martes, 10 de noviembre de 2015

En la piel del Lobo. By Calista. Capítulo 9.



AVISO: CONTENIDO PARA MAYORES DE 18 AÑOS. 



CAPÍTULO 9


viene de capítulo 8


Dos noches después…




Calista estaba sentada en el sofá mirando una película y comiendo palomitas cuando una voz la hizo sentarse derecha desparramando las palomitas por todas partes.

—¡Calista Dikastis que diantres haces sentada en ese sofá! —le dijo una muy enfadada Kyra.

Calista se llevó la mano al corazón tratando de serenarse.

—¡Diablos Ky! Si no fuera inmortal, estaría seriamente preocupada porque casi me matas del susto. —Gruñó molesta mientras se sacudía la comida.

—No contestaste mi pregunta hermanita —arremetió mientras se paraba enfrente con las manos en la cintura—. ¿Qué diablos haces sentada con tanta calma en ese sofá?

La joven diosa la miró como si estuviera loca. Después se enfadan conmigo, pero evidentemente el despiste es de familia pensó para sus adentros antes de responderle con mucha lentitud para que la entendiera.

—Aparentemente estaba mirando una película justo en el momento en que decidiste hacer tu maquiavélica aparición —le recordó.

—No, no, no Calista… era una pregunta retórica —le dijo suspirando—. Me refería a que sé que no hablaste con Fang aún, por eso mi pregunta. —Le explicó ahora ella con lentitud a su hermana pequeña. Si no fuera porque conocía a su hermana diría que su comportamiento era ex profeso.

Calista bajó la mirada avergonzada, mientras el rubor le teñía las mejillas.

—Todavía no junté coraje para… él tampoco me llamó y…

Kyra la interrumpió mientras la tomaba de la mano y la levantaba del mullido sillón.

—No vamos a discutir sobre esto Cal, realmente tienen que hablar. El emparejamiento para los weres es cosa seria, además solo tienen tres semanas para… —estaba a mitad de la frase cuando su hermana la miró escéptica y la interrumpió.

—Ajá, tú sabes todo sobre ese tema ¿verdad? —preguntó mientras se cruzaba de brazos.

Si las miradas mataran la joven diosa estaría muerta en estos momentos.

—Mi situación no cuenta —le dijo Kyra con los dientes apretados—. Vane y yo ya hemos hablado sobre el tema, a diferencia de otras personas —le dijo mientras la miraba significativamente—. Lo estamos llevando con calma —finalizó con una sonrisa que no pudo contener al hablar del lobo.

Calista rió al ver el rostro iluminado de su hermana.

—Guau, nunca pensé verte así hermanita…

—No me cambies de tema Calista Rose —la reprendió su hermana y como cada vez que lo hacía le agregaba nombres—. Te vas a cambiar ese horrible pijama rosa e iremos al Santuario, seguramente cierto lobo debe estar juntando valor para aparecerse por aquí, lo sé de buena fuente —le dijo mientras le guiñaba un ojo y la empujaba hacia su habitación—. Por cierto… Ponte sexy —finalizó con una risa cómplice.

Sin mucho más que agregar a la orden de su hermana Calista se fue a cambiar. Optó por una minifalda negra, una camiseta roja, botas de taco fino, el cabello suelto y un poco de maquillaje.

Cambiada, entró a la sala mientras su hermana mayor silbaba apreciativamente.

—Bueno eso es lo que llamo un cambio positivo —le dijo mientras la tomaba del brazo y destellaban en el callejón cercano.




Dev las saludó, pero justo cuando Calista pasaba a su lado la miró sorprendido y soltó una risita.

—¡Oh por todos los dioses, el lobo está tan perdido! ¿No tienen una hermana más? Aún queda Fury —dijo mientras trataba de contener las carcajadas ganándose una mirada molesta de las hermanas—. Lo siento… Es que no pude dejarlo pasar —dijo mientras carraspeaba tratando de calmarse.

Haciendo caso omiso al oso, entraron al lugar, que como todas las noches estaba a reventar.

Se dirigieron a la barra mientras ignoraban las lascivas miradas que les brindaban los especímenes masculinos del lugar.

—¿Cerveza o Tequila? —preguntó Kyra.

Calista nerviosa miraba a todos lados.

