sábado, 26 de abril de 2014

Solitary Man. Los diarios de Styxx. Capítulo IX.



KATOTEROS.

12 De octubre del 2008.

Hoy me he despertado sintiendo a alguien aquí conmigo.

El aroma de Bethany estaba por toda la estancia y por unos segundos me ha parecido sentirla, no muy lejos de aquí.

Su presencia desgarradora era puro hielo, y he sentido como si me arrancaran el corazón del pecho debido a una pena y un dolor que si bien no eran los míos, los he sentido como propios.

Sobresaltado, me he incorporado en la cama para descubrir que sigo estando solo yo y como todos los días, he roto a llorar, deseando que de una vez por todas mi sufrimiento cese.

Los recuerdos me hacen apretar los labios con rabia y frustración.
Dolor, y soledad son los únicos que siempre me acompañan.
Hace un par de días, esa cosa a la que mi gemelo llama hija, intento devorarme, y digo intento, porque me mato mucho antes de tan siguiera llegar a digerir alguna de las partes de mi cuerpo, pero ojala hubiera sido una muerte verdadera...
Por lo menos podría haberme reunido de una vez con mi familia en los campos elíseos, pero no.
Una vez más resucite, masticado, arañado y mordido pero definitivamente no en el mas allá, por que haga lo que haga yo siempre vuelvo.

Hoy estaba pescando en el río, cuando el hombre joven que vive en la parte de arriba con Aqueron, ha salido de entre las rocas y se me ha acercado.
Bajando la cabeza, he soltado los pocos crustáceos que había conseguido reunir, y levantando las manos en son de paz, me he dado media vuelta para largarme.
No hace ninguna falta de que los amigos de mi hermano me recuerden cual es mi sitio, pero cuando ya me alejaba por la playa, el chico me ha llamado y me he quedado parado en el sitio, apretando los puños.

- ¿Eso es tu comida? Joder... No tiene muy buena pinta.-

Me he dado la vuelta y lo he visto mirando los crustáceos y apretando los dientes con rabia, le he contestado.

- No es que haya mucho que comer por aquí, y Acheron se olvida de que yo sí que necesito alimentarme para vivir.-

Cabreado, he empezado a andar de nuevo hacia el templo de Agriosa y cansado y de mal humor, me he dejado caer en la entrada.

Al poco rato, el chico rubio de la cola, se ha presentado en mi puerta con una mochila y casi con vergüenza, la ha dejado a mi lado.

- No es que sea una comida de lujo, pero creo que será un poco más nutritiva que esas cosas del río.

Curioso, he abierto la bolsa de lona y he descubierto unos extraños botes de plástico con una especie de anguilas de trigo, cubiertas de salsa roja dentro de uno de ellos, y con un gruñido hambriento, he empezado a comer con las manos.

El sabor ha explotado en mi boca y maravillado, he mirado al chico.

- ¿qué es esto? Está delicioso....

El chico ha sonreído y sentándose a mi lado, ha sonreído.

- Son espaguetis boloñesa... Y también te he traído un refresco de naranja, manzanas, plátanos, pan, queso y un jamón ahumado sin hueso. Espero que tengas suficiente comida hasta que vuelva mañana con más. Por cierto, me llamo Urian.-

Lo he mirado de reojo y casi me he atragantado.

¿Todo esto es solo para hoy? madre mía... y yo cogiendo chirlas del río.

Urian, sonriendo se ha puesto en pie, y palmeándome el hombro , ha sonreído.

No se por qué, pero al verlo así, he pensado que yo le conozco. ¿Cómo puede resultarme familiar un chico con el que jamás antes había hablado?


CONTINUARÁ.

No hay comentarios:

Publicar un comentario