sábado, 30 de marzo de 2013

Despliega tus alas. Parte 4. Dos mejor que uno.













Parte 4. Dos mejor que uno.




Durante el resto de la velada en aquella cafetería, ella estuvo más callada de lo que habría querido en un principio. Las palabras del ángel habían dado un giro espectacular a aquella cita y habían calado más en ella de lo que quería reconocer. Si en algún momento había pensado en ella como el comienzo a algo romántico,  había sido una tonta por siquiera pensarlo. Después de aquella “revelación psicológica” no podía haber estado más equivocada.


Gracias al cielo sus pensamientos seguían siendo suyos. Alitas se comportaba como lo que era, un ángel, un enviado con un mensaje y una misión. Y estaba intuyendo que ella era considerada como algún tipo de misión. Bien por ella y su malogrado sexappeal.

Alitas no dejaba de mirarla de reojo mientras arrancaba el coche, dándole al contacto

- Estás muy callada. Mas de lo que hubiera creído posible en ti- Ella frunció el ceño entrecerrando los ojos, girando su rostro hacia él.

- Siento no ser la persona que creíste que sería. - Uh. Alitas se removió al volante. Bien, había visto que ella estaba disgustada, menos mal que era perspicaz el angelito.

- Lo eres, mas de lo que crees. Fue una tarde divertida, creí que habías disfrutado.- Ella suspiró.


- Lo hice, la verdad es que lo hice.- Dejo pasar unos segundos antes de continuar. No sabía como decirle lo que estaba pensando sin parecer una niña tonta .Ella ya no era ninguna niña, y menos tonta, o al menos eso creía hacía un rato. - Me hiciste pensar en cosas.-

- Eso es bueno, ¿no? Los amigos estamos para eso.-

- ¿ Amigos? Somos amigos? - Ella se señaló a sí misma y a él mientras hablaba- ¿ Esto es una amistad?- ¿ Porqué le molestaba tanto a ella ese concepto entre los dos? No quería ahondar en ello, no. Si lo hacía saldría peor que una oveja trasquilada.



- Hombre, es lo mas cercano a lo que puede llamarse esto – Respondió Alitas con sinceridad. Ouch. Había dolido tanta sinceridad. Pero ella no se iba a mostrar herida.


- Alitas. Apenas nos conocemos. Para que yo te considere mi amigo, aun tiene que pasar mas tiempo. Los amigos se ganan, no se adquieren como un coche sin mas.- Divia se sintió baja, rastrera...pero un buen ataque hacia que el rival no se diese cuenta de tus propias debilidades. Se llamaba estrategia de distracción.


- Quizá me extralimité. Ya me conoces, me gusta hacer las cosas a lo grande y creer lo mejor de mismo.- Alitas le sonreía sin llegar a mover el coche aún. El sonido de motor era el peor ruido de fondo que podía tener esa conversación. Gracias a que era un coche de los caros, y el motor apenas era un rumor en el interior del vehículo.

- Eso no significa que te considere mi amigo. Como mucho te considero mi terapeuta alado.-

- ¿ terapeuta? Que término mas aséptico que has elegido para definirlo- Ahora el que parecía un poco contrariado era él.


- Es lo que me viene a la cabeza. Me has hablado como hablaría un psicólogo a su paciente. O como hablaría un consejero espiritual a un alumno.- Por Dios que deje de hablar ya de ello, rogaba encarecidamente Divia en su cabeza. No quería seguir con aquella conversación en la que ella estaba dejando ver su lado mas hostil adrede. Alitas le caía bien.

- ¿ Hice mal?- Preguntó él. Dios, su cara la conmovió pero su orgullo la hizo mantenerse en sus trece. Pero no iba a mentirle.


- No, la verdad es que no. Pero has removido algo en mi cabeza que ahora ya no puedo parar, y para mi es difícil asimilarlo. Ese es el punto. - El ángel suspiró mientras apretaba el acelerador y ponía en marcha el vehículo de forma suave.

- ¿ Te apetece que vayamos a algún lugar antes de volver a la mansión? ¿ A tomar una copa? No tienes trabajo hasta mañana por la mañana -Ella arrugó el ceño de nuevo a ver si conseguía minar la energía conciliadora del ángel. Porque iba en camino de ganarle el pulso a Divia con su agradable forma de ser. Y eso la hizo sentirse mas ruin aún y hacerse preguntas en su cabeza ¿ Que pretendía el ángel? Si antes sentía curiosidad por de los de su clase ,ahora la curiosidad hacia él había ganado por goleada. A Divia ahora le daba igual lo que fuera, si tenia alas, o flores en el culo. Ella ahora sentía una curiosidad malsana .


