miércoles, 29 de octubre de 2014

1,2,3. Pica la pared. Especial Halloween 2014. By Alessa Cevans.



1, 2 3...Pica la pared.

¿Puede el mal tener el cuerpo de una niña pequeña?

Antes pensaba que no, pero lo que voy a contaros sucedió hace mucho, mucho tiempo y entonces descubrí que sí, que el mal en estado puro a veces nace encarnado en una falsa cascara de inocencia.

Yo era hija única cuando mi madre, ilusionada, nos anunció durante la cena de acción de gracias que estaba esperando a un bebe...

Mi padre se levantó y la besó con lágrimas en los ojos y yo sonreí, mirándolos, con una extraña sensación en el estómago.

Yo tenía 14 años y mi estatus de hija única  atesorado durante tanto tiempo, iba a cambiar en tan solo 6 meses.

Ojala nunca hubiera sido así.

Pasaron los meses y mi querida madre iba adquiriendo el tamaño y apetito de una ballena adulta y mi padre era feliz de colmarla en todos sus deseos.

Entonces llegó el parto y con él la sorpresa de que él bebe tan ansiado no era uno, sino dos.
Dos preciosas niñas, con sus ojitos azules y su piel de porcelana.

Alabama y Texas.

Eran idénticas y preciosas y mientras Bamy era chillona y llorona, Texas nunca derramó ni una sola lágrima.

Yo empecé a sospechar que algo extraño ocurría con mis hermanitas.

Bamy siempre caía enferma y en sus dos primeros años de vida, creo que enfermó de todo lo que puede enfermar un niño pequeño sin que su vida corra peligro.

Por el contrario, Texas no enfermaba nunca.... Nunca tenía fiebre, ni se resfriaba... Ni tan siquiera se quejó cuando le salieron los primeros  dientes.

Yo sabía que algo iba mal, mientras pasaba el tiempo y las gemelas crecían, las cosas parecían desmoronarse a nuestro alrededor.

Las desgracias se sucedían día sí y día también.
La leche se agriaba y la  comida enmohecía sin razón aparente.
Nuestros animales de compañía morían al poco tiempo de adquirirlos y nuestro negocio familiar, iba hundiéndose en la ruina a pasos agigantados.

¿Os he dicho que mis padres tenían un hotel en las afueras de Road Hill's Mills?
Era nuestra bendición, pero también nuestra maldición y ahora, cuando miro atrás en el tiempo pienso que si ese mal primigenio que se encarnó en Texas estuvo allí siempre, acechando en las sombras y esperando su oportunidad.
Un día, cuando las gemelas tenían ya 4 años, se acercaba Halloween, y mi padre quiso decorar el exterior del motel.

Nosotras preparamos farolillos con calabazas, ayudadas por mi madre y Bamy y Texas reían y chillaban contentas cuando yo con voz de ultratumba, las perseguía por la entrada fingiendo ser el jinete sin cabeza de Washington Irving.

Bamy corría como alma que lleva el diablo, pero Texas se quedó unos momentos atrás, y fue cuando oímos una maldición seguida de un golpe seco.

Fue un sonido como si alguien hubiera lanzado una calabaza demasiado madura desde una gran altura y cuando me gire, mi madre ya había empezado a  chillar, cayendo sobre sus rodillas y arañándose la cara.

Mis piernas se negaron a sostenerme y caí, con lágrimas de horror resbalándome por el rostro.

Mi padre yacía en el exterior del porche, aun con la guirnalda de murciélagos
Entre sus dedos y su cuerpo se retorcía en espasmos.

La parte trasera de su cabeza, era una masa informe de la cual brotaba un extraño liquido parecido al jarabe de maíz, mezclado con avena y fue entonces, al darme cuenta de que eran sus sesos desparramados, cuando empecé a gritar.

Pasaron varios meses y como pudimos, mi madre y yo sacamos adelante el motel, pero muchos de los clientes se iban a mitad de la noche, sin dar ninguna explicación, dejando sus cosas atrás la mayoría de las veces.

Yo tenía un juego con las gemelas que consistía en picar tres veces en la pared de su habitación, a la vez que les hacia una rima y las vigilaba por un pequeño agujerito que había hecho en la madera.

Bamy se moría de risa con el juego, pero yo me daba cuenta de que a la pequeña Tex no le hacia ninguna gracia.

Varias noches, bien avanzada la madrugada, yo podía oír desde el cuarto de las pequeñas como iniciaban el juego y me divertía contestarles.

1,2, 3... Pica la pared.
4, 5 6...  Si no te duermes un fantasma te agarrará los pies
7, 8,9... Mientras yo golpeo el fantasma viene...
10, 11, 12...si todavía no te has dormido, el fantasma te aterrara con su roce.

Por lo general estallaban las risas y gritos de Bamy, pero Tex se acurrucaba en su cama y yo podía ver por el pequeño agujero como su semblante se ponía serio a la vez que apretaba las sabanas con sus manos y se tapaba la cabeza con gesto de disgusto.

Una noche, inicie el juego y tras picar la pared tres veces, nadie me contestó.
Extrañada por si las dos pequeñas estaban haciendo diabluras, me levante de mi cama, y tras ponerme una bata, me dirigí a su habitación.

Todo estaba a oscuras y no se oía nada e intrigada, encendí la luz.

Ninguna de las dos se hallaba en su  cama y me puse a buscarlas como una loca por todo el hotel.

Recorrí las habitaciones desocupadas, llamándolas gritos sin ningún resultado.

Los clientes extrañados, se unieron a la búsqueda, y nos pasamos  la noche, asustadas, buscándolas.

