miércoles, 3 de octubre de 2012
FanFic La Furia y el dolor. Capitulo 2. Parte 1.
Capítulo 2. Revelaciones y decepciones.
Parte 1.
Payne
No creía que lo consiguiéramos. Creía que algo nos retendría y no podríamos cruzar al otro lado, pero nada nos detuvo. Cogida de su mano me dejé llevar como si de una muñeca me tratara... Mi cerebro estaba aún procesando sus palabras, pero la idea de irme del santuario era lo que más me urgía así que no hice nada por detenerle. Ya me preocuparía después de los detalles.
Tomamos forma en una habitación pequeña, en la cual las persianas estaban bajadas. Algo me dijo que el sol estaba en lo alto del cielo. El instinto de la raza. El escozor que entró por la base de la columna y se implantó en mi cerebro no era nuevo para mí. Miré alrededor al mismo tiempo que tomábamos forma y por el aroma que había en la habitación deduje que era la del macho. Olía como olía él... Él se giró hacia mí y me observó con esos ojos amarillos brillantes.
- ¿Estás bien? –
Me preguntó y asentí con la cabeza. No estaba bien, estaba lejos de estar bien. Mi corazón iba a mil por hora y la furia interna hacía que toda la piel me picara...pero no iba a parecer una hembra frágil y desvalida. No lo era. Se me atoraron en la garganta las palabras pero intenté recobrar la compostura. Me recoloqué la tela blanca sobre mi cuerpo y vi que él se sentaba en el borde de la cama que había en el centro de la habitación. Colocó sus codos sobre sus rodillas y peinándose hacia atrás con las manos ese maravilloso pelo tricolor que no había visto nunca antes, respiró profundamente. Estaba visiblemente preocupado.
Di un paso hacia él aún nerviosa, porque quería saber más de lo que me había contado...pero algo se enredó con mi pie. La dichosa tela blanca con la que intentaba taparme. Era demasiado larga de un extremo y mi pie había tropezado con ella. El tirón que di yo misma me hizo tropezar y tonta de mí, en vez de soltar la tela para mantener el equilibrio, la mantuve sujeta con mis manos en su lugar...el resultado fue que mi cuerpo cayó sobre el del macho. Él solo tuvo tiempo de separar sus brazos para cogerme y amortiguar el golpe contra él.
– ¡Virgen! -
La fuerza de la inercia hizo que los dos cayéramos hacia atrás sobre el colchón y terminé sobre él, sintiendo como mi pesado cuerpo encajaba sobre el suyo. Los dos nos miramos el uno al otro durante un segundo, en el cual no podría decir cual de los dos estaba más sorprendido y...sonrojado. El mundo pareció detenerse y sentí como una especie de conexión cósmica en aquella mirada. Oí como su corazón incrementaba su ritmo y como el mío hacía lo mismo. Las mejillas me ardían porque sentía toda su hombría en mi vientre, dura, palpitante a través de la tela de sus pantalones. Y Parcas del destino...mi cuerpo respondió inmediatamente a aquello. Un hormigueo empezó a confluir en mi bajo vientre y una deliciosa sensación se instaló entre mis muslos. Su abrazo protector se sentía cálido y no me molestaba en absoluto.
Pero eso fueron unos segundos. Tras los cuales, volví en mí y recordé donde estábamos y lo que había sucedido y el porqué de todo. Me levanté inmediatamente de encima de él sintiendo de repente el aire frío de la habitación.
Miré hacia abajo y la tela apenas cubría mis senos y mucho menos mi sexo. Intenté recolocármela presa de un absurdo sentimiento de pudor que antes no había tenido y sintiendo como un escalofrío me recorría. Entonces fui consciente del calor del cuerpo del macho que hasta hace unos segundos tenía debajo de mí, y me sonrojé aun más.
– Lo siento Su Gracia...no soy tan torpe habitualmente...-
Phury
Habíamos llegado bien de este lado, nos encontrábamos en mi habitación. Era normal, no tan grande como la de los demás hermanos, pero yo la prefería así. Tenía una enorme cama en el centro, la cual Fritz mantenía siempre arreglada y organizada. Mi mirada empezó a valorar de repente aquel lugar, como si no fuera a ser digno de ella. A la derecha se encontraba el armario con toda la colección de ropa, indispensable para mis gustos. “¿Pero que mierda dices Phury? ¡No es hora de estar pensando en tu ropa! Centré mi vista en Payne.