-¿ Una copa? ¿ Que pretendes Alitas?- Su tono no fue el mejor del mundo.

- Cimentar una amistad. Los amigos salen por ahí de copas, ¿ verdad? - Esa fue la respuesta de Alitas mientras iban avanzando por las calles de la ciudad.

- Depende.- Esa fue su respuesta. Si eso no le hacía desistir , nada lo haría. El ángel solo respondió.

- Me lo estas poniendo difícil Divia , y no entiendo porqué. Estas poniendo barreras entre tu y yo cuando hace un rato estábamos de lo mas a gusto tomando un chocolate increíble. ¿ Que cambió?
¿ Que te hablara de cómo abordar un problema de forma lógica y objetiva sin tener que ser la víctima protagonista de un drama? ¿Estas a la defensiva por ello?-

Ella soltó el aire de golpe.


- No has apagado el interruptor. -


- Sí lo he hecho.- Su respuesta fue tajante pero calmada. Él estaba haciendo un arte del ponerla en su sitio con toda la amabilidad del mundo.


-No lo has hecho. ¿Cómo sino explicas que hayas dicho lo que estaba pensando?-

-Te lo dije, eres muy fácil de leer. Y no hablo de mentes. Y no me quites mérito, soy muy bueno con las intuiciones. Y tus emociones te delatan,-

- ¡¡¡Mierda Alitas!!! ¡Lo último que tengo en la mente es el hecho de querer ser tu amiga!-

Ella estaba enfadada y lo peor era que no sabía a ciencia cierta el porqué. ¿Tanto le molestaba que él quisiera ser su amigo? ¿Que le hubiera hecho abrir los ojos? ¿Porqué estaba siendo tan estúpida y tan borde con él en ese momento? Se mordió la lengua porque su irritación iba en aumento sin saber porqué. Le miró conducir y entonces vio de forma clara porqué estaba enfadada. Lo que no entendía era la intensidad de su enfado.

Desde el principio ella había albergado la esperanza de que él tuviera otras intenciones con ella. Por Dios, ese ángel tenía un cuerpo que estaba hecho para el pecado. Pura y sencillamente. Era el tipo de macho por el que ella suspiraba, alto, grande, atractivo, con ese pelo que la hacía fantasear acerca de cómo sería su tacto, con unos brazos que le hacían pensar en como sería que la empotraran contra una pared para enjaularla mientras sus labios la besaban.

Sí, tenía que reconocer que el enfado era más consigo misma que con el pobre ángel. Estaba teniendo muy poco control sobre su líbido y estaba teniendo pensamientos nada decentes con un ente sobrenatural etéreo, espiritual, ajeno a los apetitos de la carne. Y para colmo era un encanto, un tipo amable que se preocupaba por ella. Mierda, ella era una zorra. Él no se merecía nada de aquello. Él quería ser su amigo, quería ayudarla. Eso la deprimió aún más e hizo que creciera su enfado consigo misma, pero no iba a pagarlo con el ángel.

Justo en ese momento, una moto Harley pasó al lado del vehículo e hizo que alitas diera un volantazo para esquivarla. Ella se ladeó un poco en su asiento, pero como llevaba el cinturón de seguridad, no pasó de ser un simple vaivén.

Se quedó boquiabierta cuando Alitas se rió en vez de pronunciar el típico exabrupto que pronunciaría cualquier conductor mortal. Para su sorpresa aún mayor, alitas puso el intermitente para anunciar que se hacía a un lado mientras llevaba el coche hacia el arcén de la carretera. El conductor de la Harley hizo lo mismo, como si estuvieran sincronizados y se detuvo justo frente al cadillac.

-Quédate aquí, ahora vuelvo, es tan solo un minuto.-

Alitas le sonrió  y puso su mano en el muslo para tranquilizarla. Y ella dio un respingo en el sillón ante su contacto. Por Dios, su más leve contacto la hacía chisporrotear. Respiró profundamente e intentó disimular, mientras él salía del vehículo sin darle importancia a su reacción. O no se la daba o no quería dársela. El resultado era el mismo para ella, una prueba de que aquel ser era excepcional, nada terrenal y que ella era una pervertida por pensar en él de cualquier otra  manera.

Intentó controlar el súbito aumento de temperatura que su cuerpo estaba experimentando, respirando y diciéndose que tenía que pensar en las funciones que tenía la glándula hipófisis o en la longitud del cartílago hioides, cualquier cosa con tal de detener el subidón repentino de sus hormonas.

