domingo, 23 de febrero de 2014

La cazadora y el Dolophomos. Capítulo 19 . La propuesta.



El silencio se estableció cuando se escucho el grito de Deimos en la sala comunal de las Furias. Todos lo miraban asombrados, él nunca había necesitado gritar y ,ahora, se veía furioso.

Alecko lo vio muy parecido a su padre,  pero , sabiendo lo que pasaría si lo comparaba, decidió abordar el tema por el que esta especie de discusión se había desatado. No se engañaba, sus hijos eran muy poderosos y no sabía si ganaría si llegaban a retarla, por lo que tenía que hacer esto con tacto.

- Deimos , sé razonable. Si ustedes se unen tendrán guerreros poderosos que los ayudarán en sus misiones -

La mirada gélida del líder de los Dolophonis hizo que se replanteara sus palabras, podría obligarlo pero solo de palabra.

Además, había visto como había mirado a esa mujer...una unión por simple conveniencia no era tan atrayente cuando tenías a alguien que verdaderamente te gustaba...y era su hijo.

- Somos las Furias, mandamos nosotras y vas a hacer lo que creamos mejor para ustedes- Megair estaba furiosa, después de todo estaba cumpliendo un capricho de su hija adorada y no podía perder esta oportunidad.

- ¿Mejor para nosotros? Me quieren atar a mi hermana haciendo que cometa incesto sólo para que ustedes tengan su tan preciado ejército - Deimos no sabía si gruñir o reír por toda esta idiotez

- No soy marioneta de nadie, hago mi trabajo cuando ustedes lo demandan y lo demás es MI vida. No soy su maldito conejo para que me hagan copular con quien deseen - Se dio vuelta para salir de ese antro mientras pudiera controlar su temperamento.

Había tenido que dejar a Janice para poder arreglar esa locura familiar. Su cazadora solo lo miró sin expresión cuando las furias habían ordenado su matrimonio....¡mierda! Estaba a punto de recuperarla y , ahora, no querría ni verlo. Era una guerrera orgullosa y no sería plato de segunda mesa de nadie. El problema era que con él nunca lo fue, Janice era la mujer que lograba moverle el piso...incluso cuándo habían discutido,  la había deseado como un demente.

- Deimos - El ronroneo de Larissa le sonó a ruido de metal oxidado. Se paró en seco y la miró advirtiéndola que no lo tocara.

Siguió su camino hacía su habitación con Phobos pisando sus talones.

- Ella sabe que no es tu culpa Deimos -Miró a su gemelo por encima del hombro.

- Janice no creería algo así, deberías ir a verla -

Se moría por verla, por tocarla, por saber cómo había logrado ese milagro de estar viva y con su alma.Por los dioses tenía su alma....y si tenía su alma....

Una lenta sonrisa se fue asomando en sus labios. Sabía lo que haría.

- Estás sonriendo como lunático y eso trae siempre problemas, dime ¿tengo que prepararme para proteger mis pelotas? o mejor ¿mi cuello? -

Deimos miró a su hermano - Me casaré y les daré nietos guerreros.-


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Janice entró en su casa y fue directo a tomar un poco de jugo.

La presencia la sintió ni bien terminó de servirse el líquido en el vaso, suspiró antes de darse vuelta ¿no había sido suficiente? Cuándo vio a Deimos el mundo se le vino abajo y , al mismo tiempo, todo encajo como debería.

Lo amaba, su vida giraba en torno a él pero no tenía muchas esperanzas de que volvieran. Su hermana era preciosa. Y , aunque era incesto, no era anormal en el panteón griego casarse entre familia así no se perdía la pureza de la sangre.

Terminó por enfrentarse a Larissa en medio de su cocina. La mujer llevaba una espada en la mano y una sonrisa de cuervo en la boca.

- Deja a Deimos en paz - La cazadora rodó los ojos.

- Yo no tengo a Deimos aquí y , en todo caso, es un dios grandecito que puede decidir por él mismo. Los problemas de Su familia no son asunto mío. Ahora, si me disculpas, quiero comer algo en paz. Recien llego de hacer mi trabajo y quiero tranquilidad -

Larissa intentó asestarle un golpe con su espalda al pecho de Janice pero esta se corrió y le lanzó una de las dagas que tenía en el cinto de su pecho.

- No seré una diosa pero se defenderme así que déjame en paz y vete con tu histeria dónde quieran aguantarte.-

Larissa no podía creer que esa mundana humana la hubiera herido, solo era un rasguño pero ni eso tendría que estar en su cuerpo. Maldita ¿cómo se decía? ¡ ah si, negra!

Levantó la mano para darle una buena descarga

- Baja es mano Larissa  -

La dolophonis se volvió para ver a los gemelos parados en la puerta del lugar.

Sonrío a Deimos tratando de coquetear con él. Ella lo quería, lo deseaba de hacía muchísimo y no concebía la idea de que hubiera dejado todo por esta simple mujer.Deimos había tenido muchísimas amantes, caprichos. Incluso ella los había tenido pero esta era diferente, lo sospechaba y no estaba dispuesta a correr el riesgo.

- Ella me hirió Deimos-  Se acercó a él moviendo las caderas provocativamente y apoyó su mano en su pecho bien formado. Cómo deseaba tenerlo desnudo y poder probar cada parte de su cuerpo.

Janice bufó ante el despliegue patético de coquetería de la diosa¿en serío tenía que recurrir a esto?

Cansada y hambrienta se dio vuelta para irse cuándo una mano la detuvo y, en un segundo, los labios que tanto había extrañado estaban sobre los suyos. Suspiró y llevó sus manos a la nuca de Deimos para poder saborearlo.

¡Como lo había extrañado.!

Larissa no podía creer que Deimos estuviera besándola frente a ella, como si no existiera. Y no era cualquier beso...era un terrible beso. Por poco se comían uno al otro.

Phobos agarró a su media hermana del brazo e hizo que lo mirara.- Deja de comportarte como una chiquilina Larissa, entiende que nosotros jamás nos uniremos a nuestras hermanas- Hizo una cara de asco - Ni siquiera se como se les ocurrió semejante estupidez.

Larissa lo miró con odio

- Deimos es mío, tiene que ser mío. He planeado nuestro futuro juntos, mi madre y mis tías apoyan este plan...él....-

- Este dios está presente y muy vivo para que hablen por él-Deimos no quitaba los ojos de Janice, habían roto el beso por cuestiones de aire pero no quería separarse de ella. -  Y si debo casarme y tener hijos lo haré...pero bajo mis condiciones-

Levantó su mirada solo un segundo y pudo ver la confusión en la cara de Phobos y la esperanza en la de su hermana.

Su mirada volvió a los ojos oscuros de su cazadora, ella estaba confundida también. Sonrío lentamente, cómo sabía que a ella le encantaba

- Janice Smith, prometo amarte eternamente, dar mi vida por la tuya, cuidarte, respetarte como mi única mujer, la dueña de mi ennegrecido corazón.  Estar a tu lado en las batallas y en momentos de paz, ser el hombre que este ahí para lo que necesites y desees...-

Acarició la mejilla de una cazadora totalmente asombrada ante sus palabras

- Ser tu sostén, tu amante, tu guerrero...lo que necesites

¿Te casarías conmigo? -



Continuará....

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