domingo, 16 de agosto de 2015

En la piel del Lobo. capítulo 3. By Calista.


CAPITULO 3



Viene de capitulo 2.

Calista suspiró mientras terminaba de vestirse apresurada con unos jeans ajustados y desgastados, una camiseta roja y borcegos.  Kyra llegaría en cualquier momento a buscarla para ir a ver departamentos en venta.

Luego de lo sucedido en el Santuario hace dos días, su hermana la había llamado por teléfono y luego de preguntarle como estaba, más el típico regaño de hermana mayor durante el cual apartó el teléfono del oído, su siempre sabia hermana, le había sugerido que buscara casa propia.Según ella, le ayudaría a ser más responsable y cuidadosa; no siempre habría un lobo que la rescatara y la llevar a casa le había dicho con un dejo de enojo.

Ciertamente según Nádia, Gise y su hermana, Fang había sido nuevamente el caballero de brillante armadura que se había dado cuenta de su estado y la había llevado a casa, dejándola sana y salva.

Claro, nadie le había explicado del horrible dolor de cabeza y las nauseas que había tenido por varias horas esa mañana.

Se paró frente al espejo del tocador y se recogió el pelo en una coleta mientras recordaba.

Fang la había llamado al día siguiente para ver como estaba. Había notado el esfuerzo del lobo para no reírse, había sentido su sincera preocupación, pero a pesar de todo no había podido evitar las esporádicas carcajadas cuando le contaba lo que sucedió la noche anterior.

Oh Dioses, pensó, todavía tenía que disculparse con Jericho , se dijo mientras se estiraba para alcanzar el celular que estaba sobre la cama.

Justo en ese momento Nádia abría la puerta de la habitación para verla desaparecer entre la cama y el tocador al caer del taburete.

Luego de una sonora carcajada y mientras ella se ponía de pie molesta, el ángel le dijo:

—Juro Calista que voy a extrañar tus torpezas —le dijo mientras sacudía la cabeza y le ayudaba—. Tu hermana llamó recién al teléfono del departamento para avisar que tuvo un pequeño inconveniente y que manda un reemplazo para la búsqueda de departamentos y que estés preparada a la misma hora, o sea dentro de unos minutos —finalizó mientras le guiñaba el ojo y la dejaba nuevamente sola en la habitación.

Resignada,  tomó finalmente el celular y marcó el número de Jericho. Al escuchar el contestador, en forma nerviosa le dejo un mensaje disculpándose por el mal rato en el Santuario y le prometió que lo iba a compensar.

Tomó la mochila y se dirigió a la sala, eso si, para no perder la costumbre, tuvo que volver sobre sus pasos porque una de las tiras de la mochila la detuvo abruptamente al quedarse enganchada por el picaporte.

Quiso gritar exasperada. ¿Dioses,  alguna vez en la vida podría dejar de ser tan torpe? Pensó mientras soltaba un gemido. Oh querida mía dijo la vocecita, no pidas imposibles…



Fang conducía velozmente su moto Kawasaki GTR 1400 negra por las calles de Nueva Orleans.

Dos días habían pasado del episodio de Calista con la Sprite. Sonrió al recordar los acontecimientos de esa noche, y la llamada del día. La había llamado para ver como se encontraba y lo había atendido con la voz ronca por el sueño, todavía se encontraba en la cama le había dicho y eso había disparado su imaginación, sin mucho trabajo, obviamente; la había imaginado en la amplia cama blanca, con el cabello desordenado…

¿Qué eres lobo?¿Masoquista? se regañó, estás por pasar el día con la que dices es tu única amiga, así que ahora mismo deja de desvariar, baja de la moto y encuéntrale pronto un lugar donde vivir finalizó mientras estacionaba frente a las puertas del edificio de Nádia. Se apeó de la moto y con paso perezoso fue a buscarla.


Calista fue a abrir la puerta mientras se sacaba los auriculares del Ipod, esperando ver quién sería su niñera esta vuelta. En su interior tenía un leve presentimiento, no había mucha gente en la que su hermana confiara. Así que, cuando se encontró mirando los ojos color avellana de su amigo, sólo pudo sonreír con picardía antes de saludarlo con un abrazo y un sonoro beso en la mejilla que provocó el sonrojo de ambos; le daba ternura ver como el lobo no se acostumbraba aún a sus muestras de afecto.