Pero se le ocurrió fijar la vista en el motorista al que se dirigía Alitas.
Tragó saliva.
Ahora sí que tenía las hormonas disparadas. Si antes no había tenido oportunidad de ver al conductor de la Harley, ahora podía verlo sin ningún tipo de problema gracias a la iluminación de los faros del coche.La luz enfocaba directamente a las dos figuras que hablaban entretenidamente de pie, una delante de la otra,  a un par de metros escasos de ella.Era como alitas, pero en rubio. Si había pensado que tenía al lado al macho más sexy de la tierra, no podía estar más equivocada. Ahora tenía a otro justo en frente de sus propias narices.


Se quedó absorta observándoles y deleitándose con los detalles del tipo, mientras los dos  hablaban. En un momento dado, el tipo giró su rostro hacia ella y la miró directamente a los ojos, a través del cristal. Se la quedó mirando intensamente, como si supiera lo que ella estaba pensando.

Enseguida se quedó muda en su cerebro. ¿Seria posible que el tipo fuese un Alitas II? Podría serlo, porque el macho rivalizaba con Alitas en cuanto a accesorios faciales, luz  y  atractivo. Pero sus ojos eran normales, ya que el tipo no llevaba gafas de sol y se le veían muy bien. Y tenía pupilas, unas que se estaban clavando en ella.

Mierda, era matemático. Enseguida se sintió atraída por Alitas II, como le había pasado con Alitas I. Ella adoraba los tipos con piercings y todo tipo de accesorios con aspecto de macarras y tipos duros.

Se revolvió en su asiento y se maldijo a sí misma . ¿No podía joderse más la noche?


Pues se equivocaba, sí que podía. Porque cuando Alitas volvió al vehículo, desde la ventanilla, le hizo una propuesta que la dejo aun mas jodida. Y podía sentir sobre ella la mirada de Alitas II sobre ella, una mirada nada celestial y muy, muy terrenal.

- Mi amigo nos invita a un nuevo local que han abierto aquí cerca. ¿ Que te parece si vamos a tomar algo con él?



***********************




Divia le dio un vistazo al local desde el asiento en el que estaba esperando. No era muy grande, pero estaba atestando de gente de todo tipo. Ni un club , ni un bar, ni una Discoteca, si no todo en uno y sin nada que se le pareciera. La música no sonaba estridente, pero permitía moverse si a uno le apetecía y se veía con ánimos de hacerlo en una pequeña pista central habilitada para ello, una pista que ahora estaba llena de gente moviéndose al son de la música de fondo. No era su tipo de musica pero no estaba mal.








Alitas y Ojazos la habían dejado sola mientras iban a la barra a pedir un par de cervezas para empezar la noche.

Ella había bautizado a Alitas II como Ojazos, mas que nada para no liarse en su linda cabecita. El nombre de Ojazos se lo puso porque el suyo propio no le hacía justicia, era de lo mas vulgar y encima parecía sacado de los libros esos Holandeses, con apellido incluído. Ojazos le quedaba mejor, porque tenía los ojos mas bonitos que había visto desde hacía tiempo, y Alitas II era demasiado predecible. Ojazos había aceptado el apelativo sin problema, mas divertido que otra cosa ante la descarada forma de ser de Divia. Eso es lo que le  había dicho a ella cuando lo oyó. Sus pesanmientos retrocedieron unos quince minutos.

Alitas no le había respondido en un principio, cuando ella, durante el trayecto, le había preguntado si Ojazos era uno de los suyos. Tuvo que insistir como un par de veces .

- Es algo parecido. Es uno de los de mi clase , pero diferente-

Vamos, que la explicación había sido de lo mas aclaratoria y la había dejado mucho mas instruida que antes. El ángel era un libro abierto cuando quería.

-¿ Y es indispensable llevar piercings para ser un ángel?-

La risotada de Alitas la había pillado desprevenida, pero luego la agradeció.

-No, no lo es.-

- Pues lo parece-. ¿ Y el resto de su cuerpo es como el tuyo?-

Oh, oh, La pregunta había salido de su boca sin poder frenarla porque sus hormonas seguían dictando su conducta. Malditas hormonas. Pero Alitas no se enfadó, para sorpresa de Divia, elevó la comisura de sus labios a la derecha y le guiñó un ojo

- Pregúntaselo a él mismo, Puede que te guste la respuesta- siguió conduciendo unos segundos antes de continuar hablando. - Él te gustará Divia. Es un buen amigo, que ha perdido a uno de los nuestros recientemente y que necesita distraerse. No esperaba encontrármelo, pero es un buen augurio el haberlo hecho. -

¡Oh cielos! Ella había querido morirse en el asiento cuando se dio cuenta que Alitas sabía exactamente lo que pasaba por su cabeza o al menos la parte que a ella mas la avergonzaba. Lo que no entendió fue la respuesta del ángel, una respuesta a la que ella le estaba dando vueltas ahora mismo en el club.

