lunes, 29 de octubre de 2012

La Furia y el dolor. Capitulo 2. Parte 2.Dulce Intromision



 La Furia y el dolor. Capítulo 2. Parte 2.  Dulce intromisión.






Payne

La dulzura con que posó sus labios sobre los míos me dejó totalmente desarmada.

Mi mente estaba en estado anormal por el rechazo de mi gemelo y lo siguiente que sucedió... Me dejé llevar por su Gracia.  En ese momento me sentí tan falta de alguien, que no quise pensar, no quise  racionalizar nada... ni el rechazo de mi gemelo, el que yo consideraba mi otra mitad ni la reacción tan protectora, cariñosa y amable del Primale.

Solo me dejé llevar.
Había ahogado tanto las lágrimas a los pies de la escalera que se quedaron atrapadas en mi  garganta. No dejándome casi  articular palabra. Tan solo pude decir un escueto gracias cuando el Primale me habló con aquella melodiosa voz y con esos ojos  brillantes ambarinos.

Y el  suave roce de sus dedos en mi cara me provocó algo que no esperaba sentir nunca y menos en esos momentos. Me sentía desgraciada, presa de mil y una emociones y ninguna  positiva,  con ganas de llorar y gritar... pero ese sencillo gesto me calmó. Para mí fue como un bálsamo de frescor en medio de una ola de rabiosa ira que pugnaba por salir a la superficie. 

Nadie me había tratado en mi vida con la dulzura con la que me trataba aquel macho, nadie me había tratado tan bien como lo había hecho él en todo momento. Y Parcas del destino si no era un espécimen de guerrero digno de admirar.

Allí abajo, frente a todos aquellos que eran sus iguales...su fortaleza y determinación habían brillado sobre los demás. Incluso por encima de aquel que era mi gemelo de sangre.  Phury, hijo de Ahgony  el nuevo Primale era con mucho el mejor macho que había habido en aquella sala.

Su aura se había elevado por encima de todo y de todos, incluso del rey, como dictaba la ley que debía de ser. Y para mí, en ese momento, ese macho era todo lo que mis ojos y mi corazón veía.

Yo no había sido tocada antes por ninguno, a ninguno dejé nunca acercarse tanto, pero cuando acercó sus labios a los míos, oh dioses, lo deseé. En mi interior deseé que lo hiciera, no sabía si era porque jamás había sido besada por nadie o porque en ese momento necesitaba cada onza de amor y cariño que cualquiera pudiera ofrecerme...los motivos me tuvieron sin cuidado, lo que quise fue que lo hiciera.


Y lo hizo. Me besó. Y fue lo más dulce que sentí jamás. Ni las delicias en el santuario, ni la leche cremosa con miel que a veces se escanciaban en las plegarias...el sabor de sus labios no podía compararse a  nada que antes hubiera probado. Y quise más. Cuando me atrajo  hacia él, algo estalló en mi interior y quise más de él. Más de todo aquello. El pesar por mi hermano y los sentimientos de ira quedaron rezagados a un lado, y en su lugar una  energía vibrante recorrió todo mi cuerpo.


No sé de donde saqué ni la idea ni la agilidad ni nada de lo que hice después, pero me moví y me coloqué sobre él, sentada a horcajadas, en el borde de la cama... profundizando aquel beso que me daba, introduciendo mi  lengua en su boca. No sabía lo que estaba haciendo, simplemente me estaba dejando llevar por lo que  mis instintos estaban en ese momento clamando.


Le abracé fuerte mientras le besaba y  me pegué a su pecho, sintiendo como zarcillos de energía inundaban mis terminaciones nerviosas y mis pechos empezaban a sentirse hinchados, sensibles donde estaban mis pezones. Jadeé en su boca y respiré profundamente mientras no perdía sus ojos de vista. Me miraba con gran sorpresa.

– ¿Sire?  ¿He hecho algo incorrecto?-


Phury


No podía describir en aquel momento lo que sentía, sus labios se amoldaban a los míos perfectamente, el calor de su cuerpo contra el mío era lo correcto.Entreabrí sus labios recibiendo ese beso tan cálido proveniente de ella.