Ninguna apareció y tras una semana buscando por todo el hotel y los alrededores, dimos por cancelada la búsqueda cuando se encontraron huellas de pies descalzos al lado del lago.

Se hicieron barridos y dragados y  se las buscó por todas partes, pero ni Bamy ni Tex aparecieron nunca más.

Poco tiempo después mi madre se suicidó colgándose de las vigas de la buhardilla y yo me hice cargo del hotel durante unos meses.

A los 20 años había perdido a toda mi familia y no tenía ánimos de seguir, y sin nada que me atara a ese lugar maldito y sin pensármelo demasiado, cerré el motel e hice las maletas.

Ingresé en la academia de Cuántico y mi nombre pasó a Ser Virginia.... nada podría relacionarme jamás con los extraños sucesos de Road Hill Mills.

10 años más tarde, recibí una oferta de una chica llamada Carolina, y le vendí el maldito sitio y no volví jamás.

Ahora soy una reputada agente antidroga y no quiero volver nunca.

Sé que Tex se llevó a Bamy al infierno y si algún día estoy lista para enfrentarme a ella, volveré para hacerle frente... Aunque con mi vida y mi alma tenga que pagar el rescate de mi pequeña Alabama.


EPILOGO


 -1, 2 3... Pica la pared...

Susurro Texas golpeando con su puño las tablas de madera y mirando fijamente a su hermana gemela que dormía en la cama de al lado. La pequeña se revolvió inquieta y Texas subió un poco la voz, intentando que se despertara.

- Despierta, Bamy....quiero enseñarte una cosa.

Tex se incorporó en su cama, y apartando el cubre cama de retales y poso sus pequeños pies en el suelo.

Su hermanita abrió los ojos somnolienta y la miro parpadeando.

- ¿a dónde vamos? Es muy tarde y hace frio...

Tex sonrió y le tendió la mano a su gemela, apretando sus fríos deditos contra la pequeña manita blanca que parecía flotar como un extraño pez en la oscuridad de la habitación.

Bamy se estremeció, sintiendo frio y algo que no supo identificar en la boca del estómago.

No le gustaba merodear por el hotel de noche, ya que su hermana siempre le decía que estaba encantado por los espíritus de los huéspedes que habían muerto allí y pensar en eso le daba mucho miedo, pero quería a su hermana e iría a donde ella le dijera.

Juntas y cogidas de la mano, abandonaron su habitación, vestidas solo con sus camisas de dormir.

Bamy tenía frío y sus dientes castañeaban mientras recorrían los largos pasillos de la casa colonial que se había convertido en el negocio de sus padres y miraba nerviosa a todos lados, mientras recorrían el hotel.

La casa estaba llena de ruidos extraños. Sentía como manos invisibles arañaban la madera del suelo y de las paredes y cogió la mano de su hermana con más fuerza.

- Texy... Tengo miedo...

Texas sonrió, y Bamy pudo comprobar con horror que los usualmente ojos azules de su hermana eran ahora rojos y la extraña sensación que tenía en el estómago se convirtió en una bola pesada como la bala de un cañón que hizo que se quedara paralizada por el miedo.

- No... Texas, volvamos... No quiero ir.

Jadeo intentando que el terror que sentía no se reflejara en su voz. Tenía 6 años, pero no era estúpida, y sabía que la que estaba allí con ella, no era su hermana gemela.

- No tengas miedo Bamy, dentro de poco llegaremos.

Bamy intentó soltarse y Texas aferró su mano con más fuerza.

-No quiero ir... Volvamos.

Estaban llegando a la zona de las calderas y Bamy se retorció, intentando soltarse de nuevo.

Texas suspiró exasperada y se giró, cogiendo el brazo de la otra niña con fuerza.

Bamy miró aterrada los dedos largo y finos, parecidos a garras que le sujetaban el brazo y empezó a gritar cuando vio que los pequeños incisivos de la otra niña, eran largos y puntiagudos.

Texas arrugó los labios en una mueca y tiro de su hermana hacia un hueco que había entre las dos calderas. Un hueco que jamás había estado allí y del que emanaba un frio intenso, a pesar de que ardía con llamas parecidas al fuego.

- ¡¡¡ No quiero ir!! ¡¡¡ Suéltame!!! ¡¡¡ MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! ¡¡¡¡ INDIANAAAAAAAAAAAAAAA!!

Bamy gritó, sintiendo que se le despellejaba la garganta y Texas le cruzo la cara con un bofetón, dejándole la marca de sus extraños dedos marcados en su tierna mejilla.

- Cállate de una maldita vez, niñata. Entra en el puto agujero.

Texas la empujó hacia las llamas rojas y Bamy siguió gritando, llamando a su madre y a su hermana entre lloros y suplicas y Texas sonrió, apartándose el mechón de pelo rubio que le caía sobre los ojos.

-No se por qué armas tanto escándalo... Sólo vamos a conocer a mi familia...

Texas miró una vez más por encima de su hombro, asegurándose de que nadie la había seguido a su guarida... Con suerte, encontrarían las huellas a la orilla del lago y pensarían que se había ahogado. 

Había tenido que esperar 6 malditos años...

6 Años encerrada en el cuerpo  de un bebé que había poseído cuando había muerto en el útero de su madre, pero ella había conseguido escapar del limbo donde había habitado durante casi 300 años y había logrado nacer y reencarnarse.

Había conseguido salir  y pronto...pronto lograría traer a su padre del infierno al que ese maldito predicador los había condenado.


Adoptando su verdadera forma, entró en el agujero y cerró la entrada tras de sí.

Nunca jamás las encontrarían y cuando hubiera reunido los 32 tributos de sangre, regresaría del infierno.

¿CONTINUARÁ?










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