sábado, 14 de septiembre de 2013

DOS LOBOS, DOS ALMAS, UNA LUNA. MANADA DE LOBOS FURTIVOS.Capitulo 5. El anuncio.






El lobo, obediente, marchó con él como manso cordero, 
en medio del asombro de los habitantes. 
Corrió rápidamente la noticia por toda la ciudad; 
y todos, grandes y pequeños, hombres y mujeres, jóvenes y viejos,
 fueron acudiendo a la plaza para ver el lobo con San Francisco. 
Cuando todo el pueblo se hubo reunido, 
San Francisco se levantó y les predicó.


Ruben Dario


CAPITULO 5. EL ANUNCIO


Lunes por la mañana, Villa Sierra Chica.

Athena acomodo el último de los panecillos que había sacado del horno y lo colocó prolijamente en la bandeja.Hacía más de dos años que se había hecho cargo de la panadería que alguna vez había sido de su abuela. Trató de ocultar la gran sonrisa feliz que tenía hacía ya dos días en su rostro, con culpa lo volvió a intentar y casi lo logró, la comisura de sus labios seguían arriba marcando una sonrisa.

Se había vestido de un pulcro blanco, como mandaba la religión ortodoxa Griega, salvo su ropa interior que era de un color crema.

Unas campanadas la obligaron a poner su cara de duelo . Nunca había ocultado el desprecio que sentía por su padre. Habían peleado, habían discutido, habían “discrepado” pero su padre había perdido la poca cordura que le quedaba cuando murió su madre hacia ya diez años.

Fue algo gradual. Sólo dejaba ver cada pocos días algún “episodio” como Apeles y ella habían denominado aquella faceta. Algunas eran simples como no bañarse por días, como había sido  la última, que por desgracia había sido el destierro de Maridion. Una muerte estúpida, sólo por haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado.


La manada de a poco se dio cuenta que el alfa estaba perdiendo de a poco los tornillos, pero nadie hizo nada. Querían pero no podían, loco y mas, él  seguía siendo el macho más poderoso. Nadie quería retarlo y él no retaba a nadie. Y así vivieron penando por más de diez años. Soportando la crueldad de un hombre/lobo casi demente.

Sussana entró con un vestido de verano blanco y una bandana. No tendría más de 50 años, pero ya era vieja cuando Athena era una cachorra. Todo el pueblo sabía que hacía, llevaba y traía , Athena  era la encargada de que los rumores que “podían ser” simplemente se creyeran hechos irrefutables. Era una chismosa, vivía para la cotilla y las habladurías. En ella un kilo de pan, era una producción industrial a gran escala, que alimentaria a todo el pueblo… todo lo magnificaba.

-Hola niña ¿Cómo estás?- Athena bajo la cabeza en un gesto de sumisión que no sentía y rara vez podía actuar.

-Como puedo Sussana, espero que Apeles llegue hoy para poder darle digno entierro a mi padre, nuestro alfa.- Trató de quebrar la voz y hablar bajo, haciendo pausas.  No era buena actriz pero el público tampoco era una erudita en la actuación.

-Ex, querida, tu padre es el EX alfa.- Enfatizó tanto el EX que casi Athena se salió de su actuación, debía mantener el papel porque si se lo tragaba, la dejaría en paz.

-Lo sé Sussana, solo que es  muy reciente y no me acostumbro.- La curiosidad fue mucha y como era la chismosa del pueblo, algo sabría.-¿Sabes quién es nuestro nuevo alfa? Me gustaría presentarme ante él.-

Un resoplido salió de la  boca de la vieja  y señaló los bollos de masa dulce que estaban todavía calientes.-Quiero cuatro de estos.- Esperó hasta que Athena se hubiera girado para volver a hablar, como si lo hubiera pensado, justo ella que soltaba todo lo que pensaba.

-Son gemelos idénticos, sobre uno pesa la maldición de la Luna. Pero el otro es el alfa, niña, hazme caso y no te acerques a ninguno.-

Le tendió la bolsa con los panes y marcó la registradora.  Athena no quería mirarla, Sussana había comprado su actuación de pena/dolor.

-Son 4$.- Intercambiaron el dinero y el vuelto. Sussana fue directa a la puerta cuando le habló.

-Tu padre no se dio cuenta hasta que fue muy tarde.Ese nuevo alfa nos hizo un gran favor a todos, no lo veas de otra forma .Esta tarde caminaré contigo en el entierro de nuestro ex alfa.-

Se dieron mutuas caída de cabeza y Athena maldijo a todos los demonio. ¿La maldición de la Luna? Eso era un asusta niños, no podía ser real.