En un determinado momento se subió sobre mis piernas a horcajadas sobre mí. No la detuve, la necesitaba, la necesitaba a ella. Mis manos se posaron automáticamente sobre su cintura acercándola más a mí sintiendo como el beso se profundizaba entre ambos.La sentí temblar contra mí.

Nos giré suavemente,  recostándola sobre la amplia cama, rodándola hasta colocarla en el centro y la miré directamente a los ojos.

- No hiciste nada incorrecto…eres tan perfecta – le susurré suavemente antes de continuar besando sus labios ya rojizos por los besos. Me dejé llevar por lo que sentía dándole paso a mi lengua en su boca uniéndola a la de ella en una batalla interior.

Mi mano bajó hasta su pierna y le miré a los ojos.

-¿Puedo? – ante un asentimiento de ella me deshice lentamente del cierre de su vestido y lo abrí acariciando tu tersa  y suave piel.

Cerró sus ojos, la miré,  besé su mejilla y recorrí todo un camino de besos hasta su cuello, delicadamente. Nunca había tenido a una hembra así en mis brazos y sabía que ella no había estado con nadie… debía ser delicado con ella.


Su piel ardía y la mía por igual cada vez que me rozaba contra ella, era como la unión de dos volcanes a punto de estallar. Regresé hasta tomar nuevamente sus labios, esta vez haciendo del beso más intenso,  levanté su pierna e hice que la enredara en mi cintura, sus mejillas sonrojadas hacían que mi miembro se pusiera más duro, solo de verla.

-Eres hermosa Payne –le hablé al oído sintiendo todo su cuerpo estremecerse contra el mío.-

Mis manos se deshicieron completamente del vestido observando detenidamente cada minúscula parte de su cuerpo, sus hermosas piernas bien formadas, le miré a los ojos y la besé nuevamente.

- ¿Quieres que me detenga?-



Payne

No, no quería que se detuviera. Todo lo que me estaba haciendo era pura delicia. Cuando me dijo que era hermosa, las lágrimas casi brotaron  de mis ojos. Nadie me había tratado de aquella forma y nadie había nunca conseguido que mi cuerpo ardiera de esa  manera.

Su boca era ambrosía y su lengua me provocaba unos instintos que no sabía que tuviera.  Me hacía sentir amada, querida...hermosa, y me miraba con veneración. ¡Parcas del destino! Mi corazón latía desbocado en mi pecho lleno de algo que antes no esta ahí dentro.

Mi pierna alrededor de su cintura  hizo que me humedeciera entre las piernas de forma inusitada y casi me levanté presa del pánico si no hubiera recordado aquellas lecciones de la directriz a sus ehros que yo me afanaba en no escuchar. Mi cerebro se interpuso durante un segundo a mi cuerpo y la idea de alejarme de él y de todo lo que conllevaba aquello casi dominó la situación...casi.

Su boca en mi piel mandó bien lejos las pequeñas intenciones de alejarle de mí. Solo le quería sobre mí, en mí. Pensamientos de esa boca en cada parte de mi cuerpo estaban haciendo que mi bajo vientre se calentara y empezara a latir un segundo corazón entre mis piernas.

Mojada y latiendo. Como una hembra debía estar. Atrás estaba la pena y el dolor por no ser correspondida por mi hermano, atrás quedaba la ira por ser obligada a  hacer algo que no quería. Solo estaba presente  este macho que me hacía sentir especial. Yo quería esto...y lo quería con él. No  me veía en esta misma situación con otro macho, sólo este  podía estar en mis pensamientos y por ende, entre mis piernas y mi cuerpo. Porque le quería  en mi cuerpo.

– No Sire...no quiero que os detengáis - y mi piel entonces empezó a brillar bajo su cuerpo calentando el ambiente.  Y su aroma especiado empezó a densificarse y extenderse por mi cuerpo. Mi cuerpo respondió inmediatamente a su estímulo olfativo humedeciéndome más. Me removí bajo su cuerpo y le abracé con las dos piernas mientras  me acomodaba en su entrepierna notándola dura contra mi sexo y elevaba mis caderas.

Era puro instinto porque no sabía que fuera capaz de hacer nada de lo que hacía y se sentía condenadamente bien . Parecía una gata en celo bajo su enorme  cuerpo...pero no podía detenerme. Le acaricié esos musculosos bíceps tentada de lamer toda esa piel que tenía cubierta por ropa que en ese momento me pareció todo un estorbo. Me impedía tocarle.

