sábado, 30 de noviembre de 2013

DOS LOBOS, DOS ALMAS, UNA LUNA. MANADA DE LOBOS FURTIVOS. Capitulo 15. De Caza.







Y en procesión te llevan a entregarte a la tierra…
¿Sin que esta te llame?
Y sin ver los pies de la serpiente
Tu alma recorre los caminos homicidas
Para vapulearte más… ves sus rostros
Pero no los puedes delatar
Alma desecada de sangre



 


Capítulo 15 . “De Caza”



Athena sonreía a su pareja, lo vió salir del banco.
Caminaba lento saludando a la gente que cruzaba. Era sociable y la gente lo había adoptado como propio en el poco tiempo que llevaba viviendo con ella en el pueblo.
Sambana llego a ella de dos largos pasos con sus piernas fuertes.
La envolvió en sus brazos y ella estiró su cuello para que él pudiera besarla como tanto le gustaba.



-¡Te extrañé! – le dijo mordiendo el cuello de su hembra, su pareja siempre era receptiva. Era tan feliz.
-¡Mentira! Solo te fuiste hace 15 minutos.- Athena llego a los labios de Samby y lo acercó lamiendo y rozando sus labios sin dejarlo respirar, hasta que el beso se volvió más intenso y alguien chistó. Se soltaron riendo, habían dado un espectáculo.
Sambana la atrajo de nuevo a sus brazos y le murmuro sobre su oído.
-Nunca dudes de lo que te digo, es lo que siento y te extrañe mucho y …te amo.- La volvió a besar, pero esta vez sobre los ojos y la guió dentro.
Como un buen caballero abrió la puerta y él dejó que ella pasara.

Había algo. Sambana se giró y volvió a salir.
Sentía la intranquilidad de Lex, sentía su desesperación, camino dos pasos y salió de la panadería cerrando la puerta tras él.
“¿Qué demonios pasa Lex? ¿Dónde estás hermano?”
El presentimiento se volvió palpable, como una tormenta de verano.
Cuando realmente lo vio, ya era tarde.

La mira estaba en su pecho y golpeo certero. Mientras caía, el segundo atravesó su cuello.
Todo fue rápido. Todo estaba a punto de terminar y sentía a Athena sostenerlo y aulló llamando a su gemelo, pero lo único que salió de su boca fue sangre.


No podía estar pasando, después de tanto dolor, su vida no podía terminar así.

Le costó recuperarse no podía respirar, uno a uno los hilos se estaban cortando.
Su gemelo estaba muriendo.
Aulló y volvió a correr hacia el pueblo
“¡NO!” “NO me dejes ahora”
por primera vez desde que era adulto, Alexias Vladis Alfa de la manada y hermano de Sambana, amigo de la reina de las hadas…lloraba.

Corría y corría hacia su gemelo, con cada paso sus hilos se iban cortando y su cara estaba húmeda, sus lágrimas lo cubrían todo.



No veía sus malditos ojos solo podían desprender agua.
Llegó al pueblo cuando la sangre le llenó la nariz, la sangre de su gemelo.
La mancha negra y coagulada rodeaba a su hermano que era sostenido por su pareja.
-Dámelo.- su voz se rompió mientras abrazaba a su gemelo idéntico.
-No me dejes.- Las lágrimas en sus ojos lo nublaron todo, era un dolor tan grande que lo había anestesiado. Parpadeo, jadeando y gritó sin sentido solo quedaban pocos hilos debía actuar rápido.



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Hidis sintió el llamado, como si la cortara al medio.
El dolor fue tan grande que los elfos y las hadas que la rodeaban cayeron de rodillas.
Todo el sub mundo sintió la agonía del llamado.
Su pecho estaba en carne viva y se materializo frente a Lexy –Lexy.
-¿Que ha pasado Lexy?- Llegó a ver a Sambana agonizando en los brazos de una loba y a Lexy de rodillas.
-Corta mis hilos y únelos a ella, rápido Hidis.- las lágrimas seguían saliendo de sus ojos pero el dolor era tan grande que ya estaba ciego.
-No …Lexy, las cosas….. no funcionan…. así.- Hidis tartamudeaba negando con la cabeza.

Lex se paró y tomo las manos de su amiga por más de un siglo.
-Es mi deseo Hidis, hazlo.- Lex miro sobre el hombro de Hidis y jadeó.
Apeles se acercaba, desnudo, bañado en sangre con un corazón humano en la mano.
Lex se perdió en la vista, cuando se acercó y se arrodilló a sus pies levantando el corazón como regalo a su lobo, Valo quería marcarlo.



-Eres lo más hermoso que vi en mi vida, lamento no haber sabido cómo llegar a ti.- Lex se agachó y rozo con su nariz la mejilla de Apeles.
-Ahora Hidis.- lex sentía que más cerca estaba de Apeles, mas flaqueaba su pedido.
-Él tampoco podrá vivir sin ti.-dijo Hidis.
Lex le sonrió mientras se alejaba de Apeles.
-No, él la tendrá a ella para vivir, soy yo el que no tiene nada que perder. Hazlo.- La reina seelie, La mandataria suprema de todo el trasplano, hizo lo que su amigo le pidió, tomo su mano y cortó sus hilos.

Athena gritó su cuerpo cayó al piso junto a Sambana que ahora volvía a respirar lento, pero constante.
-¡Entrémoslos!- Era Ben que no entendía que pasaba quien daba las órdenes.
La manada entera estaba rodeándolos.
La manada ayudaba a los suyos, acomodaron en la mesa del comedor a Athena y Sambana.
Lloraron por el alfa.




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Apeles tomo la mano flácida de su alfa.
Y su lobo lloriqueó, sabía que Alexias estaba muerto.
Quería que le hablara, siempre lo había querido y nunca lo había hecho.
Tampoco lo había pedido.
Quería saber su historia, que cosas le gustaban y que cosas odiaba.
Si le gustaban las mañanas o las noches.

Su alfa estaba muerto, se había entregado por la felicidad de su propio hermano.
No era justo.
Porque si era la primera vez que quería a alguien ¿este no lo eligió a él?
El karma era una mierda, había vuelto a morderle el culo como la perra que era.
Apeles lloro sobre el pecho de el que nunca conoció.

¿Por qué sentía que su vida también había terminado?
Si esto era estar enamorado, no lo quería y ahora lo sabía con toda seguridad, él tampoco se había dejado conocer, esto también era su culpa.

Desnudo, cubierto de sangre ajena se acostó sobre el cuerpo muerto del que deberia haber sido su compañero.
Nadie que no tuviera lazos de pareja podía sentir el dolor que Apeles estaba sintiendo.
No era un hermano.
No era su amigo.
No era su alfa.


El que había perdido, era su pareja.

Continuará...

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