercó todo lo que pudo a su cuerpo y con un gemido profundizó el beso, recorrió la boca femenina con lentitud, probando cada rincón mientras ahogaba el gemido de la joven con sus labios.

Calista deslizó una mano hasta apoyarla contra el corazón de Fang, sintiendo como latía acelerado. Se separó unos segundos mientras lo miraba a los ojos.

—Te amo Fang Kattalakis —le dijo con todo el amor que fue capaz—. Quiero pasar la vida contigo —finalizó mientras lo besaba suavemente.

Esas palabras cambiaron la situación por completo. La pasión se unió a la ternura, haciendo todo mucho más profundo, haciendo que la conexión que siempre habían tenido fuera a otro nivel.

El lobo se estremeció ante las palabras de la joven, la amaba con todo su corazón y quería pasar la vida junto a ella, acariciarla, besarla, protegerla, cuidarla.

—Te amo Pecas —susurró mientras le acariciaba el rostro como si fuera de cristal—. Quiero estar siempre junto a ti —finalizó mientras le daba el más dulce de los besos.

Estuvieron unos minutos simplemente disfrutando de abrazarse y besarse con suavidad, explorando un lado de su relación que nunca habían probado.

—Fang… —Le dijo mientras se separaba brevemente—, quiero que me hagas el amor —murmuró con suavidad—. Quiero que a partir de hoy seamos finalmente compañeros —pidió mirándolo y deleitándose ante el amor que brillaba en los ojos del were.

Fang le acarició el rostro, deslizando luego las manos por los brazos femeninos.

—¿Estás segura? —preguntó con el corazón latiendo errático. No seas tonto, deja de preguntar tanto y actúa lobo le dijo la vocecita que nunca lo abandonaba.

La joven asintió sonriendo. Tenía un nudo en la garganta de la emoción.

El lobo la tomó en brazos y recorrió la sala con ella, Calista le indicó donde estaba la habitación y la depositó suavemente en el suelo, el dormitorio era enorme, pero una gigante cama de dosel y sábanas blancas dominaba el lugar.

Volvió la vista hacia la joven y sin dejar de mirarla se sacó la camiseta y llevó una mano a los botones del jean, mientras su erección presionaba contra los pantalones, la vió humedecerse los labios nerviosa. La joven estaba por sacarse la camiseta cuando sintió la mano de Fang en la suya.

—No —le dijo con voz ronca—. Déjame a mí por favor, —le pidió mientras deslizaba las manos hasta el borde de la camiseta de la joven, se inclinó para sacarla y fue depositando húmedos besos en la piel que iba descubriendo, escuchando los gemidos de placer de Calista. Ahogando los suyos cuando vio el corpiño azul sin breteles de encaje, una delicada pieza que realzaba los senos de la joven como si fueran una ofrenda, sin poder detenerse, lamió los pezones a través de la tela.

Calista sentía un remolino de placer que recorría todo su cuerpo, al sentir la boca de Fang se le erizó la piel, soltó pequeños gemidos al sentir que lamía sus pechos a través de la tela de la ropa interior, mientras subía nuevamente y la besaba con pasión en la boca.

El lobo deslizó las manos hacia sus caderas y le desabrochó el pantalón, deslizándose nuevamente hacia abajo, rozando su torso con el torso desnudo de ella, le quitó los pantalones, conteniendo un aullido cuando vio las tentadoras braguitas de seda azules.

—Eres preciosa —le dijo mirándola—… Pero te verás mejor sin esto —le dijo mientras desprendía con destreza el corpiño y lo dejaba caer, dejando resbalar las manos por su cintura, el trasero y las largas piernas.

Calista lo miraba con los ojos nublados por la pasión. Alcanzó a ver como la mirada del lobo cambiaba y esbozaba una pícara sonrisa antes de soltar un grito al sentir que la tomaba con la boca. Enterró las manos en su cabello, mientras sentía el conocido calor arremolinarse con fuerza en su vientre, un minuto después el placer estallaba en su cuerpo con fuerza mientras era sacudida por los espasmos del orgasmo.

Fang hundió las manos en sus caderas, sosteniéndola para que no se apartase de él mientras la saboreaba y la llevaba al éxtasis nuevamente, deleitándose al escucharla gritar su nombre.

Con lentitud se apartó y se incorporó lentamente, mientras se pasaba la lengua por los labios, disfrutando del sabor de su mujer.