– Sire, vuestra ropa... ¿Puede quitarse o debe  quedar sobre vuestra piel?-



Phury

Dios….esto era definitivamente el puto cielo. Pensé en detenerme al principio, que no debía forzarla, acorralarla a algo que ella no conocía, pero justo como me sentía ahora me era imposible parar. Su cuerpo comenzó a brillar contra el mío, irradiaba un calor enloquecedor para mí, sentir la piel de su cuello contra mi boca me hizo soltar un gemido de lo más profundo.
Su piel, sus labios, todo de ella era afrodisíaco para mí.

– Sire, vuestra ropa... ¿Puede quitarse o debe  quedar sobre vuestra piel?- sonreí ante su inocencia cuando me lo dijo.
–  Se supone que debe ir fuera – le susurré al oído acariciando su pelo.

La dejé en la cama quedándome de rodillas. Desabroché mi camisa sacándola de mí, su mirada sobre mi pecho desnudo me fascinaba. Me liberé de  mis pantalones y regrese a mi puesto sobre ella, sentía mi miembro a punto de estallar, esta hembra me enloquecía, me hacía querer hacer cosas inigualables.

Su cuerpo tibio contra el mío hizo despertar sentimientos en mí que jamás había sentido, mis labios se apoderaron nuevamente de los suyos en un caliente pero intenso beso. Esta vez me correspondía con más confianza. Por la Virgen Escriba, ¿que era todo esto en mi cuerpo?  Estaba a punto de estallar.

Mis manos se movieron por sí solas hasta el valle de sus senos, hasta tener sus gloriosos pechos ante mi vista. Bajé mi rostro hasta ellos y con una de mis manos tomé uno delicadamente dándole cortos besos a su alrededor. Gemía, arqueaba un poco su espalda, sus manos apretaban el edredón y yo me dedicaba solo a complacerla, suavemente. Es lo que ella merecía, amor, lo denotaba.

Me apoderé de su pezón, mordiéndole la punta tirando un poco de él sin dejar de besarlo, me dediqué por igual a su otro pecho, hasta que bajé más hasta su vientre, plano, hermoso como ella. La miré, mis labios entreabiertos por el placer que sentía tenerla así, le besé toda la extensión de su vientre. Su piel ardía completamente.

- Quiero tomarte Payne , me lo permites....-le dije en su oído suavemente dejando cortos besos por él y por su cuello- eres preciosa….tu esencia, tu olor, es capaz de enloquecer a cualquier macho. -

Esperaba su respuesta, debía tomarla, la deseaba pero ella era quien decidía.



Payne

Mi respiración se aceleró. Sus palabras eran todo lo que una hembra quería oír alguna vez..Y que secretamente yo también había deseado oír. Hasta ese momento no había creído  que mereciera ninguna de esas palabras y  el Prímale  acababa de concederme la oportunidad de sentirme hembra por primera vez en mi vida. Y qué fácil parecía siendo  arcilla en sus manos... En  mi  interior sentimientos  distintos crecían  sin poder controlarlos.


Una hora antes habría matado a cualquier macho que estuviera haciéndome esa proposición...ahora, todo mi cuerpo hervía bajo el cuerpo de uno que estaba metiéndose en mi piel y más adentro, en mi corazón. La Payne de hace una hora quería gritar y echarle lejos, romper todo lo que tuviera a su alcance...estaba desgarrada por todo lo sucedido, porque todos querían decidir por mí y algunos incluso me rechazaban. Pero esa misma Payne estaba fascinada porque ese gran guerrero que la tenía entre sus brazos. El padre de la raza  me estaba dejando decidir. Él me había dejado decidir en todo momento, no estaba obligándome  a  hacer nada que no quisiera...estaba segura de ello. Y por eso mismo la decisión de mi mente fue acorde con la que sentía mi corazón y mi cuerpo.

Phury hijo de Ahgony acababa de ganar mi corazón  sin saberlo...estaba dándome una libertad que jamás en la vida había tenido. Y me la ofrecía en bandeja. Así que hice uso de ese privilegio que me daba.

