martes, 18 de septiembre de 2012
La furia y el dolor. Capitulo 1. Parte 2.
Capítulo I. Juego del destino.
Parte 2.
Phury
Miraba fijamente su expresión, al parecer decirle que íbamos a hablar la había convencido de que no la dañaría aunque seguía mirándome cautelosamente como si fuera a atacarla en cualquier momento. No me había fijado en su físico, no me había dado oportunidad en el momento en que intentó saltar sobre mí para atacarme. Pero ahora que la miraba, podía decir que era simplemente hermosa, ese carácter y esa mirada penetrante...Me obligué a devolver mis pensamientos a su lugar. ¿Que estás diciendo Phury? Me dije a mí mismo, no podía darme esa oportunidad de admirarla.
Aún en algún rincón de mi cabeza me preguntaba cuándo jodidamente había aceptado eso, ser el primale de la raza. ¿Había sido lo mejor que se me pudo ocurrir? El hechicero se reía sarcásticamente burlándose de mí, me lo merecía, lo sabía, por lo idiota que era.
Analicé toda la habitación y divisé un banco cerca de la enorme cama con el dosel, me acerqué y lo arrastré acercándolo a la cama para tomar asiento. Esto sería largo, pensaba. De reojo la buscaba para confirmar su mirada sobre mí, y en cierta forma eso me gustaba. Tomé asiento intentado organizar todas las ideas para ver por dónde iba a empezar. La invité a hacer lo mismo y ella se sentó a mi lado.
-No tengo idea de cómo empezar esta conversación, pero si vamos a realizar esta tarea para la cual fuimos elegidos, lo primero que quiero que sepas es que tienes mi palabra de guerrero, como Phury, hijo de Ahgony que no tengo intención alguna de dañarte, ni hacerte ningún mal - su mirada hacia mí se había vuelto... más tranquila.
Tenía un punto a mi favor.
-Por lo que veo y por tu reacción hacia mí, no creo que estés aquí por tu voluntad- continúe hablando con ella aunque no tenía ni puta idea que decir, su mirada hacía que se me perdieran las ideas y no sabía porque, me obligué a mi mismo a levantarme de ese asiento y alejarme un poco de ella. Me afinqué a la pared de la blanca habitación y esperé a que ella dijera algo, solo había hablado yo.
Payne.
Le observé hablar sin decir nada, en silencio, cubriéndome...más sorprendida que otra cosa. En mi vida habían sucedido muchas desgracias por la impetuosidad de mi carácter, y en ese momento decidí que primero le dejaría hablar antes de actuar. Cuando se levantó y se alejó de mí como si le incomodara mi cercanía, me sentí por un lado aliviada, no buscaba copular conmigo...Por otro lado extrañamente desanimada por eso mismo. Su voz era algo que no había oído nunca y sus palabras, cálidas y afectuosas, toda una sorpresa en un guerrero. Era un guerrero. Sin lugar a dudas, su fuerza y tamaño no daban lugar a otra cosa, pero sus modales eran exquisitos. Y tranquilizadores. Me sentí al oírle extrañamente tranquila, protegida.
–Intuye bien, Su Gracia, Phury hijo de Ahgony, no estoy aquí por mi propia voluntad. Fui golpeada para luego ser atada a esa cama y ser ofrecida a vos. No estoy aquí porque quiera estar. Y sin ánimo de ser irrespetuosa y ofenderle Sire, no pienso realizar voluntariamente esa tarea para la que fui elegida. Por eso fui atada, para que pudierais culminar la ceremonia sin resistencia por mi parte.-
Dije eso ultimo mirándole directamente a los ojos, encarándole pero con tranquilidad. Esas palabras habían surgido de mi boca fruto de la furia interna que tenía desde que había sido atada a la cama ceremonial. Mirándole detenidamente...ya no me parecían palabras tan acertadas. Los machos no habían sido de mi interés nunca, ni siquiera cuando huí a la Tierra para acabar con mi padre. No entendía aquello de lo que hablaban mis hermanas, pero con el macho que tenía frente a mí, era distinto. El poderío del Primale era innato y maldita fuese si no me parecía un macho agradable a mis ojos. No solo por su aspecto... lo que me parecía agradable era su forma de tratarme, de hablarme. Ningún macho antes me había tratado así. Pero yo era testaruda por naturaleza, y ser obligada a hacer algo era garantía segura de que no lo haría, aunque me muriera de ganas de hacerlo interiormente. Era por orgullo y por principios. Su cara de desconcierto al escucharme me hizo arrepentirme momentáneamente de mis palabras... y proseguí para intentar que entendiera la situación. Parecía que sería alguien que podría entender.
