domingo, 10 de noviembre de 2013

La cazadora y el Dolophomos. Capítulo 5. Culminación del Deseo.





Janice estaba en la cocina preparando un sándwich.

Había estado teniendo sexo con Deimos toda la madrugada y parte del día. Ahora eran las cinco de la tarde y  se había despertado con hambre.  Al ver a su amante dormido,  se había levantado silenciosamente y mientras ponía el fiambre en el pan, estaba pensando. Nunca se había imaginado que el sexo podía ser tan brutal, salvaje y a la vez espectacular. Era cierto que había probado muchísimas cosas a lo largo de su existencia pero este Dios la había dado vuelta y enseñado cosas que la hicieron volar una y otra vez.

Guardando las cosas en la heladera sintió una presencia detrás, pero el olor y las manos que se posaron en su cintura la hicieron sonreír:

- pensé que estabas dormido -

Deimos había sentido entre sueños cuando Janice se levantó. Decidió quedarse y esperarla pero a los minutos temió que ya se hubiera ido por lo que se levantó y comenzó a seguir su presencia para terminar en la cocina con una vista espectacular. Ella estaba inclinada sobre la heladera con su remera puesta por lo que dejaba ver su perfecto y desnudo trasero. Acercándose,  puso sus manos en su cintura y pego su cadera a su trasero.

Sonriendo besó su cuello cuando se enderezo



- Estaba, bien utilizada la palabra preciosa – Dándole la  vuelta,  la sentó encima de la mesada  recreándose con su espectacular cuerpo. Sus manos se movieron lentas desde sus gemelos subiendo a sus muslos y pasando de largo hacia su cintura para bajar nuevamente mientras veía lo que ella estaba preparando. Frunció el ceño

- ¿tienes hambre? -Ella asintió distraída. Se maldijo a sí mismo, como Dios no necesitaba comer pero ella no lo era aunque fuera inmortal, su cuerpo demandaba alimento.

- Deberías haberme dicho que tenías hambre Jan -

Eso la tomó desprevenida Lo notaba algo molesto pero a la vez amable. Nunca los demás  se habían preocupado por si ella pudiera tener hambre o frío. El hecho de que fuera  un dios olímpico el que lo hiciera la desconcertaba;  por naturaleza eran egoístas…pero él no era así, por lo menos no con ella y  no en este momento.

- No te preocupes Deimos, además estaba demasiado distraída como para hacerle caso a mi estómago - Eso lo hizo sonreír malvadamente, la clase de sonrisa que ella disfrutaba.

Sus manos acariciando sus piernas le estaban robando la cordura; las abrió y dejó que se acomodara en medio de su centro y con un gemido comprobó que estaba excitado nuevamente.

El teléfono eligió sonar en ese momento. Suspirando,  alargó la mano y tomó el que estaba en la cocina. Podría rechazar la llamada pero no quería levantar sospechas y que nadie se apareciera en la casa

- Hola -

- Hola preciosura ¿cómo estás en esta tarde aburrida? - Janice sonrió al escuchar la voz de su compañero y amigo Jean Luc.

- Estoy muy bien ,pirata. Te preguntaría como estás pero ya me lo aclaraste- . Se mordió  el labio inferior al notar el movimiento de las caderas de Deimos contra su intimidad

Escuchó el bufido del otro lado de la línea

- Se me fue el sueño y en la página de cazadores no hay nada interesante…sin mencionar que los vagos andan durmiendo todavía - Bueno,  ella estaba despierta por otras cuestiones y para nada aburrida.

Mirando a Deimos le puso una mano en el pecho pidiéndole que parara pero él solo sonrió y negó mientras conducía su erección lentamente hacia su vagina.  No pudiendo evitarlo,  acercó su boca al hombro del dios y mordió para no gemir.  Sonrió al sentir la sacudida que él dio.

- Dime que al menos tu tienes algo interesante que contar - la voz de Jean la trajo un poco de vuelta a la realidad

- La verdad , no pirata - trató de disimular la ronquera de su voz -Sólo lo que Sin informó, algún daimon que se sirvió gallú de cena y que  cada dos por tres te puedes encontrar alguno - el lento vaivén de Deimos estaba haciendo que perdiera el hilo de sus pensamientos.

Tenia que admitirlo aunque fuera  para él mismo, cuando escucho la voz grave de un hombre del otro lado del auricular, sintió ganas de localizarlo y hacerle unas cuantas cositas, incluida la falta de un órgano especial para que no se acercara a la amazonas.  Cuando ella le habló con tanta naturalidad fue peor por lo que no pudo evitar hacer lo que estaba haciendo, de alguna forma la  estaba marcando inconscientemente. Le recordaba quien la había hecho gritar y disfrutar tantas veces. Y seguía haciéndolo.  Ella era muy receptiva a él, ardía cada vez que la tocaba y aprovecharía eso hasta el ultimo minuto.

