domingo, 27 de octubre de 2013

La cazadora y el dolophonos. Capítulo 3. Encuentro 3. Cazadora.




Deimos tenía problemas para refrenar su lujuria, pero entre eso  y una buena pelea, sabía que primero iba la pelea.  Además,  siempre quedaba la adrenalina de una buena matanza y con algo de suerte, ella andaría del mismo humor.

Saboreando la sensación del cuerpo de su guerrera , por ultima vez le guiñó un ojo y se dió la  vuelta.  Suspiró por lo que veía. Era sabido entre los Dark hunters y sus allegados que los daimons ahora se convertían en demonios debido a su alimento gallu.

Sacando su espada se preparó para la batalla. No podía decirle a ella lo que eran pero si podía evitar que la mordieran, no quería tener que quemarle la piel y mucho menos matarla.

Afortunadamente sólo eran cuatro, lo que lo convertía en algo sencillo. No podía hacerlos desaparecer porque sí. No sabría como explicarlo después y borrar la memoria no estaba entre sus poderes.

Uno de los daimons se lanzo hacia él , directo a su cuello. Moviendo su espada lo interceptó antes que siquiera lo tocara,  cortándole la mejilla y parte de la boca. Al segundo,  le pegó una patada en el pecho mientras gritaba eufóricamente tratando de morderlo.

- me gustan las chicas tío - Agarrándolo de su pelo rubio hizo que levantara la cabeza y se la rebanó de un tajo limpio. Luego se acercó al que tenía la cara abierta mientras este se levantaba gritando. Se abalanzó de nuevo contra él. Deimos retrocedió un paso para brindarse apoyo. Agachándose , hizo que su puño se estrellara directo en el boca del estómago doblándolo, por lo que se enderezó y le dió el golpe de gracia mientras aun estaba arrodillado quejándose de sus heridas.



Un ruido seco lo saco de su euforia de sangre. Girando en redondo vio como había otro decapitado pero Janice y el que quedaba,  caían en el sótano clausurado. Y por como habían caído,  la linda chica sería el resorte del cuerpo del daimon.


El dolor de espalda la sacudió pero no podía permitir que la mordiera,  así que no apartó el  agarre del cuello de su atacante. El otro había sido más fácil de matar, se veía que era nuevo e inexperto en las peleas milenarias de Cazadores y daimons,  pero este era material de otro calibre. Este le recordaba a los que salían a las calles cuando las pistolas solo disparaban un tiro y aún años anteriores,  donde las luchas eran verdaderas guerras y a la mar de entretenidas.

En la caída había perdido su pistola y daga , pero todavía tenia el cuchillo de su bota, al menos podría abrirle un lindo tajo en la manzana de adán. Con un golpe seco chocó su rodilla en medio de los genitales del baboso,  lo que el dió tiempo a sacárselo de encima. Parándose del piso,  lo vió retorcerse del dolor pero nunca dejar de mirarla. Estaba listo para la pelea. Un grito la hizo mirar hacia arriba y una espada cayó de la abertura que había echo con su cuerpo. Agarrándola instintivamente vio de reojo que su contrincante estaba demasiado cerca y saltando para poder morderla , por lo que con un giro se corrió , haciendo que se estampase contra la pared.

Levantó la espada y lo decapitó haciendo que su cuerpo cayera arrodillado frente al muro. Jadeante,  retrocedió mirando una silueta iluminada por la luz de la luna.

Vio bajar a Deimos y como miraba el cuerpo mientras avanzaba hacia ella. LE tendió la espada.

-Gracias - Cuando esos ojos intensos se posaron en ella,  la sonrisa maliciosa salió a relucir. En vez de tomar la  espada tomó su mano y tiró de ella ,  haciendo que quedaran  a pocos centímetros de distancia entre los dos . Ella sabía que debería resistirse, eso no estaba bien pero ¿qué importaba? Una pelea siempre era incentivo para poder estar con alguien y este era el caso. Sólo sexo y luego terminaría…era algo que tenían que dejar en claro. Cuando fue a hablar unos labios recubrieron los suyos y olvidó toda orden en su mente



Deimos estaba en la gloria o algo parecido cuando por fin pudo probar esos labios. Era tal como se lo había imaginado. El impulso de esta mujer,  incluso en la intimidad , era arrollador, único, picante…algo impaciente porque sabía que no podía hacer desaparecer su ropa.

