martes, 22 de octubre de 2013

Despliega tus alas parte 11. Mas que un beso.




                                                               Viene de  parte 10

- ¿ De qué quieres hablar? -

Pregunto Divia a un Tom un tanto inquieto . Y al mismo tiempo  despedía un aura ...que ella no había percibido antes. Su mirada estaba distinta. Mas oscura.El chico se paseó un poco por su habitacion, todo un logro porque era mas bien pequeña . Al final quedó frente a ella,  mirándola. Despedía un aroma que ella no había  olido antes en él, algo...embriagador que le saturó los sentidos . El ángel tenía razón al haber dicho que ella no se había dado cuenta de muchas cosas de Tom.

- De lo que ha pasado antes, Divia. No quiero que pienses que...-

- Tom, yo no quiero pensar nada. Prefiero no hacerlo- Ella se encogió de hombros- Cuando lo hago, la cago y no quiero volver a equivocarme contigo-

El  chico la miraba con los ojos abiertos frunciendo el ceño, como si no estuviera oyendo bien. Se pasó la mano por los mechones de pelo que le caían fuera de la cola de caballo, y preguntó con curiosidad.- ¿ crees que te equivocaste? ¿ porqué? -

Divia  respiró profundamente y no creyó que estando de pie, la conversación  fuese a  mejor.
- Siéntate Tom, creo que es mejor que estemos cómodos y no de pie mirándonos el uno al otro.Me inquietas -

Tom asintió  y echó un vistazo para buscar un lugar en el que sentarse. La silla de Divia estaba llena de ropa amontonada y ella hizo una mueca disculpándose por el desorden. Le señaló  con la mano la cama, invitándolo a sentarse allí . Se sentaron  el uno frente al otro, con las piernas cruzadas ,  después de descalzarse. Inconscientemente, ella  había colocado sus piernas  entre ellos para mantener  una distancia de seguridad . Y él se dió cuenta.

- No voy a lanzarme sobre ti Divia, no te preocupes-

Ella tragó saliva antes de hablar y se armó de valor. Eso era justamente lo que ella  quería y no quería que sucediera. No quiso pensar mas, si tenían que hablar, hablarían.- ¿ Que dirías si te dijera que no me importaría si lo hicieras?-



Tom creyó que de repente se le habían cruzado los cables  o que el vino que había tomado en la cena le había sentado mal o que estaba alucinando porque no podía ser que la misma chica que la semana pasada le había evitado ahora le estuviera dando luz verde. ¿ Qué era lo que había cambiado?

- ¿ Es por lo que viste en el establo? Déjame explicarte por favor...yo....-

Sus miradas se cruzaron.  Todo quedó en silencio. Ella esperaba y él buscaba las mejores palabras para explicarle algo que no tenía sentido. Maldita fuese, ni él mismo sabía porqué lo había hecho. Ninguno abrió la boca ni hizo ademán de hacerlo hasta que Divia hizo algo que hacía raras veces, apartar su mirada .  Tom era demasiado intenso  para ella en ese momento, la hacía sentirse  dubitativa, insegura . ¿ como podía ser aquello posible?. Al bajar los ojos, no vio el brillo en los ojos del chico ni su sonrisa.  Él  tomó aire antes de alargar  su mano  para acariciar la mejilla de la doggen, a lo que ella respondió estremeciéndose al sentir su contacto .Le devolvió otra vez la mirada, intentando  darse valor a sí misma para continuar con aquella conversación sin parecer patética.

- Tom, no quiero explicaciones. Solo quiero saber qué quieres conmigo ahora que tienes a Roberta  y como va a afectar eso a...- se señaló a ella y después a él con el dedo índice- ...nosotros.- La vergüenza y la  inseguridad la estaba matando y minando el valor que había cogido unos segundos antes, pero tenía que hacer la pregunta.- ¿ Te gusta Roberta?-

Tom hizo una mueca y sonrió de lado.- Sí, me gusta Roberta. Es atenta conmigo, es divertida, graciosa...y está dispuesta a todo lo que le pido . No voy a negarlo Divia, no suelo mentir.  Me gusta Roberta.- Afirmó él con contundencia. Ella soltó el aire que incoscientemente había estado reteniendo y asintió con la cabeza intentando controlar el temblor de sus labios. Algo en ese momento se le estaba  empezando a quebrar por dentro.

