martes, 29 de octubre de 2013

Especial Halloween 2013 . El abecedario de una obsesión.Aicha Dark.



El abecedario de una obsesión.



Como cada día la inspiración se marchaba sin más. Stefan intentaba día tras día escribir aquella novela, aquella obra maestra que le haría despegar y llegar a la cúspide de los grandes escritores. Lo intentaba pero no lo lograba. Frustrado y amargado pasaba las horas delante de la pantalla de su ordenador. Los amigos, su familia y hasta su pareja eran para el algo secundario. Lo principal eran sus letras, daría cualquier cosa por escribir una historia, por estar inspirado y así lo pedía día tras día.

Ese verano todo cambió. Accedió de mala gana al ultimátum lanzado por su novia y decidió acompañarla en esas vacaciones. Playa, mar, agua salada, güiris…..horroroso. El apartamento que habían alquilado era viejo y triste, no le gustaba. Había una estantería con viejos libros. Una mañana decidió que era mejor pasarse el tiempo ojeándolos y leyéndolos antes que estar embadurnado de arena con la piel quemada en una playa atestada de gente.

Y así lo hizo.

Agarró uno de aquellos libros y se sumergió en la lectura. Al ir a dejarlo se cayó a sus pies un cuaderno. Lo recogió del suelo y se fijó en su cubierta oscura y de piel. Pasó las yemas de sus dedos por los grabados dorados que lo recorrían y quedó absolutamente fascinado. Al abrirlo pudo comprobar que en ninguna de sus páginas había nada escrito, aun así las pasó con el cuidado de un coleccionista una tras una hasta el final. Admiró el suave roce de las mismas y el sorprendentemente olor a nuevo que desprendían.

Se había enamorado absolutamente de ese cuaderno.



Decidió usarlo. Poco le importaba que no fuese suyo, lo había encontrado y él era ahora su dueño. Con la llegada de su novia guardó el cuaderno en la mesilla de noche en el dormitorio y se olvidó de él pero no por mucho tiempo.

Esa noche mientras dormía algo se coló en su sueño y lo despertó. Una sombra oscura y fría que le atenazaba y le impelía a despertarse. Cosa que hizo de inmediato, lo primero que sintió fue el frío sudor que recorría su piel y luego fue consciente de la oscuridad que le rodeaba. A su lado su novia parecía dormir plácidamente sin que nada le perturbase. Sin embargo, él si lo sentía. Sentía esa necesidad de salir corriendo e ir a un lugar seguro o de dar la luz y ver qué había allí.

Tanteó en la mesilla para encender la luz y tocó el cajón entreabierto de la mesilla y allí dentro tocó el cuaderno que había cogido unas horas antes de la librería. El cuaderno vibró al contacto de su tacto y lo agarró más firmemente. Le pareció entrever un brillo dorado del mismo aclarando la oscuridad del dormitorio y no pudo resistir más el terror que sentía y dio la luz accionando el interruptor de la lamparita de noche. La luz iluminó tenuemente la habitación. Allí no había nada más que aquel mobiliario espantoso y a su lado su novia. Bajó la vista hasta sus manos que sujetaban firmemente el cuaderno y temeroso contempló como los grabados del cuaderno habían cambiado, era otra la composición la que lo adornaba.

Bajó de la cama con el cuaderno entre sus manos y salió del dormitorio dirigiéndose al salón y allí lo abrió y horrorizado leyó las palabras escritas en tinta que parecía ser sangre que se grabarían en su mente y en su alma: “Escribe tu historia ahora”. Stefan no vaciló ni un momento y cogiendo un bolígrafo empezó a escribir feliz por haber encontrado al fin su inspiración.

Despuntaba el alba cuando Stefan seguía y seguía escribiendo en aquel cuaderno, el bolígrafo se rellenaba mágicamente de tinta y él se encontraba escribiendo como no lo había hecho nunca. Parecía guiado por una mano invisible y nunca más lejos de la realidad.

Su novia se despertó y le fue a buscar, pero Stefan no la hizo ni caso. Unos amigos llamaron por teléfono y Stefan ni se molestó en moverse. Ni siquiera se había vestido, lavado o comido. Su única obsesión era escribir en aquel cuaderno la historia que se le venía a la cabeza y así siguió durante horas y las horas tornaron en días y nadie era capaz de despegar a Stefan de su bolígrafo y su cuaderno. Optaron por dejarle encerrado en ese salón y llamar a un psiquiatra que tampoco logró separar a su paciente de su labor. Ni siquiera la policía empleando la fuerza habían logrado moverle ni un centímetro, Stefan parecía anclado a esa silla por una fuerza invisible.

Llegó un momento en que nadie quería entrar en aquella habitación donde se encontraba Stefan, ni su novia, ni su familia ni sus amigos. Incapaces de hacer algo por él lo dejaron allí solo.

Y entonces llegó el día en todo acabó. Stefan llegó a la última hoja de aquel cuaderno y con letras rojas sanguinolentas puso fin a su historia y a su vida.

Eran las tres de la tarde cuando la novia de Stefan encontró el cuerpo sin vida Su cuerpo se bamboleaba de un lado a otro en el salón.

Stefan se había ahorcado. La novia presa del llanto y del terror ante tal descubrimiento observó que en la mesa aún yacía el cuaderno por el que Stefan se había obsesionado hasta perder la vida. Abrió la tapa y en la primera hoja leyó lo siguiente: “Aquella noche morí y ahora le toca al siguiente. Escribe tu historia ahora”.

¿ FIN? Licencia de Creative Commons
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