—Tequila —respondió mirándola brevemente.

—Tranquila hermanita, debe estar rondando por el lugar, deja que se acerque —le dijo mientras bebía de un sorbo su shot de tequila.

Lo sé, pensó Calista para sus adentros, puedo sentirlo, puedo sentir como cosquillea mi piel, sé que me está observando.

—Lo sé —respondió escuetamente mientras bebía también.


Fang se atragantó con la cerveza y se movió inquieto, Fury lo observó curioso, siguió su mirada y soltó una carcajada al ver el motivo del nerviosismo de su hermano.

—Bueno hermanito, ya llegó el momento de que dejes de darle largas al asunto y lo enfrentes como un lobo —le dijo mientras palmeaba su espalda, ganándose una mirada cargada de rencor de Fang—. Ya, en serio, ¿De qué tienes miedo? ¿Por qué no vas y le hablas de una buena vez? ¿Quieres ser impotente el resto de tu patética vida —lo provocó para que reaccionara.

—No tengo miedo —le contestó con los dientes apretados. Si claro lobo cobarde le dijo la vocecita por dentro, no tienes miedo, estás realmente aterrorizado—. Y por supuesto que no quiero ser impotente el resto de mi vida, simplemente le estoy dando tiempo a que…

Lo que sea que estuviera por decir se le escapó de la mente cuando su mirada se topó con la de Calista. Contuvo el aliento al recorrerla con la mirada, poniéndose incómodamente duro, no necesitaba tocarla, simplemente estar en el mismo cuarto que ella lo excitaba de una manera que nunca había experimentado.

Pecas… Estás hermosa, dijo para sus adentros mientras recorría las largas piernas con la mirada.

Calista sintió que la sangre se convertía en lava al sentir la mirada del lobo deslizarse por su cuerpo.

Dioses y ni siquiera me ha tocado pensó mientras la recorría un estremecimiento. Ven, lo llamó, acércate… susurró por dentro.

Como si fueran arrastrados por hilos invisibles se fueron acercando, mientras sus acompañantes los miraban con una sonrisa satisfecha en el rostro y desaparecían.

Quedaron uno frente a otro, separados por unos simples centímetros, pero sin tocarse, sólo se miraban a los ojos.

Fang la tomó de la mano y la guió a un sitio oculto a la vista de los curiosos.

—Pecas yo…

—Fang yo…

Ambos rieron nerviosos al hablar al mismo tiempo.

Quiero decirte tantas cosas que no sé por donde empezar pensaba Fang por dentro.

—Tú primero —le dijo Fang.

Calista rió nerviosa, mientras bajaba la vista ruborizada.

No sé que decirte dioses, sólo quiero que me abraces gimió por dentro Calista.

—Vaya si es un momento incómodo —le dijo mientras se llevaba las manos a las acaloradas mejillas.

Fang siguió el gesto de las manos y sin poder contenerse la tomó de la nuca y la besó hambriento.

La joven ahogó un gemido mientras profundizaba ella el beso, guiando su lengua a encontrarse con la lengua del lobo. Lo abrazó por el cuello mientras pegaba su cuerpo al de Fang.

Fang soltó un gruñido mientras la abrazaba por la cintura y una de sus manos se deslizaba hasta el trasero femenino, haciéndola soltar un suspiro de satisfacción mientras ahondaba aún más el beso.

Fang se separó brevemente, miró si alguien estaba cerca y los destelló al baño del Santuario.

Calista soltó una risita ronca cuando lo vio trancar la puerta apresurado, que luego la risa se convirtió en gemido de placer cuando la apresó contra la pared presionando su excitación contra ella.

Mordisqueó la fuerte mandíbula mientras sentía como las manos callosas se abrían paso a través de su camiseta, bajándole los breteles y acariciándola extasiado. Dejó que le quitara la camiseta, luego ella hizo lo mismo mientras la dejaba caer junto a la suya.

Fang la miró excitado, mordisqueó suavemente el cuello y la clavícula de la joven mientras deslizaba su boca y apresaba uno de los pezones, provocando un gemido de éxtasis en Calista.

Calista quería tenerlo dentro suyo, respirando entrecortadamente, abrió la cremallera de los descoloridos jeans y lo liberó, tomándolo entre sus manos y acariciándolo, sintiéndose poderosa cuando lo escuchó gemir y frotarse contra su mano.