- entiendo... -Inconscientemente su mirada se perdió pero unos fuertes dedos la obligaron a devolverla a unos  oscuros ojos azules que ahora la estaban sondeando.

- No, no entiendes. Por eso quise venir a hablar  contigo- Cogió su mano y todo el cuerpo de ella se estremeció. Un chisporroteo nació de ese  simple contacto y  la recorrió  asentándose en su vientre, provocándole un calor inesperado.

- Me gusta Roberta,  sí, porque con ella puedo ser yo mismo. Ella es...mierda Divia, no sé como decirte esto sin que cambie tu actitud hacia mi. Hay cosas  de las que  aun no hemos hablado y ...-

Divia entrecerró los ojos  sin entender,  interrumpiéndole. - ¿ Cambiar mi actitud ? ¿porqué debería?-  Algo saltó en su cerebro-  ¿Con ella sí has hablado de ello y sólo la conoces desde esta mañana? - No quería enfadarse, quería tener muy buena onda con él pero hablar de Roberta la exasperaba, mas después de su encontronazo con ella.

- Basta con decir  que ella  me complace en  todo lo que le pido-Tom no estaba a gusto con aquella parte de la conversación  pero tampoco quería negarse a sí mismo.

- Estás hablando de sexo - No espero a que Tom lo confirmara, ella lo daba por sentado-  Pero si solo la conoces hace unas horas ¿ como puedes tener algo así de claro?-

- Porque ya lo ha hecho.No sólo es una chica fácil...es la chica que  necesito. - Tom no dijo mas y a Divia   se le removió el estómago de mala manera con aquella afirmación. Incluso se molestó un poco.

- Mira Tom, no me seas cafre, ¿vale? Dime simplemente que te gusta y que folla contigo cuando tu quieres.  - Oh yeah, ya  había perdido los nervios y dejado salir la Divia de siempre. Tom  solo se encogió de hombros y no se molestó en negarlo.

- Es una forma de decirlo. Pero  esa no  es la cuestión, la cuestión es  que me gustáis las dos.Y tu  me gustas mucho Divia, mucho mas que ella. Contigo conecto a muchos  niveles. Con ella es  sólo sexo -

 Aunque solo fuera un segundo, a ella le pareció ver las mejillas de Tom rojas, pero  no, debían ser sus ganas de que él estuviera  pasando tan mal rato como ella en ese preciso momento. Se le prendió  algo en el pecho  y  juraría que  eso fue  un atisbo de esperanza.Esperanza para ella.

- Tu no sabes como es conmigo a ...ese nivel.- No sabía hacia donde iba a  derivar esa conversación pero sí sabía que no iba a rendirse  sin haber intentando al menos algo. Lo que fuese. - Lo único que has probado de mi ha sido...lo de antes, en la puerta.-

El  macho se pasó  la mano por el pelo y provocó que mas mechones se le soltaran de la cuerda de piel con la que llevaba recogido el cabello.

- Joder, lo sé...por eso he venido. Divia, no sé como actuar contigo, lo siento. Me desconciertas totalmente. Normalmente no suelo ser tan idiota  con las chicas, sé lo que quiero y voy a por ello. Pero es que contigo...Divia, no quiero perderte como amiga, pero tampoco quiero que  seas sólo eso. Lo de antes...mierda, eso fue intenso . Muy intenso-

Si, definitivamente el pequeño atisbo de esperanza creció en ella  y casi se salió del pecho ¿o era su corazón que no cabía en él en aquel momento?. Sabía  que tenía que decir algo, lo que fuese .No podía perder aquella pequeña oportunidad que el destino le brindaba en bandeja de plata.