Como quería, ella tuvo que cortar rápido con su amiguito para poder terminar con lo que estaban haciendo

- Deimos…eres…un…incorregible - ella jadeó cada palabra

- Lo sé…y te encanta -  su voz salió enronquecida mientras comenzaba a moverse cada vez más rápido contra sus caderas. Estaban unidos en sus cuerpos, sabía que le quedaba poco tiempo por lo que la miró y no abandonó su rostro hasta que ambos llegaron al orgasmo.



Jadeante pero saciada Janice sonrió mientras lamía la mordida que le había hecho en el hombro.

Se sintió levantada y enredo instintivamente sus piernas a su fuerte cintura

- ¿qué estas haciendo? - Trató de alcanza el sándwich pero ya estaba siendo llevada a las escaleras

- Te voy a enseñar que tan divertido es jugar con la comida en la cama,  amazona -

En un instante estaba de nuevo en su habitación y depositada suavemente en su cama con una bandeja de frutas, fiambres, jugos y muchísimas cosas más a su lado. Asombrada lo miró.

Deimos se puso unos pantalones holgados negros pero nada más, por educación y por abstenerse un poco de no tocarla y que comiera. Miró la cara de sorpresa de Janice y dedujo que nadie había sido así con ella alguna vez, lo cual era una vergüenza.

Tomando un poco de paleta lo puso sobre una tostada y se le ofreció mientras él tomaba algo de frutilla.

Sin decir palabra, comieron cómodamente. Era extraño. Nunca había comido con alguna amante, de hecho no había comido nunca con una mujer a excepciones de sus hermanas en los grandes banquetes del Olimpo , pero esto era distinto; le daba una sensación nueva…íntima. Esa palabra lo impactó, él no era así, no compartía intimidad con nadie, todo era diversión y luego volver a la pelea.

Mirándola mientras ella tomaba algo de jugo,  se dio cuenta que ella  no lo miraba, parecía lejos de aquí pero también sabia que no se arrepentía de lo que habían hecho. Ella era distinta, en todas las horas que estuvieron juntos no había sugerido el seguir viéndose, solo  había disfrutado de  los momentos con él , acatando el hecho de que no podrían verse más.

Janice estaba confundida, no sabía como reaccionar ante esta situación Estaba cómoda con el hecho de tener excelente sexo y luego cada uno tomar su camino pero esto. Una comida en la cama y solos era demasiado intimo, demasiado personal.

Sintió su mano en su mentón obligándola a que lo mirara

- ¿qué pasa amazona? -

Levantando la vista,  se perdió unos minutos en esos ojos. Decidió que no era nada malo poder hacer esto con él .Lo habían pasado demasiado bien y si ambos tenían en claro lo que correspondía,  no podía ser malo ¿no?

- Nada Deimos solo pensaba – sonriendo,  bebió otro poco de jugo hasta que sintió una mano recorrer su pierna desnuda. Cuando se había levantado,  se puso la remera de Deimos porque era más grande y le cubría lo importante pero solo le llegaba hasta debajo del trasero por lo que fácilmente esos dedos pudieron encontrar lo que buscaban. Gimiendo, dejó que acariciaran su centro perezosamente

- Sigue comiendo Janice -

- No puedo si haces eso Deimos – suspirando,  abrió un poco mas las piernas

- si, lo harás…- él se inclinó y  con la otra mano comenzó a darle de comer. Primero hizo que terminara su tostada, luego algo de fruta y por último terminar el jugo que se había servido, todo mientras seguía torturándola lentamente con sus dedos en  su clítoris y vagina.

- Dios o no, si  sigues torturándome , te castro - la amenaza salió como un gemido y escuchó su risa mientras movía sus caderas desesperada.

Deimos estaba excitado y divertido, hacer que ella comiera mientras jugaba  había sido  una excelente idea. Ahora que estaba saciada podrían seguir con el postre.

Haciendo caso omiso a su amenaza se ocupo en que ambos disfrutaran un poco más de buen ejercicio.


Cuando anocheció Janice salió del baño duchada y cambiada.  Deimos la esperaba en el salón.

Cuando llegó a la sala,  lo vio observar curiosamente los dvd´s que tenía.

- ¿quieres alguno?-

Deimos se dio vuelta y le sonrió.

- No, gracias, solo tenia curiosidad por saber que te gusta  -  en ese momento ella hizo un movimiento al guardar un arma entre sus ropas que dejo ver gran parte de su ágil cuerpo. La recorrió lentamente con la mirada

-  estas para comerte-  Riéndose Janice se acercó y le dio un beso lento,  tardándose en terminar de degustarlo, en disfrutar este último momento juntos.

El enredó sus brazos en su cintura manteniéndola cerca mientras la respiraba y degustaba una ultima vez. Nada se había aplacado, al contrario;  quería seguir poseyéndola pero no podía. El tenía trabajo y ella también, pero desear era gratis.

Cuando se separaron,  se desearon lo mejor y cada uno salió a su trabajo, a sus vidas.

Continuará...

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