Fang estaba desesperado por sentirla. La besó nuevamente, acariciando con su lengua cada rincón de la boca femenina, la tomó de la cintura y la alzó, sosteniéndola contra la pared y su cuerpo como único apoyo.

Casi aulló de placer cuando sintió que las largas piernas de Calista lo rodeaban dejando su miembro justo en contacto con su entrepierna, cubierta por una mínima braguita negra de encaje que hizo desaparecer con un parpadeo.

Cuando su miembro rozo su centro, ella ya estaba húmeda para él, preparada para tomarlo y eso le hizo sentir un orgullo que nunca antes había experimentado.

Pellizcó los pezones haciéndola gemir y frotarse contra su erección.

Lo miró a los ojos mientras deslizaba una mano por el musculoso pecho, hasta llegar al pelo y soltarle la coleta.

Fang deslizó una mano hacia su entrepierna, metiendo un dedo, luego dos, ahogando los gemidos de la chica con un beso hambriento.

Calista abandonó la boca del were para susurrarle al oído provocándoles escalofríos.

—Tómame lobo, hazme tuya —le dijo cegada por la pasión mientras tomaba su miembro, lo acariciaba y se deleitaba con la suavidad de su piel.

Fang soltó un gruñido salvaje.

—Si sigues haciendo eso mujer no voy a aguantar mucho tiempo más —dijo mientras abandonaba su toque y se deslizaba en su interior con un fluido movimiento que los hizo jadear nuevamente.

El were la hizo levantar los brazos por encima de la cabeza y deslizó las manos por el cuerpo femenino, deteniéndose en los turgentes pechos y luego la sujetó por la cintura firmemente, mientras se movía dentro de la joven.

Calista se sentía en el cielo, la sensación de Fang llenándola, tan grueso, tan excitado, la hizo jadear cada vez más fuerte con cada embestida.

Fang la besó nuevamente acallando los jadeos. La lengua de él exploraba su boca, tentándola, jugando, provocando. Aumentó el ritmo de las embestidas, sintiendo que no faltaba mucho para acabar, deslizó una mano entre sus cuerpos y la acarició íntimamente. Hecha para mí, era la frase que golpeaba su mente.

Calista sintió el conocido calor en el vientre y desparramándose por el cuerpo y sin poder contenerse clavó las uñas en el brazo del were mientras lo respondía al beso con mayor vehemencia.

—Córrete para mí Calista —le dijo separando apenas los labios de su boca.

Como si su cuerpo estuviera cumpliendo órdenes de él, fuertes oleadas de éxtasis la golpearon con tanta fuerza que agradeció que Fang la estuviera sosteniendo porque el placer fue tan grande que crispó su cuerpo en fuertes espasmos. El lobo observó complacido mientras aumentaba la fuerza y la rapidez de las embestidas.

Calista completamente satisfecha, acarició el rostro de Fang con delicadeza, mientras veía el crudo placer en su expresión.

—Sígueme Fang —le dijo mientras mordisqueaba su labio inferior y lamía su cuello—. Quiero compartir el placer contigo —murmuró mientras lo sentía tensarse y dos embestidas después el were alcanzó el orgasmo, hundiéndose profundamente en ella, quien respondió rodeándolo aún más fuerte con las piernas, mientras el cuerpo musculoso se ondulaba con contracciones de placer.

Fang enterró la cabeza en el cuello de Calista, quién le acariciaba con pereza el cabello. Sus poderes se dispararon con fuerza, haciéndose más grande, mientras los espasmos lo seguían sacudiendo.

La joven hizo intento de moverse y la detuvo, presionándola nuevamente contra la pared.

—No te muevas aún, no quiero lastimarte —le dijo ronco.

Así se quedaron unos minutos, los cuerpos sudorosos, disfrutando simplemente de la cercanía, esperando que la tormenta de pasión cesara un poco.

El lobo apoyó la frente contra la suya y mirándola a los ojos tan profundo como estaba enterrado en ella, en cuerpo y alma. Acarició la diminuta nariz con la suya, y las palabras fluyeron desde su corazón.

