martes, 21 de octubre de 2014

Cena Eterna . Especial Halloween 2014. By Pandora León.



A mi amigo Lou, porque se le extraña…

Me divertía de lo lindo esa noche.

¿Cómo no hacerlo? Mis amigos estaban conmigo, la música sonaba alta acallando todo, mientras bailábamos disfrutando de la fiesta.

De pronto todo se apagó, acompañado por el jadeo de la multitud, luego las quejas por la interrupción. Pero yo no pensaba, mi respiración se aceleró, y mi corazón se retomó la carrera al maratón.

Tranquila, me dije… pero mi intento se fue por la borda cuando la gente comenzó a gritar.

-La bruja… -dije en un jadeo. Mis amigos pensaban que seguramente aquellos gritos terroríficos eran parte de algún espectáculo.

Merida soltó una risita.

-Es una vieja historia, ¿no creerás que es cierta?-

Ugh, dichosa historia de miedo que no podía sacarme de la cabeza. Una noche de tormenta, a mis amigos les pareció entretenido contar historias de terror, y aunque normalmente no me aterraban ninguna de ellas, al escuchar esa historia un escalofrío me recorrió por la espalda y hasta el día de hoy, no he podido sacudírmelo del todo.

Esta era una vez, una bruja. Era la más poderosa, pero como todas sabían, el cuerpo iba envejeciendo incapaz de soportarlo tanto poder. Intentó por todos los medios de ser eterna, pero sus hechizos nunca sirvieron para algo, hasta que encontró en lo más profundo de su alma esas palabras que le darían lo que ella tanto ansiaba. Pero no era así de simple… para esto ella debía comerse a las jóvenes para mantener su estado perfecto.



Se volvió imparable, su fuerza nunca menguaba y sus cenas iban en aumento… lo que comenzó con una en semanas, con el pasar del tiempo se convirtieron en docenas en menos de una. Como no podían eliminarla, brujas se reunieron y la ataron a un hechizo. Desde ese día, ella cumple con el mismo acto cada año.

-¡Sé que estas aquí!- la voz tenebrosa hizo eco a través de los gritos.

Mi vista se acostumbró a la oscuridad y poco que pude ver, fue una masacre. Cuerpos sin cabezas atacaban a la gente, cortándolas con sus garras. Sentí que alguien me tomó del brazo y comenzamos a correr.

-No estabas bromeando, ¿no?- Yo no podía decir nada, las palabras se me quedaron atascadas en la garganta seca.

Toda la multitud cuando se dio cuenta del horror, que no era una parte de la fiesta comenzaron a correr. Merida trató de sujetar mi mano, pero nos perdimos en algún momento.

¡No! No, no, no… Los latidos de mi corazón eran tan fuertes que era lo único que escuchaba. Subí escaleras, esquivé cuerpos. ¡No puedes huir de mí! Miré para todos los lados y nadie estaba por los alrededores. Su voz estaba en mi cabeza. Entonces, comprendí que no importa cuánto me escondiera, ella me encontraría.

La bruja iría por mí.

Me escondí en un salón que parecía ser la oficina del lugar y cruce el escritorio frente a la puerta mientras me acurrucaba en una esquina y trataba de fundirme con la pared. Las lágrimas brotaron de mis ojos, el miedo me ahogaba… me ahogaba tanto que no podía respirar. Sentía que me desmayaría en cualquier momento.

De la nada, el escritorio voló a un lado. Grité, con todo el aire de mis pulmones como una demente. Allí estaba ella, no como una mujer majestuosa, sino como una pasa arrugada, pero yo podía sentir su poder y era milenario.

Me miró fijamente, y sentía mi sangre brotar de mi nariz y oídos. Ella se relamió los labios con hambre en sus ojos. El arroje algo, ¿un libro? Para poder distraerla y salir de allí, pero solo lo detuvo al vuelo como si fuese lo más natural. Para el siguiente momento, yo estaba inmóvil, la bruja no se iría con rodeos.

Comenzó primero por un brazo, y cada mordisco que me arrancaba la piel era más doloroso que el anterior. Pero yo no era la única que sufría… al final, la bruja estaba condenada a comerse una y otra vez.


Y las dos éramos la misma persona.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, Pandora, en pocas líneas nos metes en la historia y la llevas al desenlace sin dar pista alguna de ese final espeluznante!

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  2. Muchas Gracias por tu comentario Darielle. Pandora como siempre, nos deja encantados con sus escritos.

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