viernes, 16 de agosto de 2013

Raíces de sangre. Bloody Roots. Capítulo 1, parte 3. Cuando el destino nos abofetea.






DOS DÍAS MAS TARDE:


 La hembra despertó como de una ensoñación e intentó moverse, solo para darse cuenta de que todo el cuerpo le dolía por la brutalidad con la que había sido tomada.

Intento incorporarse sobre sus brazos, solo para darse cuenta de que sus huesos estaban rotos, y que no podía respirar. Su traquea estaba casi aplastada y no solo tenia sangre entre las piernas, si no también por el cuerpo y por toda la cama.

Estaba al borde de la muerte encima de esas pieles ensangrentadas y giro los ojos con furia hacia el macho que dormía a su lado.

Ese mal nacido la había tomado como lo hacia con todas las hembras, sin diferenciar lo que era follar o matar, para el siempre serían  la misma cosa.


La rabia empezó a inundarla desde dentro, y haciendo acopio de todas sus fuerzas estiró la mano para posarla en la piel del macho.

Ahora ya la había servido. ¿ que sentido tenía dejarlo con vida? Nadie tenía por qué ser testigo de lo que había ocurrido entre los dos y cuando empezó a concentrar todo su poder en la palma de su mano, se congeló en el sitio.

El olor a especias estaba por toda la cueva y junto con la sangre seca que cubría su cuerpo, estaba aquel olor...sobre ella y dentro de su cuerpo y Annalisse ahogo un gemido.

- Maldito bastardo ¿ me has marcado? ¿ ¡ A mi ! ?  -



Su grito de rabia retumbo en las paredes de piedra y sus ojos chispearon cuando se enfrentó a la mirada azul oscuro del macho que tenía al lado.
 La voz chillona de la hembra lo había despertado. ¡Maldita comadre! Era como todas las hembras , una histérica.

En medio de la ensoñación, se dio la vuelta poniéndose de espaldas a ella, sin hacerle ni el mas mínimo caso, quizá así dejara de gritar como una energúmena

- Como a todas. Os marco a todas porque todas sois ganado para marcar. Incluso tu..." Virgen" - soltó una carcajada-  Bueno, eso de Virgen ahora no da lugar ¿ tendremos que llamarte " la  no Virgen escribana? -

Se retorció de la risa del chiste que el solito había sido capaz de hacer. Sintió como el aire se calentaba a su alrededor y se puso serio, con todas sus alarmas encendidas en su cabeza. Tal vez no había sido buena idea abusar de la paciencia de una Diosa que era capaz de hacerte desaparecer de este mundo con un solo pensamiento.

- Hicimos un trato hembra, y hasta yo sé que estas sujeta a leyes que hasta tu tienes que cumplir. Un trato es un trato, y una promesa es una promesa. Ahora, sé una buena hembra y lárgate. Dentro de cinco años me traes a mi hijo, y a poder ser, no me lo vuelvas un sarasa mientras está contigo. Será un Bloodletter, así que mejor que lo sepa desde que nazca-

Y se recolocó mejor para volver a conciliar el sueño.
 Ella utilizó la rabia que manaba de su cuerpo para sanarse las heridas y de un salto se levantó de la cama, tirando con fuerza de la piel de oso que tenia debajo y haciendo que el macho rodara con el impulso y cayera al suelo de bruces. Había aplicado parte de su fuerza sobrenatural ,porque su cuerpo  material habría sido incapaz de haberlo hecho.


- Son mis leyes y puedo cambiarlas cuando me plazca-  Era mentira pero el macho no tenía porqué saberlo .- Ya tengo lo que vine a buscar de ti...y nada me impide calcinarte hasta los huesos.-


 Levantando un brazo, lo olió y arrugó la nariz asqueada.

- Menos mal que en cuanto dé a luz, haré que este cuerpo muera, por que si tuviera que soportar tu olor el resto de mi eternidad,posiblemente terminaría vomitando cada día.-
 

Se dio la vuelta, arrastrando la piel de oso con ella, dispuesta a irse.El macho en el suelo  se debatió en maldecir o en levantarse y matarla con sus propias manos...pero estalló en carcajadas.