- ¿Estás bien? – le había preguntado, a lo cual rápidamente asintió. Pero sabía en mi interior que no lo estaba, lo podía notar en la expresión de su rostro y en la forma en que tenía sus manos unidas apretadas. Y oí a su corazón latir con fuerza.
Me giré un momento pensando cómo saldríamos ahí fuera, y como iba a presentarla ante los demás, sobre todo ante su hermano. Cuando la sentí avanzar y enredarse en aquella cortina que cubría su cuerpo haciéndola tambalearse hacia delante, rápidamente avancé hacia ella para sostenerla. Cuando cayó sobre mí empujándonos a ambos hacia la cama, mis manos se aferraron a su cintura y cuando levantó su vista hacia mí, todo se detuvo en el tiempo. Mi respiración y movimientos, el latido de mi corazón se hizo más fuerte. No podía apartar mi vista de aquellos ojos tan hermosos, por instinto propio mi mano se movió un poco, quería tocarla y acariciar su mejilla pero se levantó rápido disculpándose, sus mejillas estaban sonrojadas, su respiración era igual de rápida que la mía.
Sin poder evitarlo miré su cuerpo cubierto por aquella cortina, no dejaba nada a la imaginación. Podía notar la curva de sus pechos así como de sus bien formadas caderas. Se levantó de repente como si un resorte la hubiera activado.
Giré mi mirada cuando escuché su disculpa.
—No te disculpes, no fue tu culpa –le sonreí y me levanté de la cama acercándome al armario detrás de ella. Lo abrí y tomé una de mis camisas Channel, eran las más grandes así que era perfecta. Yendo de vuelta donde estaba, la coloqué sobre sus hombros sonriéndole. Me miraba estupefacta - así estarás más cómoda - mi mano se movió como si se gobernara sola y tomó un mechón de su pelo colocándolo tras su oreja. Un estremecimiento la recorrió por entera.
Me separé de ella, dejándole espacio, privacidad y pude ver por el rabillo del ojo como terminaba de acomodarse la camisa tras girar mi cuerpo dándole privacidad.
-Estoy lista su Gracia –la escuché decir y la miré sonriéndole por el trabajo que había hecho con la ropa. Se había acomodado la camisa dentro de la cortina, tras volverla como una especie de falda que se apretaba más a su cuerpo.
Por mucho que me gustara su aspecto con mi camisa y esa tela transparente, no era un atuendo con el cual presentarla al resto de la familia. En unos minutos Fritz trajo un vestido azul mar que podría haber pertenecido a Marissa por el corte, largo y pegado a su cuerpo. Me maravilló la capacidad del doggen de calcular su talla tras observarla tan solo unos segundos. El tiempo de espera me sirvió para centrar las ideas y poner un poco de orden en mi mente.
- Creo que es mejor que encaremos esto juntos. –le dije señalando con mi cabeza la puerta y el exterior de aquella habitación. Le ofrecí mi brazo saliendo fuera, para lo que nos esperaba allá abajo. Estaba seguro que muchos ya sabían de mi regreso. Había pedido a Fritz que les avisara y convocara en el recibidor. Lo que no sabían era que traía compañía conmigo, y no quería esconder nada de lo sucedido a mis hermanos.
Bajamos las escaleras hacia el enorme vestíbulo, y ahí estaban todos los hermanos. Wrath en el centro con su shellan a su lado. Formaban un círculo perfecto. Cuando llegamos al ultimo escalón, podía sentir sus miradas sobre nosotros clavadas. Era solamente ver a Payne y denotar el parecido con Vishous. Giré a verlo y estaba congelado mirándonos. No se movía, tampoco hablaba. Yo estaba a la espera de algún comentario, de alguna acción. Sostuve con más fuerza el agarre del brazo de Payne y le miré dándole a conocer que estaba con ella. Cuando ella avanzó de repente hacia delante, no la pude detener, solo observarla y esperar .