Calista lo besó con pasión mientras invadía con su lengua la boca masculina y lo provocaba. Con un gemido se pegó al cuerpo masculino, deslizando las manos entre ellos, deslizó una mano dentro de los pantalones, maravillándose del contraste de suavidad y dureza, movió la mano por su longitud, acariciándola, recorriéndola entera, masajeando su saco. Observó que Fang jadeaba y cerraba los ojos, disfrutando de ser acariciado.

Con lentitud la joven se apartó de sus labios, bajando por su cuerpo, lamiendo, mordiendo, acariciando, se deshizo de los pantalones del lobo y sin darle tiempo a nada lo tomó con la boca, ahora haciéndolo a él gritar. Se sintió poderosa al ver la expresión de éxtasis que se instaló en el rostro masculino.

Fang tomó el rostro de Calista entre sus manos, disfrutando del placer que ella le estaba dando, pero si seguía haciendo eso, todo iba a terminar muy pronto pensó para sus adentros, y él quería tener su orgasmo dentro de ella, con sus palmas unidas, quería hacerla suya en la única forma que faltaba, justamente la más importante para los de su raza. Se separó de ella, mientras le tendía la mano y la incorporaba.

—Quiero estar dentro tuyo —le dijo mientras retrocedía hacia la cama, recostándose en las blancas sábanas. Con placer y deseo notó que la joven gateaba y se colocaba sobre su cuerpo.

Calista se subió a ahorcajadas sobre la cintura del lobo y lo miró con los ojos llenos de amor, mientras le acariciaba el pecho, deslizando las manos por los musculosos hombros y el marcado abdomen.

—Tienes que guiarme Fang, no sé cómo es el ritual de emparejamiento —le dijo nerviosa mientras se ruborizaba y se mordía el labio inferior.

Fang sintió que el pecho iba a explotar de tanto amor que estaba sintiendo en este momento. La joven se veía gloriosa sobre su cuerpo, con el cabello rojizo deliciosamente revuelto, los labios hinchados por sus besos. Tomó la mano de la joven y la unió con la suya, haciendo que las marcas quedaran presionadas, entrelazó sus dedos con los de ella.

—Ahora debes guiarme dentro de tu cuerpo —le dijo mientras jadeaba al sentir que lo tomaba y descendía suavemente. Cuando el cuerpo de la joven lo tomó por completo soltó un leve gemido al sentir que lo rodeaba completamente.

Calista cerró los ojos al sentir la gruesa longitud del were por completo dentro de ella, llenándola. Abrió los ojos y se encontró con la expresión cargada de amor y pasión de Fang.

—¿Y ahora? —Preguntó mientras se inclinaba y lo besaba brevemente en los labios, luego le acarició el rostro con ternura.

—Ahora debes repetir las siguientes palabras —le dijo con voz ronca—. "Te acepto como eres, y siempre te mantendré cerca de mi corazón. Caminaré a tu lado para siempre." —Finalizó con un dejo de emoción.

—Te acepto como eres, y siempre te mantendré cerca de mi corazón. Caminaré a tu lado para siempre —dijo mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla—. Eres mi vida entera lobo —susurró.

Fang repitió la frase con la voz ronca de la emoción y añadió una frase más, mientras deslizaba las yemas de los dedos de la mano libre por la espalda femenina.

—Siempre estaré contigo Pecas, siempre te cuidaré —dijo mientras sus ojos se oscurecían.

Calista sonrió e iba a hacer un comentario sobre un seguro de vida cuando vio que Fang gemía y arqueaba la espalda como si un dolor profundo lo estuviera atravesando. Asustada estuvo a punto de quitarse de encima, cuando la tomó de las caderas y la miró tranquilizándola.

—No te asustes bebé —le dijo mientras apretaba los dientes—. Es lo que mi especie llama thirio, es la necesidad de unir nuestras fuerzas vitales, es la forma completa que tenemos de unirnos a nuestros compañeros, compartimos nuestra sangre, yo tendría que beber de ti y tú de mí —apretó los labios con una mueca de dolor mientras sentía como crecían sus dientes—. Al unir nuestra sangre, unimos nuestras vidas, es la parte mas sagrada de la vinculación. No te preocupes, pasará en un momento —le dijo mientras se sentaba sacudido por una nueva oleada de necesidad.

Calista lo miró mientras le acariciaba el cabello, estaba sentada sobre él, lentamente bajó la mano y descubrió su cuello, mirándolo fijamente.

—Lo quiero todo Fang, quiero estar unida a ti de todas las maneras posibles —le dijo mientras lo acercaba.

