martes, 17 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo. capítulo 11. By Calista.



AVISO: ESCENA CON CONTENIDO PARA MAYORES DE 18 AÑOS


CAPÍTULO 11




Calista despertó con un horrible dolor de cabeza a la mañana siguiente. Con un gemido miró la hora, soltó una maldición de lo más pintoresca al ver lo tarde que era, se levantó y se dirigió al baño a toda prisa.

A la media hora salió de la habitación con unos shorts blancos, una camiseta negra sin mangas negra y zapatillas, se dirigió a la cocina y se preparó café.

Fang llegaría en un rato y ella todavía tenía que cocinar pensó dando un suspiro. ¿En qué diablos estaba pensando cuando le dijo que cocinaría? Con una idea en la cabeza fue hasta la biblioteca y tomó un libro de cocina que Gise le había obsequiado como broma. Se encogió de hombros mientras lo abría y se dirigía a la cocina. Después de todo… ¿Qué tan difícil podía ser cocinar? Era un diosa después de todo, se dijo por dentro con satisfacción mientras iba sacando las cosas de la heladera y se dispuso a preparar un delicioso almuerzo para su lobo.

Fang recorrió con la mirada el campamento, todo estaba tranquilo. Se entretuvo hablando con sus hermanos y con Kyra, media hora después decidió marcharse, quedaron en encontrarse esa noche en el departamento de Calista para la reunión.

Se transportó a la sala de Calista, maldiciendo al sentir el olor a quemado que asaltó sin piedad su nariz, giró buscando el origen del olor, preocupado por la joven se encaminó rápidamente a la cocina y abrió los ojos con horror antes de que se le escapara una carcajada.

Calista estaba sentada en el suelo de la cocina con una bandeja con algo quemado en su interior que no pudo descifrar qué era, el rostro cubierto de manchas y de ¿lágrimas? Notó mientras se borraba la sonrisa, se acercaba preocupado y se arrodillaba junto a ella.

—¿Bebé que pasó? ¿Por qué lloras? —preguntó limpiándole las lágrimas con el pulgar.

Calista sorbió mientras los ojos azules se llenaban de lágrimas nuevamente.

—Quería hacerte el almuerzo —gimió—. Fue horrible Fang, no puedo hacer nada —le dijo apesadumbrada—. Soy un completo desastre en la cocina, además de otras cosas —sollozó mientras se tapaba el rostro con las manos— ¿Porqué soy tan torpe? ¿Qué hice para me sucedan estas cosas? No puedo caminar sin tropezarme, no pasa un día que no me resbale en la bañera, siempre en el mismo sitio, si hay un accidente en la zona, lo más probable es que esté yo implicada y si no sucede lo provoco —dijo con voz llorosa mientras sacudía la cabeza.

El corazón de Fang se llenó de un deseo de protegerla tan grande que se le hizo un nudo en la garganta. Sin decir palabra, la levantó y la abrazó mientras le acariciaba la cabeza, tratando de tranquilizarla.

—Bebé no sabía que te sintieras así —murmuró—. No eres torpe cielo —le dijo mientras Calista se apartaba y lo miraba escéptica—. Está bien, eres un pelín torpe —admitió—, pero no es un defecto, es algo que forma parte de ti, así como lo es tu ternura, tu inocencia y esa dulzura que me provoca abrazarte y protegerte Pecas —le dijo mirándola a los ojos—. Lo siento cielo, pero esa torpeza de la que reniegas, sencillamente me vuelve loco —reconoció con una pícara sonrisa.

—¿Lo ves? Admites que te vuelve loco —murmuró triste, dando un largo suspiro—. Si vas a permanecer a mi lado, vas a necesitar un seguro de vida Kattalakis —le dijo mientras apoyaba la frente contra la del lobo.

Fang soltó una risita.