Sus manos se deshicieron rápidamente de su abrigo de cuero. Ella se encargó de sacar las armas mientras él seguía con lo que quedaba de ropa,  a veces interrumpiendo el beso pero siempre con una idea fija en la mente, poder tener sexo y averiguar si seria tan bueno como imaginaba. Sus manos recorriendo su estómago, su remera salio volando quién sabe donde.

Su piel era tersa y tenía algunas cicatrices. El sabía lo que significaba llevarlas y tuvo la loca idea de arrancar un par de cabezas al rozarlas con sus dedos. Desechó ese pensamiento en un segundo al ver sus pechos libres, tapados con esa molesta tela a la que llamaban corpiño pero que ahí estaban. Bajando su cabeza desabrochó como pudo la maldita prenda y tomó uno de esos exquisitos y punzantes pezones en sus labios lamiendo y tironeando…sintiendo un tirón en su pelo y su nombre susurrado roncamente. Sólo sirvió de incentivo, se daría un festín con esta mujer y adoraría cada minuto.

Janice no podía respirar, todo estaba pasando demasiado rápido y no quería detenerlo. Hacía mucho tiempo que no había estado  con nadie y lo necesitaba. Necesitaba a esta clase de hombre que la estaba llenando de una locura sensual, una que no había disfrutado en mucho tiempo.

Sacando como pudo su remera , sus manos viajaron por sus hombros y espalda. Tenía que agarrarse a algo al sentir su infernal lengua saboreando sus tensos pezones. Mordiendo su labio,  sintió irregularidades en su espalda, cicatrices .Gimió…era un guerrero. Su cuerpo contaba historias acerca de su vida y era justamente la clase de hombres que le habían vuelto loca…sélo que este tenía todas las cualidades e iba a ser algo duro dejarlo ir.

Gimiendo fuertemente, su cuerpo se sacudió cuando una mano logró desabrochar su pantalón y meterse para acariciar su clítoris .

- Espera…-
no podía respirar, no podía pensar y eso no era común, siempre había podido tener el control de si misma….incluso en el sexo.

- No…no me pares, necesito tenerte…ambos queremos y necesitamos esto - Deimos emitió una orden, una petición…un poco de ambas. No podía permitir que le negara poder tenerla .su olor, sus reacciones y gemidos lo estaban llevando a la locura poco a poco y quería más.

Con sus poderes ayudo a tapar lo que estaba haciendo, Mientras sus manos recorrían su piel desnuda. A medida que ella recorría parte de su cuerpo, la ropa desaparecía hasta que quedaron piel con piel…nada mas que calor y suavidad. La miró a los ojos y con un gruñido de advertencia se arrodilló delante de ella.subió una de sus piernas a su hombro y tomo su centro en su boca, gimiendo por el sabor. sus dedos fueron a su centro , comenzando a moverse dentro y fuera.

Janice emitió un grito ahogado ante la tortura de esa boca. Cuando le había gruñido la había dejado sorprendida se veía tan amenazante, rudo, peligroso que solo hizo que se mojara más. Pero esto, gimió y su mano fue a su pelo, esto era una tortura. Sentía su aliento, su lengua caliente lamiendo cada parte de su clítoris, sus dedos follándola. Solo podía apoyar la cabeza en el pared  y tratar de no caerse . Era demasiado bueno, demasiado intenso. Apretando sus dientes en su labio inferior , evitó gritar fuerte. En vez de eso , salió un gemido largo de sus labios cuando el orgasmo la golpeó sin aviso y sin misericordia, temblando sintió que sus piernas cedían.