Cogió la mochila y salieron del departamento. En el ascensor estuvieron discutiendo sobre el lugar que visitarían primero.

Cuando estaban saliendo del edificio, sacó el papel donde tenía anotadas las direcciones pero cuando levantó la vista, no pudo contener el grito de alegría al ver la enorme moto negra estacionada.

Fang rió encantado al ver la reacción tan espontánea de Calista.

—Pecas,  llegó el día de tu primer paseo en moto —le dijo mientras le tendía el casco.

Calista lo tomó encantada, se lo puso y esperó que el lobo subiera a la moto. Lo miró. Quedaba tan guapo montado allí; tenía un aspecto rudo, todo vestido de negro a juego con la moto.

Tomó la enorme mano que le tendía su amigo y se ubicó en el asiento de atrás.

Fang tragó en seco al sentir el curvilíneo cuerpo apretarse al suyo, adaptarse a cada parte de su cuerpo .Con un dejo de voz, le dijo sin voltear:

—Cal sujétate a mí, que con la velocidad de la moto y tus antecedentes de accidentes, no quiero perderte por el camino —completó la frase mientras arrancaba la moto.

Mala, mala, malísima idea, lobo gimió para sus adentros mientras se endurecía cuando sentía que las delgadas manos se deslizaban por su estómago y pecho y lo sujetaban con suavidad. ¡Diablos!

—Sabes Pecas, no vas a quebrarme si te sujetas con un poco más de fuerza —bromeó, mientras la vocecita interna continuaba lo que no se animó a decir en voz alta… Por favor deslízalas mas abajo. Sacudió la cabeza y se dirigieron a la primera dirección de la lista.

Calista amaba la sensación de velocidad que recorría su cuerpo, eso, más sentir cada parte de suya amoldada al duro cuerpo de Fang , simplemente era el cielo. Antes que pudiera tomarle el gusto, se detuvieron enfrente de un antiguo edificio.

Entraron y recorrieron el lugar aunque ni bien llegaron Calista supo que no era lo que quería y Fang lo notó,  así que cortésmente se despidieron del agente, prometiéndole ponerse en contacto si cambiaban de parecer.

Así se pasaron por 2 edificios más. Siempre encontraban algo con Fang, dentro de todo agradecía que la hubiera acompañado porque compartía sus opiniones y le deba las suyas sin tapujos. Así los fueron descartando; poca iluminación, edificio muy antiguo, ubicación en barrio peligroso, habitaciones muy pequeñas.

Así fue como cerca de medio día, Fang aparcó la moto frente a un edificio de ladrillos vista en el French Quarter, era la última dirección que tenían, el barrio tenía buena aspecto pensó mientras le tendía la mano a Calista para que bajara de la moto.

Toulousse Street 815 decía el pequeño cartelito que se encontraba al lado de la puerta.

—Ésta es la dirección —le dijo a Fang mientras entraban.

En el momento que entraron al departamento la joven lo supo; era un espacioso departamento de 3 dormitorios que ocupaba un piso entero. Recorrió junto al agente inmobiliario las 3 habitaciones, eran espaciosas, bien iluminadas, cada una tenía su propio baño y eran un sueño, la cocina era lo único que estaba amueblado, los últimos artefactos electrónicos y de amoblamiento destacaban convirtiéndola en el sueño de cualquier chef.

Fang adivinó sus pensamientos porque con una sonrisa la llevó a un costado, lejos de los curiosos oídos del agente y le dijo:

—¿Llamo a tu abogado?

La joven sonrió.

—Sólo si prometes ayudarme a cambiar el tono de pintura de la habitación de huéspedes —le dijo con picardía y añadió—. Igual no te libras aún, lobo, tengo que elegir los muebles, así que el paseo en moto aún sigue —finalizó mientras le guiñaba un ojo.