Lo primero que le había pedido a Ojazos fue que apagara también su interruptor con ella. Al principio  Ojazos se había sentido contrariado ante la petición, pero Alitas le había convencido diciéndole que estaba todo bien y que ella era de confianza. No sabía si en realidad lo había hecho, pero si no lo había hecho, estaba ignorando igual de bien que Alitas los pensamientos pecaminosos que aparecían en al cabeza de Divia al ver a los ángeles juntos. Y mas ahora que tenia una perfecta vista panorámica en dolby surround de los culos y las espaldas de los machos. Enormes espaldas enfundadas en chaquetas de cuero que hacían babear y suspirar a la mitad de las mujeres del local.

Oh si, ella podia ver desde donde estaba como todas esas mujeres estaban haciendo lo mismo que ella, babear y quedarse absortas observando a a aquellos dos hombres. No es que no hubiera mas machos en aquel lugar, estaba plagado, pero aquellos dos tenían algún tipo de magnetismo que hacía que las mujeres se giraran hacia ellos. Que fueran atractivos no influía no, era solo por su personalidad arrolladora. Si claro, y los cerdos tenían alas. Eran la cosa mas caliente que se paseaba por el club, y era una verdadera lástima que ninguno de ellos estuviera por los apetitos de la carne, porque los dos podrían ponerse las botas como decía esa frase hecha del medievo. Con ella como primera candidata de la cola, por supuesto.

Pero no había nada que hacer, eran ángeles, así que pasaban de todo eso.

No podía sentirse mas frustada. Estaba en un club de moda, con dos de los hombres mas atractivos del planeta, y no tenía ni una puñetera oportunidad de terminar con ninguno de los dos. ¿ Era o no era mala suerte? No solo estaba frustrada ella, su libido estaba atrapada en aquella relación de quiero y no puedo que la estaba haciendo hablar consigo misma en su cabeza una y otra vez mientras esperaba.

Al menos podía mirarlos de lejos para recordarlos perfectamente cuando tuviera sus fantasías románticas.

No se podía ser mas patética la verdad, suspirar por dos tipos que la veían igual que miraban a un zapato. Que golpe se había asestado a su autoestima. Divia no era la mas popular de sus amigas cuando salían, pero siempre terminaba la noche con uno o dos machos suspirando por ella. La Virgen Escribana la había dotado de unos generosos atributos femeninos en la parte superior de su cuerpo que ella no dudaba en usar cuando lo necesitaba. Unos atributos que solía llevar cubiertos y encerrados en sujetadores deportivos de ultima generación habitualmente.Excepto hoy.

Suspirando resignada, se reacomodó en el siento y se dedicó a fijar la vista en la visión de sus dos acompañantes esperando por las bebidas. Y lo que vio la hizo saltar perpleja en el asiento y creer
que estaba viendo visiones.

Una rubia impresionante, totalmente recauchutada de curvas generosas y vestido escueto, pasó al lado de sus dos compañeros de mesa que estaban hablando animadamente, y a Ojazos se le fueron los ojos, casi literariamente hablando, detrás de la rubia en cuestión. Sus ojos se fueron detrás de su  culo y las caderas que se contoneaban sobre unos tacones de vértigo. Alitas hizo lo mismo, pero mas riendo de la reacción de su amigo que devorando a la rubia con los ojos, como estaba haciendo Ojazos. Casi se cayó de la silla al ver como Ojazos sonreía de lado, comiéndose a la rubia mientras Alitas le hacía algún comentario al respecto.

No.podía.ser.

Pero ..¿ los alados no eran asexuales, asexuados o lo que sea claramente que no eran?

Oh Dios.  Eso si que era un verdadero golpe a su autoestima y a su orgullo de hembra y lo de antes eran tonterías.


De asexuados nada, eran terrenales, y podían tener apetitos y deseos como los mortales por lo que estaba viendo ella en esos momentos. Y a ella, a la Divia que estaba sentada en la mesa la habían mirado  como se mira a un florero, un zapato o el mantel de la mesa. Odió con toda su alma a la rubia y a todas las hembras del mundo . ¿ Porque a ella no la podían mirar de esa manera? Porque ella no era tan femenina ni tan atractiva como la rubia, y encima tenia un carácter de mil demonios. Y porqué negarlo, era una doggen. No una vampira ni una humana.

Se sintió fatal, tanto por haber perdido el tiempo centrando su atención en ellos como por ver como podían afectarle estas cosas a ella en un segundo. Esta no era la Divia que respiraba ayer, esta Divia estaba sintiendo las cosa de forma demasiado intensa desde que se había acercado a Alitas.

Suspiró.


¿ Porque las cosas no podían ser sencillas para ella?

   

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Despliega tus alas por Mary Blood se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España.

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