– Por favor, Su Gracia... hacedlo...quiero que lo hagáis. No os preocupéis del dolor, a mí no me preocupa.-

Y dejé de pensar y solo actué. Me  arqueé hacia él para que no hubiera dudas al respecto y con mi cuerpo totalmente expuesto, abrí mis piernas debajo de él acunándole en mi sexo,  elevando  mis caderas invitándole. Mi cuerpo estaba totalmente preparado para él desde el mismo momento que había empezado con sus besos en mi cuerpo.

Verle  quitarse la ropa me dejó sin aliento. Su enorme cuerpo iba a cubrir el mío  por completo, y era un hermoso cuerpo: ancho, vigoroso, esculpido en músculo y poderoso. Era el Prímale, no había duda. Y era phearson,  cuando sus pantalones dejaron su cuerpo y le vi totalmente desnudo y listo para mí, el pecho se llenó de  un calor que  me envolvió. Que un macho como él respondiera así a mi cuerpo  me llenó de una gran satisfacción femenina como antes no había sentido.

Aprecié  de reojo la alteración  en su pierna, pero cualquier herida le hacía de más valía a mis ojos. Era un guerrero curtido en batallas...¡oh dioses! Eso encendió aún más el calor de pecho, parecía que algo iba a explotar en mi interior. Cerré la boca para que no viera mis colmillos ya extendidos ya que no quería parecer la hembra poco femenina que en realidad era.  Los colmillos debían mostrase en su momento oportuno, no antes, así se nos había enseñado.

Y me dejé llevar por mis instintos, dejando a mi cerebro tras una puerta encerrada Solo quería sentir, sentir como nunca me había sentido. Abracé su espalda con mis manos mientras se movía sobre mí en un movimiento lento, suave, cadencioso. Era un macho sin igual, delicado y cariñoso. Busqué yo sus labios y tras saborearlos de nuevo, sentí como  llevaba la punta de su miembro  a  mi entrada, deslizándose por  aquella deliciosa humedad que él me provocaba. Jadeé de placer, una corriente eléctrica estaba chisporroteando en mi vientre.
No sabía ni como conseguiría hablar. Se detuvo cuando yo sentí  un ligero dolor y gemí. Quise tranquilizarle porque sabía que podía con ese dolor y con más.

– Sire, debéis haber complacido a muchas hembras en vuestra vida. Sois un regalo para cualquiera de ellas - mi voz se oyó entrecortada, entre jadeos.

 Phury

¿Qué me había hecho esta hembra? Cada parte de mi cerebro estaba a punto de estallar. Cada vez que mi pecho rozaba con los suyos mi piel ardía. Antes no habría hecho esto, siempre había sido respetuoso con las hembras de mi raza, ahora no me conocía.  Ya no era  el mismo Phury mojigato de antes, ella lo había cambiado todo. En cuanto escuché sus palabras le miré a los ojos diciéndole:

—Nunca he estado con  ninguna hembra antes Payne….- noté sus ojos sorprendidos y luego un toque de alegría en ellos. Le sonreí por igual y besé sus labios en un tierno beso, mientras mi mano se deslizaba por su cuerpo tocándolo, yendo mas allá .

Mi mano se internó entre sus piernas, sentí su  gemido contra mis labios cuando la toqué en ese lugar. Pero sabía que le gustaba, así que no me detuve en ningún momento y continúe acariciándole. ¡Dios! Era tan deliciosa.


Le miré a los ojos con deseo, estaba completamente excitado no podía pensar. Bajé por su cuerpo dejando cortos besos en toda la extensión del mismo hasta situarme entre sus piernas. Le sonreí un poco calmándola y besé su centro. Ella se estremeció y dio un pequeño salto.

Su suave piel, el olor de su excitación me estaba enloqueciendo, estaba completamente húmeda. Abrí suavemente sus labios vaginales con mis dedos, lo último que quería era asustarla,  y los besé por igual. Luego los rocé con mi lengua en un movimiento circular.

Sus gemidos, suaves, música para mis oídos inundaban la habitación entera. Continué yendo más allá, mis caricias siendo más rápidas. Mi lengua rodeó su clitoris, dándole cortas lamidas. Subí  nuevamente por su cuerpo hasta cubrirlo con el mío, y me dediqué a besar sus labios mientras mi rodilla abría sus piernas.

- ¿Estás lista? –le susurré en su oído.

No hay comentarios:

Publicar un comentario