martes, 12 de noviembre de 2013

Locura Angelical. Capitulo 2. Aceptando el destino.






Su cuerpo sumergido en el de ella, sus largas piernas enredadas en las suyas, esos gloriosos senos que chocaban con su pecho y eran la viva tentación para ser consumidos por su boca, por su lengua.


- Gabriel,...Oh, mi amado Gabriel-


Y esa voz, esa hermosa voz que lo incitaba a continuar, todo su cuerpo era un mar se sensaciones, sensaciones que nunca pensó tener. Toda su eternidad, todas sus vivencias, no lograban ser comparadas con lo que su cuerpo experimentaba en ese momento.


Sus besos eran como miel en su boca y deseaba tener cada gota que estuviera dispuesta a darle. Sus labios sedientos de su piel, viajan por su cuello, su garganta y todo su cuerpo. En ese glorioso momento entendía por que los seres humanos perdían la cabeza por algo como el sexo, aunque esa definición estaba herrada, ella era su amada y como tal le hacía el amor


- Hermosa, eres absolutamente hermosa-




Y así entrando y saliendo de ella, con un ritmo cada vez más fuerte, se entrego al éxtasis, al clímax. Su hermosa Minerva, retorcida de placer bajo su cuerpo, explotó, llevándose a Gabriel en esa mismo explosión. Toda su cordura se perdió y  su cuerpo , sumergido en el más grande los placeres,  encontró la liberación.


Solo que Gabriel no estaba preparado para lo que siguió.  Minerva entregada completamente en su orgasmo enterró sus colmillos en su cuello.


- Vampira,-  recordó.  Ella era una vampiro, y al sentir su primera succión, Gabriel no logro controlar nuevamente su liberación. Era la sensación más exquisita que le consumía. Llenándola, alimentándola, ahora ella era completamente suya, su vampira


Mientras ella dormía en sus brazos, Gabriel acariciaba cada centímetro de su piel, sus brazos, su espalda, su cabello mientras recordaba como se habían dado las cosas.

Recordó el momento en que la vio por primera vez. Su tiempo en la tierra se estaba agotando  y no lograba encontrar aquella criatura  a la cual le concediera el honor de llevar a su hijo.

Hermosas humanas se habían congreagado  a su alrededor pero ninguna inspiraba su deseo y eso lo mantuvo frustrado  mucho tiempo.  Entonces sucedió, asistió a una reunión de la Glymera como un  distinguido artista recién llegado, él cual fue recibido por la élite de esa sociedad. Nunca pensó que encontraría a su Minerva, en la raza de otro de los hijos del Gran Padre.

Pero allí estaba ella, pura, exquisita, inocente, con  una hermosa cabellera rubio rojiza que adornaba una delgada cara de ángel. 

Esa cara la quería  reflejada en su hijo.

Unos maravillosos ojos color miel  lo miraron con deleite y el calor que esa mirada le transmitió se dispersó por su alma , su corazón y su cuerpo. Lindos labios rellenos y rosados eran  la antesala a un cuerpo exquisito, fuerte, atrayente, con  redondos senos que adornaban su pecho. No   grandes, pero tampoco pequeños, envuelto todo en un hermoso vestido de corte imperio color beige, que incitaban a buscar las largas piernas que debían completar tan lindo conjunto.


Seducirla fue sencillo, enamorarla fue encantador, poseerla fue embriagador.Su hijo nacería de ella, su angelical instinto le decía que su hijo, su regalo, llegaría pronto .El destino se había escrito y las consecuencias de su elección ya estaban en marcha, y aceptaba ese destino...lo había aceptado cuando la había besado por primera vez.


Continuará...


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