Demonios.La hembra lo había hecho reír. No se lo creía ..hacia una eternidad que nadie le hacia reír. Una lengua mordaz en un carácter y porte orgulloso. Un porte que él estaba ansioso por doblegar.

También quería matarla por haberle tirado al suelo como si de un saco se tratara, pero si la mataba...no habría cría y probablemente, ella cumpliría su amenaza de calcinarlo. Todas las hembras eran unas histéricas. Incluso las divinas. Prefirió quedarse en el suelo y  seguir con el ataque de risa

- Haz lo que te dé la gana con ese cuerpo," Analisse"..mientras cumplas lo prometido, y engendres a mi vástago... la verdad es que eres una hembra divertida, servirías de bufón en la corte de Wrath-

 El bloodletter se sentó y se pasó la mano por el labio que se había partido al caer. El sabor metálico de su sangre lo puso duro como una roca. al igual que el carácter endemoniado de la hembra.

- Anda golfa, ven aquí y móntame que te haré chillar de placer...si en el fondo te gusta mucho mi verga, mucho mas de lo que quieres reconocer..." Virgen"- Annalisse se paró en seco al oír las palabras del macho presa de la rabia, pero  una idea perversa cruzó su mente.

¿ Así que el Bloodletter quería jugar? Bien, pues ella también quería.

Alzó una ceja, y sabiendo que el contoneo de sus curvas lo dejaría embobado, empezó a andar hacia el, moviéndose como si estuviera echa de gelatina.

Sus manos fueron a sus pechos, que acunó mientras andaba hacia el.

- Oh...si...Sire. ¿ os imaginais lo que esta " golfa" tiene para su Sire? -

 Llegó a su altura y con su delicado pie, subió por el muslo del macho acariciándolo, y el gimió, mordiéndose el labio con sus propios colmillos.

El pie de Annalisse siguió subiendo hasta llegar a su saco y una vez allí pisó con fuerza, concentrando su poder allí mismo, sonriendo

- Como vuelvas a llamarme golfa, te dejo sin tus joyas de la corona, Bloodletter.-

Dijo ella agachándose y cogiéndolo del pelo. No podía negar que ese juego la había excitado y ahora su centro palpitaba con un extraño deseo que nada tenia que ver con su necesidad.Este cuerpo, extraño para su esencia divina, parecía tener vida propia.


 Un macho normal estaría acojonado ante aquello. Un macho normal estaría pidiendo clemencia de rodillas ante esa hembra, que aunque hecha carne..era la madre de todos. Un macho normal besaría el suelo por el que pisaba...pero él no era un macho normal.

No iba a mostrar ningún signo de debilidad, no lo había hecho frente al mismísimo Omega, no lo haría frente a ella.

Simplemente dejó que sus colmillos se extendieran, que su miembro hablara por él mismo y se pusiera como un mastil de barco y de un rápido movimiento cogio  el talón de la hembra, tiró con fuerza hacia él, provocando que perdiera el equilibrio y terminó con ella atrapada, debajo de su cuerpo . Metió sus dedos en su vulva de forma invasiva y sonrío de forma perversa.

- Estas mojada hembra, muy mojada...asi que eres una golfa de las que a mi me gustan. ¿ Creiste que era un insulto? -  El beso que le dio fue invasor, demoledor...con el objetivo de dejarla sin sentido, sin aliento y demostrarle que el que aquí mandaba era él.

Mas tarde,se daría cuenta que jamas había besado a una hembra como la besó a ella, es mas, el no besaba.Analisse era la primera. Pero en ese momento, ciego de lujuria lo que quería era devorarla, enterrarse de nuevo en ella y hacerla gritar de placer y dolor, por supuesto.