- Creo que me pasa lo mismo que a tí...- respondió ella timidamente.- Cuando te vi hoy con ella, se me hizo un nudo aquí que no puedo explicar.- Se señaló el pecho-  Me dolió horrores. Eres mi amigo, pero no se sintió como sólo amistad. Y el beso...el beso fue...-

Tom se quedó en silencio, y Divia se imaginó que el cerebro del chaval debía estar  dándole vueltas al asunto sin dejar de mirarla como si le hubieran salido  tres cabezas. De repente, su expresión cambió,  el asombro dejó  paso a una  enigmática sonrisa y  una seguridad arrolladora.

- Ven aquí Divia -

Invitó y ordenó al mismo tiempo. No le dió tiempo a ella a reaccionar ni a pensar como cumplir su demanda.  Tom extendió sus brazos para alcanzarla, posó sus manos sobre sus rodillas , separó  sus piernas cruzadas,  la agarró por  debajo y tiró  del cuerpo femenino hasta colocarlo a horcajadas sobre el suyo. Las piernas de Divia, alrededor de las caderas masculinas,  podían sentir el calor que emanaba del cuerpo del doggen. También podía sentir en su propio pecho el  corazón masculino  latiendo  fuerte,  casi tan rápido como el suyo. Sus pechos se endurecieron al notar  la dureza de su torso, incluso encima de la camiseta que él llevaba. La sensación fue tan desconcertante que ella se sobresaltó y ahogó  un grito.  Tom  irradiaba una  seguridad  contagiosa. Tom acunó su cara con las dos manos  y deslizó sus pulgares por la piel de sus mejillas.

- No tienes ni idea de lo que me provocas-

 ¡ Por Dios! Una ola que nació del lugar donde Tom la estaba tocando , atravesó todo su cuerpo , asentándose en la ingle.  Por no decir como sentía  la mirada azul del macho en el alma, si es que era verdad que tenía una. Tom no la estaba mirando, la estaba marcando a fuego sólo con sus ojos.Toda la seguridad en sí misma se fue a paseo   cuando él posó sus labios sobre los suyos  y la besó dulcemente. No fue  como el beso anterior robado en el porche, esta vez Tom no se dedicó a saquearla. Se dedicó a saborearla , recorriendo con su boca y su lengua,  todo lo que  encontraba a su paso.

Pero algo se disparó en el cerebro de la chica, incluso en medio de una oleada de hormonas, su cerebro siempre encontraba la manera de  pedir paso. Se separó  abruptamente  de él , respirando como si hubiera corrido diez kilómetros y con el cuerpo temblándole.

- Tom... yo...yo no comparto. Si haces esto...solo soy yo. No pienso dejar que te acerques a Roberta ni a ninguna otra.-

A él se le iluminó el rostro.- Y yo perdiendo el tiempo durante una semana y   lo  único que tenía que hacer  era  ponerte  sobre mi regazo y besarte. Si lo llego a saber  me hubiera ido al establo con otra chica  antes ...- él  bromeó pero  a ella la broma no le hizo mucha gracia.

-¡ No bromees con eso  Tom ! - Le reprendió  dándole un manotazo en el hombro. El respondió  riendo y atrapando sus labios de nuevo y colocando sus manos en sus glúteos, apretándolos con ganas.

No supo como, pero en unos segundos ella ya estaba aferrada a su cuello, rodeándolo con sus brazos, como si no quisiera dejarlo escapar, frotando su dolorido cuerpo contra el del chico . Pero le pasaban tantas cosas por la cabeza que alguna tenía que decir, y para ello tenía que abandonar sus labios en algún que otro momento aunque no quisiera hacerlo.

- No sé que siento por ti Tom, la verdad...estoy tan confusa- Apenas podía hablar y respirar con esos labios avasalladores dejándola sin sentido.  Alitas sabía besar, pero Tom también.Ahora entendía aporque la rubita había caido en los brazos del chico en sólo unas horas.

Su mente hizo un pequeño impas mientras era besada.

Roberta.
Alitas.