—Me vuelve loco Cal pero no de esa manera que piensas, adoro tu torpeza, adoro estar allí para cuidarte —le dijo como si fuera la cosa más natural del mundo.

Calista sintió que su corazón se detenía ante esas palabras. ¿Sería posible que le dijera que la amaba? ¿Estaría sintiendo lo mismo que ella? Pensó para sus adentros, antes de que su corazón se desinflara con sus siguientes palabras.

—¿Qué te parece si ordenamos pizza? Por cierto hablando de comida… —le dijo dándole un beso breve en los labios—. No se te habrá ocurrido cocinar para la reunión de esta noche ¿No? —la miró dubitativo, ganándose un golpe en el hombro.— ¡Ouch!. Sólo me estaba asegurando —murmuró mientras se frotaba el lugar del golpe.

Calista lo miró irónica.

—Cuidado lobo, tampoco juegues con fuego —advirtió—. Eso ya lo tengo todo planeado, mi idea era encargar pizza, y además el refrigerador ya está lleno de cerveza y el bar está provisto de las bebidas más variadas y también compré helado de chocolate y de limón —dijo satisfecha ante la expresión de asombro de Fang—. Por cierto ¿Vas a quedarte a pasar el día verdad? ¿O la idea de todos mis amigos y familia en el mismo lugar aún te asusta? —preguntó mientras mordisqueaba el labio inferior del were robándole un gemido y que la apretara más fuerte contra su duro cuerpo.

La miró a los ojos mientras deslizaba las manos por la espalda y ahuecaba el firme trasero.

—No dije que tuviera miedo Pecas, simplemente tienes unos amigos y parientes de cuidado. Además nunca dije que no me quedaría —le dijo serio, recordando la amenaza de Kyra.

Satisfecha Calista se apartó, no sin antes darle un breve beso en la mejilla.

—Bien —dijo mientras se dirigía al teléfono—. Tengo hambre, ¿De qué quieres la pizza? —preguntó mirándolo con inocencia.

Fang suspiró mientras sacudía la cabeza.

—De veras Pecas, ¿entre tus poderes por las dudas no se encuentra uno llamado cómo mantener a raya el orgullo de un hombre? —le dijo irónico, ganándose una carcajada de la joven.

—Lo siento lobo, juro que esta noche voy a compensarte —le dijo mientras lo besaba en los labios antes de hablar nuevamente por teléfono y hacer el pedido.




Pasaron el resto del día organizando las cosas para la noche, dándose tiempo para las caricias, los besos, las risas, el simple hecho de disfrutar de la compañía del otro.

Me siento tan feliz que hasta me da un poco de miedo pensó Calista mientras salía de la ducha, se envolvía con la bata y se dirigía a la habitación. Con un jadeo de sorpresa se congeló en la puerta cuando vio al lobo recostado plácidamente en la cama con una sonrisa perezosa en el rostro.

—¡Dioses Fang! —Lo reprendió, pegándole con un almohadón—, casi me matas del susto. Además dos cosas, primero: ¿Qué haces en mi habitación? Y segundo: ¿Por qué aún no estás cambiado? —preguntó enarcando una ceja.

El lobo la miró pensativo.

—Mmm… no pensé que te molestara que seamos compañeros de habitación —dijo con pereza mientras se incorporaba y la miraba con deseo—. Quizás podríamos jugar un ratito —le dijo mientras se arrodillaba en la cama y la acercaba, desatando el nudo de la bata, gimiendo cuando quedó totalmente desnuda ante su hambrienta mirada.

Calista gimió con deseo, mientras le acariciaba la cabeza y sentía como las manos dejaban un rastro de fuego donde pasaban. Con toda la fuerza de voluntad que poseía se apartó mientras cerraba la bata.

—No podemos Fang —le dijo al ver la mirada sorprendida por el rechazo—. Los invitados van a comenzar a llegar en cualquier momento —le explicó mientras le acariciaba la mandíbula tratando de borrar el rictus que se había formado.