—¿Estas segura? Si algo me pasa, si muero, tú morirías en el mismo instante —le dijo serio.

—Lobo, te olvidas que soy inmortal —le dijo con una sonrisa—. Cuando unamos nuestras fuerzas vitales serás inmortal también —le dijo con picardía—. Ahora… ¿Qué esperas? —Preguntó mientras acunaba la cabeza del lobo y la acercaba a su cuello.

Fang no dudó ya que justo en ese instante otra oleada lo golpeó con fuerza, hundió los dientes en el cuello de la joven, sintió la fuerza de la sangre de Calista, el poder que tenía su sangre lo embriagó.

Calista sintió un leve dolor cuando la mordió, pero el placer la cegó y sintió sus propios dientes crecer, por instinto los hundió en el hombro masculino, saboreando su sangre, sintió una oleada de placer.

Fang y Calista comenzaron a moverse al unísono, mientras sus cuerpos unidos, como si fueran unos, alcanzaron la cima del éxtasis y juntos alcanzaron el orgasmo.

Calista sintió como el lobo crecía en su interior y profundos espasmos recorrían su cuerpo, enseñándole un placer que nunca había experimentado, un placer que la dejó como si estuviera ebria y completamente sin fuerzas.

Fang gritó el nombre de la joven mientras sus poderes fluían con una fuerza sorprendente y las oleadas de placer, lo dejaban indefenso.

Minutos después escuchó la risita de Calista, rodó en la cama arrastrándola, dejándola debajo de su cuerpo.

—¿Qué es tan gracioso? —Preguntó, mientras lamía uno de sus senos.

La joven aspiró con fuerza buscando aire, pero sin dejar de hablar con un hilo de voz.

—¿Te acuerdas que te dije que quería estar unida a ti de todas las maneras posibles? —Le preguntó obteniendo por fin la atención del were.

—Si lo recuerdo —le dijo mientras enarcaba una ceja.

Calista se sonrojó levemente antes de añadir con un susurro.

—Estaba pensando que me gustaría casarme en una iglesia —le dijo aún más sonrojada y con la voz casi en un susurro.

Fang la miró mientras una sonrisa curvaba los labios e iluminaba los ojos avellana. ¿Quién lo habría imaginado? Pecas era romántica, lo sabía…pero simplemente no vio venir esto. Estás jodidamente atrapado lobo dijo la vocecita irónicamente. ¡Cállate tonta! ¿No te das cuenta que quiero estar atrapado en todas las formas que ella quiera hacerlo? Le dijo mientras besaba con pasión a la joven y frotaba su cuerpo contra el de ella, mostrándole cuánto la deseaba nuevamente.

—Pecas nos casaremos donde quieras en el momento que quieras —le dijo entre beso y beso—. Eres mi compañera, eres mi amor, eres mi vida entera, eres mi hogar —dijo mientras enlazaba sus dedos y las marcas volvían a unirse, ahora eran de un bonito color azul.

Calista sintió que unas lágrimas de emoción se deslizaban por sus mejillas.

—Te amo. Tú eres mi todo Fang Kattalakis, sin ti mi vida no tenía sentido, respiraba pero no vivía, tu amor me hizo renacer —confesó mientras mirándolo a los ojos lo besó con todo el amor que sentía.

Y durante el resto del día Fang se aseguró que Calista sintiera su amor… Y Calista… Pues se aseguró de lo mismo… Y de recordarle que tenían que comprar un seguro para accidentes…



Mis niños, tan hermosa historia, tanto amor, el final no hubiera podido ser de otra forma.

El amor siempre triunfa, de una forma u otra, lo hace.






EPÍLOGO





4 Días después…

Capilla de Bodas, French Quarter…


Fang estaba a un costado del altar, tratando de pasar desapercibido mientras veía llegar a los invitados. Cuando Calista le dijo que quería una boda, nunca pensó que desde ese mismo momento la mente de la joven se dispararía y querría comenzar los arreglos ahí mismo…

Bueno en realidad los comenzó al día siguiente, se contradijo al recordar con una sonrisa tonta en el rostro que pasaron todo el día en la cama. En ese momento llegaron Vane y Fury ambos con esmoquin, se pusieron a su lado, y observaron a la gente que iba llegando. No eran muchos, simplemente sus amigos, gente con la que querían compartir ese día tan especial, o al menos esas eran palabras con las que Calista justificaba todo lo que habían organizado con el apoyo del grupo maligno como había bautizado a las amigas de Pecas desde que comenzó la organización del casamiento.

