domingo, 9 de febrero de 2014

La cazadora y el dolophomos. Capítulo 17. Unión & Cambio de Bando .


Janice tosió sangre e hizo una mueca. No podía creer como todavía podía siquiera seguir respirando.

Cuándo murió fue doloroso, muy doloroso pero Noir y Azura le daban un nuevo significado a eso.

Cada hueso de su cuerpo dolía, lo mismo que algunos órganos internos.

Las violaciones y vejaciones se las veía venir pero habían aplicado en ella instrumentos de tortura que no conocía, no los había visto nunca.

Respirando despacio,  comenzó a poner en orden su mente, el dolor te juega malas pasadas y te debilita pero era una amazona, desde niña había soportado dolores y privaciones, no iba a ponérselo tan fácil.

Por alguna razón seguía viva.

Levantando la mirada, intentó poder divisar dónde estaba,  pero sus ojos no funcionaban bien y dolían un poco, por los que los cerró.

Ares había descubierto lo de ella y Deimos.Le asombraba que no se lo hubiera  dicho a Artemisa. Aunque si sabía eso,  podría utilizarlo en contra de su amante y eso no le gustaba. Tenía que salir de aquí o morir, era la única forma de protegerlo.


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-Resumiendo,  nos estas pidiendo que entremos a la guarida de Noir, infierno entre infiernos, saquemos a la cazadora y volvamos para patear el culo de Ares . Todo esto sin que nos tuesten en el intento. -

Delphine suspiró y se apoyó en su esposo

- No seas tan fatalista Z, no es como si no tuvieras poderes para defenderte. - El bufido de Z no era un buen indicio, tenía que lograr poder entrar al infierno de Noir y sacar a Janice de allí. Si no lograba su colaboración, cometería suicidio, de todas maneras iría por ella.

-¿Qué sientes por ella? - La pregunta de Jericho dejó a todos mudos.

Parecía que un gran reflector lo estaba apuntando directamente a él. No se había sentido así desde que tuvo que pasar las pruebas para ocupar el liderazgo de los dolophonis junto con su hermano. Aunque ahora era peor, tenía que reconocer algo que él mismo había ignorado hasta hace unas horas sin contar con el pequeño detalle que eran sentimientos, tema tabú entre los dioses.

Pasando su mano por el pelo suspiro - Me estoy enamorando de ella -

La declaración cayó como una piedra en medio del silencio, aunque para algunos no lo fue tanto, que le sucedió a Phobos. ¿Su gemelo enamorado? Corrección,  su gemelo enamorado de una Cazadora Oscura.

Estaba a favor de sacarte la picazón en el momento, de hecho no había visto mal el hecho que Deimos sintiera esa fascinación por la amazona,  pero de ahí a mezclar sentimientos era una mierda distinta.

No tenía prejuicios pero seguro como que el infierno es caliente que Artemisa y el propio Zeus sí.

Estaba de más decir que apoyaría a su hermano en todo pero esto les garantizaba una buena posibilidad de un pase directo a la salida trasera del Olimpo.

-Yo voy - Deimos miró asombrado a Jericho , el pasado de ambos no era el mejor y que ahora lo ayudara era asombroso.

El esposo de Delphine se encogió de hombros  - Para mal o para bien todo paso por una razón, si Zeus no me hubiera expulsado y no hubieran cuidado de Delphine no la tendría conmigo ahora. No soy tan egoísta como para dejar que ustedes no tengan lo mismo. Incluso los dioses malditos podemos tener amor-

-Yo también voy - Zarek levantó la mano - No tengo ganas de ir, sobretodo porque tengo una familia y una linda playa a la que volver , pero Jericho tiene razón. Todos tenemos derecho a ser felices - el ex cazador miro al mencionado - Vamos a necesitar ayuda .

El justiciero de las Furias no podría estar más asombrado, estas actitudes no eran comunes entre su gente y Jericho fue un tiempo parte del panteón griego, aunque llevaba otro nombre. Y los dioses sabían que Zarek fue muy jodido por Artemisa.

Asintiendo en forma de agradecimiento ,se aseguró que su voz no le fallará por el alivio que sintió.

-¿Me llamaron? - Acheron apareció en medio de la sala vestido de negro, como era su costumbre, y con ese aire de peligro y una interminable paciencia.

Pero no entendía que hacía el ex jefe de los Dark hunters ahí.

-Sin ofender Ash, pero - Phobos miró a Z y Jerichó - ¿él no corre mucho peligro ahí abajo? Además se supone que ya no está al frente de los Dh -

Zarek sonrío divertido e hizo una señal hacía el gótico -Para los que no sepan, les presento a uno de los últimos dioses atlantes vivo, lo que lo convierte en una carta muy importante para nuestra salida, mi trasero y yo nos sentiremos mejor con él - La declaración dejó a ambos gemelos con la boca abierta, los demás dejaron que se aclimatarán a la noticia. Acherón solo sonrío e hizo aparecer un báculo.

Deimos había tenido razón, este dios era muy poderoso. Según los rumores, el último dios Atlante era el Heraldo de la muerte, hijo de la Destructora.

-Estoy en deuda con todos- y les pagaría ni bien pudiera, aunque ahora no seguía pensando en como se le pudo escapar el pequeño detallito del atlante.

-Totalmente, ahora a pintar nuestros culos de kamikaze y rogar porque volvamos enteros-

M´adoc rodó los ojos.

- No sirves para dar ánimos Z-




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-Deberías relajarte amante mío -  Azura se sentó en el apoya brazos del trono de Noir y masajeó sus hombros - Tenemos a la cazadora, Deimos vendrá a nosotros. -

Noir bufó

-Ya deberíamos tener noticias suyas.