Metió su poderoso muslo para separar sus piernas mientras dos de sus dedos entraban en su interior haciendola gemir. Mierda, también era la primera vez que se preocupaba por provovar placer a una hembra. Se intento convencer a sí mismo que era sin duda por poseer el control de su cuerpo..si, el solo quería controlar su cuerpo, nada mas. El grito que salió de su garganta cuando su espalda dio contra el suelo, no fue de miedo, si no de puro éxtasis cuando el enorme macho sostuvo su pelo en un puño e invadió sus labios de una forma que ella nunca hubiera imaginado.

El empujaba con sus colmillos y su lengua contra sus labios y en un acto reflejo, abrió las piernas, cuando el se las separó con su muslo.

Sentir aquellos enormes dedos en su interior la hacian sentirse temblorosa y extraña y arqueando su cuerpo contra el del macho, clavó sus afiladas uñas en sus costados.

- ¿ Que me estás haciendo? ¿ que clase de tortura es.. ? Ahhhhh... Por el santo...-

 Annalisse sintió como su cuerpo se estremecía cuando él capturó sus pechos con sus dientes y apretó, provocando que sangrara.

El fluido que salía de entre sus piernas tenía que ser fuego líquido, por que ni en mil años hubiese imaginado que ese dolor le estuviera proporcionando las sensaciones que sentía.

Ninguna de esas cosas había ocurrido durante el apareamiento y se sentía extraña y vulnerable y subiendo sus uñas hasta el pelo del macho tiro con fuerza, obligandolo a mirarla.

- He preguntado que que es lo que me estás haciendo...-

 Gimió antes de lanzarse a por sus labios, mordiéndolos totalmente fuera de sí.

 Al macho le soprendió la ferocidad de la hembra

- ¡Y yo que se! Las hembras siempre estais con esas preguntas que no hay manera de responder. Ya tengo dolor de cabezaaagh....-  no podia hablar mucho mas, la hembra le estaba devorando los labios y avasallando. 

Normalmente las hembras quedaban destrozadas y exhaustas despues de su asalto, pero esta...¡demonios! Lo puso mas duro que una piedra y la sangre empezó a hervirle en las venas queriendo mas de ella. Su cuerpo era frágil como el de las elegidas, pero al mismo tiempo era fuerte, porque estaba tomando las riendas .

Ni hablar.

La cogió por sus manos y se las juntó sobre la cabeza, para controlarla. Ella parecía ansiosa y hambrienta. Rugió de rabia por la inmovilización.

Él se quedó unos segundos observándola, viendo como su pecho subía y bajaba intentando recuperar el aliento.

- Aquí mando yo, hembra, y...-

 De repente entró por la puerta de la cueva un macho enorme que los interrumpió, observándolos sin mucho interés, pero con urgencia en su rostro.

- Sire...disculpad la interrupción pero...-

 El Bloodletter levantó su rostro hacia él y gruñó rabioso.

- ¡Voy a arrancarte los intestinos y hacerme un cinturón con ellos para colgarte enmedio de la plaza del campamento! ¿ Como osas interrumpirme? ¡¡Estoy tomando a una hembra en su necesidad !!
¿ No lo deje claro hace dos dias?-

 El macho rubio de pelo largo que lo miraba, estaba visiblemente nervioso por  haber provocado la interrupcion e ira de su Sire, pero carraspeó y habló de nuevo.

- Lo se , Sire - inclinó su cabeza- pero esto requiere de su presencia. Se ha avistado un pueblo contaminado por la lacra restrictora. No os habríamos molestado de no ser importante. He esperado todo lo que podía esperar-

El bloodletter rugió y gruñó mostrándole sus dientes al macho.

- ¡Maldita sea!- Los ojos de la hembra se convirtieron en rendijas ante la mención de los engendros de su hermano. El Omega y aunque todo su cuerpo palpitaba de deseo, miró fijamente al macho que tenía encima y le habló con voz suave, intentando no ser oída por el otro vampiro rubio que los observaba desde la entrada de la cueva.

- Mátalos... Mátalos a todos . No dejes que ni uno solo de esos restrictores escape con vida, Bloodletter.