El were suspiró mientras asentía, le daba un beso en los labios.

—Tienes razón Pecas, pero esta noche, cuando todos se marchen y quedemos por fin los dos solos, no te salvas —le dijo con brillo peligroso en la mirada.

La joven rió ronca.

—¿Quién dijo que quiero salvarme lobo? Pero yo que tú andaría con cuidado, puede ser que te lleves una sorpresa —murmuró lo último casi para sí misma.

Después que Fang se marchara, se acercó al armario, sacó un mini short negros, un corsé negro y unas botas de tacón fino, se maquilló solo un poco y se dejó el cabello suelto. Salió de la habitación y se dirigió hacia la sala a terminar de acomodar las cosas.

El lobo se miró al espejo de la habitación de huéspedes, se ató el pelo en una coleta y acomodó la ropa, se había puesto un pantalón negro, una camisa blanca y zapatos de vestir, no es que fuera vanidoso, pero quería lucir bien delante de los amigos y familia de Calista. Con paso firme salió de la habitación, mientras escuchaba ruidos provenientes de la sala.

Fang sonrió al verla mover los muebles de un lado a otro, buscando dejar el mayor espacio posible libre, sacudiendo la cabeza se acercó y rodeó la cintura con sus manos, aspirando la suave fragancia a azahares.

—No puedo esperar a que la noche termine para tener tu cuerpo apretado junto al mío sin toda esta ropa —murmuró besándole el cuello—. Aunque ahora que te miro mejor ¿Dónde está el resto? —preguntó mirándola con cara de pocos amigos.

Calista rió mientras se apartaba y le hacía señas que la ayudara a mover el sillón.

—Atrás Kattalakis, no me vengas con esas tonterías. —Le dijo ignorando la mirada irónica de Fang, ya que nunca lo había visto con este comportamiento tan posesivo.

—¿Crees que no van mirarte? Cualquiera hombre con ojos en el rostro no puede dejar de hacerlo —le contestó enfurruñado mientras movían el pesado sofá.

La carcajada que soltó la joven lo molestó aún más.

—Por todos los dioses Fang ¿Lo estás diciendo en serio? A ver déjame iluminar un poco esa mente cerrada. Ash es mi tío, Talon tiene ojos solo para Vicky, lo mismo pasa con Shay y Dream, Fury y Vane son tus hermanos, sin mencionar que el último está con mi hermana y…

No la dejó continuar.

—¿Y Jericho? ¿Vas a decirme que no va a mirarte? —Preguntó.

Calista suspiró mientras se acercaba y lo abrazaba.

—Lobo —le dijo mientras apoyaba la frente contra la suya y lo miraba fijamente— sólo tengo ojos para un solo macho y ese eres tú. Además creo que tengo algo que confirma que estoy ocupada —murmuró contra su boca antes de besarlo con pasión, ahondando el beso y sintiendo como la tensión abandonaba el cuerpo del were y la abrazaba pegándola a su cuerpo. Antes que una voz los interrumpiera.

—¡Oh Dioses acabo de quedarme ciega! ¡Lobo suelta a mi hermanita! —gimió Kyra mientras enterraba la cabeza en el hombro de Vane, quien sonreía pícaro y la abrazaba.

—Ellos no están haciendo nada que no hayamos hecho tú y yo Luna —le dijo lo suficientemente fuerte como para que oyeran Fang y Calista quienes los miraron interesados al giro que había tomado la conversación.

Kyra miró a Vane con los ojos entornados antes de contestarle.

—Tienes razón —le concedió antes de borrarle la sonrisa con el comentario siguiente—. Con la diferencia que tú duermes fuera esta noche Kattalakis —finalizó mientras se acercaba y abrazaba a Calista apartándola sin disimulo de Fang—. Las manos quietas esta noche lobo —le advirtió mientras lo apuntaba con el dedo.