—Guau —dijo Fury con un silbido mientras lo miraba—. Pareces limpio y todo ¿Encontraste dueña? —Dijo con una risita.

Fang lo miró molesto mientras Vane tratando de disimular una sonrisita le regañaba.

—¡Cállate Fury! ¿No ves que lo pones más nervioso? —Le dijo seriamente para luego arruinar con la frase siguiente el efecto— ¿No ves que le tiembla la pata? —Dijo mientras soltaba una carcajada.

—Ríete todo lo que quieras idiota que tú sigues por el mismo camino —le dijo a Vane mirándolo con ironía.

El lobo se puso serio de golpe.

—A Kyra no le van esas cosas —dijo sin sonar muy convencido.

Fang le lanzó una mirada como diciendo Si, claro.

—¿Estás completamente seguro? ¿Realmente apuestas tu vida en eso? —Preguntó.

Fury soltó una carcajada mientras sacudía la cabeza.

—Están tan perdidos —dijo mientras trataba de contener las carcajadas.




En la vicaría Calista se acomodaba el vestido nerviosa, mientras se miraba al espejo. Había conseguido luego de un día entero de recorrer todas las tiendas, el vestido perfecto.

Era un hermoso vestido blanco con corsé, adornado con encaje y una amplia y larga falda que al caminar parecía que susurraba. El cabello, Kyra se lo había recogido y adornado con pequeñas flores de azahares y tenía unas sandalias blancas de tacón.

—¿Estás nerviosa? —Preguntó Gise con una sonrisa, mientras le tendía el ramillete. Estaba muy bonita con el vestido negro straples y falda larga y ligera, las tres damas de honor tenían el mismo modelo, sólo que diferentes colores.

—Debería estarlo —dijo Vicky desde atrás mientras se frotaba suavemente su vientre abultado, ya estaba de unos 6 meses. Llevaba puesto un vestido straples color lila, de falda larga y con una hermosa caída—. No entiendo que puede tener de malo que use mis alas, se verían sumamente hermosas con el color del vestido —murmuró.

—Creo que al sacerdote le daría algo si las ve Vicky y la misión de hoy es casar a Calista y evitar que se tropiece en el intento —dijo Kyra vestida de color rojo, con una sonrisa pícara, guiñándole el ojo a su hermana que la miraba molesta por el reflejo del espejo.

Vicky hizo una mueca mientras contestaba:

—Si, si, Talon dijo algo similar —contestó con un mohín—. De todos modos no perdía nada con intentar —se dijo para sí misma—. Vamos Calista, es hora de hacer de ti una mujer decente —dijo mientras abría la puerta y se topaba con Acheron que estaba a punto de golpear—. Cielos Ash —le dijo mientras se llevaba una mano al corazón—. Acabas de quitarme 10 años de mi inmortal vida y casi suspendemos todo porque mi niña sale antes —lo regañó con picardía el hada.

Acheron soltó una risita.

—Lo siento Vicky, no era mi intención —le respondió mientras le palmeaba el hombro—. Por cierto señoritas están todas muy hermosas —dijo mientras parecía que el cumplido le era sacado a la fuerza.

—Guau, Tory te está enseñando modales ¿eh? —Rió Kyra mientras le sostenía la mirada.

—No presiones Kyra —le dijo mientras se acercaba a Calista—. Tú y el lobo aún me deben una similar a esta —murmuró mientras saludaba a su sobrina con una abrazo, sonriendo al sentir que Kyra aspiraba en busca de aire—. Vámonos señorita, que hay un lobo ansioso en el altar —dijo mientras colocaba la mano de Calista en su brazo. —Ustedes primero damas, —dijo con ademán.

Las tres mujeres salieron de la habitación, mientras Acheron y Calista las seguían.

Fang miró ansioso hacia la entrada de la capilla cuando una suave música comenzó a sonar.

Vane, Fury y Talon, sus padrinos se pararon a su lado. Hora del espectáculo le dijo la vocecita molesta, ya no puedes escapar. ¡Cállate! Gruñó para sus adentros. Este momento quiero disfrutarlo así que mantente callada la regañó.

En ese momento, las damas de honor hicieron su entrada, las tres mujeres estaban muy bonitas, y notó que los hombres a su lado opinaban los mismo ya que les brillaban los ojos pensó mirando de reojo a su costado. Volvió a fijar la vista en la entrada y contuvo el aliento, Calista se encontraba allí, junto a su imponente tío Ash. La joven estaba hermosa, parecía salida de un cuento, realmente resplandecía y sus ojos, simplemente lo mantuvieron cautivo hasta que llegó a su lado.

