domingo, 26 de enero de 2014

La cazadora y el dolophomos.Capítulo 15. Aliados & Engaño.



Ares paseaba por un campo lleno de sangre y muerte, los humanos siempre daban espectáculos hermosos de su lado más primitivo.

Su mente vagaba del espectáculo que tenía enfrente al que vio cuando sus skotos aparecieron; esa guerrera les había dado una buena pelea. Infiernos, hasta entendía porque su hijo se había encaprichado con ella, él mismo estaba duro de solo imaginársela.

Estaba saliendo todo como quería, con algunos contratiempos pero marchando.

Respirando profundamente inhalo la última bocanada de muerte y destelló directo a las puertas de un infierno que no estaba controlado bajo su panteón, de hecho era mucho más grotesco y terrorífico. Un demonio apareció directamente en sus narices, uno que tenía mucho poder. Con el labio sangrante lo miro arrogantemente

- Noir lo espera-

Siguió al ofensivo esclavo hasta un trono, todo era oscuro…digno del lugar donde estaba pero extrañamente ostentoso. Por lo menos los dominios del señor de este lugar. Entrando en el cuarto Noir estaba sentado en el trono  y una hermosa mujer azul estaba sentada en su regazo, ambos lo miraron con frialdad.
Tenía que jugar bien sus cartas

- déjanos esclavo.


Con un gruñido su guía desapareció.Avanzó hasta una distancia prudencial de la pareja que podía ayudar a su causa.

- Nunca osé imaginar que un dios del panteón griego nos visitaría por voluntad propia -  la voz de Noir sonó grave, oscura y satisfecha. Su mano se movió perezosamente por las caderas de la mujer - ¿Qué dices Azura? ¿Lo escuchamos o nos divertimos?

Azura sonrió mostrando una excelente dentadura capaz de arrancar un buen pedazo de carne.
Ares se obligo a no retroceder

- Es el dios de la guerra, la muerte. Creo que debemos escuchar primero a ver que nos propone…porque ¿vas a proponernos algo no es así? -

El dios olímpico asintió - Creo que deben estar muy ocupados aquí abajo por lo que iré directo a mi plan: Estoy planeando desterrar a Zeus -.

Las cejas de ambos dioses se dispararon hacia arriba y supo que había captado su atención - Voy a convertirme en el señor del panteón. Voy a necesitar demonios y skotos para poder sembrar pesadillas en la humanidad, deseos de muerte y venganza. Las guerras surgirán y alimentarán mi poder.

A cambio les ofrezco la humanidad completamente, a mí solo me interesa su miedo y sed de sangre. Lo que les pase después será cosa suya.-

Ambos se miraron unos momentos. Noir sonrío - Me gusta tu plan Ares, solo que modificaré algunas cosas. Te prestaré algunos de mis más terribles y violentos demonios si nos ayudas a sacar al dios atlante Acheron y sus aliados.-

Ares sopesó esto, meterse con el heraldo era peligroso pero con aliados como ellos podría hacerlo - De acuerdo, lo haré. Mis hijos me ayudarán-

Azura se rio - No creo que Deimos y Phobos estén contentos de vernos -

El dios de la guerra sonrío un poco - No pero Phobos sigue a Deimos y este tiene una debilidad. Una que jamás debió haber desarrollado: una mujer, una cazadora oscura. Si la usamos bien los tendremos de nuestro lado en la balanza.-

La mujer se levantó del regazo de su amante y caminó hacia Ares lentamente, su mano descansó en su pecho haciendo que se tensase - Me gusta como piensas, traicionando a tus propios hijos -  Azura miró a Noir lamiendo sus labios.

Ares esperó en silencio, estaba arriesgando todo con este juego pero era necesario, no quería estar más debajo de las faldas de su padre.

Noir asintió - Me gusta, trabajaremos en los detalles a medida que vayamos conquistando pero -  Se sentó mas erguido en el trono - quiero que me traigas a esa cazadora. Quiero conocer a la mujer que fue capaz de conquistar a nuestra querida  mascota.

Haciendo una reverencia y alejándose de Azura,  Ares prometió hacerlo.

La alianza estaba hecha, era débil pero era una unión con los hijos de la fuente.