Justo en ese momento, sonó el timbre y Fang fue a abrir, mientras las muchachas hacían el pedido de las pizzas para luego saludar a los recién llegados.

Eran Vicky y Talon con los gemelos, seguidos de Gise y Roz. En tan solo unos minutos el departamento se llenó de risas y voces.

A los quince minutos llegaron Nádia, KenYa, Dream junto con Shay, Acheron con Tory y Simi, Fury y Jericho fueron los últimos en llegar.

Ni bien Fang lo vio entrar se acercó al grupo donde estaba Calista, la tomó de la cintura en forma posesiva, le dio un beso en el cuello y se marchó, pero no sin antes asegurarse que el otro hombre lo haya visto.

Calista estaba hablando con Dream, Gise, Nádia y Roz cuando sintió que el lobo le abrazaba y la besaba dejándola sorprendida y haciéndole olvidarse de lo que hablaba.

Gise soltó una carcajada mientras entre risa le explicaba.

—Acaba de llegar Jericho —dijo con naturalidad, mientras todas comprendían el comportamiento del lobo—. Ahora, cambiando bruscamente de tema como sueles hacerlo Cal, estuviste desaparecida casi una semana y ahora acabo de ver una pequeña marca similar a la de tu hermana, Fang se muestra más posesivo que de costumbre y no puedo dejar de preguntarme qué me perdí de todo este asunto—finalizó mirándola con interés al igual que todas.

Sintió que se ruborizaba, suspiró y dijo casi con un murmullo mientras mostraba la palma a sus amigas.

—La noche que nos fuimos juntos del Santuario ¿La recuerdan no? —Observó como sus amigas asentían con una sonrisa—. Pues bueno, digamos que nos despertamos con algo más que el cargo de conciencia por haber llevado las cosas tan lejos y arruinado nuestra amistad platónica. —Finalizó con una mueca, al escuchar las risitas de las chicas—. ¡Hey no es gracioso! No se imaginan el susto que me dí —les dijo.

—Pues alguien más va a asustarse esta noche y apuesto todas mis fichas a que los hermanos Kattalakis serán los desafortunados, empezando por Vane —dijo Dream mientras hacía una seña con la cabeza y soltaba una risita.

Todas miraron en la dirección que apuntaba la atlante y vieron el raro comportamiento de Ash, por algún motivo Vane, Kyra y Ash se estaban evitando esa noche.

—Oh… Oh… alguien va a hacer enojar a quien no debe —dijo Roz con voz escabrosa.

Calista tragó mientras compadecía a su cuñado.

—Ash se siente como un padre más que como un tío con Kyra —justificó con una sonrisa.

—Pues yo creo que Fang también va a tener de lo mismo —dijo Gise haciéndola mirar en otra dirección para encontrarse con Fang siendo intimidado por Nádia que había desaparecido silenciosamente del grupo y ahora hablaba muy seria y apuntaba con el dedo al pecho del lobo.

Con un gemido Calista se apartó del grupo y caminó en dirección del lobo y el ángel.

Fang realmente no se esperaba para nada la situación que estaba pasando. Eso te pasa por burlarte de tu hermano le recordó la vocecita.

Levantó las manos en señal de rendición.

—Juro que voy a portarme bien con ella Nádia, sabes que no tienes que preocuparte, si tuviera que morir por ella, lo haría sin dudarlo en este mismo momento ángel —dijo con seriedad, tratando de transmitir lo que sentía.

Nádia le apuntó con un dedo en el pecho mientras le decía en voz baja.

—Pues más te vale lobo, porque si en algún momento Calista llega a derramar una sola lágrima que no sea de alegría por tu culpa y juro que voy a matarte, pero no sin antes torturarte de la manera más creativa y dolorosa que puedas imaginar. —Le dijo al ver que Calista se acercaba, soltó un último comentario—. Lo digo en serio Fang, Calista se merece lo mejor que puedas darle y no me refiero a lo material, me refiero a tus sentimientos —finalizó mirándolo fijamente a los ojos, como si pudiera leerle el alma.

