domingo, 22 de diciembre de 2013

Despliega tus alas. Capítulo 20. Una simple cita.


Días después

Lassiter estaba hecho una furia, sobre todo consigo mismo ¿ Porqué tal estado de nervios? La culpa era de Tom y solo de Tom ¿ Verdad?
Bah, ¿a quien quería engañar? la petición de Tom había sido de lo mas normalita considerando que  Divia era su pupila , y después de su conversación en el jardín, Tom estaba mas pendiente que nunca de la seguridad de la muchacha.

Que le hubiera pedido que cuidara de la chica era algo de lo mas normal.¿ o no?

Avanzó  por los pasillos que le llevaban hasta el centro médico  con grandes zancadas  y casi barrió a un pobre doggen que estaba fregando  el suelo  cuando pasó a su lado. Se disculpó mentalmente pero el macho no pudo oírle,  tampoco le había  visto;  con su especie de mhis ( así le gustaba llamarla a Tohrment) que le hacía invisible a ojos mortales,  era indetectable incluso para Tom que era medio ángel.

Tom le había hecho una buena jugada sin saberlo. Había tenido que partir hacia New Jersey  para arreglar unos asuntos de su familia y realizar  también unas  gestiones administrativas para Fritz e  iba a estar fuera una semana mas o menos.

¿ Era o no era una putada? Para él sí, había intentado esos últimos días  alejarse de la pareja todo lo que le había sido  posible porque notaba como perdía el control cuando estaba cerca . Había  intentado también alejarse de Divia  específicamente porque era una tortura estar cerca de ella.

 No lo había conseguido.



Tenía una voz interna que  no  dejaba de avisarle  que algo no iba del todo bien y se había dado cuenta de que sus  instintos protectores  con Divia  habían crecido.

Con Vishous no se hablaba...otra vez.  No era ninguna novedad. Pero ambos habían jurado al rey en la reunión  que no volverían a atacarse bajo el techo de la casa del rey. Wrath tenía razón en querer preservar a su familia del peligro potencial que eran ellos dos.

No quiero una bombra nuclear bajo mi techo, si no  sabéis convivir juntos, ahí tenéis la puerta. Hay niños y hembras en cinta  que no tienen que pagar vuestras meadas de machos. “

Que Wrath no lo hubiera echado de la mansión ya había sido por intervención de Tohr y de Autumm, mmm y  que gráfico era Wrath cuando quería, pero tenía razón. Si Wrath le echaba, no podría tutelar a Divia...bueno, eso no era del todo cierto. No había ninguna puerta ni ventana que pudiera detenerle, y había burlado a otros mas peligrosos que Wrath en el pasado...pero la tele con cable y las palomitas  dulces de Fritz ya no estarían a su alcance.

Y eso era algo inaceptable.

También estaba el hecho de que si traicionaba  la confianza depositada en él,  podía considerarse despedido de la vida de los vampiros para siempre ¡con lo que le había costado  ganárse esa confianza! Aún recordaba con cariño  aquellos contactos internáuticos iniciales en el que  todos querían matarle. ¡ ah la buena vida de aquellos tiempos!  La realidad era que algunos de los vampiros   habían tocado su corazoncito ,  para qué negarlo, y  no quería que desaparecieran de su  actual vida.

Sin darse cuenta , llegó justo frente al umbral de  la puerta del centro médico, y  se detuvo. Apretó  con fuerza la cesta del almuerzo que llevaba en la mano, tragando saliva.

¿ Nervioso él? ¿ Desde cuando?

Madre de Dios, estaba transpirando como un maldito adolescente ante una primera cita … eso era de lo mas ridículo. Pero que Divia hubiera aceptado almorzar con él en el jardín sustituyendo a Tom ...pues sí, le hacia sentirse como un adolescente.  ¡Por Dios! Que el conocía a Divia desde hacía tiempo, y  ya habían almorzado otras veces juntos. ¿ qué era distinto esta vez ?

 Se rió de su propia idiotez.

Todo era diferente .