– Si os preguntáis porqué fui elegida yo en vez de una de mis hermanas que gustosamente accederían a ser montadas por vos - escuché un carraspeo por su parte al pronunciar la palabra- disculpad, Sire, tengo la lengua muy suelta... cubiertas por vos, os diré que lo ignoro. La directriz me comentó algo acerca de mi linaje y el vuestro. Que nuestra primera cría sería todo un orgullo para la raza. – sus ojos me miraban curiosos y entonces me di cuenta que no me había presentado ni él sabía de lo que le hablaba- disculpad mi falta de educación Su Gracia. Mi nombre es Payne y soy hija de sangre del Bloodletter.-
Phury
Escuchaba atentaba cada una de las palabras que decía. No era necesario que me dijera que era distinta a sus hermanas, eso lo había notado cuando me había quedado mirando su cuerpo, su estatura y también pude notarlo por su forma de expresarse, y eso sí me gustaba.
"Pero que estás diciendo Phury- me dije a mí mismo en la cabeza...- no puede gustarte. -"
Me sorprendí a la vez que me enojé frunciendo el ceño cuando me comentó que la habían atado en contra de su voluntad a esa cama. Tosí con un poco divertido cuando se refirió a que las demás elegidas con gusto querrían aparearse conmigo.
“Disculpad mi falta de educación Su Gracia. Mi nombre es Payne y soy hija de sangre del Bloodletter”.
La miré sin poder creer lo que me estaba diciendo…¿Hija Del Bloodletter? ¿Hermana de Vishous? Tampoco era extraño, el Bloodletter tuvo fama durante su vida de follar a diestro y siniestro con las hembras, y fue un hermano así que alguna elegida debió caer en sus manos. Pero era hermana de mi hermano. Ella notó que me había quedado sin aire por lo que me preguntó si me encontraba bien a lo que respondí rápidamente que sí.
-¿ Conoces a tu hermano de padre? Si tu linaje es el que dices, eres hermana de Vishous hijo del Bloodletter, el guerrero de la daga negra, mi hermano de orden. –Su cara era de total confusión. Habia acertado en su ignorancia. De repente se puso blanca, lívida y el aire circundante empezó a calentarse.
- ¿ Has dicho Vishous? ¿Vishous? ¿ Conoces a mi gemelo de sangre? Mi gemelo murió...mi mahmen...- de repente se quedó callada. El que parecía que no había oído bien era yo. Creí oír la palabra... ¿gemelo? Ratifiqué mis últimas palabras al ver como de sus labios salía un hilillo de sangre, se los estaba mordiendo de la rabia.
- ¿Gemelo? ¿Vishous es tu hermano gemelo? – La vi asentir lívida y con los ojos brillantes. Y con una creciente rabia en esos ojos diamantinos que ahora reconocía sin problemas.. Me acerqué más a ella para poder aclarar más las cosas. El que necesitaba ahora sujetarse era yo.
- Sí lo tienes...- me afirmé a mí mismo- y si eso te sorprendió, más lo hará saber que él iba a ser el primale. Yo tomé su lugar en el último momento.
El grito que ella dio rebotó en toda la estancia.
- ¿Él Iba a ser el Primale? ¿ Mi hermano iba a ...? ¡Ella lo sabía! Por eso me trocaron por mi hermana. ¡La mataré, juro que la mataré! ¡Como pudo hacerme esto también! ¡Voy a matarla! -
Miré como se acomodaba la tela que rodeaba su cuerpo y caminaba a la puerta hecha una furia, sabía que si la dejaba marcharse, todo iba a acabar muy mal. Si no había oído mal, al ser ella la gemela de Vishous era por ende también hija de la Sagrada Virgen Escribana. No esperé mas y tomé su mano atrayéndola contra mi cuerpo aprisionándola en mis brazos para detenerla. Pero el que me detuve fui yo, o fue el tiempo, cuando miré de cerca esos ojos. Parecían hipnotizarme. Su mirada brillante a la vez que sentía su cuerpo caliente contra el mío. Mi brazo alrededor de sus bien formadas caderas parecía arder, una corriente recorrió mi cuerpo por completo, y al parecer ella también lo sintió porque intentó moverse para zafarse de mí, cosa que no lo permitiría.
— ¡No puedes hacer nada! ¡O quieres que te maten a ti! ¡Tienes un hermano ahora! Y una misión, ¡ambos la tenemos! Aunque no estemos de acuerdo con ello ¿sabes qué es lo mejor o no? —sin esperárselo ella ni yo tampoco, tomé su mano y simplemente caminé afuera con ella.
—Nos vamos de aquí - le dije seriamente cuando llegamos al portal que conducía al otro lado - ¿Lista? –asintió estupefacta aunque sentía toda la rabia que sentía. Cruzamos juntos al otro lado y me dije a mí mismo: "¡estoy jodido!"
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