Sussana debía estar mintiendo.

Un mensaje sonó en su celular.

Apeles llegaría en solo dos horas. Después de casi un año, se podría abrazar con su hermano.


*********



Lex se bajó de su Jeep verde olivo del años 2010. Hacía juego con su traje verde.

El escudo en el lateral en el vehículo también hacia juego con el de su pechera que rezaba.

Alexias Vladis. GUARDAPARQUES.

Él era encargado de la zona boscosa de Sierra Chica. Pulió con la manga la placa que llevaba con tanto orgullo y emprendió la caminata de cuatro kilómetros para controlar los humedales del bosque, la zona estaba dentro de un micro clima que contra restaba el frío que bajaba de la cordillera.

Se  había reído  mucho cuando Sambana le contó de este lugar. Los primeros habitantes habían denominado “Sierra chica” desconociendo que lo que tenían frente a ellos era el inicio de una cadena montañosa. Los que veían era un volcán sin punta, había erosionado hacia cientos de años atrás, por las reiteradas erupciones.

Lex se sentó sobre sus talones y examino la tierra entre sus dedos la vida en la arcilla rocosa el drenaje en este punto era muy bueno. El agua corría dejando la humedad justa para que las raíces de las araucarias pudieran crecer.

Tomó su anotados y escribió los datos y la ubicación exacta de donde estaba.

Siguió caminando un poco más hasta que vio el ciervo blanco.La ornamenta era pequeña como su cuerpo, pero poderoso.Emanaba poderío y gloria, era una figura tan antigua como la vida misma.

Lex sonrió y se sentó en la primera piedra que vio medio plana.

-Hacia mucho que no venias a visitarme. Temía que te hubieras olvidado de mi, amiga.- una pequeña luz cegó sus ojos cuando la figura de una pequeña estuvo ya frente a él .Se tiró sobre sus brazos abiertos y apretó la nariz sobre el lacio pelo de Lex.




Hidis siempre tomaba la forma de una niña de 12 años. Así era fácil para Lex, era lo suficiente grande para hablar con ella de lo que fuera, pero no era una mujer que tenía deseos.

Hidis era una de las dos personas que sabían de la condición de Alexias.

-Te diría que eres un mal amigo y que deberías visitarme también, pero no puedes cruzar el plano de mi reino.- hizo una mueca y le tocó la cara.

-¿Por qué estas tan triste, mí querido amigo?- Lex se carcajeo sin alegría y aparto un mechón de pelo que se había corrido con el abrazo .Ahora su cara estaba libre y seguro se notaban las ojeras y las pequeñas líneas de cicatrices que cubrían su cuerpo.Exteriormente,  por sus genes eran reducidas a solo líneas insignificantes, internamente jamás sanaban.

-Pequeña pícara, como si no lo supieras…- Lex suspiró y la volvió a mirar.

-¿Vas a tirarme tu también eso de que tengo que hacerme cargo de mis obligaciones y afrontar mis actos y conducir a la manada? Voy a ahórrarte toda la saliva y decirte que NO. NO voy a hacerlo.- Lo enfatizo parándose de golpe y caminando por el camino de regreso al Jeep. Hidis lo siguió saltando alegre.

-¿Así que tienes una manada? ¿Cuántos son? ¿Saben que eres uno de los mejores guerreros que jamás piso la tierra de los humanos?- Se agachó y recogió una semillas sonriente, mientras Lex no dejaba de caminar ni se volteaba.- ¿Saben que tienes sangre de dios corriendo por tus venas?-

Lex dejó de caminar y se frenó en seco. Los pájaros que sobrevolaban las altas araucarias cantaron al ver a la Reina Seelie ofreciendo semillas con sus manos abiertas sobre su cabeza.

-No hagas el jodido acto de La Cenicienta, es molesto.- resonaron miles de campanadas por todo el bosque. Era la risa de la Reina Seelie, resonaba y chocaba contra las hojas de los abetos.

-Siempre confundes los cuentos. Blanca Nieves, era ella la que cantaba con los animales y amigo mío me subestimas…me gusta más el cuento de los Hermanos Grimm.- Lex sabía que Hidis era tan vieja como el tiempo mismo, que conocía todo y a todos. Decidió pincharla solo un poco más.

-Porque seas Campanita, no te hagas la sabionda.- Las campanadas resonaron en todo el bosque nuevamente la reina no paraba de reír y Lex deje un poco de su humor sombrío y también rio.



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