 Miró al macho que tenia sobre ella y que inmovilizaba sus manos y sintió rabia por no poder hacer nada contra los "hijos" de su hermano.

Ella había venido aquí con un propósito, y ahora que ya lo tenía, quizás debía marcharse.

Sus hijos nacerían y cuando crecieran serían el azote de la sociedad lessering. Nada podía salir mal. Nada, solo que en cuanto volvió a mirar a los ojos del fiero macho, sintió que su corazón daba un vuelco y eso, no era absolutamente para nada algo que entrara en sus planes para crear a una nueva raza.




É
l miró con asombro a la hembra que tenía debajo. Estaba tan ávida de sangre como él, y en sus plateados ojos se estaban reflejando los mismos deseos de destrucción. De repente el aroma a especies efluyó de nuevo hacia ella y él maldijo.

Maldita fuese. Apestaba a macho vinculado y eso era algo que no podía permitirse el lujo de ser. Pero la hembra había tocado algo dentro de él con esa avidez de sangre y esa orden, que gustoso iba a cumplir.

Gruñó exasperado pero la soltó.
Y saltó hacia atrás levantándose y corriendo a cubrir el cuerpo desnudo de los ojos de su lugarteniente con la piel de oso que había sido lanzada al suelo. A esta hembra solo la veía desnuda él, al menos de momento.

- Por esta vez voy a olvidar tu osadía, pero la próxima vez serás macho muerto- dijo gruñendo al rubio en la puerta.

- Vistete, hembra... y si aun puedes andar puedes irte del campamento. También puedes servirme como las otras, tu decides donde quieres estar. Si cuando vuelvo estás en mi cama, terminaré lo que he empezado.-

No le dio oportunidad a responder, dio un grito y dos hembras menudas entraron en la cueva,apartando sus ojos de Analisse y de los dos machos . Prestas, corrieron a servir a su amo , vistiéndolo a toda prisa.

El macho rubio mantuvo su vista sobre el Bloodletter,sin atreverse a mirar a Analisse.

Cuando estuvo vestido, las hembras se fueron como llegaron, en silencio y rápidas. El bloodletter se ciñó las cintas de cuero de su armadura y antes de salir giró la cabeza y observó a la elegida por encima de su hombro. Quizá no volviera a verla nunca y quería mantener su imagen grabada en su retina. Incorporándose sobre sus manos, ella vio como el macho se iba y algo extraño recorrió su cuerpo.

Esa sensación. Ella había venido a buscar la simiente del macho, pero había conseguido mucho mas que eso.

Ese olor, impregnándola por dentro y por fuera ,las ansias de beber de el y de marcarlo como suyo . No, eso no era para ella.

Haciendo acopio de todas sus fuerzas, se levantó dispuesta a irse, dándose cuenta de que si se marchaba ahora, quizás no volviera a verlo jamás en esa forma carnal, pero recogió su túnica negra, que estaba hecha jirones en el suelo y tras mirar por encima de su hombro el lecho donde el la había servido, se aseguró de que nadie la veía y se desmaterializó hacia el templo.

Enseguida que llegó allí, se dio cuenta de algo que su astuta mente no había predecido. ¿ como podía ser eso posible? Si quería conseguir que el embarazo llegara a término, tendría que conservar ese cuerpo y no podía quedarse en el templo, junto con las otras elegidas sin que ellas descubrieran quien era ella. ¿ Como se le podía haber pasado por alto ese pequeño detalle? Podía borrar la memoria de sus hijas después, pero no quería alterar tanto la estructura cerebral de su progenie, que era la perfecta.

Con determinación, volvió a desmaterializarse en la cueva y dejando caer la túnica al suelo, hizo aparecer cadenas en sus manos y en sus pies y cuando una de las muchachas que servían al vampiro entro y le pregunto quien era ella, Annalisse sonrió con un deje de tristeza en su rostro.


- Soy Annalisse, la nueva. El Sire me ha dicho que no salga de esta cueva.


Continuará....







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