Calista rogaba no tropezarse cuando escuchó la música, sintió como su tío le apretaba la mano, tratando de hacerla sentir segura. No quiero caerme rogó mentalmente. Realmente no quiero pasar papelones delante de mis amigos, aunque todos me conocen y saben de mi tendencia a los accidente y… Su desvarío desapareció totalmente cuando vio Fang esperando en el altar. Soltó el aire lentamente mientras lo devoraba con la mirada, tratando de fijar en su memoria hasta el último detalle. El esmoquin le sentaba de maravilla, pero lo que la sorprendió agradablemente fue ver que llevaba el cabello mucho más corto, la melena había desaparecido, no en su totalidad, pero ya no le llegaba a los hombros siquiera. Sonriendo cruzó la distancia que lo separaba de su compañero.

Acheron la condujo hacia Fang, y antes de tenderle la mano de la joven al lobo, miró a su sobrina, le besó suavemente la mejilla y le dijo a Fang:

—Cuídala mucho Fang —mirando a Calista nuevamente le dijo—. Sé feliz princesa. —Finalizó antes de colocarse a un costado.

Fang la tomó de la mano y pudo sentir que la joven temblaba. La miró con los ojos llenos de amor y ella le devolvió la mirada de la misma forma mientras apretaba fuerte su mano y entrelazaba sus dedos con los suyos.

La ceremonia transcurrió casi en forma mágica, fue breve pero llena de emoción y lágrimas de alegría.

Cuando el sacerdote los declaró marido y mujer, Fang acarició lentamente el rostro de la joven, como si lo estuviera grabando en la mente para siempre. La besó suavemente, acariciando sus labios con dulzura.

Calista estaba muy emocionada, una lágrima se deslizó por la mejilla mientras besaba a Fang con todo el amor que sentía y entrelazaba las manos en su cuello, olvidándose de todo menos de su compañero.







Horas más tarde…

House of Broel (Lugar de la Recepción)


La fiesta estaba en todo su apogeo, todos estaban pasándola bien, comiendo, divirtiéndose desde que llegaron de la capilla. La música no había parado más que para el brindis de Vane y el de Kyra, que los había emocionado a todos.

Calista estaba hablando con Kyra, Gise, Vicky y Nádia, cuando sintió que la tomaban de la cintura, con una sonrisa se apoyó contra el cuerpo de Fang.

—Lo siento damas, pero voy a robarles a la novia por un buen rato —dijo mientras le besaba el cuello, haciendo que la joven suspirara de gusto.

—¡Ewww Lobo compórtate! Aunque seas oficialmente mi cuñado, cuida tus manos delante de mí —le dijo Kyra señalándolo.

Gise rió antes de añadir.

—Creo que tendrás que acostumbrarte Ky, no hay persona más melosa que tu hermana sobre la tierra y está llevando por el mismo camino a tu cuñado, no, creo que ya lo arrastró completamente —dijo entre risas al ver que Fang ya se la llevaba a la pista de baile.

Fang se llevó de la mano a Calista y la abrazó por la cintura mientras las luces bajaban un poco su intensidad, varias parejas se unieron a ellos, cuando los acordes de Far Away comenzaron a sonar.

—Nuestra canción —dijo la joven mientras le acariciaba el ahora corto cabello y hundía su rostro en el cuello masculino y presionaba los labios contra el pulso del were que comenzó a latir acelerado, robándole una sonrisa. Le encantaba ver el efecto que tenían sus caricias sobre Fang.

El lobo deslizó las manos por su espalda, acariciándola suavemente con la yema de los dedos, inhalando el dulce perfume que despedía su piel, con un gemido la besó en el hombro, luego se apartó y tomó los labios en un beso hambriento.

La joven profundizó el beso, acariciando la boca masculina con su lengua. Las cosas se estaban saliendo de control pensó mientras Fang acercaba sus caderas a las de ella, para hacerle sentir lo excitado que estaba.

La música terminó y las luces volvieron a encenderse, haciendo que la joven pareja se separara levemente ruborizada.

—¿Qué te parece si nos marchamos Pecas? —le propuso con voz ronca.