Deimos la agarró antes que pudiera caer. Conjurando un colchón en el piso, la bajó con cuidado y la recostó allí. La luna bañaba el lugar, era la única luz que tenían pero de alguna forma eso lo hacia mejor…solo sensaciones y sombras.

Al verla recostada,  se cernió sobre su cuerpo y la penetró lentamente haciendo que ambos gimieran. Era tan apretada y receptiva a sus movimientos que no pudo hacer otra cosa que comenzar a moverse lento pero profundo .
Se tomó su tiempo.
Cuando ambos llegaban al precipicio, se quedaba quieto, los torturaba pero eso solo iba a hacer el final mejor. Ella se quejó gimiendo, lo arañó en la espalda pero nunca con malicia, solo frustración. Hasta que la tercera vez aumento los envites, enterrándose duro y rápido en su interior.

Sintió cuando sus músculos lo aferraron. Bajó su boca a la de ella tragándose el grito, su nombre. Cosa que lo llevo a la liberación en su interior .Siguió moviéndose en medio de los estremecimientos de ambos, siguió disfrutando de su calor, de su pasión mientras ella le aferraba el trasero no queriendo que se separara ,  hasta que ambos exhaustos terminaron.

El quedó encima de ella, sin poder  moverse. Con una sonrisa reconoció que había encontrado a la primer mujer capaz de enloquecerlo y quitarle la energía de una forma tan placentera.

La cazadora no podía moverse, y estaba feliz. Este hombre era excelente amante. Sus manos recorrieron su espalda lentamente. Estaba respirando profundamente, no había conocido a un humano que aguantara tanto.  Generalmente lo hacían una vez y caían dormidos pero él no.

Sentía como volvía a endurecerse en su interior y se mordió el labio, ¿todavía estaba predispuesto?

Moviendo sus caderas sutilmente,  escuchó un gemido y con un solo movimiento,  estaba encima de él. La beso duramente:

- cabálgame -
sus ojos resplandecían en las sombras.

Sonriendo sensualmente comenzó a moverse lento y fácil, provocándolo, dándole el mismo tratamiento que él el había dado. Pero ella lo haría lento, los llevaría poco a poco a la cima hasta que estuviera gimiendo por terminar en su interior.

Sus manos fueron a su pecho mientras se movía, él acaricio sus pezones para luego bajar a sus caderas y mirar como lo follaba.

Arqueando su cuerpo,  llevó sus propias manos a su cuerpo acariciándose los pechos. Una de sus manos subió hasta sus labios y se lamió un dedo sin dejar de observarlo.

El gruñido de él casi hizo  que se corriera.

- No me provoques mujer -
- Sino ¿qué? - ella se inclinó sobre él y lamió sus labios- ¿me azotaras? Mmmm creo que podemos jugar a eso mas tarde - mordisqueó su cuello con sus colmillos. Tenía muchas ganas de morder pero no lo haría…siempre había tenido el control sobre eso y no lo perdería ahora.

Él era un dios, no podía estar tan a merced de una mortal….¡ al demonio! Nadie lo veía y estaba eufórico de estar así. Cada movimiento de sus caderas, sus manos, cada palabra lo llevaba más y más al límite.

De pronto y cuando pensó que debería suplicar,  ella comenzó a moverse más rápido y se inclino besándolo. Sus brazos la pegaron a su cuerpo mientras ambos llegaban al orgasmo, juntos y totalmente satisfechos.

Estremeciéndose, rompió el beso y la miro a los ojos. Lamió sus labios para bajarlo a su cuello dándose vuelta nuevamente.

No había terminado.

Cerniéndose sobre ella nuevamente,  miro a su cuerpo.

Y se congeló. No podía ser, esto no….el arco de Artemisa.

Levantó su vista y la miró.Tenía sentido ahora

- Eres una cazadora…sirviente de Artemisa -
Casi escupió la declaración: No podía haber sido tan estúpido.


Continuara....

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