Desechó cualquier pensamiento hacia Roberta. No valía la pena. Pero Alitas era otra cosa. Alitas era su amor platónico, el macho por el que suspiraba en sus sueños. Pero  Alitas no quería nada con ella, de hecho él la había lanzado a los brazos de Tom practicamente y era un ser tan alejado de ella románticamente hablando como la galaxia de Orión. Tom era él que estaba con ella en ese preciso momento y en su interior supo por fin que hacer. El chico también tenía cosas que decir. 

-Joder Divia, yo no quiero ser sólo tu amigo...- Respondió  él, casi  con un gruñido. Ella sonrió.

- Lo sé.- La sonrisita esta vez se la dedicó ella a él -  Creo que no dejo que mis amigos me toquen el culo de esa manera- El se separó   para mirarla mejor  a los ojos.

- ¿Crees? No quiero que creas, quiero que  sepas. Quiero que tengas bien claro si quieres esto  o no- La acercó mas a su cuerpo y susurró ronco en sus labios. -  Quiero seducirte Divia...quiero que olvides lo de esta tarde y que cambies esos recuerdos por los que creemos juntos-

Ella sonrió divertida y enarcó  una ceja  al preguntar retándole-  ¿Crees que puede seducirme así como así? 

- Soy muy bueno en eso, si.  - la sonrisa de suficiencia del chico la dejó desarmada.- Pero no lo sé...y  me muero por intentarlo.- Una escueta respuesta para todo un listado de cosas  que tenía en mente.

Tom se mordió el labio para no soltar ninguna burrada. La sangre le estaba hirviendo en sus venas y solo quería dejar su lado salvaje desatado. Controlarse le estaba costando toda su autodisciplina.
- Creo que nunca ninguna chica me ha respondido tan rápido como tu sin tener que desplegar mis....encantos especiales. Ni siquiera Roberta.-

Divia se mordió los labios y entrecerró los ojos molesta.- No hables de  Roberta  u otras mujeres si estás intentando seducirme, vas a mandar mi líbido a paseo. Y aun no me has respondido a lo de no compartir. Si estás conmigo no estás con nadie mas.- El apretó con mas fuerza sus glúteos y la hizo gemir de excitación.

- Si decides estar conmigo no habrá ninguna otra a menos que tu quieras . - Ella se quedo estupefacta. ¿ que quería decir con eso? Pero el continuó  sin inmutarse apenas con lo que había dicho-  Y ni se te ocurra mandar tu líbido a paseo, la necesito bien activa - Y  ella abrió los ojos como platos jadeando  cuando sintió  los dedos de Tom en la pretina de sus pantalones.El se dió cuenta enseguida de la reacción femenina.

-  ¿Voy demasiado deprisa?-  Preguntó el chico deteniéndose.

Ella iba a decir que sí...pero entonces recordó que una semana antes  ella se lo había  intentando montar   como una golfa en un reservado de un club con un tipo  al que no había visto nunca  y que  su virginidad hacia muchos años que se había perdido en Londres. No es que ella fuera una ninfómana pero siempre había tenido algún novio o amigo especial  con el que practicar sexo regularmente.  Era desde que estaba en el nuevo mundo que parecía una monja de clausura humana. Y también recordó a Roberta en el pasillo diciéndole que Tom era suyo.

Respiró profundamente. No había nada que la incetivara  mas que un  reto , los desafíos y las  posibles victorias sobre rivales pagados de sí mismos. 

Algo hizo click en ella.

Oh si, Tom iba  a ser suyo esa misma noche y Roberta solo sería un mal recuerdo para el chaval.
¿ Que todo esto era porque  el ángel la había  dejado hiperhormonada  y excitada? Podía ser pero lo  dudaba ,  pero esa noche iba a matar la maldita inquietud  que burbujeaba entre sus piernas desde hacía meses.

Le respondió soltándole el pelo  y levantándole la camiseta por los hombros .Tenía miedo de mostrarse demasiado fogosa y que él pensara que era tan  fácil como Roberta. Oh Dios, claro que lo era. Estaba desnudando a Tom cuando le había visto por la mañana follándose a la rubia de bote. Pero  le dio igual.  En esos momentos quería a  Tom y lo quería bien cerca.