Fang se puso a ultimar los detalles con el agente. Luego de unos minutos y una llamada telefónica de por medio se acercaron a ella con sonrisas en el rostro.

—Señorita su abogado ya se encuentra en la oficina revisando los papeles de la venta, mañana mismo puede comenzar a mudar sus muebles a su nueva casa, dejaré las llaves con el portero —le dijo mientras asentía en gesto de despedida y se marchaba.

Calista bailó feliz en el medio de la vacía habitación, ante la mirada complacida del were.

—Mi casa,  Fang —una sonrisa le iluminaba el rostro—. Mi hogar —le dijo mientras los ojos le brillaban emocionados.

El lobo comprendió la profundidad de esas palabras, todo lo que ellas implicaban para la joven que nunca había tenido eso. Simplemente se acercó y la abrazó con fuerza feliz de ser él quien compartiera este momento tan especial con Calista.

Carraspeó incómodo tratando que disolver el nudo que se le había formado en la garganta, con voz ronca le murmuró sin soltarla, con su lado masoquista disfrutando de tenerla tan cerca.

—Ahora, a llenar el estómago y reponer fuerzas para lo que ya estoy imaginando será una laaarga tarde de compras —suspiró resignado mientras la tomaba de la mano y se dirigían al exterior—. Mujer estás logrando algo que nadie ha podido lograr y juro que me voy a cobrar esto.-

Promesas… promesas dijo esa molesta vocecita en el interior de la joven.


Dos Horas después.


Salieron del Restaurante completamente satisfechos. Todavía miraba a Calista con asombro y una sonrisa incrédula en el rostro, mientras la recorría con la mirada.

—Diablos mujer, juro que no tengo idea de donde va a parar todo lo que comes —le dijo antes de subir nuevamente a la moto.

Calista se frenó avergonzada.

—¿Me estás diciendo sin cortesía que como demasiado? —Preguntó bajando la vista hacia su cuerpo y pasando las manos sobre el plano vientre—. Lobo realmente necesitas clases de cortesía ¿sabes? Que sea tu amiga no quiere decir que tenga que tolerar estos comentarios —le dijo enfurruñada.

Fang soltó una sonora carcajada, antes de tenderle la mano, hacerla subir y ponerse el caso, sin antes soltar un último y ácido comentario.

—Pecas, no hay nada más atractivo para un hombre de verdad que ver una mujer con apetito y pecando de machista, luciendo de la forma que lo haces, es en lo que menos debes preocuparte —gruñó la última frase al sentir que las pequeñas manos se apoyaban en su pecho—. Ahora a comprar tus muebles —finalizo arrancándole un gritito de felicidad a la joven al ponerse en marcha a toda velocidad.

Habían recorrido todos los lugares posibles. La casa estaba totalmente amueblada, hasta en el mas mínimo detalle de decoración, pero a pesar de eso, Calista aún lo arrastraba por más lugares gimió completamente extenuado.

—Cal, no lo tomes a mal, pero no creo que nada más entre en el departamento —le dijo mientras la miraba con ojos suplicantes—. Qué te parece si nos detenemos y…

La joven sacudió la cabeza mientras abandonaba el negocio, obligándolo a seguirla.

—Todavía no encontré la cama que quiero para mi cuarto Fang.  Ninguna de los juegos de dormitorio que vimos me gustó para mi cuarto —le decía mientras seguían caminando, y trataba de no llevarse por delante a nadie. Los pies le dolían como el demonio pero quería su juego de dormitorio ¡Maldición!

Fang le tomó la mano haciéndola frenar bruscamente provocando que golpeara con la mochila a un hombre que pasaba, quien la miró con cara de pocos amigos haciendo que bajara la vista avergonzada y se acercara más a él.

—Pues si me hubieras dicho eso hace dos horas, Calista, nos hubiéramos ahorrado el dolor de pies —le murmuró mientras la llevaba de la mano a dos calles de donde estaban y se detenían frente a un negocio de aspecto antiguo—. Te tengo una sorpresa,  Pecas —dijo mientras entraban al negocio que estaba tenuemente iluminado.