La joven iba a abrir la boca para contestarle algo pícaro, cuando una presencia de lo más inesperada le llamó la atención, haciéndole olvidar lo que iba a decir. Lentamente bajó los brazos y dijo con voz queda:

—Atenea —murmuró mientras sentía que el lobo le tomaba la mano y la acercaba a su cuerpo protector. Le apretó la mano con una sonrisa—. No te preocupes amor, ella vino a hacer las paces, cuando miro los ojos de esa mujer que está allí, puedo ver a la mujer que me crió —dijo mientras caminaba hacia ella con Fang tomándole la mano.

Cuando llegó donde estaba la diosa, sintió como lágrimas de emoción empañaban su visión.

—Yo… —Comenzó a decir la diosa cuando fue interrumpida por Calista.

La muchacha se soltó de Fang e impulsivamente la abrazó.

—No digas nada, comprendo porqué lo hiciste, ahora que sé lo que es el amor de verdad lo comprendo —le dijo mientras le apretaba la mano en un gesto de entendimiento.

La mujer carraspeó mientras se limpiaba una lágrima solitaria de la mejilla.

Fang la volvió a atraer hacia su lado, deslizando la mano sobre la pequeña cintura, Calista sonrió ante el gesto.

—No creo que necesite presentación, pero Fang, ella es Atenea, me crió desde bebé, es lo más cercano a una madre que tuve, me protegió y cuidó de mí —dijo mirando a su esposo con amor—. Él es Fang Kattalakis, mi compañero y mi esposo —le dijo a la diosa mientras el rubor cubría sus mejillas, aún le costaba acostumbrarse a llamarlo así. Pero qué placer te da hacerlo verdad le dijo la vocecita. No sólo placer le contestó, también es orgullo y amor.

Ambos se estrecharon las manos, Atenea sonrió mientras apoyaba la mano de la joven en la del were y cerraba los ojos,

Los abrió y había un brillo de picardía en la mirada.

—Van a ser unos padres excelentes —dijo mientras la sonrisa se hacía mas amplia—. Sus niños serán especiales —dijo en voz tan baja que ambos tuvieron que acercarse para escucharla.

Fang se sintió algo incómodo, él era un kattagaria, no sabía que podía…

La diosa interrumpió sus pensamientos, mientras apoyaba una mano en su hombro.

—Lo repito con completa seguridad lobo, tendrán unos niños hermosos y especiales —dijo haciendo que Calista la mirara con sospecha.

—¿Qué quieres decir? —Preguntó mientras se apretaba más a Fang.

Atenea le acarició el rostro.

—Sus niños serán especiales, hijos de una diosa atlante y un Kattalakis, miembro de una de las primeras familias, sangre real de los were hunters, serán los primeros de una nueva raza, una raza única, más poderosa, libres de maldiciones —finalizó mientras los besaba a ambos en las mejillas y desaparecía y su última frase quedaba flotando—. Sean felices….

Ambos observaron como la diosa se desvanecía.

Fang giró y observó a Calista, la idea de hijos realmente no la había sorprendido notó mientras miraba las profundidades azules.

La joven rió mientras enroscaba los brazos alrededor del cuello masculino y se pegaba a su cuerpo.

—Bueno señor Kattalakis, ya lo escuchó, ahora ¿Qué opina de esa noticia? —Preguntó mientras mordisqueaba el labio inferior del lobo y jugaba con su cabello.

Fang gimió mientras pegaba su cuerpo al de ella, se amoldaba tan bien al suyo, cada parte encajaba perfectamente con el suyo.

—Creo señora Kattalakis, que para todo eso tenemos que practicar, así que ¿Qué te parece Pecas si desaparecemos? En este momento necesito sentirte, necesito tus caricias, necesito mostrarte con mi cuerpo cuánto te amo, las palabras ya no me alcanzan para expresar todo lo que siento, —finalizó mientras le daba un beso hambriento, lleno de promesas.

Se separaron brevemente y con una sonrisa cómplice destellaron a la habitación del departamento de Calista, y allí Fang puedo demostrarle a su compañera cuánto la amaba, Calista le enseñó al lobo solitario, que tenía un hogar donde regresar y con el tiempo ambos disfrutarían la dicha de aumentar esa pequeña familia.







Calista princesa, romántica, llena de dulzura y torpeza, encontraste tu final felíz.

Fang, querido lobo, tosco y a la vez tan tierno, capaz de los sacrificios más grandes por amor, llegaste a destino. Ambos aprendieron que el amor nace de distintas maneras.

Gracias a ambos por permitirme soñar.



FIN


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