Saber que Divia era Ella, lo había cambiado  todo. La pena era  que no le recordaba... no tenía ni un sólo recuerdo de su vida anterior . Eso no era algo nuevo para él, la reencarnación llevaba  eso intrínseco pero no le jodía menos porque fuera una ley universal establecida hacía  eones.

Y  estaba el hecho de que estaba con Tom.

Bah, si seguía dándole vueltas al tema iba a estallarle la cabeza . Mejor no pensar mas en ello  y entrar en el centro médico de una maldita vez.

Al principio no la vió,   escaneando con la mirada el lugar. No había nadie a la vista ¿ No habían quedado a las doce?

- ¡Estoy aquí!- dijo una voz femenina desde debajo de una camilla cubierta con una sabana que llegaba hasta el suelo. Con razón no la había visto.

De  entre los pliegues de las faldas de la camilla,  apareció una cabeza morena y después el cuerpo de Divia  gateando , enfundado en un pijama quirúrgico de color verde. Él se agachó para tenderle una mano y ayudarla a salir de allí debajo.

Cuando la tuvo de pie , enfrente, no pudo evitar reírse por   el aspecto desaliñado de la doggen. El pelo se le había soltado de la cola de caballo en la que lo había sujetado y la ropa estaba bastante arrugada.  . Ella sopló  para apartar el pelo de su cara y él se sonrió.

- ¿Que estabas haciendo ahí abajo? - ella se dio unos cuantos manotazos al uniforme para eliminar la suciedad .

- Rescatar las agujas que se me han caído de la bandeja antes.- El fastidio  con el que habló le hizo mas gracia al ángel y elevó la comisura del labio . - No te rías Alitas,  un sanador no puede ser así de torpe. Me he asustado cuando  Payne ha venido a buscar un ungüento dando feroces  gritos  y todo se me ha caído. -  Esa vampira  a veces estaba tan loca como parecía. - Y encima me he pillado la mano con la bisagra de la pata metálica. De verdad ¡  hoy no es mi día! - Divia  sacudió la mano derecha  con fuerza como si eso fuese a quitarle el dolor.

Parecía una niña quejándose por una muñeca rota.  El corazón se le calentó ante aquel espectáculo tan femenino y cuando se dio cuenta, tenía y  la mano de la chica entre las suyas y la miraba de forma  fraternal  - ¿ donde te duele, Divia?-  Inspeccionó  la mano de la doggen masajeando suavemente los tendones de los dedos, y no se dio cuenta de como ella contenía el aliento .

- ¿ te hago daño?- Insistió en la zona de la palma de la mano. La piel era  suave y tibia.

- no, no....al contrario.  ¡ Dios, debes dar unos masajes increíbles !-  Ella le miraba  fascinada.  - Tienes un toque maravilloso...-  soltó su mano.

- Lo sé, soy un dechado de virtudes –  respondio él levantando las cejas de forma seductora.

Ella apartó la mano de forma rápida como si aquello le hubiera dado en algún resorte escondido. Él le dedicó una de sus típicas sonrisas porque lo último que  quería era  incomodarla.

- ¿ Has terminado  o te ayudo en algo? He traído un suculento almuerzo preparado por el mejor chef del mundo doggen...Celia.  Y creo que se merece ser disfrutado con tiempo en medio de la maravilla de la naturaleza.-

Divia rió acercándose hasta el aparador y dejar todo ordenado.- Es un excelente plan. Sí, he terminado, sólo estaba dando una última pasada para ver si me había dejado algo en el suelo. No quiero que nadie se haga daño por mi torpeza.

- No lo harán. - La tranquilizó escudriñando el suelo y no encontrando nada – No hay nada. ¿ Nos vamos? - Le tendió el brazo de forma caballerosa  y el  cuerpo femenino se colgó de él como hacían las damas  de antes - Por supuesto Caballero Lassiter. Sera un honor acompañarle en este maravilloso día-

Lassiter rió y campanillas sonaron en la habitación.

 - Si que es  un día maravilloso bella doncella, el sol palidecerá ante la  belleza  de tan noble dama.-

Divia  se sonrojó divertida  mientras salían del centro médico y le sonrió al ángel como una boba.

Si, iba a ser un almuerzo divertido

Continuará....

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