Parpadeó una vez para acostumbrarse a la luz del lugar y siguió al lobo, tratando de ignorar el cosquilleo y el rubor que le provocaba ir caminando de la mano con él, ni siquiera lo había notado, pero durante todo el día se habían manejado de la misma forma. Se detuvieron y la joven miró sobre el hombro del were.

—Lo vi ayer, y como imaginé que debías comprar muebles… En realidad lo ví y me hizo acordar a ti —confesó algo avergonzado—. No es que la cama me haga acordar...

No pudo terminar la frase porque Calista lo abrazó con fuerza.

—Fang me encanta —le dijo con una sonrisa feliz—. Es totalmente algo que elegiría para mí, cielos lobo me conoces tan bien, el tallado es tan delicado, con un toque romántico… —Comentó mientras se acercaba y acariciaba la enorme cama de 3 plazas de roble tallado, siguió caminando y se sentó en el taburete frente al tocador haciendo juego—. Definitivamente , lo llevo —murmuró parándose tan rápidamente para ver al vendedor que se tropezó con la pata de la cama.

Si no hubiera sido por los rápidos reflejos de su amigo, hubiera caído.

—Pecas ¿Qué voy a hacer contigo? —le dijo mientras la ayudaba a mantener el equilibrio.

—¿Dejarme ir a pagar por el juego de dormitorio que elegiste antes que otro se lo lleve? —dijo mirándolo con picardía.

Se sorprendió al ver como la mirada del lobo se oscurecía con enfado.

—Es mi regalo Pecas —le dijo enfurruñado—, no te traje a verlo para que después termines pagando por él, es MI regalo para tu nueva casa —puntualizó mientras los ojos color avellana chispeaban con una mezcla de enojo y cinismo.

La joven lo miró alegremente sorprendida haciéndole ruborizar al sentir que exploraba las profundidades de su alma con la mirada. Antes de acercarse y acunarle la mejilla con la mano, antes de arruinar el momento al decirle con picardía:

—Sabes lobo, cualquier otra persona no sabría que decir ni como actuar ante esto, algunos hasta podrían llegar a temerte, pero como te conozco más de lo que crees y soy tu amiga, te voy a decir dos cosas —le dijo mientras le apuntaba el pecho con un dedo— Uno: es el regalo más bonito que me han hecho, muchas gracias —terminó la frase dándole un sonoro beso en la mejilla— dos: te hace falta rasurarte, pareces un buscapleitos con tanta barba, bigote y cabello largo —dijo haciendo un puchero de lo mas sexy con los labios.

Sorprendido se apartó levemente.

—Eres la primer persona que me dice eso, pero por otro lado ¿que tiene de malo? Soy un hombre atractivo y la barba y bigote me dan un toque…

Se interrumpió al ver la mirada asombrada de la joven que sacudía incrédula la cabeza.

—Fang sabes que te adoro, y sí eres un hombre atractivo pero tanto pelo no deja que se vean esas facciones de hombre atractivo que dices tener —le confesó con frescura—. Es más, lo voy a poner interesante. Pagamos el juego de dormitorio y me dejas conducir la moto —vio que el were abría la boca para protestar y puso un dedo sobre sus labios—, si llego al departamento de Nádia sin que la moto se pare una sola vez salvo que deba hacerlo en los semáforos…

—Y siempre y cuando no nos matemos en el transcurso —interrumpió el lobo sarcásticamente.

Calista lo miró brevemente pero aceptó el comentario.

—Está bien, siempre y cuando no nos suceda nada y no nos matemos en el viaje —continuó repitiendo las palabras del were como si fuera verso— te rasuras mañana mismo .i la moto se para bajo cualquier circunstancia antes de llegar,  nos olvidamos la apuesta y hago lo que me pidas. —dijo mientras lo miraba seria esperando su reacción.

Fang estrechó la mirada y preguntó con sospecha:

—¿Lo que quiera? ¿Estás segura? —preguntó mientras su mente se llenaba de imágenes pecaminosas, que obviamente se habrán reflejado en su rostro porque

Calista le golpeó el hombro con el puño, sin siquiera lograr que se moviera.