Se quedó sin aliento cuando vio al doggen medio desnudo. La ropa no le hacía justicia porque lo de Tom era un cuerpo con mayúsculas. Ella sabía  que era fuerte y ancho de hombros, eso se veía a la legua,  pero no había tenido el placer de contemplarle como lo estaba haciendo ahora. La punta de los dedos le picaba  por tocar aquel amplio pecho  y ese abdomen esculpido en músculo.

Sintió chispas cuando sus dedos rozaron la piel del pecho de Tom y él gimió . Era suave, duro...sin pelo como los vampiros a los que servían y no supo si eso la excitaba o no. Estaba acostumbrada a los humanos y todos ellos tenían un vello de lo mas estimulante.  Daba igual a lo que estuviera ella acostumbrada, Tom era hermoso y bello. Endemoniadamente hermoso porque su cuerpo emanaba algo que ella no podía explicar. Deseo y oscuridad. Y una luz extraña.  Y no era un ángel así que no iba a sentirse rechazada, de hecho el enorme bulto debajo de su culo le estaba  confirmando bien eso.

Cuando sintió que su propia camiseta era levantada para ser retirada, ella se mordió el  labio  y levantó los brazos dejándose llevar por unas manos  que  de lo mas  ágiles y expertas.

Sentada a horcajadas , no había mucho lugar  donde mostrarse recatada .Además, quería todo aquello que estaba pasando. No quiso perderse  la imagen de un Tom contemplándola y comiéndosela con los ojos mientras la observaba incluso con el sujetador cubriendo aún  ahora  sus  pesados pechos.  Oh sí, el macho había conseguido  que el cuerpo de Divia estuviera tan cargado de tensión  sexual que todas sus zonas erógenas ya estaba doliéndole de necesidad.

Gimió cuando las  manos del chico se deslizaron por su piel,  desde su cuello por el valle de sus senos, acariciándola, preso de una tensión bien palpable. Ella echó la cabeza hacia atrás disfrutando de aquella caricia tan erótica. Soltó un chillido de protesta  nada convincente  cuando  su sujetador fue apartado  y su  boca  apresó  su pezón derecho. Cuando miró casi estalló en llamas al verle y sentirle chupar y lamer su sonrosada protuberancia ahora al aire libre , con  el resto de su pecho desbordándose por el borde del sujetador. Tom empujaba y manoseaba con su otra mano el  otro pecho y lo hacía gloriosamente bien.

Estaba resultando todo un experto en conseguir excitarla , ¿ porque narices lo había mantenido alejada de él durante toda una semana?   En esos momentos podía sentirlo, verlo,  olerlo y eso la  llenaba de una satisfacción femenina que nunca había experimentado. Ella quería sentirle completamente sobre su piel, sus manos sobre sus pechos, tocándola completamente.

Pareció  que él le había leído  el pensamiento,  porque en un segundo sintió  dos manos en su espalda, y su sujetador lanzado al suelo  sin contemplaciones. Cuando el aire de la habitación dio de lleno sobre su piel desnuda, sus pezones se erizaron en respuesta ¿o fue por que estaba a punto de llegar al primer orgasmo de su vida  medio vestida?. El macho gruñó ante su reacción.

- Dios Divia... quiero lamerte entera-

El cerebro de la hembra se cortocircuitó cuando su boca volvió a asaltar sus pezones. Su piel  respondió enseguida mandando señales eléctricas hacia el centro de su vientre. El palpitar de sus venas resonaba como un cañón en sus oídos y estaba sintiendo como su cuerpo se estaba elevando hacia arriba...hacia arriba. ¿ era posible tener un orgasmo sólo con alguien  sobando y manoseándole los pechos, mejor dicho, con Un Tom sorprendentemente experto haciéndolo?  La respuesta  llegó como un obús.

Estalló en un increíble oleada de placer  que la dejó jadeando y dolorida como el infierno, con sus dedos clavados en los hombros del macho.Estaba segura que le había dejado marca de la presión que había ejercido. Su piel se había vuelto mas caliente y en su abdomen chisporroteaban aun pequeñas estrellitas nerviosas.