Asintió levemente mientras sentía las manos de Calista en su cintura.

—Tienes mi palabra ángel —dijo con voz ronca.

—¿Tu palabra de que? —preguntó mientras se metía entre sus brazos sin molestarse en ocultar más la situación entre ellos.

—De que va a traerme un trago —dijo Nádia con una sonrisa mientras le tendía la botellita vacía de cerveza.

Fang la tomó, le guiñó un ojo a Calista, antes de desaparecer en la cocina.

Calista sintió que algo se le escapaba de la situación, dejó fluir sus poderes para tratar de sentir algo.

—No lo habrás ahuyentado ¿Verdad? —preguntó con sospecha.

Nádia la miró con inocencia antes de decirle:

—Guarda tus poderes jovencita que no hice nada que no debiera hacer —dijo mientras le palmeaba la mano y se marchaba con aire de suficiencia.

Suspirando se acercó nuevamente al grupo y siguió conversando.

La noche pasó rápidamente y en forma divertida, cenaron, bebieron, bailaron.

Todos se habían marchado, sólo quedaba Kyra, Vane y Gise. Le había comentado a Kyra y a Gise lo que tenía planeado para el día siguiente con Fang y habían acordado reunirse con su amiga por la mañana para hacer unas compras especiales, ya que su hermana estaría en el pantano con la manada.

Se despidió de Gise y se acercó nuevamente al grupo mientras le tomaba la mano a Fang. Charlaron un rato más, hasta que Vane tomó a Kyra de la cintura y dijo.

—Luna creo que es hora de marcharnos —dijo mientras le besaba el cuello.

Kyra se sonrojó violentamente ya que no estaba acostumbrada a las muestras de afecto en público.

—Lobo estás tentando peligrosamente a tu suerte —le dijo con un susurro.

Calista abrazó a Vane mientras regañaba a su hermana cariñosamente, ya que sabía hasta donde llegar con ella.

—Ten un poco de paciencia cuñadito, ladra pero no muerde en realidad, al menos no tan fuerte —le dijo mientras le guiñaba un ojo, antes de mirar a su hermana—. Ky, realmente te mereces esto, un poco de felicidad entre tantas batallas, un hogar al cuál regresar —susurró en el oído de su hermana mientras la abrazaba con fuerza.

Kyra carraspeó incómoda y Calista sintió un dejo de tristeza manar de su hermana y la miró sin comprender el porqué del sentimiento.

No le dio tiempo a preguntar nada porque la joven pareja destelló dejándola sola en el departamento con Fang.

Con un suspiro giró para observar como el lobo comenzaba a juntar las cosas.

Con una pícara sonrisa cerró los ojos y cuando los abrió el departamento estaba limpio y los muebles en su lugar. Soltó una risita cuando vio que el were la miraba con una ceja arqueada. Caminó lentamente en su dirección y lo abrazó mientras le daba un largo beso.

Fang gimió de gusto al sentir la lengua femenina en su boca. Presionó sus caderas a las de ella, dejándole ver que estaba listo para hacerla suya.

La joven se separó mirándolo con los ojos nublados por el deseo.

—Prometí que te compensaría esta noche —le dijo mientras le daba suaves mordiscos en la mandíbula y el cuello.

Sin pensarlo más la alzó en brazos y la llevó a su cuarto, dejándola el medio de la habitación se alejó unos pasos mientras la devoraba con la mirada y se iba quitando la camisa y los zapatos rápidamente.

Calista rió ante la prisa del were, mientras se inclinaba para quitarse las sandalias.