—Pecas tenemos que hablar… Tengo que contarte todo sobre cómo es el emparejamiento para nosotros, explicarte lo que significa encontrar a tu compañero —le dijo mientras levantaba la mano marcada y la deslizaba por su rostro como lo había hecho cientos de veces. Calista se mordió el labio inferior, robándole un gemido, sin poder contenerse la besó brevemente en los labios, que estaban hinchados por los besos que se habían dado antes—. ¿Cómo puede ser que un simple gesto me encienda de nuevo y me haga olvidar todo? —le preguntó asombrado.

Calista rió provocativamente y le acarició la mandíbula, estudiando su rostro para luego clavar la mirada en la suya.

—Mmm veamos, creo que Kyra ha cubierto esos puntos la noche que apareció la marca —le dijo riendo al recordar cómo había aparecido en el departamento de su hermana.

Fang gruñó casi con disgusto.

—No me hagas recordar eso Pecas, te lo tendría que haber explicado yo, tendrías que haber sabido como eran las cosas por mí, además tu hermana no es una fanática mía ahora —le dijo recordando la actitud de la hermana mayor de Calista cuando lo vio.

—No creo que hubieras podido alcanzarme lobo, aunque lo hubieras deseado con todo el corazón —dijo riendo—. Deberías bajarme, peso mucho —dijo con un mohín pícaro de labios, cambiando de tema como sólo ella podía hacerlo.

Fang la apretó nuevamente contra la pared y su cuerpo, frotándose contra ella, haciéndolos suspirar de placer.

—No voy a dejarte escapar, además soy lo suficientemente fuerte como para tenerte así un par de horas más si aceptas —le dijo pícaro mientras le besaba el cuello y aspiraba el aroma a azahares de su piel.

La joven rió brevemente porque la piel se le erizó y comenzó a ruborizarse por el placer nuevamente.

—¿Qué haremos Pecas? —preguntó ahora un poco más serio, buscando su mirada.

Fue en ese momento que Calista sin poder detener las palabras murmuró dándole besos breves entre palabras:

—Tenemos dos semanas y media para conocernos lobo, dos semanas y media para ver que hay detrás de esta pasión tan fuerte que sentimos, para ver si hay algo más que cariño. —Le respondió seria.

—¿Y si no soy lo suficientemente bueno? ¿Si no puedo amarte como te mereces? Te quiero, eso lo sabes, y sé que tú me quieres también, la pasión que sentimos, el deseo es más fuerte de lo que alguna vez sentí por alguien, pero ¿Y si eso no es suficiente? ¿Pasión, cariño y deseo bastará para toda una existencia? ¿Estás dispuesta a arriesgarte? Ambos nos hicimos una promesa que ahora nos golpea el rostro. ¿Como comprometernos a amarnos cuando nos juramos no volver a hacerlo? —preguntó lleno de incertidumbre.

Calista lo observó y le dio la más sencilla y certera de las respuestas mientras le acariciaba con ternura el rostro. La respuesta que aplacó sus miedos. La respuesta que le hizo pensar que tal vez, el final para su historia podía ser feliz.

—Por que merecemos ser amados Fang, porqué quizás esto era lo bueno que tenía que llegar a nuestras vidas después de tanta tristeza y dolor, porque tenemos algo que muchas parejas ni siquiera con el tiempo logran alcanzar y eso es confianza. Estoy dispuesta a conocerte más, a explorar lo que nos pasa. Confío en ti con la vida lobo, ahora ¿Confías tú en mí? ¿Estás dispuesto a intentarlo? No tenemos que nada que perder, nuestros corazones están rotos, sin embargo tenemos todo por ganar. Cura mi corazón Fang Kattalakis —finalizó mientras esperaba con el corazón en un puño la respuesta del were.

Fang sonrió mientras unía las palmas marcadas.

—Me sorprendes Pecas, siempre —le dijo mientras se acercaba y trababa su mirada con la de ella—. Confío en ti, te confío hasta mi vida, eres la única aparte de mis hermanos a quien le digo eso —le confesó—. Diablos que estoy dispuesto a intentarlo, a que esto funcione —le dijo apretando sus manos, besándola con ternura—. Cura mi corazón Calista Dikastis —le murmuró entre besos antes de gemir y entregarse a la pasión nuevamente.



Mis niños queridos, les queda tanto para aprender…

¿Para qué curar un corazón que no está enfermo?


Continuará...

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