Por Dios bendito,ella quería algo mas de él , algo que sabía  necesitaba. No era sólo sexo, era algo mas profundo. El tenía algo que le pertenecía y ella lo quería. Se sintió infinitamente posesiva hacia aquel chico   que  la miraba en ese momento  como un halcón miraba a un ratón.


Tom sentía  a punto de morir de dolor testicular. Debajo de sus pantalones estaba todo a punto de reventar,  y  su famoso autocontrol estaba a punto de sufrir el primer golpe de revés de su vida. La tensión  tiraba de su entrepierna como una cabrona. El orgasmo prematuro de la chica lo había dejado a las puertas del suyo, con un sentimiento de satisfacción genuino difícil de explicar. Se había corrido con tan solo chuparle los pechos y  no quería ni imaginar que podía suceder cuando pudiera llegar hasta su sexo. Él era muy bueno complaciendo a sus amantes, pero Divia respondía de forma instintiva a él.

Tragó saliva y se obligó a respirar un par de veces. Tenía que hacer algo, porque su cerbro iba a freírse de un momento a otro con toda sangre burbujeándole en las venas Pero no quería asustar a la chica, tenía que mantener su  famoso control ferrero.  Además, algo en su interior quería tener a Divia  como las personas normales ...quería ser normal por una vez en su vida.

Sus manos cobraron vida propia y volvieron al botón de los pantalones de la chica. No sabía porqué pero estaba siendo de lo mas torpe al no conseguir  ganarle la batalla al jodido botón de unos jodidos tejanos de lo mas normalitos.

- ¡ Santa mierda!¡  Odio los pantalones! - Ella soltó una risita y  él se deleitó con la sensación  de la  chica  medio desnuda, frotándose contra  él . Una parte de él mismo salió a la superficie- A  partir de ahora llevarás falda cuando estés conmigo- la voz salió ronca ,mientras luchaba con el botón de sus tejanos.

Ella respingó .  A Divia, aquello podía haberla excitado, de hecho lo hizo, sintió como sus bragas se mojaban mas  ...pero  su carácter no iba a dejar pasar eso por alto.

- ¿ Como? - Lo separó de un empujón hacia atrás con sus manos  para estudiar detenidamente su rostro .Estaba excitada, sintiendo otro maldito orgasmo crecer en ella,  pero aun no esta idiotizada.

El ladeó su  sonrisa ganándole por fin la batalla al dichoso botón-  ¿ No te gustan las faldas?-  Preguntó sin mas. ¡Oh Dios! La forma de decir aquella frase, teñida en deseo,  con  una seguridad que asustaba, la hizo  temblar  de cabeza a los pies . Pero la Divia racional , agazapada detrás de la golfa que disfrutaba  de las atenciones de  Tom, fue la que tomó la palabra.

- No, no me gusta llevar falda. No es cómoda- Respiraba con dificultad a pesar de estar intentando establecer un  diálogo en medio de una asalto sexual de los mejores de su vida.

-  Los pantalones no son prácticos.- Determinó él con una mueca plagada de lujuria-  Me gusta disfrutar de lo que es mío cuando quiera. Si llevas pantalones tengo  que contentarme solo con  meterte mano debajo de la camiseta. Debajo de un  vestido o una falda  todo tu cuerpo está dispobible para mi  donde a mi me plazca-

Era oficial, Tom había convertido su bajo vientre en un volcán en erupción con aquella frase sacada de una maldita película erótica .

- ¡Tom! - Ahí de nuevo la racional Divia dando por saco. ¿ Era ese el encantador chico con el que ella había estado  compartiendo una maravillosa semana? ¿ De donde salía aquella especie de macho alfa  adicto al sexo?.- ¿ No crees que vas demasiado deprisa ? Tu y yo aun no somos...-

- Pero lo seremos, querida.Pienso convencerte de ello esta noche. Esto sólo han sido los preliminares...-

Continuara...


No hay comentarios:

Publicar un comentario