—Déjame hacerlo —le dijo con voz ronca Fang mientras le acariciaba las piernas y dejaba libre sus pies, subió dando suaves mordiscos y lametones que la hacían gemir y le provocaban escalofríos. Le sacó los shorts y siguió incorporándose hasta que quedaron frente a frente y comenzó a desabrochar el corsé, dejando sus pechos en libertad, tomándolos con las manos los acarició con delicadeza.

Calista no podía respirar por la fuerza de los sentimientos que estaba experimentando. Cruda pasión la recorrió entera, haciendo arder su cuerpo. Desprendió los pantalones del lobo y lo acarició, sintiendo su dureza y suavidad a la vez.

Lo besó con ansias, lamiendo, mordiendo, provocando.

—Sabes Fang, estuve pensando —dijo entre jadeos separándose brevemente de él.

—No Pecas, no pienses —dijo frotándose contra su mano, buscando su boca nuevamente.

Calista se apartó nuevamente mientras buscaba su mirada, con el corazón en la mano.

—Quiero hacerlo Fang —le dijo con voz ronca.

Fang seguía acariciando sus senos, sin mirarla, se inclinó y le dio largos lametones a cada pezón, deleitándose al ver su respuesta antes de contestar.

—Si cielo, también quiero hacerlo —gruñó antes de desgarrar las delicadas braguitas.

Calista soltó un gemido pero de frustración que atrajo la mirada del lobo a su rostro por fin, lo tomó de la barbilla mirando los cálidos ojos color avellana, ahora oscurecidos por la pasión.

Fang comprendió lo que la joven estaba tratando de decirle, su corazón dejó de latir por un segundo y una emoción gigante lo golpeó de lleno en el pecho, haciéndole contener la respiración, antes de preguntar con un hilo de voz, mientras le acariciaba los labios con el pulgar.

—¿Estás segura Pecas? —Preguntó.

La joven asintió, antes de añadir rápidamente.

—Quiero hacerlo, pero no esta noche —se apresuró a explicarle al verle fruncir el ceño al no entender—. Mañana por la noche lobo, la noche de nuestra unión quiero que sea especial —le dijo mientras lo besaba nuevamente—. Esta noche será la última noche que serás un lobo solitario. Mañana por la noche tendrás a tu compañera para siempre Fang —murmuró contra su boca, ahogando el gemido de placer del were con su beso.

Dejó caer los pantalones mientras lo empujaba suavemente hacia la cama.

Fang tomó a la joven de los brazos, arrastrándola con él. Estaba sorprendido ante las palabras de Calista, no esperaba que tomara una decisión tan rápido y aunque estaba asustado como el demonio, el orgullo de que esa mujer quisiera estar a su lado para siempre se sobrepuso a cualquier otro sentimiento. La besó como un poseso, como si ella fuera un manantial y él estuviera muriendo de sed.

Fang quiso girar para ponerla debajo de su cuerpo, pero se sorprendió cuando ella se separó y puso las manos sobre su pecho mientras se deslizaba hacia abajo sin dejar de mirarlo, contuvo el aliento ante la expectativa y lo soltó bruscamente cuando Calista lo tomó con la boca, haciéndolo echar la cabeza hacia atrás ante el placer que estaba sintiendo. Calista sabía exactamente qué hacer, cuando acelerar el ritmo, cuando acariciarlo y eso lo estaba volviendo loco. Enterró una mano en el pelo de la joven gimiendo sin control cuando lo tomó más profundamente.

Sin poder aguantar más tomó el rostro de la joven entre sus manos, buscando su mirada atrajo su rostro para poder besarla.

Calista sonrió mientras sus poderes fluían y sentía el deseo de Fang que rivalizaba con el suyo, sonrió contra su boca sin poder evitarlo. Fang giró en la cama apresándola contra las frescas sábanas, presionando con su pene, la entrada de su cuerpo.

El lobo en su interior quería aullar, mientras el hombre quería tomarse más tiempo para saborear el cuerpo femenino. Deslizó una mano hacia abajo para poder tocarla, sonriendo cuando la sintió jadear al introducir un dedo en su interior. Besó sus pezones, lamiéndolos, deleitándose al ver como se arrugaban ante sus caricias.