Payne
Le seguí sin decir nada cuando decidió salir de la habitación. Le seguía casi con confianza ciega... aún tenía mucho por preguntarle y sin ningún motivo ni lógica, confiaba en él. Aquello estaba yendo tan rápido…El cuidado con el que me trató cuando se preocupó por vestirme me desarmó. Y fui yo la le había observado a él mientras me vestía con aquella prenda que le pertenecía. No me había buscado con la mirada, simplemente había apartado su mirada de mí. Me había respetado.
Este macho estaba ganándose a cada minuto que pasaba mi aprobación y ya no me parecía tan mala la idea de aparearme con él.
Aunque me avergonzaba reconocerlo, yo había notado que era phearson, no pude evitar que mi mirada cayera en su entrepierna. Pero eso solo así que podríamos consumar la ceremonia...¡Oh Parcas! ¿En que estaba pensando? Si unos minutos antes le hubiera matado con que solo me hubiera tocado con uno de sus dedos en el santuario. Dejé a un lado aquellos pensamientos y le seguí sin hablar, buscando inconscientemente respuestas.
Cuando vi el grupo que estaba esperándonos al final de aquellas escaleras casi se me hizo un nudo en el pecho. ¿Estaban ahí por nosotros? Definitivamente. El macho que bajaba conmigo era el Primale, la mayor Gloria de la raza. Pero ignoraba que en la tierra el Prímale tuviera el mismo poder que en el santuario, solo la que me engendró estaba por encima de él. Pero eso no era lo que rondaba en mi mente en ese momento. Mis ojos buscaban la evidencia de la revelación que el Prímale me había dicho. Un atisbo de esperanza estaba creciendo en mi corazón.
Vishous. Había dicho que Vishous estaba vivo. Que Vishous era un miembro de la Hermandad. No podía ser de otra manera si estaba vivo. Era el hijo del Bloodletter y una elegida, maldita fuera…la mejor elegida de todas.
Todos nos miraban en silencio, pero yo solo buscaba a uno...y le encontré. Buscaba una cara idéntica a la mía, y la vi en aquellos ojos plateados que me miraban con desconfianza. No pude soportarlo más, el control nunca fue una de mis virtudes. Di un paso al frente sintiendo todas las miradas puestas sobre mí, casi temblando y sintiendo como las lágrimas se me quedaban encajadas en la garganta. ¡Era él! Era verdad! Estaba vivo...mi gemelo, mi otra mitad... Estaba vivo. Lo supe en el fondo de mis entrañas, cuando la conexión invisible que teníamos de niños de nuevo apareció. Avancé casi sin darme cuenta cubriendo la distancia que me separaba de él.
- ¿Hermano?-
Levanté un brazo hacia él, pero mi movimiento se quedó congelado cuando de sus labios solo surgieron las siguientes palabras, con recelo en su mirada.
- ¿Quién eres tú?-
Sentí de repente el abrazo tranquilizador del Prímale sobre mis hombros. Y lo agradecí. Las piernas estaban temblándome como nunca y el corazón se había detenido en mi pecho.
Phury
Todos se habían quedado petrificados al verla, todos habían notado el parecido que tenía con V. Era solo verla y notarlo de inmediato. Todos estaban conmocionados, todos menos su hermano que seguía como una estatua. Payne avanzó hacia él, obviamente emocionada.
- ¿Hermano?-
La escuché decir mientras su mano se extendía para tocarle
- ¿Quién eres tú?- fue la escueta respuesta de Vishous. Me acerqué hasta ellos y rodeé los hombros de la hembra con mi brazo. No iba a dejarla, a simple vista se notaba que apenas se mantenía de pie por la emoción. Y un extraño sentimiento de posesión me invadió. Tomé cartas en el asunto.
–Ella es Payne hija de sangre del Bloodletter, tu hermana Vishous, y mi primera compañera –
-¿Mi hermana? –Preguntó él nada convencido y con hielo en su voz - ¿Tengo una hermana?—Su tono de voz fue irónico y su reacción fue igual a la de ella. Apretó los puños tan fuerte que temí que se quebrara los nudillos. Payne a mi lado estaba esperando una respuesta de su parte. Notaba como su piel hormigueaba.