Levantándose de su trono, el dios maldito pateó a uno de los demonios que habían traído para su diversión, nada más que solo fue aburrimiento.

-Si tanto le gusta ese saco de mierda se habrá unido a Ares -Azura sonrío mostrando sus afilados colmillos

-Deimos no accederá. Lo tuvimos aquí y nunca nos dijo nada de lo que le pedimos. Esa mujer podrá traerlo loco pero hará las cosas a su manera. Vendrá por ella. -

Noir miró a su amante desconfiando. Él no estaba tan seguro, podría gustarle la cazadora pero ¿al punto de sacrificarse? No lo creía, era un Dios después de todo y no estaba en ellos el sacrificio ni sentir mucho amor por nadie más que por si mismos.

Azura se levantó y agarró la mano de Noir tirando un poco para que la siguiera. Ella conocía muy bien lo que a él le levantaba el ánimo.

En pocos minutos estaban a las puertas del cuarto que habían hecho especialmente para la cazadora. Sonrío cruelmente cuándo vio el cuerpo de la servidora de Artemisa. Lo único que la mantenía en su lugar eran las cadenas adheridas a sus codos, incrustadas mejor dicho. Le gustaba el aguante que tenía esta humana, no habían podido quebrarla hasta ahora pero disfrutarían haciéndolo. Ella estaría aquí mucho tiempo, sería muy divertido.

Mirando a los guardias que la vigilaban, les hizo una seña para que se fueran, seguramente ellos ya habrían jugado era el turno de ella y Noir.

-¿cómo esta nuestra huésped? -

En su mano hizo aparecer un látigo con puntas de acero y lo estrelló contra una parte minúscula de la piel, dónde todavía no había sido rasgada.

Janice siseó por el contacto. Su voz estaba rasgada por lo que no podía gritar. No había implorado pero había maldecido e insultado a cada maldito/a que la había torturado física o mentalmente. No se rendiría, no bajaría los brazos mientras tuviera vida.

Había tenido un tiempo para pensar, para recordar cómo eran las palabras que una antigua amazona recitaba invocando a un poder superior a todos los panteones. Sabía que no tenía alma para negociar pero a lo mejor funcionaba, tenía que funcionar.

Todos en la antigüedad sabían que había un poder supremo, y esa verdad seguía vigente aunque el mundo ya no creyera mucho en el mundo espiritual.

El dolor llego de golpe en su espalda dejándola sin aliento por la agonía, todavía dolía cada golpe asestado a su cuerpo. Ya debería estar acostumbrada.

No sabía cuántas veces la habían torturado, ni cuanto tiempo hacía que estaba aquí pero solo debía resistir un poco más y poder hacer las cosas a su manera. Solo rogaba porque su cuerpo ya se acostumbrara al dolor y encontrar una solución para que su mente y espíritu no se quebrara.

Apenas escuchaba las risas y los insultos de la pareja sangrienta de este lado del infierno, sus oídos habían sido tan maltratados como todo lo demás, pero podría presentir sus presencias. Hedían a muerte.

-Creo que les ordené a esos idiotas que no la lastimaran tanto- Noir estaba cada vez más enfadado - ¿Qué nos quedó a nosotros? Dudo que pueda escuchar o hablar. Apenas gime - Le pegó una patada sacudiendo el peso casi muerto de la cazadora.


Azmodea sintío una perturbación.

Las presencias se hacían  notar con facilidad. Su territorio era invadido por poderes que habían enfrentado antes. Noir y Azura sonríeron sabiendo que esta vez los dejarían para que les hicieran compañía a la carne viva que tenían de prisionera.

- Pronto tendrás compañía - Noir  dijo  con una sonrisa maliciosa en sus labios mientras Azura tenía un brillo en los ojos especial, el que aparecía siempre que iba a tener una buena dosis de sangre, sufrimiento y humillación de carne fresca.


Janice sintió cuando quedó sola, creyó haber escuchado algo pero no estaba segura, era ahora o nunca. Además sabía que Deimos estaba aquí, por suerte no le habían drenado todos sus poderes y todavía podía sentirlo.

Con susurros y concentrándose invoco al Yvhv, aquél al cuál todos los dioses y no dioses temían y respetaban.

Era hora de cambiarse de bando.


Noir y Azura caminaban hacía sus próximas mascotas cuando un temblor atravesó el lugar. Ambos se tensaron. Su hogar lleno de gritos y horror, se llenó con un poder que no habían enfrentado por siglos, con una fuerza que ni ellos mismos pueden frenar.

Los ojos de Noir ardieron de furia y miró a Azura. -la cazadora -

Negando, la mujer azul comenzó a andar al lado de su par en los momentos de torturas y lujuria  -No puede ser, nadie invoca ya este poder, la espiritualidad casi se ha perdido en la tierra .

-¡¡Jaden!! -

Azura hizo una mueca cuando el demonio apareció con cara divertida.

Noir le pegó un cachetazo -Saca esa sonrisa de tu cara, estúpido y ve a sacar a los intrusos de este lugar ahora.- La mirada del esclavo no podía ser más sorprendida pero , sin decir nada, se fue a cumplir órdenes .

Al llegar a la celda de la amazonas , el grito de furia del Rey de Azmodea fue escuchado por cada rincón, mientras que Azura destrozaba con sus manos el lugar.

-¡Jaden! -

El demonio apareció en la puerta del lugar sin mostrar ninguna expresión. Sabía lo que venía, pero que lo espolearan si no se alegraba que los planes de estos dos se hayan ido por un caño.

Continuará....

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