—Fang por los dioses, necesito tenerte dentro mío, —dijo entrecortadamente la joven al tiempo que su cuerpo se convulsionaba ante su primer orgasmo.

—Sus palabras son órdenes diosa —murmuró ronco mientras lamía su cuello y luego al tiempo que deslizaba la lengua por su oreja, se hundió de una sola estocada dentro del cuerpo femenino, arrancándole un grito de placer a la joven que todavía sentía los espasmos del éxtasis.

Calista hundió las uñas en la espalda de Fang al sentirlo totalmente dentro suyo. Sintió como empujaba dentro de ella, cada vez más poderoso.

Fang se incorporó brevemente mientras se quedaba de rodillas y la arrastraba con él, de esa forma podía hundirse más profundo en el cuerpo de la joven, quien lo envolvió con sus piernas y el cuello con sus brazos, creando una placentera prisión para su cuerpo. La tomó de la cintura mientras asumía el control de los movimientos.

Con un grito Calista alcanzó otro orgasmo mientras buscaba la boca del lobo besándolo profundamente, hundió su lengua en la boca masculina y empezó a imitar los movimientos de sus cuerpos, haciéndolo jadear, mientras sentía que sus poderes comenzaban a dispararse y su tamaño aumentaba, con un grito se unió a ella en el éxtasis, sintiendo como su cuerpo se liberaba, los fuertes espasmos lo sacudieron, mientras sujetaba el cuerpo de la joven con fuerza y hundía la cabeza en el cuello femenino.

Luego de unos minutos se separó brevemente y la acostó nuevamente en la cama y se ponía a su lado, abrazándola posesivamente por la cintura. Sus cuerpos estaban cubiertos por una fina capa de transpiración.

—¿Estás bien Pecas? —preguntó al darse cuenta que Calista no había emitido sonido.

Calista soltó una risita mientras giraba solo un poco para mirarlo y luego se acomodaba en sus brazos nuevamente.

—Es que parecerá una tontería, pero justo cuando pienso que nada va a sorprenderme, las sensaciones que experimento son tan fuertes que me dejan sin aliento y sin palabras nunca había experimentado tantas cosas juntas Fang —confesó. Ni siquiera por Julian pensó, lo que siento por Fang es tan fuerte que el corazón me duele dijo para sus adentros. A Fang lo amas le dijo la molesta vocecita, Julian sólo fue paso más antes de llegar a tú destino.

Fang la abrazó más fuerte mientras la escuchaba, sintiendo como las palabras de la joven expresaban lo mismo que estaba experimentando. ¿Qué siento exactamente por ti Pecas? Se preguntó mientras le besaba la coronilla. No puedo estar lejos de ti, cada vez que estoy a tu lado necesito tocarte, besarte, cuando no te veo te extraño y cada vez que hacemos el amor es como si fuera la primera vez pensó suspirando con confusión. Estoy tan confundido.

¡Tonto! Lo que sientes es AMOR le dijo molesta la voz. ¿Cuándo vas a aceptar que amas a Calista Dikastis como nunca amaste, que es un amor como nunca volverás a experimentar en tu vida?

Fang se sobresaltó ante la idea. ¿Sería posible que tratando de no amar de nuevo se hubiera enamorado de la persona que hizo la misma promesa? Justo en ese momento las palabras que salieron de la boca de la joven sacudieron su corazón.

Calista sentía como el cansancio la vencía, sin querer callarse por más tiempo confesó lo que su corazón no quería callar más.

—Te amo Fang —susurró antes de caer profundamente dormida.





Mis niños ¿Cuándo van a comprender que el amor no conoce de reglas ni tiempos?

No sucede cuando queremos, simplemente sucede cuando menos lo esperamos.



Continua en capitulo 12

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