- Esto no puede ser, Yo no tengo hermanas. Ya sabéis todos quien es mi mahmen – Fue tan brusco como rápido. Payne bajó su mirada, yo me mantenía a su lado. La acerqué contra mí haciéndole notar que no estaba sola, porque el amargor del momento lo notaba hasta yo.
-Es tu hermana Vishous. Créeme. Estaba presa en el santuario de las elegidas - por fin él se dignó a mirarnos y se acercó.
-¿Presa? ¿Por qué? –Vishous no era muy dado nunca a hablar, pero esto era demasiado escueto incluso para él. En ese momento, Payne soltó mi brazo y salió hacia delante. Lo siguiente que dijo nos dejó aún más petrificados si cabe.
-Por cometer el peor de los pecados. Matar a nuestro padre-
Todos hicimos el silencio. Todos la miramos, incluso yo, que no conocía esa parte de la historia.
Payne:
Todo el cuerpo me temblaba y no tenía ni idea de donde había sacado la entereza de avanzar y hablar. El rechazo de mi gemelo me estaba hiriendo en lo más profundo. No me recordaba.
¿Como iba a hacerlo? Con tres años fue llevado con nuestro padre. Levanté la barbilla muy digna sabiendo que todos me observaban. No estaba orgullosa de lo que había hecho, fui tremendamente castigada por ello, y nunca hacía alarde alguno de mi crimen. Era el peor cometido por un miembro de la raza...pero en mi desesperación por la negativa a reconocerme de Vishous, había respondido a la pregunta sin pensar. Ahora lo único que podía hacer era encarar la situación como quien yo era. Una hija del Bloodletter.
Miré a todos al frente y vi el anillo negro del rey en el dedo del macho de melena negra. Debía ser Wrath hijo de Wrath, el actual rey de la raza. Sin perder la compostura, incliné mi cabeza hacia él en señal de saludo...pero enseguida me enderecé y me decidí a hablar. Carraspeé antes de pronunciar palabra, y no me comporté como una elegida a la usanza, hablé como lo que era.
– Permitid que me presente yo misma. Majestad, Sires...Mi nombre es Payne y soy hija de sangre del Bloodletter. El bloodletter tuvo muchas crías hembras bastardas con innumerables hembras - hice una pausa para tener fuerzas para proseguir- pero yo no soy una de ellas. Cuando nací no lo hice sola. Mi hermano gemelo y yo nacimos del vientre de la elegida Analisse tras haberse apareado con éxito con el hermano de la daga negra . Mi hermano de sangre es la única cría varón que engendró el Bloodletter – la voz no me tembló, ni siquiera pestañeé, pero las piernas hacían un gran esfuerzo por no flaquear. Jamás había alardeado de mi linaje y ahora, era lo único que tenía frente a todos aquellos vampiros presentes. Ironías de la vida. Nadie osaba decir nada y encaré directamente la mirada de mi hermano, que seguía impasible mirándome. - A la edad de tres años mi hermano fue llevado con nuestro padre y yo fui dejada en el santuario. A través de los cuencos de visión, las elegidas podemos acceder a la vida de nuestros allegados. –
Me ahorré el comentario de decir lo que vi en la vida de mi gemelo.
- Creí ver la muerte de mi gemelo en una de las visiones, a manos de nuestro padre, luego confirmada por Ella - todo el mundo entendió a quien me refería cuando dije Ella. - Y me escapé del santuario para realizar el ahvenge de mi hermano. Maté al Bloodletter y fui condenada por la que me engendró a estar encerrada en una crisálida inanimada hasta hace unos días. He estado siglos inanimada – sin darme cuenta me había ido hacia atrás de nuevo buscando el apoyo del cuerpo del Primale, que me sostenía. Nunca antes había contado la historia de mi vida de esa manera...y era una historia pobre, me di cuenta en ese momento. Mi hermano me miraba parpadeando.