En minutos se encontró fuera de ese infierno y respiró profundo aliviado de haberlo logrado, iba a ser el rey por fin.

Invocando a sus skotos ,comenzó a hacer planes, pronto su hijo aprendería. Le enseñaría lo que era desafiarlo y cometer estupideces.


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Janice se despertó con un cuerpo caliente en su espalda y unas manos acariciando sus pechos.
Gimió sabiendo perfectamente de quién se trataba.

Una lengua lamió el lóbulo de su oreja dándole escalofríos y se dio vuelta despacio quedando tendida sobre su espalda y con un cuerpo duro y sexy encima de ella.
Gimió aún mas fuerte cuando se sintió llena por su amante y comenzó a moverse a su ritmo, era suave...profundo y le gustaba mucho.

Deimos gruñía mientras besaba los labios de su cazadora con hambre.
Era la primera vez que ambos tomaban el sexo como algo más que eso, o por lo menos era lo que él pretendía.

Ni bien había podido despertarla comenzó a hacerla suya.
Ninguno dijo nada, solo se entregaron uno a otro sin demandar solo daban lo que cada uno tenía y no quería dejar esto.

Se maldecía por dejar que los sentimientos lo afectaran, ella era una cazadora y la matarían si llegaban a saber de él y cómo dejo que entrara en su vida.

Sintió como Janice llegó al orgasmo de una forma suave y a la vez intensa por lo que la siguió derramándose completamente en su interior.

Jadeante,  apoyó su cabeza en su hombro, estaba lejos de terminar pero ambos tenían trabajo que hacer y no podían seguir toda la noche en la cama.

Aunque la idea era tentadora.

Levantando la cabeza,  Deimos besó nuevamente a Janice de forma muy lenta dejando que sus manos acariciaran lentamente su piel.

Cuando terminó el beso, Janice miró confundida a Deimos. Subió su mano y acaricio su mejilla mirando fijamente esos ojos claros. Dejó que sus dedos acariciaran su tatuaje y que bajen por la cicatriz que tenía en el cuello

-¿te encuentras bien? -

Él sonrío y le pidió que no se preocupara.  Se sintió vacía sin él en su interior pero ambos tenían que ir a trabajar.

Se bajó y se dirigió a la ducha donde se disponía a darse un baño muy rápido y salir.

Deimos no tenía esos planes, le hizo tomar un interesante baño antes que ambos se despidieran y salieran a sus vidas separados.


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Ares miró como Deimos y Phobos entraban en el templo de las Furias para presentarse a una nueva misión, esos skotos estaban haciendo un trabajo extraordinario.

Destelló en Nueva Orleans vestido con unos pantalones jeans, remera y campera. Era un hombre atractivo, cosa que siempre lo ayudó al momento de buscar diversión.  Pero no podía pararse a entretenerse con las humanas que lo veían como un pedazo de carne que catar.

Pasando de todos se adentró en el callejón donde el humano y sus servidores lo esperaban.Que bueno había sido que este tonto se enamorara de esa cazadora. Sería el sacrificio perfecto para el plan.

-Mi señor- El sumo sacerdote hizo una reverencia ante él y abrió el paso ante el grupo reunido. -Todo está listo-

Mirando al humano sonrío un poco .

- Bien, esta noche debemos ejecutar todo. Ella estará sola y sin posibilidades que Deimos la ayude. Es una oportunidad única.

Miró al  humano .

- Necesito que te muevas ya. -

Sin necesidad de una segunda orden salió disparado hacía el sector que le tocaba patrullar.

Ares se desplazo con él usando sus poderes para ocultarse y confundir a los demás dioses, por si su hermana estaba viendo, cosa que dudaba.

Después de un tiempo vio como el humano se paraba frente a un restaurante y la preciada cazadora salía con un vaso en las manos.Pareció sorprenderse al verlo pero enseguida lo evadió,  y siguió de largo.
No, ella no se iría.

Usando una descarga de baja energía hizo que golpeara directamente en su cabeza haciendo que cayera al piso. Destelló a su lado y la tomó en brazos dejando que José se encargara de presentar excusas a los humanos curiosos.

Sin prestar la mínima atención en nadie Ares se condujo directamente al infierno de Noir, con su regalo entre brazos.


Continuará....

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