—¡Lobo! Realmente vas a hacer que me sonroje ¿Qué te pasa? Somos amigos —le dijo un poco en broma y un poco en serio.

—Mujer de poca fe —le dijo riendo—. Si gano me debes una cena en el Restaurante que mí me gusta, y conste, pagas tú Pecas —terminó la frase mientras observaba como uno de los vendedores se acercaba a ellos.

Esto se va a poner muy bueno pensó para sus adentro, ya podía paladear la deliciosa cena en su restaurante preferido; es más, se le hacía agua la boca y no solo por la comida, gimió satisfecho.

Quince minutos después Fang Kattalakis no podía salir de su asombro. Realmente aún no podía creerlo. Sabía que en el momento en que se bajara de la moto comprobaría que no era un sueño, Calista los había llevado de vuelta a los de Nádia y la maldita moto no se había parado ni una sola vez. No es que no hubiera disfrutado el viaje, fue toda una experiencia haber acomodado su cuerpo al de la joven, sentir el redondeado trasero, apoyado sobre esa parte de su cuerpo que se había estado sufriendo durante todo el día… Y cuando apoyó una mano en la pequeña cintura de la joven y otra en su plano vientre, le faltó poco para aullar.

Su cuerpo le pedía a gritos que tomara el de la diosa, pero su mente mandaba en rojo la advertencia de lo que significaría para su amistad si metía la pata de esa manera.

Por otro lado, aún no sabía como lo hizo pero la joven había manejado la moto con una destreza que conociéndola, no era propia de ella, pensó desconfiado mientras observaba como lo miraba desde la acera con una sonrisa de deleite en el rostro, los ojos brillantes y hamacaba el casco en la mano.

Calista no podía creer su suerte. No sólo había logrado llevarlos sanos y salvos a destino, sino que le había ganado la apuesta a Fang, ahora el lobo no tenía escapatoria y debía rasurarse pensó con deleite, mientras lo miraba.

Fang se bajó de la moto y la miró con desconfianza renovada.

—¿Cal donde aprendiste a manejar así? —preguntó con suspicacia.

Calista arruinó el efecto de confianza cuando el casco escapó de sus manos y fue a parar a los pies del lobo que con esto descartó cualquier desconfianza que asomó levemente por su cabeza, la joven diosa no podría ser tramposa jamás y mucho menos mentirle, por más ganas que tuviera que se rasurara. Suspiró resignado. Era lobo de palabra.

—Pues te estuve observando, de qué otra forma lo haría —le dijo Calista como si fuera lo más obvio del mundo—. Lobo, mañana cuando vengas a ayudarme con lo de la mudanza...

—¿Así que estoy encargado de eso también? —le preguntó en forma socarrona interrumpiéndola.

—Por supuesto, ¿que no están los amigos para eso? —preguntó borrando cualquier otro comentario—. Eres mi amigo ,lobo, y como eres mi amigo y fuiste encantador conmigo, me ayudaste a elegir mi hogar, elegir mi cama —la voz le tembló levemente cuando mencionó lo último—, y mañana por la mañana vendrás rasurado y muy bonito a ayudarme con la mudanza para que pueda…

Fang sacudió la cabeza mientras con una carcajada interrumpía el monólogo de su amiga.

—Me rindo Pecas —le dijo mientras se acercaba y la besaba en la mejilla rápidamente y se montaba en la moto— Nos vemos mañana Pecas, te llevaré a tu nuevo hogar —finalizó mientras con un rugido potente de la moto el lobo se perdía en la oscuridad.

Calista quedó de piedra en el lugar, le costó reaccionar. Fang nunca la había besado por iniciativa propia; siempre ella daba el primer paso y él se había acostumbrado a eso, pero esta era la primera vez que la besaba primero. Fue un gesto natural de despedida pensó contenta con el logro, por fin su amigo dejaba entrever que las puertas que encerraban a su corazón la dejaban entrar. La mejilla aún le cosquilleaba.

Tarareando una cancioncita entró al edificio feliz de los cambios que en solo un día su vida había sufrido.


Ay Calista y no sabes cuántos más te esperan en poco tiempo…


Continua en Capitulo  4




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