– Mientes-
Lo dijo de forma tan fría que creí sentir como se helaba mi corazón en consonancia. La furia se encendió en mi interior. Algo que me sucedía cuando algo me incomodaba. Tragué saliva e hice algo que nunca creí que haría, encarar con furia a mi gemelo. Y tratarle como a un desconocido.
– No oséis llamarme mentirosa, Vishous hijo del Bloodletter...como elegida mi palabra es ley. Si no entendéis eso, entended la llamada de la sangre.-
- No miente Vishous, huelo la verdad en ella - dijo de repente el que yo había identificado como el rey. Vishous apenas se movió cuando al final dijo.
- La recordaria…si fuera en verdad mi gemela, la recordaría. – Se giró y se dirigió a los otros machos- Me voy. No tengo porqué aguantar esto.- Sin decir nada, desapareció del rellano y de mi vista. Me sentí desfallecer y con unas tremendas ganas de llorar. Pero no iba a hacerlo, y menos frente a tanto auditorio. El abrazo de Phury se intensificó y me sentí confortada como nunca antes lo había sido. Le sonreí con los ojos brillantes. En esos momentos, el Primale, el macho que había estado decidida a matar y al cual me habían emparejado a la fuerza, me pareció el ser más maravilloso del mundo.
Phury
Me sorprendió oír todo lo que Payne contaba, como había matado a su padre, como había sido separada de su hermano... lo decía como si fuera un acontecimiento más. Hasta la entendía, no debió haber sido nada fácil para ella. La voz de Vishous me centró en la realidad.
Levanté mi cabeza furioso por como actuaba y me entraron ganas de seguirle para decirle un par de cosas, cuando sentí una mano apretar mi brazo. La miré y sin decir nada la atraje hacia mí envolviéndola en un abrazo. Lo necesitaba, estaba a punto de derrumbarse ahí mismo.
Los demás no decían nada, solo observaban. Podía escuchar cómo se iban alejando mientras mi atención se enfocaba en aquella hembra, era lo mejor por ahora. Su cuerpo temblaba contra el mío. Decidí que lo mejor era llevarla arriba y descansar un rato. La voz de Wrath sonó enmedio del silencio.
- Phury, ven a verme cuando hayas acomodado a tu compañera. Tenemos que hablar.-
Asentí a mi rey y hermano. Tomé la mano de la elegida y la guié escaleras arriba nuevamente a mi cuarto, o ¿debería decir nuestro cuarto? Aún no sabía qué pasaría respecto a nuestra unión. Luego de entrar al fin habló.
- Gracias - fue todo lo que dijo. Me senté a su lado.
- Escucha Payne, V tampoco ha tenido una vida fácil, es difícil para él asimilar todo esto así. Sólo dale tiempo y verás como él mismo viene a buscarte. -
Me miró fijamente, con algo de tristeza en sus ojos, esos ojos que me encerraban .Me pareció la cosa más hermosa y triste del mundo. Solo quería confortarla. Era como una especie de hechizo sobre mí. Por segunda vez en ese día, no pude evitarlo y mis dedos se movieron por sí solos hacia sus mejillas. Su piel estaba caliente. Rocé mis dedos en ella y por instinto acerqué hacia delante mi rostro. Ella no se movía, pero sospechaba que ella intuía lo que yo quería hacer. Tal vez tuviera suerte y no me detenía o en cambio me daba una buena patada en las pelotas. Pero iba hacerlo de todos modos.
Me acerqué mas hasta tener sus labios solo a centímetros de los míos. Cuando al fin se tocaron, sentí como si algo hubiera explotado en mi interior, un profundo calor me llenó completamente. Me acerqué un poco más hasta que mis labios se posaron completamente en los de ella y sentí como hacía lo mismo correspondiéndome. Sentí sus tiernos labios, suaves contra lo míos. Su sabor era alucinante, exquisito…..no sabía que era nada de lo que sentía pero era lo más maravilloso que alguna vez había probado. Rodeé sus hombros con uno de mis brazos atrayéndola más hacia mí… No sabía que pasaría de ahora en adelante, solo el tiempo lo diría. El futuro se definiría por sí mismo.
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